La Torá Negra
(377-365)
Jerusalén Capital de la satrapía de Yehud |
377 a. C.
En el último Conclave
hubo tanta sangre que hizo que se tambaleasen los cimientos de la política de
Jerusalén. Los Setitas egipcios y los Assamita persas, lucharon a muerte en una
batalla sin piedad.
Dos matusalenes
enemigos desde hace siglos, han muerto batiéndose en duelo y con ellos,
múltiples vampiros de ambos bandos. Ni un solo Assamita salió vivo de allí
aquella noche. La facción Setita sufrió bajas, pero Egipto ganó, dado el apoyo
de los cainitas locales.
Desdémona se ha
proclamado Princesa independiente de Jerusalén. A pesar del interés de la
Brujah por permanecer al margen de la política persa. Por ello Jerusalén ha
sido declarada enemiga de Alamut y aliada de su némesis: Egipto.
Hay muchos cabos que
deben empezar a atarse.
Anat, la anciana
Brujah, desde su refugio en Tiro, felicita a Desdémona por su recién adquirida posición
y pide apoyo para continuar con la búsqueda de la sagrada Torá Negra, reliquia
que ayudará a acabar con la hegemonía persa de una vez por todas. La Brujah
insiste en su misiva, ya que la guerra solo lleva a un lugar, el mayor de los
vacios.
Desdémona responde a
la carta de Anat agradeciéndole sus palabras y aceptando sus consejos, ya que
desea que la nueva dirección que tome Jerusalén sea para construir, con una
política de puertas abiertas, en pro de la prosperidad. Siempre lo ha pensado
así de una forma idealista, y ahora es el momento de llevarlo a cabo.
Umaskal y Donna,
Caitiff y Capadocia respectivamente, deciden residir juntos en Jerusalén tras
ser convencidos por Desdémona, ya que la ciudad quedaría desamparada sin
cainitas que apoyasen su causa.
Umaskal, atormentado
por haber querido acabar con todo matando a su amor Donna, y ella aceptando su
amor por él y perdonándolo para comenzar de nuevo, juntos. La bondad y la
clemencia son fortalezas de la Capadocio, enseñadas durante décadas por su amado
Sire Meir.
Astarté, chiquilla de
Desdémona y antes de ello, Diosa de la antigüedad, apoya a su Sire a muerte, y
así lo ha demostrado luchando espalda con espalda con ella durante el
sangriento Conclave, del que sobrevivió sin un solo rasguño.
Astarté, Diosa de la Naturaleza, Chiquilla Brujah de Desdémona |
–Si les dejamos actuar nos rodearán, recordemos la
enemistad declarada de Tiro durante el principado de Meir –recuerda Astarté a su
Sire.
–No debes convencerme de nada chiquilla –dice Desdémona con mezcla
de pena e ilusión– si es lo que deseas,
que así sea. A pesar de ser una neonata, no eres una ilusa, chiquilla. Siglos
de sabiduría de tu antigua vida de Diosa te avalan. No seré yo quien vaya
contra el destino que has elegido. Eres libre Astarté. Ve y vive.
Tras estas palabras
ambas Brujah se funden en un largo abrazo antes de separarse estratégicamente
por el bien de Yehud.
Mientras tanto, en
Jerusalén, el odio campa a sus anchas por sus calles. Odio desatado hacia los extranjeros
egipcios y sus falsos Dioses de las arenas del desierto. La violencia se desata
estallando en sangrientos enfrentamientos que salpican el frio suelo de la eterna
Jerusalén. Ahora que el profeta Ely Yahu,
del clan Malkavian, ha muerto, todo se desequilibra, ya que era él quien
mantenía la tensa paz entre ambos pueblos. Las purgas y cazas continuas hacen
de Jerusalén un lugar peligroso, incluso para los cainitas. Cazar es más
complicado que nunca.
El siguiente paso de
la princesa Desdémona es nombrar a su gobierno y aumentarles la posición para
darles poder ante cualquier extranjero o posible rival.
Desdémona, Princesa Brujah Troyana |
En un sencillo y
familiar Conclave Umaskal y Donna son nombrados Ancillae. Ambos se encargarán
de proteger y fomentar la Torá Negra, la hermandad de sabios de Meir. La mujer
gestionará y liderará sus acciones, mientras que Umaskal se encargará de
proteger todo lo que tiene que ver con ellos, desde instalaciones, hasta
sabios, maestros y sus viajes por la zona.
Astarté es nombrada Reina de Mizpa, ciudad a la que
partirá de inmediato para ocuparse de ella, desprovista de su antiguo Rey,
ahora es un lugar huérfano de señor. Deben actuar antes que los persas, si no
ellos serán quienes pongan a alguien en su trono.
Adeben, un sacerdote Seguidor
de Set judío, recién llegado de Egipto, que apoyo a Alara y a Desdémona en la
reciente lucha, es nombrado Sumo Sacerdote de Jerusalén, una posición
equiparable a la de Antiguo por la que se le otorga poder sobre la religión
judía de la ciudad. El Sumo Sacerdote, su homologo humano, es la segunda
autoridad tras el gobernador, siendo su consejero y en ocasiones teniendo más
poder e influencia que el propio gobernador.
El Seguidor de Set
informa a su Princesa Desdémona que un embajador y su aliado vienen de camino.
Inicialmente para apoyar a Alara, y ahora para poyar al gobierno de Jerusalén,
desde Egipto. Alerta de la controvertida naturaleza del acompañante de Nehebkau
Neb-Nesut, como se llama su aliado. Al parecer su acompañante es un Assamita,
por muy extraño que parezca, ya que ambos clanes son enemigos mortales. Adeben
confía en su amigo y sabe que venir acompañado de un Assamita, tendrá una
explicación lógica. Desdémona así lo espera, dado que el clan de Alamut ha
salido escaldado tras ser exterminados todos ellos por su lanza sagrada.
Meir, el sacerdote
Capadocio, marchó hace años hacia Grecia para ayudar a su Sire Abraham a buscar
la Torá Negra. Su incipiente vínculo de sangre con Desdémona lo hace regresar a
Jerusalén, para saber lo que ha ocurrido, dado que no hay mucha información
sobre lo acontecido recientemente y los Capadocio con los que Meir se ha
codeado le han alertado de cambios significantes en Jerusalén, pero ninguno le
ha sabido, o le ha querido, concretar.
Abraham, su Sire, le
ha pedido a Meir por carta que siga buscando la Torá Negra a lo largo y ancho
de la frontera con los reinos del
noroeste de Persia, y así será tras cerciorarse de que su familia se
encuentra bien en Jerusalén.
Mucho ha cambiado
desde que Meir partió de Jerusalén, para empezar él era el Príncipe de la
ciudad, aunque nunca quiso reinar, así que dejó esos menesteres mundanos en
manos más hábiles para encomendarse a los designios de Yahvé, que lo llamaban
para liberar a su familia en Egipto, Donna y Ushpa, su chiquilla adoptiva y un
protegido de Meir. Ambos estaban presos de los Setitas entre dunas y pirámides.
Tras múltiples aventuras y peligros, Meir acabó salvándolos, no sin antes pagar
el precio a las serpientes y ese precio era que Adeben, Setita de la corte de
Alara, fuera nombrado Antiguo en Jerusalén.
Ushpa, aprendiz de Admiel |
El Nosferatu decidió,
hace un tiempo, apartarse de la política de Jerusalén. A pesar de que gozaba de
la posición de Arconte que el Príncipe le había otorgado por méritos propios.
Nahum regresó al valle de Hinnom junto a la colonia de leprosos liderada por su
Sire Kothar, el Profeta. Allí permanece hasta que su inquietud vuelve a
llamarle y decide regresar a las calles de Jerusalén, donde tras años de no
verse, por azares del destino, se encuentra con su viejo amigo Meir, el
sacerdote Capadocio.
Reencuentros
Meir, ataviado con un
ajado hábito de sacerdote, encaramado a un callado, camina cansado, desmejorado
y pensativo mientras se acerca a Jerusalén, su querida ciudad. Aquella que ha
visto construirse desde las ruinas que conoció hace ya más de 150 años. El
Capadocio parece un cadáver andante, a pesar de su apariencia de santidad, que
le abre tantas puertas, creando confianza, ya que nada malo puede venir de
alguien con ese semblante tan angelical.
Nahum, descarnado y
putrefacto, monstruoso e imperfecto ser, ocultando sus facciones por harapos y
armado con un arco largo a su espalda, que llama la atención, se dirige a
saludar a Meir, y ambos se encentran tras años de no verse.
Se saludan y Meir,
con poco entusiasmo, le pide al Nosferatu que le guie hasta Desdémona. Nahum lo
hace y ambos caminan en silencio adentrándose en la oscuridad de las frías calles
de Jerusalén, tras los fuertes muros que guardan la ciudad de adversidades
externas.
En el trono de oro y
joyas del viejo palacio de Innominat, se encuentra sentada Desdémona, sus
vestimentas de guerrera aun manchadas de sangre seca. Pensativa y cabizbaja
tras haberse despedido de su chiquilla Astarté. Es grato para ella percibir las
presencias de dos viejos aliados que se encuentran ante ella.
Salón del Trono de la Princesa, Jerusalén |
Meir pregunta por
Donna y Desdémona le da la buena noticia de que está con vida, al igual que su
pareja Umaskal.
–Peleó como una guerrera –dice Desdémona con
voz firme mientras Meir asiente sonriente y orgulloso.
–Ahora soy yo la Princesa de Jerusalén… ¿quieres
recuperar tu trono?
–pregunta la Brujah cayendo en que Meir era el antiguo Príncipe y si quisiera
podría reclamar el trono.
–No deberías sentarte en ese trono… –dice Meir inquietando
a los presentes mientras mira los restos de sangre seca del suelo– pero no porque yo desee tu posición, si no
porque está maldito. Todo aquel que lo hace perece más temprano que tarde.
–¿Quieres posición? –pregunta Desdémona al sabio Meir.
–Me da igual la posición –responde restando importancia al
ofrecimiento.
–Serás pues mi consejero. Eres un sabio y con tu ayuda
encontraremos la Torá Negra, como desea tu Sire Abraham. –Dice Desdémona
animando a Meir.
Meir asiente
apoyándose en el callado y mirando al techo pregunta por Oded, su viejo amigo
al que conocía desde Babilonia, hace casi 200 años, cuando aun eran humanos.
–Ha muerto, junto a todos los Toreador de la ciudad.
Orión y Nerea
–dice Desdémona con desprecio en su voz por pronunciar estos últimos nombres.
Meir no pude
articular palabra y una lágrima de sangre cae de su ojo derecho y se desliza
marcando una línea carmesí en la nívea cara del mortecino Capadocio.
–Es hora de que corramos un tupido velo con lo ocurrido y
trabajemos juntos por Jerusalén. Ahora somos aliados de Egipto, cuyo “embajador”
viene de camino.
–Dice Desdémona dando aliento al entristecido Meir.
–¿Nahum? –pregunta la Brujah ciega dirigiéndose al
silencioso Nosferatu, que la mira atentamente.
–Me hubiera gustado contar contigo cuando lo necesité. –Continua Desdémona–
Mantengo tu posición de Arconte de
Jerusalén y puedes continuar con tus tareas de protección y vigilancia de la
ciudad, tal y como solías hacerlo.
–Cuenta conmigo y con mi arco –dice Nahum
satisfecho.
Nahum, Arconte Nosferatu |
Unas pocas noches
después, Nahum se encuentra como de costumbre sobre los tejados de Jerusalén,
cuando ve a lo lejos una pequeña caravana. Viene por del sur y no tardará en
adentrarse en Jerusalén. El Nosferatu, ofuscado, salta la muralla y se acerca
sigiloso a la caravana, en la que van dos personalidades, claramente
especiales. Uno es un imponente guerrero montado a caballo, que escolta la
caravana protegiendo la tienda que va sobre uno de los camellos. Rodeándola va
un pequeño sequito de cuatro criados y sin duda hay alguien importante dentro
de esa tienda en movimiento.
Nahum deduce
aventurándose, que son Cainitas, dado que viajan de noche y llamando poco la
atención. El Nosferatu informa de todo a Desdémona, que le pide que se cerciore
de que son vampiros, y si lo son, que se presenten ante ella, como dictan las
Tradiciones.
El leproso, ofuscado,
se presenta ante los visitantes de occidente dejándose ver y deteniendo la
caravana poco antes de llegar a las murallas de Jerusalén.
El siniestro
guerrero, de presencia inquietante, ataviado con pieles y con un yelmo con
cuernos, fuertemente armado se acerca a Nahum y el Nosferatu asegura venir en
son de paz, preguntando si son cainitas. De la tienda sobre el camello se
descubre un rico egipcio vestido con ricas vestimentas de lino que porta una máscara
de oro macizo que no deja ver su verdadero rostro.
–Nehebkau Neb-Nesut, enviado del clan setita –dice el hombre de
la máscara de oro– vengo a cumplir la promesa de Alara de refuerzos para el
Príncipe Oded de Jerusalén.
–Este es mi compañero Ragabash –dice presentando al
guerrero a caballo.
Tras asegurarse de
que pertenecen a la Estirpe, sin entrar en más detalles, les pide que se
presenten ante Desdémona, la Princesa de Jerusalén, el mismo les guiará.
Por el camino, Nahum
les cuenta lo sucedido en el último sangriento Conclave, donde Alara pereció
entre otros muchos cainitas como: Assur el anciano Matusalén asirio o Bicor,
ex-embajador de Alamut y Rey de Mizpa, ambos Assamita.
Este nombre alerta a Ragabash
que pregunta quien ha matado a Bicor. Nahum no lo sabe y así se lo explica al
misterioso personaje, dado que no estuvo presente en el combate.
Nehebkau Neb-Nesut, Setita |
La Princesa Desdémona
se encuentra en su trono cuando recibe a la pareja de vástagos recién llegados,
traídos por Nahum. Junto a ella, a su derecha, Meir, su consejero, apoyado en
un bastón y al quien se le percibe el peso de los años. El Capadocio estudia
con la mirada a los recién llegados mientras saluda cálidamente a Nahum.
Nehebkau Neb-Nesut se
presenta como enviado del clan Setita y se arrodilla ante la Princesa de
Jerusalén.
–Me pongo al servicio del trono del Príncipe Oded,
enviado por el Gran Alara para ayudar a Yehud contra los persas Assamita. –dice el enmascarado justo antes de quitarse la máscara de oro,
tras la cual hay un joven muy atractivo con la piel tostada por el duro sol de
Egipto y maquillado con ricas joyas pulidas . Tiene el aspecto de ser de buena
cuna.
–Oded ha muerto –dice Desdémona– llegas tarde. Todos han muerto, Alara incluido.
–Sí, lo sé –confiesa Nehebkau– Ojala hubiera llegado antes. Pero ya que estoy aquí, espero que aceptes
mi ayuda y la de mi compañero Ragabash, del clan Assamita.
–Por supuesto, toda ayuda es bienvenida –dice Desdémona
girándose hacia Ragabash con cierto recelo.
–Venia para rendir cuentas con Bicor… –dice Ragabash.
–Está muerto y bien muerto –responde Desdémona.
Ragabash, Assamita |
–No –responde el imponente e inquietante guerrero– Tenia que saldar una deuda de honor con
Bicor. Y si eres tú, Princesa –dice dirigiéndose a Desdémona–, quien le has dado muerte a Bicor, me siento
en deuda con vos. Hasta que la salde dicha deuda le ayudaré… igualmente pido
discreción sobre mi verdadero clan, el Assamita. No quiero que sepan que la
estoy ayudando, no sería bueno para nadie.
–¿De qué clan quieres ser? –pregunta Desdémona.
–De ninguno, mejor no estoy y nadie se preguntará por mi
clan –responde
Ragabash– si alguien pregunta, solamente
soy un vampiro germano.
–Vuestro aliado Adeben nos aviso de vuestra llegada –dice Desdémona.
–¿Sabes de comercio, Nehebkau? –pregunta Desdémona.
–Algo se. –Responde el egipcio.
–Será tu área de influencia. –Dice la Princesa
Brujah.
–Y tu, eres un hombre de armas… –dice Desdémona
dirigiéndose a Ragabash– la milicia será tu área de influencia.
Ragabash duda…
–Hasta saldar mi deuda me gustaría ayudarle con algo que
fuera de más utilidad. Como siendo su guardián personal. Su brazo ejecutor –Dice Ragabash.
Esclavo del rebaño de Neb-Nesut |
–¿Podría acomodar un pequeño templo a mi Dios Set? –pregunta
Nehebkau.
¡NO! –responde con voz enérgica y tajante Meir
girándose hacia el egipcio.
–Hay cierta tensión en la ciudad y es debido a la
reciente llegada de griegos y egipcios. –Dice Desdémona– Los judíos no contemplan compartir sus altares con otros Dioses, a
pesar de reconocer su existencia. Cuando se calme el ambiente podría ser, pero
ahora es peligroso.
–Seria un templo privado –dice Nehebkau.
–Deberá ser secreto y no deberá afectar a nadie en
Jerusalén –ordena
la Princesa Brujah.
–Así será –dice Nehebkau haciendo una perfecta
reverencia.
Los dos nuevos
vampiros son acogidos con los brazos abiertos por parte de la corte de la
Princesa Desdémona. Ahora más que nunca, necesita apoyos dado el nivel de
tensión con Alamut.
Adeben, Sacerdote judío, Seguidor de Set |
Adeben decide visitar
a la Princesa Desdémona para conocerse un poco más, ya que no ha habido tiempo
para hacerlo hasta ahora. El Seguidor de Set agradece ser acogido por la Brujah
tras la sangría del último Conclave. El Setita llegó a la ciudad por un pacto
con Meir, por salvar a su familia en Egipto.
Su nombre significa
en egipcio: nacido el número doce. A
pesar de ser egipcio, Adeben es un sacerdote judío, algo infrecuente en Egipto.
Es un cainita muy sabio, que fue condenado y desterrado por su fe judía, muy
mal vista entre los suyos, donde sus Dioses son otros.
En Menfis fue uno de
los consejeros del Príncipe y se ofrece ser consejero para la propia Desdémona.
La Bruja rechaza su ofrecimiento dado que tiene a Meir como consejero, pero por
supuesto que Adeben puede aconsejarle y darle opinión siempre que lo considere
oportuno, sus palabras siempre serán bienvenidas.
El Setita enseña a
Desdémona un pulido y brillante anillo de plata. Tiene grabado el símbolo griego
de la diosa Anat, evidencia de que es afín a la Anciana Brujah.
Agradece a Desdémona dejarle
como responsable de la religión judía en Jerusalén, hace mucho tiempo que
aceptó que solamente debe rezarse a un único Dios: Yahvé.
Adeben le pide a
Desdémona que le permita hacer Ghoul al Sumo Sacerdote humano. Pertenece a la
antigua familia de Sadoc, que tiene un gran poder en toda la provincia de Yehud,
por encima incluso del gobernador. Con este Ghoul, el Setita pretende controlar
la religión también en su vertiente humana para que todo vaya correctamente, él
será su cara pública para el rebaño, como Adeben lo es para la corte de la
noche.
Sadoc, Sumo Sacerdote |
Desdémona aprovecha
para contarle al Setita sus planes de hacer Ghoul al próximo Gobernador. El
actual Gobernador, Bagohi, lleva ya muchísimos años en el trono, casi 40 nada
menos, y al dejar de beber sangre del Espectro no debería quedarle mucho para
morir.
La princesa pide a
Adeben que le allane el camino y descubra quien será el sucesor de Bagohi, no
sin antes ser alertado por el Setita de que Alamut seguirá interesado en que el
gobernador sea libre de influencias judías.
–Alamut puede comerme
el coño –despotrica Desdémona
apretando los dientes y acordándose de todos los caídos en la guerra. A Adeben le queda
completamente claro.
Donna, Chiquilla de Meir |
Ahora que Meir y
Nahum han regresado junto a Desdémona, los nuevos cainitas Nehebkau Neb-Nesut y
Ragabash se han posicionado claramente con la Brujah. Ahora es momento de poner
todo en orden en Jerusalén y empezar a construir un futuro juntos.
Lo primero que hace Desdémona
como Princesa es adoptar a la familia griega de humanos que convivían con el
difunto Orión. El Toreador los protegía y ellos hacían lo propio cediendo parte
de su sangre para su alimento. Ahora será Desdémona quien se alimente de ellos
como su rebaño personal.
Ya que está en la
villa donde el Toreador se refugiaba, la Princesa decide tomarla también como
Dominio para hacerlo su propio refugio. Todas las facilidades que Orión
consiguió adaptando esta casa para las necesidades de un no muerto no deberían
ser desaprovechadas, así lo entiende Desdémona, por no mencionar que el lugar
tiene un encanto único, dado por una exquisita mano Toreador griego, como
Desdémona.
Mientras tanto Meir
regresa a su refugio atravesando el laberinto de Mezuzás. En el osario bajo el
cementerio, entre huesos, cadáveres y escritos varios, Admiel ordena los
últimos rollos manuscritos. El Antiguo Capadocio, con su cara de santo, se
acerca a Admiel, y le da de nuevo de su sangre, que el ghoul bebe sin mediar
palabra. Es la vida eterna para el bibliotecario y oveja que bala, pierde
bocado.
Cementerio judío |
Donna, alertada por
la presencia de su Sire adoptivo, pero en muchos aspectos su mentor. Meir
siempre ha sido como un padre para ella y la mujer lo quiere
incondicionalmente. Ambos se funden en un largo y cariñoso abrazo. Las palabras
de agradecimiento y orgullo brotan de ambos.
Ya en la torre de la
Torá Negra, en la biblioteca de Admiel, ya de un tamaño considerable, se
encuentra Ushpa que saluda con una sonrisa vergonzosa a su benefactor Meir. La
familia vuelve a estar unida, quien sabe por cuanto tiempo. Por allí se
encuentra Umaskal, hombre de pocas palabras actual guardián de la hermandad de
sabios.
Meir aprueba que
Donna se siga encargando de gestionar la Torá Negra, no solo lo está haciendo
estupendamente, si no que así el Capadocio podrá encargarse de continuar con la
búsqueda de la Torá Negra, como su Sire le ordenó.
El Capadocio comienza
a organizar todo para tener presencia de la hermandad de sabios de la Torá
Negra en un nuevo punto: la Tebas griega. También envía una carta a Cyprium, un
aciano ciego que conoció en Salamina, al que en su día ofertó entrar en su hermandad
de sabios siendo un ghoul, pero rechazó. Desde entonces Meir y el son
contactos, pero el Capadocio quiere volver a ofrecérselo antes de que la parca
reclame su vida.
Cyprium, librero salamino |
Nahum, con su poder de 1000 caras, se hace pasar por uno más
en las calles para no llamar la atención y con esta apariencia mundana, intenta
enterarse de cualquier tipo de información interesante para Desdémona. El
Nosferatu se encuentra con otro Nosferatu llamado Hapu, que se le presenta
pidiéndole que le permita entrar y salir de la ciudad a placer, a cambio de
intercambio periódico de información. Nahum no puede tomar esta decisión y le
lleva ante Desdémona para que se presente a ella como mandan las Tradiciones.
Desdémona se da
cuenta de que este horrible ser, del clan Nosferatu, huele igual que Nehebkau
Neb-Nesut. Hapu reconoce haber venido siguiendo
a Neb-Nesut
y Ragabash y aprovechado su llegada a Jerusalén. No desea ningún mal a nadie.
La Princesa le advierte de que no quiere líos en Jerusalén. Tras la reunión con
este Nosferatu, Desdémona hace llamar a Neb-Nesut y le cuenta sobre lo ocurrido
con Hapu.
Neb-Nesut investiga
entre los miembros de su sequito, su rebaño, para descubrir que en la caravana
se había infiltrado este Nosferatu llamado Hapu, al perecer para venir desde
Egipto. Vino oculto con Ofuscación entre los esclavos de la caravana,
corroborado con sus contactos de Egipto....
Neb-Nesut no se lo
toma muy bien pero cree tener una explicación sobre por qué le sigue y no cree
que sea nada peligroso. Seguramente tenga que ver con ciertos secretos sobre el
propio Neb-Nesut y una Profecía Setita, en la que se le menciona. Cultura de
los Seguidores de Set e información de la que el propio egipcio no conoce en
profundidad. Aunque eso durará poco tiempo.
Nehebkau Neb-Nesut bajo la mascara |
Adeben, viejo
conocido de Ragabash, le pide encontrarse a solas con Neb-Nesut, al que llaman
el agente de la profecía. Debe transmitirle cierta información que puede
cambiar el mundo.
El Setita se
encuentra con Nehebkau Neb-Nesut y con lágrimas de sangre en los ojos, y
claramente emocionado, le da un papiro muy antiguo escrito con jeroglíficos y
traducido en los márgenes al griego. Tras dárselo se va dejando a Neb-Nesut
pensativo mientras lee la profecía en la que aparece su nombre varias veces…
La Profecía
Preterna
Nehebkau Neb-Nesut, eres el agente de la Profecía. El Gran Set ha previsto tu llegada. Formas parte de la profecía del Eterno. Estás marcado por el destino.
Los escritos Oscuros seguirán ocultos
Se aliarán la Serpiente, el Mercader y el Templo
Le sucederá el octavo en número
La Serpiente intentará ser decapitada por el Águila,
sin éxito, por dos veces
El amor morirá entre los hermanos de sangre sucia
El asesino matará al asesino y así será defensor del que debería
ser Rey
Los hombres pasaran hambre
Nesut será esencial para recoger las palabras sagradas donde todo
está
La sombra del segundo regresará para proteger al no Rey
Cuando el saber germine, volverá el Águila
Nesut portará los escritos oscuros y los otorgará a la Muerte
Conspiran contra la serpiente y la decapitaran
Cuando la cosecha del saber crezca, los escritos oscuros verán la
luz
Elegidos por los elegidos entre el Eterno, que todo lo cambiará
El Sacerdote y el Lobo perderán contra el Mercader
La Muerte revelará a Nesut la verdad
La Belleza regresará donde estuvo a manos de la hija desconocida
El Agente de la Muerte revelará los Escritos Oscuros
El Eterno nacerá hijo de reyes modestos
El Señor de los Sabios será alzado a los Cielos
Morirá el que debía ser llamado Rey, tras 4 ciclos de alimaña
El Eterno será el Señor del mundo, aplastando al Águila
Neb-Nesut lee una y
otra vez el papiro y queda fascinado por las palabras que desentrañan, ya que
al fin entiende por qué algunos le llamaban el agente de la Profecía, siempre
pensó que era algo en tono jocoso, sin importancia alguna, pero este papiro y
la Profecía escrita en él, demuestran lo contrario.
Abraham, Buscador de las Revelaciones Sagradas, Matusalén Capadocio, Sire de Meir |
Abraham, Sire de
Meir, un ser más parecido a una momia andante que a otra cosa, sabe que está
más cerca que nunca de encontrar la Torá Negra, y se lo confiesa a Desdémona,
en persona.
Meir ha liderando su
búsqueda en Egipto durante años, con ayuda del Clan y tan titánico esfuerzo ha
dado sus frutos.
Abraham no puede
imaginarse el momento en el que tan sagrado documento llegue a sus manos y todo
parece indicar que el momento se acerca. Los muertos lo susurran desde el más
allá. Los escritos empiezan a apuntar hacia este acontecimiento y todo parece
indicar a que el Agente de la Profecía venido de Egipto, lo ha hecho para dar
por fin con la Torá Negra. Todo empieza a cuadrar, al fin…
El Capadocio pide a
la Princesa Brujah que reúna a toda su corte, de más plena confianza, y
Desdémona lo hace sin rechistar. En el salón del trono se encuentran Meir,
Donna, Nahum, Neb-Nesut,
Ragabash y Adeben.
Abraham les comunica
a todos lo cerca que están de encontrar la Torá Negra, y con ella el final de
la tiranía persa. Que haya una griega en el principado de Jerusalén ayudará en
su cometido, ya que el Capadocio apoya la helenización del mundo, dado a que la
razón y la sabiduría son la base de tal civilización.
Desdémona, se lo
piensa durante unos segundos y pregunta a Abraham:
–¿Qué deseas Abraham? –pregunta la Brujah
Abraham, ante la
corte de cainitas de confianza de la Princesa Brujah, pide a Desdémona extender
la búsqueda con ayuda de todos vástagos de Jerusalén posibles. Si lo hace,
mientras dure la búsqueda, Abraham se ofrece, en ausencia de Meir, a ser su
consejero personal, ocupación que nunca ha llevado a cabo, todo a cambio de que
envíe al máximo número de apoyos para ayudar a su chiquillo Meir a encontrar
por fin los textos de las Revelaciones Sagradas.
Abraham dice que la
dedicación integra a la búsqueda. Será la salida al acorralamiento Persa.
Desdémona se acerca
al Anciano Capadocio y le da un abrazo, aceptando su sugerencia para enviar a
toda su corte de confianza para la búsqueda de la reliquia llamada la Torá
Negra, textos que Abraham lleva buscando toda su larga existencia.
Asimismo, Anat, la
Anciana Brujah, con su erudición y su influencia humana y vampírica, dedicará
todos sus esfuerzos a ayudar con la búsqueda, desde Tiro. Lo hará desde el
reino vecino por si alguien quisiera impedírselo, que uno de los dos continuase
con el sagrado cometido.
Abraham se dirige a
los vástagos presentes y les dice que todos los que ayuden a la búsqueda serán
bendecidos, nada menos, que con salvar
la humanidad.
El Capadocio y sus
aliados de búsqueda, están convencidos de que la Torá Negra, será la guía para
acabar con el sufrimiento histórico… o para prepararse para el final de los
días.
Ahora que los
Assamita pueden ser un problema, deberán actuar para que esto no ocurra y la
Torá Negra será el final de sus preocupaciones.
Ya en privado,
Desdémona le pide a Abraham que le enseñe la Disciplina de Fortaleza, ese poder
con el que la piel de los cainitas se vuelve resistente como la piedra, incluso
para la luz del sol y el fuego, hasta cierto punto. El Capadocio accede, la
Princesa va a poner toda la carne en el asador y es lo menos que puede hacer
para recompensarla.
Torre de la Torá Negra |
Neb-Nesut, el enviado
egipcio, pide a su aliado Ragabash, el guerrero nórdico, que le acompañe a
tener una charla con Meir. Preguntando a Nahum, descubren que se refugia en el
viejo cementerio, seguramente el lugar más seguro de todo Jerusalén.
Por el camino
Ragabash y Neb-Nesut hablan sobre la Profecía del gran Set, mientras Nahum les
dirige al cementerio en silencio.
Cuando pisan el
sagrado suelo, entre niebla y lapidas, el temor comienza a apoderarse de sus
cuerpos. Del interior de un pequeño mausoleo aparece Meir, solemne y con
apariencia de Santo, emergiendo de la niebla de forma misteriosa. Nahum le
había alertado de su visita y es el Capadocio en persona quien les guía a
partir de este punto. El Nosferatu les corta la retaguardia mientas caminan
entre la fría niebla.
Los cainitas se
“sumergen” en la densa niebla y descienden por un túnel bajo el cementerio, un
húmedo y oscuro agujero que les conduce por un laberinto subterráneo donde
raíces y rocas componen un sinfín de caminos. Para ponerlo más peligroso aun,
todo el sendero está plagado de Mezuzás, poderosas reliquias judías con
escritos sagrados que emanan un poder de fe inaudito. Seguramente con solo
tocar uno de estos Mezuzás, cualquiera de los cainitas estallaría en llamas
consumiéndose en pocos segundos y encontrando la muerte definitiva.
Mezuzá |
Una calavera negra
clavada en una lanza les da la bienvenida.
Seis cuerpos
cubiertos por sudarios negros rojizos, descansan sobre el suelo de tierra
húmeda.
Neb-Nesut,
impresionado, le cuenta que en su antiguo reino las tumbas son algo habitual y
que sin duda serian un deleite para cualquier Capadocio.
Meir confiesa que
hace poco ha estado en Egipto y no tuvo una experiencia positiva, más bien lo
contrario, aunque por suerte ya pasó todo.
El Capadocio ofrece
alimentarse de los cuerpos que ven en el suelo, pero los cainitas declinan
amablemente su ofrecimiento.
–Meir, agradezco tu hospitalidad –dice Neb-Nesut– no te vi muy receptivo con el asunto del
Templo a Set…
–En Jerusalén, ningún Dios que no sea Yahvé entrará para
quedarse. –Dice
Meir muy serio– No me importa a que Dios
reces en la intimidad de tu hogar. Pero no habrá otro templo que no sea el de
Yahvé.
Osario de Meir |
–Con eso no hay problema –responde Meir.
–Me alegra haber aclarado la equivocación –dice Neb-Nesut– no tengo intención alguna de convertir a
ningún judío a la religión de Set. Simplemente ahora que habrá un mayor flujo
de los de mi tierra, por el comercio que voy a fomentar, quería que se
sintieran como en casa, al menos en mi refugio. Un pequeño santuario donde
puedan dar gracias a Set. Pero no para mortales, solo para Seguidores de Set,
cainitas, ghoules y su entorno.
–Solo hay una religión oficial en Jerusalén y así seguirá siendo –dice
Meir.
–Jerusalén es aliada de Egipto –dice Neb-Nesut.
–Jerusalén, mi ciudad, es la ciudad de los judíos, la
ciudad de Yahvé –dice
Meir marcando claramente su territorio y siendo completamente intransigente con
la religión de Set– podemos ser aliados o
enemigos hasta la muerte debido a este asunto.
–No tendremos ningún problema con esto Meir, descuida –dice
Neb-Nesut haciendo una reverencia.
–¿Podría acceder a su biblioteca? –pregunta el bárbaro
Ragabash señalando los montones de rollos escritos.
–¿Buscas algo concreto? –pregunta Meir antes
de responderle.
–¿Sabes leer? –pregunta Nahum sorprendido.
–Claro, puedo enseñarte –responde Ragabash sorpresivamente al Nosferatu.
–Busco sobre las debilidades de los primeros canitas
Assamita
–responde Ragabash dirigiéndose de nuevo a un sorprendido Meir.
Meir rebusca entre
los rollos de papel y coge un diario escrito por un Vampiro y se lo acerca al
guerrero Ragabash que lo coge enérgicamente.
–Este es de la época de la fundación de Jerusalén, puede
que encuentres algo sobre lo que buscas –dice Meir mientras el bárbaro se dispone a
leerla para él.
–Quería poner en tu conocimiento cierto texto profético
que ha llegado a mis manos de forma fortuita –dice Neb-Nesut– quizá tú, con tu sabiduría y conocimiento,
puedas darle un sentido. Además quiero que sea una muestra de confianza de mí,
un aliado. Puede que esté equivocado pero según mi interpretación puede que la
profecía se refiera a la Torá Negra.
–¿La nombra? –pregunta Meir muy interesado mientas coge el
papiro con mucho cuidado y empieza a leerlo.
–Mi conocimiento sobre el tema es parcial, y está sesgado…
–responde
Neb-Nesut.
–¿Puedo hacer una copia? –pregunta Meir.
–Por supuesto –responde Neb-Nesut mientras el Capadocio busca
papel, tinta y pluma para copiarlo, y se dispone a hacerlo con gran destreza y
velocidad.
Meir sugiere contarle
todo sobre la Profecía a Desdémona.
Hapu, Nosferatu egipcio |
Los cuatro cainitas,
ya ante la Princesa Brujah en su trono, le cuentan todos los detalles sobre la
Profecía de Set. Al parecer el Nosferatu llamado Hapu, vino oculto en la
caravana de Neb-Nesut y Ragabash seguramente interesado en la Profecía, no en
hacer nada malo contra ellos.
–No me gusta –dice Desdémona– la forma de ese Nosferatu de entrar en Jerusalén a hurtadillas y sin
decir nada, oculto entre vosotros, no me parece trigo limpio. Creo que puede ocasionar
un conflicto…
–Hablaré con él –dice Neb-Nesut.
–Nahum, búscalo y trajeló ante mí. Me debe una
explicación –dice
Desdémona inquieta mientras el Arconte Nosferatu asiente y desaparece ante los
presentes.
Meir piensa en la importancia
de la profecía para conseguir la Torá Negra y en como un Seguidor de Set puede
tener que ver con encontrar los escritos sagrados tanto tiempo ocultos.
–De todos modos Desdémona –dice Neb-Nesut– esto no debe ser un problema mayor para la
asesina del Matusalén Assur, el Asesino Asirio.
–¿Quién te ha dicho que yo he matado a Assur? –pregunta Desdémona.
–Nahum me lo contó todo la noche que nos conocimos, mi
Princesa –responde
Neb-Nesut haciendo una reverencia.
–¡Bocazas! –dice Desdémona molesta.
–¿Y si ese Nosferatu es un espía de alguien que desea
conseguir la Torá Negra y se nos adelanta? –pregunta Desdémona.
Durante las dos
noches siguientes Nahum busca a Hapu y no lo encuentra, así se lo comunica a
Desdémona. Caben dos posibilidades, que se haya ido de Jerusalén o que esté muy
bien escondido.
Meir le muestra la
Profecía a Abraham que la recibe con regocijo ya que es el siguiente paso en la
búsqueda de las Revelaciones Sagradas de la Torá Negra. El Capadocio, consejero
de la Princesa, comparte con ella tal importante afirmación. La llegada de los
dos cainitas de Egipto parece tener mucha importancia en los acontecimientos
futuros sobre la búsqueda de la Torá Negra.
Ragabash, durante
todo este tiempo, con el permiso de Meir, investiga en la biblioteca de la Torá
Negra, ante la atenta mirada de Admiel. Busca sobre las debilidades de los
Assamita y de cómo hacer que desaparezcan. Al parecer son una marca hecha por
el propio Caín en el principio de las noches y no es algo que pueda curarse como
un simple resfriado. Nadie ha conseguido salvar ninguna de las debilidades de
clan, nunca.
Umaskal, Caitiff libre |
Aun sabiendo de lo
peligroso de la decisión, la primera que toma Desdémona como Princesa es enviar
a la mitad de su corte cainita fuera de Jerusalén en busca de la Torá Negra. Está
convencida de que Abraham, el Anciano y sabio Capadocio, tiene razón cuando
dice que los escritos sagrados son más importantes que la no vida de cualquier
Vástago.
Desdémona se quedará
aquí en el trono de Jerusalén con Abraham de consejero para proteger la ciudad
de todo mal.
Donna y Umaskal serán
los encargados de gestionar y proteger la hermandad de la Torá Negra desde
Jerusalén, ahora más que nunca deben poner a trabajar a todos los sabios en la
búsqueda de las sagradas escrituras.
Adeben se quedará al
servicio de Desdémona y como pastor del ganado humano, para conseguir que los
sacerdotes judíos de la ciudad apacigüen las aguas ahora que la cosa está
convulsa, ya que el culto a otros Dioses está generando tensión y violencia en
Jerusalén.
Neb-Nesut pide a
Desdémona quedarse, ya que no cree ser necesario en el viaje de la búsqueda de
la Torá Negra. La Princesa Brujah le ordena ir con los demás, seguro que
encuentra algo en lo que aportar. Desdémona no quiere problemas añadidos con la
religión a Set de Neb-Nesut.
Neb-Nesut a solas con
Adeben, le pide que en su ausencia, se quede con su Ghoul, su criada personal
Merit, y que la enseñe a gestionar el negocio del comercio de esclavos.
Merit, Esclava personal de Neb-Nesut |
Neb-Nesut aporta sus
modestos recursos y su rebaño a la caravana que organiza Ragabash, que con sus
recursos más cuantiosos y su rebaño también, prepara un viaje por tierra y mar
hasta llegar a Chipre, primera parada sugerida por Meir antes de llegar a
Macedonia, su primer destino.
Nahum se encargará de ir por delante en la caravana para explorar y conseguir el camino más seguro. El Nosferatu nómada cazará animales para alimentar a sus compañeros. Su Disciplina de Animalismo le será muy útil ya que puede llamar sobrenaturalmente a cualquier animal que desee y se encuentre cerca.
Caravana de los buscadores de Meir |
Meir aportará el
liderazgo de la búsqueda y su influencia. Viajarán por las rutas habituales de
la Torá Negra, ya que tiene una red en 14 satrapías donde la Torá Negra tiene
presencia, estas son: Fenicia, Egipto, Skudra, Capadocia, Samaria, Arabia,
Libia, Bactria, Media, Babilonia, Armenia y Lidia. Allí tienen a un sabio local
trabajando para la hermandad mantener el contacto con Jerusalén.
Comienza el viaje en
la caravana de Neb-Nesut y Ragabash. Todos sus esclavos se encargan de viajar
de noche y de protegerlos de día. Meir lidera la búsqueda guiando la caravana
por las sendas que unen los diferentes puestos de la Torá Negra y Nahum
proporciona protección y alimento para el viaje.
Neb-Nesut le da la
idea a Meir de que pude tener más influencia de la que tiene, haciendo esclavos
a los hijos de los pudientes que aprenden con los sabios de sus diferentes
puestos de Torá Negra, en todos los reinos donde está. Meir no está interesado
en ese tipo de manipulación, su interés solo tiene que ver con preservar el
saber de la humanidad, en todos los campos posibles.
La caravana llega al
puerto de Sidón y allí parte en barco hasta Chipre.
Mapa de Chipre |
Macedonia, Grecia |
Las primeras pistas
sobre el paradero de la Torá Negra se encuentran al parecer en el reino de
Macedonia, en Grecia. Hacia allí se encaminan nuestros protagonistas.
Su capital, Salónica,
es la ciudad elegida por Meir para comenzar con tan sagrada misión. Allí hay
una representación de la hermandad de la Torá Negra de Meir, aunque el
Capadocio nunca la haya visitado en persona.
Una vez el grupo de
cainitas ha encontrado refugio seguro, Meir se presenta ante la Torá Negra de
la ciudad. Una más que modesta biblioteca liderada por un filósofo local y sus
10 discípulos. Todo muy precario, la verdad, y a pesar de ello el filosofo se
alegra muchísimo de conocer al fundador de la Torá Negra. Su Señor y benefactor,
aunque Meir no quiera reconocerlo.
El siguiente paso de
Meir es contactar con los señores de la ciudad, un grupo de Capadocio que no
ven con buenos ojos la repentina visita de su hermano de clan. Son reacios y
susceptibles a todo lo que Meir tiene que contarles. A pesar de todo se
presenta como el chiquillo de Abraham y el nombre de su reputado Sire le
permite continuar con su investigación en la biblioteca de la Torá Negra.
Finalmente los Capadocio no obstaculizarán, pero tampoco ayudarán a Meir, algo
es algo.
Meir pide a Nahum que
vigile la ciudad y lo hace. Después habla con Neb-Nesut y Ragabash para que
afiancen la precariedad de la Torá Negra en la ciudad invirtiendo recursos que
puedan obtener lícitamente, para hacerla crecer y así poder ayudarles en la
búsqueda de los sagrados textos de la Torá Negra. El objetivo de la hermandad
de sabios de Meir siempre ha sido fomentar la búsqueda del saber y el conocimiento.
Son tres años los que
pasarán Meir y los suyos en el reino de Macedonia. Manteniendo una armonía con
los Capadocio de la ciudad y dedicándose enteramente a la investigación sobre
el paradero de la Torá Negra.
Neb-Nesut y Ragabash
se ponen manos a la obra y moviendo hilos en el comercio y en los bajos fondos,
son capaces de conseguir recursos para la Torá Negra.
Meir le da la idea a
Nahum de que contacte con los Nosferatu de la zona y con un intercambio de
información pueda ayudar al Capadocio en su cometido. Así lo hace el Nosferatu
y con gran éxito, consigue valiosa información de los de su clan, ayudando a
avanzar notablemente a Meir en la investigación sobre la búsqueda.
Neb-Nesut aprovecha
para conseguir influencia en el comercio de la ciudad, tratando con esclavos,
apoyado con los recursos de Ragabash. Conecta Salónica con Jerusalén comenzando
una ruta comercial, con bienes un tanto oscuros, todo lo relacionado con el
mercado negro. Y por supuesto también ayuda a la búsqueda de Meir, además de
salvaguardar sus propios intereses.
Tras los tres años en
Salónica, Neb-Nesut, trabajando duro, consigue la ansiada influencia en el
mercado negro de la ciudad. Se gana a los Capadocio al mando, permitiéndoles
leer y estudiar su profecía.
Meir descubre que el
siguiente paso será viajar a la Capadocia, granero de todos los reinos de la
zona. Así que preparan el viaje, dejando la Torá Negra de Salónica mejor de lo
que la encontraron hace tres años.
El Capadocio se
despide de los cainitas de la ciudad y en una caravana organizada por Ragabash,
se van dirección la Capadocia.
Gobernador Bagohi |
377 - 374 a. C.
Mientras tanto en
Jerusalén, Desdémona y su mermada corte de cainitas, mantienen como pueden la
efímera paz en la región.
Adeben, el Seguidor
de Set, Sumo Sacerdote nombrado por la Princesa Desdémona, se encarga de la
religión judía y ésta comienza a ser la piedra angular del pueblo, por encima
de sus vidas cotidianas. Empiezan a ser más permisivos con el resto de
religiones, respetan como los persas están respetando la suya y a medida que lo
hacen, surgen familias extranjeras que rezan a diversos dioses dependiendo de
si son persas, egipcios, babilonios griegos o judíos.
La armonía entre la
religiones aportada por la influencia de Adeben da estabilidad al peliagudo
asunto.
Esto empieza a
incomodar al Gobernador Bagohi, que en contraposición, prohíbe tajantemente las
religiones que no sean persas o la judía, incomodando al resto, sobre todo
babilonios, egipcios y griegos; Volviendo a antiguas rencillas y odios
religiosos ya enterrados en el pasado, que se traducen en disturbios entre el
populacho.
Estos años son duros,
es una decisión del gobernador respaldada por el Rey Persa, y nadie puede hacer
nada. Pero el problema persiste, el ambiente en la ciudad es hostil.
Para agravar más aun
la situación, a la muerte de Ava, Ventrue, la economía se trunca y Jerusalén pasa
malos tiempos.
Adeben descubre, por
orden de Desdémona, que Bagohi tiene ocho hijos, pero que ninguno de ellos
sería su descendiente, ya que las elecciones de los gobernadores sátrapas las
decide únicamente el Rey de Persia, sin tener en cuenta líneas sucesoras, si no
intereses políticos y bélicos.
Desdémona aprende la
Disciplina de Fortaleza de Abraham, esto hará más peligrosa a la Princesa, que
decide preparar su cuerpo para futuros enfrentamientos.
Por otra parte
Desdémona consigue una esclava domestica, conseguida del antiguo sequito
Toreador de Orión. Su nombre es Aileen y es una chica pelirroja muy guapa que
se encargará a partir de ahora de las necesidades mundanas de la Princesa
Desdémona.
Aileen, Ghoul de Desdémona |
Donna continúa
encargándose de la gestión de la Torá Negra y lo hace correctamente. En el lado
sentimental, se separa definitivamente de Umaskal y pide a Desdémona trabajar
para ella, ayudando en lo que sea que necesite para olvidar su desamor. Umaskal
desaparece del panorama, dejando de lado su trabajo de protección de la Torá
Negra, asunto del que se estaba encargando hasta ahora. Nadie sabe dónde está, puede haberse ido de
Jerusalén, la verdad, Donna lo prefiere así. Desdémona pide a Abraham que con
psicometría toque una pertenencia de Umaskal para ver si es trigo limpio y
efectivamente, no es mala gente, simplemente tiene roto el corazón.
Adón, Príncipe Ventrue de Tiro |
Desdémona decide
encomendar a Donna un cometido, y es el de ir a Tiro como embajadora de
Jerusalén para aliviar tensiones con el Príncipe Adón, comerciante Ventrue,
enemistado con Jerusalén desde el principado de Meir. Donna nunca ha ejercido
de diplomática pero le parece bien probar para así olvidarse de su historia con
Umaskal.
Las malas noticias
llegan poco después de la marcha de Donna y es en forma de misiva de Adón, el
Príncipe de Tiro. Donna es ahora su prisionera. Jerusalén no puede enviar
espías, ambas ciudades siguen siendo enemigas.
Adeben descubre que
Persia atacará Egipto nuevamente, para conquistarla como antaño.
Abraham manda una
carta a Meir a Macedonia, para informarle de cómo va todo, pero no le cuenta lo
de Donna para no influirle en su trabajo, sabe que si lo hace regresará dejando
todo lo que tiene entre manos, sea lo importante que sea y eso será negativo
para la sagrada búsqueda.
Ciudad isla de Tiro (Roca) |
Desdémona habla con
Abraham para que se quede al mando de Jerusalén contándole que Donna ha sido
apresada en Tiro y la Brujah ha decidido ir a buscarla. Abraham le convence
para que no lo haga, es demasiado importante para la estabilidad de Yehud y no
puede permitirse ponerse en peligro, si le ocurre algo grave, sería malísimo
para Jerusalén e indirectamente para la búsqueda, dado que ella la apoya con
todos sus recursos y cainitas que lo hace.
Abraham se presta
voluntario para ir a buscar a su “nieta” Donna y traerla sana y salva.
El Capadocio lo hace
y viaja a Tiro para solucionar el entuerto. Cuando el anciano Capadocio llega a
Tiro, otra misiva de esa ciudad llega a Jerusalén. Ahora tienen también a
Abraham de rehén, en sopor para que un anciano como él no de problemas.
Kothar, el Profeta, Matusalén Nosferatu, Sire de Nahum |
Pocas noches después
de esta reunión, Kothar, Abraham y Donna regresan a Jerusalén. Desdémona no da
crédito. Nadie sabe como lo ha hecho y Kothar no suelta prenda, ha sido una
muestra de lo que el viejo Nosferatu es capaz de hacer si se lo propone. La
Princesa Brujah agradece el detalle al Nosferatu, es muy significativo ya que
Kothar jamás se mete en estos fregados.
Desdémona propone a
Donna encargarse del comercio, para cambiar de tercio. La Capadocio no conoce
el sector y lo intenta sin mucho éxito, es un campo difícil en Jerusalén, sobre
todo sin conocimientos específicos ni experiencia previa.
Rey persa Artajerjes II |
373 a. C.
El Rey persa
Artajerjes II lanza una invasión contra Egipto. Sin embargo, el faraón
Nectanebo es capaz de reunir su fuerza y rechazar la invasión persa. Esta es la
segunda invasión persa fracasada contra Egipto al mando de Nekhtnebef, general
y Faraón. Durante su reinado el Faraón Nectanebo construye la Avenida de las
Esfinges de Luxor y el Pabellón de Philae.
Mientras en
Jerusalén, Desdémona recibe noticias de Mizpa, su chiquilla Astarté está siendo
acosada por los Príncipes de Yehud, peones persas. Le han cortado las vías de
comercio y la ciudad está sufriendo las terribles consecuencias, sumiéndola en
una crisis sin precedentes para Mizpa.
Por otro lado, Donna
no sabe cómo abordar el comercio de la ciudad, es algo muy complejo y volátil.
Desdémona decide ayudar al valle de Hinnom, consiguiéndoles enseres que la colonia de leprosos de Kothar pudiera necesitar, pero no aceptan caridad venida de Jerusalén, no después de toda una vida de vejaciones.
Satrapías persas |
Meir y su grupo de
búsqueda viaja en caravana hasta el reino de Capadocia. Kaymakli es la ciudad excavada
en la roca desde donde Meir y los suyos deciden continuar con su sagrada
misión.
La Torá Negra en esta
ciudad consta de una gran biblioteca dentro de túneles en la roca viva. Un
sabio es quien lidera y siete discípulos le ayudan con el saber que aquí se
guarda. Esta Torá Negra trabaja en simbiosis con los Capadocio de la ciudad,
que suelen nutrirse de la biblioteca, al igual que aportan escritos para
hacerla más voluminosa. Es habitual ver zombis haciendo los trabajos más
pesados, como excavar ampliaciones o hacer mudanzas de escritos, siempre bajo
la supervisión de sus señores los Capadocio.
Neb-Nesut viene
recomendado por los Capadocio de Macedonia y aportando la profecía se gana a
los viejos cainitas que quedan maravillados con el escrito de las profecías de
Set y permiten que meta sus manos en el comercio local, sin mucho éxito.
Igualmente Meir, comparte
sus escritos proféticos en cada una de las bibliotecas de la Torá Negra por
donde pasa durante este viaje.
Neb-Nesut tienta de
nuevo a Meir para que utilice sus lazos con los sabios de tantos reinos para
influir en los mandatarios y beneficiarse, pero es inútil, el Capadocio no
tiene ese tipo de ambiciones.
Nahum contacta con
los Nosferatu de la zona, pero no se fían de él ni de los suyos, por lo que no
consigue información útil para la búsqueda.
Meir tiene pensado
algo especial en este viaje: acudir al Templo de Erciyes.
Monte Erciyes, Anatolia |
Cappadocius, Antediluviano
del clan Capadocio, hizo saber a todos sus chiquillos que tenía noticias
importantes que darles: en un mes, todos los miembros de su progenie se
reunirían en la ciudad excavada en la roca de Goreme para escucharlas.
Cuando los capadocios
se reunieron, el fundador les dijo que la nueva dirección de la búsqueda exigía
que estuviesen más cerca de Dios. El primer paso implicaba la proximidad física
al cielo.
Los Capadocios no se
han distinguido nunca por sus aptitudes marciales. Así que fue bastante raro
cuando, una noche, no hace mucho, una procesión de monjes ladrones de tumbas
llego a la cumbre del monte Erciyes, en la región de Anatolia, en el centro de Capadocia.
Las historias acerca de aquella noche encontraron su camino de vuelta por los
numerosos canales de información de los cainitas. Los ghouls despertaron para
ver que sus hospitalarios anfitriones capadocios habían desaparecido. Los
príncipes orientales oyeron hablar de un gran ejército de pálidos vampiros
marchando a través de sus ciudades. Los mercaderes en ruta, que hubiesen caído
bajo los colmillos de grupos de cainitas menos concentrados, observaron la
torva procesión resguardados en los árboles. Otros viajeros vieron como la silenciosa
legión, proseguía su marcha.
Erciyes, también
conocido como Argaeus, albergaba un monasterio olvidado y medio en ruinas, que
fue invadido por los chiquillos de Cappadocius. Estos mataron rápidamente los
400 residentes humanos y al único habitante cainita. Conducidos por Caías
Coiné, los monjes tomaron el templo y reasumieron de inmediato su dócil
naturaleza.
Ninguna herejía había
tenido lugar en el templo; los antiguos ocupantes no habían tenido trato con el
Demonio, llevando vidas ascéticas. El vampiro que vivía allí, un Malkavian,
conocido solo como Algol, encontró la muerte definitiva bajo acusaciones de
existir como un Osiris, alimentándose de los monjes bajo el disfraz de un
Profeta.
En una noche las
inclinaciones de templo cambiaron para siempre, quedando este consagrado a un
nuevo aprendizaje.
Apenas había caído el
templo, cuando empezaron a circular las noticias. Los cainitas de todas partes
se preguntaban por los motivos de los capadocios, pero la canalla se dedico a
sus asuntos con su típica ignorancia. Los curiosos se acercaron a hurtadillas a
Erciyes en la oscuridad, esperando lograr un atisbo de las horribles orgías y
ritos perversos que con seguridad se deberían llevar a cabo allí. Pero sólo
encontraron más monjes.
El templo cambio con rapidez.
Los capadocios trabajaron incansablemente, reconstruyendo el antiguo monasterio
de Erciyes de acuerdo con sus necesidades, derribando viejos muros y levantando
otros nuevos. Excavaron grandes cámaras subterráneas y construyeron bibliotecas
y mausoleos sobre ellas. En un solo mes, el templo estaba totalmente renovado.
Desde entonces, ha tenido cien nombres, todos ellos conjurando la iluminación y
el descubrimiento de secretos. Para los que conocían a los capadocios, el
templo era un lugar donde la muerte era el único objeto de estudio, mientras
que la gran mayoría del clan buscaba el saber en cualquier otra parte, todos
los miembros del clan pueden acudir al templo en cualquier momento para
informar, estudiar o simplemente descansar.
Tras establecer su
nuevo hogar los capadocios reunidos acordaron encontrarse de nuevo, siempre que
pudiesen, cada solsticio de invierno, para discutir sus estudios y compartir
opiniones sobre los asuntos de clan.
Dentro de poco, es el
solsticio de invierno, y Meir lo sabe…
Meir decide visitar
el templo Erciyes, coincidiendo con el solsticio de invierno. Allí espera
conseguir información sobre el siguiente paso a dar en la búsqueda. Debe viajar
solo, ya que no está permitida la entrada a nadie ajeno al clan Capadocio.
El viaje a la montaña
es duro, pero Meir tiene la ayuda de la fe en lo que está haciendo, en la
búsqueda de las escrituras sagradas de la Torá Negra.
Una vez en el templo,
Meir se presenta como chiquillo de Abraham y esto le abre todas las puertas,
dado la reputación de su anciano Sire. Cuenta a todos sus hermanos de clan,
como él y otro hermano Capadocio fundaron la hermandad de sabios llamada la
Torá Negra, en homenaje a la sagrada búsqueda de Abraham.
La conversación entre
las decenas de Capadocios de todo el mundo sobre la búsqueda de la Torá Negra,
enriquece muchísimo a Meir y llegan al momento en el que hablan sobre los
agentes de la Profecía. Seres marcados desde que nacen para hacer un sagrado
cometido. Meir enseña la copia de la Profecía que le dio su compañero Neb-Nesut
y todos los cainitas presentes admiran y analizan el texto, lamentando no
disponer del original.
Estas son las tres
conclusiones a las que legaron entre todos, unas de las mejores mentes de la
época:
- Todo parece apuntar
a que es un futuro reciente en el tiempo actual.
- Habla del imperio
persa y de los Assamita refiriéndose a ellos como Águila.
- El Saber Oculto es
sin duda la Torá Negra.
Tras unas noches
inolvidables para Meir, el Capadocio regresa con sus compañeros con un punto de
vista mucho más amplio y enriquecido sobre la búsqueda. Meir ha quedado
reflejado como un gran sabio inmerso en una importantísima prueba del destino y
los Capadocio empiezan a hablar de él.
Meir se asegura de
que todos ellos hagan lo posible para proteger y ayudar a las bibliotecas de la
Torá Negra donde serán siempre bien recibidos.
Otra cosa que ha
conseguido en el templo, es saber cuál es el próximo en la búsqueda: la vieja Menfis,
en Egipto.
370 a. C.
Mientras en
Jerusalén, el gobernador Bagohi, Sátrapa de Persia, muere tras 40 largos años
en el mandato. Se dice que ha a fallecido envenenado por su círculo de
confianza. Una muerte muy común en la época. Puede ser que ahora que Jerusalén
empieza a funcionar, alguien quiera ponerse en su lugar, no se sabe.
A la muerte del
gobernador Bagohi el pueblo llora la muerte de quien terminó el segundo templo
de Jerusalén.
En realidad nadie cercano
a él ha tenido nada que ver, se especula con puede haber sido por las
influencias de las religiones que prohibió en vida. Esto revuelve las ya
turbias aguas y agrava la tensión de una capital inestable, ahora sin
gobernante oficial.
Rápidamente, un nuevo
gobernador es nombrado por el Rey Persa, Atajerjes II, su nombre: Yehezqiyah. Su
primera medida es ser más permisivo con las libertades religiosas y esto calma la
tensión del pueblo.
Desdémona y los suyos
observan atentos la siguiente ascensión al poder marcada por Persia para poder
actuar en consecuencia.
Menfis, Egipto |
Meir y sus buscadores
viajan de camino a Menfis, en el eterno reino de Egipto. Llevan ya siete años
de andanzas y todo el grupo de cainitas se va conociendo mejor mientras
conviven juntos. Meir, Nahum, Neb-Nesut y Ragabash, cuatro vampiros de
diferentes clanes unidos por un único fin: encontrar la sagrada reliquia
llamada la Torá Negra. Sus escritos proféticos dictarán el futuro con claridad
y en ese porvenir no se encuentran los imperialistas persas.
Cuando llegan a Menfis
todo es diferente a lo conocido hasta ahora. La ciudad rodeada de dunas es
prospera y trabajadora y los templos a dioses egipcios proliferan por doquier
en ella. El Nilo nutre de vida todo el reino y los esclavos son el reflejo de
sus señores nocturnos. Set, el Antediluviano Setita es el Dios predominante en
la ciudad, ¿es el infame Seth de los humanos? Solo unos pocos saben la verdad…
A pesar de ser un
lugar hostil para los cainitas extranjeros, el Príncipe Setita les abre las
puertas de par en par por ser conocidos de Adeben, su viejo consejero, ahora en
Jerusalén.
Meir llega a la
biblioteca de la Torá Negra de la ciudad para llevarse un tremendo chasco.
Solamente hay un maestro y su aprendiz, y la biblioteca deja bastante que
desear. Es escasa, está mal ordenada y tiene humedades por todos lados. Por no
hablar de las numerosas palizas que propina el maestro al discípulo cuando este
se equivoca en algo, se diría que es un verdadero hijo de puta. A pesar de todo
parece que sigue los preceptos básicos de la política de Meir, pero corrompidos
y pervertidos hasta tal punto de que el propio Capadocio no los reconoce del
todo. Por ejemplo, el saber para Meir debe ser gratuito; pues bien, aquí tiene
un precio y solo accede a él quien tiene oro para pagarlo. El asunto es que el
sistema funciona y aquí es algo completamente habitual. Por último un detalle,
el maestro sabio reza a otro Dios: Set.
El santo Capadocio se
presenta y el exigente maestro, incomodo en su presencia, le da la bienvenida y
le acoge en su humilde y sucia morada. El Capadocio decide aguantarse las ganas
de corregirle y pide explicaciones por carta a la Torá Negra en Jerusalén, la
sede central de todas las demás bibliotecas de la red de saber, tejida por el
propio Meir.
Ragabash aprovecha
para investigar su inquietud sobre la debilidad de los Assamita y empieza por
la biblioteca de la Torá Negra, que le acaba llevando a una serie de templos
por la zona donde pasa las noches entre escritos antiguos y papiros llenos de
jeroglíficos ininteligibles.
Neb-Nesut ayudado por
la influencia en Tebas de Ragabash, empieza a meter las narices en el mercado
negro de la ciudad, comenzando por los esclavos, de la misma forma que ha hecho
ya en otras ocasiones. Hace contactos, utiliza sus disciplinas, somete a
mortales, chantajea a nobles y acaba obteniendo un preciado poder por el cual
el mercado negro de los bajos fondos de Menfis es organizado e influido por el
mismo.
Nahum se codea con
los Nosferatu del desierto e intercambian información valiosa para ayudarse
mutuamente.
En una ocasión Meir
presencia como el maestro sabio golpea violentamente a su sometido aprendiz y
el Capadocio no puede reprimirse más. Aumenta la fuerza de su cuerpo utilizando
sangre y levanta al agresor del cuello con una sola mano contra la pared, ante
un atónito y agradecido discípulo, que escupe sangre y dientes mientras sonríe.
–Dios sabe que desapruebo tu gestión –dice Meir enfadado
a un palmo de su cara– pero no iba a
decir nada hasta que te he visto pegando desalmadamente a tu esclavo. Puede que
eso es lo que hagáis por aquí, pero no se te ocurra volver a tratar así… ¡a
nadie! ¿ha quedado claro? –pregunta Meir mientas el asustado y repugnante
sabio asiente– En la Torá Negra no se
hacen las cosas así. A partir de ahora deberás corregir esto o serás expulsado
de la hermandad... para siempre.
Parece que la amenaza
de Meir surte efecto ya que esta ha sido la última vez que el maestro pone la
mano encima al aprendiz. Ayuda a ello una historia que empieza a correr por
todo el clan Capadocio y sus allegados, la historia de Meir y su sagrada
búsqueda de la Torá Negra. Ahora Meir es conocido en todo el clan de los
muertos, ya que está en boca de todos ellos.
Reinos 400 a. C. |
Revelaciones
Mientras todos los
demás están a sus propios asuntos, Neb-Nesut consigue audiencia en el templo de
Set con Príncipe de Menfis, por supuesto un miembro del clan de los Seguidores
de Set. Su consejero, y Sumo Sacerdote, reconoce a Neb-Nesut como el Agente de
la Profecía y lo lleva a lo más profundo de una pirámide, donde guarda, como un
tesoro, un papiro con un mapa dibujado. En él se encuentra el lugar donde está escandida
la sagrada reliquia judía llamada: La Torá Negra, algo insignificante para los
egipcios, pero un tesoro sin precio para los judíos.
El Sumo sacerdote,
con el permiso de su Príncipe hace entrega a Neb-Nesut del mapa únicamente con
las siguientes palabras: “Por Set”
Neb-Nesut observa el
mapa y parece que el lugar se encuentra en la vieja Babilonia, lugar de
nacimiento de Meir, hace casi 200 años. Al parecer, cuando los judos fueron
liberados por los persas, después de la invasión de Babilonia por estos
últimos, cuando partieron dirección Jerusalén, se dejaron algunas reliquias
escondidas en Babilonia. Nadie sabe por qué. Quizás para protegerlas o por que
quien sabia donde estaban y se llevaron el secreto a la tumba. Pero el caso es
que allí quedaron, ocultos incluso a los ojos de los nuevos señores de
Babilonia y del mundo: los persas.
El Príncipe de Menfis
le dice a Neb-Nesut que debe ser él quien encuentre la Tora Negra para que la
profecía se cumpla, así que debe partir, es designio del poderoso Set.
Cuando Neb-Nesut
comparte el mapa con Meir, el Capadocio boquiabierto no puede creer que el
lugar donde la Torá Negra está, sea el lugar donde él fue ordenado sacerdote,
cuando era humano, hace exactamente 170 años.
Neb-Nesut cree que es
el momento de sacar réditos de este golpe de suerte que lo ha puesto en el ojo
del huracán.
–Yo debo ser quien tome la Torá Negra –dice Neb-Nesut– lo dice la profecía.
–Todos vamos a acabar sirviendo al Eterno –responde Meir con tono
críptico.
–Tú no vas a sacar más que yo con esto –dice Neb-Nesut– debes adoptar a Egipto y sus costumbres en
la corte de Jerusalén.
–Tú también estas ganando con esto –dice Meir molesto– han adorado a Baal y a Belcebú en
Jerusalén… ¡y los expulsé!
–Ayuda a Ragabash con su inquietud –pide Neb-Nesut.
–Ahora mismo, es algo secundario –responde Meir.
–Necesito que jures por Set y por Yahvé que firmarás una
alianza y estarás de acuerdo con Egipto –dice Neb-Nesut.
–Yo, no juro por Yahvé, es pecado –responde Meir molesto– puedo jurártelo por mi nombre y por mi
clan.
Neb-Nesut asiente y
coge el antebrazo del Capadocio mientras este hace lo mismo, mientras ambos se
miran a los ojos con cierto aire de soberbia en ambos cainitas.
Meir sabe que Yahvé
dejó a la serpiente vivir en el Edén, quizás eso explique lo que está ocurriendo
hoy en tierra de sierpes.
Asesino Persa |
370 a. C.
Ese mismo año, en
Jerusalén, un asesino Assamita atenta contra Desdémona en su propio refugio. Lo
hace ofuscado, y la empala por la espalda cuando menos se lo espera, sobre su propio
trono. La Brujah se encontraba sola, como muchas veces en estos siete años. El
asesino se presenta como miembro del clan Assamita y alza su espada para
decapitar a la Princesa de Jerusalén, acabando así con la rebelión de la Brujah
en la capital de la satrapía persa de Yehud.
Mientras el asesino
saborea su momento, va a matar a la asesina del Matusalén Assur… hace su
aparición un guerrero griego, vestido con protecciones negras. Lucha a muerte
contra el asesino y lo acaba decapitando.
Mientras el asesino
se deshace en cenizas el misterioso guerrero negro, como hace llamarse,
desempala a Desdémona, la ayuda a incorporarse sobre su trono y pide su pago: proteger
al nuevo gobernador, igual que se hizo con el anterior. Si lo hace nadie saldrá
herido y mantendrá la “paz” con Alamut.
Desdémona acepta pero
con la condición de que el gobernador sea su ghoul. El salvador de la Brujah
acepta las condiciones y tras el acuerdo se despiden cordialmente.
La Brujah es
consciente de que no durará mucho sola en Jerusalén, si no regresa pronto su
corte. Siete años son muchos para un Príncipe y muchos más para uno de
Jerusalén.
Yehezqiyah, Gobernador de Jerusalén |
El Octavo Gobernador
Yehezqiyah, hijo de
Abb Yehezqiyah Ha-David, sucede a Bagohi como octavo gobernador bajo el mandato
persa, como sátrapa persa, protector de Yehud.
Yehezqiyah es judío
pero está casado con Barsine de Persia, manteniendo los lazos con sus amos
Persas, como es habitual. Tiene un descendiente barón llamado Neariah Ben
Yehezqiyah Ha-David.
Los festejos de
proclamación del nuevo gobernador, duran siete días y siete noches y sirven
para destensionar viejas rivalidades.
Adeben, Sumo Sacerdote
de Desdémona, le ha conseguido una tercera cita consecutiva con el nuevo gobernador,
Yehezqiyah. En las tres ha bebido sangre de la Brujah en copa de plata. Ahora Yehezqiyah,
es ghoul y está vinculado a la Princesa de Jerusalén y la teme tanto como la
ama.
Desdémona se lo deja
bien claro al gobernador:
–Yehezqiyah, darás tu vida por el bien de Jerusalén. –Dice Desdémona al
embelesado gobernador que admira a la Brujah invidente.
El Guerrero Negro |
369 a. C.
Al igual que el
misterioso Espectro protegió durante casi los cuarenta años de gobierno al gobernador
Sátrapa de Jerusalén Bagohi, ahora el llamado Guerrero Negro, protege de igual
forma al nuevo gobernador Yehezqiyah.
Su vestimenta
recuerda a los luchadores griegos. Es una misteriosa figura que protege al
gobernador. Su aspecto es inquietante e imponente, nadie ha visto su rostro ya
que siempre lleva un yelmo negro que protege su faz, algo en común con el
anterior guardián del gobernador, el Espectro, asesinado por Desdémona.
Las mismas costumbres
que tenía el Espectro, las tiene el Guerrero Negro, por lo que se puede pensar
que ambos han sido enviados por un mismo Señor,
para un mismo fin, proteger al gobernador elegido por imperio Persa.
Cuentan que en una
ocasión, todo un ejército de asesinos fue contratado por griegos y enviado para
acabar con la vida de Yehezqiyah, y ninguno regresó, jamás se encontraron sus cuerpos
ni los de sus familias. A diferencia que el Espectro, se deja ver con Yehezqiyah solamente de noche.
Nunca media palabra y
solo se le puede ver guardando las espaldas del gobernador en todo acto público
o reunión privada.
Muestra sus respetos
ante la Princesa de Jerusalén. La ha prometido no inmiscuirse en sus asuntos y
respetar su ley. Su cometido es proteger el gobierno de Persia en la ciudad.
Promete mostrarse accesible si la Princesa lo desea y podrá contactar con él en
cualquier momento para intercambiar impresiones.
Admiel, Ghoul Bibliotecario |
367 a. C.
Aun en Jerusalén, Admiel,
el bibliotecario ghoul de Meir, con ayuda de su nuevo pupilo Ushpa, que ahora
sabe leer y escribir, desempeñan un excelente trabajo. Para sorpresa del propio
Admiel, Ushpa aprende tremendamente rápido y bien. Es un aprendiz de enorme
valor y tiene mucho futuro, quien lo diría de un ratero como era antaño. Parece
que el rescate de Meir en Egipto le ha hecho recapacitar, no todos los días le
salvan a uno de ser esclavo para toda su vida.
Ahora Admiel puede
dedicarse a lo que siempre ha querido, ampliar la biblioteca. Primero contacta
con escribas que le copian sus mejores ejemplares, para comenzar a
intercambiarlos por otras obras de bibliotecas en otros reinos. Una red de intercambio
comienza, teniendo una rotación de saber indescriptible.
Biblioteca de la Torá Negra |
Donna decide hacer
ghoul a Ushpa, tras la muerte de la madre de éste por una enfermedad común. Es
la mejor forma de proteger al joven de cualquier inclemencia del tiempo o
enfermedad. A Meir no le gustaría volver con la noticia de que su promesa más
joven ha fallecido de algo mundano, algo por otra parte, muy habitual.
La muerte de su madre
hace de Ushpa alguien más introvertido y estudioso, encuentra refugio
transcribiendo libros o leyendo manuscritos y su tez comienza a volverse
blanquecina por la ausencia de luz solar.
Babilonia, Persia |
365 a. C.
Cuatro años tardan
Meir y los suyos en encontrar el lugar exacto donde, previsiblemente, se
encuentra la Torá Negra. Doce años en total desde que partieron de Jerusalén
por orden de Desdémona.
Muchas falsas alarmas
y lugares donde parecía estar, pero esta vez parece ser la verdadera.
Se encuentran en las
ruinas de la vieja, Babilonia, a las afueras de la nueva Babilonia, un reflejo
deslucido de lo que fue un imperio que controló en mundo conocido antes que los
persas y después que los asirios.
La generación de
judíos que fue expulsada de Jerusalén, tras su destrucción, al parecer no se
llevó la Torá Negra, entre otras muchas reliquias que si sacaron e Babilonia. Con
la extinción de los Reyes de Judá y sin Sumo Sacerdote que la reclamara, se
perdió para las generaciones sucesivas… pero ha llegado el momento de que
vuelva a ver la luz de la luna y las estrellas.
Meir es abordado por
muchos recuerdos de su vida humana, aquí fue donde descubrió su vocación,
sintió la llamada del Señor y fue nombrado sacerdote de Yahvé para honrarlo y
protegerlo por siempre.
Nahum sin embargo,
fue un esclavo de los babilonios y toda su tribu fue asesinada por ellos. Los
maldice con lágrimas de sangre en sus ojos y sin poder vengar sus muertes. El
dolor sigue latente mientras aprieta los puños impotente y recuerda los
latigazos que le daban cada vez que abría la boca.
–Aquellos que mataron a los tuyos, ya están muertos y
pagaron por sus crímenes –dice Ragabash para dar aliento a su compañero.
Los cuatro cainitas
se encuentran sobre las ruinas de lo que hace mucho tiempo fue un templo. Bajo
una desgastada y quebrada losa, un oscuro agujero y dentro, un pasadizo que les
lleva a un pedazo del pasado.
El olor a rosas
golpea a los oscuros buscadores, siempre está relacionado con reliquias
sagradas o santos elegidos por Yahvé.
Los cuatro van con
los ojos bien abiertos y la luz de la luna llena se cuela por rendijas entre
rocas de la superficie, alumbrando el pedazo de subsuelo donde se encuentran
los vampiros.
Nahum con su arco
cargado apuntando al suelo, listo para dispararlo. Ragabash a su espalda,
alerta por si alguna trampa pudiera activarse. Meir viviendo el momento con la
emoción de un niño en el día más especial de su vida y Neb-Nesut, el Agente
de la Profecía, camina en cabeza guiado por su instinto.
El temor de la fe
empieza a ser latente, y sus pieles empiezan a escocer y a calentarse, si la
reliquia es tan poderosa como se dice, hay una gran probabilidad de que todos estallen
en llamas ante su mera presencia y acabe todo aquí. Pero Meir confía en que
Yahvé no le ha guiado hasta aquí para nada.
El punto de origen
del miedo está bajo unos escombros que Neb-Nesut comienza a apartar, dando
sangre a sus músculos para poder apartar las piedras como si fueran hojas de
papel. El egipcio suda sangre mientras el miedo comienza a hacer aparición,
tímidamente.
Neb-Nesut, aparta las
últimas rocas y ya ante el foco de fe, el miedo desaparece de manera
inexplicable para todos los cainitas presentes.
En ese momento se
desploma parte del lugar donde están todos y queda al descubierto un viejo
altar sobre el que descansa un ajado hatillo de cuero empolvado y cubierto de
telarañas.
–Ahí la tienes –dice Meir a Neb-Nesut dejándole paso y aceptando
el papel del Agente de la Profecía, no vaya a ser que si él no es quien la
coge, algo vaya mal...
–Neb-Nesut, estate
atento –aconseja Ragabash.
Neb-Nesut,
tembloroso, se acerca dando pasos cortos, pero seguros. Acerca la mano pensando
si no será una trampa y sin pensarlo demasiado, coge el hatillo quitándole las
telarañas y soplando el polvo.
Un gran calor le sube
por los brazos, pero la reliquia ya no emana fe y el miedo ha desaparecido por
completo, dejando paso a la curiosidad y a la emoción de ver al fin: la Torá
Negra.
Neb-Nesut abre el
hatillo de cuero y por sorpresa un estallido de luz los deja ciegos arrojándolos
a todos al suelo, con una onda expansiva proveniente de la mera visión de la
reliquia. Poco a poco empiezan a ver de nuevo y se levantan desorientados.
Neb-Nesut la sigue
teniendo en sus manos, la Torá Negra, es preciosa, un rollo de escrito nacarado
negro y traslucido que deja entrever un papel enrollado de color negro azabache
y escrito con extraños símbolos de tinta blanca reluciente.
Se encuentran ante el
futuro. Los cuatro cainitas sienten como si una hebra del propio tiempo
estuviera presente ante ellos. El calor del fuego los reconforta de una forma
espiritual y parece que el tiempo se haya detenido de alguna forma
inexplicable, quizás así haya sido.
Meir se da cuenta en
este instante de que este fue el lugar exacto donde su Sire Abraham lo abrazó
hace 168 años. En ese momento murió para renacer a las Tinieblas y ahora vuelve
al mismo lugar que lo vio morir y resucitar, para encontrar al fin los escritos
proféticos que salvarán la tierra, porque Yahvé así lo quiere.
Torá Negra |