El resurgir de Yehud
Tercera parte:
El Señor de la vivienda Celestial
(Mediados del 400 a.C.)
Contactos iníciales
de Innominat
A la embajadora Kayhana de
Persia,
En primer lugar reciba mi más
cordial saludo. Usted no sabe quién soy yo, pero yo sí que he oído de usted.
Dada su elevada posición en
el mundo nocturno persa y al clan que ambos compartimos, pensé que sería una
gran idea mostrarle mis respetos en persona y por supuesto tener conversaciones
fructíferas de cara al futuro político del clan.
No le voy a engañar, dada mi
avanzada edad y mi largo letargo, estoy aun poniéndome al día de los
acontecimientos actuales y de la situación con la que voy a tener que lidiar
cuando me decida a entrar en Jerusalén.
Se preguntara que tiene esa
ciudad de especial... pero el caso es que yo también me lo pregunto. Lo único
que sé es que algo importante me espera allí y he de ver de qué se trata.
Si le parece bien, sugiero
Damasco como lugar de encuentro dentro de 15 noches. Mi antiguo templo, ahora
en ruinas aun se puede localizar al sur a las afueras de la ciudad donde las
dos grandes Dunas se juntan.
Podre contarle algo más sobre
mi historia y el pasado de esa ciudad si es que esos asuntos son de su interés.
Atentamente:
Innominat
P.D: Disculpe si mi
vocabulario es algo difícil de entender, los idiomas cambian sutilmente con el
paso de los años y como le dije, aun estoy poniéndome al día.
A Cyra de Persia:
A la señora de la noche de
Persia,
Le escribo esta carta con el
fin de un acercamiento político beneficioso para ambos. Ha de saber tres cosas
sobre mí, al menos para que sepa qué clase de vástago le escribe.
Sé en qué posición se
encuentra, antaño yo estuve en esa misma posición (aunque ha pasado mucho
tiempo desde entonces)
A pesar de mi largo letargo,
soy alguien muy viejo y muy sabio. Tenerme de su lado la beneficiaria en ese
sentido, soy del clan Assamita pero al menos hasta el momento no estoy
inmiscuido en la red política del clan. Aunque la relación con mi gente goza de
buena salud.
Nunca miento. Jamás.
cualquier acuerdo que pacte conmigo se seguirá a rajatabla.
Una vez habiéndome brevemente
presentado entrare en faena si le parece.
Se lo sucedido en Jerusalén.
El trono está vacío y usted, siendo Ventrue en una zona mayormente Assamita,
por mucho derecho de sangre y de legado que posea, influir en la zona más
alejada de la capital dentro del reino persa le va a resultar difícil. Más aun
con la rebelión de los griegos que acechan las fronteras de su reino.
Mi intención es entrar en el
consejo de dicha ciudad, o incluso postularme como príncipe. Podría hacerlo por
la fuerza, mi clan rodea esa zona y los vástagos de allí no podrían oponerse.
Pero lo considero un ultraje
y una falta de respeto hacia su persona, además de que no me gusta hacer las
cosas de esa manera.
Si usted me diera su
beneplácito, en caso de que mis intenciones lleguen a buen puerto en Jerusalén, tendría un contacto o
aliado poderoso en esa ciudad. Alguien que está en un punto intermedio y pueda
mantener buenas relaciones con griegos, Assamitas y judíos. Tengamos en cuenta
que si Grecia sigue ganando terreno todas estas conversaciones serían poco
menos que papel mojado en pocos años. Yo puedo ser un factor importante para
evitar eso.
Si le parece de recibo,
enviare a mi pupilo Mudji a la capital para que puedan discutir el tema. iría
yo mismo, no se lo tome como una ofensa pero aun estoy poniéndome al día en
muchos temas y creo que mi pupilo se entenderá mejor con usted por el momento.
Esta más actualizado que yo por decirlo de alguna manera.
Sin otro particular, reciba
mi más cordial saludo
Innominat
Respuesta de la
embajadora Kayhana
Anciano Innominat,
Agradezco su contacto. No, no sé quien sois vos y para demostrar que
sus intenciones son amistosas debe demostrar un acto de buena voluntad.
No debe molestarse por esta petición pero debe entender que estamos en
guerra y el enemigo acecha tras cada esquina.
Recibo sus respetos y tras nuestro encuentro decidiré si transmitirlos
a Alamut, allí se decide el futuro del clan.
Primeramente debería exponer cuáles son sus intenciones en Jerusalén.
El clan ha tenido malas experiencias con fallidos gobiernos. Y debería estar alineado
con los intereses del Viejo de la Montaña.
Entiendo por sus palabras que pertenece a la casta de los Hechiceros.
Si es así yo podría ponerle en contacto con una autoridad de esta línea de
sangre.
Damasco puede ser un buen lugar de encuentro dentro de 15 noches,
siempre y cuándo acompañe con vos la muestra de buena voluntad. Si es así, nos
veremos en las ruinas que menciona.
Escucharé con atención las historias que quiera contarme.
Kayhana, Embajadora Persa del clan
Assamita
P.D: Disculpas aceptadas.
Respuesta Cyra de
Persia
Esperado Innominat,
Parece ser qué el
Destino es caprichoso y os pone ante mi cuando más os necesito. En otra ocasión
jamás hubiera confiado en las palabras de un extraño que dice ser tan anciano.
Pero ésta, cómo sabe, no es una ocasión normal.
Si tan sabio es, sabrá
que no es nadie sin las alianzas adecuadas y aquí estoy yo para tenderle la
mano si es que realmente busca lo mismo qué yo.
He dedicado mucho
esfuerzo, recursos y tiempo en Jerusalén para que ahora caiga en manos de un
puñado de aldeanos con aires de grandeza.
He investigado su
linaje, al igual qué me he asegurado de qué las palabras qué escribe son
ciertas. Así que sólo tengo una condición para dejarle ocupar el trono de
Jerusalén cómo aliado mío y es qué ayude a dar muerte a la asesina de mi
chiquilla Amara, anterior Princesa de Jerusalén. Si lo hace, podrá sentarse en
el trono y ser mi aliado hasta qué la suerte nos separe.
Tiene mi beneplácito,
aunque deberá saber que esta elección le postulara frente una facción de su
clan, la de mi difunto hermano Teispes, controlada ahora por alguien misterioso
que no ha dado su rostro a ver.
Veo que es un gran
estratega y un diplomático de primera, no entiendo cómo no pertenece a nuestro
clan, una verdadera lástima.
Si está dispuesto a
entrar en esta guerra, luchare a su lado si demuestra sus palabras con hechos.
Estoy dispuesta a
apoyar su Principado en Jerusalén cómo lo hubiera hecho con mi chiquilla.
Quizás no se haya perdido todo...
Cyra de Persia
Infierno en Jerusalén
Una ola de calor
inusual sacude Jerusalén. Con ella llegan innumerables plagas de insectos.
Moscas y mosquitos acribillan a ganado y mortales. Los Vampiros son ajenos a
las molestias del calor y de los insectos, ya qué éstos no se preocupan en
exceso de los cuerpos de los no muertos. Excepto quizás los Nosferatu, con sus
refugios llenos de mugre y sus cuerpos enfermos son blanco fácil de las plagas.
Mayores, niños y
enfermos sufren la falta de agua y las picaduras de insectos por lo que mueren
por doquier. Es uno de los veranos más calurosos y mortales que los ancianos
recuerdan, sin duda alguna es lo más parecido a un Infierno...
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Mascara de Jacob, Matusalén Nosferatu |
La oscuridad tras la
luz
Jacob había terminado
la máscara para su nuevo aspecto, llevaba noches trabajando en ella y estaba
hecha con una calavera humana recubierta de plata. Como artesano, había
trabajado diferentes materiales en el pasado, también la maleable plata. Cuando
se la coloco sobre su horrible cara se sintió mejor, de alguna forma ocultaba
su expresión, en la que a pesar de su horrible rostro, en ella podía leerse la
desesperación, ya que su alma pendía de un hilo. El Nosferatu acompaño la
máscara con una tunca negra de pies a cabeza y de ese siniestro modo vestido,
salió al exterior. Jacob atormentado por su pérdida de fe en la vía del cielo, estaba
cambiando.
El pegajoso calor había
traído una plaga de moscas que se instaló en el asqueroso refugio de Jacob,
parecía que se estaban comiendo una rata moribunda, pero las moscas no son
carnívoras ¿O sí?. Jacob duda por un momento, quizás sea una especie invasora.
Fuera, en la
superficie, el maullido de un gato moribundo rasga la noche. Un golpe seco y un
chillido acaba con su agonía, al parecer el gato ha saltado desde un tejado
tras una paloma y ha acabado aplastado en el suelo, con sus vísceras esparcidas
por el suelo, casi todos sus huesos rotos y la cabeza del revés. Parece que aún
respira a duras penas, mientras la paloma blanca lo mira desde un tejado
cercano. El gato negro, en su agonía, ve caer una pluma blanca y pura y ésta se
le posa en la cabeza. Parece que durante un segundo ha descansado y en su
mirada ha habido alivio y satisfacción. El gato muere y las ratas callejeras
despedazan su cuerpo mientras las moscas se comen de sus restos, moviendo
grotescamente la piel muerta del animal.
Parece que en sus
entrañas hay algo, una bola de sangre que llama la atención.
Jacob con un enérgico
pisotón en el suelo espanta a todos los insectos y ratas que devoraban al
animal y con una daga con cuidado y sin tocar las entrañas del gato saca la
bola de sangre. es un papel enrollado, seguramente la última comida del felino,
Jacob lo abre preguntándose como lo pudo tragar entero y sobre todo porque los
ácidos de su estomago no lo habían deshecho. Ofuscado y en una oscura esquina
con cuidado lo desenvuelve y hay una carta escrita en hebreo antiguo:
“Anciano Jacob,
Tengo la convicción de asegurar que puedo
ayudarte a terminar la enemistad que tanto te aflige, esa que tienes con el
Vampiro al que llaman el Nazareno.
Por su puesto nadie hace nada por nada y yo
lo haré por un módico precio, que seguro que está dispuesto a pagar, sobre todo
ahora que no hay mucha esperanza en su existencia.
Tras haber caminado por dos senderos de luz
a lo mejor toca caminar por las tinieblas y aceptar su verdadera condición de
Cainita.
Nos veremos, la próxima luna llena en el
siguiente cruce de caminos, entre cuatro sagradas montañas alrededor de
Jerusalén: Al norte Acra, al sur Moriah, al este Bezetha y al oeste Zion.
Ruego mantenga nuestro encuentro en el más
discreto de los secretos.
FIRMADO: El Señor de la vivienda
Celestial.”
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Oded, torturador Toreador |
El Arte del dolor
Hacía mucho tiempo
que Oded no ejercía su Arte. No era una disciplina capaz de efectuarse en
cualquier lugar, ni con cualquier herramienta. Requería que muchos factores se
alineasen y generalmente éstos se daban en los sucios y húmedos calabozos de
las cárceles de cualquier ciudad.
El Toreador se
encontraba profanando uno de los templos del dolor por antonomasia, la sala de
tortura de un carcelero. La civilización hacia poco que recomponía la herida
Jerusalén, pero mientras haya seres humanos, habrá crimen y mientras haya
civilización serán apresados y juzgados. Gracias a estas leyes que se repetían
una y otra vez, daba igual quien gobernase, Oded podía ejercer su arte, el Arte
del dolor.
La cárcel era un
simple caserón pegado a una de las murallas del la zona este de la nueva
Jerusalén, construida sobre los escombros de la anterior. De por sí era un
hosco edificio, sin nada que llamase la atención, nada excepto el sufrimiento,
que Oded era capaz de escuchar, incluso de oler y que habitaba al otro lado de aquellos
oxidados barrotes. Bajo la edificación estaba el corazón insano de la cárcel,
una mazmorra con una serie de puertas de metal a ambos lados guardado por
soldados persas, al mando del gobernador, también elegido, como no podía ser de
otra forma, por el Rey Persa, Artajerjes II, que este mismo año, 400 a.C., designa
a Tisafernes para que asuma el control de todos los distritos de Asia Menor
sobre los cuales Ciro, hermano de Artajerjes, había gobernado antes de su
rebelión.
Los inquilinos de tan
exclusiva posada eran escoria de la peor calaña, asesinos, ladrones, adúlteros
y profanadores de templos. De entre estos últimos iba a ser elegido el lienzo
sobre el que Oded crearía su obra maestra, más que nada porque su Sire era un
Maestro artesano persa, uno muy bueno al que no le hubiera gustado nada que
profanaran sus creaciones y como ahora estaba muerto no podía decir nada, así
que sería Oded seria quien lo hiciera por él.
El Toreador se
paseaba por los mugrientos pasillos como quien lo hace por la corte del rey
seleccionando pareja de baile, observando a los maltrechos encarcelados, muchos
de ellos jamás verían la luz del día y uno en concreto no vería el día de
mañana, ni siquiera a través del minúsculo ventanuco de su celda.
El Toreador al ver a
los guardias, intenta presenciarlos sin éxito y entonces, Oded en perfecto
persa, pregunta con mucha seguridad a uno de ellos quien era el profanador y
qué había hecho, lo hizo sin saber siquiera si había uno en las mazmorras, pero
obtuvo una respuesta positiva; un desagradecido egipcio se había meado en las
escaleras del sagrado Templo de Jerusalén, sería ejecutado al amanecer, por
decapitación, esta es su última noche. El Toreador consiguió entrar a la celda
y allí estaba el afortunado, encadenado a la pared, esperando su destino.
Con cuidado ante la
atónita mirada del pobre infeliz que allí yacía preso, Oded comenzó a sacar sus
pinceles y útiles para pintar, incluido un enorme lienzo que montó en el centro
de la celda. Junto a sus pinceles comenzó a ubicar sus herramientas de tortura,
clavos, martillos, cuchillos, hierros torcidos. –No sé si llegarás a mañana, pero desearás morir hoy.- susurró Oded al
temeroso condenado-
Durante horas
despellejó, quemó, rajó y martilleó al pobre desgraciado, saciando así sus más
profundos instintos y pintando después con su sangre un cuadro singular de muy
buena calidad artística, donde el condenado veía reflejado en el lienzo sus
últimos estertores de vida.
Oded salió de allí
saciado, como quien sale de una comilona tras haber ayunado durante días. La
sonrisa que dibujaba su cara era un poema y bajo el brazo su creación, su
instantánea del puro dolor más profundo e inhumano, el cuadro que había pintado
con la sangre del condenado, en la que se podía contemplar un infierno de
dolor.
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Arkhan, el negro, Ghoul de Liezer |
Las calles de Liezer
Liezer el Seguidor de
Set poco después de ser creado, mientras era adoctrinado en Tebas, la vieja
capital de Egipto, se fraguó cierta Influencia en los barios bajos. Allí se
movía como pez en el agua, el crimen, mercado negro, peleas por territorios,
asesinatos por la espalda, esa era su vida.
Cuando vino a Jerusalén
solo era un montón de escombros, y así siguió durante décadas, hasta que por
fin la ciudad ha comenzado a resurgir, y con ella las calles y los barrios,
entre ellos el más desfavorecido. Allí estuvo Liezer desde el principio,
conociendo a los malhechores, a las prostitutas y a los peores asesinos la zona.
Tras años en el barrio ha adquirido la influencia que antaño tuvo en Tebas. Las
malas gentes de los bajos fondos lo conocen y respetan a él y a sus hombres,
encabezados por Arkhan el Negro.
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Shalva, Prostituta, contacto de Liezer |
Una prostituta
llamada Shalva, es la que mueve a las mujeres de mala reputación por el barrio,
con su trabajo se enriquece y gracias a ellas sabe todo lo que ocurre en
Jerusalén. Sus prostitutas pueden mover hilos para conseguir casi cualquier
cosa en los bajos fondos. Su nombre significa serenidad y eso es lo que aporta
siempre que está cerca. Tiene un porte de fuerza que muchos varones lo
quisieran. No es una mujer muy mayor, ni muy sabia, pero la vida la ha curtido
en mil batallas y ha hecho de ella una superviviente.
Shalva informa a
Liezer de que una tal Bintanat de Grecia se ocultó en el barrio unas noches, y
la vieron hablar con su hija a la que llamaba Helena, una mujer de alta
posición. En una de esas conversaciones la madre le dijo a la hija que debía
ganarse tu confianza para ponerla en contacto con su abuela, para algún asunto
de estrategia militar entre Egipto y Grecia contra Persia. La mujer no entendía
la información pero al dársela a Liezer este supo que la Sire de Helena le
pedía que se aliase a él, para que la Sire de Liezer, Auset de Tebas, tuviese
una alianza con Bintanat la Brujah que ha matado a la Princesa Amara y a
Lazarus, vengándose por la muerte de su chiquilla Elena.
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Liezer, Seguidor de Set |
Arkhan el negro,
ghoul de Liezer, le informa de un tipo misterioso que ha llegado a las
callejuelas de los bajos fondos. No tiene buen aspecto, parece un tanto bestial,
el diría que es un Vampiro.
Por petición de
Liezer, Arkhan y el investigan la llegada del extraño y sus hombres les
protegerán armados con antorchas en llamas a una distancia prudencial. Liezer investiga
el asunto mientras Arkhan vigila sus espaldas, y el setita descubre una casa
donde una madre llora porque un extraño visitante ha robando a su niño. Siguen
el rastro y ven el cadáver del pequeño, alguien ha devorado su cuello y se ha
bebido hasta la última gota de su sangre. El Ghoul de Liezer, pregunta a su amo
que hacer y este decide seguir buscando al vampiro.
Las conclusiones a
las que llega Liezer tras su investigación por el barrio bajo es que el
extranjero es un vampiro Gangrel, llamado Bughuul, y deambula por la ciudad,
sin aparentemente saber de las tradiciones ya que revela su condición ante un
grupo de perplejos humanos que ven como se transforma en lobo. Este encuentro
ocasiona cacerías nocturnas del pueblo que con antorchas y horcas buscan a
Bughuul, el que se lleva a sus niños y esto sin duda dificulta la caza de los
vampiros en la ciudad.
Liezer ordena a
Arkhan que pida a Shalva que busque el refugio de Bughuul el Gangrel, con mucho
cuidado y que lo tengan localizado para él.
|
Innominat, Matusalén hechicero Caldeo, Assamita |
Verdades en las
catacumbas
Kayhana, la madre
tierra en persa, del clan Assamita, embajadora del reino, estuvo en la
coronación de Amara en Jerusalén. Ahora ha sido convocada por un misterioso y
anciano vástago llamado Innominat, que dice ser de su clan.
Han iniciado contacto
por medio de correspondencia por iniciativa de Innominat. En ella la Assamita dejó claro que no se
fiaba de cualquiera y que en su encuentro debería demostrarle su buena voluntad
hacia el clan Assamita.
Ahora se encuentran
cara a cara en la noche, en el interior de unas viejas ruinas a las afueras de
Damasco, ruinas de lo que antaño fue un gran templo dedicado al
Dios...Innominat.
Kayhana llega sola y
su actitud es distante, no se fía del desconocido que dice querer tener buenas
relaciones con sus hermanos de clan y está extrañamente interesado en
Jerusalén, algo que la Assamita no comprende.
La embajadora se
presenta fríamente y escucha las palabras de acercamiento del aparente
|
Kayhana, Embajadora Persa, Assamita |
frágil
niño: -Entiendo tu desconfianza hermana
de clan. Tengo varias pruebas de buena voluntad, como vos las llamáis. ¿Os las
expongo?- Kayhana responde con
semblante pétreo. –No es necesario, elija
la que crea oportuna- e Innominat continua –Supongo que conocéis la hechicería
Assamita, iremos a un lugar donde no podremos mentir, ¿le parece correcto?-
La embajadora asiente extrañada.
Guiados por un
esbelto guerrero llegan a las catacumbas de un antiquísimo templo del que no
quedan más que las ruinas de lo que una vez fue. Es inmenso y la escritura
sumeria adorna las viejas piedras. A la luz de las velas el sirviente de
Innominat les deja a solas tras una reverencia.
Ambos Assamitas se
sientan en sendos asientos de piedra, cara a cara. Y el inocente niño explica a
la bella embajadora que ambos tendrán su propio turno de preguntas que deberán
ser respondidas con la verdad, aunque también se puede no responder si la
pregunta no puede contestarse.
Innominat invita a
Kayhana a comenzar sus preguntas, cuya oferta declina amablemente, ha venido a
escuchar. Su fría mirada denota desconfianza ante el pequeño Assamita, quien
respeta su silencio y comienza a hablar con voz enérgica.
- Antes que nada quiero dejar constancia en este
encuentro que un miembro de nuestro clan ha intentado diabolizarme. Su nombre
es Aleatsh, es de la casta guerrera. Me despertó mi letargo e intento
succionarme el alma, de no ser por su chiquillo Mudji que me salvó, ahora no
estaríamos hablando aquí.– Tras aclarar este tema se alza y de pies con gesto
altivo y voz de niño explica firmemente:
-Soy Innominat, de la casta hechicera, Matusalén de la
antigua Mesopotamia, hubiera ido en persona a Alamut, pero he considerado más
importante aprender de esta era y saber de la civilización actual.
Siempre digo la verdad, nunca miento. Conozco la
situación actual en Jerusalén y sé de el consejo que actualmente sobrevive en
la urbe. Me he presentado a Cyra de Persia y podemos tener puntos en común.
Conozco de la facción enemiga de Cyra, los Assamitas de Teispes, su hermano
humano. Y opino que nosotros como clan Assamita no deberíamos tomar ninguna
mala decisión que nos enfrente a Cyra, la Princesa Ventrue de Persépolis.
Mi objetivo es formar parte del consejo de Jerusalén y
conseguir poder en la región para ayudar a estructurar la dañada civilización
de la zona. Soy un vampiro con cordura y espero que mi clan me deje manejar la
situación a mi manera.
Goberné Mesopotamia durante siglos y puedo gobernar en
Yehud para traer el orden a la región.- Mientras dice esto, con una pequeña daga
enjoyada se raja la mano y sangra en una copa, ofreciéndosela a Kayhana, la
embajadora persa. –Con esta sangre podéis
trazar mi linaje y así veréis que mis palabras son ciertas.- Kayhana unta
un pañuelo en la copa y se lo guarda.
En niño Dios
concluye: - Lleva mis respetos a Alamut y mi apoyo hacia Cyra de Persépolis,
Persia, máxima mandataria de Persia. Lleva también mi consejo de no enfrentarse
a ella y ganársela como aliada, también quiere el bien de Persia, como el clan
Assamita.
La embajadora
Kayhana ha escuchado atentamente y le
explica a Innominat -Las cosas han
cambiado mucho, ya no se hacen como antaño, no nos exponemos tanto a los
humanos como antes, ya no somos deidades a las que adorar, eso quedó atrás, y
es peligroso retomar esa senda, no solo para vos, sino para todo el clan,
desaconsejo dicha práctica, aunque es libre de seguir la religión que considere
oportuna.-
Innominat lo entiende
y Kayhana se muestra fría en todo momento. La mujer promete contactar con su
superior en Persia y arreglarles un encuentro.
La embajadora afirma
que tendrá noticias cuando sus superiores lo estimen oportuno. Le aconseja que
de momento no actúe en nombre del clan, si no en nombre propio y personal.
Ninguna decisión política ni táctica será respaldada sin el apoyo de Alamut.
Kayhana se despide y
se ofusca desapareciendo en silencio absoluto. Innominat, su fiel ghoul Umaskal y toda una caravana de varias familias nómadas
se encaminan hacia la sagrada Jerusalén.
Asuntos del nuevo
gobierno
El consejo de
Jerusalén es ahora quien tiene la responsabilidad de nombrar un Príncipe. Tras
mucho discutir deciden que deberían gobernar como un consejo, para que la
responsabilidad del mismo no recaiga solamente sobre una persona y así ser más
fuertes.
Reunidos Oded, Jacob
y Liezer, miembros del antiguo consejo deciden disolverlo y ser una alianza de
gobierno, lo llaman la Triple alianza, ya que Liezer no desea entrar en dicho
grupo, el será aliado y se moverá por los bajos fondos, como lo había estado
haciendo hasta ahora.
Deciden que las responsabilidades de cada uno de los tres
serán:
- Jacob será el
responsable de cloacas y barrios bajos
- Odded de la
política vampírica
- Meir de religión,
arte y saber
Tras aclarar este
punto, ponen encima de la mesa hablan sobre la Venganza de Cyra, donde les ha
amenazado con que encuentren y ajusticien a la asesina de Amara o será ella
quien los asesine a ellos.
Lo que cada uno de
los cuatro vástagos piensa de este tema:
- Jacob: Ganarse a
Bintanat para matar a Cyra
- Liezer: Lo mismo
pero antes consultar con su Sire.
- Oded y Meir:
haceros con Jerusalén, buscar alianzas y no ceder al chantaje de Cyra.
Jacob propone
desmantelar el maldito trono, ya que ninguno de ellos se va a sentar nunca y a
Oded se parece bien.
Jacob, el Nosferatu
propone enviar una carta a toda la corte de Jerusalén y aledaños para presentar
al nuevo gobierno. Oded escribirá la carta, como toreador culto puede hacerlo
sin problemas.
Liezer habla al
consejo de la llegada del Gangrel que se ha alimentado de un niño en su área de
influencia. Cuenta también como se ha transformado en un perro.
El consejo habla del
Nazareno, enemigo de Jacob, del que no se sabe nada desde que le declararon la
caza de sangre durante el principado de Helena, La Regente Brujah.
|
Umaskal, ghoul de Innominat |
La llegada de
Innominat
Tras dejar a su
pueblo nómada a las afueras de Jerusalén y encargarse mágicamente de que la
temperatura en esa zona es adecuada para no morir asfixiados por la ola de
calor y puedan vivir cómodamente cerca de una fuente de agua. Innominat y su
ghoul guerrero Umaskal se
dirigen hacia Jerusalén, la capital de la provincia de Yehud, satrapía de
Persia.
Atraviesa las murallas y camina por la ciudad
iluminada por la luz de la luna, es un lugar sencillo, construido en una
colina, y de un tamaño menos imponente que las ciudades de antaño. Lo más
llamativo, además del bochornoso calor y la cantidad de insectos y ratas que
hay por las calles es el gran Templo de Jerusalén. El segundo reconstruido
recientemente con mucho esfuerzo y sudor por parte de generaciones de judíos.
De él proviene esa gran fe al Dios Yahvé que ahora siente por primera vez
Innominat, es real, igual que los Dioses de la antigüedad. La construcción es
de un estilo excesivamente elaborado para lo que el niño conoce.
Tras conocer la ciudad decide ir a la zona de
la ciudad más adinerada, donde las casas sean de mejor calidad y vivan los que
son algo en Jerusalén; Artesanos, corte, gobierno, le gustaría encontrar a
algún vampiro ya que supone que de estar en algún lugar lo harán en la zona más
cómoda para vivir y cazar. Todo está tranquilo y los soldados persas caminan en
parejas por la urbe, pero nada llama la atención del Matusalén Assamita.
Innominat decide probar suerte en el barrio más desfavorecido donde atrae las
miradas como las moscas a la miel. Es un niño de unos diez años, muy guapo, con
el pelo rubio y muy largo, podría pasar por una niña de buen ver. Vestido con
una llamativa túnica de colores claros. Nadie deja de girarse cuando pasa.
El lugar es horrible, los cuerpos de cadáveres
se apilan en las esquinas, han muerto de calor y las alimañas se comen sus
restos. Criminales y maleantes clavan sus ojos en los dos extraños, ya que su
ghoul Umaskal tampoco pasa desapercibido, sus ropajes extranjeros y muy
cuidados hacen que huela a dinero. El guardián agarra fuerte su espada por si
hubiera que utilizarla, en guardia, mirando hacia todos lados mientras
Innominat busca rastros de vampiros.
Alguien les está siguiendo y cuando la pareja son
conscientes ha desaparecido en las sombras. Es Arkhan el negro que raudo va a
alertar a su señor Liezer, el Seguidor de Set. Irrumpe una reunión del consejo
y cuando le alerta de la llegada de un vampiro Liezer le dice que lo traiga
ante él.
Arkhan se presenta ante Innominat y Umaskal, su
ghoul, y les lleva ante su señor, entre ghouls no hay buena conexión y ambos
están tensos durante el viaje. El ghoul de Liezer intenta cobrar un tributo a
los visitantes que Innominat corta de raíz poniéndole en su sitio.
“Venía a ocupar el trono…”
Una vez en el palacete del Trono, junto al
Templo, Innominat se presenta ante Liezer y después al resto del consejo.
Llama la atención un gran colgante de plata
con un extraño símbolo que los presentes relacionan con un antiguo culto de la
extinta Sumeria. El niño de rostro angelical habla con voz de infante: -Soy Innominat, provengo de la antigua
Mesopotamia y soy Matusalén del clan Assamita, este mi ghoul Umaskal.-
Se presentan todos los presentes:
- Liezer
del clan de los Seguidores de Set, al que jocosamente lo denomina “El clan de
tus amiguitos” ya que los Assamita y Setitas están en guerra.
- Jacob,
Matusalén, ambos se alegran de sus estatus, son de la misma sangre, quinta
generación.
- Oded,
el Toreador, que se presenta amablemente.
Jacob pregunta si es una niña, ya que por su
apariencia podría serlo perfectamente. Al Assamita le hace gracia y responde
que es un niño, sin ofenderse.
Sin más preámbulos comenta que venía a ocupar
el trono, está al tanto de los acontecimientos y sabe quiénes son. Explica a
los boquiabiertos personajes que Cyra les quiere muertos si no vengan la muerte
de su chiquilla Amara. Dice que un pupilo Vástago suyo se encuentra ahora mismo
en relaciones con la Ventrue de Persia. Tiene buena relación con Cyra ya que es
una posible futura aliada. También dice no estar en mala relación con el clan
Assamita, incluso con la facción de Teispes, enemigo de Cyra, a pesar de su
desvinculación, ya que lleva poco tiempo activo tras un largo letargo.
Los vampiros de Jerusalén viven con suspicacia
el encuentro, pero no hay hostilidad por su parte, si no una mezcla de
curiosidad con asombro ante el niño Matusalén que dice venir a ocupar el trono.
Jacob es el primero en ofrecerle una
alternativa al ambicioso Matusalén. –Te
ofrecemos un asiento en el consejo. No queremos conflictos, ya tenemos
bastante, como bien sabes.- El Nosferatu explica al Assamita cuál es el
gobierno que están a punto de afianzar, ya tenían las cartas escritas y listas
para enviar, pero aun se puede adaptar. Le ofrecen formar parte del gobierno
como uno más.
Innominat rechaza la oferta –He venido aquí
para ser Príncipe, aunque estoy dispuesto a dar varias opciones:
+ Ser consejero como me ofrecéis, pero no haré
nada más que ayudar, nunca pasaré la línea de solucionar vuestros problemas.
+ Ser Príncipe, en cuyo caso mi compromiso por
Jerusalén y por su bienestar será absoluto y desde mi posición de bien con Cyra
hare lo posible por solucionar vuestro desencuentro de la mejor manera posible.
+ No formar parte de vuestro gobierno y
esperar a que Cyra o cualquiera os mate y ocupar el trono después. Solo tendría
que esperar, os lo aseguro.
Oded replica al Assamita y no entiende que
pueda querer ser consejero y no hacer todo lo posible por ayudar, y solo
hacerlo si es Príncipe, le parece un chantaje y un abuso en toda regla.
Liezer permanece callado toda la conversación,
atento y muy pensativo.
Jacob discute con Oded, explicándole que no es
necesario que de todo de sí, si no que aporte lo que quiera como consejero,
seguro que es más que nada, lo ve como otro aliado en el consejo de Jerusalén.
El Nosferatu respeta la palabra del Assamita por ser un Matusalén como él, la
edad es un grado que solo él es capaz de comprender.
Innominat pregunta: -¿Qué es lo que queréis hacer con Cyra?- Oded le responde que no
lo tienen decidido pero no ven una salida pacífica a su exigencia y amenaza.
Innominat pregunta - ¿Qué ventajas creéis
que tiene ser sus enemigos?- a lo que Oded explica que si Innominat entra a
formar parte del consejo Cyra va a obligarle, chantajearle, exigirle y
amenazarle igual que al resto del consejo, sin distinción alguna y le ordenará
igualmente matar a su enemiga Bintanat, la Brujah Sire de Helena. El toreador
pregunta al Assamita que diferencia tendrá si en Príncipe e Innominat responde
que un Príncipe Assamita es la clave para que Assamitas y Ventrue Persas dejen
tranquilos gobernar a los vampiros de Jerusalén y eso será respetado también
por Cyra, independientemente de lo ocurrido con su chiquilla, ya que le conviene
una alianza con Jerusalén.
Oded y Jacob piden a Innominat la posibilidad
de deliberar a solas, es un asunto de suma importancia para decidirlo a la
ligera y por supuesto para debatirlo delante del interesado. Salen de la sala
del trono y Liezer se queda con el niño Assamita. Hablan sobre religión, Set y
los Dioses antiguos.
Oded y Jacob piensan cual es la mejor forma de
aprovechar este “regalo” caído del cielo. Sopesan todas la opciones y deciden
ofrecerle el Principado pero con determinadas condiciones, por las cuales el
consejo, ellos, no pierda plenitud de poder en la toma de decisiones. Les
preocupa dejar el mando a un vampiro extranjero y que esto les condene a todos,
cómo ya ha pasado en varias ocasiones en el pasado. Jacob ha vivido eso con cada
ocupación y conquista de Jerusalén. Asirios, Babilonios, Persas …
Jacob y Oded llaman a Liezer y le ofrecen
formar parte plenamente del consejo, para así tener más peso en la toma de
decisiones y equilibrar la balanza de poder entre el futuro Príncipe y ellos.
El Seguidor de Set acepta ya que le parece oportuno, aunque tiene ciertos
reparos con ser gobernados por un Assamita desconocido.
Innominat solo en la sala del trono espera la
decisión de los vampiros de Jerusalén, mientras contempla la resurgida ciudad
por los ventanales.
Ya han tomado una decisión y Oded se la expone
a Innominat con apuntes de sus compañeros Jacob y Liezer:
-Hemos
llegado a un acuerdo que creemos que satisface a ambas partes. Serás el
Príncipe de Jerusalén, nosotros tres y Meir, antiguo consejero, seremos tu
consejo y tenemos condiciones con respecto a la toma de decisiones. Es decir si
tu tomas una decisión como Príncipe y la mayoría del consejo no está de acuerdo
con dicha decisión, será desechada. Con cuatro consejeros, deben estar en
desacuerdo tres o cuatro de ellos para revocar una de tus decisiones. Tu
palabra será más importante que la de cualquier consejero, como si fuera la
palabra de dos consejeros. Esta es nuestra oferta.-
Innominat inicialmente rechaza la oferta indignado
-¿Qué Príncipe querría serlo sin
capacidad de decisión? ¿O con ella tan mermada? Es un insulto. -
Liezer pregunta dubitativo a Innominat: -¿Qué tipo de experiencia tienes tu en
reinar? A lo que el Assamita responde: -He reinado 300 años en Mesopotamia,
¿Suficiente?- Innominat mira ofendido al Setita.
Discuten sobre las condiciones de decisión del
consejo y el Assamita ofrece igualar su oferta pero cambiando que en vez de 3 o
4 en contra, sea todo el consejo al completo. Los vampiros de Jerusalén creen
que es abusivo y al final llegan a un acuerdo intermedio: Si todo el consejo
está en contra de una decisión del Príncipe, se desestima, y si tres lo están,
se replantea pero si vuelve a la misma situación por segunda vez el Príncipe
decide.
Ambas partes parecen de acuerdo con lo hablado
e Innominat pregunta si lo firmarían en un documento. A lo que responden que
si, lo harían, para que el pacto quedase reflejado por escrito.
Innominat pregunta si adoran al Dios de los
esclavos de Egipto, extrañados se dan cuenta que se refiere a Yahvé, y Jacob
explica que él fue uno de esos esclavos, hace más de 600 años. El Assamita dice
que puede que Yahvé fuera uno de los nombres que se le dio a él en la
antigüedad. A lo que extrañados no pueden darle la razón al extranjero. Jacob
explica que él fue uno de los conquistadores originales de Jerusalén junto al
Rey David.
El Pacto de Sangre de Jerusalén
Llegado al punto de afianzar el acuerdo.
Innominat da por hecho que los asistentes conocen los rituales de contrato de
los Assamitas, a lo que Jacob indignado pregunta si será utilizada brujería de
algún tipo. Innominat explica que él también lo firmará. A lo que Jacob
puntualiza como condición no olvidarse de salvarles el culo de Cyra.
Innominat puntualiza antes de redactar el
pacto: - Una última cosa, si yo hago un
pacto con algún aliado, deberemos respetarlo todos- y de nuevo se abre una
brecha de debate en el que tras una larga discusión concluyen que no debe
entrar en conflicto con el condicionante anterior en el que el consejo no
estuviera de acuerdo. Todos están de acuerdo e Innominat no muy convencido
acepta por el bien de la firma, ya que peligra todo el pacto.
Jacob quiere incidir en que Innominat se
encargue del asunto de Cyra y el Assamita le adelanta que se va a convocar una
Caza de Sangre a Bintanat.
Liezer informa a los presentes que no firmará
hasta que consulte con su Sire, ya que el contrato será ritualizado por magia
Assamita.
El futuro consejo y el Príncipe aceptan firmar
de palabra.
Oded redacta los términos del acuerdo:
Pacto de Sangre de Jerusalén
Innominat será el Príncipe de Jerusalén.
Jacob, Liezer, Oded y Meir serán sus consejeros.
Las decisiones que se adopten serán siempre por el
bien de Jerusalén, sin mala fe.
Condiciones:
El consejo participará en la toma de decisiones y
ésta se llevará a cabo excepto que el consejo al completo esté en contra de una
decisión del Príncipe, en cuyo caso se anulará dicha decisión. Si el consejo
menos un consejero estuvieran en desacuerdo se replanteará la decisión y si se
llegase al mismo punto el Príncipe será quien decida finalmente.
No se romperán los pactos ya decididos, sin motivos
de peso.
El Príncipe se compromete a interceder para
solucionar el problema con Cyra de Persia.
FIRMAS:
Innominat pide 20 minutos para hechizar el
contrato con su magia Assamita.
Cuando regresa la tinta del documento se ha
vuelto de color sangre. El Assamita explica que se firma con la sangre de cada
una de las partes y que el compromiso que se adquiere es afianzado con su hechicería que consiste en que todos los
abajo firmantes perderán una pequeña parte de su reserva de sangre mientras
dure el contrato, y si lo incumplen jamás podrán recuperar esa capacidad de
reserva. Así se asegurarán que todos lo cumplen. Innominat mismo firmará el
documento.
Jacob se siente ultrajado en el momento que el
hechicero Assamita explica este detalle, le parece muy oportuno no haberlo
explicado antes y no considera que tenga que sacrificar nada por adelantado y
mucho menos poner en tela de juicio sus futuras acciones, amenazando a quien
incumpla el pacto. Está en completo desacuerdo y verbaliza su no rotundo a
firmar este contrato hechizado por alguien que no conoce y puede hacer con
ellos lo que desee. No firmará nada que le obligue físicamente a hacer un
sacrificio de esa magnitud y más con los problemas que tiene él para
alimentarse, por ser tan anciano.
Oded no parece tener mayor problema en
firmarlo, le parece oportuno. Tras discutir con Innominat para llegar a un
acuerdo con Jacob, el Assamita le pregunta si estaría dispuesto a firmarlo en
tinta pero con la variación de que lo pierde quien rompa el acuerdo y no todos
de inicio.
Jacob pide firmar mañana por la noche, tiene
un asunto personal que atender. Los presentes están de acuerdo, además Liezer
aprovechará para consultar a su Sire Auset, hechicera Egipcia.
Asuntos de vampiros
Oded regresa a las afueras de Jerusalén, donde
acampan los agricultores entre los que se mueve ahora y gracias a su trato
continuo y su presencia afianza tres hombres fuertes de rebaño, de los que se
alimentará cuando lo necesite. Por supuesto lo hará en secreto, que beban
sangre de uno no está bien visto entre la comunidad judía, pero el placer que
sienten es tal que no dirán nada esperando ansiosamente la noche en la que Oded
se alimente de ellos.
Innominat y su ghoul regresan al campamento a
las afueras, donde su rebaño descansa a una temperatura agradable, detalle
regalado por su Dueño y Señor Innominat,
Dios del Orden y los Elementos.
|
Auset de Tebas, Sire de Liezer |
Liezer contacta mágicamente con su Sire,
gracias a un ritual de esta y un anillo que le dio con el que puede comunicarse
con solo pensarlo, el lazo de sangre entre Sire y chiquillo es tal que es mucho
más sencillo para la magia abrir puentes entre sus mentes para que puedan
hablar a distancia.
El Setita le expone su situación, hablándole
del Assamita que va a ocupar el trono y los asuntos del consejo y la firma.
Auset le desaconseja profundamente firmar ese documento de un Brujo Assamita,
si lo hace puede poner en peligro la relación entre ambos ya que ella odia
abiertamente a los Assamita, están en guerra por haberles expulsado de Egipto
en sus conquistas. Aconseja no fiarse y no ceder ante una nueva prueba de poder
de los opresores Assamita. Liezer le explica el asunto de la caza de Sangre a
Bintanat y Auset le expone que este es un claro ejemplo de que están en contra
de sus intereses, ya que Bintanat quiere una alianza entre Grecia y Egipto para
vencer a Persia. Y si esa caza de sangre llega a su fin, la posible alianza
peligrará.
La Sire de Liezer asegura que intentará contactar
con Bintanat para firmar ese pacto y así poder romper las cadenas Persas y
Assamitas. Para terminar le dice que si firma será una cabeza de turco al que
culparán siempre que las cosas no vayan como ellos quieran. Si firma ese
ritual, se condenará, aunque ella puede intentar contrarrestar los efectos con
su magia, lo estudiará.
Gobierno en espera
El futuro gobierno de
la noche de Jerusalén se reencuentra la noche siguiente en el palacio del
trono. Innominat, Jacob, Liezer y Oded.
Liezer está dudando
si firmar, explica que ya ha hablado con su Sire y que está en desacuerdo en
que firme, no se fia de ningún Assamita. Sus clanes están en guerra, les guste
o no. Cree que si sucede algo malo le culparán a él. Afirmación que desmiente Innominat,
el es un vampiro justo y eso no se hará nunca mientras él sea Príncipe. El
Matusalén Assamita no tiene ningún problema con los Seguidores de Set, es ajeno
a la guerra de clanes.
Finalmente Liezer
decide no firmar. Y al no estar Meir presente, nadie sabe dónde está. Innominat
decide posponer el pacto hasta que el consejo sea al menos de tres vampiros.
Cree que si no su poder será invalidado continuamente por el consejo y no cree
que se empiece con buen pie.
Los tres vampiros
deciden volver al plan inicial, al menos por el momento, hasta que Meir el
Capadocio haga acto de presencia, momento en el que firmarán el pacto. Así que
hasta entonces el poder y la toma de decisiones será dividido entre los tres,
Jacob, Innominat y Odded, ya que Liezer decide permanecer al margen incluso en
esta fórmula de Triple Alianza.
Liezer decide irse
hasta que le requieran, informa que estará en el barrio bajo si lo necesitan.
El primer asunto que
ponen encima de la mesa es la ruptura de la tradición del silencio de la Sangre
por parte del Gangrel del que informó Liezer. Debió ser visto por los humanos
transformarse en lobo y esto pone en peligro a todos los vampiros de Jerusalén.
Jacob propone
ofuscarse y buscarle por la ciudad. Oded buscará información entre su rebaño,
los agricultores y sus familias, seguro que saben algo de este horrible ser.
Innominat decide acompañar a Oded y ordena a su ghoul Umaskal que espere en el palacete del trono
por si algún Vástago llegase a presentarse.
Pasa la noche y no consiguen
avanzar en la búsqueda del Gangrel, retirándose cada uno a su refugio. Se verán
mañana al anochecer en el salón del trono.
|
Abraham, buscador de las Revelaciones Sagradas, Sire Capadocio de Meir |
La advertencia de
Abraham
Meir, el sacerdote
Capadocio, se despierta cuando aún es de día y reza la oración de agradecimiento
por seguir vivo: “Ama y sirve a
Dios en todas las cosas”. Es sabido entre sus
allegados que tiene la capacidad de necesitar menos descanso que los demás.
Siempre es el primero en levantarte y el ultimo en dormir. Siempre está
despierto y alerta para servir al Señor.
Su atenta criada Donna, mujer de la casa que ayuda a Meir en todas las
labores cotidianas del día a día, está ya en la puerta del refugio del
Capadocio, tan servicial como siempre. Aunque llevan años juntos y ella bebe de
su sangre, sigue impresionándole su aspecto cadavérico, absolutamente pálido
como el mármol, es imposible que Meir pudiese disimular su condición de
no-muerto si no fuera por su aspecto de ser puro e inocente. Meir tiene la cualidad
de que cualquier persona a primera vista confíe en él.
|
Danna, Doncella ghoul de Meir |
Donna anuncia poco
después del amanecer que Abraham, Sire de Meir, vampiro reconocido y respetado,
desea verle. Algo fuera de lo común. Dado su prestigio en el clan Capadocio y
su prestigio suele ser de los primeros en enterarse de ciertas noticias
importantes para la política vampírica, casi siempre sin quererlo, ya que esos
asuntos no son de su incumbencia. Aunque parece que esta vez sí lo son.
Abraham, cuenta a
Meir que los miembros del consejo Jacob y Oded han sido acusados por la muerte
de Amara, chiquilla de Cyra de Persia, primera Princesa de Jerusalén. Su
reinado no ha durado ni un año y Cyra les ha ordenado vengar la muerte de su
chiquilla o serán ellos quien sean ajusticiados por ella personalmente.
-La palabra de
Dios nos dice que debemos ayudarles Meir-
confiesa en viejo Capadocio -mía fue la
idea de crear un consejo y tú fuiste el primer nombre de dicho consejo. La
palabra de Dios es la ley y nadie está por encima de la ley de Dios. Ayúdales,
salva sus almas y demuestra porque te cree, tú debes solucionar este entuerto,
hazlo por la estabilidad de Jerusalén, hazlo por el futuro de la Torá Negra,
hazlo por nuestra senda del Cielo. Hazlo por mí Meir, tu humilde
|
Meir, Sacerdote Capadocio |
Sire, pero
hazlo.- Los ojos cadavéricos de Abraham denotan seriedad y dibujan la
gravedad de la situación. -Sé que lo
harás de la mejor forma posible y por la senda que Yahvé nos ha marcado. Niega
al Diablo, niega a la Bestia, ella es su oscura sombra. Utiliza tus influencias
entre los eruditos y llegad juntos a una salida para esta inestable y tortuosa
situación Meir. Dios puso su marca sobre Caín y sus chiquillos como parte de un
gran plan, no lo olvides chiquillo. –concluye el anciano Capadocio y
mirando hacia un lugar indeterminado se queda en blanco, pensativo retoma sus
estudios en las catacumbas bajo el cementerio.
En ese momento, Meir parece escuchar la voz de Lazarus y de Amara que se
despiden de él fugazmente, como en sueños, no podría transcribir las palabras
exactas, pero la pena, la ira y la desesperación acompañan esas despedidas,
mientras el frio viento de la Umbra, se los llevaba al oscuro más allá. Una
lagrima de sangre brota del ojo derecho de Meir, se siente muy apenado de lo
que ha podido ocurrir, aunque ellos tengan ya la mayor de las respuestas: Qué
hay después de la muerte.
Las antorchas del
pueblo
Tras las incursiones
del Gangrel Bughuul el pueblo está vigilante ante el maligno que camina con
forma de lobo erguido que roba a sus hijos. Algunos padres desalmados comienzan
a utilizar su nombre para amenazar a sus hijos si no se van pronto a dormir o
comen rápido la cena.
Los humanos buscan a
la bestia y protegen los hogares con antorchas y símbolos de fe. El calor, las
antorchas, los enjambres de insectos y los grupos de cazadores por las calles,
dan leña al fuego del peligro y la desesperación que corre por las calles de
Jerusalén.
Los vampiros
atemorizados por la situación, no saben cómo actuar. Innominat plantea a sus
compañeros ocultarse durante una semana hasta que todo pase. El Assamita ordena
a su ghoul Umaskal que proteja a su
rebaño de un posible ataque y si ve indicios huyan camino Damasco, Umaskal cuestiona la decisión de su Señor, no quiere
abandonarlo en este peligroso momento y ante una sola mirada de Innominat, el
ghoul sabe cuál es su lugar y cumple la orden en silencio.
El hechicero Assamita
explica a Jacob y Oded, reunidos en el salón del trono, que esto puede ser
Infernalismo, y el causante parece ser un Demonio. Si esto fuera cierto, la
alerta debe ser máxima.
Jacob explica a
Innominat cuál es su medio de comunicación y crea una rata ghoul que pueda
contactar con él en todo instante, para que los mensajes entre ambos les
lleguen lo antes posible.
Oded confirma los
rumores de la bestia en las familias de agricultores, lo llaman Bughuul,
secuestra niños para comérselos y le han visto transformarse en lobo y en
cabra. El temor que sufren las familias es abrumador.
Ante esta situación
tan complicada Jacob llama a ratas y las envía a buscar a Bughuul.
Innominat decide
vigilar subido en lo alto de un tejado, lo hace encapuchado para no dejar ver
su aspecto de niño inocente, en el mayor de los sigilos. En su mano porta un
espejo de plata que orienta para ver el reflejo de todo ser que se acerque al
palacete del trono. En este reflejo podrá ver la verdadera naturaleza de todos
ellos y dictaminar si está en lo cierto y esto es cosa del maligno.
Oded recuerda la información de Liezer y
comienza a buscar al Gangrel en el último lugar que fue visto. Investigando el
asunto se encuentra con Arkhan, ghoul de Liezer que por un precio módico, siete
monedas que Oded paga, le ayuda a encontrar los rastros que su Señor buscó la
noche pasada. Con su Auspex potencia sus sentidos y encuentra un rastro
sangriento atenuado por el paso de las horas.
De pronto se
encuentra con Meir, que asustado acaba de salir de su estudio descubriendo la
horrible situación que se vive en su amada Jerusalén. No le cabe duda de que
estos augurios son señales de que el mal está en la ciudad, campando a sus
anchas.
Cazando a la bestia
Oded explica la
situación actual a Meir, que preocupado pregunta por Amara y Lazarus. El
Toreador cuenta como murieron y cuál es la inestable situación actual. Explica
rápidamente todos los asuntos que hay ahora mismo encima de la mesa, Cyra,
Bintanat, el trono vacio, el consejo, la llegada de Innominat y el pacto de
gobierno que estaba esperando que Meir apareciera para completar el consejo del
nuevo Príncipe Assamita.
Meir abrumado por
tanta información pregunta por la razón que se encuentre el solo en la calle. Y
Oded le cuenta porque la ciudad está en éste estado y la historia de Bughuul,
el ladrón de niños.
El Capadocio decide
ayudarle y ambos gotean sangre de sudor debido al extremo calor que hace en las
calles. El Auspex hace que Meir huela el miedo, la muerte y la paranoia del pueblo. Esto es la
semilla de una leyenda. Así empiezan las historias de las sagradas escrituras.
Oded con Psicometría
puede ver como una gran bestia ensangrentada se alimenta de un niño pequeño y
arroja el cuerpo a un lado cuando ya no tiene ni una gota de sangre. Se fija en
que el bárbaro lleva pieles y unas dagas rituales en forma de serpientes, nada
mágico al parecer, pero sin duda es de algún tipo de cultura del lejano y ancestral
norte.
Meir sugiere a Oded
que más adelante puede dibujarle a la bestia, para así poder saber más de él.
Ambos siguen el rastro mientras Meir recita salmos judíos para que la fuerza de
Dios esté a su lado.
Moscas carnívoras
devorando cadáveres, miedo en las miradas de los transeúntes, luces de
antorchas empuñadas con rabia y temor.
De pronto sin previo
aviso, un ser enorme con aspecto de un bárbaro terrorífico goteando sangre de
sus fauces y con pose amenazante grita su nombre -¡¡¡¡ Bughuul !!!!- y carga contra nuestros protagonistas. Meir
frente a él esquiva su embestida y toca al Gangrel utilizando sus poderes de
degeneración y el atacante envejece por instantes, mermando sus físicos y
menguando su tamaño. Sin duda el marchitado Bughuul está claramente
debilitado.
|
Bughuul, barbaro Gangrel |
Meir no deja de rezar
mientras se enfrenta a un esbirro del maligno: -Yahvé es mi fuerza y con ella tú serás abatido heraldo del Demonio. El
Señor es mi pastor …¡¡¡¡ Ahora Oded !!!!!- grita el Capadocio indicando al
Toreador que puede atacar al debilitado enemigo.
Oded empleando su
celeridad lo agarra por la espalda e intenta inmovilizarlo. Le muerde con todas
sus fuerzas en el cuello repetidas veces intentando traspasar la dura piel del
Gangrel.
Bughuul se revuelve y
herido se vuelve más letal, propinando sendas cuchilladas en la espalda de Oded
y perforándole los pulmones con gravísimas heridas agravadas. El Toreador está
al borde de la muerte, un golpe más del atacante y su cuerpo será cenizas.
Meir utilizando toda
la sangre posible para hacer su cuerpo más fuerte, apresa al Gangrel hasta
inmovilizarlo, algo que no se esperaba del aparentemente inocente sacerdote.
Meir le reza al oído de Bughuul –Yahvé
podrá con la montaña por grande que esta sea- y en este momento el Gangrel
entra en frenesí poseído por la bestia que grita desesperado por librarse de su
poderoso captor.
El Capadocio comienza
a apretar, rompiendo huesos mientras el Gangrel grita de dolor. Y en ese mismo
instante Meir es testigo de cómo le crecen las orejas en punta y se le llenan
de pelo, asemejándose a las de un animal. Es otro signo inequívoco de Satanás.
A lo que el sacerdote responde: -Arrepiéntete
de tus pecados o sufrías la ira de Yahvé- y con gran fuerza el Gangrel se
libera de Meir.
Oded, mal herido,
intenta utilizar su celeridad pero fracasa y una vena le estalla en el cuello
derrochando la valiosa vitae a chorros. En ese instante el Toreador muerde de
nuevo el cuello de Bughuul y comienza a succionarle la sangre hasta que el
Gangrel cae en sopor. El sabor de su sangre es mucho más sabroso que la de los
humanos que se suele alimentar y de pronto la bestia toma el control de Oded
que termina de vaciar el cuerpo de Bughuul de sangre pero continua succionando
su alma misma, comenzando una Diablerie ante la perpleja mirada de Meir.
El Capadocio no puede
permitirlo y si no hace nada Oded efectuará el mayor de los pecados para un
Vampiro, el Amaranto. Prohibido desde que existen los vampiros. Oded intenta
alimentarse de la esencia misma del Gangrel y quedarse en su interior con su alma,
y mientras éste se marchita como una uva pasa.
Meir hace palanca con
su báculo y separa violentamente a Oded de su presa, interrumpiendo así la
diabolización. El Toreador, con sus colmillos arranca parte del cuello de Bughuul,
que muere en ese mismo instante. Su cuerpo se queda envejecido, herido y con la
mayoría de sus huesos rotos.
Oded aún en frenesí
poseído por la Bestia y frustrado por no haber podido completar su Diablerie
ataca a Meir y le muerde en el cuello, sin hacerle un rasguño, ya que la disciplina
del capadocio de Fortaleza hace que la piel de éste sea extremadamente dura.
Meir acaba calmando a
Oded y el Toreador no es consciente de lo que ha ocurrido en su frenesí, pero
si se encuentra herido de muerte a causa de la tremenda pelea en la que han
acabado ambos vampiros. No esperaba encontrarle y el les encontró a ellos, sin
duda parecía un cazador, sin embargo ahora parece un gran muñeco roto.
La Voluntad de Yahvé
Ambos vampiros se
encuentran abrazados tras la tensa pelea, Meir ha calmado a Oded y éste está
asimilando lo ocurrido al ver el escenario. El Capadocio, aun consciente del
peligro que conlleva, busca una antorcha, de las que protege algún hogar, la
toma prestada, y la utiliza para purificar prendiendo fuego al Gangrel Bughuul,
que arde como la paja seca.
Meir escribe con su
báculo en el suelo arenoso: “Aquí yace
Bughuul, ajusticiado por los siervos de Yahvé. Que la paz vuelva a recaer sobre
esta sagrada ciudad. AMEN”
En cuestión de
segundos solo quedan cenizas y las dagas de Bughuul que las coge Oded
guardándoselas como un trofeo por casi morir por ellas.
Oded, mientras tanto usando
su Disciplina de Auspex, con el poder que le permite ver emociones “atrapadas” en
un lugar o en un objeto. Toca las dagas y restos de Bughuul, cuando ya no son
peligro para su piel de vampiro. Y lo que ve es algo que no se esperaba del
todo: el Gangrel entra a Jerusalén para alimentare, so hace de un niño inocente
y tras hacerlo huye por las calles de la ciudad como un animal acorralado por
la reacción de los humanos. No parece haber más maldad en sus actos que la de
haberse alimentado hasta la muerte de un inocente cachorro de humano, lo ha
hecho por mera supervivencia, no hay ningún maligno ritual ni nada parecido.
Meir ayuda a Oded a
regresar al salón de templo, donde este debía encontrarse con sus compañeros. El
herido Toreador no es capaz de olvidar el sabor de su sangre y sobre todo de su
esencia mientras lo diabolizaba y ahora no es capaz de pensar en otra cosa.
Meir se siente
orgulloso de su gran labor como defensor de Yahvé en Jerusalén. Sin duda alguna
esta era una prueba de Satanás, una que el Capadocio ha pasado y lo hará con
todas las que le ponga por delante, el la voluntad de Dios.
Presentando a
Innominat
Cuando están a punto
de llegar al palacete del trono, Meir se fija en un tejado cercano y ve la
sombra de un pequeño ser agazapado, viste una túnica oscura y su aura es
pálida, así que el Capadocio tiene claro que es un vampiro. Porta un espejo con
el que le enfoca y tras presentarles Oded, Innominat baja del tejado y lo hace
más formalmente y entran en el palacete.
Jacob llega ofuscado,
no ha encontrado el Gangrel, pero Oded y Meir explican lo ocurrido y relatan el
intenso combate que ha acabado con la muerte definitiva de Bughuul. Mientras Oded pinta un retrato del difunto Gangrel,
para que sus compañeros vean que clase de bestia era Bughuul.
También es el momento
de explicar a Meir todo lo acontecido relacionado con la muertes de Amara,
Lazarus y Helena. Oded y Jacob cuentan como sucedió todo, desde su punto de
vista. Una historia dramática que Meir recibe con tristeza, ya que Lazarus
y Amara eran amigos desde que eran
humanos en la lejana Babilonia, estuvieron juntos en el éxodo hacia Jerusalén,
fueron abrazados en la misma época y derramaron juntos sudor y lagrimas por
reconstruir Jerusalén y el Segundo Templo.
Meir afectado habla
del asunto y asevera que el trono de Jerusalén está maldito. Innominat y él
hablan de religión y el Assamita afirma que en el pasado uno de los nombres que
le pusieron los humanos fue Yahvé. A lo que Meir no puede ser más escéptico,
solo hay un único Dios y no se encuentra en la tierra.
El Assamita pregunta
por qué han quemado el cuerpo de Bughuul, a lo que Meir responde que era un ser
que debía ser purificado y el rebaño debía ver sus restos. El Matusalén
Assamita explica que podía haber averiguado mucho con una gota de sangre suya. Oded
muestra sus ropajes manchados de la sangre del Gangrel e Innominat, a solas,
haciendo un sencillo ritual de hechicería Assamita, averigua que era de octava
generación, no estaba vinculado a ningún vampiro y se remonta a tres linajes
anteriores, con nombres impronunciables de las estepas del lejano y bárbaro
norte.
Innominat reconoce al
buen trabajo de ambos vampiros y pregunta por las señales que se están
sucediendo en Jerusalén, el calor infernal, las plagas de insectos, la paranoia
del pueblo … Oded opina que no son señales del Diablo, nada que tenga que ver
con el Maligno. Jacob pregunta si jugarían a un león por comer una gacela, las
ley de la selva. A lo que Innominat responde: -Somos vampiros, todos nos regimos por las mismas tradiciones
ancestrales y debemos cumplirlas o ser ajusticiados por ello.-
La firma
Por fin llega el gran
momento de explicarle a Meir el sistema del nuevo gobierno, en el que Innominat
será el Príncipe y Jacob, Oded y él
pertenecerán al consejo, presumiblemente ampliado por Liezer si es que cambia
de parecer.
Meir lee el pacto y
está de acuerdo en firmarlo, aún nostálgico por la muerte de sus amigos, le
hubiera gustado ver la firma de Lazarus y de Amara en este documento, pero
piensa que los planes de Yahvé son misteriosos y sólo el conoce la verdad de
los mismos.
Innominat es el
primero en firmarlo, después Jacob con una X, ya que no sabe escribir, Oded y
por último y con lagrimas de sangre lo hace Meir. Ya hay oficialmente
establecido un nuevo gobierno en Jerusalén.
Acto seguido el grupo
de vampiros se pone con los preparativos de la Coronación de Innominat, el
noveno Príncipe de Jerusalén, contando la Regencia de Helena. Comienzan a
enumerarle al nuevo Señor de la ciudad todos los vampiros relevantes de la
zona, para los cuales Innominat redactará en persona una invitación para su
Coronación.
- Cyra,
La Princesa de Persia, Antigua Ventrue Sire de Amara, a la que pide preferencia
de alimento.
- Kayhana,
Embajadora Assamita Persa
- Elsh,
anciano Toreador, Arquitecto de Templos
de Jerusalén
- Abraham,
anciano Capadocio Sire de Meir
- Bactria,
neonata Toreador chiquilla del difunto Lazarus
- Auset,
Hechicera Setita Sire de Liezer, enemiga del clan
- Bintanat,
Antigua Brujah Sire de Helena
- Kothar,
anciano Nosferatu del valle de Hinnom
En las invitaciones
Innominat, recuerda que en la ceremonia estará prohibido el uso de las
Disciplinas, y que cualquier agresión a los presentes será igualmente castigada
con la muerte definitiva. Nadie saldrá herido y se dejarán reyertas personales
fuera, ya que todos sus invitados serán protegidos por él y su corte. Al mismo
tiempo las hace extensibles, por si quisieran invitar a alguien relevante.
Preparativos
La coronación será en
dos semanas, tiempo para preparar todo lo necesario. Innominat pide a Jacob, como experto Maestro
cantero, que le esculpa el símbolo de su nombre en piedra. El Nosferatu buscará
una cantera cercana y con sus propias manos esculpirá tres sellos de piedra,
dos a ambos lados del trono, bien visibles y llamativos y otro más pequeño y
detallado en lo alto del trono.
Oded utiliza este
tiempo de tranquilidad para curar sus graves heridas, ya que requieren una gran
cantidad de sangre y tiempo para sanar lo hace entre su rebaño, los
agricultores de el asentamiento, que ahora son los que curan a Oded y no al
contrario. Innominat pide al Toreador que consiga un músico para que amenice la
velada, por ejemplo un trovador o un flautista. Oded no sabe ni por dónde
empezar, ya que a pesar de ser Toreador no tiene ningún tipo de lazo con los
artistas de Jerusalén. Recurre a su rebaño y este le sugiere a un trovador que
conocen. Oded utilizando su presencia lo engatusa para que venga la noche de la
coronación y toque para la corte vampírica, pero lo hará de una forma especial,
ya que entre Oded y Jacob construirán un pequeño claustro de madera con
aberturas superiores para que se escuche la música por toda la sala, pero él
sea ajeno a lo que en ella ocurra. Dicho y Hecho , Jacob lo añade a sus obras
en el salón del trono y dedican todo el tiempo posible para que todo esté listo
esa noche.
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Sello de Innominat |
Jacob, termina su
trabajo de cantera y recuerda porque era un Maestro cuando fue humano, le ha
quedado un trabajo extraordinario. Los sellos son de una calidad sublime y el
claustro para el trovador, a pesar de ser de madera y no se su especialidad, le
ha quedado muy curioso. También tiene tiempo para adaptar los escalones del
trono a las cortas piernas de un niño, Innominat tiene el cuerpo de un infante
de diez años. Además de instalar unos cojines de forrados de terciopelo rojo
para que el Príncipe este acomodado sin quedar ridículo. Todo un detalle que el
Nosferatu ha hecho sin consultar y que Innominat recibirá con agrado la noche
de su coronación.
Innominat escribe
personalmente las invitaciones para cada uno de los vampiros que quiere que
asistan, lo hace en el idioma que cada uno pueda comprender correctamente y si
es posible en su lengua natal. Ordena su envío, supervisa los preparativos y
selecciona a tres
doncellas del su asentamiento de su rebaño que se encargarán
de servir la Vitae de animal durante la ceremonia, a excepción de Cyra que cómo
Ventrue necesitará beber un tipo de sangre especifica, que le comunicará en
secreto a su anfitrión.
También pide instalar
dos banderas con el símbolo Assamita a ambos lados del trono, para que quede
constancia del clan al que pertenece y lo orgulloso que está de ello.
Umaskal será quien presente a los vampiros que
vayan llegando y protegerá el lugar para que no haya conflictos, Innominat le
insiste en que el mensaje de no agresión quiere bien claro sobre todo para
Cyra, Bintanat, Elsh y Bactria, que pueden ser los que mayor problema tengan
para cumplirlo.
Meir el sacerdote Capadocio con el beneplácito
de Innominat decide contactar personalmente con el Espectro, ese misterioso guardián
que protege al gobernador de día y de noche y aparentemente es un vampiro, su
aura le delató durante el juicio del gobernador Bagohi. Llega a él con ayuda de
su influencia entre los sabios de la corte que le dan acceso a la vivienda del
propio gobernador donde consigue un encuentro con el Espectro mientras Bagohi
duerme en la habitación de alado.
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El Espectro, Assamita |
El Espectro
El encuentro sucede
de noche, arropados por las sombras, y los vampiros hablan en susurros. El
Espectro es un hombre de pocas palabras, en toda la conversación no se quita el
tosco casco que hace que su voz suene metálica y misteriosa.
Meir se presenta ante
él para transmitirle saludos del nuevo Príncipe de Jerusalén, Innominat del
clan Assamita, que será coronado en un par de semanas. No sale en tema de si
debe o no acudir, pero Innominat prefirió no invitarle a la ceremonia ya que no
quiere problemas con alguien que es protector del justo gobernador de
Jerusalén, Bagohi.
El Espectro cuenta
que lleva diez años con el gobernador, por eso no se ha presentado al nuevo
Príncipe. No pertenece a esta corte, es muy anterior a ella. Se presentó al
Príncipe Tattenay, de su clan Assamita, esto le da derecho sobre las
Tradiciones ya que lo hizo su antiguo a pesar de encontrarse actualmente muerto.
Nadie sabía de esta presentación, fue un acuerdo secreto al que llegó El
Espectro con el Príncipe Tattenay a su
llegada, y ambos respetaron el silencio.
Nada
dice sobre su cometido más allá del evidente. Tampoco hablará sobre su señor ni
su procedencia, aunque puede ser evidente que su acento es Persa. Meir presenta
su gracia al misterioso vampiro diciéndole que si protege a un hombre de fe es
alguien bueno para él y para Yahvé.
Un
encuentro breve pero fructífero, ya que Meir se da cuenta de que el Espectro ha
querido dejar clara su posición y no parece querer influir en la política de la
ciudad, más allá de la protección del Gobernador. El sacerdote Capadocio cuenta
el encuentro a Innominat y este está satisfecho con él.
La Coronación
Han pasado las dos semanas de intenso calor y
moscas. Todo está listo para el gran momento, la Coronación de Innominat,
Príncipe Sumerio del clan Assamita y hechicero caldeo.
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Escudo del Clan Assamita |
Antes de comenzar Oded ha presenciado al
trovador que ensimismado con él hace todo lo que el Toreador le pide,
introduciéndose en el habitáculo que han construido para él. Allí hace una
prueba tocando su laúd y cuando comienza a tocar su música deja bastante que
desear, desafina y no es nada brillante, más bien un aficionado con mucha
ilusión. El Príncipe pregunta a Oded si esta es la música que se escucha ahora,
y el Toreador le confiesa que toca muy mal, que no le había escuchado hasta
ahora. El Príncipe ordena que lo echen y Oded con su presencia solo tiene que
pedírselo amablemente dándole las gracias y diciéndole que ya es suficiente. El
trovador se va satisfecho aunque un poco extrañado por irse tan pronto, Oded le
dice que es solo una prueba que ya contactarán con él para pagarle.
Innominat pregunta a los presentes si conocen
alguien que pueda tocar música, algún ghoul o alguien cercano, Jacob sabe tocar
varios instrumentos antiguos, pero su status de Matusalén le impide dedicarse a
ese menester en la coronación, así que mejor será que no haya música, así las
conversaciones entre los invitados serán la piedra angular de la velada.
El Príncipe da un pequeño discurso a su
consejo aquí presente, y lo hace cuando no ha venido aun ningún invitado. –Quiero tener en la coronación vuestro
máximo apoyo en todo. El vuestro y el de vuestro clan. Si hicieras este signo-
baja el pulgar de la mano derecha señalando hacia abajo – automáticamente iréis
a matar a quien yo indique y será porque ha roto alguna tradición.
Comienzan a venir los asistentes y todos son
presentados correctamente por Umaskal.
Posicionándose en diferentes lugares del precioso salón a los lados del trono.
Innominat les da las gracias por su asistencia y se presenta formalmente.
Entre los invitados
además del consejo al completo están:
Cyra, espectacular
Princesa de Persia, Antigua Ventrue Sire de Amara.
Kayhana, la fría embajadora
Assamita Persa. Que se sitúa a un lado de Innominat, dando un claro apoyo a su
coronación.
Abraham, el
cadavérico y anciano Capadocio Sire de Meir, que se sitúa a lado de su
chiquillo, se encuentra un poco fuera de lugar. Explica al Príncipe que no
suele acudir a estos eventos, pero ha considerado importante ver a su chiquillo
en el consejo. El Príncipe se lo agradece.
Bactria, neonata
Toreador chiquilla del difunto Lazarus. Llega con semblante muy serio, triste y
silenciosa. Se presenta fríamente situándose frente a Cyra.
Bintanat, Antigua
Brujah Sire de Helena. Que se dudaba de su asistencia dada la caza de sangre
que tenía en Jerusalén y que su enemiga Cyra se encuentra en esta misma sala y
la quiere matar.
Hay cuatro ausencias destacadas, Liezer, el
Setita, presumiblemente no desea pertenecer al gobierno y esta parece ser su
forma de exponerlo. Auset Sire de Liezer que desaconsejaba a este estar tan
cerca de un Príncipe Assamita. Y los ancianos Elsh y Kothar, los vampiros más
viejos de Jerusalén, tendrán sus razones para no asistir, pero está claro que
es una falta de respeto ante el nuevo Príncipe de la ciudad.
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Princesa Cyra de Persia, Ventrue Sire de Amara |
Oded intenta acercarse a Bactria y esta le
rehúye, situándose cerca de Bactria, que no le quita ojo por si las moscas. El
Toreador permanece entre ambas para que no se les ocurra hacer nada. Bactria
está ante la asesina de su Sire Lazarus y eso es algo difícil de olvidar.
Meir y Jacob se van presentando a los que no
conocen. El resto de invitados bebe sangre y permanecen cordiales ante los
presentes y muchas son las miradas del consejo hacia Bactria, Cyra y Bintanat.
Al parecer ni Cyra, ni Elsh, ni Bintanat muestran ningún tipo de emoción.
En un momento dado Jacob se separa de Meir y
se acerca a Cyra, la Ventrue mira por encima del hombro al Nosferatu y este le
dice regalar un presente y le da algo. Algo que ella horrorizada suelta rauda y
cae al suelo. Es una uña negra y afilada. Jacob se hace el tonto cuando
Innominat le reprende con una mirada de reprimenda y Cyra está muy ofendida con
el detalle tan asqueroso que ha tenido el Nosferatu con ella, de un pordiosero
Nosferatu que vas a esperar, piensa para sus adentros.
El discurso
A las doce de la noche Innominat da su
discurso de coronación.
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Bintanat, Brujah Sire de Helena |
-En
primer lugar quiero agradecer la asistencia a los presentes y dejar constancia
de que quien no ha venido siendo invitado tendrá severas consecuencias.
Soy Innominat, del clan Assamita, con el apoyo del
consejo tomo posesión del trono de Jerusalén. Hay muchos asuntos sobre la mesa,
pero todos serán tratados a su debido tiempo según su importancia.
No soy un juez, soy un sirviente de las leyes de
Caín. Mi consejo son: Jacob, Matusalén
Nosferatu, Oded Toreador, y Meir Capadocio. Ellos son los siguientes que más
posición tienen en la ciudad después de mi. Son mis ojos y mis oídos en
Jerusalén. Si hay hostilidad hacia ellos, la hay hacia mí.
Disfrutad del resto de la noche, aprovechad este momento
de paz para limar asperezas entre vosotros y gracias a todos.-
Los vampiros
presentes aplauden el discurso y la mayoría charlan entre ellos mientras beben
vitae. Todo parece muy tranquilo. Y Jacob pisa disimuladamente la uña que le dio a Cyra sin que nadie le
vea.
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Bactria, Neonata de Lazarus |
Cae la primera pieza
de dominó
Cuando parecía que
todo iba bien, la poderosa Cyra comienza a tambalearse y su piel empieza a
ajarse por segundos. Envejece a pasos agigantados y cae al suelo mientras
atónita se deshace en cenizas que flotan en la habitación ante los estupefactos
presentes.
Innominat loco de ira
se levanta del trono, en el que estaba sentado y con los brazos en alto grita: -¡¡¡¡Que nadie se mueva!!!!
El Assamita mira a
Abraham por si tuviera algo que ver, ya que ha muerto degenerándose como lo
haría si un Capadocio la hubiera afectado con poderes altos de su disciplina de
Mortis. Por supuesto el anciano dice que el no tiene nada que ver.
Sospechan de las
copas de sangre, al fin y al cabo ella era la única que bebía sangre diferente
por su defecto. Oded utiliza su poder de Auspex sobre la copa de Cyra y ve a la
doncella que le ha servido solo a ella muy preocupada de darle la sangre que
era solo suya, pero nada hace sospechar que tenga algo que ver.
Innominat cierra los
ojos y crea fuera una tormenta que retumba con truenos y lluvia intensa, que
viene muy bien para la ola de calor. Pero lo que el hechicero caldeo quiere conseguir
es precisamente un ambiente de peligro en el exterior para que a nadie se le
ocurra abandonar la estancia, hasta que se dé con el asesino.
El Príncipe con
rallos en los ojos pregunta a Abraham quien ha podido ser. Y el sabio Capadocio
explica que es algo maléfico y demoniaco. Innominat saca su espejo de plata y
mira el reflejo de todos los presentes, sin ver nada que le llame la atención.
Meir comenta con Abraham que ha debido ser una maldición muy poderosa.
Segunda muerte
Mientras todos están
observando las cenizas de Cyra e investigan lo ocurrido. Umaskal cierra todas las puertas para que nadie salga de la sala del
trono y cuando todos están centrados en la muerte de Cyra de pronto la cabeza
de Bintanat se separa del cuerpo. Bintanat la antigua Brujah, asesina de Amara,
la anterior Princesa y Lazarus el asesino de su chiquilla Helena, ahora se deshace en cenizas ya que el tiempo
recupera lo que es suyo.
Ahora ya hay cenizas
de dos antiguas en el suelo de mármol del salón del trono de Jerusalén y sobre
el cuerpo recién decapitado de Bintanat se encuentra Bactria que estaba al
menos a diez metros. En la mano porta una espada y su pose es de guerrera que
ha acabado su labor. Cabizbaja se arrodilla y posa su espada en el suelo. Sus
ojos cerrados y su actitud recuerda a la de su Sire cuando acepto su castigo
por haber matado a Helena.
Meir aparta la espada
de Bactria, y la coge con cuidado apartándosela por si le diese por seguir con
su escabechina. Jacob se ofusca y desaparece.
El Príncipe pregunta
a la embajadora persa Kayhana si ha tenido algo que ver con esto, a priori la
facción de Cyra y la suya son enemigas, Innominat cree que la embajadora
pertenece a la facción del hermano enemigo de Cyra, Teispes y por eso sospecha
de Kayhana. Ésta ofendida no puede creerse que si quiera piense que ha venido
hasta aquí para ofenderle de esta forma en su coronación. Por esta ofensa la
embajadora poco después pide abandonar la coronación y el Príncipe la da
permiso mientras piensa que ha podido matar a Cyra.
Jacob sale de su
ofuscación y empieza a encontrarse mal,
algo le duele en el interior de su cuerpo, como si su alma se estuviera
rompiendo. Se va desvaneciendo y se encamina al exterior dando una excusa y
diciendo que va ver si alguien sospechoso pudiera estás fuera del palacete. Una
interrupción de sus compañeros hace que no pueda llega a tiempo y caiga
inconsciente de dolor poco antes de atravesar la puerta.
Los presentes están
muy nerviosos, no saben que ocurre pero han muerto dos vampiresas poderosas y
un Matusalén acaba de caer inconsciente o en sopor… ¿Qué está ocurriendo en
esta coronación?
Bactria permanece
arrodillada, dócil y aceptando su destino, igual que lo aceptó su Sire, no
perece estar viva, parece una pétrea estatua.
Oded se arrodilla
ante Jacob y toca su monstruoso cuerpo, para ver con psicometría si algo
especial le ha ocurrido hace poco y así poder arrojar algo de luz sobre el
misterio. Y lo que el Toreador ve a continuación congela su alma:
Pacto en el
cruce de caminos
Jacob va al
cruce de caminos que le indicaba la carta y tras un misterioso encuentro
secreto en el que El Señor de la vivienda
Celestial no muestra su cara, sin irse por las ramas va al grano.
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Topografia de Jerusalen |
Con mucha
amabilidad y devoción por Jacob, el enigmático encapuchado le pide su alma
cambio de acabar con el problema de su enemigo. No da más detalles ni dice
cuando lo hará. Las moscas revuelan alrededor del extraño durante toda la
conversación, parece no molestarle en absoluto, puede incluso que se muevan al
son de su lenguaje corporal.
Está
dispuesto a demostrarle su poder acabando con un ser a su elección. Le da una
de sus largas uñas negras y explica que si dice el nombre de quien quiera
asesinar y se la entrega a continuación durante esa misma noche, el ser morirá
irremediablemente en ese mismo instante.
También le
recuerda que si le preocupa el asunto de perder definitivamente su camino en
senda espiritual, él le ofrece caminar por otra dónde cada paso será un
auténtico regocijo y no un sufrimiento, cómo hasta ahora.
-Puedes hablar de mí si lo deseas, soy el Señor
de la vivienda Celestial, uno de los Ángeles creados por Dios, aquel que va a ayudarte
a retomar tu verdadera senda. Y no, no todos los Ángeles somos cómo las
historias nos describen, algunos somos menos ortodoxos.- Explica el
encapuchado mientras sonríe.
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El Señor de la vivienda Celestial |
Jacob
sonríe y acepta, le da su alma a cambio de acabar con su némesis y seguir un
nuevo camino. El encapuchado le explica que no se apresure que pruebe primero
el regalo que le ha otorgado, no siempre se tiene la oportunidad de acabar con
alguien, así de la noche a la mañana.
Se despide
de él y solo verá tras su capucha sus ojos rojos color sangre y su sonrisa de
dientes afilados, mientras las moscas
revolotean alrededor de ambos personajes creando una macabra banda sonora. –Nos veremos- puntualiza mientras los
enjambres de moscas zumban entre ambos seres.
Tras esta visión Oded
saca una estaca y decididamente empala a Jacob, ante la sorpresa de todos los
presentes. El Toreador explica a Innominat
lo que ha visto y el Príncipe Assamita le da la orden de ir a buscar a Kayhana
la embajadora persa, y éste lo hace raudo.
Meir utiliza su
cayado y empala a Bactria, ante el peligro de que pueda hacer daño a alguien
más. Ahora hay dos no-muertos fallecidos y otros dos empalados.
Kayhana la embajadora
aparece con Oded no mucho después y tras las disculpas de Innominat le explica
que ya sabe quien ha sido. –La verdad es
la respuesta. Aquellos que lo merezcan serán castigados- concluye en
Matusalén Assamita.
Meir desangra a
Bactria para que esté más débil cuando le quite la estaca para su juicio.
Innominat ordena desempalarla y Meir obedece mientras está alerta con la espada
de la en la mano Toreador. El Príncipe niño pregunta a Bactria: -Sabias las consecuencias de tus actos
¿verdad?- el semblante del Assamita es de seriedad absoluta. Bactria muy
orgullosa levanta la cabeza, y con los ojos llorosos de sangre explica: -Mi Sire fue la única persona que me dio una
oportunidad. La he matado por venganza. El se sacrificó por lo que creyó justo,
yo también lo hago y me siento orgullosa de hacerlo.- Una lagrima de sangre
recorre la mejilla de la bella Bactria. El Príncipe satisfecho le dice –creo que has hecho lo que debías, ahora yo
debo hacer lo que debo hacer- y a un
gesto de Innominat Meir decapita a la neonata sin compasión alguna, los que
rompen las leyes deben pagar, quien a hierro mata a hierro muere. Los restos de
la Toreador no envejecen, ya que apenas tenía unos meses de no vida. Su cabeza
rueda hasta llegar al centro de la habitación, donde se encuentra Jacob
empalado, parece que ahora le toca a él.
Oded desangra a Jacob
y todo el suelo del salón del trono se mezcla de sangre de neonata Toreador y
de Matusalén Nosferatu, paradójicamente dos de los clanes más viejos de
Jerusalén. Innominat pregunta a Kayhana la embajadora si puede inmovilizar de
alguna forma a Jacob, ya que cuando lo desempalen puede intentar huir ofuscado
o defenderse con una potencia descomunal. La Assamita da la idea de que le
despierten pero no lo desempalen, que con gran esfuerzo pero puede articular
palabras sin hacer acciones peligrosas. Así lo hacen y Oded lo despierta con un
sopapo.
Jacob empalado y
agarrado por Oded, tiene a Innominat justo enfrente que le pregunta
contrariado: -¿Por qué mataste a Cyra?-
a lo que Jacob, sediento de vitae y de venganza responde: -Se lo merecía- Innominat pregunta de nuevo al Nosferatu: ¿Quién te dio la uña?- y este responde
El Señor de la Vivienda Celestial. Y en ese instante de un respingo Meir dice
en alto y pensativo - Belcebú, el Señor
de las Moscas …- Innominat concluye su interrogatorio: -¿sabes algo de él? Y Jacob
responde negando con la cabeza y sonriendo maléficamente. El Príncipe Assamita introduce los dedos en
la base del cuello del Nosferatu y le arranca la columna vertebral de un tirón
seco. Durante un instante la agarra con la cabeza de Jacob en lo alto e
Innominat la eleva como si fuera un trofeo. Al siguiente instante todo el
cuerpo de 600 años del Nosferatu se transforma en cenizas que se mezclan con la
sangre del suelo y las otras cenizas de las muertes anteriores. Junto con las
cenizas de Jacob una pequeña nube negra y viscosa da unas vueltas por la
habitación y se introduce en el suelo desapareciendo por completo. ¿Qué era
eso? ¿Su alma? ¿su maldición? … Meir asegura que no era su alma, que era algo
maligno del Infierno.
De nueve vampiros que
habían acudido a la coronación, cuatro han recibido la muerte definitiva. Sin
duda será una ceremonia recordada durante siglos. Muertes, sangre de Matusalén,
venganzas, ajusticiamientos, almas
Innominat expone
orgulloso: -Bien, Bactria la chiquilla de
Lazarus ha vengado la muerte de su Sire y ha sido ajusticiada por ello. Deuda
saldada. Cyra asesinada por Jacob, un Infernalista encubierto y ajusticiado por
mí. Espero que esto sirva de ejemplo-
Meir recuerda –Se ha mencionado a Belcebú.- E
Innominat responde tajante: -Ningún
Infernalista permanecerá en nuestro dominio por más tiempo, será apresado y
ajusticiado. Limpiar esta basura y llevarle los restos de Bactria a Elsh, con
mi molestia por no haberse dignado a venir a la coronación- Oded recoge los
restos de la neonata de su clan, el se
encargará de dárselos a Elsh.
El Príncipe Assamita
saca el pacto firmado con el consejo y de pronto se prende en llamas delante de
todos los presentes, desapareciendo en un fogonazo azul. Innominat explica: -Jacob ha roto su palabra y el contrato
queda inhabilitado, ya ha pagado su precio por ello. No habrá consejo por el
momento-
Meir asegura que el
contrato no importa, que su palabra es lo importante, y juraron luchar por el
bien de Jerusalén juntos, y será lo que hará, con o sin pactos.
El Príncipe expone a
los presentes -La prioridad absoluta
ahora es acabar con el Infernalismo en la ciudad.-
Termina la
inolvidable coronación y cada cal vuelve a sus refugios, en la sala del trono,
están ahora Innominat el Príncipe y Kayhana la embajadora, ambos Assamita. El
Príncipe le comenta –Me gustaría que informes
a tus superiores de la verdadera situación de Jerusalén, tu lo has vivido hoy.
El Infernalismo ha hecho su aparición y deberán tenerlo en cuenta si quieren
erradicarlo, se que el clan es enemigo de los Baali y debemos combatirlos
juntos. Tenedlo muy en cuenta. Espero que lo transmitas correctamente- Kayhana asiente y concluye –Descuida para eso estoy aquí, sabrás del clan- y se despide
para partir hacia Persépolis. Parece
que el calor remite y las moscas poco a poco se van de Jerusalén… todo vuelve a
la normalidad, ¿por cuánto tiempo?.