Capítulo IV: El nuevo Altar (521 a.C.)
El retorno de los
personajes
Año 521 a.C., los
personajes comienzan a regresar a Jerusalén.
El lugar es un gran
campamento, no tan inmenso como hace dos décadas, seguramente habrá habido
familias que se han ido para asentarse en otros lugares de Judá. El campamento
se compone de Sukots, tiendas hebreas, y está posicionado al oeste de las
ruinas de Jerusalén.
En las ruinas de la
vieja capital no hay nada más que escombros y poco más, en la plaza central se
asienta un tímido mercado nocturno que seguramente se animará por el día.
En el sur de las
ruinas hay una zona de desfavorecidos que mal viven en cuevas y maltrechas
tiendas.
Al norte de las
ruinas hay un pequeño y deficiente campamento de guardianes que responden
solamente ante el gobernador de Jerusalén, el viejo Zorobabel.
En el noreste hay un
gran cementerio donde descansan los muertos, campo santo, es un lugar que a los
vampiros les cuesta horrores entrar, el terror de la fe les suele apartar de
este sagrado emplazamiento.
Y por ultimo en la
zona al este de Jerusalén se asienta un campamento zíngaro que viven al margen
de los judíos, sin mezclarse con ellos.
Se acomodan en las
inmediaciones de Jerusalén, ahora son vampiros retornados y deberán comenzar su
sagrada misión otorgada por sus Sires : Reconstruir Jerusalén.
Y van enterándose de
lo que ha ocurrido estas dos décadas, viendo que no solo no se ha avanzado en
la construcción del Templo, si no que la situación está más tensa que
nunca.
Lazarus, el Toreador |
Lazarus
El famoso héroe,
encapuchado para no llamar la atención con su nuevo angelical aspecto, otea el
mercado nocturno de Jerusalén cuando ve como un ladronzuelo que no debe tener
más de diez años está en un lío por haber robado unos dátiles para dar de comer
a su hermana pequeña.
La guardia va a
cortarle la mano por petición del mercader implicado ya que no es la primera
vez que el joven le roba y está ya cansado y cuando la espada en alto se
dispone a amputarle la mano con la que había robado, Lazarus le detiene y se
ofrece a pagar él los dátiles robados. El mercader accede y Lazarus le pregunta
al niño si va ha hacerlo otra vez, y al negarle este, el héroe paga una moneda,
suficiente para correr con los gastos. A pesar de todo el guardia quiere hacer
valer la ley y castigar la ruptura de uno de los mandamientos de Dios, ante la
insistencia de Lazarus y la retirada del mercader, finalmente accede a dejar al
joven ileso.
Lazarus le insiste
cuando se va, -"no vuelvas a robar"- y el niño se escabulle entre los escombros
de la ciudad. El héroe judío se siente muy satisfecho con la buena obra y se da
cuenta por primera vez desde su muerte que su humanidad se había resentido en
su enseñanza con Elsh.
Lazarus feliz y su
bestia interior calmada, y el héroe ha vuelto para salvar la vida de los
inocentes, todo ha empezado con buen píe.
Nahum, el Nosferatu |
Nahum
Cuando Nahum está
echando un vistazo al asentamiento judío, ve una escena que le deja el alma
helada: un leproso se restriega con la ropa colgada de una familia que duerme
en su sukot. Lo hace con saña mientras vengativamente dice que pagarán por no
aceptarle y despreciarle por su enfermedad.
Nahum no puede dejar
al villano sin más y se acerca a él a increparle por su acción tan inhumana,
hay ropas de niños entre ellas. El leproso le pide a Nahum que se meta en sus
asuntos y que le deje tranquilo, se merecen todo lo malo que les suceda y Nahum
intenta convencerle de que no tienen culpa alguna de su condición, él mismo es
un leproso. El Nosferatu le ofrece salvación en un lugar donde le pueden ayudar
y tras un tira y afloja Nahum acaba agarrándolo del cuello y elevándolo en el
aire. El terror invade al leproso que accede a ir en la dirección que el
Nosferatu le ha mostrado, buscando el Valle de Hinnom.
Amara, la Ventrue |
Amara
La Sire de Amara le
había proporcionado lo necesario para que esta regresara a Jerusalén de una forma
cómoda y segura. En una pequeña caravana protegida por soldados persas.
Cuando apenas quedaban una semana para llegar, un Mercader
y sus soldados paran la caravana de Amara para pedirle ayuda. Unos bandidos les
han robado y deben continuar su viaje hacia el oeste.
Cuando Amara se
presenta el mercader la identifica rápidamente como vampiresa y le comunica que
es el ghoul del Gran Ventrue Darío el Persa y que debe ayudarle a continuar su
camino llevándole en su caravana. A Amara no le gusta nada el tono altivo del
mercader y mucho menos su forma despectiva de tratar a las mujeres con
desprecio, así que le deja a su suerte en el desierto mientras grita -“No sabes quién es mi Domitor, vas a
lamentarlo”, Amara sonríe.
Meir, el Capadocio |
Meir
En pleno viaje a
Judá, un moribundo monje se presenta ante Meir y le otorga un rollo de
pergamino que dice está seguro que pondrá a buen recaudo. Antes de morir le
pide que lo proteja con su vida. Meir le da un entierro digno.
Meir intrigado
durante el viaje comienza a leer el misterioso pergamino, cuando se da cuenta
de que en él hay practicas medicinales paganas, donde los cuerpos son
profanados para averiguar diferentes dolencias y enfermedades. Esto es
Nigromancia y si alguien de su religión le viese con estos textos, sin duda le
quemarían en el fuego purificador junto con el pergamino.
El capadocio duda y
decide enviárselo a su Sire Abraham, para que le saque de dudas. Poco antes de
llegar a Jerusalén, Abraham le contesta por medio de una misiva en la que pone:
“Has hecho bien en enviármelo. Ya está
destruido.”
Liezer, el Seguidor de Set |
Liezer
Liezer viaja en una
modesta caravana de camino a Jerusalén. Y se encuentra con un rico mercader que
está desamparado. Tiene un cargamento del mejor vino, que le da a probar a
Liezer, y debe venderlo lo antes posible para sacar la mayor cantidad de dinero,
sabe que perderá dinero por liquidar de una manera tan rauda, pero no tiene
tiempo, necesita urgentemente el dinero para emprender otro negocio más urgente
y este vino no llegará en buenas condiciones a su destino, debe deshacerse de
él y sacare el mayor beneficio posible, sabiendo que jamás sacará el precio por
el que lo compró.
Le ofrece a Liezer
hacer negocio y se lo vende por un precio 3 veces menor de su valor real, si después lo vende en Jerusalén sacará
fácilmente su valor real ganando un 300% en la transacción. Liezer regatea con
el desesperado mercader y saca un buen precio por el cargamento de vino que le
compra por 30 monedas, cuando su valor en el mercado es de 100. Liezer nota
algo raro en la forma en la que el extraño expone su problema, pero no le da mayor importancia.
El mercader
apesadumbrado pero contento por haber podido sacar algo se va dándole las
gracias a Liezer, no sin antes probar su especial cerveza con la que se queda completamente encantado con el
Seguidor de Set, pero los negocios son los negocios y debe irse.
Poco después unos
guardias llegan a caballo y preguntan por un ladrón de vino, Liezer se hace el
despistado pero piden probar las tinajas que transporta, y al beber de ella
escupen el liquido y preguntan si les está intentando engañar, es vinagre. En
Setita ha sido engañado y por suerte esto hace que no sea sospechoso del robo
del vino. Y con la frustración de haber sido estafado Liezer continua su camino
hasta Jerusalén.
Beshanjar, el Capadocio |
El abrazo de
Benshajar
Hace dos décadas, en
algún lugar de la Capadocia…
Benshajar se
despierta en un lugar frío y oscuro, no puede levantase y le falta el aire…
está en un ataúd y por el olor a tierra y la humedad del ambiente llega a la
conclusión de que ha sido enterrado vivo.
Aquellas noches
fueron infernales, hubo momentos de paz por terminar el camino, de terror por
no querer morir, de negación por pensar que era todo un sueño y finalmente de
resignación. Lo peor fue el hambre, no había forma de mitigar ese hambre y hubo
momentos en los que Benshajar se sorprendió comiéndose los dedos, literalmente.
Se estaba volviendo literalmente loco.
Los últimos momentos
antes de morir fueron los mejores, una bonita voz de mujer entonaba una nana
con la que Benshajar dejó este mundo, al fin el sepulturero había sido
enterrado cerrando el ciclo.
Se despertó con sabor
a hierro en la boca, y la cara de ella era tan bella como la muerte, bebió de
su muñeca hasta saciarse y cuando todo se calmó Havva explicó a Benshajar su nueva condición.
Así empezó su
no-vida, que transcurrió viajando de cementerio en cementerio de toda la gran
Persia. La enseñanza de Benshajar fue muy intensa y peligrosa, ya que Havva su
Sire le hacía viajar continuamente, con el peligro que esto conlleva. Lo hacían
en un carro fúnebre marcado con la X de la peste negra, nadie en su sano juicio
abriría jamás sus ataúdes por lo cual podían descansar durante el día. El
cochero, era un gran hombre mudo que había vivido toda su vida con Havva y los
protegía del día y les traía comida cuando era necesario.
Havva, “aliento de
Vida” en idioma de la Capadocia, era tremendamente fría con Benshajar, pero
esto a él no le importaba ya que le enseñaba secretos ocultistas que por otros
medios jamás hubiera descubierto. En cada lugar Havva era capaz de buscar los
textos relacionados con la muerte y de hablar con las personas más siniestras
sobre temas incómodos para los mortales.
Siempre al margen de
la humanidad y de la civilización solo tenían un objetivo, el mismo que Abraham, Sire de Havva, le había
inculcado: descubrir que es la muerte y todo sobre ella. Poco hablaba del
abuelo vampírico de Benshajar pero por lo que parecía era tremendamente viejo y
poderoso.
Un grupo de zombis
encapuchados acompañaban siempre a Havva y eran sus obreros, soldados y mano de
obra gratis. Los utilizaba cuando eran necesarios y se deshacía de ellos cuando
no los necesitaba, dejándolos enterrados para que continuasen su descanso y sus
cuerpos alimentasen los gusanos de la tierra santa.
Havva y Benshajar
En algún lugar de la
Capadocia, una noche, pasada una década del abrazo del neonato Capadocio, Havva
deja repentinamente de leer el rollo de pergamino que tiene entre las manos y
mirando a Benshanjar de forma intensa le dice con voz suave:
“Voy a contarte una historia chiquillo, toma asiento y
presta atención:
Ibnshajar, padre de Benshajar era un hombre sabio, que me
prestó a mí, Havva, sus servicios como sabio y erudito. Tuvo una vida difícil
desde que su mujer murió al dar a luz a un bebé alvino. Fue una gran pérdida
que Ibnshajar fuese condenado por su sangre judía.
Me sentía en deuda con él
y había dejado un hijo huérfano, maldecido con el albinismo, los humanos
no lo entenderían y no merecía sufrir la ira de los hombres, era un inocente y
debía salvarlo por mi deuda con el sabio Ibnshajar. Así que destiné los fondos
necesarios para que ese niño creciese fuerte y sano, rodeado de saber y fe,
como su padre hubiera querido.
Se crió en entornos religiosos criado por mojes hebreos
que le abrieron las puertas del saber y el aprendizaje al ver que el joven
Benshajar era más curioso de lo habitual.
Sus cuestiones iban más allá de las preguntas que se
haría un joven de su edad y se obsesionó con el descubrimiento de la muerte y
el más allá.
Velé por sus intereses y cuando el joven tenía una
pregunta, yo en las sombras le facilitaba un escrito que le diera la respuesta
o un sacerdote que le enseñara una lengua que le hiciera entender el próximo
texto que devoraría su mente inquieta. Sin duda había heredado la mente de su
padre.
Era un joven especial, y cuando podía lo visitaba para
ver su maduración. Se hizo un buen sepulturero, muy sabio y respetado entre
sacerdotes, se convirtió en todo aquello por lo que su padre estaría orgulloso.
Y entonces me di cuenta de que mi trabajo había
terminado, ya que había ayudado a criar al hijo de un amigo. Entonces sentí tal
pena que no dormí durante noches enteras. Las amargura embargaba mi alma cuando
imaginaba que Benshajar el hijo de mi amigo, podía morir y con él, todo el
esfuerzo y todo el saber dedicado a su maduración.
Así que decidí abrazarlo y darle la oportunidad que su
padre no tubo, de poder seguir con la búsqueda de la respuesta a la pregunta:
¿Que hay más allá?”
Havva queda pensativa
unos minutos en silencio y recoge de nuevo el pergamino que había dejado antes
de contar la historia y sigue leyéndolo con una sonrisa en sus fríos y muertos
labios.
Buscando refugio
Lazarus y Nahum ambos
encapuchados se encuentran y al reconocerse a duras penas por las voces, el
Toreador abraza al Nosferatu con mucha alegría de volver a encontrarse vivos.
Buscan refugio seguro entre las ruinas
de Jerusalén y se dan cuenta de la proximidad del amanecer, así que se precipitan
a taparse con grandes rocas movidas con facilidad por su fuerza sobre humana.
Después de conseguir
un refugio seguro, para empezar con buen pie deciden averiguar qué ha ocurrido
desde que ellos se fueron y cuál es la situación del Imperio Persa en este
momento. Sería interesante conocer a los vampiros de la comunidad, si los
hubiera, para poder ir tanteando el terreno político.
Amara y Meir se
encuentran y ambos se alegran de verse. Meir lo considera un designio divino.
Amara ha sido favorecida por el dinero ya que sus ropajes son ahora de la mejor
calidad persa, no solo parece haber cambiado de atuendo, si no que parece más
adulta y sosegada que cuando el sacerdote la conoció.
Ambos acomodan sus
sukots, en las faldas del cercano monte Sion, Amara con su rebaño, tres mujeres
judías y Meir con sus criados, un bibliotecario y una ayudante de cámara.
En las ruinas de
Jerusalén ambas parejas se encuentran y los cuatro vampiros se sienten
afortunados por el azar, parece un milagro que hayan sido todos abrazados y
estén juntos en Jerusalén. De las sombras aparece Liezer, que viene de haber
montado su sukot donde sus quince secuaces descansan del viaje.
Ya son cinco neonatos
de los más variopintos clanes. Y tras charlar de su condición deciden buscar un
refugio comunal donde puedan descansar y no morir abrasados por el sol.
Tras una gran roca,
movida solo por la fuerza de Lazarus y Nahum, encuentran un antiguo sótano que
debió salvarse de la destrucción de la ciudad por los Babilonios. Es un lugar
oscuro, sucio y húmedo, pero puede servir como refugio para los neonatos.
Lazarus con su conocimiento de arquitectura enseñado por Elsh, coloca una losa
en la entrada de tal forma que no entre ni un rayo solar en el interior, quien
diría que esta habilidad le ayudaría tan rápido en su nueva no-vida.
El Reencuentro
Poco a poco los
personajes van reencontrándose entre ellos, el destino los ha reunido una vez
más y ahora todos ellos son vampiros. ¿Quién conjura con ellos? ¿Dios?, ¿el
Demonio?, ¿ambos?...
Se ponen al día e
intercambian inquietudes y anhelos, recuerdan que sus Sires les dijeron que si
se juntaban a más neonatos retornados tendrían más probabilidades de
sobrevivir, ¿lo decían porque sabían que se reencontrarían?
Y en cuanto a su
pueblo, ¿Qué ha ocurrido estos veinte años para estar en esta penosa situación?
¿Qué ha sido del Rey Ciro de Persia, benefactor y liberador del pueblo
Israelita? ¿Hay vampiros entre la comunidad judía?
Muchas preguntas y
ninguna respuesta, lo que es claro es que a pesar de que sus Sires no parecen
ser un grupo unificado, todos ellos tienen el mismo Objetivo: Reconstruir
Jerusalén y su Templo.
Hablan de sus Sires y
sus años de enseñanza y deciden investigar que ha ocurrido estos veinte años en
Jerusalén y para ello empiezan en el mercado.
Mercado nocturno
Un pequeño y
desagradable mercado se sitúa en una plaza en plenas ruinas de Jerusalén. Son
los restos del mercado diurno, y en los alrededores las tiendas de los
comerciantes albergan a sus familias que de noche descansan plácidamente.
No hay mucho
movimiento, algunos puestos improvisados de enseres básicos y algunos
mercaderes y comerciantes que cierran sus tratos de última hora en la
oscura plaza.
No hay mucha
insistencia de regateo ni la energía que se vive en los mercados diurnos, más
bien preparan sus puestos para la llegada del día y de las mejores
oportunidades de venta. Todo esto alumbrado por antorchas rodeadas de sombras
danzantes.
Cuando alguno de los
personajes se adentra en el lugar, nadie
le da importancia, es un lugar de encuentro, y como tal suele estar comúnmente
transitado, incluso de noche.
El pasado de Havva
Mientras tanto en
Capadocia, la enseñanza del neonato Capadocio Benshanjar continua. La vida de
humana de Havva debió de ser un infierno, cuando Benshanjar sacaba el tema ella
solo decía que no era importante para continuar su camino y hablaba de otra
cosa.
Tampoco habló nunca
de su abrazo, por alguna razón parecía sentir un cierto rencor hacia su Sire,
el tal Abraham, y al mismo tiempo hablaba de él como alguien de gran poder y sabiduría,
pero nunca hablaba mucho sobre él y de cómo o por que la abrazó. Havva se
quedaba pensativa y lloraba sangre en silencio, quizás si seguía el camino del
Cielo que Abraham le enseño obtendría respuestas, quizás …
Cuenta historias en
el mercado
Liezer ya en el
mercado nocturno, se afana en vender las jarras de vino de señuelo que le han
colado en la estafa de camino a Jerusalén. Lo hace sin dificultad y regala las
jarras de vinagre al comerciante con el que cierra el trato. Ha conseguido
mucho menos dinero del que pagó por ellas pero al menos ha recuperado algo.
Los personajes rondan
por los puestos preguntando a comerciantes y mercaderes y es Liezer quien de un
modo espectacular preguntando adecuadamente a las personas adecuadas consigue
que empiecen a contar entre todos los presentes la historia de lo acontecido
durante el tiempo que no han estado aquí los personajes. Lo hace tan bien que
todo el mercado acaba participando de la historia, aportando cada uno, como una
pieza de puzle narrativa, su granito de arena para construir la historia que
conocen. La realidad pudo ocurrir de otra forma, pero esto es lo que el pueblo
sabe:
Los avances del Rey persa
El Rey Cyro II el Grande, tras haber extendido su dominio
por gran parte de Mesopotamia, Media, Lidia y Babilonia, desde
el mar Mediterráneo hasta la cordillera del Hindu Kush, ha
creado el mayor imperio conocido hasta ese momento.
Liberó al pueblo Israelita y les devolvió Jerusalén junto
con el derecho a adorar a su Dios. También hizo lo mismo con grupos de
deportados arameos a quienes devolvió su tierra de origen en Siria.
Las ciudades fenicias no ofrecieron resistencia, y se estableció una
especie de protectorado.
Hacia 530 a. C., Ciro emprendió una campaña contra
los nómadas escitas del nordeste del imperio, concretamente la tribu
de los masagetas, fue superado y muerto por los masagetas acaudillados por
la reina Tomiris.
Cyro el Grande es sucedido por su hijo Cambises II como
heredero con el título de rey de Babilonia. Y lleva diez años reinando y
manteniendo las conquistas de su padre.
Actualmente dos
décadas después de Ciro el Grande, reina Dario I el Grande, cuarto Rey de la
dinastía aqueménida y amplia fronteras del Imperio Persa conquistando Tracia y
Macedonia.
Asentándose en Jerusalén
En el exilio de
Babilonia, el milagro del fuego une al pueblo judío (Nabuconodosor mandó quemar
a los judíos que no se arrodillaron ante él y estos no ardieron y
sobrevivieron).
Las leyes y las
historias que recibió Moisés en el monte Sinai, son recopiladas y preservadas
en los libros de Josue, Samuel y los reyes. Juntas conforman el corazón de la
Biblia hebrea.
Ya se encontraban en
Jerusalén, sin comercio, sin hogares y sin alimento, el futuro se veía muy
negro. A pesar de las condiciones tan desfavorables que los Israelitas habían
encontrado al llegar a su tierra, el precio del rey Ciro había sido reconstruir
el Templo y se pusieron manos a la obra.
Zorobabel
"Príncipe de Judá", primer gobernador de los judíos repatriados;
descendiente del rey David. (antepasado de Jesucristo). Nombrado gobernador por
el rey Ciro, a Zorobabel se había llevado los vasos sagrados de oro y plata que
Nabucodonosor había tomado del templo años antes. Recuperó la Torá y
los libros de los Profetas.
Zorobabel debe ser
también, quien ponga los cimientos del Segundo
templo en Jerusalén. Y el primer paso se dio cuando se erigió el
altar del templo en el séptimo mes (septiembre) bajo la dirección de Zorobabel.
Jesúa, el sumo
sacerdote al segundo año, en el segundo mes (abril 536 a.C.), empezó la
construcción del templo mismo.
Al percibir que los
locales, los llamados “no judíos” pidieron participar en la obra de
reconstrucción no tenían un buen motivo, Zorobabel, Jesúa y los cabezas de
las casas paternas declararon: “Ustedes
no tienen nada que ver con nosotros en edificar una casa a nuestro Dios,
porque nosotros mismos juntos edificaremos para Jehová el Dios de Israel, tal
como el rey Ciro el rey de Persia nos ha mandado”.
Esta fue la chispa
que incendió las hostilidades entre los locales, los “no judíos” y los
retornados. siguieron desanimando a los que reconstruían el templo.
Guerra judía
Durante casi veinte
años lucharon contra los locales “no judíos” cada vez que ponían una piedra del
Templo. Hasta que un fatídico día Jeshua, Sumo Sacerdote de los retornados y
profeta del gobernador Zorobabel, fue asesinado por estos vengativos y
violentos hombres. Sin consejero, ni
hermano el anciano y cansado gobernador de Jerusalén se hundió en la oscuridad.
Finalmente en 522
a.C. consiguieron la proscripción oficial de la obra, prohibiéndose
continuar con la construcción y todo se detuvo por miedo a que hubiese más
violencia desatada, la sangre inocente no debía manchar el altar del Señor. La violencia nunca podría
solucionarse con más violencia.
La gente regresó a
sus campos, tratando todavía de sacar adelante exiguos cultivos a partir del
baldío suelo. Simplemente todavía no había la energía ni el tiempo adicionales
para invertirlos en el proyecto de construcción de una comunidad.
Asaf Nuri, el Ventrue
comerciante
Con lo que ha
ocurrido en el mercado, es imposible no llamar la atención y si hay un vampiro
en las inmediaciones, debe haberse enterado de la llegada de los personajes. No
es usual que los mercaderes por iniciativa propia acaben todos hablando sobre
la historia pasada de la región o sobre el imperio Persa.
Cuatro jinetes
irrumpen en la ruinosa plaza y desmontan. Uno es claramente un sirviente de
buen nivel, otros dos son mercenarios armados y el ultimo un rico mercader
judío con una tenebrosa apariencia. Su túnica negra cosida con bordados de
plata, sus recios mocasines y sus valiosos anillos hablan por él.
Un hombre altivo y
adinerado que otea el lugar y al ver a
los personajes desconocidos para él se acerca a ellos impulsivamente mientras
los comerciantes y mercaderes se apartan y esconden a su paso.
Habla con voz firme: -“Soy Asaf Nuri, comerciante Ventrue, este
es mi dominio y debéis presentaros ante mí.”
Escucha atentamente y
cuando terminan las presentaciones, les dice:
“Únicamente podéis acudir a mi dominio cuando portéis
dinero para pagar, y sin él no os molestéis en venir. Deberéis pagarme una
moneda de cada cinco de beneficio si vendéis o de gasto si compráis. Nunca
debéis molestar a los comerciantes, ni inmiscuirse en sus negocios, eso es cosa
mía. Y no dudaré en mover mis hilos para que el gobernador arroje su ira contra
un grupo de malditos retornados y muertos de hambre, si fuera necesario.”
Cuando descubre que
Amara es Ventrue, le pregunta su procedencia y quien es su Sire y cando le dice
que es Cira de Persia, el odio cambia su faz y se enfada muchísimo:
“Soy un Ventrue Comerciante, no tengo Sangre Azul y lo
que me he ganado lo he hecho con el sudor de mi sangre, luchando, nunca me han
regalado nada. Sé que los de vuestra calaña pensáis que no somos dignos de
reinar. Pero te aseguro que cualquier usurero sería mejor Rey que una mujer, no
es nada personal, simplemente las mujeres habéis sido creadas para satisfacer
al hombre, debéis asumirlo ya. Tu asesina de tu Sire mato al mío y eso es una
ofensa que no perdonaré jamás. Largo de mi dominio y no vuelvas si no quieres
salir de aquí con los pies por delante.”
Liezer lanza una
moneda al enfadado Ventrue, pero este no se percata dado su estado de ansiedad.
Amara ha tenido una
lucha dialéctica con Asaf Nuri defendiendo cada uno su posición y acaba con el
Ventrue comerciante expulsando a Amara de su mercado, al no hacerle caso,
expulsa a todos los personajes: “Haríais
bien en regresar al agujero de donde salisteis, aquí los retornados no sois
bienvenidos.”
Los personajes se van
con Amara muy enfadada a la cabeza, mientras los mercaderes desde las sombras
les observan.
El Fin de Havva
Entre tanto
Benshanjar y su Sire viajan en la oscuridad. Aquella noche ella sabía que iba a
morir, y por eso había llevado a su chiquillo Benshanjar a Judea, el lugar
donde Abraham su Sire quería que ella estuviera.
Había soñado con este
momento toda su existencia y la última noche de su no-vida se despidió de su
chiquillo entre lagrimas de sangre y tras una larga persecución sucumbió a las
antorchas de los locales de Jerusalén que la quemaron viva mientras ella reía a
carcajadas, rompiendo la noche y dejando anonadados a sus atacantes que
temblando de terror pensaban que habían quemado a un demonio del averno.
Benshajar había sido
enterrado por los últimos zombis que a los que Havva había ordenado que
enterraran a al chiquillo de Havva, para apartarle del peligro, al menos el
podría sobrevivir y continuar con la búsqueda, pero ella debía morir aquella
noche para que su sacrificio sirviera de algo. Al fin iba a poder ver el más
allá y su chiquillo sabía que era lo que realmente quería su atormentada alma.
Benshanjar consiguió
salir de la dura tierra y exhausto vio los cuerpos quemados de los zombis que
adornaban el lugar. Se acercó a lo que quedaba de la pira en la que había
ardido su Sire y cogiendo un puñado de sus cenizas, las guardó cuidadosamente
en una bolsita de cuero, algún día se las daría a Abraham, su abuelo vampiro,
sin duda haría que este se sintiera orgulloso de ella y esto haría que su viaje
en el más allá fuera más placentero, sin duda.
El neonato Capadocio
continuó su viaje a Jerusalén y un ave allí no tardó en reencontrase con sus
viejos conocidos.
El Dominio de Noga
Nahum decide salir a
cazar y se encuentra a unos nómadas que viajan por el desierto. El líder de la
caravana le dice:
“Pertenecemos a las tribus locales y estamos seguros por
que Noga nos protege con sus poderes divinos. Estate alerta extranjero, te encuentras
en sus dominios y si no le agradas que Yahweh te proteja.”
De pronto con el
viento nocturno irrumpe una mujer salvaje con ojos rojos y una cornamenta de
carnero y otra de ciervo. Es un animal claramente sobrenatural, impone y parece
peligrosa y se acerca cauta hacia el extranjero.
-“¿Quién ser? Yo Noga, este ser dominio de Noga, tu no Noga, tu vampiro ¿Qué
tribu?“
Nahum responde: -“Nosferatu originario de la tribu Gad de
Israel?”, Noga se enfada, -“Señores
Gad, han intentado matar a Noga muchas veces y Yo en guerra a los Gad. Tu fuera
o tu muere. Dice mientras saca las garras y se pone en posición de ataque.”
-“No quiero nadie dañe a nómadas, ni nadie dañe animales,
ni nadie en mi dominio, alrededores de Jerusalén.
Venidos de Babilonia, invasores. Yo ataco, yo destruyo
civilización mala.
Tribus venir con Noga a la guerra si Noga llama.
Fuera de mis dominios.”
Noga se agacha y ruge
amenazante. Nahum se va del lugar y cuando regresa les cuenta el encuentro a
sus compañeros.
Reencuentro con
Benshajar
Benshanjar se
reencuentra con sus compañeros a los que hace más de dos décadas que no ve. Los
designios del Señor son inescrutables, y el destino ha querido que continúen
juntos en la inmortalidad.
Tras ponerse al día
Benshanjar decide ayudar a sus amigos de buena gana.
Palabras en la noche
Meir decide reunir a
los eruditos con los que su Sire ha mantenido contacto a distancia y que le
deben cierta devoción por ser su chiquillo. Su criado los busca de día y de
noche y organiza un encuentro con estos.
Una vez los vampiros
se han estabilizado en Jerusalén con cierta dificultad por la situación ruinosa
de la ciudad, Benshajar saca el tema del liderazgo, ya que ve necesario que
alguno de ellos ejerza de cabeza de la cuadrilla de neonatos.
Lazarus propone dos
opciones, una Amara, por su linaje y su clan y la otra Meir, por su posición
vampírica superior y su generación inferior a la del resto de los personajes.
Meir declina elegantemente el liderazgo alegando que el no ha sido formado para
reinar y propone a Amara, después de todo tras todo Rey hay un Sumo Sacerdote
que le aconseja.
Una vez zanjado el
tema anterior Lazarus propone a Benshajar si les puede ayudar afianzando la
construcción de una trampilla segura en el refugio y este usando su sangre para
dar más fuerza a sus músculos e improvisando una herramientas logra dudosamente
dejar la puerta de piedra hecha.
Mientras Benshanjar
se queda trabajando en el refugio y el resto decide visitar el campamento
zíngaro que vieron a las afueras de la ciudad, en al este de las ruinas.
La antigua Ravnos
Un pequeño
asentamiento zíngaro situado al este, a las afueras de las ruinas de Jerusalén.
Alrededor de una gran hoguera que les da calor de noche y donde cuentas
historias, las bestias amarradas y las familias recogidas.
Los neonatos al ver
la gran hoguera, sienten como la bestia interior tira de ellos en dirección
contraria por pura supervivencia, sabe que es mortal para ellos. Y Nahum entra
en Rötsrechreck, terror poseído por la bestia, y huye lo más rápido posible del
lugar adentrándose en el desierto. Meir decide no dejarlo a su suerte y va tras
él, al igual que Liezer, pero este ultimo ofuscado para que nadie le vea.
Los zíngaros antorchas en mano desconfiados de
los extraños les abren paso hasta la tienda de su matriarca, Zita. “No se os
ocurra hacerla daño” dice uno mirando a la antorcha.
Una humareda de
incienso en una tienda llena de cachivaches extraños de todas las culturas
cercanas. Entre la bruma una mujer sentada en una silla de madera. La señora
marchita como una uva pasa, vestida de negro y con los ojos blancos por la
ceguera. Su semblante es sobrecogedor e impresiona hasta al más bravo por su
aura de poder mágico.
-“Soy Zita la Pura, así me conocen todos. ¿Quiénes son ustedes?
Y Que han venido a hacer aquí?“
Escucha pacientemente
y dice:
“Ya de humana hace más de un siglo lidere a mi pueblo
hasta traerlos a las murallas de Jerusalén. El Rey de turno no nos dejó entrar
y nos expulso fuera de sus murallas. Lo maldije a él a su familia y a todo su
pueblo por dejar a los míos a su suerte en el desierto. Unos años después tuvo
un horrible final, su ciudad fue arrasada por Nabuconodosor, sus hijos
asesinados delante suyo y después cegado y exiliado a Babilonia, su nombre era
Sedecias, el último Rey de Jerusalén. Mi maldición había dado su fruto.”
Y ahora el destino ha querido que yo sea la antigua de
Jerusalén. Una posición que no pedí pero que porto con orgullo con una sangre
que me respalda. Gobierno con éxito fomentando el respeto mutuo y la libertad
del pueblo mientras no se hagan daño entre sí.
Si habéis decidido quedaros, no os voy a pedir nada
diferente, respetar la libertad de los demás, respeto a las tradiciones de Caín
y armonía con los locales.
Me he ganado el respeto de todos porque soy una persona
justa y no nos vamos a engañar por qué Persia apoya mi gobierno.
Respetad esto y todo irá bien.
Debéis saber que los retornados de los que procedéis
vinieron respaldados por el dinero Persa, con sus gobernadores y se habían
repartido la tierra que ya no les pertenecía.”
Se enerva y con el
puño en lo alto:
“Son tan salvajes que
hace dos décadas en su exilio, mataron a una chiquilla mía, Serafina,
una familiar de mi tribu, la pobre ella no tenia culpa ninguna. Murió por amor,
el amor nos vuelve locos y tontos y por el hacemos locuras y tonterías, su
locura le llevo a la tonería de la muerte.”
“¿Quién es de ustedes el más antiguo?”
Amara, da un paso
adelante y coge la responsabilidad como nueva líder del grupo, sin especificar
generaciones, sangres, ni rangos vampíricos.
Zita dice: -“La ley de Caín nos ha otorgado el derecho
de ser líderes naturales por nuestra sangre. Dejemos las cosas claras pastor:
Tu Dios es un farsante, y los sacerdotes no deberían existir, se aprovechan del
miedo y venden la entrada en un cielo inexistente haciendo de esta vida un
INFIERNO. La fe que defienden, y lo extendería a todas las religiones, solo
engendran violencia, deberían desaparecer. Son el verdadero problema de la
humanidad. El mundo tendría menos guerras y más paz sin dioses falsos.
Loca de ira se levanta y dice: -“Que te quede claro
pastora de ovejas, nada de templos en mi hogar, serán destruidos junto con sus
constructores. ¿Entiendes mis palabras?”
Amara asiente sin
querer problemas.
Aprovechan estar ante
la antigua para sacarle en tema de Asaf Nuri el Ventrue y su dominio, y Zita
dice respaldar su dominio y su lugar en Jerusalén.
Por último abordan el
asunto de su refugio y dominio y tras decirle la localización en las ruinas,
Zita les dice que solo dispondrán de ese agujero para dormir, pero ni un palmo
más de dominio, esa es su última palabra.
“Podéis marchar en
paz“ Dice mientras se sienta de nuevo.
Amara y Lazarus se
van preguntando si pueden dar por presentados al resto de sus compañeros, y
Zita sentencia que deben presentarse a ella como dictan las Tradiciones. Tras
esto ambos salen de la carreta y abandonan el campamento zíngaro bajo las
inquisitivas miradas del pueblo gitano y escoltados por un grupo armado con
antorchas.
Neonatos en la noche
Amara y Lazarus
regresan con el resto y les cuentan su encuentro, al mismo tiempo que los
alertan de que tienen que presentarse a Zita para no romper la Tradición de la
presentación, al ser la antigua de Jerusalén y al parecer no haber un Príncipe
vampírico.
Mientras Liezer
ordena a sus hombres de armas, que adecenten el refugio y le hagan un cómodo
lecho para poder descansar. Estos enfadados recurren al sukot de Liezer y lo
hacen bufando como un gato mojado.
El criado de Meir ha
organizado ya el encuentro con los sabios del asentamiento será la noche
siguiente, en el sukot de uno de ellos.
Nahum, Benshajar,
Liezer y Meir, deciden ir a presentarse a Zita. Meir decide ir vestido de
mundano, ocultando sus hábitos sacerdotales, una vez sabe que Zita odia a los
hombres religiosos.
Nahum intenta
afrontar su terror al fuego adquirido en la anterior visita al campamento
zíngaro pero al llegar a este no puede con el fuego de las antorchas que le dan
la bienvenida y corre de nuevo poseído por el miedo sobrenatural que hace que
la bestia tome el control de su cuerpo huyendo de nuevo del lugar.
Liezer se une a esta
carrera por la muerte y en el momento que el fuego se presenta ante él y la
bestia le alerta del peligro de muerte por fuego, en Seguidor de Set decide no
entrar al campamento, por prudencia.
Esta vez son Meir y
Benshajar los que se presentan ante Zita, la pura, la Antigua Ravnos. La velada
transcurre similar a la anterior, ya que es una mera presentación, ambos se
muerden la lengua cuando llega el momento en el que despotrica de la religión,
y aunque se ve que Benshajar está claramente en desacuerdo, la cosa queda ahí.
Antes de irse, Zita
les dice: “-A vuestros compañeros, el Gangrel, que ya huyo la anterior vez, y
el Setita les dais por presentados, no es necesario que regresen a molestarme.
Sabed que me entero de todo lo que ocurre en Jerusalén … DE TODO”
E inquietos y
malhumorados ambos capadocios se van del campamento escoltados por los hombres
con antorchas.
Los personajes se
reencuentran en el refugio y ponen sus impresiones en común.
La flor en el
desierto
La noche siguiente
deciden visitar el campamento de guardianes de Jerusalén. Nadie diría que este
lugar es el campamento de los guardianes de Jerusalén. A penas unas tiendas y
un puñado de hombres rudos con armas melladas.
La penuria reina
entre los hombres de armas y no podrían vencer juntos a ningún enemigo que se
precie, apenas hay provisiones y los ánimos están por el suelo.
Lotus aparece entre
las sombras y lleva a los personajes a una de las tiendas.
Lazarus se queda
ensimismado viendo la belleza de Lotus y debe concentrarse en romper su influjo
ya que su defecto de clan hace mella en este mismo instante. Sin duda es la
mujer más bella que ha visto.
“Soy Lotus, Seguidora de Set y mi dominio es este, el
campamento de los guardianes de Jerusalén. Sé que no pasa por sus mejores días,
pero así son las eras humanas, un año están en un punto álgido del cielo y otro
en el barro inmundo. Sea como fuera, todos ellos me pertenecen, harían lo que
les pidiese, de noche o de día, lo que
fuera.”
En este mismo
instante ven como la hermosura sublime de la mejor de las mujeres humanas
aumenta delante de sus ojos, y ahora tiene una belleza sobre humana hipnótica y
fuera de los limites humanos. Lazarus tiene que volver a concentrarse en romper
su ensimismamiento por esta belleza inaudita, es como haber encontrado una flor
en el desierto.
Es muy simpática y
servicial, su sonrisa y sus grandes ojos azules cautivan a cualquier hombre o
mujer. Se moja sus carnosos labios de forma sensual muy a menudo.
“No quiero problemas con nadie y menos con un grupo de
vampiros retornados. Seguramente ya será un problema para mí que estéis aquí
hablando conmigo”
Esquivará sutilmente
las cuestiones de los personajes hasta abordar a Lazarus al que se arrimará
como una gata en celo y querrá quedarse con él a solas para dar la bienvenida
al héroe.
Se despedirá de los
personajes con una sonrisa picara. Y se llevará a Lazarus a sus aposentos
personales.
Tras una sesión de
sexo, beberá de su sangre del héroe y dará la suya a Lazarus para completar el
acto sexual. El placer inunda a la pareja y Lotus se despide con un beso frío
en los labios de Lazarus.
Lazarus y Lotus, en la
intimidad, en un caluroso lecho poco iluminado y entre humo de incienso, se
funden en un encuentro carnal que lejos está de igualar por el sexo de los
meros mortales. No son necesarias las palabras, ambos como Dioses en la tierra
se completan en uno al otro.
Acomodando el refugio
Benshajar compra unas
herramientas en el mercado nocturno, pagando a regaña dientes el tributo a su
dueño el mercader Ventrue claro está, y con ellas y material adecuado comienza
a construir seis ataúdes para él y sus compañeros. Así es como él como buen
Capadocio, cree que deben descansar,
dentro de una caja de muertos, por supuesto el de Amara estará lleno de plumas
de ave, para hacerlo más cómodo. Nahum el Nosferatu ayuda al capadocio a
construirlos.
Benshajar y Meir
hablan de sus linajes Capadocio y descubren su parentesco, Abraham es Sire de
Havva, la difunta Sire de Benshanjar, con lo cual ambos son tío y sobrino
vampíricos. La sangre del viejo Capadocio Abraham corre por sus venas y sus
objetivos son los mismos.
Meir asiste al
encuentro con los sabios del asentamiento,
organizado por su criado. Es en el sukot de uno de los sabios, situado
en el asentamiento Israelita. El sacerdote capadocio únicamente se les presenta
y quiere saber cómo ejercer su influencia entre ellos llegado el momento de
necesidad. Se va de la reunión sabiendo como contactar con ellos y que hilos
mover si fuera necesaria su ayuda.
El misterioso Nosferatu
La noche siguiente
deciden adentrarse en el cementerio, les cuesta ya que es tierra santa, y la
bestia teme el lugar. Caminando por el precario y sucio lugar, se dan cuenta de
que el estado de las tumbas es lamentable. Desordenadas, apenas señalizadas. No
hay edificaciones, solo lapidas de madera y las más pudientes de piedra. Se
nota que está muy dejado y que no se le han destinado los recursos pertinentes
para mantenerlo en condiciones.
Las ratas entran y
salen de las tumbas y ven un grupo de alimañas que acaban de desenterrar un
cuerpo fresco y lo devoran hasta los huesos.
Meir asusta a los
odiosos animales arrojándoles una piedra, tras lo cual huyen del lugar asustados.
Entre la niebla solo
se escuchan los chasquidos de huesos y carne desgarrada de los chacales muertos
de hambre que devoran su cena.
De entre la niebla
asustado junto a una lapida un ser horrible que huele a carne podrida medio
devorada por ratas y chacales.
Con un tono bajo y
con cara de asustado el ser dice:
-“Soy Zadok, el
justo, como mi propio nombre indica (significa eso en judío) Soy un joven y
humilde Nosferatu. que no desea problemas con nadie. Este es mi lugar favorito,
el campo santo.”
No hablará sobre los
locales, ni dirá nada interesante a los personajes. Es muy curioso y preguntará
a los personajes todo lo que le contesten: Nombres, clanes, generaciones, Sires,
procedencia y objetivos.
Solamente Meir le da
toda esta información el resto a penas que su objetivo es reconstruir
Jerusalén. Lo que Meir no dice es su posición de Ancillae, detalle que se
guarda para sí. Benshajar se siente ultrajado por el mal estado del cementerio,
habiendo vivido toda la vida en uno, esto le toca el corazón y discute con en
Nosferatu cuando se siente interrogado, este solo le dice que está siguiendo la
tradición de la presentación y que si le incomoda puede irse, cosa que
Benshajar hace con aireo.
Los mas empáticos de
entre los personajes se dan cuenta de que Zadok oculta algo tras su aparente
inexpresión, pero no descubren que es.
Zadok termina preguntando
en que les puede ayudar y le preguntan si pueden venir al cementerio, este les
dice que sí, pero si se presentan antes ante él y le avisan, si no estarán
quebrantando la tradición del dominio.
Antes de irse Zadok les
dice que la antigua de Jerusalén es Zita la pura, Antigua Ravnos, deberían
presentarse a ella como muestra de respeto a las tradiciones de Caín. Amara le
da las gracias, es el único que les ha alertado de dicho detalle, importante
para su supervivencia por otra parte.
La inmundicia de Jerusalén
Solo les queda un
lugar aparentemente importante por visitar en Jerusalén. La zona desfavorecida
y a ella se dirigen todos la siguiente noche, tras debatir sobre la visita
anterior.
Está al sur de las
ruinas de la ciudad, una zona ligeramente apartada. Es la zona más
desfavorecida y peligrosa, donde se refugian los ladrones, asesinos y prostitutas y gente con oscuros secretos. El
olor es insoportable y las ratas y chacales conviven con la basura y la
inmundicia.
Hay actividad
alrededor de las hogueras durante toda la noche. Aquí se cierran acuerdos
turbios y se paga dinero negro para hacer cosas que nadie quiere hacer. Al
mismo tiempo es un lugar que la gente común esquiva como la peste y sus
pobladores son igualmente repudiados por lo general.
Las miradas se fijan
en cualquier extraño y las conversaciones en susurros cesan a su paso, un grupo
de niños descalzos y muy desnutridos rodean a grupo mendigando una limosna y
robándole algo si es posible. Meir les da una moneda a cada uno, si no seguramente
se hubieran conseguido el botín de otras formas más delictivas, y seguro que no
se hubieran conformado con una moneda. Con su dinero a buen recaudo dejan
tranquilo al grupo.
Los personajes
indagan y llegará a la conclusión de que todos los aquí presentes respetan a
una figura al que llaman “el Príncipe”. Nunca le han visto la cara, es hombre
de pocas palabras. Nadie aquí obedece a nadie que no sea el dinero y el
Príncipe si este se lo pidiera. Saben que es alguien mortal y que nadie que se
haya enemistado con él sigue con vida.
Los personajes
husmean y no consiguen una sola palabra de nadie. Y al no ocurrir nada, ni
venir nadie en su busca Meir decide tomar la iniciativa rezando en alto para enlazar
la palabra de Yahweh en un lugar tan
necesitado, habla de la venida de un profeta y da un discurso en el que la
esperanza es un rayo de luz venido del cielo azul, la verdad es que la mayoría
de los que lo escuchan se conmueven con sus palabras de fe. Pero alguien en las
sombras no está conmovido y se y se presenta de repente en el frio y pestilente
lugar donde las ratas de dan un festín con varios cuerpos en avanzado estado de
descomposición. A simple vista no se puede saber si los cuerpos son humanos,
pero si lo parecen.
El hombre ha salido
de las sombras sin hacer un ruido alguno y ante los personajes se presenta:
-“Soy Amir, Ancillae Assamita, señor de este dominio”.-
Dice con un acento
persa señalando a su alrededor con una de sus grandes espadas curvadas y
bellamente adornadas y manchadas de sangre seca.
Lazarus se queda
ensimismado al ver que sus espadas son un par de obras maestras Persas, nunca
había visto tal detalle de orfebrería y las filigranas son finísimas y
espectaculares, no puede dejar de mirarlas, tanto que sucumbe a su debilidad de
clan y no puede ni hablar en toda la escena.
Los ojos claros del
Assamita, bajo la capucha, impresionan al igual que sus espadas, que mantiene en
guardia en todo momento, listas para entrar en acción. Un aura de misterio le
rodea y aparenta ser un tipo muy peligroso.
-“Vuestros sus
nombres y sus clanes.” Dice con voz firme.
Todos lo hacen y al
llegar a Liezer, Seguidor de Set, le pone las espadas en el cuello a modo de
gran tijera y con cara de odio le dice: -“Estoy
deseando acabar contigo, solo por ser una serpiente, dame la excusa para
manchar mis espadas con su sangre egipcia”-. Tras esto ambos vampiros hacen
un duelo de miradas en el cual Liezer aparta la mirada sin resistirse lo más
mínimo, en clara señal de sumisión. El Assamita, satisfecho al haber dejado
clara su posición, recupera la
compostura.
Muy serio apunta: -“Descubriréis que no hay vampiros
retornados en Jerusalén, deberíais preguntaros por que”
No responde ninguna
pregunta y concluye sentenciando:
“Esta zona desfavorecida es mi dominio y no sois
bienvenidos en el. La próxima vez que os vea por aquí, no me molestaré en
hablar. Si alguien se mete en mis asuntos, esto es cualquier negocio oscuro de
los que los humanos podrían llamar fuera de las leyes, tendrá problemas
conmigo.”
Señala la salida con
una de sus intimidantes espadas y los personajes abandonan su dominio.
Entre Meir y Amara
tienen que sacar a Lazarus del lugar a rastras por qué no quiere dejar de ver
las espadas de Amir. Es más no recuerda nada de esta escena, ni siquiera la
cara del Assamita, solo recuerda y sueña con las espadas persas que ha visto,
unas joyas en un lugar lleno de inmundicia, donde más resplandecen, sin duda.
Los personajes
regresan a su refugio ya acomodado con los ataúdes y con una entrada asegurada,
que solo pude abrir y cerrar un ser sobre humano, todo ello hecho por
Benshajar el Capadocio.
Ya conocen la
peligrosa situación en la que se encuentran y si ellos fueran un barco, los
vampiros locales serian las mortales sirenas de la mar que llaman a la muerte
en la tempestad.