Capítulo 44: La Torá Negra (377-365 a. C.)

La Torá Negra

(377-365)

 

Jerusalén Capital de la satrapía de Yehud
Tras la tormenta

377 a. C.

En el último Conclave hubo tanta sangre que hizo que se tambaleasen los cimientos de la política de Jerusalén. Los Setitas egipcios y los Assamita persas, lucharon a muerte en una batalla sin piedad.

Dos matusalenes enemigos desde hace siglos, han muerto batiéndose en duelo y con ellos, múltiples vampiros de ambos bandos. Ni un solo Assamita salió vivo de allí aquella noche. La facción Setita sufrió bajas, pero Egipto ganó, dado el apoyo de los cainitas locales.

Desdémona se ha proclamado Princesa independiente de Jerusalén. A pesar del interés de la Brujah por permanecer al margen de la política persa. Por ello Jerusalén ha sido declarada enemiga de Alamut y aliada de su némesis: Egipto.

Hay muchos cabos que deben empezar a atarse.

Anat, la anciana Brujah, desde su refugio en Tiro, felicita a Desdémona por su recién adquirida posición y pide apoyo para continuar con la búsqueda de la sagrada Torá Negra, reliquia que ayudará a acabar con la hegemonía persa de una vez por todas. La Brujah insiste en su misiva, ya que la guerra solo lleva a un lugar, el mayor de los vacios.

Desdémona responde a la carta de Anat agradeciéndole sus palabras y aceptando sus consejos, ya que desea que la nueva dirección que tome Jerusalén sea para construir, con una política de puertas abiertas, en pro de la prosperidad. Siempre lo ha pensado así de una forma idealista, y ahora es el momento de llevarlo a cabo.

Umaskal y Donna, Caitiff y Capadocia respectivamente, deciden residir juntos en Jerusalén tras ser convencidos por Desdémona, ya que la ciudad quedaría desamparada sin cainitas que apoyasen su causa.

Umaskal, atormentado por haber querido acabar con todo matando a su amor Donna, y ella aceptando su amor por él y perdonándolo para comenzar de nuevo, juntos. La bondad y la clemencia son fortalezas de la Capadocio, enseñadas durante décadas por su amado Sire Meir.

Astarté, chiquilla de Desdémona y antes de ello, Diosa de la antigüedad, apoya a su Sire a muerte, y así lo ha demostrado luchando espalda con espalda con ella durante el sangriento Conclave, del que sobrevivió sin un solo rasguño.

Astarté, Diosa de la Naturaleza,
Chiquilla Brujah de Desdémona

La neonata Brujah sugiere a su Sire ser la Reina de Mizpa, ya que la ciudad se ha quedado sin Rey tras la muerte de Bicor, vencido por Desdémona. Mizpa es la capital administrativa de la satrapía de Yehud y Jerusalén es la Capital, juntas serán más fuertes sin duda, argumento que esgrime Astarté ante Desdémona para convencerla.

–Si les dejamos actuar nos rodearán, recordemos la enemistad declarada de Tiro durante el principado de Meir –recuerda Astarté a su Sire.

–No debes convencerme de nada chiquilla –dice Desdémona con mezcla de pena e ilusión– si es lo que deseas, que así sea. A pesar de ser una neonata, no eres una ilusa, chiquilla. Siglos de sabiduría de tu antigua vida de Diosa te avalan. No seré yo quien vaya contra el destino que has elegido. Eres libre Astarté. Ve y vive.

Tras estas palabras ambas Brujah se funden en un largo abrazo antes de separarse estratégicamente por el bien de Yehud.

Mientras tanto, en Jerusalén, el odio campa a sus anchas por sus calles. Odio desatado hacia los extranjeros egipcios y sus falsos Dioses de las arenas del desierto. La violencia se desata estallando en sangrientos enfrentamientos que salpican el frio suelo de la eterna Jerusalén.  Ahora que el profeta Ely Yahu, del clan Malkavian, ha muerto, todo se desequilibra, ya que era él quien mantenía la tensa paz entre ambos pueblos. Las purgas y cazas continuas hacen de Jerusalén un lugar peligroso, incluso para los cainitas. Cazar es más complicado que nunca.

El siguiente paso de la princesa Desdémona es nombrar a su gobierno y aumentarles la posición para darles poder ante cualquier extranjero o posible rival.

 

Desdémona, Princesa Brujah Troyana
Nombramientos

En un sencillo y familiar Conclave Umaskal y Donna son nombrados Ancillae. Ambos se encargarán de proteger y fomentar la Torá Negra, la hermandad de sabios de Meir. La mujer gestionará y liderará sus acciones, mientras que Umaskal se encargará de proteger todo lo que tiene que ver con ellos, desde instalaciones, hasta sabios, maestros y sus viajes por la zona.

Astarté es nombrada Reina de Mizpa, ciudad a la que partirá de inmediato para ocuparse de ella, desprovista de su antiguo Rey, ahora es un lugar huérfano de señor. Deben actuar antes que los persas, si no ellos serán quienes pongan a alguien en su trono.

Adeben, un sacerdote Seguidor de Set judío, recién llegado de Egipto, que apoyo a Alara y a Desdémona en la reciente lucha, es nombrado Sumo Sacerdote de Jerusalén, una posición equiparable a la de Antiguo por la que se le otorga poder sobre la religión judía de la ciudad. El Sumo Sacerdote, su homologo humano, es la segunda autoridad tras el gobernador, siendo su consejero y en ocasiones teniendo más poder e influencia que el propio gobernador.

El Seguidor de Set informa a su Princesa Desdémona que un embajador y su aliado vienen de camino. Inicialmente para apoyar a Alara, y ahora para poyar al gobierno de Jerusalén, desde Egipto. Alerta de la controvertida naturaleza del acompañante de Nehebkau Neb-Nesut, como se llama su aliado. Al parecer su acompañante es un Assamita, por muy extraño que parezca, ya que ambos clanes son enemigos mortales. Adeben confía en su amigo y sabe que venir acompañado de un Assamita, tendrá una explicación lógica. Desdémona así lo espera, dado que el clan de Alamut ha salido escaldado tras ser exterminados todos ellos por su lanza sagrada.

Meir, el sacerdote Capadocio, marchó hace años hacia Grecia para ayudar a su Sire Abraham a buscar la Torá Negra. Su incipiente vínculo de sangre con Desdémona lo hace regresar a Jerusalén, para saber lo que ha ocurrido, dado que no hay mucha información sobre lo acontecido recientemente y los Capadocio con los que Meir se ha codeado le han alertado de cambios significantes en Jerusalén, pero ninguno le ha sabido, o le ha querido, concretar.

Abraham, su Sire, le ha pedido a Meir por carta que siga buscando la Torá Negra a lo largo y ancho de la frontera con los reinos del  noroeste de Persia, y así será tras cerciorarse de que su familia se encuentra bien en Jerusalén.

Mucho ha cambiado desde que Meir partió de Jerusalén, para empezar él era el Príncipe de la ciudad, aunque nunca quiso reinar, así que dejó esos menesteres mundanos en manos más hábiles para encomendarse a los designios de Yahvé, que lo llamaban para liberar a su familia en Egipto, Donna y Ushpa, su chiquilla adoptiva y un protegido de Meir. Ambos estaban presos de los Setitas entre dunas y pirámides. Tras múltiples aventuras y peligros, Meir acabó salvándolos, no sin antes pagar el precio a las serpientes y ese precio era que Adeben, Setita de la corte de Alara, fuera nombrado Antiguo en Jerusalén.

Ushpa, aprendiz de Admiel

Nahum, el Nosferatu, también conocido como Gad, el nombre del primer líder de una de las 13 tribus judías, que dio nombre a toda la tribu. Precisamente Nahum nació de humano en la tribu Gad. Los desventurados que viven en las calles de Jerusalén, luchan por un mendrugo de pan, mientras son protegidos eventualmente por el justiciero conocido como Gad, Nahum en realidad.

El Nosferatu decidió, hace un tiempo, apartarse de la política de Jerusalén. A pesar de que gozaba de la posición de Arconte que el Príncipe le había otorgado por méritos propios. Nahum regresó al valle de Hinnom junto a la colonia de leprosos liderada por su Sire Kothar, el Profeta. Allí permanece hasta que su inquietud vuelve a llamarle y decide regresar a las calles de Jerusalén, donde tras años de no verse, por azares del destino, se encuentra con su viejo amigo Meir, el sacerdote Capadocio.

 

Reencuentros

Meir, ataviado con un ajado hábito de sacerdote, encaramado a un callado, camina cansado, desmejorado y pensativo mientras se acerca a Jerusalén, su querida ciudad. Aquella que ha visto construirse desde las ruinas que conoció hace ya más de 150 años. El Capadocio parece un cadáver andante, a pesar de su apariencia de santidad, que le abre tantas puertas, creando confianza, ya que nada malo puede venir de alguien con ese semblante tan angelical.

Nahum, descarnado y putrefacto, monstruoso e imperfecto ser, ocultando sus facciones por harapos y armado con un arco largo a su espalda, que llama la atención, se dirige a saludar a Meir, y ambos se encentran tras años de no verse.

Se saludan y Meir, con poco entusiasmo, le pide al Nosferatu que le guie hasta Desdémona. Nahum lo hace y ambos caminan en silencio adentrándose en la oscuridad de las frías calles de Jerusalén, tras los fuertes muros que guardan la ciudad de adversidades externas.

En el trono de oro y joyas del viejo palacio de Innominat, se encuentra sentada Desdémona, sus vestimentas de guerrera aun manchadas de sangre seca. Pensativa y cabizbaja tras haberse despedido de su chiquilla Astarté. Es grato para ella percibir las presencias de dos viejos aliados que se encuentran ante ella.

Salón del Trono de la Princesa, Jerusalén

La Princesa Brujah cuenta los últimos sangrientos capítulos de la historia de Jerusalén, donde ella y los suyos han salido victoriosos, dejando por el camino un reguero de cadáveres de amigos y enemigos.

Meir pregunta por Donna y Desdémona le da la buena noticia de que está con vida, al igual que su pareja Umaskal.

–Peleó como una guerrera –dice Desdémona con voz firme mientras Meir asiente sonriente y orgulloso.

–Ahora soy yo la Princesa de Jerusalén… ¿quieres recuperar tu trono? –pregunta la Brujah cayendo en que Meir era el antiguo Príncipe y si quisiera podría reclamar el trono.

–No deberías sentarte en ese trono… –dice Meir inquietando a los presentes mientras mira los restos de sangre seca del suelo– pero no porque yo desee tu posición, si no porque está maldito. Todo aquel que lo hace perece más temprano que tarde.

–¿Quieres posición? –pregunta Desdémona al sabio Meir.

Me da igual la posición –responde restando importancia al ofrecimiento.

–Serás pues mi consejero. Eres un sabio y con tu ayuda encontraremos la Torá Negra, como desea tu Sire Abraham. –Dice Desdémona animando a Meir.

Meir asiente apoyándose en el callado y mirando al techo pregunta por Oded, su viejo amigo al que conocía desde Babilonia, hace casi 200 años, cuando aun eran humanos.

–Ha muerto, junto a todos los Toreador de la ciudad. Orión y Nerea –dice Desdémona con desprecio en su voz por pronunciar estos últimos nombres.

Meir no pude articular palabra y una lágrima de sangre cae de su ojo derecho y se desliza marcando una línea carmesí en la nívea cara del mortecino Capadocio.

–Es hora de que corramos un tupido velo con lo ocurrido y trabajemos juntos por Jerusalén. Ahora somos aliados de Egipto, cuyo “embajador” viene de camino. –Dice Desdémona dando aliento al entristecido Meir.

–¿Nahum? –pregunta la Brujah ciega dirigiéndose al silencioso Nosferatu, que la mira atentamente.

–Me hubiera gustado contar contigo cuando lo necesité. –Continua Desdémona– Mantengo tu posición de Arconte de Jerusalén y puedes continuar con tus tareas de protección y vigilancia de la ciudad, tal y como solías hacerlo.

–Cuenta conmigo y con mi arco –dice Nahum satisfecho.

 

Nahum, Arconte Nosferatu
Extraños de Egipto

Unas pocas noches después, Nahum se encuentra como de costumbre sobre los tejados de Jerusalén, cuando ve a lo lejos una pequeña caravana. Viene por del sur y no tardará en adentrarse en Jerusalén. El Nosferatu, ofuscado, salta la muralla y se acerca sigiloso a la caravana, en la que van dos personalidades, claramente especiales. Uno es un imponente guerrero montado a caballo, que escolta la caravana protegiendo la tienda que va sobre uno de los camellos. Rodeándola va un pequeño sequito de cuatro criados y sin duda hay alguien importante dentro de esa tienda en movimiento.

Nahum deduce aventurándose, que son Cainitas, dado que viajan de noche y llamando poco la atención. El Nosferatu informa de todo a Desdémona, que le pide que se cerciore de que son vampiros, y si lo son, que se presenten ante ella, como dictan las Tradiciones.

El leproso, ofuscado, se presenta ante los visitantes de occidente dejándose ver y deteniendo la caravana poco antes de llegar a las murallas de Jerusalén.

El siniestro guerrero, de presencia inquietante, ataviado con pieles y con un yelmo con cuernos, fuertemente armado se acerca a Nahum y el Nosferatu asegura venir en son de paz, preguntando si son cainitas. De la tienda sobre el camello se descubre un rico egipcio vestido con ricas vestimentas de lino que porta una máscara de oro macizo que no deja ver su verdadero rostro.

–Nehebkau Neb-Nesut, enviado del clan setita –dice el hombre de la máscara de oro– vengo a cumplir la promesa de Alara de refuerzos para el Príncipe Oded de Jerusalén.

–Este es mi compañero Ragabash –dice presentando al guerrero a caballo.

Tras asegurarse de que pertenecen a la Estirpe, sin entrar en más detalles, les pide que se presenten ante Desdémona, la Princesa de Jerusalén, el mismo les guiará.

Por el camino, Nahum les cuenta lo sucedido en el último sangriento Conclave, donde Alara pereció entre otros muchos cainitas como: Assur el anciano Matusalén asirio o Bicor, ex-embajador de Alamut y Rey de Mizpa, ambos Assamita.

Este nombre alerta a Ragabash que pregunta quien ha matado a Bicor. Nahum no lo sabe y así se lo explica al misterioso personaje, dado que no estuvo presente en el combate.

 

Nehebkau Neb-Nesut, Setita
Presentaciones

La Princesa Desdémona se encuentra en su trono cuando recibe a la pareja de vástagos recién llegados, traídos por Nahum. Junto a ella, a su derecha, Meir, su consejero, apoyado en un bastón y al quien se le percibe el peso de los años. El Capadocio estudia con la mirada a los recién llegados mientras saluda cálidamente a Nahum.

Nehebkau Neb-Nesut se presenta como enviado del clan Setita y se arrodilla ante la Princesa de Jerusalén.

–Me pongo al servicio del trono del Príncipe Oded, enviado por el Gran Alara para ayudar a Yehud contra los persas Assamita. dice el enmascarado justo antes de quitarse la máscara de oro, tras la cual hay un joven muy atractivo con la piel tostada por el duro sol de Egipto y maquillado con ricas joyas pulidas . Tiene el aspecto de ser de buena cuna.

–Oded ha muerto –dice Desdémona– llegas tarde. Todos han muerto, Alara incluido.

–Sí, lo sé –confiesa Nehebkau– Ojala hubiera llegado antes. Pero ya que estoy aquí, espero que aceptes mi ayuda y la de mi compañero Ragabash, del clan Assamita.

–Por supuesto, toda ayuda es bienvenida –dice Desdémona girándose hacia Ragabash con cierto recelo.

–Venia para rendir cuentas con Bicor… –dice Ragabash.

–Está muerto y bien muerto –responde Desdémona.

Ragabash, Assamita
–¿Será un problema ser de tu clan, Assamita? –pregunta Meir dirigiéndose a Ragabash.

–No –responde el imponente e inquietante guerrero– Tenia que saldar una deuda de honor con Bicor. Y si eres tú, Princesa –dice dirigiéndose a Desdémona–, quien le has dado muerte a Bicor, me siento en deuda con vos. Hasta que la salde dicha deuda le ayudaré… igualmente pido discreción sobre mi verdadero clan, el Assamita. No quiero que sepan que la estoy ayudando, no sería bueno para nadie.

–¿De qué clan quieres ser? –pregunta Desdémona.

–De ninguno, mejor no estoy y nadie se preguntará por mi clan –responde Ragabash– si alguien pregunta, solamente soy un vampiro germano.

–Vuestro aliado Adeben nos aviso de vuestra llegada –dice Desdémona.

–¿Sabes de comercio, Nehebkau? pregunta Desdémona.

–Algo se. –Responde el egipcio.

–Será tu área de influencia. –Dice la Princesa Brujah.

–Y tu, eres un hombre de armas… –dice Desdémona dirigiéndose a Ragabash–  la milicia será tu área de influencia.

Ragabash duda…

–Hasta saldar mi deuda me gustaría ayudarle con algo que fuera de más utilidad. Como siendo su guardián personal. Su brazo ejecutor –Dice Ragabash.

Esclavo del rebaño de Neb-Nesut
–Me parece perfecto –responde Desdémona.

–¿Podría acomodar un pequeño templo a mi Dios Set? –pregunta Nehebkau.

¡NO! –responde con voz enérgica y tajante Meir girándose hacia el egipcio.

–Hay cierta tensión en la ciudad y es debido a la reciente llegada de griegos y egipcios. –Dice Desdémona– Los judíos no contemplan compartir sus altares con otros Dioses, a pesar de reconocer su existencia. Cuando se calme el ambiente podría ser, pero ahora es peligroso.

–Seria un templo privado –dice Nehebkau.

–Deberá ser secreto y no deberá afectar a nadie en Jerusalén –ordena la Princesa Brujah.

–Así será –dice Nehebkau haciendo una perfecta reverencia.

Los dos nuevos vampiros son acogidos con los brazos abiertos por parte de la corte de la Princesa Desdémona. Ahora más que nunca, necesita apoyos dado el nivel de tensión con Alamut.

 

Adeben, Sacerdote judío, Seguidor de Set

El sacerdote Egipcio

Adeben decide visitar a la Princesa Desdémona para conocerse un poco más, ya que no ha habido tiempo para hacerlo hasta ahora. El Seguidor de Set agradece ser acogido por la Brujah tras la sangría del último Conclave. El Setita llegó a la ciudad por un pacto con Meir, por salvar a su familia en Egipto.

Su nombre significa en egipcio: nacido el número doce. A pesar de ser egipcio, Adeben es un sacerdote judío, algo infrecuente en Egipto. Es un cainita muy sabio, que fue condenado y desterrado por su fe judía, muy mal vista entre los suyos, donde sus Dioses son otros.

En Menfis fue uno de los consejeros del Príncipe y se ofrece ser consejero para la propia Desdémona. La Bruja rechaza su ofrecimiento dado que tiene a Meir como consejero, pero por supuesto que Adeben puede aconsejarle y darle opinión siempre que lo considere oportuno, sus palabras siempre serán bienvenidas.

El Setita enseña a Desdémona un pulido y brillante anillo de plata. Tiene grabado el símbolo griego de la diosa Anat, evidencia de que es afín a la Anciana Brujah.

Agradece a Desdémona dejarle como responsable de la religión judía en Jerusalén, hace mucho tiempo que aceptó que solamente debe rezarse a un único Dios: Yahvé.

Adeben le pide a Desdémona que le permita hacer Ghoul al Sumo Sacerdote humano. Pertenece a la antigua familia de Sadoc, que tiene un gran poder en toda la provincia de Yehud, por encima incluso del gobernador. Con este Ghoul, el Setita pretende controlar la religión también en su vertiente humana para que todo vaya correctamente, él será su cara pública para el rebaño, como Adeben lo es para la corte de la noche.

Sadoc, Sumo Sacerdote

A Desdémona le parece bien y Adeben pregunta si debe presentárselo, a lo que la Brujah declina el ofrecimiento, alegando no ser necesario.

Desdémona aprovecha para contarle al Setita sus planes de hacer Ghoul al próximo Gobernador. El actual Gobernador, Bagohi, lleva ya muchísimos años en el trono, casi 40 nada menos, y al dejar de beber sangre del Espectro no debería quedarle mucho para morir.

La princesa pide a Adeben que le allane el camino y descubra quien será el sucesor de Bagohi, no sin antes ser alertado por el Setita de que Alamut seguirá interesado en que el gobernador sea libre de influencias judías.

Alamut puede comerme el coño despotrica Desdémona apretando los dientes y acordándose de todos los caídos en la guerra. A Adeben le queda completamente claro.

 

Donna, Chiquilla de Meir
La corte de Jerusalén

Ahora que Meir y Nahum han regresado junto a Desdémona, los nuevos cainitas Nehebkau Neb-Nesut y Ragabash se han posicionado claramente con la Brujah. Ahora es momento de poner todo en orden en Jerusalén y empezar a construir un futuro juntos.

Lo primero que hace Desdémona como Princesa es adoptar a la familia griega de humanos que convivían con el difunto Orión. El Toreador los protegía y ellos hacían lo propio cediendo parte de su sangre para su alimento. Ahora será Desdémona quien se alimente de ellos como su rebaño personal.

Ya que está en la villa donde el Toreador se refugiaba, la Princesa decide tomarla también como Dominio para hacerlo su propio refugio. Todas las facilidades que Orión consiguió adaptando esta casa para las necesidades de un no muerto no deberían ser desaprovechadas, así lo entiende Desdémona, por no mencionar que el lugar tiene un encanto único, dado por una exquisita mano Toreador griego, como Desdémona.

Mientras tanto Meir regresa a su refugio atravesando el laberinto de Mezuzás. En el osario bajo el cementerio, entre huesos, cadáveres y escritos varios, Admiel ordena los últimos rollos manuscritos. El Antiguo Capadocio, con su cara de santo, se acerca a Admiel, y le da de nuevo de su sangre, que el ghoul bebe sin mediar palabra. Es la vida eterna para el bibliotecario y oveja que bala, pierde bocado.

Cementerio judío

Donna, alertada por la presencia de su Sire adoptivo, pero en muchos aspectos su mentor. Meir siempre ha sido como un padre para ella y la mujer lo quiere incondicionalmente. Ambos se funden en un largo y cariñoso abrazo. Las palabras de agradecimiento y orgullo brotan de ambos.

Ya en la torre de la Torá Negra, en la biblioteca de Admiel, ya de un tamaño considerable, se encuentra Ushpa que saluda con una sonrisa vergonzosa a su benefactor Meir. La familia vuelve a estar unida, quien sabe por cuanto tiempo. Por allí se encuentra Umaskal, hombre de pocas palabras actual guardián de la hermandad de sabios.

Meir aprueba que Donna se siga encargando de gestionar la Torá Negra, no solo lo está haciendo estupendamente, si no que así el Capadocio podrá encargarse de continuar con la búsqueda de la Torá Negra, como su Sire le ordenó.

El Capadocio comienza a organizar todo para tener presencia de la hermandad de sabios de la Torá Negra en un nuevo punto: la Tebas griega. También envía una carta a Cyprium, un aciano ciego que conoció en Salamina, al que en su día ofertó entrar en su hermandad de sabios siendo un ghoul, pero rechazó. Desde entonces Meir y el son contactos, pero el Capadocio quiere volver a ofrecérselo antes de que la parca reclame su vida.

Cyprium, librero salamino

Nehebkau Neb-Nesut por orden de Desdémona comienza a infiltrarse en el comercio local. Comenzando por un sector clave que conoce bien: los esclavos. Ragabash le ayuda con su influencia, ya que tiene lazos mercado negro desde Egipto: Trabajó en él muchos años y sabe desenvolverse como pez en el agua, y ahora solo debe ayudar a su aliado a lograrlo en Jerusalén. De momento, empiezan a conocer gente para meter la cabeza.

Nahum, con su poder de 1000 caras, se hace pasar por uno más en las calles para no llamar la atención y con esta apariencia mundana, intenta enterarse de cualquier tipo de información interesante para Desdémona. El Nosferatu se encuentra con otro Nosferatu llamado Hapu, que se le presenta pidiéndole que le permita entrar y salir de la ciudad a placer, a cambio de intercambio periódico de información. Nahum no puede tomar esta decisión y le lleva ante Desdémona para que se presente a ella como mandan las Tradiciones.

Desdémona se da cuenta de que este horrible ser, del clan Nosferatu, huele igual que Nehebkau Neb-Nesut. Hapu reconoce haber venido siguiendo a Neb-Nesut y Ragabash y aprovechado su llegada a Jerusalén. No desea ningún mal a nadie. La Princesa le advierte de que no quiere líos en Jerusalén. Tras la reunión con este Nosferatu, Desdémona hace llamar a Neb-Nesut y le cuenta sobre lo ocurrido con Hapu.

Neb-Nesut investiga entre los miembros de su sequito, su rebaño, para descubrir que en la caravana se había infiltrado este Nosferatu llamado Hapu, al perecer para venir desde Egipto. Vino oculto con Ofuscación entre los esclavos de la caravana, corroborado con sus contactos de Egipto....

Neb-Nesut no se lo toma muy bien pero cree tener una explicación sobre por qué le sigue y no cree que sea nada peligroso. Seguramente tenga que ver con ciertos secretos sobre el propio Neb-Nesut y una Profecía Setita, en la que se le menciona. Cultura de los Seguidores de Set e información de la que el propio egipcio no conoce en profundidad. Aunque eso durará poco tiempo.

 

Nehebkau Neb-Nesut
bajo la mascara
La Profecía

Adeben, viejo conocido de Ragabash, le pide encontrarse a solas con Neb-Nesut, al que llaman el agente de la profecía. Debe transmitirle cierta información que puede cambiar el mundo.

El Setita se encuentra con Nehebkau Neb-Nesut y con lágrimas de sangre en los ojos, y claramente emocionado, le da un papiro muy antiguo escrito con jeroglíficos y traducido en los márgenes al griego. Tras dárselo se va dejando a Neb-Nesut pensativo mientras lee la profecía en la que aparece su nombre varias veces…

 


La Profecía Preterna

Nehebkau Neb-Nesut, eres el agente de la Profecía. El Gran Set ha previsto tu llegada. Formas parte de la profecía del Eterno. Estás marcado por el destino.


Los escritos Oscuros seguirán ocultos

Se aliarán la Serpiente, el Mercader y el Templo

Le sucederá el octavo en número

La Serpiente intentará ser decapitada por el Águila,

sin éxito, por dos veces

El amor morirá entre los hermanos de sangre sucia

El asesino matará al asesino y así será defensor del que debería ser Rey

Los hombres pasaran hambre

Nesut será esencial para recoger las palabras sagradas donde todo está

La sombra del segundo regresará para proteger al no Rey

Cuando el saber germine, volverá el Águila

Nesut portará los escritos oscuros y los otorgará a la Muerte

Conspiran contra la serpiente y la decapitaran

Cuando la cosecha del saber crezca, los escritos oscuros verán la luz

Elegidos por los elegidos entre el Eterno, que todo lo cambiará

El Sacerdote y el Lobo perderán contra el Mercader

La Muerte revelará a Nesut la verdad

La Belleza regresará donde estuvo a manos de la hija desconocida

El Agente de la Muerte revelará los Escritos Oscuros

El Eterno nacerá hijo de reyes modestos

El Señor de los Sabios será alzado a los Cielos

Morirá el que debía ser llamado Rey, tras 4 ciclos de alimaña

El Eterno será el Señor del mundo, aplastando al Águila

 

Neb-Nesut lee una y otra vez el papiro y queda fascinado por las palabras que desentrañan, ya que al fin entiende por qué algunos le llamaban el agente de la Profecía, siempre pensó que era algo en tono jocoso, sin importancia alguna, pero este papiro y la Profecía escrita en él, demuestran lo contrario.

 

Abraham,
Buscador de las Revelaciones Sagradas,
Matusalén Capadocio, Sire de Meir
Profecías y escritos

Abraham, Sire de Meir, un ser más parecido a una momia andante que a otra cosa, sabe que está más cerca que nunca de encontrar la Torá Negra, y se lo confiesa a Desdémona, en persona.

Meir ha liderando su búsqueda en Egipto durante años, con ayuda del Clan y tan titánico esfuerzo ha dado sus frutos.

Abraham no puede imaginarse el momento en el que tan sagrado documento llegue a sus manos y todo parece indicar que el momento se acerca. Los muertos lo susurran desde el más allá. Los escritos empiezan a apuntar hacia este acontecimiento y todo parece indicar a que el Agente de la Profecía venido de Egipto, lo ha hecho para dar por fin con la Torá Negra. Todo empieza a cuadrar, al fin…

El Capadocio pide a la Princesa Brujah que reúna a toda su corte, de más plena confianza, y Desdémona lo hace sin rechistar. En el salón del trono se encuentran Meir, Donna, Nahum, Neb-Nesut, Ragabash y Adeben.

Abraham les comunica a todos lo cerca que están de encontrar la Torá Negra, y con ella el final de la tiranía persa. Que haya una griega en el principado de Jerusalén ayudará en su cometido, ya que el Capadocio apoya la helenización del mundo, dado a que la razón y la sabiduría son la base de tal civilización.

Desdémona, se lo piensa durante unos segundos y pregunta a Abraham:

¿Qué deseas Abraham? –pregunta la Brujah

Abraham, ante la corte de cainitas de confianza de la Princesa Brujah, pide a Desdémona extender la búsqueda con ayuda de todos vástagos de Jerusalén posibles. Si lo hace, mientras dure la búsqueda, Abraham se ofrece, en ausencia de Meir, a ser su consejero personal, ocupación que nunca ha llevado a cabo, todo a cambio de que envíe al máximo número de apoyos para ayudar a su chiquillo Meir a encontrar por fin los textos de las Revelaciones Sagradas.

Abraham dice que la dedicación integra a la búsqueda. Será la salida al acorralamiento Persa.

Desdémona se acerca al Anciano Capadocio y le da un abrazo, aceptando su sugerencia para enviar a toda su corte de confianza para la búsqueda de la reliquia llamada la Torá Negra, textos que Abraham lleva buscando toda su larga existencia.

Asimismo, Anat, la Anciana Brujah, con su erudición y su influencia humana y vampírica, dedicará todos sus esfuerzos a ayudar con la búsqueda, desde Tiro. Lo hará desde el reino vecino por si alguien quisiera impedírselo, que uno de los dos continuase con el sagrado cometido.

Abraham se dirige a los vástagos presentes y les dice que todos los que ayuden a la búsqueda serán bendecidos, nada menos, que con salvar  la humanidad.

El Capadocio y sus aliados de búsqueda, están convencidos de que la Torá Negra, será la guía para acabar con el sufrimiento histórico… o para prepararse para el final de los días.

Ahora que los Assamita pueden ser un problema, deberán actuar para que esto no ocurra y la Torá Negra será el final de sus preocupaciones.

Ya en privado, Desdémona le pide a Abraham que le enseñe la Disciplina de Fortaleza, ese poder con el que la piel de los cainitas se vuelve resistente como la piedra, incluso para la luz del sol y el fuego, hasta cierto punto. El Capadocio accede, la Princesa va a poner toda la carne en el asador y es lo menos que puede hacer para recompensarla.

 

Torre de la Torá Negra
Susurros entre huesos

Neb-Nesut, el enviado egipcio, pide a su aliado Ragabash, el guerrero nórdico, que le acompañe a tener una charla con Meir. Preguntando a Nahum, descubren que se refugia en el viejo cementerio, seguramente el lugar más seguro de todo Jerusalén.

Por el camino Ragabash y Neb-Nesut hablan sobre la Profecía del gran Set, mientras Nahum les dirige al cementerio en silencio.

Cuando pisan el sagrado suelo, entre niebla y lapidas, el temor comienza a apoderarse de sus cuerpos. Del interior de un pequeño mausoleo aparece Meir, solemne y con apariencia de Santo, emergiendo de la niebla de forma misteriosa. Nahum le había alertado de su visita y es el Capadocio en persona quien les guía a partir de este punto. El Nosferatu les corta la retaguardia mientas caminan entre la fría niebla.

Los cainitas se “sumergen” en la densa niebla y descienden por un túnel bajo el cementerio, un húmedo y oscuro agujero que les conduce por un laberinto subterráneo donde raíces y rocas componen un sinfín de caminos. Para ponerlo más peligroso aun, todo el sendero está plagado de Mezuzás, poderosas reliquias judías con escritos sagrados que emanan un poder de fe inaudito. Seguramente con solo tocar uno de estos Mezuzás, cualquiera de los cainitas estallaría en llamas consumiéndose en pocos segundos y encontrando la muerte definitiva.

Mezuzá

Con el terror a flor de piel, llegan a un lugar seguro, iluminado por velas. Es un osario, lleno de montones de huesos y rollos escritos por doquier.

Una calavera negra clavada en una lanza les da la bienvenida.

Seis cuerpos cubiertos por sudarios negros rojizos, descansan sobre el suelo de tierra húmeda.

Neb-Nesut, impresionado, le cuenta que en su antiguo reino las tumbas son algo habitual y que sin duda serian un deleite para cualquier Capadocio.

Meir confiesa que hace poco ha estado en Egipto y no tuvo una experiencia positiva, más bien lo contrario, aunque por suerte ya pasó todo.

El Capadocio ofrece alimentarse de los cuerpos que ven en el suelo, pero los cainitas declinan amablemente su ofrecimiento.

–Meir, agradezco tu hospitalidad –dice Neb-Nesut– no te vi muy receptivo con el asunto del Templo a Set…

–En Jerusalén, ningún Dios que no sea Yahvé entrará para quedarse. –Dice Meir muy serio– No me importa a que Dios reces en la intimidad de tu hogar. Pero no habrá otro templo que no sea el de Yahvé.

Osario de Meir

–Quien dice Templo dice discreto altar –aclara Neb-Nesut– No deseamos llamar la atención, ni ocasionar disputas entre el ganado. Siempre me he referido a algo discreto en mi refugio. Un espacio sagrado para venerar a Set, nada más.

–Con eso no hay problema –responde Meir.

–Me alegra haber aclarado la equivocación –dice Neb-Nesut– no tengo intención alguna de convertir a ningún judío a la religión de Set. Simplemente ahora que habrá un mayor flujo de los de mi tierra, por el comercio que voy a fomentar, quería que se sintieran como en casa, al menos en mi refugio. Un pequeño santuario donde puedan dar gracias a Set. Pero no para mortales, solo para Seguidores de Set, cainitas, ghoules y su entorno.

Solo hay una religión oficial en Jerusalén y así seguirá siendo –dice Meir.

–Jerusalén es aliada de Egipto –dice Neb-Nesut.

–Jerusalén, mi ciudad, es la ciudad de los judíos, la ciudad de Yahvé –dice Meir marcando claramente su territorio y siendo completamente intransigente con la religión de Set– podemos ser aliados o enemigos hasta la muerte debido a este asunto.

No tendremos ningún problema con esto Meir, descuida –dice Neb-Nesut haciendo una reverencia.

–¿Podría acceder a su biblioteca? –pregunta el bárbaro Ragabash señalando los montones de rollos escritos.

–¿Buscas algo concreto? –pregunta Meir antes de responderle.

–¿Sabes leer? –pregunta Nahum sorprendido.

Claro, puedo enseñarte –responde Ragabash sorpresivamente al Nosferatu.

–Busco sobre las debilidades de los primeros canitas Assamita –responde Ragabash dirigiéndose de nuevo a un sorprendido Meir.

Meir rebusca entre los rollos de papel y coge un diario escrito por un Vampiro y se lo acerca al guerrero Ragabash que lo coge enérgicamente.

–Este es de la época de la fundación de Jerusalén, puede que encuentres algo sobre lo que buscas –dice Meir mientras el bárbaro se dispone a leerla para él.

–Quería poner en tu conocimiento cierto texto profético que ha llegado a mis manos de forma fortuita –dice Neb-Nesut– quizá tú, con tu sabiduría y conocimiento, puedas darle un sentido. Además quiero que sea una muestra de confianza de mí, un aliado. Puede que esté equivocado pero según mi interpretación puede que la profecía se refiera a la Torá Negra.

–¿La nombra? –pregunta Meir muy interesado mientas coge el papiro con mucho cuidado y empieza a leerlo.

–Mi conocimiento sobre el tema es parcial, y está sesgado… –responde Neb-Nesut.

–¿Puedo hacer una copia? –pregunta Meir.

–Por supuesto –responde Neb-Nesut mientras el Capadocio busca papel, tinta y pluma para copiarlo, y se dispone a hacerlo con gran destreza y velocidad.

Meir sugiere contarle todo sobre la Profecía a Desdémona.

 

Hapu, Nosferatu egipcio
Ante la Princesa de Jerusalén

Los cuatro cainitas, ya ante la Princesa Brujah en su trono, le cuentan todos los detalles sobre la Profecía de Set. Al parecer el Nosferatu llamado Hapu, vino oculto en la caravana de Neb-Nesut y Ragabash seguramente interesado en la Profecía, no en hacer nada malo contra ellos.

–No me gusta –dice Desdémona– la forma de ese Nosferatu de entrar en Jerusalén a hurtadillas y sin decir nada, oculto entre vosotros, no me parece trigo limpio. Creo que puede ocasionar un conflicto…

–Hablaré con él –dice Neb-Nesut.

–Nahum, búscalo y trajeló ante mí. Me debe una explicación –dice Desdémona inquieta mientras el Arconte Nosferatu asiente y desaparece ante los presentes.

Meir piensa en la importancia de la profecía para conseguir la Torá Negra y en como un Seguidor de Set puede tener que ver con encontrar los escritos sagrados tanto tiempo ocultos.

–De todos modos Desdémona –dice Neb-Nesut– esto no debe ser un problema mayor para la asesina del Matusalén Assur, el Asesino Asirio.

–¿Quién te ha dicho que yo he matado a Assur? –pregunta Desdémona.

–Nahum me lo contó todo la noche que nos conocimos, mi Princesa –responde Neb-Nesut haciendo una reverencia.

–¡Bocazas! –dice Desdémona molesta.

–¿Y si ese Nosferatu es un espía de alguien que desea conseguir la Torá Negra y se nos adelanta? –pregunta Desdémona.

Durante las dos noches siguientes Nahum busca a Hapu y no lo encuentra, así se lo comunica a Desdémona. Caben dos posibilidades, que se haya ido de Jerusalén o que esté muy bien escondido.

Meir le muestra la Profecía a Abraham que la recibe con regocijo ya que es el siguiente paso en la búsqueda de las Revelaciones Sagradas de la Torá Negra. El Capadocio, consejero de la Princesa, comparte con ella tal importante afirmación. La llegada de los dos cainitas de Egipto parece tener mucha importancia en los acontecimientos futuros sobre la búsqueda de la Torá Negra.

Ragabash, durante todo este tiempo, con el permiso de Meir, investiga en la biblioteca de la Torá Negra, ante la atenta mirada de Admiel. Busca sobre las debilidades de los Assamita y de cómo hacer que desaparezcan. Al parecer son una marca hecha por el propio Caín en el principio de las noches y no es algo que pueda curarse como un simple resfriado. Nadie ha conseguido salvar ninguna de las debilidades de clan, nunca.

 

Umaskal, Caitiff libre
Comienza el viaje

Aun sabiendo de lo peligroso de la decisión, la primera que toma Desdémona como Princesa es enviar a la mitad de su corte cainita fuera de Jerusalén en busca de la Torá Negra. Está convencida de que Abraham, el Anciano y sabio Capadocio, tiene razón cuando dice que los escritos sagrados son más importantes que la no vida de cualquier Vástago.

Desdémona se quedará aquí en el trono de Jerusalén con Abraham de consejero para proteger la ciudad de todo mal.

Donna y Umaskal serán los encargados de gestionar y proteger la hermandad de la Torá Negra desde Jerusalén, ahora más que nunca deben poner a trabajar a todos los sabios en la búsqueda de las sagradas escrituras.

Adeben se quedará al servicio de Desdémona y como pastor del ganado humano, para conseguir que los sacerdotes judíos de la ciudad apacigüen las aguas ahora que la cosa está convulsa, ya que el culto a otros Dioses está generando tensión y violencia en Jerusalén.

Neb-Nesut pide a Desdémona quedarse, ya que no cree ser necesario en el viaje de la búsqueda de la Torá Negra. La Princesa Brujah le ordena ir con los demás, seguro que encuentra algo en lo que aportar. Desdémona no quiere problemas añadidos con la religión a Set de Neb-Nesut.

Neb-Nesut a solas con Adeben, le pide que en su ausencia, se quede con su Ghoul, su criada personal Merit, y que la enseñe a gestionar el negocio del comercio de esclavos.

Merit, Esclava personal de
Neb-Nesut

Ragabash habla con su aliado Adeben y lo hacen a propósito de la Profecía en la que aparece Neb-Nesut. Adeben está convencido de que Neb-Nesut es el Agente de la Profecía y que Set desea que cumpla los designios para los que ha nacido.

Neb-Nesut aporta sus modestos recursos y su rebaño a la caravana que organiza Ragabash, que con sus recursos más cuantiosos y su rebaño también, prepara un viaje por tierra y mar hasta llegar a Chipre, primera parada sugerida por Meir antes de llegar a Macedonia, su primer destino.

Nahum se encargará de ir por delante en la caravana para explorar y conseguir el camino más seguro. El Nosferatu nómada cazará animales para alimentar a sus compañeros. Su Disciplina de Animalismo le será muy útil ya que puede llamar sobrenaturalmente a cualquier animal que desee y se encuentre cerca.

Caravana de los buscadores de Meir

Meir aportará el liderazgo de la búsqueda y su influencia. Viajarán por las rutas habituales de la Torá Negra, ya que tiene una red en 14 satrapías donde la Torá Negra tiene presencia, estas son: Fenicia, Egipto, Skudra, Capadocia, Samaria, Arabia, Libia, Bactria, Media, Babilonia, Armenia y Lidia. Allí tienen a un sabio local trabajando para la hermandad mantener el contacto con Jerusalén.

Comienza el viaje en la caravana de Neb-Nesut y Ragabash. Todos sus esclavos se encargan de viajar de noche y de protegerlos de día. Meir lidera la búsqueda guiando la caravana por las sendas que unen los diferentes puestos de la Torá Negra y Nahum proporciona protección y alimento para el viaje.

Neb-Nesut le da la idea a Meir de que pude tener más influencia de la que tiene, haciendo esclavos a los hijos de los pudientes que aprenden con los sabios de sus diferentes puestos de Torá Negra, en todos los reinos donde está. Meir no está interesado en ese tipo de manipulación, su interés solo tiene que ver con preservar el saber de la humanidad, en todos los campos posibles.

La caravana llega al puerto de Sidón y allí parte en barco hasta Chipre.

Mapa de Chipre

Una vez en la isla, buscan refugio seguro en Salamina gracias a Cyprium, el viejo librero contacto de Meir. Aun no sabe como sigue con vida. Meir se alegra de ver al sabio ciego que aun sigue siendo asistido por su nieto, ya no tan niño, que es su aprendiz. Vuelve a ofertarle la oportunidad de no morir, siendo su ghoul y pertenecer a su hermandad de sabios, desde aquí, gestionando la Torá Negra de Salamina. El viejo le dice a Meir que se lo pesará y que cuando regrese le dará una respuesta. El Capadocio espera que no sea demasiado tarde, el tiempo no perdona a los mortales y Cyprium ya es un longevo anciano.

 

Macedonia, Grecia
Primer parada: Macedonia

Las primeras pistas sobre el paradero de la Torá Negra se encuentran al parecer en el reino de Macedonia, en Grecia. Hacia allí se encaminan nuestros protagonistas.

Su capital, Salónica, es la ciudad elegida por Meir para comenzar con tan sagrada misión. Allí hay una representación de la hermandad de la Torá Negra de Meir, aunque el Capadocio nunca la haya visitado en persona.

Una vez el grupo de cainitas ha encontrado refugio seguro, Meir se presenta ante la Torá Negra de la ciudad. Una más que modesta biblioteca liderada por un filósofo local y sus 10 discípulos. Todo muy precario, la verdad, y a pesar de ello el filosofo se alegra muchísimo de conocer al fundador de la Torá Negra. Su Señor y benefactor, aunque Meir no quiera reconocerlo.

El siguiente paso de Meir es contactar con los señores de la ciudad, un grupo de Capadocio que no ven con buenos ojos la repentina visita de su hermano de clan. Son reacios y susceptibles a todo lo que Meir tiene que contarles. A pesar de todo se presenta como el chiquillo de Abraham y el nombre de su reputado Sire le permite continuar con su investigación en la biblioteca de la Torá Negra. Finalmente los Capadocio no obstaculizarán, pero tampoco ayudarán a Meir, algo es algo.

Meir pide a Nahum que vigile la ciudad y lo hace. Después habla con Neb-Nesut y Ragabash para que afiancen la precariedad de la Torá Negra en la ciudad invirtiendo recursos que puedan obtener lícitamente, para hacerla crecer y así poder ayudarles en la búsqueda de los sagrados textos de la Torá Negra. El objetivo de la hermandad de sabios de Meir siempre ha sido fomentar la búsqueda del saber y el conocimiento. 

Son tres años los que pasarán Meir y los suyos en el reino de Macedonia. Manteniendo una armonía con los Capadocio de la ciudad y dedicándose enteramente a la investigación sobre el paradero de la Torá Negra.

Neb-Nesut y Ragabash se ponen manos a la obra y moviendo hilos en el comercio y en los bajos fondos, son capaces de conseguir recursos para la Torá Negra.

Meir le da la idea a Nahum de que contacte con los Nosferatu de la zona y con un intercambio de información pueda ayudar al Capadocio en su cometido. Así lo hace el Nosferatu y con gran éxito, consigue valiosa información de los de su clan, ayudando a avanzar notablemente a Meir en la investigación sobre la búsqueda.

Neb-Nesut aprovecha para conseguir influencia en el comercio de la ciudad, tratando con esclavos, apoyado con los recursos de Ragabash. Conecta Salónica con Jerusalén comenzando una ruta comercial, con bienes un tanto oscuros, todo lo relacionado con el mercado negro. Y por supuesto también ayuda a la búsqueda de Meir, además de salvaguardar sus propios intereses.

Tras los tres años en Salónica, Neb-Nesut, trabajando duro, consigue la ansiada influencia en el mercado negro de la ciudad. Se gana a los Capadocio al mando, permitiéndoles leer y estudiar su profecía.

Meir descubre que el siguiente paso será viajar a la Capadocia, granero de todos los reinos de la zona. Así que preparan el viaje, dejando la Torá Negra de Salónica mejor de lo que la encontraron hace tres años.

El Capadocio se despide de los cainitas de la ciudad y en una caravana organizada por Ragabash, se van dirección la Capadocia.

 

Gobernador Bagohi
Años convulsos

377 - 374 a. C.

Mientras tanto en Jerusalén, Desdémona y su mermada corte de cainitas, mantienen como pueden la efímera paz en la región.

Adeben, el Seguidor de Set, Sumo Sacerdote nombrado por la Princesa Desdémona, se encarga de la religión judía y ésta comienza a ser la piedra angular del pueblo, por encima de sus vidas cotidianas. Empiezan a ser más permisivos con el resto de religiones, respetan como los persas están respetando la suya y a medida que lo hacen, surgen familias extranjeras que rezan a diversos dioses dependiendo de si son persas, egipcios, babilonios griegos o judíos.

La armonía entre la religiones aportada por la influencia de Adeben da estabilidad al peliagudo asunto.

Esto empieza a incomodar al Gobernador Bagohi, que en contraposición, prohíbe tajantemente las religiones que no sean persas o la judía, incomodando al resto, sobre todo babilonios, egipcios y griegos; Volviendo a antiguas rencillas y odios religiosos ya enterrados en el pasado, que se traducen en disturbios entre el populacho.

Estos años son duros, es una decisión del gobernador respaldada por el Rey Persa, y nadie puede hacer nada. Pero el problema persiste, el ambiente en la ciudad es hostil.

Para agravar más aun la situación, a la muerte de Ava, Ventrue, la economía se trunca y Jerusalén pasa malos tiempos.

Adeben descubre, por orden de Desdémona, que Bagohi tiene ocho hijos, pero que ninguno de ellos sería su descendiente, ya que las elecciones de los gobernadores sátrapas las decide únicamente el Rey de Persia, sin tener en cuenta líneas sucesoras, si no intereses políticos y bélicos.

Desdémona aprende la Disciplina de Fortaleza de Abraham, esto hará más peligrosa a la Princesa, que decide preparar su cuerpo para futuros enfrentamientos.

Por otra parte Desdémona consigue una esclava domestica, conseguida del antiguo sequito Toreador de Orión. Su nombre es Aileen y es una chica pelirroja muy guapa que se encargará a partir de ahora de las necesidades mundanas de la Princesa Desdémona.

Aileen, Ghoul de Desdémona

Adeben se entera de que en las ciudades colindantes de Yehud, todos los gobernantes cainitas se han unido para hacer presión a Jerusalén, excepto Mizpa, la capital administrativa, ahora gestionada por Astarté, chiquilla de Desdémona. Igualmente ha llegado a sus oídos que el clan Assamita ha enviado un guerrero del clan a cada una de las ciudades para proteger a los gobernadores cainitas, por si a Jerusalén se le pasase por la cabeza matarlos a todos.

Donna continúa encargándose de la gestión de la Torá Negra y lo hace correctamente. En el lado sentimental, se separa definitivamente de Umaskal y pide a Desdémona trabajar para ella, ayudando en lo que sea que necesite para olvidar su desamor. Umaskal desaparece del panorama, dejando de lado su trabajo de protección de la Torá Negra, asunto del que se estaba encargando hasta ahora.  Nadie sabe dónde está, puede haberse ido de Jerusalén, la verdad, Donna lo prefiere así. Desdémona pide a Abraham que con psicometría toque una pertenencia de Umaskal para ver si es trigo limpio y efectivamente, no es mala gente, simplemente tiene roto el corazón.

 

Adón, Príncipe Ventrue de Tiro
Enemigos en Tiro

Desdémona decide encomendar a Donna un cometido, y es el de ir a Tiro como embajadora de Jerusalén para aliviar tensiones con el Príncipe Adón, comerciante Ventrue, enemistado con Jerusalén desde el principado de Meir. Donna nunca ha ejercido de diplomática pero le parece bien probar para así olvidarse de su historia con Umaskal.

Las malas noticias llegan poco después de la marcha de Donna y es en forma de misiva de Adón, el Príncipe de Tiro. Donna es ahora su prisionera. Jerusalén no puede enviar espías, ambas ciudades siguen siendo enemigas.

Adeben descubre que Persia atacará Egipto nuevamente, para conquistarla como antaño.

Abraham manda una carta a Meir a Macedonia, para informarle de cómo va todo, pero no le cuenta lo de Donna para no influirle en su trabajo, sabe que si lo hace regresará dejando todo lo que tiene entre manos, sea lo importante que sea y eso será negativo para la sagrada búsqueda.

Ciudad isla de Tiro (Roca)

Desdémona habla con Abraham para que se quede al mando de Jerusalén contándole que Donna ha sido apresada en Tiro y la Brujah ha decidido ir a buscarla. Abraham le convence para que no lo haga, es demasiado importante para la estabilidad de Yehud y no puede permitirse ponerse en peligro, si le ocurre algo grave, sería malísimo para Jerusalén e indirectamente para la búsqueda, dado que ella la apoya con todos sus recursos y cainitas que lo hace.

Abraham se presta voluntario para ir a buscar a su “nieta” Donna y traerla sana y salva.


El Capadocio lo hace y viaja a Tiro para solucionar el entuerto. Cuando el anciano Capadocio llega a Tiro, otra misiva de esa ciudad llega a Jerusalén. Ahora tienen también a Abraham de rehén, en sopor para que un anciano como él no de problemas.

Kothar, el Profeta,
Matusalén Nosferatu,
Sire de Nahum

Desdémona decide visitar el valle de Hinnom y hablar con su viejo amigo, ahora contacto Nosferatu, al que llaman el Profeta. Le cuenta lo sucedido y Kothar le pide que lo deje en sus manos, el traerá a los Capadocios de Tiro.

Pocas noches después de esta reunión, Kothar, Abraham y Donna regresan a Jerusalén. Desdémona no da crédito. Nadie sabe como lo ha hecho y Kothar no suelta prenda, ha sido una muestra de lo que el viejo Nosferatu es capaz de hacer si se lo propone. La Princesa Brujah agradece el detalle al Nosferatu, es muy significativo ya que Kothar jamás se mete en estos fregados.

Desdémona propone a Donna encargarse del comercio, para cambiar de tercio. La Capadocio no conoce el sector y lo intenta sin mucho éxito, es un campo difícil en Jerusalén, sobre todo sin conocimientos específicos ni experiencia previa.

 

Rey persa Artajerjes II
Ataque frustrado

373 a. C.

El Rey persa Artajerjes II lanza una invasión contra Egipto. Sin embargo, el faraón Nectanebo es capaz de reunir su fuerza y rechazar la invasión persa. Esta es la segunda invasión persa fracasada contra Egipto al mando de Nekhtnebef, general y Faraón. Durante su reinado el Faraón Nectanebo construye la Avenida de las Esfinges de Luxor y el Pabellón de Philae.

Mientras en Jerusalén, Desdémona recibe noticias de Mizpa, su chiquilla Astarté está siendo acosada por los Príncipes de Yehud, peones persas. Le han cortado las vías de comercio y la ciudad está sufriendo las terribles consecuencias, sumiéndola en una crisis sin precedentes para Mizpa.

Por otro lado, Donna no sabe cómo abordar el comercio de la ciudad, es algo muy complejo y volátil.

Desdémona decide ayudar al valle de Hinnom, consiguiéndoles enseres que la colonia de leprosos de Kothar pudiera necesitar, pero no aceptan caridad venida de Jerusalén, no después de toda una vida de vejaciones.

 

Satrapías persas
Búsqueda en la Capadocia

Meir y su grupo de búsqueda viaja en caravana hasta el reino de Capadocia. Kaymakli es la ciudad excavada en la roca desde donde Meir y los suyos deciden continuar con su sagrada misión.

La Torá Negra en esta ciudad consta de una gran biblioteca dentro de túneles en la roca viva. Un sabio es quien lidera y siete discípulos le ayudan con el saber que aquí se guarda. Esta Torá Negra trabaja en simbiosis con los Capadocio de la ciudad, que suelen nutrirse de la biblioteca, al igual que aportan escritos para hacerla más voluminosa. Es habitual ver zombis haciendo los trabajos más pesados, como excavar ampliaciones o hacer mudanzas de escritos, siempre bajo la supervisión de sus señores los Capadocio.

Neb-Nesut viene recomendado por los Capadocio de Macedonia y aportando la profecía se gana a los viejos cainitas que quedan maravillados con el escrito de las profecías de Set y permiten que meta sus manos en el comercio local, sin mucho éxito.

Igualmente Meir, comparte sus escritos proféticos en cada una de las bibliotecas de la Torá Negra por donde pasa durante este viaje.

Neb-Nesut tienta de nuevo a Meir para que utilice sus lazos con los sabios de tantos reinos para influir en los mandatarios y beneficiarse, pero es inútil, el Capadocio no tiene ese tipo de ambiciones.

Nahum contacta con los Nosferatu de la zona, pero no se fían de él ni de los suyos, por lo que no consigue información útil para la búsqueda.

Meir tiene pensado algo especial en este viaje: acudir al Templo de Erciyes.

 

Monte Erciyes, Anatolia

El Templo de Erciyes

Cappadocius, Antediluviano del clan Capadocio, hizo saber a todos sus chiquillos que tenía noticias importantes que darles: en un mes, todos los miembros de su progenie se reunirían en la ciudad excavada en la roca de Goreme para escucharlas.

Cuando los capadocios se reunieron, el fundador les dijo que la nueva dirección de la búsqueda exigía que estuviesen más cerca de Dios. El primer paso implicaba la proximidad física al cielo.

Los Capadocios no se han distinguido nunca por sus aptitudes marciales. Así que fue bastante raro cuando, una noche, no hace mucho, una procesión de monjes ladrones de tumbas llego a la cumbre del monte Erciyes, en la región de Anatolia, en el centro de Capadocia. Las historias acerca de aquella noche encontraron su camino de vuelta por los numerosos canales de información de los cainitas. Los ghouls despertaron para ver que sus hospitalarios anfitriones capadocios habían desaparecido. Los príncipes orientales oyeron hablar de un gran ejército de pálidos vampiros marchando a través de sus ciudades. Los mercaderes en ruta, que hubiesen caído bajo los colmillos de grupos de cainitas menos concentrados, observaron la torva procesión resguardados en los árboles. Otros viajeros vieron como la silenciosa legión, proseguía su marcha.

Erciyes, también conocido como Argaeus, albergaba un monasterio olvidado y medio en ruinas, que fue invadido por los chiquillos de Cappadocius. Estos mataron rápidamente los 400 residentes humanos y al único habitante cainita. Conducidos por Caías Coiné, los monjes tomaron el templo y reasumieron de inmediato su dócil naturaleza.

Ninguna herejía había tenido lugar en el templo; los antiguos ocupantes no habían tenido trato con el Demonio, llevando vidas ascéticas. El vampiro que vivía allí, un Malkavian, conocido solo como Algol, encontró la muerte definitiva bajo acusaciones de existir como un Osiris, alimentándose de los monjes bajo el disfraz de un Profeta.

En una noche las inclinaciones de templo cambiaron para siempre, quedando este consagrado a un nuevo aprendizaje.

Apenas había caído el templo, cuando empezaron a circular las noticias. Los cainitas de todas partes se preguntaban por los motivos de los capadocios, pero la canalla se dedico a sus asuntos con su típica ignorancia. Los curiosos se acercaron a hurtadillas a Erciyes en la oscuridad, esperando lograr un atisbo de las horribles orgías y ritos perversos que con seguridad se deberían llevar a cabo allí. Pero sólo encontraron más monjes.

El templo cambio con rapidez. Los capadocios trabajaron incansablemente, reconstruyendo el antiguo monasterio de Erciyes de acuerdo con sus necesidades, derribando viejos muros y levantando otros nuevos. Excavaron grandes cámaras subterráneas y construyeron bibliotecas y mausoleos sobre ellas. En un solo mes, el templo estaba totalmente renovado. Desde entonces, ha tenido cien nombres, todos ellos conjurando la iluminación y el descubrimiento de secretos. Para los que conocían a los capadocios, el templo era un lugar donde la muerte era el único objeto de estudio, mientras que la gran mayoría del clan buscaba el saber en cualquier otra parte, todos los miembros del clan pueden acudir al templo en cualquier momento para informar, estudiar o simplemente descansar.

Tras establecer su nuevo hogar los capadocios reunidos acordaron encontrarse de nuevo, siempre que pudiesen, cada solsticio de invierno, para discutir sus estudios y compartir opiniones sobre los asuntos de clan.

Dentro de poco, es el solsticio de invierno, y Meir lo sabe…

 

Capadocios del Templo de Erciyes
El viaje a Erciyes

Meir decide visitar el templo Erciyes, coincidiendo con el solsticio de invierno. Allí espera conseguir información sobre el siguiente paso a dar en la búsqueda. Debe viajar solo, ya que no está permitida la entrada a nadie ajeno al clan Capadocio.

El viaje a la montaña es duro, pero Meir tiene la ayuda de la fe en lo que está haciendo, en la búsqueda de las escrituras sagradas de la Torá Negra.

Una vez en el templo, Meir se presenta como chiquillo de Abraham y esto le abre todas las puertas, dado la reputación de su anciano Sire. Cuenta a todos sus hermanos de clan, como él y otro hermano Capadocio fundaron la hermandad de sabios llamada la Torá Negra, en homenaje a la sagrada búsqueda de Abraham.

La conversación entre las decenas de Capadocios de todo el mundo sobre la búsqueda de la Torá Negra, enriquece muchísimo a Meir y llegan al momento en el que hablan sobre los agentes de la Profecía. Seres marcados desde que nacen para hacer un sagrado cometido. Meir enseña la copia de la Profecía que le dio su compañero Neb-Nesut y todos los cainitas presentes admiran y analizan el texto, lamentando no disponer del original.

Estas son las tres conclusiones a las que legaron entre todos, unas de las mejores mentes de la época:

- Todo parece apuntar a que es un futuro reciente en el tiempo actual.

- Habla del imperio persa y de los Assamita refiriéndose a ellos como Águila.

- El Saber Oculto es sin duda la Torá Negra.

Tras unas noches inolvidables para Meir, el Capadocio regresa con sus compañeros con un punto de vista mucho más amplio y enriquecido sobre la búsqueda. Meir ha quedado reflejado como un gran sabio inmerso en una importantísima prueba del destino y los Capadocio empiezan a hablar de él.

Meir se asegura de que todos ellos hagan lo posible para proteger y ayudar a las bibliotecas de la Torá Negra donde serán siempre bien recibidos.

Otra cosa que ha conseguido en el templo, es saber cuál es el próximo en la búsqueda: la vieja Menfis, en Egipto.

 

Segundo Templo de Jerusalén
Muerte de un gobernador

370 a. C.

Mientras en Jerusalén, el gobernador Bagohi, Sátrapa de Persia, muere tras 40 largos años en el mandato. Se dice que ha a fallecido envenenado por su círculo de confianza. Una muerte muy común en la época. Puede ser que ahora que Jerusalén empieza a funcionar, alguien quiera ponerse en su lugar, no se sabe.

A la muerte del gobernador Bagohi el pueblo llora la muerte de quien terminó el segundo templo de Jerusalén.

En realidad nadie cercano a él ha tenido nada que ver, se especula con puede haber sido por las influencias de las religiones que prohibió en vida. Esto revuelve las ya turbias aguas y agrava la tensión de una capital inestable, ahora sin gobernante oficial.

Rápidamente, un nuevo gobernador es nombrado por el Rey Persa, Atajerjes II, su nombre: Yehezqiyah. Su primera medida es ser más permisivo con las libertades religiosas y esto calma la tensión del pueblo.

Desdémona y los suyos observan atentos la siguiente ascensión al poder marcada por Persia para poder actuar en consecuencia.

 

Menfis, Egipto

Serpientes en Egipto

Meir y sus buscadores viajan de camino a Menfis, en el eterno reino de Egipto. Llevan ya siete años de andanzas y todo el grupo de cainitas se va conociendo mejor mientras conviven juntos. Meir, Nahum, Neb-Nesut y Ragabash, cuatro vampiros de diferentes clanes unidos por un único fin: encontrar la sagrada reliquia llamada la Torá Negra. Sus escritos proféticos dictarán el futuro con claridad y en ese porvenir no se encuentran los imperialistas persas.

Cuando llegan a Menfis todo es diferente a lo conocido hasta ahora. La ciudad rodeada de dunas es prospera y trabajadora y los templos a dioses egipcios proliferan por doquier en ella. El Nilo nutre de vida todo el reino y los esclavos son el reflejo de sus señores nocturnos. Set, el Antediluviano Setita es el Dios predominante en la ciudad, ¿es el infame Seth de los humanos? Solo unos pocos saben la verdad…

A pesar de ser un lugar hostil para los cainitas extranjeros, el Príncipe Setita les abre las puertas de par en par por ser conocidos de Adeben, su viejo consejero, ahora en Jerusalén.

Meir llega a la biblioteca de la Torá Negra de la ciudad para llevarse un tremendo chasco. Solamente hay un maestro y su aprendiz, y la biblioteca deja bastante que desear. Es escasa, está mal ordenada y tiene humedades por todos lados. Por no hablar de las numerosas palizas que propina el maestro al discípulo cuando este se equivoca en algo, se diría que es un verdadero hijo de puta. A pesar de todo parece que sigue los preceptos básicos de la política de Meir, pero corrompidos y pervertidos hasta tal punto de que el propio Capadocio no los reconoce del todo. Por ejemplo, el saber para Meir debe ser gratuito; pues bien, aquí tiene un precio y solo accede a él quien tiene oro para pagarlo. El asunto es que el sistema funciona y aquí es algo completamente habitual. Por último un detalle, el maestro sabio reza a otro Dios: Set.

El santo Capadocio se presenta y el exigente maestro, incomodo en su presencia, le da la bienvenida y le acoge en su humilde y sucia morada. El Capadocio decide aguantarse las ganas de corregirle y pide explicaciones por carta a la Torá Negra en Jerusalén, la sede central de todas las demás bibliotecas de la red de saber, tejida por el propio Meir.

Ragabash aprovecha para investigar su inquietud sobre la debilidad de los Assamita y empieza por la biblioteca de la Torá Negra, que le acaba llevando a una serie de templos por la zona donde pasa las noches entre escritos antiguos y papiros llenos de jeroglíficos ininteligibles.

Neb-Nesut ayudado por la influencia en Tebas de Ragabash, empieza a meter las narices en el mercado negro de la ciudad, comenzando por los esclavos, de la misma forma que ha hecho ya en otras ocasiones. Hace contactos, utiliza sus disciplinas, somete a mortales, chantajea a nobles y acaba obteniendo un preciado poder por el cual el mercado negro de los bajos fondos de Menfis es organizado e influido por el mismo.

Nahum se codea con los Nosferatu del desierto e intercambian información valiosa para ayudarse mutuamente.

En una ocasión Meir presencia como el maestro sabio golpea violentamente a su sometido aprendiz y el Capadocio no puede reprimirse más. Aumenta la fuerza de su cuerpo utilizando sangre y levanta al agresor del cuello con una sola mano contra la pared, ante un atónito y agradecido discípulo, que escupe sangre y dientes mientras sonríe.

–Dios sabe que desapruebo tu gestión –dice Meir enfadado a un palmo de su cara– pero no iba a decir nada hasta que te he visto pegando desalmadamente a tu esclavo. Puede que eso es lo que hagáis por aquí, pero no se te ocurra volver a tratar así… ¡a nadie! ¿ha quedado claro? –pregunta Meir mientas el asustado y repugnante sabio asiente– En la Torá Negra no se hacen las cosas así. A partir de ahora deberás corregir esto o serás expulsado de la hermandad... para siempre.

Parece que la amenaza de Meir surte efecto ya que esta ha sido la última vez que el maestro pone la mano encima al aprendiz. Ayuda a ello una historia que empieza a correr por todo el clan Capadocio y sus allegados, la historia de Meir y su sagrada búsqueda de la Torá Negra. Ahora Meir es conocido en todo el clan de los muertos, ya que está en boca de todos ellos.

 

Reinos 400 a. C.

Revelaciones

Mientras todos los demás están a sus propios asuntos, Neb-Nesut consigue audiencia en el templo de Set con Príncipe de Menfis, por supuesto un miembro del clan de los Seguidores de Set. Su consejero, y Sumo Sacerdote, reconoce a Neb-Nesut como el Agente de la Profecía y lo lleva a lo más profundo de una pirámide, donde guarda, como un tesoro, un papiro con un mapa dibujado. En él se encuentra el lugar donde está escandida la sagrada reliquia judía llamada: La Torá Negra, algo insignificante para los egipcios, pero un tesoro sin precio para los judíos.

El Sumo sacerdote, con el permiso de su Príncipe hace entrega a Neb-Nesut del mapa únicamente con las siguientes palabras: “Por Set”

Neb-Nesut observa el mapa y parece que el lugar se encuentra en la vieja Babilonia, lugar de nacimiento de Meir, hace casi 200 años. Al parecer, cuando los judos fueron liberados por los persas, después de la invasión de Babilonia por estos últimos, cuando partieron dirección Jerusalén, se dejaron algunas reliquias escondidas en Babilonia. Nadie sabe por qué. Quizás para protegerlas o por que quien sabia donde estaban y se llevaron el secreto a la tumba. Pero el caso es que allí quedaron, ocultos incluso a los ojos de los nuevos señores de Babilonia y del mundo: los persas.

El Príncipe de Menfis le dice a Neb-Nesut que debe ser él quien encuentre la Tora Negra para que la profecía se cumpla, así que debe partir, es designio del poderoso Set.

Cuando Neb-Nesut comparte el mapa con Meir, el Capadocio boquiabierto no puede creer que el lugar donde la Torá Negra está, sea el lugar donde él fue ordenado sacerdote, cuando era humano, hace exactamente 170 años.

Neb-Nesut cree que es el momento de sacar réditos de este golpe de suerte que lo ha puesto en el ojo del huracán.

–Yo debo ser quien tome la Torá Negra –dice Neb-Nesut– lo dice la profecía.

Todos vamos a acabar sirviendo al Eterno –responde Meir con tono críptico.

–Tú no vas a sacar más que yo con esto –dice Neb-Nesut– debes adoptar a Egipto y sus costumbres en la corte de Jerusalén.

–Tú también estas ganando con esto –dice Meir molesto– han adorado a Baal y a Belcebú en Jerusalén… ¡y los expulsé!

–Ayuda a Ragabash con su inquietud –pide Neb-Nesut.

–Ahora mismo, es algo secundario –responde Meir.

–Necesito que jures por Set y por Yahvé que firmarás una alianza y estarás de acuerdo con Egipto –dice Neb-Nesut.

–Yo, no juro por Yahvé, es pecado –responde Meir molesto– puedo jurártelo por mi nombre y por mi clan.

Neb-Nesut asiente y coge el antebrazo del Capadocio mientras este hace lo mismo, mientras ambos se miran a los ojos con cierto aire de soberbia en ambos cainitas.

Meir sabe que Yahvé dejó a la serpiente vivir en el Edén, quizás eso explique lo que está ocurriendo hoy en tierra de sierpes.

 

Asesino Persa
El asesino

370 a. C.

Ese mismo año, en Jerusalén, un asesino Assamita atenta contra Desdémona en su propio refugio. Lo hace ofuscado, y la empala por la espalda cuando menos se lo espera, sobre su propio trono. La Brujah se encontraba sola, como muchas veces en estos siete años. El asesino se presenta como miembro del clan Assamita y alza su espada para decapitar a la Princesa de Jerusalén, acabando así con la rebelión de la Brujah en la capital de la satrapía persa de Yehud.

Mientras el asesino saborea su momento, va a matar a la asesina del Matusalén Assur… hace su aparición un guerrero griego, vestido con protecciones negras. Lucha a muerte contra el asesino y lo acaba decapitando.

Mientras el asesino se deshace en cenizas el misterioso guerrero negro, como hace llamarse, desempala a Desdémona, la ayuda a incorporarse sobre su trono y pide su pago: proteger al nuevo gobernador, igual que se hizo con el anterior. Si lo hace nadie saldrá herido y mantendrá la “paz” con Alamut.

Desdémona acepta pero con la condición de que el gobernador sea su ghoul. El salvador de la Brujah acepta las condiciones y tras el acuerdo se despiden cordialmente.

La Brujah es consciente de que no durará mucho sola en Jerusalén, si no regresa pronto su corte. Siete años son muchos para un Príncipe y muchos más para uno de Jerusalén.

 

Yehezqiyah, Gobernador de Jerusalén

El Octavo Gobernador

Yehezqiyah, hijo de Abb Yehezqiyah Ha-David, sucede a Bagohi como octavo gobernador bajo el mandato persa, como sátrapa persa, protector de Yehud.

Yehezqiyah es judío pero está casado con Barsine de Persia, manteniendo los lazos con sus amos Persas, como es habitual. Tiene un descendiente barón llamado Neariah Ben Yehezqiyah Ha-David.

Los festejos de proclamación del nuevo gobernador, duran siete días y siete noches y sirven para destensionar viejas rivalidades.

Adeben, Sumo Sacerdote de Desdémona, le ha conseguido una tercera cita consecutiva con el nuevo gobernador, Yehezqiyah. En las tres ha bebido sangre de la Brujah en copa de plata. Ahora Yehezqiyah, es ghoul y está vinculado a la Princesa de Jerusalén y la teme tanto como la ama.

Desdémona se lo deja bien claro al gobernador:

–Yehezqiyah, darás tu vida por el bien de Jerusalén. –Dice Desdémona al embelesado gobernador que admira a la Brujah invidente.

 

El Guerrero Negro
El Guerrero Negro

369 a. C.

Al igual que el misterioso Espectro protegió durante casi los cuarenta años de gobierno al gobernador Sátrapa de Jerusalén Bagohi, ahora el llamado Guerrero Negro, protege de igual forma al nuevo gobernador Yehezqiyah.

Su vestimenta recuerda a los luchadores griegos. Es una misteriosa figura que protege al gobernador. Su aspecto es inquietante e imponente, nadie ha visto su rostro ya que siempre lleva un yelmo negro que protege su faz, algo en común con el anterior guardián del gobernador, el Espectro, asesinado por Desdémona.

Las mismas costumbres que tenía el Espectro, las tiene el Guerrero Negro, por lo que se puede pensar que ambos han sido enviados por un mismo Señor,  para un mismo fin, proteger al gobernador elegido por imperio Persa.

Cuentan que en una ocasión, todo un ejército de asesinos fue contratado por griegos y enviado para acabar con la vida de Yehezqiyah, y ninguno regresó, jamás se encontraron sus cuerpos ni los de sus familias. A diferencia que el Espectro, se  deja ver con Yehezqiyah solamente de noche.

Nunca media palabra y solo se le puede ver guardando las espaldas del gobernador en todo acto público o reunión privada.

Muestra sus respetos ante la Princesa de Jerusalén. La ha prometido no inmiscuirse en sus asuntos y respetar su ley. Su cometido es proteger el gobierno de Persia en la ciudad. Promete mostrarse accesible si la Princesa lo desea y podrá contactar con él en cualquier momento para intercambiar impresiones.

 

Admiel, Ghoul Bibliotecario
La biblioteca crece

367 a. C.

Aun en Jerusalén, Admiel, el bibliotecario ghoul de Meir, con ayuda de su nuevo pupilo Ushpa, que ahora sabe leer y escribir, desempeñan un excelente trabajo. Para sorpresa del propio Admiel, Ushpa aprende tremendamente rápido y bien. Es un aprendiz de enorme valor y tiene mucho futuro, quien lo diría de un ratero como era antaño. Parece que el rescate de Meir en Egipto le ha hecho recapacitar, no todos los días le salvan a uno de ser esclavo para toda su vida.

Ahora Admiel puede dedicarse a lo que siempre ha querido, ampliar la biblioteca. Primero contacta con escribas que le copian sus mejores ejemplares, para comenzar a intercambiarlos por otras obras de bibliotecas en otros reinos. Una red de intercambio comienza, teniendo una rotación de saber indescriptible.

Biblioteca de la Torá Negra

Donna decide hacer ghoul a Ushpa, tras la muerte de la madre de éste por una enfermedad común. Es la mejor forma de proteger al joven de cualquier inclemencia del tiempo o enfermedad. A Meir no le gustaría volver con la noticia de que su promesa más joven ha fallecido de algo mundano, algo por otra parte, muy habitual.

La muerte de su madre hace de Ushpa alguien más introvertido y estudioso, encuentra refugio transcribiendo libros o leyendo manuscritos y su tez comienza a volverse blanquecina por la ausencia de luz solar.

 

Babilonia, Persia
La Torá Negra

365 a. C.

Cuatro años tardan Meir y los suyos en encontrar el lugar exacto donde, previsiblemente, se encuentra la Torá Negra. Doce años en total desde que partieron de Jerusalén por orden de Desdémona.

Muchas falsas alarmas y lugares donde parecía estar, pero esta vez parece ser la verdadera.

Se encuentran en las ruinas de la vieja, Babilonia, a las afueras de la nueva Babilonia, un reflejo deslucido de lo que fue un imperio que controló en mundo conocido antes que los persas y después que los asirios.

La generación de judíos que fue expulsada de Jerusalén, tras su destrucción, al parecer no se llevó la Torá Negra, entre otras muchas reliquias que si sacaron e Babilonia. Con la extinción de los Reyes de Judá y sin Sumo Sacerdote que la reclamara, se perdió para las generaciones sucesivas… pero ha llegado el momento de que vuelva a ver la luz de la luna y las estrellas.

Meir es abordado por muchos recuerdos de su vida humana, aquí fue donde descubrió su vocación, sintió la llamada del Señor y fue nombrado sacerdote de Yahvé para honrarlo y protegerlo por siempre.

Nahum sin embargo, fue un esclavo de los babilonios y toda su tribu fue asesinada por ellos. Los maldice con lágrimas de sangre en sus ojos y sin poder vengar sus muertes. El dolor sigue latente mientras aprieta los puños impotente y recuerda los latigazos que le daban cada vez que abría la boca.

–Aquellos que mataron a los tuyos, ya están muertos y pagaron por sus crímenes –dice Ragabash para dar aliento a su compañero.

Los cuatro cainitas se encuentran sobre las ruinas de lo que hace mucho tiempo fue un templo. Bajo una desgastada y quebrada losa, un oscuro agujero y dentro, un pasadizo que les lleva a un pedazo del pasado.

El olor a rosas golpea a los oscuros buscadores, siempre está relacionado con reliquias sagradas o santos elegidos por Yahvé.

Los cuatro van con los ojos bien abiertos y la luz de la luna llena se cuela por rendijas entre rocas de la superficie, alumbrando el pedazo de subsuelo donde se encuentran los vampiros.

Nahum con su arco cargado apuntando al suelo, listo para dispararlo. Ragabash a su espalda, alerta por si alguna trampa pudiera activarse. Meir viviendo el momento con la emoción de un niño en el día más especial de su vida y Neb-Nesut, el Agente de la Profecía, camina en cabeza guiado por su instinto.

El temor de la fe empieza a ser latente, y sus pieles empiezan a escocer y a calentarse, si la reliquia es tan poderosa como se dice, hay una gran probabilidad de que todos estallen en llamas ante su mera presencia y acabe todo aquí. Pero Meir confía en que Yahvé no le ha guiado hasta aquí para nada.

El punto de origen del miedo está bajo unos escombros que Neb-Nesut comienza a apartar, dando sangre a sus músculos para poder apartar las piedras como si fueran hojas de papel. El egipcio suda sangre mientras el miedo comienza a hacer aparición, tímidamente.

Neb-Nesut, aparta las últimas rocas y ya ante el foco de fe, el miedo desaparece de manera inexplicable para todos los cainitas presentes.

En ese momento se desploma parte del lugar donde están todos y queda al descubierto un viejo altar sobre el que descansa un ajado hatillo de cuero empolvado y cubierto de telarañas.

–Ahí la tienes –dice Meir a Neb-Nesut dejándole paso y aceptando el papel del Agente de la Profecía, no vaya a ser que si él no es quien la coge, algo vaya mal...

Neb-Nesut, estate atento aconseja Ragabash.

Neb-Nesut, tembloroso, se acerca dando pasos cortos, pero seguros. Acerca la mano pensando si no será una trampa y sin pensarlo demasiado, coge el hatillo quitándole las telarañas y soplando el polvo.

Un gran calor le sube por los brazos, pero la reliquia ya no emana fe y el miedo ha desaparecido por completo, dejando paso a la curiosidad y a la emoción de ver al fin: la Torá Negra.

Neb-Nesut abre el hatillo de cuero y por sorpresa un estallido de luz los deja ciegos arrojándolos a todos al suelo, con una onda expansiva proveniente de la mera visión de la reliquia. Poco a poco empiezan a ver de nuevo y se levantan desorientados.

Neb-Nesut la sigue teniendo en sus manos, la Torá Negra, es preciosa, un rollo de escrito nacarado negro y traslucido que deja entrever un papel enrollado de color negro azabache y escrito con extraños símbolos de tinta blanca reluciente.

Se encuentran ante el futuro. Los cuatro cainitas sienten como si una hebra del propio tiempo estuviera presente ante ellos. El calor del fuego los reconforta de una forma espiritual y parece que el tiempo se haya detenido de alguna forma inexplicable, quizás así haya sido.

Meir se da cuenta en este instante de que este fue el lugar exacto donde su Sire Abraham lo abrazó hace 168 años. En ese momento murió para renacer a las Tinieblas y ahora vuelve al mismo lugar que lo vio morir y resucitar, para encontrar al fin los escritos proféticos que salvarán la tierra, porque Yahvé así lo quiere.

 

Torá Negra