Capítulo V: La llegada del Profeta
(520 a.C.)
La perdida de Oded
El Sire de Oded, está
nostálgico, da un paseo junto a su chiquillo, ante la luz de la luna iluminando
los barcos del puerto de Tiro, la brisa mece sus cabellos y el frío se
introduce en sus huesos. El cielo clarea y ambos vampiros se embarcan en un
pequeño barquito de pescadores arropados por la bruma que viene del horizonte.
Una vez están a un par de millas de la costa, las luces de Tiro a lo lejos,
observan el inminente amanecer esperando el crepúsculo.
-“Oded, te voy a relatar una historia:
Nunca he sido especialmente afortunado en mi existencia,
tanto humana como inmortal, siempre he tenido la esperanza de formar una
familia, incluso de vampiro. Mi interés por abrazar al humano adecuado se tornó
en obsesión y solo pensaba en inmortalizar al artista que nunca debía morir
para que perpetuara su obra por siempre.
Nunca he tenido talento ni musa que me inspirase y mi
aportación seria sembrar la semilla de la inmortalidad en alguien digno de ser
salvado. Pero mis esperanzas se iban agotando junto con la vida de las personas
a las que amaba, mi mujer, mis hijos, mis familiares, todos habían muerto ya y
sin ellos todo carecía de sentido, me costaba sacar fuerzas para continuar con
mi búsqueda.
Solo me quedaba un rayo de esperanza, un ghoul al que le
tenía especial cariño. Se llamaba Adon, era un Maestro pintor fenicio, nacido
en Tiro, la misma tierra en la que yo nací y me crié.
Adon era un visionario y era capaz de sacar a flote lo
mejor de los artistas que le rodeaban, por eso me valía de él para tomar el
pulso a los imperios emergentes y otear en busca de mi elegido. Con este
cometido envié a Adon a Persia, pasando por Babilonia, donde una familia
acomodada había cedido a su primogénito como aprendiz del Maestro artesano. El
Aprendiz se llamaba Oded, un joven y apuesto judío, el podía ser el elegido.
Adon y Oded viajaron a Persia y aprendieron y ayudaron a
aflorar su arte, en el campo de la pintura, la escultura, la cerámica y las
construcciones. Tuve contacto con Adon hasta que murió por culpa de unas
fiebres, a causa de estar debilitado por la ausencia de mi sangre en su
organismo. Me culpé por su muerte era el último de los que amaba. Mi última
esperanza recaía sobre su aprendiz, el joven Oded.
En sus cartas antes de morir, Adon, me hablaba muy bien
de Oded, su aprendiz, decía que tenía un talento por emerger, lo sentía, pero
que aún no lo había descubierto. ¿Era quien yo tanto había esperado?
Cuando me enteré de la noticia de la muerte de Adon pensé
en Oded el aprendiz, tan solitario en un lugar lejano y con todo su talento
desaprovechado. Así que decidí ir por él a Persia, cuando el destino lo envió
de vuelta a Babilonia, de donde era su familia.
Debía encontrar a Oded y descubrir cuál era su talento y
si era quien había esperado y lo encontré. Guiado únicamente por el ansia de la
bestia lo abracé sin pensar. Y después descubrí que me había equivocado.
Oded trabajaba como torturador para los Babilonios, era
renombrado entre ellos por torturar con destreza a hombres encarcelados,
buscando sus puntos débiles, llevándoles al límite del dolor y sacando de ellos
toda la información valiosa posible. Cuando descubrí su terrible talento caí
horrorizado. Ese gran talento del que su maestro mi querido Adon me contó por
carta, no era la pintura, ni la escultura, ni la construcción, su talento era
la muerte, la agonía, su arte era: la tortura de la carne.
Y yo una vez más, había fracasado, abrazando al mortal
equivocado. Buscaba belleza, pureza, arte para hacer el bien y construir algo,
para hacer que perdurara por los siglos. Y encontré monstruosidad, arte para
hacer el mal, para destruir…
Oded te he dado dos décadas para cambiar, pero no ha sido
posible, cada noche que pasaba más te sumergías en la oscuridad en la que yo he
sido responsable al abrazarte y darte la inmortalidad, perpetuando el mal del
que pretendía huir.
La barca se mece ante
la pareja de Toreadores y justo antes del crepúsculo, el Sire de Oded le dice
con lagrimas de sangre corriendo por sus mejillas:
-“Esto es el fin Oded, no puedo perdonarme haber cometido
este error, es la culminación de algo para lo que no estoy preparado y mi alma
necesita descanso, debo regresar con mis seres amados, o quizás iré al infierno
para pagar por mis pecados, pero nada puede ser peor que seguir aquí, debo descansar…”
Los rayos de luz empiezan a iluminar tímidamente la barca
y a dar de lleno en ambos vampiros, prendiéndolos en llamas mientras perplejos
miran la belleza del amanecer. Y lo último que ve Oded son los ojos llorosos de
sangre de su Sire antes de deshacerse en cenizas al viento del amanecer.
El dolor era imposible de describir, el olor a quemado
perdurará en sus pesadillas, pero sobre todo ese ansia por ver el amanecer
aunque este fuera el causante de su destrucción.
Oded tuvo la fuerza de voluntad de dejar de mirar la
belleza del amanecer y aunque su carne ardía como papel, pudo arrojarse al mar
sujetando un pequeño ancla que le salvó la no-vida.
Sumergido, al borde de la muerte y del sueño el chiquillo
rompió la cuerda que ataba el ancla a la barca y descendió a la oscuridad
mientras se preguntaba ¿Qué ha sucedido? ¿Quién era ese hombre?, solo había
lagunas en sus pensamientos y preguntas sin respuesta.
Al despertar Oded se encontraba en una oscura playa,
afortunadamente era de noche pero aún dolían las heridas agravadas que el fuego
había quemado en su piel la noche anterior. Se refugió en una cueva profunda en
los riscos y se alimentó como pudo de animales que allí moraban.
Han pasado meses desde esa fatídica noche, pero Oded
sigue teniendo amnesia, y no recuerda nada desde su vida de humano en
Babilonia.
Han pasado más de
veinte años y solo recuerda hasta la noche en la que Babilonia fue invadida por
los Persas y estos liberaron al pueblo judío gracias a él y sus compañeros
humanos que valientemente trataron con Ciro el Rey Persa. Su memoria había
eliminado las dos décadas siguientes, en la que debió ser abrazado y enseñado
por su Sire. Las habilidades y las Disciplinas Vampíricas si las recuerda pero
nada de cómo las aprendió, cual fue la relación con su Sire y que había pasado
para acabar en aquella barca en la costa de Tiro aquella fatídica noche en la
que su vinculo de sangre desapareció al viento junto con las cenizas de su
Sire.
Ahora regresaba a Jerusalén con esperanza de comenzar una
nueva vida…
Duelo de miradas
Mediados del 520
a.C., los vampiros neonatos, despiertan en el sótano de su dominio situado al
este bajo las ruinas de la vieja ciudad de Jerusalén. Sus ataúdes fabricados por Benshajar el
Capadocio, no son la forma más cómoda de dormir durante el día pero tienen su
encanto para alguien obsesionado con la muerte.
Meir escucho a
alguien que caminaba arriba, en las ruinas, sus pasos parecían carecer de rumbo
concreto y deambulaba por la zona de la entrada del refugio.
Ben activó su Auspex
y con sus sentidos agudizados escucho el caminar de unas botas de hombre. Al
otro lado Oded descubrió la entrada del refugio y pensó que podría ser un buen
lugar para descansar durante el día e intentó sin éxito abrir la pesada piedra
que hacía de puerta, retocada por Benshajar para que encajase en la entrada,
preparada para que solamente pudiera ser movida por un ser extremadamente
fuerte, como un vampiro con potencia o uno con el poder de la sangre en sus
músculos.
Amara con gran valor,
fue la primera que asomó la cabeza fuera encontrándose con un misterioso hombre
encapuchado que con un palo en la mano miraba la entrada del refugio, ahora
abierta. Ambos cruzaron sus miradas y sus bestias interiores lucharon por salir
y tomar el control de la situación para terminar en un mar de golpes y que
venciera el más fuerte. Pero estos instintos fueron reprimidos y en lugar de un
combate físico se llevó a cabo lo que los vampiros más viejos llaman, “El Duelo
de Miradas”, donde gana el vampiro con más fuerza de voluntad que consiga
doblegar al contrario, que apartará su mirada como muestra de sumisión ante el
más fuerte. Una vieja tradición que ha perdurado durante generaciones como una
habilidad instintiva por todos los vampiros.
En este caso Amara,
exhausta de las primeras noches y con poca voluntad perdió el duelo. Oded hizo
que la Ventrue cayera inconsciente al quedarse sin voluntad. El cuerpo de la
mujer cayó dentro del refugio ante los ojos atónitos de sus compañeros, que veían
como alguien vencía a su líder sin mover un solo musculo.
Sin pensarlo Lazarus
salió y amenazante invocó su espada, que con solo pensar en ella se materializó
en su mano. Una hoja bellísima con un filo brillante y afilado que hacía del
arma una obra maestra forjada por los mejores Maestros y hechizada por poderosos
magos para darla poderes extraordinarios. Fue un regalo de su odioso Sire Elsh,
la espada se llamaba: “Legendaria”,
portada por Lazarus, el Héroe de Judá, chiquillo de Elsh el constructor de
Templos.
Oded se quedó admirando
la belleza de tal arma cual reliquia santa y al ver a Lazarus portándola y
reconocerle a pesar de su aumento sobrenatural de apariencia le dijo: -“¿Lazarus?, Bonita espada, soy Oded”…
Lazarus se abalanzó
sobre Oded y le abrazó con gran júbilo, invitándole súbitamente a entrar al
refugio comunal.
Una vez dentro Oded
explicó su condición de Toreador, pero también dijo que no recordaba nada desde
que eran humanos y se conocieron en Babilonia hace veinte años nada menos.
Se pusieron al día y le
presentaron a Liezer, que era el único que no conocía del grupo de neonatos.
Benshajar había
depositado con cuidado el cuerpo de Amara en su ataúd, el mismo que el
Capadocio había llenado de plumas para que su líder Ventrue durmiera más
cómoda. Dándole palmaditas en la cara la despertó y Amara con mucho genio y aún
con la voluntad mermada por el mal resultado del duelo de miradas. Amara hostil
hacia Oded recrimina a Lazarus que le haya dejado entrar al refugio y el
Toreador le quita hierro diciendo que es Oded, un viejo amigo, ahora de su clan
y que ella también recordará de sus aventuras en Babilonia. Amara enfadada y
cansada con un dolor de cabeza enorme decide cerrar su ataúd y dejar que los
acontecimientos se desarrollen al margen de ella, al menos para calmar su
carácter tras esta difícil situación. Lazarus insiste en que Amara se calme,
que están ante un amigo y que todo ha sido un mal entendido.
Los vampiros charlan
y Oded viendo la extraordinaria apariencia de ángel sobrehumano de Lazarus le
dice que es una musa digno de ser plasmado en un lienzo. Ante la satisfacción
del Toreador por las adulaciones de su compañero de clan Amara sale de su ataúd
más calmada e invita formalmente a Oded a refugiarse en su dominio, tras lo
cual le ponen al día en las situaciones más actuales.
Oded les cuenta su
primer recuerdo cuando ha recobrado la consciencia, y les narra el suicidio de
su Sire en aguas cercanas al puerto de Tiro, capital de Fenicia, reino vecino.
Palabras de esperanza
Benshajar paseando
por el campamento Israelita, escucha claramente como los retornados han conseguido reunir lo
suficiente para levantar un nuevo altar en el lugar del antiguo.
Mientras tanto siente
con temor como la fe aumenta en el asentamiento, expulsándole del lugar por ser
vampiro, una vez más el maligno estaba poniendo a prueba su voluntad.
Zita, la Antigua Ravnos |
La presentación a
Zita
Como antigua del
lugar, Zita dejó claro que las tradiciones deberían respetarse y la
presentación es una de ellas. Para seguirla, deciden aconsejar a Oded que se
presente ante la Ravnos y le acompañarán Lazarus y Amara.
Una vez en su campamento
zíngaro, ven como la vida nocturna iluminada por antorchas y una gran hoguera,
continua para los gitanos. Tras vencer el temor al fuego son escoltados por un
grupo de zíngaros hasta la carreta de Zita.
El poder devastador de la Ravnos emana por todos sus poros, y da la
sensación de ser una Bruja intocable.
Zita en una exigua
presentación, alardea de ser Matusalén Ravnos y de no tener mucho tiempo ya que
esta noche tiene un encuentro con una tribu aliada de hombres lobo. Los personajes
escuchan aullidos y a uno de sus hombres que le habla en su idioma y dice la
palabra “Garou”, que los personajes traducen
como Lupino para ellos u Hombre lobo para los humanos.
Amara le cuestiona
que sea una Ravnos tan bien posicionada y aliada de hombres lobo, legendarios
enemigos de los vampiros. Y Zita explica a la Ventrue que no es una Ravnos al
uso, que proviene de una línea de sangre de Brujas que tienen gran poder y que
cambiaron su Quimerismo, disciplina para engañar con ilusiones, por hechicería
real, maldiciones y brujería que corre
por sus venas como un torrente mágico de poder. Es una gran Bruja con un gran
poder, y acompañando estas palabras tres aullidos se escuchan cerca del
campamento.
Una vez terminada la
presentación donde le pide a Oded que siga las tradiciones, Lazarus le pide a
Zita poder encontrarse con el Assamita, para conocerle, ya que la única vez que
ha estado ante él, la belleza de sus espadas no le dejaron actuar. La Ravnos
responde que ella, no concede audiencia sobre nadie y que si quiere hablar con
Amir, se las ingenie para hacerlo.
Meir decide enviar
una carta al Assamita para quedar y pedirle limpiar su dominio de cadáveres
putrefactos. Uno de sus criados, Admiel el bibliotecario, lleva la carta al dominio de
Amir. Su respuesta, el terror del criado de Meir al ver al Assamita, pensaba
que no vivía para contarlo, y la carta hecha pedazos en su sudorosa mano.
Meir envía a su otra criada
ghoul, una doncella llamada Danna, para que pida, en la zona desfavorecida, domino del
Assamita, llevarse los cadáveres que nadie reclama y se pudren por allí, como
vio el Capadocio en su anterior visita. Nadie le hace caso y vuelve sin
respuesta pero con mala espina por el lugar.
Lazarus envía una
carta a Amir el Assamita, para quedar e intercambiar historias y que éste le
deje ver de nuevo sus bellas espadas. El Toreador no ha recibido respuesta
alguna, algo que ya es una respuesta en sí.
La caza
Lazarus decide ir de
caza y en sigilo en el asentamiento israelita sin llamar la atención en los
sukots colindantes busca algún animal para beber su sangre, y lo hace de una
cabra que tras vaciarla, lamerle las heridas para que estas desaparezcan, arranca su cuerda y lleva su cadáver fuera del
campamento para que no llame la atención de curiosos.
Oded tras observar cazar
a Lazarus, caza igualmente, un camello y hace lo mismo que su compañero, arrojando
a su animal muerto por un terraplén, despeñándolo en la oscuridad de la noche.
Benshajar, el
Capadocio, decide ir al cementerio para hablar con el Nosferatu y llegar a un
acuerdo con él. Tras encontrase con Zadok, éste está interesado en no tener
problemas y el Capadocio le ofrece ayuda para acondicionar y limpiar el
cementerio y mejor. Lo único que le pide a cambio al Nosferatu es poder estar
aquí cuando lo necesite, a lo que Zadok accede si éste le deja intimidad y no
trae a compañeros a su dominio si no es necesario, le gusta la tranquilidad y
el silencio.
Una cobra negra lleva
a Lazarus hasta la tienda de Lotus, la Seguidora de Set. Allí tienen un segundo
encuentro amoroso donde en pleno acto de lujuria ella bebe de la sangre del
Toreador y cuando se muerde la muñeca para ofrece la sangre a Lazarus, este la
rechaza enfriando la situación.
Lotus, rechazada,
pide al héroe judío que se vaya de su dominio y Lazarus abandona su tienda
vistiéndose y recordando el doble vinculo que lo ata a su Sire, no desea más
ataduras de ese tipo, mermarían su capacidad de decisión. Aún así el Toreador
sigue teniendo un vinculo con Lotus y hace que no desee mal alguno hacia su
persona, es más la aprecia. ¿Sentirá ella el mismo sentimiento pero más intenso?
Aparentemente sí, no hay forma de romper un vinculo o que éste no te afecte, o quizás
los Setitas, si puedan romperlo.
Esta duda se la
traslada Lazarus a su compañero Liezer y tras confesarle ciertos secretos sobre
sus vínculos le dice que todo es posible en la magia egipcia, aunque él no sabe
cómo romper el vinculo de sangre si no es con la muerte.
Los personajes
continúan intercambiando impresiones y hablando sobre qué hacer en la
comunidad.
Al Toreador Oded, se
le ha ocurrido algo, organizar un lugar donde los jóvenes aprendan oficios para
el bien de la comunidad, y con este fin decide enviar a su criado un fuerte
ghoul, curtido soldado persa que le acompaña desde siempre, a la zona desfavorecida del Assamita, para
que busque a personas inteligentes o versadas a las que poder dar una segunda
oportunidad en su empresa.
El soldado persa
parte durante el día y regresa a la noche siguiente arrastrándose al refugio de
los personajes. Tiene múltiples huesos rotos, la cabeza abierta, y severas contusiones
internas, no durará mucho, está agonizante y poco antes de perder el
conocimiento pide perdón a su Señor y le dice que un grupo de asesinos le
dieron una paliza a traición. Se desvanece avergonzado ante su Señor Toreador y
tanto Oded como Benshajar intentan salvar su vida, que ha llegado a un punto de
no retorno, en el que ni la sangre de vampiro sirve para salvarlo, ya que no es
consciente para usar esta sangre en su propio beneficio, necesario para
curarse. Ha aguantado tanto por ser un ghoul, cualquier humano normal ya
hubiera expirado, pero la muerte ha elegido llevárselo al otro lado.
Oded al ver que no
hay solución decide hacer una obra de arte con él y ejerce su habilitada de
tortura solo para de hacerle un homenaje antes de morir y practicar su
habilidad con alguien de confianza. Ante la atónita mirada del fiel soldado
persa que nunca se ha apartado de su Señor, muere agónicamente sin entender lo
que sucede, y Oded sonríe despidiéndose de él.
Benshajar tras usar la
Psicometría de su Auspex ve la paliza mortal que le propinan los criminales,
los maleante humanos no han tolerado la presencia de un “soldado” persa
haciendo preguntas en sus dominios.
El Capadocio, como un
animal de carroña, utiliza su cuerpo
para realizar un ritual capadocio aprendido de su Sire, con el cual licua sus
órganos y líquidos internos para convertirlos en una horripilante bebida que
nutre como la sangre pero que sabe a rayos, en propio Benshajar bebe este
asqueroso brebaje subiendo su reserva de sangre para así aprovechar hasta el
máximo el cadáver del soldado persa, ahora chupado como una momia egipcia, que
Benshajar deshace en cenizas con sus habilidades de muerte.
Oded prepara un
lienzo y carboncillo en mano intenta plasmar la imagen de muerte de su fiel
soldado, pero no lo consigue con éxito, todo son bocetos inacabados en los que
no es capaz de plasmar la esencia del miedo de su ghoul, esto frustra y enfada
a Oded que rompe los bocetos con furia.
Respuestas del más
allá
Meir se concentra y
con sus habilidades de médium contacta con su difunta abuela, un espíritu que
le acompaña desde humano. El Capadocio le
pregunta por Zita, la Ravnos y sus peculiares orígenes.
El espíritu de la
abuela de Meir es muy sabio y ella misma fue una bruja en vida, pero no ha oído
hablar de ninguna línea de sangre Ravnos como la que Zita ha descrito, si lo ha
hecho, sin embargo, de las Brujas zíngaras, que basaban sus poderes en la
adivinación y en las maldiciones. Tampoco sabe de la relación de los Ravnos con
los hombres lobo, lo ve improbable pero ve una remota posibilidad. También
alerta a su nieto de que los Ravnos son muy herméticos con sus asuntos y que seguramente haya cientos de cosas sobre
ellos que no se sepan, así que todo es posible. La duda queda sembrada.
El pueblo de Israel
lleva a cabo los rituales, oraciones y sacrificios adecuados sobre el nuevo
altar. Los personajes escuchan los rezos y las oraciones desde su refugio, en
la superficie en plenas ruinas, en el lugar donde se situaba el antiguo Templo
de Salomón. Zona en la que los personajes tienen su refugio. De arriba llega el
olor del altar ardiendo, con alguna ofrenda en su interior.
El miedo se apodera
de Benshajar que aconseja no salir al exterior, por el poder de la fe, que
deduce de lo que le llega con sus sentidos agudizados y se niega a salir. Amara
ordena a Oded que se quede con Benshajar para que no esté solo y deciden ir
ella, Lazarus y Meir.
Valientemente y
haciendo de tripas corazón vencen el terror a la fe y ven el altar en pleno
auge, con fieles orando y sacrificando corderos a Yahweh.
Meir reza, Lazarus
invoca a Legendaria y Amara mantiene la
calma ante la temerosa escena.
Sacrificios al Nuevo Altar |
Meir abatido por la
escena, impotente, llorando sangre y viendo como se apartaba del camino del
cielo, arrodillado, preguntando al Altísimo Señor porqué, y pidiendo a Lazarus
que por favor les ayudase. –“Páralos
Lazarus, páralos” era lo único que Meir decía una y otra vez entre lagrimas
de sangre que brotaban de sus incrédulos ojos.
Los guardias no
acudieron a la defensa del altar, esa noche el mercado nocturno estaba cerrado,
ningún mendigo ni desventurado recorría las inmediaciones del altar aquella
noche para acudir en su ayuda, los nómadas y los gitanos estaban demasiado
lejos del lugar. El gobernador no quiso dar la orden de derramar sangre. Nadie
hizo nada y el altar fue destruido, junto con toda la ilusión con la que se
había construido.
Las antorchas
ardieron, la venganza fue liberada y las horda de locales destruyeron el nuevo
altar por segunda vez, matando a todo el que lo defendió y el proyecto de
reconstrucción se interrumpió de nuevo.
Meir ausente regresa
al refugio junto a sus compañeros pero nunca será el mismo tras esta visión del
infierno, que es incapaz de describir a su compañero Capadocio Benshajar.
Nuevo comienzo
La gente regresó a
sus campos, tratando todavía de sacar adelante exiguos cultivos a partir del
baldío suelo.
Simplemente todavía
no había la energía ni el tiempo adicionales para invertirlos en el proyecto de
construcción de una comunidad.
Liezer el Seguidor de
Set, vuelve al refugio tras estar ausente en sus asuntos y junto con Lazarus la
noche siguiente sale de caza, Liezer transformado en serpiente se alimenta de
una familia dormida, sorbiéndoles un poco de Vitae a cada uno. Lazarus fija su
objetivo, de nuevo, en un par de ovejas amarradas cerca de un sukot, de las que
se deshace una vez ha dado buena cuenta de su sangre y ha ocultado sus
mordiscos.
Meir consternado por
la masacre de la noche anterior, reúne las fuerzas suficientes para ir al lugar
de los crímenes, donde se levantó el nuevo altar. Una vez allí, las marcas de
sangre y los restos del altar dan la desoladora bienvenida al triste Capadocio.
Meir se concentra para usar su habilidad de hablar con el más allá y contacta
con el espíritu de una atormentada victima que no le transmite más que dolor y
desesperación. Nada puede sacar en claro, ya que el espíritu en su nueva
condición está más perdido que el propio Meir.
Mientras Oded y
Benshajar visitan el mercado desierto, que esta noche guarda luto, Amara tras
alimentarse de su rebaño en el campamento, se dirige al asentamiento zíngaro,
para tener una conversación con Zita.
Ésta no se encuentra
en el lugar pero Amara se topa con un carruaje que la lleva hacia su hogar y
Zita invita a subir a Amara. Una vez frente a la Ravnos ciega, su poder abruma
de nuevo a la Ventrue y comienzan a parlamentar.
Amara le pregunta
como afectarán los duros acontecimientos ocurridos a su relación. La Ravnos
explica que se debe respetar la libertad de decisión de los humanos.
Zita decide ir al
grano con la Ventrue, y muy decidida le dice a Amara:
-“Solo hay dos opciones Amara, Trifuscó o Chingaripen, paz
o guerra, en mi idioma. ¿Cuál de ellas vais a elegir? Ambos caminos son
posibles y ambos serán duros de seguir, yo claramente prefiero el de la paz,
pero estoy preparada para el de la guerra.
Si elegís paz significará que aceptareis una serie de condiciones:
- Nunca haréis daño a
los humanos locales.
- Respetareis las
Tradiciones de Caín.
- Formareis parte de un
consejo en el cual yo y Amir, el Assamita estaremos presentes.
- Vosotros los
retornados, deberéis elegir un miembro del consejo para representaros y
lideraros.
- Se acatará lo que el
consejo diga.
- Y se respetarán los
dominios e influencias de vampiros locales y retornados, nunca deberán
invadirse dichos poderes.
Aunque deberemos fijar los términos del acuerdo este será
el punto de partida.
Háblalo con tus compañeros y elegid. Llegado el caso
presentadme a vuestro líder.”
Amara pide dos noches
para exponerlo a su grupo y debatirlo con tiempo para tomar la decisión
adecuada y se despide pensativa.
Los Retornados
quieren GUERRA
Amara de camino al
refugio, pensando se da cuenta de que Zorobabel, el gobernador de Jerusalén es
descendiente de David, al igual que ella misma, según le contó su Sire en
Persia. Atando cabos llega a la conclusión de que Zorobabel es su tío, hermano
de su padre, así que es su único “descendiente” humano. Y con esta idea
rondándole por la cabeza, se reencuentra con sus compañeros y les expone lo
hablado con Zita, la Pura.
Hablan toda la noche
sobre el asunto, y todos tienen opiniones para todos los gustos:
Lazarus, tiene claro
que deberían seguir el camino de la guerra, si golpean primero a los vampiros
locales, tendrán alguna posibilidad de que no se lo esperen y esto les dará
ventaja. El héroe de Israel optaría por ir en parejas a por tres de los
vampiros en una noche y a la siguiente acabar con el resto si fuera necesario,
posiblemente salvaría a la seguidora de Set, ella a priori no tiene por qué dar
problemas si acepta a los nuevos líderes de Jerusalén.
Todos los demás optan
por la vía de la paz, de diferentes formas:
Liezer optaría por observar
al rival para llegado el momento actuar si fuera conveniente.
Benshajar prefiere el
camino de la paz, pero si hiciera falta ser firme con unos paganos podría
emprender el de la guerra, no le resultaría difícil cambiar de parecer si así
Dios lo quiere.
Meir opta claramente
por el camino de la paz, aunque tiene también sus dudas de la bondad de los
locales.
Oded lo tiene claro,
a su parecer Zita lo está haciendo correctamente dejando libertad a los
humanos, cree que un vampiro retornado en su lugar puede hacerlo igual o peor,
el no optaría de ningún modo por la guerra, apuesta por la convivencia con los
locales.
Amara tras una larga
noche escuchando todos los argumentos y debatiendo todas las posibilidades,
concluye:
“He escuchado atentamente todas vuestras posiciones, y he
tomado mi decisión, que es lo que se va a hacer: GUERRA. Y os voy a decir por
qué: No somos ratas para escondernos en un agujero. No admito la rendición. No
puedo permitir que Jerusalén muera de hambre y sometidos. Mi elección y el
camino que seguiremos será el de la GUERRA.”
Lazarus exultante
celebra la decisión con aspavientos, muy emocionado y deseando verter la sangre
de los vampiros retornados con su espada sagrada, “Legendaria” al fin saciará su sed.
Amara continua: -“Deberíamos dar un golpe de efecto, decirles
que no aceptamos la paz con sus condiciones pero que no iremos a la guerra. No
nos infiltraremos en áreas de mayor
importancia, para pasar desapercibidos. Esperaremos nuestro momento.”
Benshajar cambia de
parecer y prefiere el camino de la guerra: -“Una
pagana no va a dejar que los judíos mueran, no lo permitiré”.
Oded cree que la
decisión del grupo es hipócrita: -“Cambiaremos
un poder por otro”.
Meir, entristecido,
apoya la decisión de Amara a pesar de su consejo de paz, la violencia debería
ser el último recurso.
Liezer, decepcionado
no dice nada más.
Amara comparte con el
grupo su parentesco con el gobernador Zorobabel, es su sobrina carnal por parte
de padre. Quizás puedan lograr algo con él.
Meir recuerda a Amara
que son conocidos de Zorobabel y que hace mas de dos décadas le conocieron en
Babilonia, la noche que fue nombrado Gobernador de Jerusalén por el Rey Ciro
II.
Por orden de Amara,
Meir con la ayuda de su influencia entre
los sabios de Jerusalén, le hace llegar una carta a Zorobabel donde pone:
“Mi querido amigo. Aún recuerdo el día en el que
celebramos juntos la liberación de los judíos en la torre de Babel. Recuerdo
que me costó subir el cilindro de Ciro todas esas escaleras, pero mereció la
pena.
Veo que estás pasando por una mala época y si lo deseas,
debemos quedar esta noche donde gustes. Quizá hablar de ello o nuestro consejo
te ayude.
También tengo que avisarte de una cosa, Dios ha decidido
un camino para mí que quizás te extrañe y alarme, pero no temas, soy su amigo.
Si deseas verme, simplemente responde un sí a quién te ha
entregado la carta y después quémala.
Un amigo”
Los sabios de Meir le
hacen llegar la carta y responde afirmativamente al encuentro. Amara, Meir y Benshajar
deciden ir a verle. La Ventrue dice a ambos que debido a su aspecto cadavérico,
irán escoltándola tapando su rostro con una capucha. Ella se encargará de
hablar con su tío.
Los descendientes de
David
El encuentro sucede
en el sukot de uno de los sabios de Meir. Al ver a Zorobabel, ven la viva
imagen de la desesperación. Un hombre ojeroso, cansado y muy envejecido. A su
lado un consejo de cinco hombres le acompaña y hombres armados le protegen
tanto dentro como fuera de la tienda.
No recuerda que una
mujer les ayudara aquella noche lejana de hace más de veinte años. Amara se
presenta como su nieta. Zorobabel, incrédulo pregunta por su hermano, padre de
Amara y ésta le dice que solo vive ella. El Gobernador la abraza mientras llora
como un niño y le dice que esto debe ser una señal de Yahweh.
Hablan de la
situación de la dura situación pueblo de Israel y de cómo Amara no entiende
como han llegado hasta aquí. El Gobernador le dice que no espera que una mujer
entienda sus decisiones y que Dios pone piedras en el camino que hay que saber
sortear. Lo ha hecho lo mejor que ha sabido y mientras el viva no desatará la guerra
y la muerte que ésta conlleva. No puede dar dicha orden, mujeres, niños y
ancianos dependen de sus decisiones y ahora siguen con vida. Lo hace por ellos,
se siente responsable aunque sea una pesada carga día tras día.
Amara pregunta a
Zorobabel por Asaf Nuri, el Ventrue, omitiendo este último detalle, y éste le
dice que no le conoce. La Ventrue recuerda como el comerciante le dijo que
podía influir en el Gobernador para que tomase la decisión que necesitase,
utilizando el argumento como una amenaza.
Se abrazan y se
despiden. Zorobabel se encuentra anonadado por el encuentro pero al mismo
tiempo un rayo de esperanza pude iluminar y anunciar el regreso inminente del
profeta, eso le dice a Amara para despedirse.
Amara pensativa se da
cuenta que las palabras de su viejo tío han calado hondo en su interior. Su tío
ha optado por el camino incondicional de la paz.
Cuando los vampiros
retornados se disponen a marcharse, Meir se da la vuelta en el último momento y
le susurra a Zorobabel: -“Lo conseguimos
una vez. Y lo volveremos a conseguir”. Estas palabras dejan a Zorobabel
pensativo, aunque parece no reconocer la voz del sacerdote Meir.
Mientras han estado
hablando, Benshajar, con la telepatía de su Auspex, ha leído la mente del
gobernador y de todos sus consejeros. A su parecer no está influenciado por el
Ventrue Asaf Nuri, le preocupa el dolor de su pueblo y tiene un sucesor secreto
que mantiene escondido para proteger el linaje si a él le ocurriera algo. Nadie
sabe donde se encuentra este descendiente que cuenta con quince años.
De la guerra a la paz
Amara reúne de nuevo a
su grupo de vampiros retornados y muy seria les dice:
-“En contra de mi voluntad, he decidido emprender el
camino de la paz. Tras hablar con mi tío, el bueno de Zorobabel he cambiado de
opinión.
Hay que medir fuerzas y no es el momento, los argumentos de Liezer y de Oded de
esperar nuestro turno me han convencido y aunque hay que tomar una posición
sumisa ahora, llegara el momento de alzarnos más adelante. El mayor error de
los lideres es la precipitación y el ansia de poder.“
-“Voy a decirle a Zita que acordamos la paz, pero que los
acuerdos que me expuso no son los adecuados y que tenemos que hablarlos.”
-“¿Quién va a estar en el consejo, liderando nuestro
grupo?”
Otea al grupo y nadie da un paso adelante y Amara responde. -“Yo, seré la elegida. Seré nuestra
representante en su consejo”
Reciben una carta de
Zita que pone que deben personificarse en el campamento zíngaro solamente el
elegido como líder de los retornados y su consejero. Amara decide llevar a
Lazarus como consejero, por si se pone fea la cosa, poder defenderse
debidamente.
Se encaminan al lugar
del encuentro y el resto del grupo se sitúa a las afueras del campamento gitano
por su sus compañeros necesitasen su ayuda.
El consejo de
Jerusalén
En el encuentro están
presentes Amir, el Assamita, muy serio y con el semblante semioculto, y Zita la
Pura, con su aura de poder que golpea las auras de Amara y Lazarus al encontrarse
con ellos.
Se sientan en una
mesa redonda y comienzan a concretar los acuerdos de la paz. Trifuscó, Zita
está muy contenta de que hayan tomado esta decisión.
Zita escucha
atentamente a Amara y la pone en su sitio cada vez que quiere salirse del
tiesto en cuanto a tener más derechos que los locales e incluso los mismos.
Deja claro que en el consejo son tres de los cuales dos son locales, nunca
estarán en igualdad de condiciones, debe aceptarlo y con ella todos los suyos.
Zita pone las
condiciones y Amara puntualiza lo que no le parece justo, aunque de poco sirve
porque está en clara desventaja. La Ravnos no toma ninguna decisión importante
sin contar con la aprobación del Assamita de Persia, no esperando su
consentimiento, más bien por respeto a él y su opinión.
Los dominios e
influencias de los retornados no deberán influir en los de los locales, se los
han ganado. Puntualizado por Amara este punto es reciproco.
No se deberá
perjudicar nunca a ningún vampiro ni humano local.
Se deberán seguir las
tradiciones. Quien no lo haga será castigado por el consejo: exilio, caza de
sangre, o destrucción dependiendo de la afrenta.
-“La paz cuesta trabajo y sacrificios, debéis saberlo.
Sin trabajo ni sacrificio no habrá paz. Os damos la oportunidad de pertenecer a
la comunidad vampírica de Jerusalén. Nos llamaremos los SUETÍ, que en el idioma
gitano de mi gente significa, familia y generación”
-“No habrá príncipe, no existirá esa figura impostora.
Seremos un consejo de Antiguos. Todos con el mismo peso en la toma de decisión.
Yo Zita y Amir seremos Antiguos y un único Antiguo elegido entre los
retornados, será el portavoz y su líder, el resto deberá acatar las decisiones
del consejo. Este consejo se llamaran LOS AGUALÓS, consejero, asesor en gitano.
¿Quién será vuestro Agualó?”
Amara se presenta
como tal. Meir debe abandonar la posición regalada por su Sire, ya que las
estructuras de poder de la ciudad han cambiado, ahora solo hay tres antiguos en
la ciudad, Zita, Amir y Amara.
Tras la tensa reunión
en la que Zita y Amara han acabado a gritos y enfadadas más de una vez, todo
acaba y “firman” con sangre de los tres consejeros en un pergamino en el que en
el reverso se leen los términos de la paz entre vampiros locales y retornados,
lo guarda Zita.
En el acuerdo figura
lo siguiente:
De entre los Suetí, los Agualós acuerdan Trifuscó firmando
con su sangre con las siguientes condiciones que todos ellos aceptan:
- No se deberá
perjudicar nunca a ningún vampiro ni humano local.
- Los Agualós de los
vampiros locales son Zita, la Puta y Amir, El Príncipe.
- Amara es la Agualó de
los vampiros retornados.
- Se acatará lo que los
Agualós acuerden, teniendo todos la misma parte de poder de decisión.
- Se respetarán las
Tradiciones de Caín. Quien no lo haga será castigado por el consejo: exilio,
caza de sangre, o destrucción dependiendo de la afrenta.
- Y se respetarán los
dominios e influencias entre vampiros locales y retornados, nunca deberán
invadirse dichos poderes.
La rueda empieza a rodar
Amara reúne al grupo
y les da las novedades y les explica las condiciones y la nueva estructura de
poder de Jerusalén. Juntos van viendo qué lugar pueden ocupar en la estructura
de la sociedad de Jerusalén.
Tras muchas
conversaciones y charla los personajes llegan a la siguiente estructura:
- Meir
el Capadocio, tendrá influencia entre los sabios de Israel, y su fin será
construir una biblioteca para guardar todo el saber del pueblo.
- Liezer
el Setita, quiere buscar y gestionar los pozos de agua de la ciudad, que
seguirán enterrados entre las ruinas.
- Oded
el Toreador, desea regenerar la agricultura para alimentar al pueblo y que
puedan empezar a comerciar.
- Lazarus
el Toreador, quiere crear una compañía de guardias que escolten a las caravanas
de comercio que partan o tengan como destino Jerusalén o inmediaciones.
- Benshajar
el Capadocio, le gustaría enseñar a un grupo de curanderos y herbolarios para
que estos ayuden al pueblo y sean útiles a la comunidad.
- Amara,
está interesada en averiguar todo lo posible sobre el heredero secreto de
Zorobabel, su primo carnal.
Amara escribe
orgullosa a su Sire para contarle los avances y su recién adquirida posición de
antigua, aún siendo una neonata y sus intenciones de futuro, esperando quizás
algún reconocimiento o consejo de Cyra.
Dominios e
influencias
Deciden ponerse manos
a la obra dando los primeros pasos para ver si sus intenciones son posibles.
Admiel, Ghoul bibliotecario de Meir |
Liezer y Oded
consiguen planos de la vieja Jerusalén gracias a los sabios de Meir y empiezan
a buscar la fuente de agua más importante de la ciudad, aquella por la que los
pioneros Jebuseos decidieron asentarse y construir en este lugar. El estanque
debería estar bajo las ruinas en la zona oeste.
Los mapas marcan un
manantial y tres fuentes menores en diferentes lugares de las ruinas. Ambos
vampiros buscan el manantial del oeste, Oded lo hace investigando en las ruinas
de la zona y Liezer se transforma en una cobra negra que pesa tanto como su
forma humana y mide más de dos metros y medio. Liezer se introduce por los
agujeros de las ruinas y con las indicaciones de Oded descubren enterrado bajo
escombros el manantial del oeste.
Lazarus decide enviar
una carta a su Sire informándole de sus progresos y proponiéndole un negocio. Abrir
una vía de comercio con materiales de construcción entre Tiro y Jerusalén, la
parte compradora sería Asaf Nuri el comerciante Ventrue.
Asaf Nuri, Ventrue |
Benshajar con ayuda
de los valiosos sabios de Meir, conoce a un Maestro herbolario que comienza a
formarle en el arte de las plantas medicinales y venenosas. El Capadocio
empezar con leer libros y pergaminos del tema al mismo tiempo que el Maestro
herbolario le enseña a buscar las plantas en el árido terreno, sin duda una ardua
tarea.
Los Dominios de los
retornados
En cuanto a los
dominios, deciden mover los refugios y se aposentan en lugares diferentes.
Amara junto a su
rebaño bajo el sukot entre el asentamiento y las ruinas.
Meir y Benshajar bajo
el sukot de los sabios al oeste del asentamiento.
Liezer y Oded bajo
las ruinas encima del manantial del oeste.
Lazarus decide
cambiar a otro sótano situado en el oeste de las ruinas, ya que el que tenían
estaba bajo lo que era el Templo de Salomón, lugar donde construyeron el nuevo
altar antes de que lo destruyeran de nuevo. Sin duda un sitio peligroso donde
la fe puede proliferar sin control.
La llegada del
profeta
Amara tiene otro
encuentro con Zorobabel. El gobernador se encuentra feliz de poder ayudarla y
se interesa por ella y su vida. Amara le dice que no tiene descendencia y su
tío Zorobabel le tiende la mano en lo que pueda ayudarle.
La Ventrue se
interesa por la descendencia del gobernador y este le cuenta que tiene un hijo
secreto escondido por lo que pudiera ocurrir, es primo de Amara y tiene quince
años.
Amara se percata de
que Zorobabel se encuentra más contento, con energía y mucha esperanza y al
preguntarle por la razón de su cambio este le anuncia una gran noticia mientras
abraza a su sobrina:
-“Agosto, con todo, trae
una voz nueva: Ageo. El profeta ha llegado. Ageo es uno de los profetas que
parecen surgir siempre que Jerusalén parece ir sin rumbo. Tenemos esperanza
Amara.”
Las lagrimas del
viejo gobernador corren por sus mejillas y feliz se despide de Amara que se
queda muy pensativa.
Todo aquel personaje
que tienen tratos con los seres humanos como Meir y Benshajar, se percatan del
mensaje del profeta, que cala hondo en los desesperanzados humanos.
Ageo hace ver a las
gentes que habían hecho las cosas al revés. Por supuesto las cosechas eran
malas y la vida era dura. Hasta que el Templo no fuese terminado, todo seguiría
igual. Primero Yahweh necesitaba
disponer de un Templo, después aportaría el sustento nuevamente a la tierra.
Los residentes de Jerusalén habían invertido el orden de sus prioridades: la
casa de culto de Yahweh tenía que
construirse primero. Sólo después de eso el pueblo habría de preocuparse de sus
propios hogares.
Su principal mensaje es
el restaurar la confianza del pueblo judío en Dios por medio de ilustraciones y
de llevarlos a la meditación sabiendo que el pueblo tiene el respaldo de Dios.
Está escribiendo un libro para dejar constancia de la palabra de Dios.
El gobernador
Zorobabel se encuentra con Amara y le explica que Ageo le ha aconsejado y le va
a hacer caso en sus ideas para comenzar a sedimentar los cimientos con los
escasos recursos de los que disponían.
Buscamos
constructores
Corre el rumor de que Ageo lidera la búsqueda de
constructores, obreros, canteros y maestros arquitectos que puedan tener los
conocimientos adecuados para realizas los mejores cimientos del Templo.
Se organizan
encuentros en las ruinas e intercambian conocimientos, en estos foros el
profeta, con una inusual y temerosa fe, ilumina la esperanza de sus hermanos
desesperados.
Amara pide a su tío
Zorobabel que acuda a uno de estos encuentros que se va a dar mañana por la
noche. El gobernador accede de buena gana e invitará a sus allegados más
cercanos para escuchar las palabras del profeta.
Primer cónclave del
Consejo
Amara decide ir al
encuentro de Zita la Pura, y en presencia de Amir, les expone sus nuevos
dominios y sus intenciones para aéreas de futura influencia de los vampiros
retornados.
Todo transcurre con
normalidad excepto un detalle que Amir el Assamita le alerta a Zita, el asunto
del manantial de agua. Zita deja bien claro que el agua es un bien común con el
que no pueden negociar y que el pueblo debe acceder libremente a ella, nada de
influir en ella. Amara está de acuerdo y así se lo transmite más tarde a Liezer
y Oded.
Amara pregunta por la
posibilidad de crear ghoules y Zita le dice que con mesura no ve problema
alguno.
Para terminar la
reunión Zita pregunta por la relación de Amara con Zorobabel. La Ventrue le
explica que es su tío carnal y que lo ha conocido y hablado con él en un par de
ocasiones. La Ravnos le prohíbe que vuelva a tener contacto con el Gobernador
ya que pertenece a el área de influencia de un vampiro local y pone en peligro
la Tradición del Silencio de la Sangre. Amara acepta la imposición y con esto
concluye el primer cónclave del consejo de los Agualós.
Liezer, el Seguidor
de Set, tiene un pequeño grupo de maleantes que le siguen desde Egipto, llevan
toda la vida con él y le ayudan cuando es necesario usar el musculo en lugar
del intelecto.
Su líder Arkhan “el
negro” es elegido por Liezer para ser su ghoul y éste le da de beber de su
adictiva sangre. El placer que Arkhan consigue cada vez que su Señor le da su
poderosa Vitae no es descriptible con palabras y además la potencia que esta
sangre le otorga hace que afiance su posición de liderazgo entre su grupo de
rufianes, ya nunca más pondrán en tela de juicio sus órdenes, siempre a favor
de su Señor Liezer.
La palabra del
profeta
Ageo estará esta
noche en uno de sus encuentros con sus hermanos retornados, para alentarles y
darles energía positiva.
Meir y Lazarus
deciden ir a escuchar las palabras del profeta, y se sitúan tras la multitud expectante. El resto del grupo deciden estar a una
distancia lejana para verlo muy de lejos, alguno de ellos escucha algo de su
discurso empleando sus disciplinas que intensifican sus sentidos.
Los Vampiros temen a
Ageo, hasta el punto de que les atemoriza siquiera mirarlo. Y Lazarus huye del
lugar aterrorizado poseído por la bestia, sabiendo que el profeta puede matarle
con facilidad. El terror a Ageo se introduce en el interior del Héroe Toreador,
el miedo es una sensación que nunca ha sentido y no le gusta en absoluto.
Meir al quedarse solo
decide situarse más lejos, a una distancia media, por seguridad. El demonio le
tienta continuamente con huir pero el Capadocio se mantiene ante la gran
adversidad.
Una multitud escucha
a Ageo y sus palabras dan aliento a sus vidas. Habla desde una roca, ante sus
discípulos más cercanos delante del resto de los allí presentes:
“Hermanos de Israel, debemos superar la oposición del
exterior y a que abandonar nuestra propia actitud indiferente y materialista.
Te regresado solo por un propósito: la reedificación del templo de Jehová y
habló el nombre y la soberanía de Dios.”
“Jehová de los ejércitos” ¿Verdad que a nosotros también
nos fortalece saber que Jehová, el Rey Soberano, posee poder infinito y comanda
enormes batallones de ángeles?”
Los hombres le jalean
y vitorean el nombre de Ageo y de Yahweh.
Jerusalén debe ser
una ciudad abierta. Ageo Las murallas de
la ciudad no deben repararse de forma
que la gente pueda entrar y salir a voluntad.”
Pero al responderle
las gentes: -“sin murallas, nos atacarán
nuestros enemigos”, a lo cual Ageo replica: -“la armadura de la fe hacia Dios nos protegerá de todo ataque.”
Entonces el profeta
se calla y pensativo y muy serio se da la vuelta y extiende lentamente la mano
que toca algo invisible que comienza a arder en llamas. Es el cuerpo de un gran
hombre encapuchado con dos espadas sirias enormes.
Meir distingue que el
vampiro que arde es Amir el Assamita de Persia. En ese mismo momento una niebla
aparece de la nada y una violenta tormenta de arena se forma con una velocidad
sobrenatural, el viento y los rayos caen
sobre el lugar convirtiéndolo en un infierno, cunde el pánico entre los hombres
que corren a resguardarse.
Mientras Ageo
permanece inmóvil mirando al cielo y preguntando: -“¿Qué quieres decirme Señor?”
Amir desaparece en
llamas entre la bruma y la noche y la arena de la violenta tormenta, que parece
amainar en unos instantes, dejando entrever a un pequeño grupo de hombres que
permanecen de pie, son los discípulos de Ageo que esperan a su profeta. Este
baja de la roca y camina extrañado en dirección a Meir, que se encuentra
escondido a lo lejos. Uno de sus discípulos de Ageo le dice: -“Señor parece haber uno de ellos en aquella
dirección”. Y señala la dirección de Meir.
Mientras la arena se
aposenta y los vientos desaparecen, el grupo de hombres santos camina en
dirección Meir, aún lejanos. Este escondido y muerto de terror piensa que su
fin puede haber llegado, no puede evitar la tentación de la bestia y el terror
que tiene al profeta y a sus discípulos le hace huir como alma que lleva el
diablo. Esto paradójicamente salva su no-vida.
El Profeta Ageo ha
llegado a Jerusalén…