Capítulo 6: Portando el Arca de la Alianza (990 a.C.)

En busca del Arca
990 a.C., han pasado casi 10 años de la toma de Jerusalén a los jebuseos y el pueblo judío está asentado y afianzado en la capital del Reino de Judá. El Rey David reune al grupo de héroes que ayudaron a tomar Jerusalén de los jebuseos en la gesta conocida como "la gruta del sinnor". Ahora todos ellos han prosperado, tienen descendencia, buena posición y son los consejeros del propio Rey David además de ser Maestros reputados en sus especialidades.

David reune a sus mejores consejeros, aquellos que una vez fueron “soldados” de Israel, en la toma de Jerusalén. Una vez en el palacio real, el Rey David transmite a sus  discípulos de confianza que tiene el placer de otorgarles el más importante cometido de sus vidas sirviendo a  Yahweh. Ha tomado la decisión de trasladar el Arca de la Alianza, su más sagrada posesión, hasta Jerusalén; para así consolidar a la ciudad como el centro del poder político y religioso de Israel. Desde que fue recuperada a los filisteos el arca no se había guardado en un lugar permanente.

Para esta importante tarea divina de portar el Arca de Dios, David pone al grupo de consejeros bajo la tutela de un guía llamado Uzá, líder entre los suyos y maestro en su campo. Uzá venía de Baalá de Judá con un pequeño grupo de los mejores soldados del ejército de David. Este selecto grupo de consejeros y soldados debían trasladar de Baalá el arca de Dios, donde se invocaba el nombre del Señor de los ejércitos, que habita entre los querubines.

Guiados por Uzá partieron a Baalá de Judá y durante el camino  son acosados y perseguidos por criaturas nocturnas que los acechan como un lobo a su presa. En más de una ocasión tienen que huir de estos seres con apariencia humana pero con colmillos de alimaña y con el alma manchada por el toque del demonio tentador. 


El Arca de la Alianza

Una vez en Baalá de Judá se encontraron con Ajió, hermano de Uzá, el guia, que los ayudaría a partir de allí. Llegaron a una cueva cerca de la casa de Abinadab donde se escondía el Arca de Dios, pudieron ver su grandiosidad mientras la cubrían con mantas con mucho cuidado de no tocarla. La visión de semejante reliquia fue una sensación abrumadora para los consejeros del Rey David.

La pusieron sobre un carro al que iban guiando Uzá y Ajió, los hijos de Abinadab. Ajió guiaba la caravana y Uzá permanecía siempre alado del Arca, tapada con un grueso manto. Los consejeros elegidos por David escoltaban la sagrada reliquia por el desierto.

Uzá explica a los personajes sobre el tesoro que portan:
“El arca de la Alianza era un cofre de madera que contiene las tablas de piedra sobre las que Yahweh ha escrito los Diez Mandamientos; Moisés recibió las tablas de Yahweh en el monte Sinaí. El Arca de la Alianza simbolizaba la presencia de Yahweh entre nosotros sus discípulos. Numerosos poderes sobrenaturales le son atribuidos y numerosas falsificaciones han aparecido a lo largo de la historia, pero solo una es la verdadera, y es la que tenemos el honor de portar”.

En lugar de transportar el arca con los varales sobre los hombros de los levitas qohatitas, de acuerdo con las instrucciones conocidas, se colocó sobre un carruaje tirado por bueyes.

La muerte de Uzá

Al llegar a la era de Nacón, las reses que tiraban del carro estuvieron a punto de ocasionar un vuelco, Uzá quiso sostenerla en un momento de bamboleo y estiró la mano sujetando el Arca, en ese mismo momento, cayó fulminado y murió. Yahweh lo ejecutó por transgredir la ley divina que condenaba explícitamente tocar el Arca a pesar de ser levita y bien instruido en la Ley de Dios.



Tras la muerte de Uzá la compañía del Arca opto por transportar el arca con los varales sobre los hombros de acuerdo con las instrucciones conocidas. El viaje de vuelta fue tranquilo e inquietante ya que fueron viendo como seres malignos prendían en llamas a millas del Arca, y acababan convertidos en cenizas. Seres incendiados en el fuego purificador de Yahbeh se veían a menudo mientras la caravana avanzaba por el desierto destino Jerusalén.  Sus gritos demoníacos al morir rompían la noche y estos seres del infierno no podían acercarse a millas a la redonda del Arca sagrada de Dios, sin duda era el arma más poderosa jamás empleada contra el mal. La sabiduría popular llamaba a estos seres ahora castigados, cainitas, descendientes del primer asesino, Caín.

El Arca en guerra
A medio camino de su destino la compañía del Arca se vio rodeada por un ejército de un millar de filisteos con la intención de arrebatar el Arca. Los filisteos comenzaron a atacar a distancia diezmando a los soldados y matando a Ajió, hermano de Uzá. Casi la totalidad de los soldados de David murieron bajo las certeras flechas de los filisteos. Indefensos los porteadores destaparon el Arca quitando las mantas que la cubrían pero con mucho cuidado de no tocarla. La simple aparición de la reliquia ante sus enemigos hizo que la luz cegadora de Yahbeh exterminara a todos sus enemigos reduciendo el ejército filisteo a cenizas.

Milagrosamente los  cinco consejeros de David seguían aun con vida y Jacob tomo el mando de los pocos soldados supervivientes. Continuaron su viaje y a leguas seguían ardiendo cainitas cada noche y día, fueron dejando un rastro de cenizas de estos seres que no podían ni mirar el Arca de la Alianza. Algunos llegaron a salir de la arena del desierto y de las cuevas de desfiladeros ante la presencia del Arca de Dios. Todos ardieron aquellas noches bajo el fuego purificador de Yahbeh.

Los porteadores del Arca
Los porteadores del Arca recibieron noticias de que David estaba atemorizado por que el Señor había dado muerte a Uzá, un fiel siervo de Yahbeh, solo por tocarla y se preguntaba si el por querer poseer el Arca no seria castigado también: «¿Cómo puedo pensar en llevarme el arca del Señor?».David ordenó que, en lugar de llevar el arca del Señor a la ciudad de David, la llevaran a la casa de Obed Edom, el de Gat. Los porteadores llevaron el arca del Señor a la casa del gatita Obed Edom, donde se dice que  Dios lo bendijo a éste y a toda su familia. Allí se quedó tres meses.


Cuando David se enteró de que por causa del arca el Señor había bendecido a Obed Edom y a toda su familia, lleno de alegría decidió llevar el arca a Jerusalén. David ofreció en sacrificio un buey y un carnero engordado. Todo fue júbilo y sonido de trompetas en el pueblo de Israel por la venida del arca del Señor a la ciudad de David.

Por fin el arca del Señor fue trasladada a Jerusalén transportada como era debido por los levitas. Fue llevada a una tienda de campaña que David había ordenado levantar y este ofreció al Señor sacrificios y ofrendas de reconciliación.

El Arca de la Alianza aguarda su destino en el monte Sión, Jerusalén, donde el Rey David siempre la había querido tener.

David se reúne con sus la compañía del Arca, sus consejeros de confianza, aquellos que una vez habían abierto las puertas de Jerusalén a través del sinnor.  David les agradeció de corazón que trajeran el Arca y se entristeció mucho con la decisión del Señor de dar muerte a Uzá por solo tocar el Arca, para que esta no se dañara. Desde entonces aquel lugar donde murió se llama «Peres Uzá».
 
David comparte con el grupo un íntimo pensamiento:

“¿Por qué Dios mato a Uzá por haber tocado el arca, cuando los Filisteos con frecuencia la tocaron sin haber sido destruidos?”

Tras cavilar la respuesta el Rey David concluye:

“Cuanto más cercano este un hombre de Dios, más solemne y rápidamente será juzgado por cualquier mal. El juicio necesita empezar por la casa de Dios.”

Los personajes, 10 años después (990 a.C.)

Los portadores del Arca
Elegidos por el Rey David son un grupo de héroes que ayudaron a la toma de Jerusalén en la gesta conocida como “la gruta del sinnor”. Ahora todos ellos han prosperado, tienen descendencia, buena posición y son los consejeros del propio David además de ser Maestros reputados en sus especialidades.

Los portadores del Arca

-Jacob “Dios protege”: encumbrado a Maestro cantero, aliado y consejero de confianza del Rey David. Hubo un pasaje en este periodo que le hizo cambiar. Le informaron de una posible beta de buena piedra cerca de Jerusalén y cometió el error de pecar de temerario. Realizó la incursión él solo, con tan mala suerte que se rompió una pierna encontrandose en lo más profundo de la tierra. Tras días agonizante y desesperado, esperaba su muerte  hasta que rezó a Yahbeh y un Ángel  apareció para ayudarle. Ante la atónita mirada de Jacob le dijo que vendrían por él y desapareció en la nada. Se cumplió tal y como el Ángel predijo y Jacob desde entonces se convirtió en un devoto seguidor de Dios, que sin duda fue quien le salvó de aquella horrible situación. Jacob con aquella aparición angelical volvió a nacer y adquirió una joya llamada Verdadera Fe, que se encargó de limpiar y pulir durante el resto de su vida.

Estos diez años, Jacob ha aconsejado efectivamente a su amigo el Rey David. Para no olvidar lo cerca que estuvo de la muerte, quedó tullido de por vida, acompañado por una cojera que le obligó a ir con cachaba el resto de su existencia.


-Mikeas “Quien como Yahweh”: ascendido a Maestro explorador por el Rey David y consejero de este en este campo. Mikeas asentado en Canaán aprende a equilibrar su calma con sus ansias de venganza hacia el pueblo filisteo, que tanto sufrimiento le había causado. Siempre que podía se apuntaba a alguna incursión contra los filisteos. En una ocasión tras una batalla en la que capturaron a un grupo de enemigos, él era el responsable de guardarlos, no pudo reprimir sus ansias de venganza y asesinó a sangre fría a todos los prisioneros ante el horror de sus compañeros que vieron la barbarie en sus ojos. Este oscuro capítulo de su historia lo marcó como alguien infame y sin escrúpulos, aunque él había encontrado la calma que necesitaba tras su venganza.

Durante estos diez años Mikeas ha vivido atormentado por su pasado y reprimiendo su verdadera naturaleza y el merito de su supervivencia se debe a su gran sentido común. A pesar de sus penurias su alma es pura y su energía siempre es positiva. En una de las incursiones contra los filisteos perdió un ojo, herida que ahora lleva al descubierto para que nadie olvide con quien está hablando, con “Mikeas el Infame”.


-Gabriel “Fortaleza de Dios”: Ahora Maestro herrero, encargado de instruir a los jóvenes herreros de Jerusalén. Con el paso de los años ha ido perdiendo visión pero a cambio de esta cegera ha desarrollado un sexto sentido que le alerta del peligro cuando está cerca de él. Gabriel ha ganando influencia entre los Maestros herreros de Israel y sus enseñanzas, consejos y sugerencias son seguidas por los herreros de todo el reino de Judá. 

En estos diez años Gabriel se ha encargado solamente de un cometido, armar sistemáticamente a su pueblo para que esté preparado para defenderse contra todos sus posibles enemigos, preparando arsenales repartidos por toda la ciudad en lugares estratégicos, no ha dejado nada al azar.


-Isaac “El que ríe”: Su padre fue alguien influyente en el gremio de carpinteros  y esperaba que Isaac ocupase su puesto como Maestro carpintero. Gracias a su trabajo y constancia Isaac lo había conseguido. Su vida se guiaba por las buenas acciones y al mismo tiempo la infamia de su defecto de palabra crecía por la envidia. Isaac no fue infeliz por su tartamudez, todo lo contrario, le dio la fuerza para desarrollar más coraje ante la difícil vida.

Estos diez años los ha pasado humildemente como Maestro carpintero odiado y envidiado por haber sido elegido por el Rey David tras su gesta en la gruta del sinnor, donde muchos dicen que jamás estuvo. Isaac sabe la verdad y sabe que gracias a él todos tienen una ciudad donde vivir seguros, es lo único que necesita y esto le hace sentir bien.


-Eliseo “Dios es salvación”: Atrás quedaron sus penurias de esclavo y de soldado, Eliseo era ahora un líder bélico al mando del Rey David. Tras el terrorífico episodio vivido en la gruta del sinnor, Eliseo teme como a la muerte a los espacios cerrados que le recuerdan constantemente a aquellas criaturas demoniacas contra las que lucharon en aquella gruta.

Durante estos diez años de paz, Eliseo se ha centrado en ser un mejor guerrero para un único objetivo, destruir a las criaturas del demonio que la noche de la gruta del sinnor acabaron con los otros quince hermanos israelitas. Alguna noche se encontrará con ellos y esta vez estará preparado para la lucha. Su espada guiada por Yahbeh será el azote del mal y Eliseo su instrumento de paz.


El Arca de la Alianza

El Arca de la Alianza, según la Biblia, es la caja que guardaba las Tablas de la Ley de Moisés con los Diez Mandamientos, y constituye, sin la menor duda, el objeto sagrado más codiciado de cuantos han sido buscados por el hombre en distintos lugares de la tierra.

Los autores de la Biblia emplearon más de veinte expresiones diferentes para referirse al arca, siendo las más comunes: “el arca de la Alianza”, “el arca del testimonio”, ”el arca del Convenio”, “el arca del Pacto” o “arca de Yahveh”.
    
Los Diez Mandamoentos de la Ley de Dios
Su origen
Según la tradición judía y cristiana, el arca de la Alianza era un cofre sagrado ubicado en el Lugar Santísimo del Tabernáculo, que más tarde se colocó en el Templo de Jerusalén construido por Salomón.

Se hizo por mandato de Yahveh y según su diseño. Tal y como narra el Libro del Éxodo de la Biblia, dicho cofre contenía las Tablas de la Ley: tablas de piedra en las cuales figuraban inscritos los Diez Mandamientos que Dios entregó a Moisés en el Monte Sinaí.

El Arca

Moises y Josué ante el Arca

La Biblia indica que el arca fue mandada construir por Moisés y su diseño ordenado según Dios lo había dispuesto.

Fue usada en la conquista de Canaán y con ella Josué consiguió abrirse paso en las aguas del Jordán al contacto de éstas con el arca, y durante siete días fue paseada en torno de Jericó, que cayó luego en poder de dicho caudillo.


En manos de los Filisteos
En manos de los Filisteos
El arca fue fijada en Silo. Durante la época de Elí y Samuel, sucedió uno de los episodios más impresionantes del que se cuenta acerca del arca de Dios. Durante una cruenta guerra contra los filisteos fue llevada al campamento israelita con el objeto de levantar la moral de los guerreros. Pero después de una trágica derrota del pueblo hebreo, donde también murieron los dos hijos del juez y sacerdote israelita Elí, los filisteos la tomaron como un valiosísimo trofeo, dando lugar a un verdadero luto en todo el país de Israel.

En poder de los filisteos estuvo unos meses, aconteciendo que desde el momento que fue llevada al templo de la gigantesca estatua del dios Dagón en Asdod, éste quedó dos noches consecutivas postrado delante del arca, sólo que la segunda vez decapitado y sin las manos, a lo que siguió una ola de estragos, desastres y plagas azotando todo aquel país. Los filisteos, horrorizados por aquellos sucesos, habían dejado que el arca fuese sola en un carro tirado por dos vacas. Después los animales pararon en Bethsames: varios habitantes de aquel lugar murieron por el trato poco reverente que dieron al objeto sagrado.


La decisión de David
De allí fue trasladada a Gabaá. Luego Saúl la habría utilizado en la campaña contra los filisteos. Posteriormente David decidió preparar un acompañamiento solemne para su trasladado a Sión, en Jerusalén.