El Rey David y Betsabé |
Tras la caída de
Jerusalén, la ciudad fue capturada por las fuerzas de David. El pueblo de David
y los jebuseos capturados vivieron juntos en armonía. La transición fue tan
pacífica que los consejeros de David asumieron el mando de gran parte de la
burocracia ya en funcionamiento en lugar de instituir un nuevo gobierno propio
de la ciudad.
El comentario del
profeta Ezekiel sobre Jerusalén fue: "tus orígenes y nacimiento fueron
cananeos; tu padre fue un amonita y tu madre una hitita". Aunque
Jerusalén, y los seguidores de Yahweh, ciertamente no comenzó como el centro
del monoteísmo, fuerzas políticas y económicas, así como la simple reiteración,
condujeron a la población en esa dirección.
No mucho después de
la toma de Jerusalén, David lideró un Israel unificado como su rey, y trasladó
su palacio y trono desde Hebrón hasta Jerusalén, una ciudad que se convertiría
en Ir David, la Ciudad de David.
David y los
discípulos de Yahweh decidieron trasladar el Arca de la Alianza, su más sagrada
posesión, hasta Jerusalén para consolidar a la ciudad como centro de poder
político y religioso de Israel.
La población en
aumento atrajo vampiros del clan Nosferatu y a algún que otro Gangrel que se
acercaba hasta los aledaños de la ciudad para alimentarse.
Hay evidencias de
violentos enfrentamientos y luchas nocturnas entre miembros de estos clanes por
los territorios cercanos a Jerusalén. Seremos testigos de la veracidad de estas historias...