Capítulo 5: La ciudad de David (995 a. C)

El Rey David y Betsabé
La ciudad de David

Tras la caída de Jerusalén, la ciudad fue capturada por las fuerzas de David. El pueblo de David y los jebuseos capturados vivieron juntos en armonía. La transición fue tan pacífica que los consejeros de David asumieron el mando de gran parte de la burocracia ya en funcionamiento en lugar de instituir un nuevo gobierno propio de la ciudad.

El comentario del profeta Ezekiel sobre Jerusalén fue: "tus orígenes y nacimiento fueron cananeos; tu padre fue un amonita y tu madre una hitita". Aunque Jerusalén, y los seguidores de Yahweh, ciertamente no comenzó como el centro del monoteísmo, fuerzas políticas y económicas, así como la simple reiteración, condujeron a la población en esa dirección.

No mucho después de la toma de Jerusalén, David lideró un Israel unificado como su rey, y trasladó su palacio y trono desde Hebrón hasta Jerusalén, una ciudad que se convertiría en Ir David, la Ciudad de David.

David y los discípulos de Yahweh decidieron trasladar el Arca de la Alianza, su más sagrada posesión, hasta Jerusalén para consolidar a la ciudad como centro de poder político y religioso de Israel.

La población en aumento atrajo vampiros del clan Nosferatu y a algún que otro Gangrel que se acercaba hasta los aledaños de la ciudad para alimentarse.

Hay evidencias de violentos enfrentamientos y luchas nocturnas entre miembros de estos clanes por los territorios cercanos a Jerusalén. Seremos testigos de la veracidad de estas historias...