Capítulo 25: El resurgir de Yehud, La coronación (400 a.C.)


 El resurgir de Yehud

Primera parte: La coronación

(Inicios del 400 a.C.)

Año 400 a.C.
Asentando Jerusalén
En el reinado de Ciro, el Rey Persa, Zorobabel líder de los judíos exiliados que retornaron de Babilonia (Según el Nuevo Testamento es uno de los antepasados de Jesús) condujo a 42.360 personas que regresaron a Judá después del cautiverio babilónico, fue también quien puso los cimientos del Segundo templo en Jerusalén y recuperó de Ciro la Torá y los libros de los Profetas.

Zorobabel fue nombrado el segundo gobernador de Judea durante la dominación persa, este fue uno de los gobernantes de la provincia, satrapía, de Judea del Imperio aqueménida. Judea también conocida durante ese tiempo como Yehud o Yehud Medinata, la cual pertenecía a la satrapía de Eber-Nari.

Bagohi, Gobernador de Jerusalén
Hacia el 400 a.C. Jerusalén comienza por fin a parecerse a un centro religioso de nuevo, con una economía viable, aunque vacilante, y una población en lento crecimiento. Yehud es un reino con un gobernador elegido por los persas, Bagohi, que lleva diez años al mando de Jerusalén.

Es una fecha señalada ya que aunque el Templo ya estaba activo, las obras de reconstrucción no habían terminado y este año al fin será consagrado en una gran ceremonia. El segundo Templo de Jerusalén por fin estará terminado.


De Salamina a Jerusalén

Sire y chiquilla, del clan Brujah, caminan altivas por la grandiosidad del Templo de Zeus, en Salamina, Reino Fenicio de la isla de Chipre, ambas vampiresas inquietas por el temor que recorre su cuerpo dada la fe que emana de esta tierra santa para los griegos. Andan entre columnas y estatuas griegas del Olimpo.
 
Templo de Zeus, Salamina




Helena de Lyth, Brujah
Ambas hablan sobre el pasado cercano de la ciudad estado griega de Salamina en la isla de Chipre, es la patria de Helena, por lo que siempre está al tanto de los asuntos de la ciudad y de su influencia mortal.
         
Hace diez años comenzó el reinado del más importante gobernante del reino de Salamina, Evágoras, durante su infancia, la ciudad había caído bajo dominio de un usurpador fenicio, Abdemon, que la había sometido a los persas. Evágoras consiguió un pequeño número de soldados en su exilio y regresó a Salamina para derrotar a los fenicios y obtener así el reinado de la ciudad. Con 50 partidarios recuperó la ciudad, por supuesto hubo influencia cainita apoyada por Helena y su Sire Bintanat, Princesa Egipcia.

Hace tan solo cuatro años Egipto, bajo la conquista Persa, se sublevó al morir Darío II, Rey Aquemenida, dando fin a la primera ocupación persa. Bintanat bien relacionada con sus compañeros de país, los setitas, trató de obtener ventaja de la expulsión del poder persa poniendo a sus propios instrumentos mortales, eliminando a enemigos, amenazando  a rivales y “convenciendo” al resto, ahí es donde entraba en juego Helena, su brazo ejecutor. Pero a pesar de sus esfuerzos Egipto ha vuelto a ser conquistada por el Imperio Persa, al mando del nuevo Rey Atajerjes II.


Mi padre Ramses II El Grande - explica la Sire a la neonata - reinó durante sesenta y seis años, asumió responsabilidades políticas desde muy joven, y pronto destacó como líder y gran estratega militar, llegando a tener mayores éxitos en sus campañas bélicas que su padre Seti I. Una vez asumió el trono, consiguió expandir la cultura egipcia, defender sus fronteras y crear una época de esplendor para Egipto que ningún faraón posterior conseguiría superar. Yo su hija fui obligada por él a ser su esposa. Fue un héroe aclamado, un Dios en la tierra y ahora es polvo entre la arena.- aprieta los dientes con fuerza y rabia contenida y finalmente golpea una de las columnas reduciendo una de sus piedras a polvo, haciendo tambalear toda la estructura del templo -Yo, su hija, su esposa- continua como si nada hubiera pasado -una mujer, le he sobrevivido, todo su trabajo no sirvió para nada, Seth reclamó su alma igualmente. Soy Bintanat, tu Sire, del venerado clan Brujah, el fuego fluye por nuestras venas y la sabiduría forma nuestros huesos. Yo vi ese fuego en ti Helena de Lyth, igual que mi Sire Anat la Diosa Fenicia lo vio en mí. Tu Helena, serás la primera Brujah en pisar Jerusalén. Fuiste abrazada para ser enviada de vuelta Chipre, con la misión de levantar nuevamente a los griegos para favorecer mis intereses. Pero los acontecimientos han cambiado, la aparición de un Nictuku en Jerusalén y la eliminación de toda la facción de vampiros locales en sus manos, dejando únicamente a una pequeña facción de retornados de Babilonia al mando de la ciudad.- se sacude las ropas de polvo del templo.

Bintanat, Princesa Egipcia, Sire de Helena

-Esto puede ser una oportunidad para estrechar lazos con los judíos. Los locales eran seres vengativos y violentos, pero los retornados son habitantes más sabios y conciliadores. Jerusalén está en medio del triangulo de influencia formado por Chipre, Egipto y Fenicia. Es una posición estratégica y serás enviada a este importante enclave para esperar el momento adecuado y dar el siguiente paso. Yo me encargaré de levantar a los griegos en Chipre llegado el momento, estoy más curtida en las intrigas griegas de la Estirpe. Ahora tu nación está inmersa en una gran guerra civil de la que debe salir si no quieren quedar relegados a un segundo plano. El objetivo es el Imperio Persa, debe caer y Amat está utilizando todo su poder para que esto suceda. De momento, debes curtirte, eres una neonata. Deberás conocer la ciudad, a sus vástagos, sus facciones, sus intereses y ver cómo puedes sacar partido de ello para nuestro beneficio. Necesitamos aliados. Yo tengo los ojos puestos en Grecia. Anat ha visto que de allí surgirá el siguiente conquistador y ella vigila los movimientos en Egipto…- Sus ojos se clavan en la oscuridad y cuando salen del templo hay un grupo de sacerdotes de Zeus y de soldados griegos que rodean a ambas vampiresas. Ante la majestuosa visión de Bitanat todos ellos se arrodillan y la dejan pasar entre el polvo que sale del templo, mientras este se tambalea con peligro de caer derrumbado.

Ya en el puerto, ante un barco fenicio, Bintanat confiesa bajando la guardia - Confío en ti chiquilla, creo en tus capacidades para crear un mundo mejor, nunca lo olvides- apunta la Sire mientras Helena sube a la embarcación. Antes de partir Bintanat concluye dejando a la neonata absorta  -Helena, deberás encargarte de la Regencia de Jerusalén. Una vieja aliada mía, Cyra de Persia, enemiga de su patria, apoyo estratégico nuestro contra Persépolis, necesita que alguien de confianza guarde el trono de Jerusalén y reine con justicia y sabiduría en ausencia de su chiquilla Amara, la Princesa de Jerusalén.- Helena atónita por la responsabilidad, brevemente asegura que estará a la altura de tal digna gesta. El barco parte y mientras va adentrándose en el mar, Bintanat, inmóvil en el puerto, va haciéndose más pequeña en el oscuro horizonte hasta que desaparece.

Fue tranquila travesía con todas las comodidades hasta Tiro y después una caravana de comerciantes dejó a Helena a las puertas de la ciudad, no tenían pensado entrar en Jerusalén ya que no es un lugar donde se hagan grandes negocios, ni haya ricos comerciantes.

Helena se entrevista con el líder de la caravana y usando su porte y su Disciplina de Presencia fascina al hombre explicándole que la próxima vez si puede pasar por Jerusalén para hacer negocios mercantiles y que debe dar este mensaje donde quiera que vaya. El hombre anonadado asiente y confirma que lo hará, pero lo que no sabe la neonata Brujah, es que los efectos de la fascinación se pasan y al terminar el sentimiento de este humano por ella será el contrario al actual, sintiéndose utilizado, manipulado y con rabia por haberlo permitido.  

Helena atraviesa los muros de Jerusalén haciendo historia, ya que es la primera Brujah en llegar a esta convulsa ciudad. ¿Qué le deparará el futuro a alguien con fuego en las venas, como ella? El tiempo lo dirá…


Arkhan, el negro, ghoul de Liezer
Serpientes enredadas
Arkhan, el negro ghoul de confianza de Liezer, líder maleante egipcio avisa a su señor de que su Sire ha llegado a la ciudad y pregunta directrices sobre cómo proceder en esta situación. El Seguidor de Set le pide que la traiga ante él lo antes posible.

Auset es otro nombre para Isis. Su nombre egipcio era Ast, que significa trono, representado por el jeroglífico que portaba sobre su cabeza. Fue denominada "Gran maga", "Gran diosa madre", "Reina de los dioses",...

Liezer nunca supo porque razón fue elegido por Auset, su Sire, desconoce su pasado, su origen o sus objetivos, pero tiene muy claro que no es que no los tenga, si no que nunca se los ha contado, Liezer tampoco se ha inmiscuido jamás.

Liezer, Seguidor de Set
Hacía tiempo que Liezer no veía a su Sire, su siniestra belleza con aspecto de Diosa con su aura de poder y sus ropajes llamativos la hacían inconfundible. Tras ella en un segundo plano, como siempre, un guardián armado y encapuchado no quita ojo al neonato. Amón, este guarda espaldas había protegido en más de una ocasión a Liezer durante sus sueños diurnos, por supuesto por orden de Auset de Tebas.

Arkhan vigila en el exterior por si alguien no deseado se inmiscuyese, y sus hombres rodearon la casa abandonada. Auset siempre con pocas palabras y con su tono de voz hipnotizante susurra a Liezer que hoy tiene algo especial para él.  Ambos beben vitae de serpiente en un recipiente ritual con jeroglíficos. Después de ingerirlo, la pareja de vampiros queda embriagada por sustancias psicotrópicas que contenía la sangre. Auset claramente más afectada que Liezer, a quien apenas le hace efecto la droga. Estas sustancias en su sangre hace que ambos viajen a otros lugares, vean otras cosas y conozcan a otras personas que tienen más que ver con su paraíso personal que con la cruda realidad. Ya no se encuentran en este mundo. Las serpientes recorren el suelo que parece estar vivo, las paredes desaparecen y el aire parece brillar con colores imposibles.

Juntos se funden en un sexual abrazo y Auset bebe sangre de su chiquillo ofreciéndole
Auset de Tebas, Seguidora de Set,
Sire de Liezer
también la suya en pleno éxtasis. Sus cuerpos desnudos y sudorosos de sangre se contonean en la noche a la luz de las antorchas y sus gemidos de placer rompen la tranquila noche de Jerusalén.

Se despiertan a la noche siguiente abrazados y Auset mira con adoración a su chiquillo Liezer. Sin palabras se visten y se despiden con un beso en los labios. Antes de irse, Auset le cuenta a Liezer que ha venido para la coronación de Amara y le pregunta si necesita ayuda de algún tipo. Liezer contesta que de momento no, pero que si se le ocurre algo la avisará.

Auset advierte a Liezer que se guarde de las conspiraciones de los traicioneros Assamita, odian a los Setitas solo por serlo. -Si puedes golpea primero- le aconseja -es la única forma de salir vivo de su fango ensangrentado y vengativo.- Liezer le informa que cree que no hay Assamita en la ciudad. Auset se queda más tranquila sin duda, pero permanece suspicaz, sabe que acabarán viniendo, siempre lo hacen.


Lazarus, Héroe Toreador
El legado de Lazarus
Hay personas que solo están hechas para la guerra, Lazarus es una de ellas, así que en tiempos de paz, no sabe bien qué hacer. Sobre la muralla de la ciudad otea el horizonte cuando una caravana de esclavistas procedente de Tiro con destino a Tebas, pasa por Jerusalén, simplemente paran para coger agua y acampan para descansar.

Lazarus descansa junto a su perro ghoul Balthasar, nombre que le puso para ridiculizar al Sire del ante último Príncipe Assamita persa de Jerusalén, Amir.  El héroe de Judá aburrido baja de las murallas y se encamina al campamento de recién llegados. Son esclavistas y están de paso.

A Lazarus le llama la atención algo, se fija en la mirada de fuego encadenado que bajo la mugre y los moratones de lo que parece una bella mujer. La debilidad Toreador ante la belleza hace que Lazarus se quede absorto por esa mirada apasionada. Puede haberla estado mirando horas, el tiempo se detiene y quedando poco para el amanecer y viendo que la caravana va a pasar aquí el día, decide volver mañana.

El Toreador lleva tiempo pensando en abrazar a un humano para pasar el relevo generacional, llegado el momento de que él falte, hasta ahora nunca había surgido la chispa, la misma que acaba de prender fuego en el muerto corazón de Lazarus al ver a esa esclava.

Bactria, la esclava
La noche siguiente, Lazarus regresa emocionado, sintiendo algo que hacía mucho tiempo que no sentía, al menos hay algo que centra su mente ahora que no hay conflicto alguno.

Ante sus ojos la mujer, se rebela a sus captores y los pone en evidencia, no la machacan por no marcarla o lisiarla, ya que descendería su valor, y también lo hacen por respeto al posible interesado, Lazarus encapuchado. Entonces el Toreador entra en acción.

Se acerca a la iracunda joven y la deja ver parte de su rostro, solo sus ojos. Esta visión es suficiente para que la mujer se quede paralizada por la belleza del Toreador, su apariencia angelical hace que la joven no pueda ni articular palabra ante tal divina imagen. Igual que le ocurrió la noche pasada a Lazarus con ella.

Uno de los esclavistas rodeado de amenazantes mercenarios pregunta a Lazarus si está interesado en comprar a la mujer. El esclavista quiere mucho por ella, la va a vender como esclava sexual a algún noble o quizás con suerte acabe en el aren de alguien importante. Lazarus ignora al hombre y en hebreo habla en bajo a la mujer, que parece no entenderle, prueba en Babilonio y le dice: -demuestra que mereces tu libertad- y con sus manos rompe las recias cadenas de la mujer con una pasmosa facilidad simplemente apretándolas y gracias a su Disciplina ajena al clan, Potencia.

Hay un momento en el qué el tiempo se detiene. Nadie da crédito a lo que está sucediendo y ninguno de los presentes quiere tomar la iniciativa, quizás por cautela, por miedo o por sorpresa, el esclavista se arrodilla aterrado y pide clemencia. Segundos valiosos que la mujer aprovecha cuando Lazarus le presta su espada de acero babilonio. Se posiciona a un palmo del esclavista y lo pone de pie. Cuando lo tiene enfrente con un movimiento diestro y certero le corta el cuello bañándose con gusto en su sangre, sangre de libertad y justicia. Todos los presentes ponen pies en polvorosa y desaparecen en la fría noche desértica. La mujer bañada en la sangre del difunto esclavista se acerca a Lazarus y dándole las gracias le devuelve su espada. El Toreador excitadisimo ante la visión de una mujer con fuego en las venas cubierta de Vitae, se encara a ella y la dice -voy a darte la oportunidad de la vida eterna- y tiende su mano que la mujer no duda en coger aceptando, sin saber muy bien qué.

En ese mismo instante Lazarus inmoviliza a la joven que sus ojos parecen decir “no debí haberme fiado de un hombre” y el Toreador bebe toda su sangre otorgándole la suya después. Tras unos segundos de incertidumbre renace a las tinieblas y asustada vomita todo resto de humanidad. Su hambre no humana hace que se sacie con el cuerpo del esclavista que acaba de degollar. La joven mareada y confundida es ayudada por su Sire, Lazarus, que la tranquiliza diciéndola que él la ayudará. -Eres la hija de Lazarus, el Ángel de Yahvé, nada debes temer chiquilla-         

La joven está agradecida, pero no se fía del todo de su nuevo amo. Se llama Bactria, y pertenece a los pueblos Escitas, los declarados amos de las estepas, habitantes nómadas, al norte frontera con el Imperio Persa. Donde el frío congela los corazones y hace fuertes las manos. Cuentan las leyendas que allí lideran las mujeres ante los hombres y donde el sexo femenino mandaba de siempre por excelencia. Estas historias fascinan a los griegos y fantasean con los mitos de las mujeres guerreras de las que escriben largo y tendido.

Bactria es una mujer que ha sufrido mucho desde niña, vivió guerras entre las tribus de la estepa y fue viendo como sus seres queridos iban muriendo dejándola sola y al amparo de diferentes amos, ella cambiaba de dueño dependiendo de quién ganaba la última contienda. Ahora ha sido vendida por un enemigo de su pueblo que vió la oportunidad de ganar un poco de oro por su venta. Su destino hubiera sido incierto, quizás esta sea una segunda oportunidad o quizás sea su condena eterna.

Hubiera preferido luchar por su libertad y no morir de esa forma tan zafia de mano de Lazarus, un hombre, y al saberlo éste le da la oportunidad de luchar ahora, oferta que la neonata declina, no quiere pelear con su creador. Lazarus explica a su chiquilla que se ganará su libertad, no ahora pero la tendrá. La mujer concluye resignada y sin mirar a su creador -Así sea Sire-   


Jacob, Anciano Nosferatu
Jacob, el anciano Nosferatu
Anciano Nosferatu, líder de la primera comunidad Nosferatu dentro de las murallas de  Jerusalén. Jacob ha vivido intensamente las diferentes conquistas de la ciudad y ha visto pasar a varios Príncipes de diferentes nacionalidades extranjeras. En la destrucción de la ciudad a manos de Babilonia Jacob fue acogido por otro anciano Nosferatu señor de la colonia de leprosos del Valle de Hinnom, allí entro en letargo en el que lleva 187 años.

Una fortuita noche en el actual 400 a.C., Jacob despierta y se encuentra en pleno frío y oscuro desierto, cubierto de sangre y con su vieja túnica hecha jirones. Se encuentra rodeado de cadáveres de lo que parecen comerciantes y los restos de sus bestias, es lo que queda de una caravana.

El horrible espectáculo es sin duda una prueba del mismísimo Satanás. Huele a sangre y la saborea en su boca, Jacob siente que está perdiendo el pulso contra el Demonio y que ha ganado esta batalla, alejándose más y más de su camino. El Nosferatu cae arrodillado y llora sangre preguntándose por qué y si esto será una prueba de fe impuesta por su Dios Yahvé. Se encuentra solo, muy solo y completamente perdido, necesita una señal para continuar…


Dorian de Esparta, Brujah
Exiliado de Esparta
Dorian se encontraba muy lejos de su hogar. Había dejado atrás otra vida llena de odio, violencia y sangre. Vagaba hacia el sur sin destino definido, únicamente acompañado de sus armas y su armadura de guerrero que delataba su naturaleza bélica y su origen griego.

Hacía meses que seguía a caravanas de mercaderes, ya que le aportaban una ruta segura y el alimento suficiente para sobrevivir y quién sabe si algún día un nuevo hogar.

Desde Esparta, pasando por Creta, Fenicia, Asiria, Israel y ahora otra caravana que va camino de Tiro hasta Tebas, en Egipto, podía ser un buen destino, había oído hablar de la grandeza de los egipcios y su civilización milenaria.

La caravana se había detenido cerca de una villa fortificada por una muralla situada en lo alto de una colina. Dorian esperó acampado a una distancia prudencial, como había aprendido en su Esparta natal.

A la noche siguiente no había nadie en el campamento y parecía que habían desaparecido sin molestarse a coger ni siquiera lo esencial, ni agua, ni comida, ni animales, algo había ocurrido.

Dorian apretó la empuñadura de su espada y rastreó el lugar en busca de algún indicio que le dijera que había ocurrido. Llegó a un desfiladero donde el olor a sangre impregnaba el aire y la escena que encontró fue monstruosa, tanto que instintivamente se puso en guardia y desenvaino su espada. Los cuerpos mutilados y descuartizados de los mercaderes se esparcían por todos lados, la sangre y los trozos de extremidades descansaban junto a las cabezas cercenadas de las bestias de carga. Algún depredador les había atacado, uno mortal y extremadamente poderoso. Y se encontraba allí mismo, quieto, cubierto de sangre con restos de tripas aun en sus manos y con ojos de no entender nada, arrodillado y murmurando hacia el cielo.

Dorian bajó la guardia al ver que el anciano con aspecto monstruoso estaba impactado y lloroso. Al parecer no era consciente de haber causado tal masacre y se sentía tremendamente culpable. Tanto que no podía articular palabra. El Nosferatu arrodillado extendió el brazo hacia el extraño emitiendo un sordo sonido proveniente del fondo de su alma. Dorian cogió su mano firmemente ayudándole a incorporarse y acompañándole hacia la única dirección lógica si querían tener alguna posibilidad de supervivencia, la villa amurallada de la colina.

Se dirigieron en esa dirección y por el camino encontraron una charca donde el viejo pudo lavarse superficialmente. Aún era como una marioneta, no podía reaccionar y el Brujah le acompaño hasta el interior de la ciudad. Al Nosferatu comenzó a parecerle familiar, aunque ahora parecía más pequeña y sus calles parecían tener mil años en algunas zonas en otras parecían de reciente construcción, pero con piedras viejas. En lo alto de la villa un Gran templo en construcción y por fin Jacob recobró la conciencia. 

Jacob no recuerda nada sobre su despertar, el sabor a vitae en su boca, y de pronto se encuentra al lado de un guerrero de tierras lejanas. Su armadura y casco parecen griegos, concretamente de Esparta y así es. Porta una lanza y una espada y ofrece ayuda al desvalido Nosferatu.

Ambos se conocen y el extranjero se presenta como Dorian de Esparta. Jacob pregunta qué año es y entre los dos llegan a la conclusión de que el Nosferatu ha estado en letargo casi dos siglos.

Ambos en la nueva Jerusalén, cambiada, menguada, sin murallas, apenas una aldea grande, el inacabado Templo es apenas un salón del anterior y sublime Templo de Salomón. Jacob recordaba la grandiosidad de la ciudad que conoció antaño y aunque la última vez que la vio era una pila de escombros humeantes arrasada por los Babilonios de Nabucodonosor II. El viejo Nosferatu siente nostalgia y pena, hasta que escucha risas humanas, reconoce a duras penas el idioma hebreo y huele el pan ritual cocinado en hornos de piedra y en este momento recupera la esperanza. Había vuelto a Jerusalén, su hogar.


Destino
Dorian, el Brujah espartano y Jacob, el anciano Nosferatu, se encuentran con una pequeña caravana que acaba de llegar a la ciudad y en el carruaje de la persona que parece ser el dueño, hay una mujer. Su porte es de noble, aunque sus ropajes no le acompañan. La majestuosidad de su aura es inequívoca, es alguien importante y seguramente tenga sangre real.

En el mismo instante en el que Helena, la recién llegada, ve a Jacob, entra en un trance y con sus ojos en blanco “mira” en todas direcciones, como si viera cosas y comienza frases inconclusas en griego, con personas inexistentes, al menos para los demás presentes. Tras unos minutos, vuelve en sí y al preguntarle qué es lo que ha sucedido, explica que ha recibido la llamada de Dionisio, el Dios griego de la fertilidad y el vino. Ambos interlocutores se quedan extrañados y Helena no le da ninguna importancia. Y dice a Jacob : -Jacob, pensaba que eras más alto- a lo que el Nosferatu no sabe que responder.

Se presenta como Helena del clan Brujah y Dorian se alegra de ver una hermana griega de su propio clan, pero la pregunta con recelo si es ateniense, a lo que Helena responde que es del reino griego de Chipre. Jacob se presenta y aun aturdido explica su recién despertar. Los tres vampiros se encuentran en un lugar extraño y a los tres les ha unido el destino esta noche.

Hablan sobre sus orígenes y porqué están aquí. Dorian cuenta con vergüenza que ha sido exiliado de su patria Esparta, en Grecia y que ha acabado aquí como podía haberlo hecho en cualquier otro lugar. Helena explica que su Sire la ha pedido que viajara a Jerusalén como parte de un plan que conlleva edificar su propio destino. Jacob cuenta brevemente que es un Matusalén de seiscientos años y que durante su vida humana fue amigo del Rey David, le ayudó a tomar esta ciudad, ya asentados formó parte de su consejo y fue portador de la mismísima Arca de la Alianza, portadora de las sagradas tablas de Moisés. 

Jacob propone llevarles a las catacumbas de la ciudad, donde seguramente conozca algún refugio seguro. Pero la ciudad ha cambiado mucho en doscientos años. Cuando se encuentran en las alcantarillas el Nosferatu no reconoce nada de lo que ve. Los tres vampiros deciden refugiarse en lugares diferentes, para no poner en peligro a los demás en caso de un desafortunado encuentro diurno, posibilidad probable cuando no se planifica un refugio seguro. Así lo hacen y duermen inquietos, solos e incómodos sobre un frio y húmedo suelo de piedra. Helena ha tenido la delicadeza de desnudar su cuerpo para no ensuciar sus ropas, su blanca piel contrasta con la negra piedra de otras eras.


Bactria la neonata
Hay algo que no funciona en la nueva relación entre Lazarus y Bactria. Sire y chiquilla desempeñan sus papeles y el Toreador le enseña técnicas de combate, estrategia militar, disciplinas vampíricas y cultura de la Estirpe, graba a fuego las Tradiciones en estas primeras enseñanzas. Básicamente las primeras noches, enseña a Bactria a valerse por sí misma, a cazar, a pasar desapercibida, a buscar refugio seguro durante el día. 


Viejos conocidos
Liezer y Lazarus han vivido de todo tipo de aventuras desde hace más de cien años, se conocen desde Babilonia, donde Lazarus era soldado y Liezer carcelero. Vinieron en el éxodo que regresó a Jerusalén tras la liberación del pueblo judío por parte de los Persas. Ambos tienen contacto, se encuentran y el Toreador le presenta Bactria, su nueva chiquilla. Liezer le pregunta si ha pedido permiso a la Princesa y Lazarus le explica que técnicamente aun no ha sido coronada, así que si no hay Princesa aun, no necesita el permiso de nadie y por lo tanto no ha roto ninguna Tradición. El Setita no está de acuerdo pero respeta la decisión de su compañero vampírico. Charlan sobre la coronación y quedan para acudir juntos. Al parecer será en el Templo de Yahvé.


Princesa Cyra de Persia, Sire de Amara
Gran coronación
Tras unas noches en las que nuestros protagonistas se acomodan en Jerusalén, Helena es invitada y con ella, sus nuevos acompañantes, a la gran coronación de Amara, la Princesa de Jerusalén. Igualmente son invitados Liezer y su Sire Auset, Lazarus y su Sire Elsh, Abraham el anciano Capadocio y Cyra la Sire de Amara, la futura Princesa de Jerusalén. Lazarus decide llevar a Bactria, pensando que puede ser un buen momento para presentar a su neonata en tal magno acontecimiento.

Cyra previamente ha dejado en secreto a Helena, tras una cortina de los aposentos de Amara, para que observe desde las sombras sin ser vista. 

-Amara, Ventrue, descendiente del Rey David, linaje sagrado de reyes de Judá.-Su Sire Cyra le susurra al oído a la futura Princesa mientras peina su pelo con un peine de plata ante un pulido espejo. Cyra da la enhorabuena y siguiendo su línea, solamente otorga un consejo: -Tu consejero no debe ser nadie de tus conocidos, deberás esperar el adecuado, no debes precipitarte en la elección de este cargo. De esta persona dependerán la mayor parte de sus elecciones por sus consejos y por ende su reinado. Jamás seas tan soberbia que pienses que no necesitas un consejero, hasta yo lo tuve en mis inicios. Es necesario igual de necesario que lo será un trono…- y lentamente se dibuja una sonrisa en la pétrea faz de Cyra.

En la sala de recepciones del Templo inacabado los vampiros y sus sequitos esperan
Amara, Princesa de Jerusalén, Ventrue
impacientes y comienzan a charlar y a saludarse entre ellos. Lazarus presenta a Bactria a Elsh, su Sire, abuelo de la neonata, el Maestro arquitecto la saluda fríamente y comienza a hablarle de la construcción del Templo y de sus secretos más técnicos. Bactria no sabe de qué habla y a pesar de todo mantiene el tipo mientras Lazarus recuerda sus complicados inicios con Elsh, las personas nunca han sido lo suyo, más bien los planos y los templos.    

Sin esperarlo, todos los presentes son conducidos por los criados hacia fuera del templo a través de unos pasadizos secretos que llevan a un pequeño palacete adjunto al templo. Allí se encuentran en una bonita sala de recepción con unos grandes ventanales a la ciudad y donde un gran y opulento trono de oro sobre una tarima domina la estancia. Presidiendo el salón un imponente trono de oro y joyas preciosas valorado en el presupuesto de un país modesto. Sin duda los sirvientes de Cyra han erguido este magnífico secreto con la mayor de las celeridades.

Sala del Trono, Jerusalén
Cuando los presentes ya están inquietos, presentan a la futura Princesa y con el beneplácito de Cyra que se aparta a un lado haciéndola una reverencia, Amara de Babilonia, se presenta ante su corte de Jerusalén.

Elsh, el anciano Toreador, Sire de Lazarus y Abraham anciano Capadocio, Sire de Meir, y Auset, la anciana Seguidora de Set, Sire de Liezer, están presentes en tan importante acontecimiento, una vampiresa de linaje hebreo consigue el trono por segunda vez en la historia de Jerusalén, y más mérito siendo mujer, ya que hay menos oportunidades para qué las féminas reinen, también entre la Estirpe. En este caso es la primera mujer en reinar sobre la ciudad, y seguro que no será la última.

Una misteriosa mujer de tez oscura y encapuchada, observa la coronación desde un discreto segundo plano. Rodeando a los diferentes vampiros hay un séquito de ghouls elegidos por cada uno para presenciar el histórico acontecimiento, ellos podrán decir que estuvieron aquí.

Amara con un vestido azul cielo con bordados de oro y plata, a la última moda de la corte Persa, se coloca ante el trono. Está radiante al mismo tiempo que sencilla. Se voltea para deslumbrar a su corte, todos la observan y Cyra se encuentra a su lado apoyándola en todo momento y sonriendo orgullosa, su plan ha fructificado y esto solo es el principio.

Cyra, con voz firme, presenta a Amara -He aquí a la descendiente del Rey David, la nueva Princesa de Jerusalén, por derecho de sangre- y agacha levemente la cabeza en signo de reverencia ante la nueva Señora de Jerusalén. Los aplausos comienzan tímidamente y prosiguen de una forma enérgica liderados por un orgulloso Lazarus, amante esporádico de Amara.

Helena de Lyth,
Regente de Jerusalén, Brujah
De pronto, rompiendo el momento, en ese mismo instante Cyra hace pasar a Helena de Lyth y la presenta sorpresiva y fríamente -Esta es Helena de Lyth, Brujah de Chipre, ella será la Regente en la ausencia de Amara- La confusión es mayúscula, los murmullos  se acrecientan y nadie entiende lo que ocurre, sobre todo la atónita Amara que es reprendida con la mirada por su Sire Cyra que concluye ante los presentes antes de marcharse rauda con su chiquilla -La Regente es exactamente como si mi chiquilla estuviera aquí y tiene mi máximo apoyo y confianza, si alguien la contraria lo está haciendo también a Amara y a mí misma- Ambas desaparecen en cuestión de segundos dejando a una corte confundida.

Lazarus no da crédito a lo ocurrido y su enfado se acrecienta por momentos, contiene su ira mirando con rabia a la nueva Regente Brujah, y aprieta los puños hasta hacer brotar la sangre de sus manos.. 

Helena se encuentra sola ante una confundida corte que requiere una explicación. Tras de sí, el Trono de Jerusalén, vacío. Y la Brujah, henchida y valiente se dispone a dar su discurso de regencia, su carta de presentación:

-Hace poco Jerusalén era un montón de ruinas y recientemente ha comenzado a reconstruirse. Yo ayudaré a que sea una ciudad digna de Cyra la Persa y le dejaré a Amara, la legítima Princesa, un lugar mejor del que ha dejado hoy.- Mira a todos los presentes y va nombrando sus clanes -Todos ellos tienen lugar en mi corte, y todos sois aliados míos, incluso los más inesperados.- mientras dice eso mira a Lazarus y este mantiene la mirada con la Regente. El duelo es intenso y ninguno de los dos aparta la mirada como muestra de sumisión.

Elsh, el Constructor de Templos,
Sire de Lazarus
Jacob, para rebajar la tensión alza la copa y con su voz quebrada dice: -por Helena …-  no puede terminar el brindis cuando Lazarus, humillado, no es capaz de aguantarse por más tiempo y comienza a despotricar dando voces contra la Brujah Helena, su nueva Regente. -¿Quién eres tú?, ¿Quién te crees? ¿y con qué derecho ocupas ese trono?  Yo he sangrado por Jerusalén y he luchado contra un Nictuku para ganarnos esta ciudad y llegas tu, una desconocida y ¿te vas a sentar en ese trono?- Helena estoica recibe las palabras llenas de odio de Lazarus y responde -No voy a sentarme en este trono, ni ahora ni nunca. ¿y tu quien eres?- Lazarus responde iracundo -Soy Lazarus y yo y mi Legendaria hemos luchado por esta sagrada tierra, no como tu…-  En ese instante Elsh utiliza su Presencia y con su Majestad pone en su sitio a Lazarus, su chiquillo diciendo después -Lazarus, silencio. Helena es la elegida de confianza por Cyra, nuestra Señora, Sire de tu Princesa Amara y no hay nada más que hablar- Elsh se lo lleva y por el camino pide disculpas a Helena por el grosero comportamiento de su impertinente chiquillo. Bactria la chiquilla de Lazarus, se encuentra fuera de lugar y la vergüenza ajena le embarga, al no saber qué hacer sigue a su Sire y su abuelo abandonando los tres la estancia dejando un intenso murmullo tras de sí.

La bochornosa escena sin duda ha empañado la ceremonia y la tensión se masca en el
ambiente. Helena rompe el hielo presentándose personalmente a todos los invitados, cercana y sonriente.

La ceremonia continua y hacen entrar manjares para los humanos y Vitae de la mejor calidad para los vampiros. El ambiente recobra su pulso e importancia y Helena pasa a ser el centro de atención. Recibe halagos y enhorabuenas por parte de los presentes, y todos están deseando colaborar con ella para hacer una Jerusalén mejor.

Abraham, anciano Capadocio
Los tres Toreadores vuelven a entrar y Elsh vuelve a pedir disculpas a Helena que las acepta y se presenta ante ellos.

Hay un momento en el que Jacob saluda a Elsh, ya que se conocen de hace casi 200 años y le pide que le ponga al día sobre Jerusalén, el toreador declina la oferta y se disculpa dejándole solo y molesto por su inexpresividad. Y en ese momento el Nosferatu ve a Abraham el Capadocio, el mismo que en un osario de Atenas le enseño el camino del Cielo. Ambos ancianos se dan un abrazo y contentos de verse charlan sobre su fortuito encuentro.  Jacob confiesa estar pasando una crisis existencial y Abraham le dice que es una prueba de Dios y está siendo tentado por Satán. Debe ser fuerte, él cree que podrá ganar al maligno, le ayudará si es necesario.

Elsh, el Sire de Lazarus le recuerda la presentación de su nueva chiquilla. Lazarus de se calienta de nuevo y grita a la Regente y a los presentes que apoyan una farsa como esta. Por segunda vez en la noche Elsh tiene que utilizar su Majestad para fascinar a su insolente chiquillo y se lo lleva fuera, donde se escuchan los gritos del Sire al chiquillo: -Cyra es quien la ha puesto ahí y debes apoyarla, si no las construcciones de los templos de la ciudad no serán posibles, así que hazlo, es mi última palabra- Lazarus también a voz en grito discute con su Sire que quiere que se disculpe en persona y delante de toda la corte. Tras más elevaciones de voz de Lazarus, éste al final le pregunta oportunista: -¿Cuándo sea una Leyenda , me harás un templo si me disculpo?- Elsh promete hacérselo y Lazarus
Plano general del Templo de Jerusalén
inmaduro pero conforme se traga su orgullo y entra en la ceremonia pensando en su Templo… ante Helena y con todos los presentes en silencio, Lazarus se disculpa y a regañadientes presenta a Bactria como su chiquilla. Su chiquilla saluda a la corte que van devolviéndole el saludo personalmente. Helena coge la mano de Bactria y la sube a la tarima, junto a ella ante el trono, dejando a Lazarus más bajo que ambas. La Regente ni corta ni perezosa da un beso en la boca a la neonata dejando a todos con la boca abierta y paralizada a Bactria que no sabe cómo reaccionar, pero a la que no parece haberle importado en exceso la salida de tono. Lazarus se enfada y al ver que Helena está intentando menospreciarle, se sube a la tarima sin permiso y rompiendo todos los protocolos de etiqueta, presenta de nuevo a su chiquilla-Bactria Toreador, chiquilla de Lazarus, Chiquillo de Elsh-  Helena se alegra de conocer a otra guerrera como ella y así lo expresa. Pide respeto ante las impertinencias de Lazarus y la vergüenza de Elsh. El Toreador a su vez pide respeto para él que lleva aquí más de un siglo. Recuerda de nuevo qué él ha sangrado por Jerusalén y que no se va a quedar con la ciudad una desconocida como ella. Helena afirma no poseer la ciudad, si no guardarla y hacerla prosperar, le importa y lo demostrará, a él y a todos los presentes. Lazarus la acusa de querer el trono y la Brujah le responde que no quiere el trono. El Toreador se pavonea diciéndola que ya mató a un regente Assamita Persa en el pasado, se llamaba Amir y lo volverá a hacer si fuera necesario. Helena, altiva y sin perder las formas le puntualiza que no será necesario. Lazarus se va de la fiesta y con el una avergonzada Bactria y un iracundo Elsh.    

Amon, ghoul de Auset
La escena ha sido muy tensa, muchos de los presentes pensaron que la sangre iba a correr y ya se estaban preparando para lo peor. Poco a poco las aguas van volviendo a su cauce y las músicas de los trovadores amenizan la jornada.

Auset y Liezer dan su enhorabuena a la Regente y le prestan alianza incondicional. Helena se encuentra muy satisfecha con estas palabras y espera que sea cierto. 

Jacob a solas con Helena y le da su apoyo pero le recuerda que aun siendo griega respete al pueblo judío durante su mandato, La Brujah promete hacerlo sin duda alguna. El Nosferatu tiene planes para aumentar la familia, pero ya hablarán de ello llegado el momento. Habla despectivamente de los Toreadores y le explica a la joven Brujah que él ya tuvo problemas con ellos hace siglos, son unos estirados y egocéntricos indignos de Jerusalén. Jacob se presenta al resto de la corte, presentándose ante los que no le conocen.
 
Bactria, Toreador chiquilla de Lazarus
Abraham se acerca a la nueva Regente y le explica sus inquietudes para con el conocimiento, la muerte y la búsqueda de la Torá Negra. Dice apoyarla en la prosperidad de la ciudad y le aconseja formar un consejo de vampiros de varios clanes, igual que tiene el gobernador humano de la ciudad y aprovecha para presentar a su chiquillo Meir como representante de su clan, los Capadocio en dicho consejo. Igualmente aconseja hacerlo en el Templo, el corazón de la ciudad. Helena acepta de buen grado. Abraham también le explica porque su chiquillo Meir no se encuentra aquí y le pide disculpas que Helena acepta, es por su proyecto de de crear una hermandad de sabios para guardar todo el saber escrito y perpetuar los conocimientos por los siglos de generación en generación. La Regente cree que es una gran idea y apoyará dicha empresa.

La misteriosa mujer negra, es una embajadora persa, se presenta como Kayhana. Su presencia es fugaz, solo desea mostrar sus respetos por parte de Persia y de paso ver su corte y recursos aparentes. A solas pide a Helena que respeten al gobierno Persa y no lo influyan de ninguna forma, al menos mientras los Persas sean sus señores, si lo
Kayhana, Embajadora Assamita
cumplen, no habrá problemas con Persépolis, sus legítimos señores, ya que Yehud, Judá, es una provincia del Imperio Persa. La Regente Brujah la responde prometiendo que no intercederán en sus asuntos.

Auset, la Sire de Liezer, no quita ojo a la Assamita y confiesa en susurros a su chiquillo estar pensándose si decapitarla aquí mismo, pero decide no hacerlo para no manchar de sangre la ceremonia de coronación de Amara y la Regencia de Helena. -Empezar con una declaración de guerra no es una táctica sabia precisamente.- Exclama Auset a su chiquillo mientras mira altiva a Kayhana y esta le mantiene la mirada. -Llegará nuestro momento, no lo dudes perra- dice mirándola desde el otro extremo del salón.  


Cuando todo termina y los vampiros abandonan la sala del trono, Helena se queda sola, pensando a quien nombrará para su consejo.


Cada uno en su lugar
Tras la coronación la noche siguiente transcurre con normalidad. Liezer, el Seguidor de Set y su Sire Auset, mantienen encuentros continuos, en los que ella se preocupa maternalmente por su estado. Liezer le pide varias dosis de la droga psicotrópica que les hizo alucinar la noche pasada. Auset regala a Liezer un pequeño frasco con siete dosis para transportar al más allá a siete incautos.

Mientras, Liezer, deambula por los bajos fondos de Jerusalén tanteando el lugar para ver quien controla los hilos y cómo funcionan los negocios. Lo que ve es una ciudad incipiente, sin crimen organizado y con maleantes esporádicos, algunos rateros por aquí, unos vagabundos por allá. Las prostitutas pasean por la calle y el mercado negro intercambia con trueque cosas difíciles de conseguir. Se habla de algún asesino, se ha matado a algún hombre por deudas y el juego es una práctica habitual en cada esquina, dados principalmente.

Jacob, el Nosferatu, tras despertar, más débil que nunca, se da cuenta que necesita un refugio más personalizado y comienza a buscar basura, residuos y deshechos para adornar las paredes del agujero de catacumba en el que se refugió la noche pasada, literalmente “amierda” su refugio. No se encuentra bien si no hay montañas de deshechos, cuerpos putrefactos y agua estancada con olor a detritos. Esto le lleva un tiempo para dejarlo lo más sucio y asqueroso posible, y solo entonces se encuentra a gusto por fin, con ese olor en el ambiente que haría vomitar a cualquiera.

Lazarus, el Toreador, comienza la instrucción de su chiquilla, donde sorprendentemente la mayor parte del tiempo le enseña conocimientos de estrategia militar, ocultismo, cultura de la Estirpe, Disciplinas y asuntos similares. Mientras un tercio de su enseñanza, el momento favorito de ambos, es combate puro y duro. Lazarus es un Maestro de Maestros en armas de cuerpo a cuerpo, nadie humano y pocas personas no humanas tendrán la maestría del Toreador con las armas, no olvidemos que su arte es la guerra y el combate. Este es el momento de la noche en la que ambos Toreadores disfrutan luchando y peleando de múltiples formas y en diversos escenarios. Lazarus no es un hombre excesivamente sensible pero se percata de que algo no funciona bien con su chiquilla, e intenta hablarlo pero disgustada no quiere hablar con su Sire sobre ese tema. Paradójicamente es la alumna perfecta para cualquier Maestro, lo pilla todo al vuelo y aprende a pasos agigantados.

Dorian el Brujah, sin saber que hacer acude en busca de Helena la Regente y le pide una tarea para efectuar. La Brujah pensativa le propone ser su guardaespaldas hasta que encuentre una labor mejor para él. Dorian acepta, ya que solamente ha luchado en toda su vida, y en su no vida también.
 
Reconstrucción del Templo de Jerusalén según la concepción de Zorobabel

Helena, la Brujah, junto a Dorian, decide pasear por Jerusalén para conocer la ciudad, sus calles, sus olores, su muralla, su templo, sus gentes nocturnas. Ningún mandatario lo es, si no conoce el lugar que gobierna. Es una pobre ciudad, apenas emergente, sin comercio, sin grandes cosechas y que básicamente se autoabastece. Lo más importante de la villa sin duda es el Templo de Yahvé, casi terminado y sus murallas. La presencia persa es efímera y los símbolos religiosos en las casas, son principalmente judíos, aunque se ven algunos egipcios, babilonios y por supuesto pesas.          

     
Segundo Templo
La repatriación de los judíos bajo el inspirado liderazgo de Esdras, la construcción del
Reconstrucción de los muros
de Jerusalén por Nehemias
segundo Templo en el sitio del primero, la reedificación de los muros de Jerusalén y el establecimiento de la Knéset Haguedolá, Gran Asamblea, como ente religioso y judicial supremo del pueblo judío, marcaron el comienzo del período del Segundo Templo.

Pasaron tres gobernadores y 77 años hasta llegar a Nehemias, que fue copero del Rey Persa Artajerjes I, de quien obtuvo permiso para regresar a Jerusalén para la reconstrucción de los muros de la ciudad. Artajerjes nombró virrey de Judá a Nehemías, que fortificó Jerusalén para defenderse del gobernador de Samaria.

Zorobabel reconstruye el Templo de Jerusalén
Los pocos miles de judíos retornados estaban despojados de las riquezas materiales. La vida se les tornaba difícil bajo el dominio persa. La reformada vida israelí fue conducida por los escribas judíos de Nehemías. Completó las obras del escriba Esdras antes de regresar a prestar servicio en la corte persa. Bajo el gobierno de Nehemias se reconstruyó Jerusalén y sus muros, y continuó la reconstrucción del Segundo Templo comenzada por Zorobabel, edificado sobre el grandioso Templo de Salomón.

Nehemias murió 35 años después sin ver el Templo terminado. Le sucedió Bagohi como séptimo gobernador bajo el mandato persa, que desea y prevé terminarlo y consagrar el Templo en este año 400 a.C., diez años después de su nombramiento.


Cerveza a la luz de la luna
Helena decide refugiarse en el mismo palacio del Trono de la Princesa Amara, está habilitado para varios vampiros, que en un pasaje secreto se cobijan seguros bajo el salón del trono. Dorian pide vivir allí junto a ella para poder hacer mejor su cometido de protección, Helena accede y ambos Brujah, los primeros en habitar Jerusalén, residen en el Dominio de la Regente, junto al Templo.

Jacob decide hablar con Helena  sobre el Consejo y pide formar parte de él y ser el Primogénito Nosferatu, señor de todos los Nosferatu que pisen la ciudad, como lo fue antaño. Helena accede a tal petición mientras siga las Tradiciones de Caín, Jacob da por sentado que debe seguirlas y así se lo hace saber a la Regente. También le comenta más en detalle sus desencuentros con el clan Toreador en el pasado y al ver el comportamiento impertinente y fuera de lugar de Lazarus, se da cuenta de que hay cosas que no cambian. No se ha llevado bien con los Toreadores y no lo hará jamás, estuvieron en guerra en el pasado y no tienen nada en común. Helena pide tabula rasa en este asunto y no quiere problemas por prejuicios del pasado. A Jacob se le ve dolido con este asunto, parecen haber estado en una verdadera guerra civil por Jerusalén, y en cierto modo así fue.

El Nosferatu, prepara una red de comunicación con ratas vinculadas de sangre, que contacten con él solamente al mencionar el nombre de “Jacob”, cada rata estará cerca del refugio de los demás vampiros y cuando quieran contactar con él solo tienen que decirle a la rata ghoul su nombre: “Jacob”, ella irá a avisar que alguien le ha querido contactar y sabiendo que rata es, el Nosferatu sabrá quién quiere hablar con él. Las ratas solo hacen eso durante la noche, el día es para ellas y sus quehaceres.   

Liezer, se refugia en un sótano abandonado cerca de los bajos fondos y Lazarus igualmente en el sótano de un artesano colega de Elsh. La entrada del Dominio del Toreador, está tapada por la losa original que utilizó hace más de un siglo para tapar su entrada, cuando la ciudad estaba en ruinas. Ahora está hecha una puerta superior que solamente puede ser movida con potencia, necesitarían la fuerza de varios hombres y palancas para abrirla.

Liezer se encuentra con Lazarus y ambos discuten sobre el asunto de la coronación de la Regente. Bactria la chiquilla de Lazarus se presenta tímidamente a Liezer y el Toreador le pregunta a la neonata cual sería su línea de acción ahora, a lo que ella contesta que debería tener cerca a Helena, si no se fía de ella, así la verá venir mejor. 

Jacob se reúne con Lazarus y Liezer, este admira a Kothar, el Profeta, líder de la colonia de leprosos del Valle de Hinnom, Señor Nosferatu, el vampiro más viejo de todos los que han pisado Jerusalén, nadie sabe exactamente cuanta edad tiene.

Liezer ofrece unas cervezas especiales, destiladas por el mismo que pueden ser ingeridas por los vampiros sin tener que expulsarlas acto seguido, es más podrían llegar a alimentarse bebiendo las suficientes, por supuesto embriagándose a cambio. Los tres vampiros disfrutan de unas cervezas a la luz de la luna mientras recuerdan lo que era beber con los amigos y sienten un placer especial por la situación tan humana y nostálgica. En esta situación, Lazarus le pregunta a Jacob cual desarrollada tiene la disciplina de Potencia. El Nosferatu coge una piedra y la lanza contra el cielo y desaparece en la noche tras un potente silbido, casi instantáneamente. Acto seguido el anciano deja su bastón a un lado y salta como una rana tres metros limpios hacia arriba y sin coger carrerilla, cayendo al suelo de pie, tras lo cual recoge su bastón y se sienta tambaleante. Lazarus está impresionado y el Nosferatu orgulloso.

Hablan del bastón de Jacob y éste explica que es una reliquia. Es el mismo que utilizó Moisés para abrir las aguas, a lo que Lazarus incrédulo pide tocar el viejo y mellado bastón y para su asombro puede hacerlo sin problema. Jacob se queda extrañado, antaño la fe del artefacto quemaba a todos los vampiros que querían tocarlo excepto a él, el elegido para portarlo de generación en generación de Nosferatu de la familia de Jacob. Es cierto que Jacob también ha cambiado, perdió la fe hace muchos siglos, ya de vampiro pero, no así su reliquia. Puede ser que el paso de los años la haya debilitado o que le hayan cambiado su valioso tesoro. Y con esta inquietud pide a Lazarus entrevistarse con Elsh, el Maestro arquitecto, seguramente que él le pueda ayudar. Lazarus le indica como contactar con su Sire.

Una vez ante Elsh, Jacob lo ve rodeado de planos y maquetas. Coge el bastón y concentrándose utiliza su Auspex para ver si hay algún rastro de emociones que puedan ayudar a Jacob. No ve nada más allá que ha descansado a su lado durante décadas y el tiempo no ha hecho mella en la madera, un material muy interesante. Jacob vuelve pensativo a su refugio apoyándose en el bastón como lo ha hecho 600 años.

          
El consejo de Jerusalén
Bintanat, Sire de Helena, se entrevista con los personajes en el Templo de Yahvé. Jacob, Liezer y Dorian se encuentran ante la Majestuosa vampira egipcia. Lazarus había sido invitado pero el terror ha invadido su espíritu y la bestia ha poseído al vampiro que ha huido del lugar santo para no volver a pisarlo en mucho tiempo.

La vampiresa egipcia les agradece su asistencia a todos y les da la noticia de que su chiquilla, la regente de Jerusalén los ha elegido como su consejo y que deberán reinar en su lugar mientras vuelve con ella a Chipre, su patria, para un asunto urgente que requiere de ella en persona. La guerra se está cebando con la isla. Pide disculpas en su nombre, ya que ha partido sin más demora. Confía en que lo harán bien y equilibradamente. Extiende la invitación al ausente Lazarus, por supuesto.

Jacob y Liezer preguntan a la Sire de Helena si los asuntos de la guerras en Grecia les salpicarán aquí en Jerusalén de algún modo, por ser ambas provincias persas y ellas ir a guerrear a Chipre contra los persas. Bintanat explica que no, que solamente son asuntos humanos y Jerusalén no tiene ningún lazo humano con Grecia.

La primera reunión del consejo, ya con Lazarus de nuevo, asustado y sin ganas de mirar en dirección del Templo si quiera, hablan del Nictuku que arrasó con los vampiros locales y se llevó a un amigo retornado de Babilonia, Benshajar, del clan Capadocio, compañero y sobrino vampírico de Meir.

Jacob también habla lascivamente de Bintanat y que le gustaría montarla como a una yegua en celo, mientras le haría lamer su bastón con esa larga lengua de egipcia. Su mirada obscena y su boca de leproso, con dientes podridos da mucha grima al resto de los presentes, que lo observan asqueados.

   
El robo de la reliquia
Jacob se despierta incomodo y se da cuenta de que su bastón sagrado no está y en su lugar hay una nota escrita en lenguaje antiguo, el anciano lo entiende perfectamente:

“Tuve que abrazar las tinieblas para poder acabar contigo Lucifer. Ahora soy inmortal como tú, y llevo casi dos siglos esperando este momento. Morirás.
N.

Jacob inquieto y pensativo reúne al consejo, caminando apoyado sobre una roñosa espada de su época y les exige una caza de Sangre contra el Nazareno, un cazador de su etapa anterior al sopor, de hace casi 200 años que le persiguió para matarle en el pasado. Era humano, con fe y lo siguió hasta la caída de Jerusalén. Lo último que esperaba Jacob es que hubiera sobrevivido al paso del tiempo, enemigo natural de los humanos.

Especulan y puede haber detenido el tiempo siendo un ghoul con sangre de sus víctimas o que alguien le haya abrazado. Sea como fuere Jacob exige una Caza de Sangre para tan peligroso y vengativo cazador por tres razones:
-Ha roto las tradición del Dominio, profanando su lugar de descanso y robándole su bastón sagrado.
-Por amenazarle de muerte ya que si pudiera incumpliría personalmente la Tradición de la Eliminación, ya que podía haberle matado de día el mensajero que le robo la reliquia y no lo hizo.
-Y  tercero por no haberse presentado a la Regente, o en este caso a el Consejo, rompiendo la Tradición de la Presentación.

Lazarus no  le apoya en absoluto, acusándolo de querer utilizar el consejo para solucionar sus problemas personales. Jacob se enfada mucho diciendo que es un problema para todos, no solo para él. Se conformará después de matarle ¿o seguirá con el resto?. De nuevo Toreador contra Nosferatu, la vieja historia se repite, Jacob la conoce bien y eso no ayuda.

Liezer no le apoya directamente, pero quiere que Jacob explique bien sus razones y que se sienta culpable por haberlo hecho, y en parte lo consigue. Al hacerlo le otorga su apoyo para la Caza de Sangre. 

Tras una gran discusión, Lazarus pregunta a su chiquilla y esta está deseando cazar a alguien a la altura de su espada. Lazarus sonríe y al fin llegan a un consenso, se reunirá a toda la corte de Jerusalén y se convocará una cacería de sangre hacia el Nazareno.


La Caza de Sangre
El consejo, poco después de ser nombrado por Bintanat, ha convocado a la corte en el salón del trono y los cuatro vampiros explican la situación a los asistentes: Bactria, chiquilla de Lazarus, Elsh, Sire de Lazarus y Abraham, anciano Capadocio.     

La escasa corte vampírica de la ciudad es por una razón: hay que tener en cuenta que siendo la población humana de Jerusalén no muy numerosa, los vampiros que se alimentan de ella no debe ser mucho más numerosa, si no aumentarían los peligros de romper el silencio de la sangre y mostrar abiertamente a los humanos quienes son creando miedo y caos y dificultaría altamente la caza diaria, dando lugar a peligros mayores y a posibles enfrentamientos por los dominios de caza.

Lazarus advierte a su chiquilla que observe la cara de su abuelo cuando le comuniquen la orden. Así lo hace ante la diversión de Lazarus.

Jacob toma la palabra y explica las rupturas de las tradiciones del Nazareno, la Presentación, el Dominio y potencialmente la Eliminación, por su amenaza y enseña la nota. Explica que su clan es desconocido. Piden a Elsh que utilice su Auspex para ver la carta que dejó a Jacob en su refugio, pero no consigue sacar ninguna información, no tiene sentimientos arraigados, algo muy extraño.

Liezer recuerda a Jacob que explique a los presentes cuál es el origen del Nazareno, así entenderán mejor el peligro. El Nosferatu cuenta que hace siglos partió por Judea para buscar hombres virtuosos y en Nazaret se encontró con este hombre de fe al que intentó llamar a su causa y se volvió  en su contra, ya que al saber que Jacob era un Cainita, juró matarle y acabar con su no vida por intentar atraerle hacia el mal, acusándole de ser el mismísimo Lucifer.

Tanto Elsh como Abraham dicen que ayudarán en la cacería aun no siendo luchadores, lo harán en la medida de sus posibilidades. Los presentes no parecen muy convencidos de que vayan a dejar sus asuntos para este tema.
  
Balthasar, Perro de Canaan,
ghoul de Lazarus
Lazarus envía a Bactria con Elsh para que éste le hable de arquitectura y se sienta bien con su nieta. Cuando regresa Lazarus le pregunta como afrontaría la caza ella y Bactria explica que expondría  a Jacob como cebo y prepararía una emboscada con el resto de vampiros armados hasta los dientes y listos para matarlo y ajusticiarle por la ruptura de las Tradiciones.

Tras el anuncio, los cuatro vampiros del consejo cazan en grupo, sin separarse, temen lo peor. Jacob se cuela ofuscado en la casa de un Maestro armero adquiriendo una espada y un par de dagas que paga con cuatro monedas de dinero griego pedido a Dorian.

Liezer pone a su fuerza militar y sus maleantes a buscar al Nazareno, peinan los bajos fondos de la ciudad con la descripción del Cazador dada por Jacob al Setita.

Lazarus da la nota dejada en el refugio de Jacob a su perro Ghoul Balthasar, que al oler tan mal este, no consigue más que despistar al can.


Mapa con las provincias (satrapías) del Imperio aqueménida
El Séptimo gobernador
Tras unos años sin gobernador tras la muerte de Nehemias, Bagohi fue nombrado por los persas y fue él quien retomó la tarea de terminar el  templo consagrado a Yaho (Yahvé) en la isla de Elefantina, en Egipto. Como gobernador de Yehud, nombre de Judá en el periodo persa, Bagohi, había recibido la peticiónde los sacerdotes judíos de esta isla, colonia judía en Egipto:



“A nuestro señor Bagohi, gobernador de Judea, tus servidores Yedonías y sus colegas, los sacerdotes de la fortaleza de Elefantina… Si le parece bien a nuestro Señor, preocúpate de que se construya este santuario, ya que a nosotros no se nos permite construirlo… Además a propósito de todo este asunto, hemos enviado una carta en nuestro propio nombre a Dalahay y a Shelemyah, los hijos de Sanbalat, el gobernador de Samaría”.

(Traducción Jacques Briend, Israel y Judá en los textos del Próximo Oriente Antiguo.)

En el año 400 a.C., el gobernador Bagohi, lidera Yehud Medinata, la provincia Persa, antes llamado el Reino de Judea. Durante su gobierno Jerusalén comenzó por fin a parecerse a un centro religioso de nuevo, con una economía viable, aunque vacilante, y una población en lento crecimiento. Dentro de los confines del imperio persa, Judea era una nación cuya dirección estaba confiada al Sumo Sacerdote y al Consejo de Ancianos de Jerusalén.

Hay un aspecto misterioso en la figura del gobernador Bagohi y es su guardián personal, un hombre al que llaman “El espectro”.


El espectro
Una misteriosa figura protege continuamente al gobernador Bagohi, su aspecto es lúgubre y siniestro, nadie ha visto su rostro ya que siempre va enfundado en una elaborada armadura, siempre encapuchado, de ahí el apodo de “el espectro”.

Se dice que ha sido capaz de matar a más de una decena de asesinos enviados para acabar con la vida de este próspero gobernador. Lo realmente inquietante para los miembros de la Estirpe es que se le ve con Bagohi día y noche.

Nadie ha escuchado su voz, nadie le ha visto en otro lugar que tras la sombra del gobernador, es como su Ángel guardián,  parece que Yahvé está con ambos.


Lazarus héroe de Persia
La fama de Lazarus crece como el sol al amanecer. Había aumentado y disminuido como las mareas, pero al fin se hablaba a través de todo el Imperio Persa sobre las gestas del Lazarus, el héroe Hebreo. Se cuenta cómo luchó contra el Nictuku en Jerusalén y lo hizo huir. También que reina Jerusalén en las sombras junto a la mujer que quiere que reine a su lado, primero Amara y ahora Helena.

Todos los vampiros de Persia conocen a Lazarus y saben dónde encontrarle, también saben que su espada Legendaria lucha de la mano de la Princesa de Jerusalén, Amara, y ahora también lo hace por su Regente Helena. Los rumores corren por todas las provincias conquistadas y llegan hasta los campos de batalla de las fronteras con otros reinos. 

Lazarus descubre por Cyra que ella está tras esto con la ayuda la abuela de Helena, una aliada de la Princesa Persa Sire de Amara.

El orgulloso Toreador está conforme, aunque no se siente demasiado cómodo con las historias falsas que han hecho crecer su fama, él prefiere que las gestas sean verdaderas. Y por ello luchará, para eso hay que ponerse en marcha, piensa mientras afila su espada llamada «Legendaria».