El Arca de la Alianza

El Arca de la Alianza, según la Biblia, es la caja que guardaba las Tablas de la Ley de Moisés con los Diez Mandamientos, y constituye, sin la menor duda, el objeto sagrado más codiciado de cuantos han sido buscados por el hombre en distintos lugares de la tierra.

Los autores de la Biblia emplearon más de veinte expresiones diferentes para referirse al arca, siendo las más comunes: “el arca de la Alianza”, “el arca del testimonio”, ”el arca del Convenio”, “el arca del Pacto” o “arca de Yahveh”.
    
Los Diez Mandamoentos de la Ley de Dios
Su origen
Según la tradición judía y cristiana, el arca de la Alianza era un cofre sagrado ubicado en el Lugar Santísimo del Tabernáculo, que más tarde se colocó en el Templo de Jerusalén construido por Salomón.

Se hizo por mandato de Yahveh y según su diseño. Tal y como narra el Libro del Éxodo de la Biblia, dicho cofre contenía las Tablas de la Ley: tablas de piedra en las cuales figuraban inscritos los Diez Mandamientos que Dios entregó a Moisés en el Monte Sinaí.

El Arca

Moises y Josué ante el Arca

La Biblia indica que el arca fue mandada construir por Moisés y su diseño ordenado según Dios lo había dispuesto.

Fue usada en la conquista de Canaán y con ella Josué consiguió abrirse paso en las aguas del Jordán al contacto de éstas con el arca, y durante siete días fue paseada en torno de Jericó, que cayó luego en poder de dicho caudillo.


En manos de los Filisteos
En manos de los Filisteos
El arca fue fijada en Silo. Durante la época de Elí y Samuel, sucedió uno de los episodios más impresionantes del que se cuenta acerca del arca de Dios. Durante una cruenta guerra contra los filisteos fue llevada al campamento israelita con el objeto de levantar la moral de los guerreros. Pero después de una trágica derrota del pueblo hebreo, donde también murieron los dos hijos del juez y sacerdote israelita Elí, los filisteos la tomaron como un valiosísimo trofeo, dando lugar a un verdadero luto en todo el país de Israel.

En poder de los filisteos estuvo unos meses, aconteciendo que desde el momento que fue llevada al templo de la gigantesca estatua del dios Dagón en Asdod, éste quedó dos noches consecutivas postrado delante del arca, sólo que la segunda vez decapitado y sin las manos, a lo que siguió una ola de estragos, desastres y plagas azotando todo aquel país. Los filisteos, horrorizados por aquellos sucesos, habían dejado que el arca fuese sola en un carro tirado por dos vacas. Después los animales pararon en Bethsames: varios habitantes de aquel lugar murieron por el trato poco reverente que dieron al objeto sagrado.


La decisión de David
De allí fue trasladada a Gabaá. Luego Saúl la habría utilizado en la campaña contra los filisteos. Posteriormente David decidió preparar un acompañamiento solemne para su trasladado a Sión, en Jerusalén.