R.I.P. Jacob, Nosferatu


El adiós de Jacob
Una figura camina pensativa por el cementerio de Jerusalén. Su semblante pálido como un cadáver y su expresión inocente como la de un Santo.

Meir, el sacerdote Capadocio, sigue angustiado por todo lo ocurrido la noche pasada en la coronación del nuevo Príncipe Innominat. Pero en especial le duele la caída de Jacob, un anciano Nosferatu caminante de la vía del cielo. No entiende como pudo corromperse de ese modo condenando su alma inmortal por toda la eternidad, vendiéndosela al maligno.

 
Jacob, Matusalén Nosferatu


Una brisa fría acaricia la cara del abstraído Capadocio y ésta trae consigo una voz familiar. Meir siempre ha sido capaz de escuchar las voces de los que cruzan al más allá. El sacerdote se giró bruscamente como si esperara encontrar a alguien pero el silencio fue la única respuesta. Un escalofrío recorrió su cuerpo, y se le erizaron los pelos de la nuca mientras la temperatura de su alrededor descendía drásticamente.

Una visión fantasmagórica asolo al desconcertado Meir. Parecía encontrarse en alguna clase de sueño, el cementerio parecía más oscuro y lúgubre que de costumbre y luces fantasmales vagaban libremente por todo el lugar. Delante suyo, para su asombro, se encontraba Jacob, con las tripas derramadas en el suelo, su figura traslucida flotaba como si de un ente se tratara. Se escuchaba la voz del Nosferatu aunque éste no movía la boca. El sonido salía del horripilante rostro de Jacob.

Meir no se explicaba por qué últimamente escuchaba y veía a sus compañeros vampiros después de que hubieran experimentado la muerte definitiva, ya que los vampiros no se convierten en espíritus después de muertos, pero estaba sucediendo. Quizás solo era un sueño, o una percepción errónea de sus sentidos extraordinarios.

- Meir, gracias por darme esta oportunidad de contarte la razón que me ha llevado a estar en esta situación. Mi caída fue planificada, déjame mostraste…-

Jacob toco con su fantasmal brazo la frente de Meir y varias imágenes aparecieron en su mente. Eran episodios de la vida de Jacob.

La primera era de cuando todavía sólo era un mortal. Se encontraba en un pozo oscuro, agonizando, con la pierna destrozada, sin agua, ni comida y ahí es donde encontró la fe verdadera que le acompaño durante tanto tiempo.

Vio como Jacob tomaba Jerusalén junto a otros valientes al mando de David, el Rey de los judíos.  También vio como junto a más Maestros consejeros construyeron el gran Templo de Salomón, a sus órdenes. 

También vio momentos de su no vida, ya como cainita. Vio desde su encuentro con el cayado del mismísimo Moisés hasta su decadente caída de humanidad y perdida de su preciada fe.

Después vio como Jacob viajo a las lejanas tierras de los Estados Helenos y allí vio como el Abraham, el Sire de Meir le mostró el verdadero camino, la vía del Cielo de nuestro Señor Yahvé.

En posteriores escenas vio como Jacob intento hacer todo lo que pudo por hacer el bien, hasta que todos sus conocidos perecieron y ya este se imbuyo voluntariamente en un profundo sopor mientras la ciudad de Jerusalén era destruida por los Babilonios.

Las últimas visiones ya relataban el sangriento despertar de Jacob, su crisis de camino afrontada en la más absoluta soledad. Y en su amada Jerusalén fue donde tuvo el fatídico encuentro con ese Demonio que aprovechó su debilidad y lo tentó con tiempos mejores a cambio de su preciada y herida alma.

Meir abrió los ojos, se encontraba agachado con los brazos en cruz. La vivencia fue demasiado abrumadora. Volvió a escuchar la fantasmal voz de Jacob.

- Sé que no merezco el perdón, sé que no tengo excusa alguna para haber dado la espalda al Señor. Pero debes entender que desde que desperté del letargo fuera de mi hogar, solo, perdido y angustiado. Todo fue orquestado por ese demoniaco ser. ¿No lo ves Meir? Ese ser me despertó, organizó todo para hacerme caer y después consiguió engañarme para levantarme y atraerme hacia su tenebrosa sombra. -

Meir le miro extrañado y simplemente le recrimino -Fue tu decisión, tú te condenaste- Jacob contestó -Tienes razón Meir, pero no he venido aquí para pedir tu perdón, solo quería que vieras lo virtuoso que fui y el cómo caí. Quería que vieras lo que ese Demonio me hizo. Esto no lo hago por mí, lo hago por toda la existencia Meir, solo quiero prevenirte. Mi alma ya no tiene escapatoria, pero lo que está por acontecer es mucho más importante que tú y que yo, Meir. Hablo del final de los días.- La imagen del Nosferatu se encontraba agachada frente al Capadocio.

-Ese Demonio corrompió mi ser y está reclamando mi alma. Pronto dejare de existir tal y como lo entendemos. Esto mismo pasara con todos y todo si no lo paráis. Está afectando al destino Meir, está cambiando acontecimientos como cambio mi vía, lleva haciéndolo desde el principio de los tiempos, son incontables las vidas que ha truncado a lo largo de su historia. El malicioso destino que este demonio está preparando cada vez está más cerca y cada vez es más real, es el final Meir, acabará por devorarlo todo.- La expresión de los ojos de Jacob era de tremenda desesperación y tristeza.

-Meir, no estás solo en esta lucha- Continuó el Nosferatu -la ayuda está en camino. Te deseo suerte ya que la mía, como ya te he dicho, esta sentencia…-

En ese instante, unas sombras negras como el abismo que aullaban generando regueros de venenosa angustia, interrumpieron las palabras de Jacob. Venían del Averno para llevarse el alma de Jacob. Se encaramaron a su imagen y lo arrastraron hacia el más allá. Meir nunca olvidará la expresión de terror y dolor del Nosferatu mientras los Demonios le arrancaban parte de su ser a mordiscos y se lo llevaban a los Infiernos.

El sacerdote Capadocio se despertó de repente, sudaba sangre. La experiencia había sido demasiado intensa pero había regresó al cálido mundo de los vivos. Meir, miró la enorme luna llena que el cielo brindaba y la angustia creció en su interior, ya que estaba convencido de que esto solo era el principio.       

Máscara de Jacob


Capítulo 27: El resurgir de Yehud III, El Señor de la vivienda Celestial (400 a.C.)


El resurgir de Yehud
  
Tercera parte:
El Señor de la vivienda Celestial

(Mediados del 400 a.C.)


Contactos iníciales de Innominat

A la embajadora Kayhana de Persia,


En primer lugar reciba mi más cordial saludo. Usted no sabe quién soy yo, pero yo sí que he oído de usted.

Dada su elevada posición en el mundo nocturno persa y al clan que ambos compartimos, pensé que sería una gran idea mostrarle mis respetos en persona y por supuesto tener conversaciones fructíferas de cara al futuro político del clan.

No le voy a engañar, dada mi avanzada edad y mi largo letargo, estoy aun poniéndome al día de los acontecimientos actuales y de la situación con la que voy a tener que lidiar cuando me decida a entrar en Jerusalén.

Se preguntara que tiene esa ciudad de especial... pero el caso es que yo también me lo pregunto. Lo único que sé es que algo importante me espera allí y he de ver de qué se trata.

Si le parece bien, sugiero Damasco como lugar de encuentro dentro de 15 noches. Mi antiguo templo, ahora en ruinas aun se puede localizar al sur a las afueras de la ciudad donde las dos grandes Dunas se juntan.

Podre contarle algo más sobre mi historia y el pasado de esa ciudad si es que esos asuntos son de su interés.

Atentamente:

Innominat
                                                                                                           

P.D: Disculpe si mi vocabulario es algo difícil de entender, los idiomas cambian sutilmente con el paso de los años y como le dije, aun estoy poniéndome al día.



A Cyra de Persia:

A la señora de la noche de Persia,


Le escribo esta carta con el fin de un acercamiento político beneficioso para ambos. Ha de saber tres cosas sobre mí, al menos para que sepa qué clase de vástago le escribe.

Sé en qué posición se encuentra, antaño yo estuve en esa misma posición (aunque ha pasado mucho tiempo desde entonces)

A pesar de mi largo letargo, soy alguien muy viejo y muy sabio. Tenerme de su lado la beneficiaria en ese sentido, soy del clan Assamita pero al menos hasta el momento no estoy inmiscuido en la red política del clan. Aunque la relación con mi gente goza de buena salud.

Nunca miento. Jamás. cualquier acuerdo que pacte conmigo se seguirá a rajatabla.

Una vez habiéndome brevemente presentado entrare en faena si le parece.

Se lo sucedido en Jerusalén. El trono está vacío y usted, siendo Ventrue en una zona mayormente Assamita, por mucho derecho de sangre y de legado que posea, influir en la zona más alejada de la capital dentro del reino persa le va a resultar difícil. Más aun con la rebelión de los griegos que acechan las fronteras de su reino.

Mi intención es entrar en el consejo de dicha ciudad, o incluso postularme como príncipe. Podría hacerlo por la fuerza, mi clan rodea esa zona y los vástagos de allí no podrían oponerse.

Pero lo considero un ultraje y una falta de respeto hacia su persona, además de que no me gusta hacer las cosas de esa manera.

Si usted me diera su beneplácito, en caso de que mis intenciones lleguen a buen  puerto en Jerusalén, tendría un contacto o aliado poderoso en esa ciudad. Alguien que está en un punto intermedio y pueda mantener buenas relaciones con griegos, Assamitas y judíos. Tengamos en cuenta que si Grecia sigue ganando terreno todas estas conversaciones serían poco menos que papel mojado en pocos años. Yo puedo ser un factor importante para evitar eso.

Si le parece de recibo, enviare a mi pupilo Mudji a la capital para que puedan discutir el tema. iría yo mismo, no se lo tome como una ofensa pero aun estoy poniéndome al día en muchos temas y creo que mi pupilo se entenderá mejor con usted por el momento. Esta más actualizado que yo por decirlo de alguna manera.

Sin otro particular, reciba mi más cordial saludo


Innominat



Respuesta de la embajadora Kayhana


Anciano Innominat,

Agradezco su contacto. No, no sé quien sois vos y para demostrar que sus intenciones son amistosas debe demostrar un acto de buena voluntad.

No debe molestarse por esta petición pero debe entender que estamos en guerra y el enemigo acecha tras cada esquina.

Recibo sus respetos y tras nuestro encuentro decidiré si transmitirlos a Alamut, allí se decide el futuro del clan.

Primeramente debería exponer cuáles son sus intenciones en Jerusalén. El clan ha tenido malas experiencias con fallidos gobiernos. Y debería estar alineado con los intereses del Viejo de la Montaña.

Entiendo por sus palabras que pertenece a la casta de los Hechiceros. Si es así yo podría ponerle en contacto con una autoridad de esta línea de sangre.

Damasco puede ser un buen lugar de encuentro dentro de 15 noches, siempre y cuándo acompañe con vos la muestra de buena voluntad. Si es así, nos veremos en las ruinas que menciona.

Escucharé con atención las historias que quiera contarme.


Kayhana, Embajadora Persa del clan Assamita

P.D: Disculpas aceptadas.



Respuesta Cyra de Persia

Esperado Innominat,


Parece ser qué el Destino es caprichoso y os pone ante mi cuando más os necesito. En otra ocasión jamás hubiera confiado en las palabras de un extraño que dice ser tan anciano. Pero ésta, cómo sabe, no es una ocasión normal.

Si tan sabio es, sabrá que no es nadie sin las alianzas adecuadas y aquí estoy yo para tenderle la mano si es que realmente busca lo mismo qué yo.

He dedicado mucho esfuerzo, recursos y tiempo en Jerusalén para que ahora caiga en manos de un puñado de aldeanos con aires de grandeza.

He investigado su linaje, al igual qué me he asegurado de qué las palabras qué escribe son ciertas. Así que sólo tengo una condición para dejarle ocupar el trono de Jerusalén cómo aliado mío y es qué ayude a dar muerte a la asesina de mi chiquilla Amara, anterior Princesa de Jerusalén. Si lo hace, podrá sentarse en el trono y ser mi aliado hasta qué la suerte nos separe.

Tiene mi beneplácito, aunque deberá saber que esta elección le postulara frente una facción de su clan, la de mi difunto hermano Teispes, controlada ahora por alguien misterioso que no ha dado su rostro a ver.

Veo que es un gran estratega y un diplomático de primera, no entiendo cómo no pertenece a nuestro clan, una verdadera lástima.
Si está dispuesto a entrar en esta guerra, luchare a su lado si demuestra sus palabras con hechos.

Estoy dispuesta a apoyar su Principado en Jerusalén cómo lo hubiera hecho con mi chiquilla. Quizás no se haya perdido todo...

Cyra de Persia



Infierno en Jerusalén
Una ola de calor inusual sacude Jerusalén. Con ella llegan innumerables plagas de insectos. Moscas y mosquitos acribillan a ganado y mortales. Los Vampiros son ajenos a las molestias del calor y de los insectos, ya qué éstos no se preocupan en exceso de los cuerpos de los no muertos. Excepto quizás los Nosferatu, con sus refugios llenos de mugre y sus cuerpos enfermos son blanco fácil de las plagas.

Mayores, niños y enfermos sufren la falta de agua y las picaduras de insectos por lo que mueren por doquier. Es uno de los veranos más calurosos y mortales que los ancianos recuerdan, sin duda alguna es lo más parecido a un Infierno...


Mascara de Jacob, Matusalén Nosferatu
La oscuridad tras la luz
Jacob había terminado la máscara para su nuevo aspecto, llevaba noches trabajando en ella y estaba hecha con una calavera humana recubierta de plata. Como artesano, había trabajado diferentes materiales en el pasado, también la maleable plata. Cuando se la coloco sobre su horrible cara se sintió mejor, de alguna forma ocultaba su expresión, en la que a pesar de su horrible rostro, en ella podía leerse la desesperación, ya que su alma pendía de un hilo. El Nosferatu acompaño la máscara con una tunca negra de pies a cabeza y de ese siniestro modo vestido, salió al exterior. Jacob atormentado por su pérdida de fe en la vía del cielo, estaba cambiando.

El pegajoso calor había traído una plaga de moscas que se instaló en el asqueroso refugio de Jacob, parecía que se estaban comiendo una rata moribunda, pero las moscas no son carnívoras ¿O sí?. Jacob duda por un momento, quizás sea una especie invasora.

Fuera, en la superficie, el maullido de un gato moribundo rasga la noche. Un golpe seco y un chillido acaba con su agonía, al parecer el gato ha saltado desde un tejado tras una paloma y ha acabado aplastado en el suelo, con sus vísceras esparcidas por el suelo, casi todos sus huesos rotos y la cabeza del revés. Parece que aún respira a duras penas, mientras la paloma blanca lo mira desde un tejado cercano. El gato negro, en su agonía, ve caer una pluma blanca y pura y ésta se le posa en la cabeza. Parece que durante un segundo ha descansado y en su mirada ha habido alivio y satisfacción. El gato muere y las ratas callejeras despedazan su cuerpo mientras las moscas se comen de sus restos, moviendo grotescamente la piel muerta del animal.

Parece que en sus entrañas hay algo, una bola de sangre que llama la atención.

Jacob con un enérgico pisotón en el suelo espanta a todos los insectos y ratas que devoraban al animal y con una daga con cuidado y sin tocar las entrañas del gato saca la bola de sangre. es un papel enrollado, seguramente la última comida del felino, Jacob lo abre preguntándose como lo pudo tragar entero y sobre todo porque los ácidos de su estomago no lo habían deshecho. Ofuscado y en una oscura esquina con cuidado lo desenvuelve y hay una carta escrita en hebreo antiguo:


“Anciano Jacob,

Tengo la convicción de asegurar que puedo ayudarte a terminar la enemistad que tanto te aflige, esa que tienes con el Vampiro al que llaman el Nazareno.

Por su puesto nadie hace nada por nada y yo lo haré por un módico precio, que seguro que está dispuesto a pagar, sobre todo ahora que no hay mucha esperanza en su existencia.

Tras haber caminado por dos senderos de luz a lo mejor toca caminar por las tinieblas y aceptar su verdadera condición de Cainita.

Nos veremos, la próxima luna llena en el siguiente cruce de caminos, entre cuatro sagradas montañas alrededor de Jerusalén: Al norte Acra, al sur Moriah, al este Bezetha y al oeste Zion.

Ruego mantenga nuestro encuentro en el más discreto de los secretos.


FIRMADO: El Señor de la vivienda Celestial.”


Oded, torturador Toreador
El Arte del dolor
Hacía mucho tiempo que Oded no ejercía su Arte. No era una disciplina capaz de efectuarse en cualquier lugar, ni con cualquier herramienta. Requería que muchos factores se alineasen y generalmente éstos se daban en los sucios y húmedos calabozos de las cárceles de cualquier ciudad.

El Toreador se encontraba profanando uno de los templos del dolor por antonomasia, la sala de tortura de un carcelero. La civilización hacia poco que recomponía la herida Jerusalén, pero mientras haya seres humanos, habrá crimen y mientras haya civilización serán apresados y juzgados. Gracias a estas leyes que se repetían una y otra vez, daba igual quien gobernase, Oded podía ejercer su arte, el Arte del dolor.

La cárcel era un simple caserón pegado a una de las murallas del la zona este de la nueva Jerusalén, construida sobre los escombros de la anterior. De por sí era un hosco edificio, sin nada que llamase la atención, nada excepto el sufrimiento, que Oded era capaz de escuchar, incluso de oler y que habitaba al otro lado de aquellos oxidados barrotes. Bajo la edificación estaba el corazón insano de la cárcel, una mazmorra con una serie de puertas de metal a ambos lados guardado por soldados persas, al mando del gobernador, también elegido, como no podía ser de otra forma, por el Rey Persa, Artajerjes II, que este mismo año, 400 a.C., designa a Tisafernes para que asuma el control de todos los distritos de Asia Menor sobre los cuales Ciro, hermano de Artajerjes, había gobernado antes de su rebelión.

Los inquilinos de tan exclusiva posada eran escoria de la peor calaña, asesinos, ladrones, adúlteros y profanadores de templos. De entre estos últimos iba a ser elegido el lienzo sobre el que Oded crearía su obra maestra, más que nada porque su Sire era un Maestro artesano persa, uno muy bueno al que no le hubiera gustado nada que profanaran sus creaciones y como ahora estaba muerto no podía decir nada, así que sería Oded seria quien lo hiciera por él.

El Toreador se paseaba por los mugrientos pasillos como quien lo hace por la corte del rey seleccionando pareja de baile, observando a los maltrechos encarcelados, muchos de ellos jamás verían la luz del día y uno en concreto no vería el día de mañana, ni siquiera a través del minúsculo ventanuco de su celda.

El Toreador al ver a los guardias, intenta presenciarlos sin éxito y entonces, Oded en perfecto persa, pregunta con mucha seguridad a uno de ellos quien era el profanador y qué había hecho, lo hizo sin saber siquiera si había uno en las mazmorras, pero obtuvo una respuesta positiva; un desagradecido egipcio se había meado en las escaleras del sagrado Templo de Jerusalén, sería ejecutado al amanecer, por decapitación, esta es su última noche. El Toreador consiguió entrar a la celda y allí estaba el afortunado, encadenado a la pared, esperando su destino.

Con cuidado ante la atónita mirada del pobre infeliz que allí yacía preso, Oded comenzó a sacar sus pinceles y útiles para pintar, incluido un enorme lienzo que montó en el centro de la celda. Junto a sus pinceles comenzó a ubicar sus herramientas de tortura, clavos, martillos, cuchillos, hierros torcidos. –No sé si llegarás a mañana, pero desearás morir hoy.- susurró Oded al temeroso condenado- 

Durante horas despellejó, quemó, rajó y martilleó al pobre desgraciado, saciando así sus más profundos instintos y pintando después con su sangre un cuadro singular de muy buena calidad artística, donde el condenado veía reflejado en el lienzo sus últimos estertores de vida.

Oded salió de allí saciado, como quien sale de una comilona tras haber ayunado durante días. La sonrisa que dibujaba su cara era un poema y bajo el brazo su creación, su instantánea del puro dolor más profundo e inhumano, el cuadro que había pintado con la sangre del condenado, en la que se podía contemplar un infierno de dolor.


Arkhan, el negro, Ghoul de Liezer
Las calles de Liezer
Liezer el Seguidor de Set poco después de ser creado, mientras era adoctrinado en Tebas, la vieja capital de Egipto, se fraguó cierta Influencia en los barios bajos. Allí se movía como pez en el agua, el crimen, mercado negro, peleas por territorios, asesinatos por la espalda, esa era su vida.

Cuando vino a Jerusalén solo era un montón de escombros, y así siguió durante décadas, hasta que por fin la ciudad ha comenzado a resurgir, y con ella las calles y los barrios, entre ellos el más desfavorecido. Allí estuvo Liezer desde el principio, conociendo a los malhechores, a las prostitutas y a los peores asesinos la zona. Tras años en el barrio ha adquirido la influencia que antaño tuvo en Tebas. Las malas gentes de los bajos fondos lo conocen y respetan a él y a sus hombres, encabezados por Arkhan el Negro.

Shalva, Prostituta, contacto de Liezer
Una prostituta llamada Shalva, es la que mueve a las mujeres de mala reputación por el barrio, con su trabajo se enriquece y gracias a ellas sabe todo lo que ocurre en Jerusalén. Sus prostitutas pueden mover hilos para conseguir casi cualquier cosa en los bajos fondos. Su nombre significa serenidad y eso es lo que aporta siempre que está cerca. Tiene un porte de fuerza que muchos varones lo quisieran. No es una mujer muy mayor, ni muy sabia, pero la vida la ha curtido en mil batallas y ha hecho de ella una superviviente.

Shalva informa a Liezer de que una tal Bintanat de Grecia se ocultó en el barrio unas noches, y la vieron hablar con su hija a la que llamaba Helena, una mujer de alta posición. En una de esas conversaciones la madre le dijo a la hija que debía ganarse tu confianza para ponerla en contacto con su abuela, para algún asunto de estrategia militar entre Egipto y Grecia contra Persia. La mujer no entendía la información pero al dársela a Liezer este supo que la Sire de Helena le pedía que se aliase a él, para que la Sire de Liezer, Auset de Tebas, tuviese una alianza con Bintanat la Brujah que ha matado a la Princesa Amara y a Lazarus, vengándose por la muerte de su chiquilla Elena.

Liezer, Seguidor de Set
Arkhan el negro, ghoul de Liezer, le informa de un tipo misterioso que ha llegado a las callejuelas de los bajos fondos. No tiene buen aspecto, parece un tanto bestial, el diría que es un Vampiro.

Por petición de Liezer, Arkhan y el investigan la llegada del extraño y sus hombres les protegerán armados con antorchas en llamas a una distancia prudencial. Liezer investiga el asunto mientras Arkhan vigila sus espaldas, y el setita descubre una casa donde una madre llora porque un extraño visitante ha robando a su niño. Siguen el rastro y ven el cadáver del pequeño, alguien ha devorado su cuello y se ha bebido hasta la última gota de su sangre. El Ghoul de Liezer, pregunta a su amo que hacer y este decide seguir buscando al vampiro.

Las conclusiones a las que llega Liezer tras su investigación por el barrio bajo es que el extranjero es un vampiro Gangrel, llamado Bughuul, y deambula por la ciudad, sin aparentemente saber de las tradiciones ya que revela su condición ante un grupo de perplejos humanos que ven como se transforma en lobo. Este encuentro ocasiona cacerías nocturnas del pueblo que con antorchas y horcas buscan a Bughuul, el que se lleva a sus niños y esto sin duda dificulta la caza de los vampiros en la ciudad.

Liezer ordena a Arkhan que pida a Shalva que busque el refugio de Bughuul el Gangrel, con mucho cuidado y que lo tengan localizado para él.


Innominat, Matusalén hechicero Caldeo,
Assamita
Verdades en las catacumbas
Kayhana, la madre tierra en persa, del clan Assamita, embajadora del reino, estuvo en la coronación de Amara en Jerusalén. Ahora ha sido convocada por un misterioso y anciano vástago llamado Innominat, que dice ser de su clan.

Han iniciado contacto por medio de correspondencia por iniciativa de Innominat.  En ella la Assamita dejó claro que no se fiaba de cualquiera y que en su encuentro debería demostrarle su buena voluntad hacia el clan Assamita.

Ahora se encuentran cara a cara en la noche, en el interior de unas viejas ruinas a las afueras de Damasco, ruinas de lo que antaño fue un gran templo dedicado al Dios...Innominat.

Kayhana llega sola y su actitud es distante, no se fía del desconocido que dice querer tener buenas relaciones con sus hermanos de clan y está extrañamente interesado en Jerusalén, algo que la Assamita no comprende.

La embajadora se presenta fríamente y escucha las palabras de acercamiento del aparente
Kayhana, Embajadora Persa, Assamita
frágil niño: -Entiendo tu desconfianza hermana de clan. Tengo varias pruebas de buena voluntad, como vos las llamáis. ¿Os las expongo?-  Kayhana responde con semblante pétreo. –No es necesario, elija la que crea oportuna- e Innominat continua –Supongo que conocéis la hechicería Assamita, iremos a un lugar donde no podremos mentir, ¿le parece correcto?- La embajadora asiente extrañada. 

Guiados por un esbelto guerrero llegan a las catacumbas de un antiquísimo templo del que no quedan más que las ruinas de lo que una vez fue. Es inmenso y la escritura sumeria adorna las viejas piedras. A la luz de las velas el sirviente de Innominat les deja a solas tras una reverencia.

Ambos Assamitas se sientan en sendos asientos de piedra, cara a cara. Y el inocente niño explica a la bella embajadora que ambos tendrán su propio turno de preguntas que deberán ser respondidas con la verdad, aunque también se puede no responder si la pregunta no puede contestarse.       

Innominat invita a Kayhana a comenzar sus preguntas, cuya oferta declina amablemente, ha venido a escuchar. Su fría mirada denota desconfianza ante el pequeño Assamita, quien respeta su silencio y comienza a hablar con voz enérgica.

- Antes que nada quiero dejar constancia en este encuentro que un miembro de nuestro clan ha intentado diabolizarme. Su nombre es Aleatsh, es de la casta guerrera. Me despertó mi letargo e intento succionarme el alma, de no ser por su chiquillo Mudji que me salvó, ahora no estaríamos hablando aquí.– Tras aclarar este tema se alza y de pies con gesto altivo y voz de niño explica firmemente:

-Soy Innominat, de la casta hechicera, Matusalén de la antigua Mesopotamia, hubiera ido en persona a Alamut, pero he considerado más importante aprender de esta era y saber de la civilización actual.

Siempre digo la verdad, nunca miento. Conozco la situación actual en Jerusalén y sé de el consejo que actualmente sobrevive en la urbe. Me he presentado a Cyra de Persia y podemos tener puntos en común. Conozco de la facción enemiga de Cyra, los Assamitas de Teispes, su hermano humano. Y opino que nosotros como clan Assamita no deberíamos tomar ninguna mala decisión que nos enfrente a Cyra, la Princesa Ventrue de Persépolis.

Mi objetivo es formar parte del consejo de Jerusalén y conseguir poder en la región para ayudar a estructurar la dañada civilización de la zona. Soy un vampiro con cordura y espero que mi clan me deje manejar la situación a mi manera.

Goberné Mesopotamia durante siglos y puedo gobernar en Yehud para traer el orden a la región.- Mientras dice esto, con una pequeña daga enjoyada se raja la mano y sangra en una copa, ofreciéndosela a Kayhana, la embajadora persa. –Con esta sangre podéis trazar mi linaje y así veréis que mis palabras son ciertas.- Kayhana unta un pañuelo en la copa y se lo guarda.

En niño Dios concluye: - Lleva mis respetos a Alamut y mi apoyo hacia Cyra de Persépolis, Persia, máxima mandataria de Persia. Lleva también mi consejo de no enfrentarse a ella y ganársela como aliada, también quiere el bien de Persia, como el clan Assamita.     

La embajadora Kayhana  ha escuchado atentamente y le explica a Innominat -Las cosas han cambiado mucho, ya no se hacen como antaño, no nos exponemos tanto a los humanos como antes, ya no somos deidades a las que adorar, eso quedó atrás, y es peligroso retomar esa senda, no solo para vos, sino para todo el clan, desaconsejo dicha práctica, aunque es libre de seguir la religión que considere oportuna.-

Innominat lo entiende y Kayhana se muestra fría en todo momento. La mujer promete contactar con su superior en Persia y arreglarles un encuentro.

La embajadora afirma que tendrá noticias cuando sus superiores lo estimen oportuno. Le aconseja que de momento no actúe en nombre del clan, si no en nombre propio y personal. Ninguna decisión política ni táctica será respaldada sin el apoyo de Alamut.

Kayhana se despide y se ofusca desapareciendo en silencio absoluto. Innominat, su fiel ghoul Umaskal y toda una caravana de varias familias nómadas se encaminan hacia la sagrada Jerusalén.


Asuntos del nuevo gobierno
El consejo de Jerusalén es ahora quien tiene la responsabilidad de nombrar un Príncipe. Tras mucho discutir deciden que deberían gobernar como un consejo, para que la responsabilidad del mismo no recaiga solamente sobre una persona y así ser más fuertes.

Reunidos Oded, Jacob y Liezer, miembros del antiguo consejo deciden disolverlo y ser una alianza de gobierno, lo llaman la Triple alianza, ya que Liezer no desea entrar en dicho grupo, el será aliado y se moverá por los bajos fondos, como lo había estado haciendo hasta ahora.

Deciden que  las responsabilidades de cada uno de los tres serán:

- Jacob será el responsable de cloacas y barrios bajos

- Odded de la política vampírica

- Meir de religión, arte y saber

Tras aclarar este punto, ponen encima de la mesa hablan sobre la Venganza de Cyra, donde les ha amenazado con que encuentren y ajusticien a la asesina de Amara o será ella quien los asesine a ellos.

Lo que cada uno de los cuatro vástagos piensa de este tema:
- Jacob: Ganarse a Bintanat para matar a Cyra
- Liezer: Lo mismo pero antes consultar con su Sire.
- Oded y Meir: haceros con Jerusalén, buscar alianzas y no ceder al chantaje de Cyra.

Jacob propone desmantelar el maldito trono, ya que ninguno de ellos se va a sentar nunca y a Oded se parece bien.

Jacob, el Nosferatu propone enviar una carta a toda la corte de Jerusalén y aledaños para presentar al nuevo gobierno. Oded escribirá la carta, como toreador culto puede hacerlo sin problemas.

Liezer habla al consejo de la llegada del Gangrel que se ha alimentado de un niño en su área de influencia. Cuenta también como se ha transformado en un perro.

El consejo habla del Nazareno, enemigo de Jacob, del que no se sabe nada desde que le declararon la caza de sangre durante el principado de Helena, La Regente Brujah.


Umaskal, ghoul de Innominat
La llegada de Innominat
Tras dejar a su pueblo nómada a las afueras de Jerusalén y encargarse mágicamente de que la temperatura en esa zona es adecuada para no morir asfixiados por la ola de calor y puedan vivir cómodamente cerca de una fuente de agua. Innominat y su ghoul guerrero Umaskal se dirigen hacia Jerusalén, la capital de la provincia de Yehud, satrapía de Persia. 

Atraviesa las murallas y camina por la ciudad iluminada por la luz de la luna, es un lugar sencillo, construido en una colina, y de un tamaño menos imponente que las ciudades de antaño. Lo más llamativo, además del bochornoso calor y la cantidad de insectos y ratas que hay por las calles es el gran Templo de Jerusalén. El segundo reconstruido recientemente con mucho esfuerzo y sudor por parte de generaciones de judíos. De él proviene esa gran fe al Dios Yahvé que ahora siente por primera vez Innominat, es real, igual que los Dioses de la antigüedad. La construcción es de un estilo excesivamente elaborado para lo que el niño conoce.

Tras conocer la ciudad decide ir a la zona de la ciudad más adinerada, donde las casas sean de mejor calidad y vivan los que son algo en Jerusalén; Artesanos, corte, gobierno, le gustaría encontrar a algún vampiro ya que supone que de estar en algún lugar lo harán en la zona más cómoda para vivir y cazar. Todo está tranquilo y los soldados persas caminan en parejas por la urbe, pero nada llama la atención del Matusalén Assamita. Innominat decide probar suerte en el barrio más desfavorecido donde atrae las miradas como las moscas a la miel. Es un niño de unos diez años, muy guapo, con el pelo rubio y muy largo, podría pasar por una niña de buen ver. Vestido con una llamativa túnica de colores claros. Nadie deja de girarse cuando pasa.

El lugar es horrible, los cuerpos de cadáveres se apilan en las esquinas, han muerto de calor y las alimañas se comen sus restos. Criminales y maleantes clavan sus ojos en los dos extraños, ya que su ghoul Umaskal tampoco pasa desapercibido, sus ropajes extranjeros y muy cuidados hacen que huela a dinero. El guardián agarra fuerte su espada por si hubiera que utilizarla, en guardia, mirando hacia todos lados mientras Innominat busca rastros de vampiros.

Alguien les está siguiendo y cuando la pareja son conscientes ha desaparecido en las sombras. Es Arkhan el negro que raudo va a alertar a su señor Liezer, el Seguidor de Set. Irrumpe una reunión del consejo y cuando le alerta de la llegada de un vampiro Liezer le dice que lo traiga ante él.

Arkhan se presenta ante Innominat y Umaskal, su ghoul, y les lleva ante su señor, entre ghouls no hay buena conexión y ambos están tensos durante el viaje. El ghoul de Liezer intenta cobrar un tributo a los visitantes que Innominat corta de raíz poniéndole en su sitio.


“Venía a ocupar el trono…”
Una vez en el palacete del Trono, junto al Templo, Innominat se presenta ante Liezer y después al resto del consejo.
  
Llama la atención un gran colgante de plata con un extraño símbolo que los presentes relacionan con un antiguo culto de la extinta Sumeria. El niño de rostro angelical habla con voz de infante: -Soy Innominat, provengo de la antigua Mesopotamia y soy Matusalén del clan Assamita, este mi ghoul Umaskal.-

Se presentan todos los presentes:

-   Liezer del clan de los Seguidores de Set, al que jocosamente lo denomina “El clan de tus amiguitos” ya que los Assamita y Setitas están en guerra.

-    Jacob, Matusalén, ambos se alegran de sus estatus, son de la misma sangre, quinta generación.

- Oded, el Toreador, que se presenta amablemente.

Jacob pregunta si es una niña, ya que por su apariencia podría serlo perfectamente. Al Assamita le hace gracia y responde que es un niño, sin ofenderse.

Sin más preámbulos comenta que venía a ocupar el trono, está al tanto de los acontecimientos y sabe quiénes son. Explica a los boquiabiertos personajes que Cyra les quiere muertos si no vengan la muerte de su chiquilla Amara. Dice que un pupilo Vástago suyo se encuentra ahora mismo en relaciones con la Ventrue de Persia. Tiene buena relación con Cyra ya que es una posible futura aliada. También dice no estar en mala relación con el clan Assamita, incluso con la facción de Teispes, enemigo de Cyra, a pesar de su desvinculación, ya que lleva poco tiempo activo tras un largo letargo.

Los vampiros de Jerusalén viven con suspicacia el encuentro, pero no hay hostilidad por su parte, si no una mezcla de curiosidad con asombro ante el niño Matusalén que dice venir a ocupar el trono.

Jacob es el primero en ofrecerle una alternativa al ambicioso Matusalén. –Te ofrecemos un asiento en el consejo. No queremos conflictos, ya tenemos bastante, como bien sabes.- El Nosferatu explica al Assamita cuál es el gobierno que están a punto de afianzar, ya tenían las cartas escritas y listas para enviar, pero aun se puede adaptar. Le ofrecen formar parte del gobierno como uno más.

Innominat rechaza la oferta –He venido aquí para ser Príncipe, aunque estoy dispuesto a dar varias opciones: 

+ Ser consejero como me ofrecéis, pero no haré nada más que ayudar, nunca pasaré la línea de solucionar vuestros problemas.

+ Ser Príncipe, en cuyo caso mi compromiso por Jerusalén y por su bienestar será absoluto y desde mi posición de bien con Cyra hare lo posible por solucionar vuestro desencuentro de la mejor manera posible.

+ No formar parte de vuestro gobierno y esperar a que Cyra o cualquiera os mate y ocupar el trono después. Solo tendría que esperar, os lo aseguro.

Oded replica al Assamita y no entiende que pueda querer ser consejero y no hacer todo lo posible por ayudar, y solo hacerlo si es Príncipe, le parece un chantaje y un abuso en toda regla.

Liezer permanece callado toda la conversación, atento y muy pensativo.

Jacob discute con Oded, explicándole que no es necesario que de todo de sí, si no que aporte lo que quiera como consejero, seguro que es más que nada, lo ve como otro aliado en el consejo de Jerusalén. El Nosferatu respeta la palabra del Assamita por ser un Matusalén como él, la edad es un grado que solo él es capaz de comprender.

Innominat pregunta: -¿Qué es lo que queréis hacer con Cyra?- Oded le responde que no lo tienen decidido pero no ven una salida pacífica a su exigencia y amenaza. Innominat pregunta - ¿Qué ventajas creéis que tiene ser sus enemigos?- a lo que Oded explica que si Innominat entra a formar parte del consejo Cyra va a obligarle, chantajearle, exigirle y amenazarle igual que al resto del consejo, sin distinción alguna y le ordenará igualmente matar a su enemiga Bintanat, la Brujah Sire de Helena. El toreador pregunta al Assamita que diferencia tendrá si en Príncipe e Innominat responde que un Príncipe Assamita es la clave para que Assamitas y Ventrue Persas dejen tranquilos gobernar a los vampiros de Jerusalén y eso será respetado también por Cyra, independientemente de lo ocurrido con su chiquilla, ya que le conviene una alianza con Jerusalén.

Oded y Jacob piden a Innominat la posibilidad de deliberar a solas, es un asunto de suma importancia para decidirlo a la ligera y por supuesto para debatirlo delante del interesado. Salen de la sala del trono y Liezer se queda con el niño Assamita. Hablan sobre religión, Set y los Dioses antiguos.

Oded y Jacob piensan cual es la mejor forma de aprovechar este “regalo” caído del cielo. Sopesan todas la opciones y deciden ofrecerle el Principado pero con determinadas condiciones, por las cuales el consejo, ellos, no pierda plenitud de poder en la toma de decisiones. Les preocupa dejar el mando a un vampiro extranjero y que esto les condene a todos, cómo ya ha pasado en varias ocasiones en el pasado. Jacob ha vivido eso con cada ocupación y conquista de Jerusalén. Asirios, Babilonios, Persas …

Jacob y Oded llaman a Liezer y le ofrecen formar parte plenamente del consejo, para así tener más peso en la toma de decisiones y equilibrar la balanza de poder entre el futuro Príncipe y ellos. El Seguidor de Set acepta ya que le parece oportuno, aunque tiene ciertos reparos con ser gobernados por un Assamita desconocido.

Innominat solo en la sala del trono espera la decisión de los vampiros de Jerusalén, mientras contempla la resurgida ciudad por los ventanales.

Ya han tomado una decisión y Oded se la expone a Innominat con apuntes de sus compañeros Jacob y Liezer:

-Hemos llegado a un acuerdo que creemos que satisface a ambas partes. Serás el Príncipe de Jerusalén, nosotros tres y Meir, antiguo consejero, seremos tu consejo y tenemos condiciones con respecto a la toma de decisiones. Es decir si tu tomas una decisión como Príncipe y la mayoría del consejo no está de acuerdo con dicha decisión, será desechada. Con cuatro consejeros, deben estar en desacuerdo tres o cuatro de ellos para revocar una de tus decisiones. Tu palabra será más importante que la de cualquier consejero, como si fuera la palabra de dos consejeros. Esta es nuestra oferta.-

Innominat inicialmente rechaza la oferta indignado -¿Qué Príncipe querría serlo sin capacidad de decisión? ¿O con ella tan mermada? Es un insulto. -
           
Liezer pregunta dubitativo a Innominat: -¿Qué tipo de experiencia tienes tu en reinar? A lo que el Assamita responde: -He  reinado 300 años en Mesopotamia, ¿Suficiente?- Innominat mira ofendido al Setita. 

Discuten sobre las condiciones de decisión del consejo y el Assamita ofrece igualar su oferta pero cambiando que en vez de 3 o 4 en contra, sea todo el consejo al completo. Los vampiros de Jerusalén creen que es abusivo y al final llegan a un acuerdo intermedio: Si todo el consejo está en contra de una decisión del Príncipe, se desestima, y si tres lo están, se replantea pero si vuelve a la misma situación por segunda vez el Príncipe decide.

Ambas partes parecen de acuerdo con lo hablado e Innominat pregunta si lo firmarían en un documento. A lo que responden que si, lo harían, para que el pacto quedase reflejado por escrito.

Innominat pregunta si adoran al Dios de los esclavos de Egipto, extrañados se dan cuenta que se refiere a Yahvé, y Jacob explica que él fue uno de esos esclavos, hace más de 600 años. El Assamita dice que puede que Yahvé fuera uno de los nombres que se le dio a él en la antigüedad. A lo que extrañados no pueden darle la razón al extranjero. Jacob explica que él fue uno de los conquistadores originales de Jerusalén junto al Rey David.


El Pacto de Sangre de Jerusalén 
Llegado al punto de afianzar el acuerdo. Innominat da por hecho que los asistentes conocen los rituales de contrato de los Assamitas, a lo que Jacob indignado pregunta si será utilizada brujería de algún tipo. Innominat explica que él también lo firmará. A lo que Jacob puntualiza como condición no olvidarse de salvarles el culo de Cyra.

Innominat puntualiza antes de redactar el pacto: - Una última cosa, si yo hago un pacto con algún aliado, deberemos respetarlo todos- y de nuevo se abre una brecha de debate en el que tras una larga discusión concluyen que no debe entrar en conflicto con el condicionante anterior en el que el consejo no estuviera de acuerdo. Todos están de acuerdo e Innominat no muy convencido acepta por el bien de la firma, ya que peligra todo el pacto.

Jacob quiere incidir en que Innominat se encargue del asunto de Cyra y el Assamita le adelanta que se va a convocar una Caza de Sangre a Bintanat.

Liezer informa a los presentes que no firmará hasta que consulte con su Sire, ya que el contrato será ritualizado por magia Assamita.

El futuro consejo y el Príncipe aceptan firmar de palabra.

Oded redacta los términos del acuerdo:


Pacto de Sangre de Jerusalén

Innominat será el Príncipe de Jerusalén.

Jacob, Liezer, Oded y Meir serán sus consejeros.

Las decisiones que se adopten serán siempre por el bien de Jerusalén, sin mala fe.

Condiciones:

El consejo participará en la toma de decisiones y ésta se llevará a cabo excepto que el consejo al completo esté en contra de una decisión del Príncipe, en cuyo caso se anulará dicha decisión. Si el consejo menos un consejero estuvieran en desacuerdo se replanteará la decisión y si se llegase al mismo punto el Príncipe será quien decida finalmente.

No se romperán los pactos ya decididos, sin motivos de peso.

El Príncipe se compromete a interceder para solucionar el problema con Cyra de Persia.

FIRMAS:




Innominat pide 20 minutos para hechizar el contrato con su magia Assamita.
Cuando regresa la tinta del documento se ha vuelto de color sangre. El Assamita explica que se firma con la sangre de cada una de las partes y que el compromiso que se adquiere es afianzado con  su hechicería que consiste en que todos los abajo firmantes perderán una pequeña parte de su reserva de sangre mientras dure el contrato, y si lo incumplen jamás podrán recuperar esa capacidad de reserva. Así se asegurarán que todos lo cumplen. Innominat mismo firmará el documento.

Jacob se siente ultrajado en el momento que el hechicero Assamita explica este detalle, le parece muy oportuno no haberlo explicado antes y no considera que tenga que sacrificar nada por adelantado y mucho menos poner en tela de juicio sus futuras acciones, amenazando a quien incumpla el pacto. Está en completo desacuerdo y verbaliza su no rotundo a firmar este contrato hechizado por alguien que no conoce y puede hacer con ellos lo que desee. No firmará nada que le obligue físicamente a hacer un sacrificio de esa magnitud y más con los problemas que tiene él para alimentarse, por ser tan anciano.

Oded no parece tener mayor problema en firmarlo, le parece oportuno. Tras discutir con Innominat para llegar a un acuerdo con Jacob, el Assamita le pregunta si estaría dispuesto a firmarlo en tinta pero con la variación de que lo pierde quien rompa el acuerdo y no todos de inicio.  

Jacob pide firmar mañana por la noche, tiene un asunto personal que atender. Los presentes están de acuerdo, además Liezer aprovechará para consultar a su Sire Auset, hechicera Egipcia.


Asuntos de vampiros
Oded regresa a las afueras de Jerusalén, donde acampan los agricultores entre los que se mueve ahora y gracias a su trato continuo y su presencia afianza tres hombres fuertes de rebaño, de los que se alimentará cuando lo necesite. Por supuesto lo hará en secreto, que beban sangre de uno no está bien visto entre la comunidad judía, pero el placer que sienten es tal que no dirán nada esperando ansiosamente la noche en la que Oded se alimente de ellos.

Innominat y su ghoul regresan al campamento a las afueras, donde su rebaño descansa a una temperatura agradable, detalle regalado por su Dueño y  Señor Innominat, Dios del Orden y los Elementos.

Auset de Tebas, Sire de Liezer
Liezer contacta mágicamente con su Sire, gracias a un ritual de esta y un anillo que le dio con el que puede comunicarse con solo pensarlo, el lazo de sangre entre Sire y chiquillo es tal que es mucho más sencillo para la magia abrir puentes entre sus mentes para que puedan hablar a distancia.

El Setita le expone su situación, hablándole del Assamita que va a ocupar el trono y los asuntos del consejo y la firma. Auset le desaconseja profundamente firmar ese documento de un Brujo Assamita, si lo hace puede poner en peligro la relación entre ambos ya que ella odia abiertamente a los Assamita, están en guerra por haberles expulsado de Egipto en sus conquistas. Aconseja no fiarse y no ceder ante una nueva prueba de poder de los opresores Assamita. Liezer le explica el asunto de la caza de Sangre a Bintanat y Auset le expone que este es un claro ejemplo de que están en contra de sus intereses, ya que Bintanat quiere una alianza entre Grecia y Egipto para vencer a Persia. Y si esa caza de sangre llega a su fin, la posible alianza peligrará.

La Sire de Liezer asegura que intentará contactar con Bintanat para firmar ese pacto y así poder romper las cadenas Persas y Assamitas. Para terminar le dice que si firma será una cabeza de turco al que culparán siempre que las cosas no vayan como ellos quieran. Si firma ese ritual, se condenará, aunque ella puede intentar contrarrestar los efectos con su magia, lo estudiará.


Gobierno en espera
El futuro gobierno de la noche de Jerusalén se reencuentra la noche siguiente en el palacio del trono. Innominat, Jacob, Liezer y Oded.

Liezer está dudando si firmar, explica que ya ha hablado con su Sire y que está en desacuerdo en que firme, no se fia de ningún Assamita. Sus clanes están en guerra, les guste o no. Cree que si sucede algo malo le culparán a él. Afirmación que desmiente Innominat, el es un vampiro justo y eso no se hará nunca mientras él sea Príncipe. El Matusalén Assamita no tiene ningún problema con los Seguidores de Set, es ajeno a la guerra de clanes.

Finalmente Liezer decide no firmar. Y al no estar Meir presente, nadie sabe dónde está. Innominat decide posponer el pacto hasta que el consejo sea al menos de tres vampiros. Cree que si no su poder será invalidado continuamente por el consejo y no cree que se empiece con buen pie. 

Los tres vampiros deciden volver al plan inicial, al menos por el momento, hasta que Meir el Capadocio haga acto de presencia, momento en el que firmarán el pacto. Así que hasta entonces el poder y la toma de decisiones será dividido entre los tres, Jacob, Innominat y Odded, ya que Liezer decide permanecer al margen incluso en esta fórmula de Triple Alianza.

Liezer decide irse hasta que le requieran, informa que estará en el barrio bajo si lo necesitan.

El primer asunto que ponen encima de la mesa es la ruptura de la tradición del silencio de la Sangre por parte del Gangrel del que informó Liezer. Debió ser visto por los humanos transformarse en lobo y esto pone en peligro a todos los vampiros de Jerusalén.

Jacob propone ofuscarse y buscarle por la ciudad. Oded buscará información entre su rebaño, los agricultores y sus familias, seguro que saben algo de este horrible ser. Innominat decide acompañar a Oded y ordena a su ghoul Umaskal que espere en el palacete del trono por si algún Vástago llegase a presentarse.

Pasa la noche y no consiguen avanzar en la búsqueda del Gangrel, retirándose cada uno a su refugio. Se verán mañana al anochecer en el salón del trono.
 

Abraham,
buscador de las Revelaciones Sagradas,
Sire Capadocio de Meir
La advertencia de Abraham
Meir, el sacerdote Capadocio, se despierta cuando aún es de día y reza la oración de agradecimiento por seguir vivo:Ama y sirve a Dios en todas las cosas”. Es sabido entre sus allegados que tiene la capacidad de necesitar menos descanso que los demás. Siempre es el primero en levantarte y el ultimo en dormir. Siempre está despierto y alerta para servir al Señor.

Su atenta criada Donna, mujer de la casa que ayuda a Meir en todas las labores cotidianas del día a día, está ya en la puerta del refugio del Capadocio, tan servicial como siempre. Aunque llevan años juntos y ella bebe de su sangre, sigue impresionándole su aspecto cadavérico, absolutamente pálido como el mármol, es imposible que Meir pudiese disimular su condición de no-muerto si no fuera por su aspecto de ser puro e inocente. Meir tiene la cualidad de que cualquier persona a primera vista confíe en él.  

Danna, Doncella ghoul de Meir
Donna anuncia poco después del amanecer que Abraham, Sire de Meir, vampiro reconocido y respetado, desea verle. Algo fuera de lo común. Dado su prestigio en el clan Capadocio y su prestigio suele ser de los primeros en enterarse de ciertas noticias importantes para la política vampírica, casi siempre sin quererlo, ya que esos asuntos no son de su incumbencia. Aunque parece que esta vez sí lo son.  

Abraham, cuenta a Meir que los miembros del consejo Jacob y Oded han sido acusados por la muerte de Amara, chiquilla de Cyra de Persia, primera Princesa de Jerusalén. Su reinado no ha durado ni un año y Cyra les ha ordenado vengar la muerte de su chiquilla o serán ellos quien sean ajusticiados por ella personalmente.

-La palabra de Dios nos dice que debemos ayudarles Meir- confiesa en viejo Capadocio -mía fue la idea de crear un consejo y tú fuiste el primer nombre de dicho consejo. La palabra de Dios es la ley y nadie está por encima de la ley de Dios. Ayúdales, salva sus almas y demuestra porque te cree, tú debes solucionar este entuerto, hazlo por la estabilidad de Jerusalén, hazlo por el futuro de la Torá Negra, hazlo por nuestra senda del Cielo. Hazlo por mí Meir, tu humilde
Meir, Sacerdote Capadocio
Sire, pero hazlo.-
Los ojos cadavéricos de Abraham denotan seriedad y dibujan la gravedad de la situación. -Sé que lo harás de la mejor forma posible y por la senda que Yahvé nos ha marcado. Niega al Diablo, niega a la Bestia, ella es su oscura sombra. Utiliza tus influencias entre los eruditos y llegad juntos a una salida para esta inestable y tortuosa situación Meir. Dios puso su marca sobre Caín y sus chiquillos como parte de un gran plan, no lo olvides chiquillo. –concluye el anciano Capadocio y mirando hacia un lugar indeterminado se queda en blanco, pensativo retoma sus estudios en las catacumbas bajo el cementerio.

En ese momento, Meir parece escuchar la voz de Lazarus y de Amara que se despiden de él fugazmente, como en sueños, no podría transcribir las palabras exactas, pero la pena, la ira y la desesperación acompañan esas despedidas, mientras el frio viento de la Umbra, se los llevaba al oscuro más allá. Una lagrima de sangre brota del ojo derecho de Meir, se siente muy apenado de lo que ha podido ocurrir, aunque ellos tengan ya la mayor de las respuestas: Qué hay después de la muerte.


Las antorchas del pueblo
Tras las incursiones del Gangrel Bughuul el pueblo está vigilante ante el maligno que camina con forma de lobo erguido que roba a sus hijos. Algunos padres desalmados comienzan a utilizar su nombre para amenazar a sus hijos si no se van pronto a dormir o comen rápido la cena. 

Los humanos buscan a la bestia y protegen los hogares con antorchas y símbolos de fe. El calor, las antorchas, los enjambres de insectos y los grupos de cazadores por las calles, dan leña al fuego del peligro y la desesperación que corre por las calles de Jerusalén.

Los vampiros atemorizados por la situación, no saben cómo actuar. Innominat plantea a sus compañeros ocultarse durante una semana hasta que todo pase. El Assamita ordena a su ghoul Umaskal que proteja a su rebaño de un posible ataque y si ve indicios huyan camino Damasco, Umaskal cuestiona la decisión de su Señor, no quiere abandonarlo en este peligroso momento y ante una sola mirada de Innominat, el ghoul sabe cuál es su lugar y cumple la orden en silencio.

El hechicero Assamita explica a Jacob y Oded, reunidos en el salón del trono, que esto puede ser Infernalismo, y el causante parece ser un Demonio. Si esto fuera cierto, la alerta debe ser máxima.

Jacob explica a Innominat cuál es su medio de comunicación y crea una rata ghoul que pueda contactar con él en todo instante, para que los mensajes entre ambos les lleguen lo antes posible.

Oded confirma los rumores de la bestia en las familias de agricultores, lo llaman Bughuul, secuestra niños para comérselos y le han visto transformarse en lobo y en cabra. El temor que sufren las familias es abrumador.

Ante esta situación tan complicada Jacob llama a ratas y las envía a buscar a Bughuul.

Innominat decide vigilar subido en lo alto de un tejado, lo hace encapuchado para no dejar ver su aspecto de niño inocente, en el mayor de los sigilos. En su mano porta un espejo de plata que orienta para ver el reflejo de todo ser que se acerque al palacete del trono. En este reflejo podrá ver la verdadera naturaleza de todos ellos y dictaminar si está en lo cierto y esto es cosa del maligno.

 Oded recuerda la información de Liezer y comienza a buscar al Gangrel en el último lugar que fue visto. Investigando el asunto se encuentra con Arkhan, ghoul de Liezer que por un precio módico, siete monedas que Oded paga, le ayuda a encontrar los rastros que su Señor buscó la noche pasada. Con su Auspex potencia sus sentidos y encuentra un rastro sangriento atenuado por el paso de las horas.

De pronto se encuentra con Meir, que asustado acaba de salir de su estudio descubriendo la horrible situación que se vive en su amada Jerusalén. No le cabe duda de que estos augurios son señales de que el mal está en la ciudad, campando a sus anchas.


Cazando a la bestia
Oded explica la situación actual a Meir, que preocupado pregunta por Amara y Lazarus. El Toreador cuenta como murieron y cuál es la inestable situación actual. Explica rápidamente todos los asuntos que hay ahora mismo encima de la mesa, Cyra, Bintanat, el trono vacio, el consejo, la llegada de Innominat y el pacto de gobierno que estaba esperando que Meir apareciera para completar el consejo del nuevo Príncipe Assamita.

Meir abrumado por tanta información pregunta por la razón que se encuentre el solo en la calle. Y Oded le cuenta porque la ciudad está en éste estado y la historia de Bughuul, el ladrón de niños.

El Capadocio decide ayudarle y ambos gotean sangre de sudor debido al extremo calor que hace en las calles. El Auspex hace que Meir huela el miedo, la  muerte y la paranoia del pueblo. Esto es la semilla de una leyenda. Así empiezan las historias de las sagradas escrituras.

Oded con Psicometría puede ver como una gran bestia ensangrentada se alimenta de un niño pequeño y arroja el cuerpo a un lado cuando ya no tiene ni una gota de sangre. Se fija en que el bárbaro lleva pieles y unas dagas rituales en forma de serpientes, nada mágico al parecer, pero sin duda es de algún tipo de cultura del lejano y ancestral norte.

Meir sugiere a Oded que más adelante puede dibujarle a la bestia, para así poder saber más de él. Ambos siguen el rastro mientras Meir recita salmos judíos para que la fuerza de Dios esté a su lado.

Moscas carnívoras devorando cadáveres, miedo en las miradas de los transeúntes, luces de antorchas empuñadas con rabia y temor.

De pronto sin previo aviso, un ser enorme con aspecto de un bárbaro terrorífico goteando sangre de sus fauces y con pose amenazante grita su nombre -¡¡¡¡ Bughuul !!!!- y carga contra nuestros protagonistas. Meir frente a él esquiva su embestida y toca al Gangrel utilizando sus poderes de degeneración y el atacante envejece por instantes, mermando sus físicos y menguando su tamaño. Sin duda el marchitado Bughuul está claramente debilitado.    
 
Bughuul, barbaro Gangrel

Meir no deja de rezar mientras se enfrenta a un esbirro del maligno: -Yahvé es mi fuerza y con ella tú serás abatido heraldo del Demonio. El Señor es mi pastor …¡¡¡¡ Ahora Oded !!!!!- grita el Capadocio indicando al Toreador que puede atacar al debilitado enemigo.

Oded empleando su celeridad lo agarra por la espalda e intenta inmovilizarlo. Le muerde con todas sus fuerzas en el cuello repetidas veces intentando traspasar la dura piel del Gangrel.

Bughuul se revuelve y herido se vuelve más letal, propinando sendas cuchilladas en la espalda de Oded y perforándole los pulmones con gravísimas heridas agravadas. El Toreador está al borde de la muerte, un golpe más del atacante y su cuerpo será cenizas.

Meir utilizando toda la sangre posible para hacer su cuerpo más fuerte, apresa al Gangrel hasta inmovilizarlo, algo que no se esperaba del aparentemente inocente sacerdote. Meir le reza al oído de Bughuul –Yahvé podrá con la montaña por grande que esta sea- y en este momento el Gangrel entra en frenesí poseído por la bestia que grita desesperado por librarse de su poderoso captor.

El Capadocio comienza a apretar, rompiendo huesos mientras el Gangrel grita de dolor. Y en ese mismo instante Meir es testigo de cómo le crecen las orejas en punta y se le llenan de pelo, asemejándose a las de un animal. Es otro signo inequívoco de Satanás. A lo que el sacerdote responde: -Arrepiéntete de tus pecados o sufrías la ira de Yahvé- y con gran fuerza el Gangrel se libera de Meir.

Oded, mal herido, intenta utilizar su celeridad pero fracasa y una vena le estalla en el cuello derrochando la valiosa vitae a chorros. En ese instante el Toreador muerde de nuevo el cuello de Bughuul y comienza a succionarle la sangre hasta que el Gangrel cae en sopor. El sabor de su sangre es mucho más sabroso que la de los humanos que se suele alimentar y de pronto la bestia toma el control de Oded que termina de vaciar el cuerpo de Bughuul de sangre pero continua succionando su alma misma, comenzando una Diablerie ante la perpleja mirada de Meir.

El Capadocio no puede permitirlo y si no hace nada Oded efectuará el mayor de los pecados para un Vampiro, el Amaranto. Prohibido desde que existen los vampiros. Oded intenta alimentarse de la esencia misma del Gangrel y quedarse en su interior con su alma, y mientras éste se marchita como una uva pasa.

Meir hace palanca con su báculo y separa violentamente a Oded de su presa, interrumpiendo así la diabolización. El Toreador, con sus colmillos arranca parte del cuello de Bughuul, que muere en ese mismo instante. Su cuerpo se queda envejecido, herido y con la mayoría de sus huesos rotos.

Oded aún en frenesí poseído por la Bestia y frustrado por no haber podido completar su Diablerie ataca a Meir y le muerde en el cuello, sin hacerle un rasguño, ya que la disciplina del capadocio de Fortaleza hace que la piel de éste sea extremadamente dura.

Meir acaba calmando a Oded y el Toreador no es consciente de lo que ha ocurrido en su frenesí, pero si se encuentra herido de muerte a causa de la tremenda pelea en la que han acabado ambos vampiros. No esperaba encontrarle y el les encontró a ellos, sin duda parecía un cazador, sin embargo ahora parece un gran muñeco roto.


La Voluntad de Yahvé
Ambos vampiros se encuentran abrazados tras la tensa pelea, Meir ha calmado a Oded y éste está asimilando lo ocurrido al ver el escenario. El Capadocio, aun consciente del peligro que conlleva, busca una antorcha, de las que protege algún hogar, la toma prestada, y la utiliza para purificar prendiendo fuego al Gangrel Bughuul, que arde como la paja seca.

Meir escribe con su báculo en el suelo arenoso: “Aquí yace Bughuul, ajusticiado por los siervos de Yahvé. Que la paz vuelva a recaer sobre esta sagrada ciudad. AMEN”

En cuestión de segundos solo quedan cenizas y las dagas de Bughuul que las coge Oded guardándoselas como un trofeo por casi morir por ellas.

Oded, mientras tanto usando su Disciplina de Auspex, con el poder que le permite ver emociones “atrapadas” en un lugar o en un objeto. Toca las dagas y restos de Bughuul, cuando ya no son peligro para su piel de vampiro. Y lo que ve es algo que no se esperaba del todo: el Gangrel entra a Jerusalén para alimentare, so hace de un niño inocente y tras hacerlo huye por las calles de la ciudad como un animal acorralado por la reacción de los humanos. No parece haber más maldad en sus actos que la de haberse alimentado hasta la muerte de un inocente cachorro de humano, lo ha hecho por mera supervivencia, no hay ningún maligno ritual ni nada parecido.

Meir ayuda a Oded a regresar al salón de templo, donde este debía encontrarse con sus compañeros. El herido Toreador no es capaz de olvidar el sabor de su sangre y sobre todo de su esencia mientras lo diabolizaba y ahora no es capaz de pensar en otra cosa.

Meir se siente orgulloso de su gran labor como defensor de Yahvé en Jerusalén. Sin duda alguna esta era una prueba de Satanás, una que el Capadocio ha pasado y lo hará con todas las que le ponga por delante, el la voluntad de Dios.


Presentando a Innominat
Cuando están a punto de llegar al palacete del trono, Meir se fija en un tejado cercano y ve la sombra de un pequeño ser agazapado, viste una túnica oscura y su aura es pálida, así que el Capadocio tiene claro que es un vampiro. Porta un espejo con el que le enfoca y tras presentarles Oded, Innominat baja del tejado y lo hace más formalmente y entran en el palacete.

Jacob llega ofuscado, no ha encontrado el Gangrel, pero Oded y Meir explican lo ocurrido y relatan el intenso combate que ha acabado con la muerte definitiva de Bughuul. Mientras  Oded pinta un retrato del difunto Gangrel, para que sus compañeros vean que clase de bestia era Bughuul.

También es el momento de explicar a Meir todo lo acontecido relacionado con la muertes de Amara, Lazarus y Helena. Oded y Jacob cuentan como sucedió todo, desde su punto de vista. Una historia dramática que Meir recibe con tristeza, ya que Lazarus y  Amara eran amigos desde que eran humanos en la lejana Babilonia, estuvieron juntos en el éxodo hacia Jerusalén, fueron abrazados en la misma época y derramaron juntos sudor y lagrimas por reconstruir Jerusalén y el Segundo Templo.

Meir afectado habla del asunto y asevera que el trono de Jerusalén está maldito. Innominat y él hablan de religión y el Assamita afirma que en el pasado uno de los nombres que le pusieron los humanos fue Yahvé. A lo que Meir no puede ser más escéptico, solo hay un único Dios y no se encuentra en la tierra.

El Assamita pregunta por qué han quemado el cuerpo de Bughuul, a lo que Meir responde que era un ser que debía ser purificado y el rebaño debía ver sus restos. El Matusalén Assamita explica que podía haber averiguado mucho con una gota de sangre suya. Oded muestra sus ropajes manchados de la sangre del Gangrel e Innominat, a solas, haciendo un sencillo ritual de hechicería Assamita, averigua que era de octava generación, no estaba vinculado a ningún vampiro y se remonta a tres linajes anteriores, con nombres impronunciables de las estepas del lejano y bárbaro norte.

Innominat reconoce al buen trabajo de ambos vampiros y pregunta por las señales que se están sucediendo en Jerusalén, el calor infernal, las plagas de insectos, la paranoia del pueblo … Oded opina que no son señales del Diablo, nada que tenga que ver con el Maligno. Jacob pregunta si jugarían a un león por comer una gacela, las ley de la selva. A lo que Innominat responde: -Somos vampiros, todos nos regimos por las mismas tradiciones ancestrales y debemos cumplirlas o ser ajusticiados por ello.- 


La firma  
Por fin llega el gran momento de explicarle a Meir el sistema del nuevo gobierno, en el que Innominat será el Príncipe y Jacob, Oded y  él pertenecerán al consejo, presumiblemente ampliado por Liezer si es que cambia de parecer.

Meir lee el pacto y está de acuerdo en firmarlo, aún nostálgico por la muerte de sus amigos, le hubiera gustado ver la firma de Lazarus y de Amara en este documento, pero piensa que los planes de Yahvé son misteriosos y sólo el conoce la verdad de los mismos.

Innominat es el primero en firmarlo, después Jacob con una X, ya que no sabe escribir, Oded y por último y con lagrimas de sangre lo hace Meir. Ya hay oficialmente establecido un nuevo gobierno en Jerusalén.

Acto seguido el grupo de vampiros se pone con los preparativos de la Coronación de Innominat, el noveno Príncipe de Jerusalén, contando la Regencia de Helena. Comienzan a enumerarle al nuevo Señor de la ciudad todos los vampiros relevantes de la zona, para los cuales Innominat redactará en persona una invitación para su Coronación.

- Cyra, La Princesa de Persia, Antigua Ventrue Sire de Amara, a la que pide preferencia de alimento.
  Kayhana, Embajadora Assamita Persa
- Elsh, anciano Toreador,  Arquitecto de Templos de Jerusalén
-    Abraham, anciano Capadocio Sire de Meir
- Bactria, neonata Toreador chiquilla del difunto Lazarus
- Auset, Hechicera Setita Sire de Liezer, enemiga del clan
-     Bintanat, Antigua Brujah Sire de Helena
- Kothar, anciano Nosferatu del valle de Hinnom
  
En las invitaciones Innominat, recuerda que en la ceremonia estará prohibido el uso de las Disciplinas, y que cualquier agresión a los presentes será igualmente castigada con la muerte definitiva. Nadie saldrá herido y se dejarán reyertas personales fuera, ya que todos sus invitados serán protegidos por él y su corte. Al mismo tiempo las hace extensibles, por si quisieran invitar a alguien relevante.


Preparativos
La coronación será en dos semanas, tiempo para preparar todo lo necesario.  Innominat pide a Jacob, como experto Maestro cantero, que le esculpa el símbolo de su nombre en piedra. El Nosferatu buscará una cantera cercana y con sus propias manos esculpirá tres sellos de piedra, dos a ambos lados del trono, bien visibles y llamativos y otro más pequeño y detallado en lo alto del trono.

Oded utiliza este tiempo de tranquilidad para curar sus graves heridas, ya que requieren una gran cantidad de sangre y tiempo para sanar lo hace entre su rebaño, los agricultores de el asentamiento, que ahora son los que curan a Oded y no al contrario. Innominat pide al Toreador que consiga un músico para que amenice la velada, por ejemplo un trovador o un flautista. Oded no sabe ni por dónde empezar, ya que a pesar de ser Toreador no tiene ningún tipo de lazo con los artistas de Jerusalén. Recurre a su rebaño y este le sugiere a un trovador que conocen. Oded utilizando su presencia lo engatusa para que venga la noche de la coronación y toque para la corte vampírica, pero lo hará de una forma especial, ya que entre Oded y Jacob construirán un pequeño claustro de madera con aberturas superiores para que se escuche la música por toda la sala, pero él sea ajeno a lo que en ella ocurra. Dicho y Hecho , Jacob lo añade a sus obras en el salón del trono y dedican todo el tiempo posible para que todo esté listo esa noche.
 
Sello de Innominat
Jacob, termina su trabajo de cantera y recuerda porque era un Maestro cuando fue humano, le ha quedado un trabajo extraordinario. Los sellos son de una calidad sublime y el claustro para el trovador, a pesar de ser de madera y no se su especialidad, le ha quedado muy curioso. También tiene tiempo para adaptar los escalones del trono a las cortas piernas de un niño, Innominat tiene el cuerpo de un infante de diez años. Además de instalar unos cojines de forrados de terciopelo rojo para que el Príncipe este acomodado sin quedar ridículo. Todo un detalle que el Nosferatu ha hecho sin consultar y que Innominat recibirá con agrado la noche de su coronación.

Innominat escribe personalmente las invitaciones para cada uno de los vampiros que quiere que asistan, lo hace en el idioma que cada uno pueda comprender correctamente y si es posible en su lengua natal. Ordena su envío, supervisa los preparativos y selecciona a tres
doncellas del su asentamiento de su rebaño que se encargarán de servir la Vitae de animal durante la ceremonia, a excepción de Cyra que cómo Ventrue necesitará beber un tipo de sangre especifica, que le comunicará en secreto a su anfitrión.

También pide instalar dos banderas con el símbolo Assamita a ambos lados del trono, para que quede constancia del clan al que pertenece y lo orgulloso que está de ello.         

Umaskal será quien presente a los vampiros que vayan llegando y protegerá el lugar para que no haya conflictos, Innominat le insiste en que el mensaje de no agresión quiere bien claro sobre todo para Cyra, Bintanat, Elsh y Bactria, que pueden ser los que mayor problema tengan para cumplirlo.

Meir el sacerdote Capadocio con el beneplácito de Innominat decide contactar personalmente con el Espectro, ese misterioso guardián que protege al gobernador de día y de noche y aparentemente es un vampiro, su aura le delató durante el juicio del gobernador Bagohi. Llega a él con ayuda de su influencia entre los sabios de la corte que le dan acceso a la vivienda del propio gobernador donde consigue un encuentro con el Espectro mientras Bagohi duerme en la habitación de  alado.


El Espectro, Assamita
El Espectro
El encuentro sucede de noche, arropados por las sombras, y los vampiros hablan en susurros. El Espectro es un hombre de pocas palabras, en toda la conversación no se quita el tosco casco que hace que su voz suene metálica y misteriosa.

Meir se presenta ante él para transmitirle saludos del nuevo Príncipe de Jerusalén, Innominat del clan Assamita, que será coronado en un par de semanas. No sale en tema de si debe o no acudir, pero Innominat prefirió no invitarle a la ceremonia ya que no quiere problemas con alguien que es protector del justo gobernador de Jerusalén, Bagohi.

El Espectro cuenta que lleva diez años con el gobernador, por eso no se ha presentado al nuevo Príncipe. No pertenece a esta corte, es muy anterior a ella. Se presentó al Príncipe Tattenay, de su clan Assamita, esto le da derecho sobre las Tradiciones ya que lo hizo su antiguo a pesar de encontrarse actualmente muerto. Nadie sabía de esta presentación, fue un acuerdo secreto al que llegó El Espectro con el Príncipe Tattenay  a su llegada, y ambos respetaron el silencio.

Nada dice sobre su cometido más allá del evidente. Tampoco hablará sobre su señor ni su procedencia, aunque puede ser evidente que su acento es Persa. Meir presenta su gracia al misterioso vampiro diciéndole que si protege a un hombre de fe es alguien bueno para él y para Yahvé.

Un encuentro breve pero fructífero, ya que Meir se da cuenta de que el Espectro ha querido dejar clara su posición y no parece querer influir en la política de la ciudad, más allá de la protección del Gobernador. El sacerdote Capadocio cuenta el encuentro a Innominat y este está satisfecho con él.


La Coronación
Han pasado las dos semanas de intenso calor y moscas. Todo está listo para el gran momento, la Coronación de Innominat, Príncipe Sumerio del clan Assamita y hechicero caldeo.
 
Escudo del Clan Assamita


Antes de comenzar Oded ha presenciado al trovador que ensimismado con él hace todo lo que el Toreador le pide, introduciéndose en el habitáculo que han construido para él. Allí hace una prueba tocando su laúd y cuando comienza a tocar su música deja bastante que desear, desafina y no es nada brillante, más bien un aficionado con mucha ilusión. El Príncipe pregunta a Oded si esta es la música que se escucha ahora, y el Toreador le confiesa que toca muy mal, que no le había escuchado hasta ahora. El Príncipe ordena que lo echen y Oded con su presencia solo tiene que pedírselo amablemente dándole las gracias y diciéndole que ya es suficiente. El trovador se va satisfecho aunque un poco extrañado por irse tan pronto, Oded le dice que es solo una prueba que ya contactarán con él para pagarle.

Innominat pregunta a los presentes si conocen alguien que pueda tocar música, algún ghoul o alguien cercano, Jacob sabe tocar varios instrumentos antiguos, pero su status de Matusalén le impide dedicarse a ese menester en la coronación, así que mejor será que no haya música, así las conversaciones entre los invitados serán la piedra angular de la velada. 

El Príncipe da un pequeño discurso a su consejo aquí presente, y lo hace cuando no ha venido aun ningún invitado. –Quiero tener en la coronación vuestro máximo apoyo en todo. El vuestro y el de vuestro clan. Si hicieras este signo- baja el pulgar de la mano derecha señalando hacia abajo – automáticamente iréis a matar a quien yo indique y será porque ha roto alguna tradición.

Comienzan a venir los asistentes y todos son presentados correctamente por  Umaskal. Posicionándose en diferentes lugares del precioso salón a los lados del trono. Innominat les da las gracias por su asistencia y se presenta formalmente.

Entre los invitados además del consejo al completo están:

Cyra, espectacular Princesa de Persia, Antigua Ventrue Sire de Amara.

Kayhana, la fría embajadora Assamita Persa. Que se sitúa a un lado de Innominat, dando un claro apoyo a su coronación.

Abraham, el cadavérico y anciano Capadocio Sire de Meir, que se sitúa a lado de su chiquillo, se encuentra un poco fuera de lugar. Explica al Príncipe que no suele acudir a estos eventos, pero ha considerado importante ver a su chiquillo en el consejo. El Príncipe se lo agradece.

Bactria, neonata Toreador chiquilla del difunto Lazarus. Llega con semblante muy serio, triste y silenciosa. Se presenta fríamente situándose frente a Cyra.

Bintanat, Antigua Brujah Sire de Helena. Que se dudaba de su asistencia dada la caza de sangre que tenía en Jerusalén y que su enemiga Cyra se encuentra en esta misma sala y la quiere matar. 

Hay cuatro ausencias destacadas, Liezer, el Setita, presumiblemente no desea pertenecer al gobierno y esta parece ser su forma de exponerlo. Auset Sire de Liezer que desaconsejaba a este estar tan cerca de un Príncipe Assamita. Y los ancianos Elsh y Kothar, los vampiros más viejos de Jerusalén, tendrán sus razones para no asistir, pero está claro que es una falta de respeto ante el nuevo Príncipe de la ciudad.

Princesa Cyra de Persia,
Ventrue Sire de Amara
Oded intenta acercarse a Bactria y esta le rehúye, situándose cerca de Bactria, que no le quita ojo por si las moscas. El Toreador permanece entre ambas para que no se les ocurra hacer nada. Bactria está ante la asesina de su Sire Lazarus y eso es algo difícil de olvidar.

Meir y Jacob se van presentando a los que no conocen. El resto de invitados bebe sangre y permanecen cordiales ante los presentes y muchas son las miradas del consejo hacia Bactria, Cyra y Bintanat. Al parecer ni Cyra, ni Elsh, ni Bintanat muestran ningún tipo de emoción.

En un momento dado Jacob se separa de Meir y se acerca a Cyra, la Ventrue mira por encima del hombro al Nosferatu y este le dice regalar un presente y le da algo. Algo que ella horrorizada suelta rauda y cae al suelo. Es una uña negra y afilada. Jacob se hace el tonto cuando Innominat le reprende con una mirada de reprimenda y Cyra está muy ofendida con el detalle tan asqueroso que ha tenido el Nosferatu con ella, de un pordiosero Nosferatu que vas a esperar, piensa para sus adentros.


El discurso
A las doce de la noche Innominat da su discurso de coronación.
Bintanat, Brujah Sire de Helena

-En primer lugar quiero agradecer la asistencia a los presentes y dejar constancia de que quien no ha venido siendo invitado tendrá severas consecuencias.

Soy Innominat, del clan Assamita, con el apoyo del consejo tomo posesión del trono de Jerusalén. Hay muchos asuntos sobre la mesa, pero todos serán tratados a su debido tiempo según su importancia.

No soy un juez, soy un sirviente de las leyes de Caín.  Mi consejo son: Jacob, Matusalén Nosferatu, Oded Toreador, y Meir Capadocio. Ellos son los siguientes que más posición tienen en la ciudad después de mi. Son mis ojos y mis oídos en Jerusalén. Si hay hostilidad hacia ellos, la hay hacia mí.

Disfrutad del resto de la noche, aprovechad este momento de paz para limar asperezas entre vosotros y gracias a todos.-       

Los vampiros presentes aplauden el discurso y la mayoría charlan entre ellos mientras beben vitae. Todo parece muy tranquilo. Y Jacob pisa disimuladamente la uña que le dio a Cyra sin que nadie le vea.


Bactria, Neonata de Lazarus
Cae la primera pieza de dominó
Cuando parecía que todo iba bien, la poderosa Cyra comienza a tambalearse y su piel empieza a ajarse por segundos. Envejece a pasos agigantados y cae al suelo mientras atónita se deshace en cenizas que flotan en la habitación ante los estupefactos presentes.

Innominat loco de ira se levanta del trono, en el que estaba sentado y con los brazos en alto grita: -¡¡¡¡Que nadie se mueva!!!!

El Assamita mira a Abraham por si tuviera algo que ver, ya que ha muerto degenerándose como lo haría si un Capadocio la hubiera afectado con poderes altos de su disciplina de Mortis. Por supuesto el anciano dice que el no tiene nada que ver.

Sospechan de las copas de sangre, al fin y al cabo ella era la única que bebía sangre diferente por su defecto. Oded utiliza su poder de Auspex sobre la copa de Cyra y ve a la doncella que le ha servido solo a ella muy preocupada de darle la sangre que era solo suya, pero nada hace sospechar que tenga algo que ver.

Innominat cierra los ojos y crea fuera una tormenta que retumba con truenos y lluvia intensa, que viene muy bien para la ola de calor. Pero lo que el hechicero caldeo quiere conseguir es precisamente un ambiente de peligro en el exterior para que a nadie se le ocurra abandonar la estancia, hasta que se dé con el asesino.

El Príncipe con rallos en los ojos pregunta a Abraham quien ha podido ser. Y el sabio Capadocio explica que es algo maléfico y demoniaco. Innominat saca su espejo de plata y mira el reflejo de todos los presentes, sin ver nada que le llame la atención. Meir comenta con Abraham que ha debido ser una maldición muy poderosa.


Segunda muerte
Mientras todos están observando las cenizas de Cyra e investigan lo ocurrido.  Umaskal cierra todas las puertas para que nadie salga de la sala del trono y cuando todos están centrados en la muerte de Cyra de pronto la cabeza de Bintanat se separa del cuerpo. Bintanat la antigua Brujah, asesina de Amara, la anterior Princesa y Lazarus el asesino de su chiquilla Helena,  ahora se deshace en cenizas ya que el tiempo recupera lo que es suyo.

Ahora ya hay cenizas de dos antiguas en el suelo de mármol del salón del trono de Jerusalén y sobre el cuerpo recién decapitado de Bintanat se encuentra Bactria que estaba al menos a diez metros. En la mano porta una espada y su pose es de guerrera que ha acabado su labor. Cabizbaja se arrodilla y posa su espada en el suelo. Sus ojos cerrados y su actitud recuerda a la de su Sire cuando acepto su castigo por haber matado a Helena.

Meir aparta la espada de Bactria, y la coge con cuidado apartándosela por si le diese por seguir con su escabechina. Jacob se ofusca y desaparece.

El Príncipe pregunta a la embajadora persa Kayhana si ha tenido algo que ver con esto, a priori la facción de Cyra y la suya son enemigas, Innominat cree que la embajadora pertenece a la facción del hermano enemigo de Cyra, Teispes y por eso sospecha de Kayhana. Ésta ofendida no puede creerse que si quiera piense que ha venido hasta aquí para ofenderle de esta forma en su coronación. Por esta ofensa la embajadora poco después pide abandonar la coronación y el Príncipe la da permiso mientras piensa que ha podido matar a Cyra.

Jacob sale de su ofuscación  y empieza a encontrarse mal, algo le duele en el interior de su cuerpo, como si su alma se estuviera rompiendo. Se va desvaneciendo y se encamina al exterior dando una excusa y diciendo que va ver si alguien sospechoso pudiera estás fuera del palacete. Una interrupción de sus compañeros hace que no pueda llega a tiempo y caiga inconsciente de dolor poco antes de atravesar la puerta.

Los presentes están muy nerviosos, no saben que ocurre pero han muerto dos vampiresas poderosas y un Matusalén acaba de caer inconsciente o en sopor… ¿Qué está ocurriendo en esta coronación?

Bactria permanece arrodillada, dócil y aceptando su destino, igual que lo aceptó su Sire, no perece estar viva, parece una pétrea estatua.

Oded se arrodilla ante Jacob y toca su monstruoso cuerpo, para ver con psicometría si algo especial le ha ocurrido hace poco y así poder arrojar algo de luz sobre el misterio. Y lo que el Toreador ve a continuación congela su alma:


Pacto en el cruce de caminos
Jacob va al cruce de caminos que le indicaba la carta y tras un misterioso encuentro secreto en el que El Señor de la vivienda Celestial no muestra su cara, sin irse por las ramas va al grano.
 
Topografia de Jerusalen

Con mucha amabilidad y devoción por Jacob, el enigmático encapuchado le pide su alma cambio de acabar con el problema de su enemigo. No da más detalles ni dice cuando lo hará. Las moscas revuelan alrededor del extraño durante toda la conversación, parece no molestarle en absoluto, puede incluso que se muevan al son de su lenguaje corporal.

Está dispuesto a demostrarle su poder acabando con un ser a su elección. Le da una de sus largas uñas negras y explica que si dice el nombre de quien quiera asesinar y se la entrega a continuación durante esa misma noche, el ser morirá irremediablemente en ese mismo instante.

También le recuerda que si le preocupa el asunto de perder definitivamente su camino en senda espiritual, él le ofrece caminar por otra dónde cada paso será un auténtico regocijo y no un sufrimiento, cómo hasta ahora.

-Puedes hablar de mí si lo deseas, soy el Señor de la vivienda Celestial, uno de los Ángeles creados por Dios, aquel que va a ayudarte a retomar tu verdadera senda. Y no, no todos los Ángeles somos cómo las historias nos describen, algunos somos menos ortodoxos.- Explica el encapuchado mientras sonríe.
 
El Señor de la vivienda Celestial


Jacob sonríe y acepta, le da su alma a cambio de acabar con su némesis y seguir un nuevo camino. El encapuchado le explica que no se apresure que pruebe primero el regalo que le ha otorgado, no siempre se tiene la oportunidad de acabar con alguien, así de la noche a la mañana.

Se despide de él y solo verá tras su capucha sus ojos rojos color sangre y su sonrisa de dientes afilados,  mientras las moscas revolotean alrededor de ambos personajes creando una macabra banda sonora. –Nos veremos- puntualiza mientras los enjambres de moscas zumban entre ambos seres.

Tras esta visión Oded saca una estaca y decididamente empala a Jacob, ante la sorpresa de todos los presentes. El Toreador explica a Innominat  lo que ha visto y el Príncipe Assamita le da la orden de ir a buscar a Kayhana la embajadora persa, y éste lo hace raudo.

Meir utiliza su cayado y empala a Bactria, ante el peligro de que pueda hacer daño a alguien más. Ahora hay dos no-muertos fallecidos y otros dos empalados.

Kayhana la embajadora aparece con Oded no mucho después y tras las disculpas de Innominat le explica que ya sabe quien ha sido. –La verdad es la respuesta. Aquellos que lo merezcan serán castigados- concluye en Matusalén Assamita.

Meir desangra a Bactria para que esté más débil cuando le quite la estaca para su juicio. Innominat ordena desempalarla y Meir obedece mientras está alerta con la espada de la en la mano Toreador. El Príncipe niño pregunta a Bactria: -Sabias las consecuencias de tus actos ¿verdad?- el semblante del Assamita es de seriedad absoluta. Bactria muy orgullosa levanta la cabeza, y con los ojos llorosos de sangre explica: -Mi Sire fue la única persona que me dio una oportunidad. La he matado por venganza. El se sacrificó por lo que creyó justo, yo también lo hago y me siento orgullosa de hacerlo.- Una lagrima de sangre recorre la mejilla de la bella Bactria. El Príncipe satisfecho le dice –creo que has hecho lo que debías, ahora yo debo hacer lo que debo hacer-  y a un gesto de Innominat Meir decapita a la neonata sin compasión alguna, los que rompen las leyes deben pagar, quien a hierro mata a hierro muere. Los restos de la Toreador no envejecen, ya que apenas tenía unos meses de no vida. Su cabeza rueda hasta llegar al centro de la habitación, donde se encuentra Jacob empalado, parece que ahora le toca a él.

Oded desangra a Jacob y todo el suelo del salón del trono se mezcla de sangre de neonata Toreador y de Matusalén Nosferatu, paradójicamente dos de los clanes más viejos de Jerusalén. Innominat pregunta a Kayhana la embajadora si puede inmovilizar de alguna forma a Jacob, ya que cuando lo desempalen puede intentar huir ofuscado o defenderse con una potencia descomunal. La Assamita da la idea de que le despierten pero no lo desempalen, que con gran esfuerzo pero puede articular palabras sin hacer acciones peligrosas. Así lo hacen y Oded lo despierta con un sopapo.

Jacob empalado y agarrado por Oded, tiene a Innominat justo enfrente que le pregunta contrariado: -¿Por qué mataste a Cyra?- a lo que Jacob, sediento de vitae y de venganza responde: -Se lo merecía- Innominat pregunta de nuevo al Nosferatu: ¿Quién te dio la uña?- y este responde El Señor de la Vivienda Celestial. Y en ese instante de un respingo Meir dice en alto y pensativo - Belcebú, el Señor de las Moscas …- Innominat concluye su interrogatorio:  -¿sabes algo de él? Y Jacob responde negando con la cabeza y sonriendo maléficamente.  El Príncipe Assamita introduce los dedos en la base del cuello del Nosferatu y le arranca la columna vertebral de un tirón seco. Durante un instante la agarra con la cabeza de Jacob en lo alto e Innominat la eleva como si fuera un trofeo. Al siguiente instante todo el cuerpo de 600 años del Nosferatu se transforma en cenizas que se mezclan con la sangre del suelo y las otras cenizas de las muertes anteriores. Junto con las cenizas de Jacob una pequeña nube negra y viscosa da unas vueltas por la habitación y se introduce en el suelo desapareciendo por completo. ¿Qué era eso? ¿Su alma? ¿su maldición? … Meir asegura que no era su alma, que era algo maligno del Infierno.

De nueve vampiros que habían acudido a la coronación, cuatro han recibido la muerte definitiva. Sin duda será una ceremonia recordada durante siglos. Muertes, sangre de Matusalén, venganzas, ajusticiamientos, almas   

Innominat expone orgulloso: -Bien, Bactria la chiquilla de Lazarus ha vengado la muerte de su Sire y ha sido ajusticiada por ello. Deuda saldada. Cyra asesinada por Jacob, un Infernalista encubierto y ajusticiado por mí. Espero que esto sirva de ejemplo-

Meir recuerda –Se ha mencionado a Belcebú.- E Innominat responde tajante: -Ningún Infernalista permanecerá en nuestro dominio por más tiempo, será apresado y ajusticiado. Limpiar esta basura y llevarle los restos de Bactria a Elsh, con mi molestia por no haberse dignado a venir a la coronación- Oded recoge los restos  de la neonata de su clan, el se encargará de dárselos a Elsh.

El Príncipe Assamita saca el pacto firmado con el consejo y de pronto se prende en llamas delante de todos los presentes, desapareciendo en un fogonazo azul. Innominat explica: -Jacob ha roto su palabra y el contrato queda inhabilitado, ya ha pagado su precio por ello. No habrá consejo por el momento-

Meir asegura que el contrato no importa, que su palabra es lo importante, y juraron luchar por el bien de Jerusalén juntos, y será lo que hará, con o sin pactos. 

El Príncipe expone a los presentes -La prioridad absoluta ahora es acabar con el Infernalismo en la ciudad.-

Termina la inolvidable coronación y cada cal vuelve a sus refugios, en la sala del trono, están ahora Innominat el Príncipe y Kayhana la embajadora, ambos Assamita. El Príncipe le comenta –Me gustaría que informes a tus superiores de la verdadera situación de Jerusalén, tu lo has vivido hoy. El Infernalismo ha hecho su aparición y deberán tenerlo en cuenta si quieren erradicarlo, se que el clan es enemigo de los Baali y debemos combatirlos juntos. Tenedlo muy en cuenta. Espero que lo transmitas correctamente-  Kayhana asiente y concluye –Descuida para eso  estoy aquí, sabrás del clan- y se despide para partir hacia Persépolis. Parece que el calor remite y las moscas poco a poco se van de Jerusalén… todo vuelve a la normalidad, ¿por cuánto tiempo?.