Capítulo 1: El origen de Jerusalén (4000 a. C)

Moisés separa las aguas del mar Rojo

El Dios del atardecer

La ciudad de Jerusalén fue fundada alrededor del año 4000 a. C, por un grupo de pobladores de origen desconocido.

Se alzaba sobre una pequeña colina de cien metros de altura, llamada Ofel, en el país de Canaán.

En aquel tiempo Jerusalén no era aún una verdadera ciudad, sino apenas un caserío compuesto por un conjunto de grutas excavadas en las rocas, que servían de viviendas a sus primitivos habitantes.

Pero hacia el año 3000 a. C llegó a Canaán un pueblo procedente de Siria, que le cambiará la vida y la historia a la ciudad: eran los jebuseos.

Estos inmigrantes, nada más llegar, descubrieron las ventajas de la estratégica colina. Por una parte contaba con una fuente de agua vecina, lo cual resultaba indispensable para la supervivencia en aquella calurosa región. Por otra, la colina se hallaba rodeada de profundos valles (al este corría el Cedrón, al oeste el Tyropeón, al sur estaba aislada por la confluencia de ambos valles, y al norte por una hondonada del terreno), lo cual le ofrecía una excelente protección en caso de un ataque militar enemigo. Por estas razones, los jebuseos decidieron conquistar el lugar e instalarse allí.

La ciudad pasó a llamarse Urushalim, que significa "fundación de Shalim", porque Shalem era el dios jebuseo del crepúsculo, al cual ellos le habían dedicado un santuario en lo alto de la colina.

Con el paso del tiempo los jebuseos se dieron cuenta de que era necesario proteger su capital con un muro de defensa, a fin de hacerla más segura frente a las constantes incursiones de los pueblos vecinos. Y así, en el año 1800 a. C edificaron una fuerte muralla alrededor del poblado, la cual se convirtió en la primera fortificación que tuvo Jerusalén en su historia, y la que la transformó en una verdadera ciudad.

La gente ha vivido sobre aquella colina concreta largo tiempo. En el siglo XIV a. C, cuando Akenatón y Nefertiti regían Egipto, el jefe de la aldea de Jerusalén les rindió homenaje por escrito. Prometió su lealtad a su señor y maestro, pero asimismo explicaba por qué no había aportación alguna de su territorio a la caravana del tributo anual aquel año.

Como otras ciudades del área, Jerusalén fue construida con murallas circundando la población. Algunas ciudades, Jerusalén era lo bastante afortunada corno para estar entre ellas, no sólo tenían un alcantarillado decente que prevenía las inundaciones dentro de las murallas, también disponían de pozos excavados a través de la roca subyacente hasta las fuentes debajo de la ciudad. Jerusalén tenía acceso, en caso de sitio, a una fuente permanente de agua.

Varios pueblos ocuparon la cima de la colina durante un tiempo total variable, dejando escasa huella de su existencia. No existe ninguna evidencia sólida de la presencia de comercio o manufactura, no se han encontrado fragmentos de cerámica ni se ha descubierto cantería característica que nos diga algo acerca de aquellos que vivieron allí.

La única evidencia del asentamiento procede de la mención ocasional del lugar en remotos archivos. Jerusalén puede haber existido durante mucho tiempo, pero durante mucho tiempo asimismo Jerusalén se halló en los más apartados confines del mundo.

 

Todo esto cambió cuando, en algún momento en torno al siglo XIII a. C los seguidores de un dios llamado Yahweh escaparon de Egipto tras 430 años de esclavitud.

Guiados por Yahweh, fueron en dirección noroeste hacia una tierra llamada Canaán. Yahweh fijó los límites geográficos de la región que otorgaba a sus seguidores pero les dijo que conquistar el territorio dependía de ellos.

Cuarenta años después, los seguidores de Yahweh llegaron a la tierra prometida y guerrearon con las tribus locales. Se hicieron con gran parte de ésta, esclavizando o matando a la mayoría de aquellos que se opusieron a su ocupación, pero sus fuerzas eran constantemente hechas fracasar por las murallas de Jerusalén y algunos otros enclaves amurallados.

 

Los nuevos inmigrantes

Siglos más tarde se produjo la llegada de las tribus israelitas a Canaán. Y con ellas el panorama cambió.

Poco a poco fueron penetrando en el país y tomando posesión de las tierras, unas en la zona norte (en las regiones que más tarde se llamarán Galilea y Samaria), y otras en el sur (la Judea). Así comenzó lentamente lo que se conoce como la "conquista de la Tierra Prometida": atacaron y se apoderaron de las ciudades enemigas, los pueblos, las aldeas, los campos, las montañas. Y cuando no podían derrotar a alguna ciudad demasiado poderosa, entonces hacían un pacto con ella, se instalaban a su lado y se quedaban a vivir en el mismo territorio.

Pero los israelitas nunca llegaron a dominar todo el territorio de Canaán, ya que doscientos años después de su llegada aún quedaban numerosas ciudades sin conquistar, especialmente en la zona de la costa y la llanura.


AÑO 3000 a.C.