Capítulo 3: La toma de Jerusalén (1000 a.C.)

Jerusalén jebusea impenetrable
Atacar el misterioso "sinnor"

El rey David estaba decidido a tomar la ciudad de Jebús. La pregunta era: ¿cómo lo haría? Porque más allá de la maldición que la protegía, Jerusalén contaba con unas resistentes murallas defensivas, que habían resultado inexpugnables a lo largo de su historia.

Pero David tenía un plan secreto: atacar el "sinnor". Esta palabra hebrea durante siglos se mantuvo como un enigma indescifrable, ya que no se sabía bien qué significaba; y por eso se propusieron para ella las más variadas interpretaciones. Pero hoy parece que los arqueólogos han descubierto su sentido; y con él, el plan secreto de David.

David sabía que la magnífica Jerusalén tenía un punto débil: su provisión de agua. En efecto, la fuente que abastecía a la ciudad se hallaba afuera de las murallas, al pie de la pendiente oriental de la colina. El agua brotaba, a intervalos regulares, dentro de una gruta que, con forma de pileta, servía como depósito natural del líquido elemento. Y una vez que se llenaba esa gruta, el agua sobrante rebalsaba y fluía por la pendiente de la colina, hasta perderse en el fondo del valle.

Ahora bien, en época de paz las muchachas de la ciudad salían cada mañana con sus cántaros al hombro, y bajaban hasta la gruta a buscar el agua que necesitaban para ese día. Pero ¿qué hacían en tiempos de guerra, cuando las murallas se cerraban y nadie podía salir de la ciudad?

Para solucionar el problema los jebuseos habían ideado un ingenioso sistema hidráulico. Desde el interior de las murallas excavaron un túnel vertical, a través de la roca de la montaña, hasta alcanzar el nivel de la fuente de agua. Desde allí excavaron otro túnel horizontal, hasta desembocar en la gruta donde brotaba el agua. De ese modo, en caso de un ataque enemigo, los jebuseos no tenían más que bloquear herméticamente la entrada exterior a la gruta, y entonces el agua en vez de fluir hacia afuera fluía hacia el túnel horizontal que habían hecho, hasta llenarlo; y una vez allí, con cuerdas y baldes se la podía hacer subir por el túnel vertical, sin necesidad de salir de la ciudad.

 

El talón de Aquiles

Ahora bien, ¿cuál fue la estratagema ideada por David para tomar Jerusalén? Simplemente desbloquear la puerta de entrada de la gruta del agua, que había sido clausurada y camuflada por los jebuseos. Así, el agua en vez pasar hacia el túnel interior se volcó hacia afuera, hacia el valle, y todo el sistema hidráulico construido por los jebuseos quedó inutilizado. Sin su líquido vital, los sitiados no tuvieron más remedio que rendirse y entregar la ciudad.

Por lo tanto, el "sinnor" no era otra cosa que la puerta de entrada de la gruta donde brotaba el agua. Y la expresión "atacar el sinnor" significa simplemente "desbloquear la puerta de la gruta".

Pero ¿cómo se enteró David del sistema que empleaban los jebuseos para abastecerse de agua en épocas de guerra? Es muy poco probable que hayan permitido a los extranjeros curiosear por el interior de la ciudad, y menos aún en los túneles secretos, o en los lugares estratégicos, de los que dependía la seguridad militar de la ciudad.

Pero la verdad es que los jebuseos tampoco podían esconder demasiado celosamente aquella fuente de agua, que en tiempos normales de paz se derramaba abundantemente hacia el valle del Cedrón, ante la vista de todo el mundo. En definitiva, la confidencial puerta de la fuente de agua resultó ser un "secreto a voces" para cuantos pasaban por las afueras de la ciudad, sean extranjeros o habitantes de Jerusalén. El líquido sobrante que, después de llenar la gruta, salía hacia al exterior y corría a través del valle, era el talón de Aquiles de la ciudad, que la ponía en serio peligro en caso de un ataque enemigo. Y más todavía si el enemigo había vivido muchísimos años a pocos pasos de Jerusalén.

David no tuvo necesidad de espías ni de delatores para conocer el lugar exacto del sinnor y la forma de tomarlo.

 

David el conquistador

El rey David conquistó la ciudad de Jerusalén sin arrojar una sola flecha, sin un solo muerto, sin heridos y sin librar combate alguno. Presionándolos con el agua, simplemente obligó a los jebuseos a firmar un nuevo pacto, mediante el cual le permitían a él instalar allí su capital, su palacio y su lugar de culto. Pero sin exigirles a sus habitantes que abandonaran la ciudad. Les permitió seguir viviendo junto a él y a sus hombres, en la ciudad.

Por eso tampoco el relato menciona a ningún rey enemigo vencido ni depuesto por David después de la toma de la ciudad, como es habitual en los relatos de conquista militar.

Esta es la historia oficial, pero existe una leyenda alternativa dónde se cuenta cómo un puñado de hombres de confianza del rey David entraron por éste acceso «secreto». Tras gestas inimaginables bajo tierra contra seres de las Tinieblas, consiguieron acceder de noche y desde dentro abrir las puertas de la ciudad para que el ejercicio del rey David tomase la ciudad sin violencia. A continuación contamos en detalle ésta historia y hablamos en profundidad de esos héroes anónimos.