Capítulo 28: El resurgir de Yehud IV, Subiendo la apuesta (399-398 a.C.)


El resurgir de Yehud
Cuarta parte
Subiendo la apuesta

(399-398 a.C.)

Volviendo a la normalidad
Jerusalén vuelve a la normalidad tras la sangrienta coronación de Innominat, Matusalén Assamita. El calor insoportable y las plagas de insectos han remitido y con la llegada del frío todo queda en el pasado. Los cuerpos se entierran, las moscas se van y el aire helado de la noche se lleva consigo los malignos recuerdos de lo acontecido en las horas sin luz.

Lo primero que Innominat hizo fue mover toda su corte para buscar al Demonio tentador que compró el alma de Jacob, al que llamaban entre otros nombres el Señor de la Vivienda Celestial, el Señor de las moscas, el Innombrable, Belcebú. No pudieron encontrar ni rastro de él. Seguro que estaría en otro reino, tentando a otro infeliz a cambio de otra alma.

Segundo Templo de Jerusalén
El nuevo Príncipe indagó sobre el por qué de las ausencias a su coronación, era un asunto que le preocupaba especialmente.

Como Innominat había ordenado, se llevaron los restos de Bactria, la chiquilla Toreador de Lazarus a Elsh, Maestro arquitecto y Sire de Lazarus. Lo buscaron en el Templo, en las calles de artesanos y en diferentes edificios emblemáticos de Jerusalén, pero no había señal del anciano Toreador. Así que Meir sepultó los restos de la Toreador rogando a Yahvé que se apiadase de su alma.     

De Auset, la hechicera Setita Sire de Liezer, nada se sabe, no se ha dignado a contestar, ni siquiera por medio su querido chiquillo, residente en el barrio bajo de Jerusalén.

Y en cuanto a Kothar, parece que rehuye todo contacto con el Príncipe. Técnicamente no reside en Jerusalén, ya que el valle de Hinnom no está dentro de las murallas, si no a las afueras apartado en una colonia de leprosos que tiene tanto tiempo como la propia Jerusalén, allí los expulsaron hace siglos, y allí continúan viviendo, en su propia comunidad. Muchos Nosferatu viven con él en el valle, lo veneran como a un Profeta enfermo y putrefacto, dicen que su cuerpo está tan descompuesto que apenas puede hablar…

  
Innominat, Príncipe de Jerusalén
Príncipe y Senescal
Cuando las cosas están más tranquilas y estables, todo comienza a fluir positivamente en torno al nuevo reinado de Innominat.

El Príncipe considera importante reunirse con Meir, miembro de su anterior consejo, para transmitirle un mensaje de cordial confianza hacia él. Junto a su guardián Umaskal se encamina hacia el refugio del Capadocio.

Una vez en el tenebroso cementerio Umaskal encuentra la entrada subterránea a una cripta, una calavera clavada en una gran estaca les da la bienvenida. Está recubierta de un liquido verde viscoso y fluorescente. Cuando de improviso la calavera comienza a gritar. Los aullidos guturales provenientes del campo santo inquietan a media Jerusalén, que se santigua pensando en que su Dios les protegerá. Una bella doncella de finos cabellos rubios y tez pálida como la leche, sale a recibirles y al tocar la calavera, esta deja de gritar. Ve al Príncipe y a su ghoul, este se presenta y la mujer les hace una ensayada reverencia. Después les conduce ante Meir, su Señor. Es la ghoul del Capadocio,
Danna, Doncella de Meir
Danna, y claramente mira con picardía a Umaskal, el recio guerrero guardián de Innominat, que por un segundo elimina su rictus y sonríe a la agraciada mujer.

Ya en la cripta de Meir, el olor a humedad y tierra es abrumador, se encuentran rodeados de nichos, montones de huesos, pergaminos viejos, tablillas antiguas y viejos tomos polvorientos. Ahí se encuentra Admiel, el Bibliotecario de Meir, un pequeño hombrecillo, desaliñado con cara de despistado que levanta la cabeza y sin saludar continúa con su trabajo de documentación. Los sabios de la hermandad de Meir, la Torá Negra, le consiguen material que cataloga y ordena en una aún modesta biblioteca.

Meir con su piel de color pálido cual cadáver, vestido con una simple toga de sacerdote
Meir, Senescal de Jerusalén
hebreo y ese aura de inocencia que le hace tan peculiar. Es una agradable sorpresa para el Capadocio ya que normalmente nadie viene a su refugio. Ambos vampiros se saludan cordialmente y hablan sobre religión, Yahvé y las Sagradas Escrituras que poco a poco se van recopilando, quien sabe, algún día a lo mejor configuran un libro con las historias sobre el culto a Yahvé. Charlan sobre los poderes de la inmortalidad y las Disciplinas heredadas de Sires a chiquillos, por lo que Meir explica a Innominat que no puede abrazar a nadie, que Yahvé quiso que fuera estéril y él lo acepta con gusto, es la voluntad del Señor.

Innominat informa a Meir que sabe que él conoce muy bien a los vampiros de la ciudad, gracias a su largo bagaje y a su origen unido a los retornados a Jerusalén desde Babilonia, hace ya casi 140 años. También le recuerda que Meir fue el único que cuando el pacto de gobierno se quemó, le dio igual. Solo pidió que se gobernase por el bien de la ciudad y que la palabra del nuevo Príncipe le bastaba. Esto ha hecho que Innominat confíe en el Capadocio y por eso le ofrezca el rango de Senescal de Jerusalén: un gran apoyo para el Principado. Sería el vampiro con más posición en la ciudad después de él. Será su mano derecha y consejero personal, la persona de confianza que necesita para gobernar Jerusalén.

Meir prefiere declinar la oferta pero el Príncipe no parece darle más opciones, está decidido y no hay más que hablar. El Capadocio acepta tal responsabilidad pero hubiera preferido no hacerlo, la ambición en forma de posición nunca ha estado en sus pensamientos.   

El Matusalén Assamita explica a su nuevo Senescal que su anciano Sire Abraham, deberá aportar algún beneficio para la ciudad, lo que sea, pero nada de solamente dedicarse a sus asuntos personales. Meir le explica que su Sire busca la Torá Negra, unos textos proféticos escritos y guardados en secreto que dan respuestas a verdades existenciales. Innominat no  duda de la importancia de su búsqueda y Meir le dice al Príncipe que Abraham le creó para no tener que dedicarse a nada que le desviara de sus sagrados deberes. Innominat cree que no se debe abrazar a un chiquillo para ese cometido y  pide a Meir que se lo transmita.

También saca el asunto ante Meir de la ausencia a su coronación de Kothar, el Profeta Nosferatu, el Assamita piensa que es una falta de respeto hacia él. Su Senescal cree que no lo, ya que el Valle de Hinnom no está en Jerusalén y se puede afirmar por tanto que Kothar es un vecino. Innominat pregunta si puede contactar con él para transmitirle su sentimiento de molestia y Meir accede ya que una vez lo conoció personalmente y cree que podrá contactar con él sin problema alguno. Además el Capadocio conoce a uno de sus chiquillos Nahum, un nómada leproso que conoció en el retorno de Babilonia, hace ya más de un siglo.  

Príncipe y Senescal hablan largo y tendido sobre la empresa de Meir de desarrollar su Hermandad de Sabios, llamada la Torá Negra, nombre puesto en homenaje a la sagrada búsqueda de su Sire. Las intenciones del Capadocio son que sabios de diferentes disciplinas las intercambien y dejen constancia escrita de sus conocimientos, para guardarlos junto a todo saber que sea digno de ser conservado, para construir una biblioteca desde la que poder ayudar a quien más lo necesite, siempre por el bien de Jerusalén. A Innominat le gusta mucho la idea y considera que es un gran valor para su Principado, así que da su beneplácito para que continúe con tan importante asunto.

Para terminar y restar intensidad a esta primera reunión del nuevo gobierno, el Príncipe asegura a Meir que sus ghouls se gustan. El Capadocio no le da importancia siempre y cuando respeten las leyes del Señor. A Innominat le resulta curiosa y graciosa la atracción entre sirvientes.


Año de calma
Durante el siguiente año los furiosos vientos del destino se calmaron y nuestros protagonistas pudieron dedicarse a sus asuntos para con Jerusalén.

Liezer el Seguidor de Set, durante este año, al margen del gobierno de Innominat, por medio de su influencia en el barrio bajo, comienza a mover hilos para aumentarla incluyendo a los soldados de la ciudad. Su método es sencillo: prostitutas para abrir el camino a sus objetivos y él mismo con su hechicería Setita corromperá las decisiones de sus víctimas para que hagan lo que él desee. De este modo aumenta su influencia y por medio de un nuevo contacto, un capitán de la guardia, cercano a su barrio bajo, consigue ser un factor en la política de la ciudad, sobre todo con lo relacionado con los habitantes más sucios, rastreros y viles: ladrones, criminales, asesinos, putas y soldados corruptos. Dicho y hecho, su influencia aumenta de este modo a lo largo de este año.

Innominat, el Príncipe Matusalén Assamita, durante este periodo de tiempo, asienta su gobierno y cuida a su rebaño, traído de Damasco y ahora acampado a una hora de Jerusalén, en un lugar seguro y discreto. Estas familias de creyentes en el Dios Innominat le rezan todas las noches y éste con la ayuda de su ghoul Umaskal, les echa una mano con cambio del clima y otras necesidades básicas, para que no les falte agua ni alimento en sus pequeñas plantaciones, a pesar de que la tierra es difícilmente trabajable.

Meir el Capadocio, se ha encargado de poner en contacto a Innominat con los mejores sabios para que le enseñen habilidades de política y leyes actuales, ya que el Príncipe está muy interesado en conseguir controlar el poder judicial, muy arraigado al entorno del Gobernador.

Meir, el sacerdote judío del clan Capadocio, tiene influencia en dos estratos de la ciudad, los sabios y los adinerados (comerciantes, nobles y gente de bien). Su ambición durante este año es conseguir ganarse a los sacerdotes de Jerusalén y aumentar su influencia hacia los religiosos de la ciudad. Es algo complicado ya que tienen muchísimo poder, después del Gobernador Bagohi, son los más influyentes de Jerusalén y el Sumo Sacerdote es su máxima autoridad, después del Gobernador nombrado por Persia.

Abraham, buscador de las Revelaciones Sagradas
También transmite a Abraham, su anciano y cadavérico Sire, las órdenes de Innominat para que sea útil a Jerusalén y no solamente se dedique a sus asuntos, la búsqueda de la Torá Negra. El viejo Capadocio no quiere causar problemas al Príncipe y decide irse de la ciudad para poder imbuirse por completo en su sagrado cometido sin dar cuentas a nadie. Pide a Meir que le comunique al Príncipe donde estará, no muy  lejos de la ciudad, pero lo suficiente para no tener que trabajar para él. Vivirá en el valle de Cedrón al oeste de Jerusalén. Pueden contactar con él siempre que lo necesiten.

Meir le pregunta también cómo contactar con Kothar, el anciano Nosferatu, ya que sabe que él suele verlo de vez en cuando. Abraham aconseja a su chiquillo que no vaya en su búsqueda, no desea ser molestado con asuntos de la civilizada Jerusalén. Meir acepta el consejo y ofrece a su Sire una réplica del pergamino del viejo escrito del Nictuku del que Admiel, su ghoul bibliotecario ha transcrito una copia. Este regalo es desinteresado, simplemente como signo de buena voluntad para que Abraham vea las intenciones por parte de su humilde chiquillo. Meir cree que al tratarse de escritos donde narra las historias antiguas del clan Nosferatu pueden interesarle a Kothar, uno de los vampiros más viejos y sabios del lugar. 

El Capadocio termina contándole a su Sire las últimas novedades en cuanto al gobierno de
Admiel, Bibliotecario de Meir
Innominat, su inminente nombramiento como Senescal de Jerusalén, vampiro de máxima confianza del Príncipe.

En un determinado momento pregunta a Abraham que hay escrito en la Torá Negra y Abraham le responde. -Un manuscrito según se dice, escrito con tinta blanca sobre pergamino ennegrecido y que contiene revelaciones adicionales del Profeta Elías. Que pueden explicar el por qué de la existencia de todos los que conocemos.- el anciano Capadocio lo dice con un brillo especial en sus blanquecinos ojos de muerto.

Para terminar, Innominat pide a su corte de vampiros que le informen detalladamente de sus áreas de influencia, contactos, ghouls y rebaños. El Príncipe les otorga a ambos Dominios propios. A Meir el cementerio y a Liezer el barrio bajo de la ciudad. Cualquier vampiro que traspase sus dominios estará obligado a cumplir la voluntad de los dueños de dichos dominios, y tendrá que presentarse a ellos antes de acceder, por supuesto siempre con el beneplácito del Príncipe Innominat.


Mudji, neonato Assamita
El viaje de Mudji
Este vampiro es un hombre joven de tez oscura, desgarbado, con barba rala y pelo negro. Va vestido con ropajes de mozo de caravana. Su cuerpo está surcado por varias cicatrices de latigazos y maltratos sufridos como esclavo. Mudji, ahora es un guerrero Assamita.

Sin ser diplomático tiene un cometido, visitar la lejana Persépolis y estrechar lazos con Cyra de Persia, la antigua Ventrue. Su Matusalén Innominat tiene puestas muchas esperanzasen esta alianza táctica, de ella depende el futuro de Jerusalén y de cómo se posicione en el gobierno Innominat.

Pero lo que debía ser un largo, pero sencillo viaje de diplomacia, se convirtió en un cúmulo de despropósitos. Mudji viajaba de forma segura en la caravana de un viejo contacto, un jefe caravanero llamado Farsi “El Persa”; Mudji tenía tratos con él desde sus días como esclavo. La caravana de Farsi conecta las principales ciudades de Oriente próximo y Egipto. Con él viajaba seguro, que era mucho decir en un país en continuos conflictos con sus vecinos dado su tradición belicosa y conquistadora.

Farsi, jefe caravanero
Fue largo el viaje a Persépolis y la guerra con Grecia hizo que la caravana de Farsi fuera reclamada para portar víveres al frente. Fue un desvío inesperado, pero lo más seguro era seguir aquí y desviarse con ellos cuando regresaran a Persépolis. Lo que debió ser un viaje de meses se convirtió en casi un año. Por supuesto cuando Mudji llegó a su destino Cyra ya había partido dirección Jerusalén, así que ahora solo debía regresar.   

Calamidad tras calamidad, asaltos, adversidades en el clima, desvíos tácticos de las rutas de comercio. Su viaje se hizo eterno y por supuesto Mudji tampoco llegó a la coronación de Innominat, lo hizo casi un año después. Llegaron rumores a Mudji de que su Sire Aleatsh estaba detrás de todas sus penurias en el viaje, moviendo hilos para perjudicar a su odiado chiquillo. 

El Assamita se despidió de su contacto Farsi “el Persa”, a éste no se le había perdido nada en Jerusalén, aunque una vez escuchó a un comerciante que aseguraba que esta ciudad iba a ser la nueva Damasco del comercio, un loco.

Mudji siempre viaja con Layl, su pantera negra como la noche, ella se encargaba de aterrorizar a los ingratos o de buscar refugio en enclaves naturales. Cuando ya se encontraban en las inmediaciones de Jerusalén, Layl dio con una cueva que pasaba desapercibida a ojos mundanos. Los terrenos eran escarpados y pedregosos, los favoritos de la pantera ghoul. Aquí fue donde Mudji decidió fijar su refugio temporal, estaba cerca de Jerusalén y era un lugar estratégico, desde aquí divisaba la puerta principal en sus murallas y la grandiosidad del Templo del culto a Yahvé.

El nuevo Príncipe perfectamente podría ya estar muerto pero una cosa era clara, Mudji no podía llegar ante él con las manos vacías. Así que aprovecho que tenía un contacto Nosferatu cerca de Jerusalén y quedó con él en la taberna de un conocido, la taberna de Zikaron, que como curiosidad significaba “recuerdo” en  judío.

Para entrar en la ciudad lo hizo por la puerta del este, la de las basuras, donde toda la ciudad vierte sus desperdicios. Gaspar dice que él ya no huele nada, menos más que Mudji al estar muerto ya no necesita respirar por que la peste debe ser insoportable. Guardar esta puerta es considerado un castigo pero la ventaja es que nadie quiere entrar por este lugar, así que Gaspar aprovecha a menudo para echar un sueñecito reparador. Hacía mucho tiempo que no se venían, pero el guardián de la puerta se alegró al ver a Mudji y le dejó entrar a cambio de cierta información sobre los cambios de una ruta comercial concreta, la recién establecida en el oeste a causa de la guerra con Grecia.

Zikaron les guardó la mejor mesa, la más discreta, hoy haría este favor a Mudji y otro día le tocaría devolvérselo. Tenían bebida y comida, Mudji guardó los trozos de carne para dárselos a Layl y aparentó que bebía para no llamar la atención.

Un hombre bajito, regordete y desaliñado se sentó a su mesa y se presentó como Ephraim, su contacto Nosferatu. Su aspecto por supuesto lo había camuflado gracias a su Ofuscación para no asustar a los humanos de la taberna. Venía del valle de Hinnom, a pocas horas de Jerusalén, donde vivía con su colonia de leprosos.

Ephraim ha venido para darle a Mudji información interesante para llevarle al Príncipe Innominat y de este modo agradarle dada su tardanza en regresar. A cambio Mudji deberá hacer algo por él y sus hermanos Nosferatu. Quieren que al tener confianza con el Príncipe le pida como favor personal que deje tranquila a la colonia de Nosferatu del valle de Hinnom. Tras acordarlo se dan la mano y Ephraim comienza a hablar. Esta es la información que le da a Mudji:  

Causas de las ausencias a la coronación
Saben que es un asunto sensible del que se habló en la propia coronación. Todo el que se ausentara de la misma iba a recibir la cólera de Innominat, se burla diciendo -eso es diplomacia, si señor-. 

- La hechicera de Tebas, Auset, la Setita: no deseó asistir. Es enemiga declarada de todo Assamita. No es de Jerusalén, su Chiquillo vive aquí, al que adora de una forma enfermiza, pero no viene muy a menudo.

- Elsh, el anciano Artesano Toreador: no leyó la carta de invitación, sigue tirada donde la dejaron los siervos de Innominat. Nunca la abrió, nadie sabe nada de él en la actualidad. Puede que se haya ido de Jerusalén o incluso que haya entrado en letargo voluntario tras la mengua de su familia.

- Kothar, el Profeta, su Sire Nosferatu: No quiere inmiscuirse en los asuntos de la corrupta civilización. No desea tener nada qué ver con la bella y luminosa Jerusalén. Espera que Dios castigue de nuevo sus almas impuras, mientras el esperará y disfrutará de su merecida agonía, por pecadores.

“Algo”
Ephraim incómodo baja la voz y le susurra a Mudji -Esta información es muy sensible. No la sabe nadie. Mudji espero que cumplas tu palabra. Ha sido descubierto por su Sire el Profeta Kothar, solo él en sus esporádicas salidas del valle ha percibido algo espeluznante.- 

-Se dice que “algo” vino de Babilonia, en secreto y lo hizo en el exilio judío de los retornados. Algo que ni los que vinieron consiguieron ver. Algo del interior de las entrañas oscuras de Persia. Pisó las ruinas de Jerusalén por aquel entonces y desde aquella época deambula por los alrededores de la ciudad, murallas afuera, matando incautos. No oséis acercaros a él. Si lo percibís haríais bien en huir a toda prisa. Y cuanto más adentro en la ciudad, más seguro estaréis. No querréis molestar a un poder primordial, a una fuerza de la naturaleza, a una leyenda... No empecéis una guerra que no podéis ganar.-

Asustado mirando a los lados Ephraim ve como entra por la puerta un hombre gris, alguien perfectamente olvidable, pero solo para los humanos. El Nosferatu sale despavorido por una ventana cercana, dejando solo en la mesa a Mudji, mientras el extraño ser se le acerca caminando despacio. Su piel es ¿violeta?. Mudji, agarra la empuñadura de su mortífera espada ancha y espera al extranjero…


Amal Faruk, Ravnos
La búsqueda de Amal Faruk
¿Qué trae a un Ravnos a Jerusalén? Amal Faruk, viene siguiendo las  pistas que le llevarán a su ansiada venganza. Adh-Dhubab Zevuhv, un Demonio mayor, de los que antes había sido Ángel del Señor, fue desterrado al Infierno por Dios, junto a Lucifer y otros rebeldes, tras perder en la gran guerra de los cielos. De alguna forma Adh-Dhubab Zevuhv, había escapado de los Infiernos y caminaba ahora por la tierra de los hombres, los favoritos de Dios, los culpables de que todo empezara, según su versión.  

Amal lleva tiempo siguiendo designios que le han conducido a Jerusalén. Recientemente había asolado esta tierra una inusual ola de calor, mucho más elevada de lo normal, plagas de insectos, especialmente moscas, el animal con el que se le relaciona a Adh-Dhubab Zevuhv, ya que en los lugares donde se le adora siempre hay cadáveres putrefactos infestados de moscas.

La pequeña ciudad amurallada parece tranquila. Jerusalén ha vivido tiempos mejores y su grandiosidad quedó atrás, ahora es poco más que un gran poblado amurallado coronado con un gran Templo a Yahvé que se recupera de viejas heridas.

La temperatura es elevada, aunque lo normal para esta zona, parece que lo peor ya ha pasado y no hay señales del Demonio. ¿Seguirá aquí? Parece un lugar poco agraciado, sus favoritos. Amal camina por sus calles y otea el Gran Templo, lugar dónde ni él puede pisar. Tierra Sagrada y prohibida para todo vampiro, así son las cosas, esa ley es indiscutible, si se acerca en exceso su bestia se encarga de recordárselo pidiendo huir de allí.

Ha pasado mucho tiempo, no hay rastro de el Demonio pero tampoco hay pruebas de que haya abandonado la ciudad. ¿Habrán acabado con él? Sería una alegría a medias, ya que es Amal el que hubiera querido arrancarle su negro y podrido corazón para arrástrale de nuevo al Infierno de donde nunca debió salir. Su instinto y una fugaz visión pretérita le dicen que no se ha ido del todo, que solo está oculto, seguramente disfrazado. Aunque saciado con el Alma inmortal de un ser de más de medio milenio, no tiene razón para asomar la cabeza en mucho tiempo. Puede que aparezca en un mes, en un año o en un siglo, pero en cuanto lo haga, aquí estará Amal para decapitarlo limpiamente.

Adh-Dhubab Zevuhv es un maestro del disfraz y dispone de medios desconocidos para ocultarse durante su descanso. También puede ser que no esté aquí y solo juegue al despiste, dejando rastros falsos, no sería la primera vez, pero de momento es todo lo que el Ravnos tiene y hasta que consiga la siguiente pista esto es lo que hay.

Por ahora lo más inteligente será seguir las Tradiciones vampíricas y presentarse al Príncipe de la ciudad, si es que lo tiene. Deambulando por la zona de las tabernas llega a una que le llama la atención por su sonado nombre: “La taberna de Zikaron” puede ser un buen lugar para empezar a buscar, porque no y Amal entra decidido.


Amal Faruk para los humanos
Encuentro en una taberna
Ya en la taberna su aspecto solamente llamará la atención a cualquier ser que no sea humano, y efectivamente así es. Amal ve a Mudji sentado en una oscura mesa, apartada de las demás en un lugar discreto. Un pequeño hombre que le acompañaba a la mesa se levanta y se va sin despedirse, sale por la ventana observando a Amal como si hubiera visto un fantasma, su aspecto es un tanto perturbador, piel violeta, pelo largo blanco, ojos verdes esmeralda brillantes como piedras preciosas y con semblante serio, muy serio.

Amal otea la estancia y se encamina hacia Mudji, el tipo que claramente llama más la atención del lugar, un hombre oscuro con su piel llena de horribles cicatrices.   

Ambos vampiros se miran. Amal se sienta ante el hombre de las cicatrices y le pregunta -¿eres un cainita?- con voz pausada responde –soy Mudji del clan Assamita- Amal le escudriña de arriba abajo y se presenta debidamente –yo soy Amal Faruk del clan Ravnos, me gustaría saber dónde puedo presentarme al Príncipe de Jerusalén- Mudji le contesta –Yo también tengo que presentarme si quieres vamos juntos.- Amal accede y se encaminan hacia el palacete del Trono para cumplir con la segunda Tradición de Caín: El Dominio.

Esta Tradición se defiende a muerte en las noches que vivimos, en las que los Vampiros luchan entre ellos por Dominios cada vez más reducidos. El Dominio otorga al Vampiro el derecho de alimentación, influencia y refugio en un territorio determinado que no podrá ser violado por otro. Esta Tradición obliga al Vampiro a ser hospitalario con otro Cainita que llegue a su Dominio, quien debe presentarse ante él y reconocer su propiedad. Los Príncipes tienen como Dominio ciudades enteras que pueden cerrar a quien deseen.

Zikaron, el tabernero se acerca a los vampiros y les sirve un par de jarras con sangre caliente. Sonríe a Mudji y le dice haciendo una reverencia –esta ronda corre de mi cuenta-

Los dos cainitas hablan sobre el clan Ravnos y Amal le confiesa a Mudji la razón de su aspecto, es de ascendencia feérica, descendiente de las hadas. El Assamita se percata de que el Ravnos a penas está habituado a escuchar la jerga de los vampiros, no conoce las palabras vástago, tradición o ghoul. Sus conocimientos de ocultismo son limitados y parece que solamente sabe lo imprescindible que tiene que ver con su clan.


Presencia maligna
Mientras charlan un hombre con tez oscura y mal aspecto, les observa intensamente desde un rincón de la taberna. Las moscas rodean su bebida, apura su jarra, se limpia con la manga y sale de la taberna sin hacer ruido.  

Amal en cuanto lo ve, se levanta y con rapidez se dispone a seguir al tipo que les observaba, Mudji va con él. Le persiguen por los oscuros callejones hasta llegar a los bajos fondos de la ciudad. En un callejón sin salida lo acorralan y se defiende con una daga oxidada. Sus ojos están inyectados en sangre y sus dientes ennegrecidos en una demente sonrisa.

Amal invoca en su mano una finísima daga plateada que emana luz blanca y Mudji desenvaina sigilosamente su filo ancho de Damasco, grabado con detalladas filigranas. 

Amal de un movimiento rápido, lo decapita con su daga mágica y su cabeza termina en el suelo separada de su inerte cuerpo. Cuando de  pronto la cercenada cabeza habla y dice una palabra en un ignoto idioma. En ese instante la cabeza empieza a palpitar, todos los orificios de la endiablada testa comienzan a sangrar y estalla con un ruido sordo. Una nube de moscas negras salen de su interior y comienzan a comerse sus restos. Mudji rápidamente escupe sangre venenosa por la boca que deshace a las moscas que devoraban los restos de sesos y trozos de cráneo.  

El cuerpo en pocos segundos se transforma en pulpa roja y después en polvo que se lo lleva el viento. Las moscas vuelan alto hasta desaparecer entre las nubes. La lengua desconocida en la que ha hablado es Adámico.

Mudji piensa en la palabra en la extraña lengua que ha salido de la cabeza antes de explotar, lo identifica como un viejo idioma utilizado en la antigua Mesopotamia. Él lo conoce por que sus familiares adoraban en secreto en esos idiomas al Dios Innominat, de Caldea. Mientras piensa recoge los restos de cráneo que puede reunir y los envuelve en un paño.

Mudji comparte su conocimiento con el Ravnos, el idioma era el Adámico, pero apenas saben nada de él. Amal confirma que este “ser” era un siervo de un Demonio llamado Adh-Dhubab Zevuhv.

Regresan a la taberna de Zikaron, lo hacen pensativos y muy cautelosos. El lugar está tranquilo y huele a la paja esparcida por el suelo. El tabernero que da nombre al lugar les sirve cuatro jarras de sangre a cada uno y le dice a Mudji que espera que lo tenga en cuenta próximamente, de momento lo apunta a su cuenta. El Assamita asiente y así lo hará y le pagará con sangre estas rondas de dulce Vitae. Zikaron, de momento, se contenta con que hablen de su taberna a los que son como ellos, para que vengan a beber Vitae aquí por un precio módico de su propia sangre.

En ese momento una prostituta irrumpe en el local y Amal se levanta como si tuviera un resorte. La mujer de largo pelo moreno se fija en él sintiéndose fuertemente atraída. Ambos se van a un callejón desde el que se les escucha jadear como animales en celo. Mudji mientras bebe habla con Zikaron y éste le advierte de que tenga cuidado con su amigo el “monta-hembras”.

El Assamita se queda solo el resto de la noche, parece que Amal se ha olvidado de su presentación al Príncipe y se ha llevado a su conquista a ver la hermosa luna llena desde algún lugar más acogedor, con menos público, disfrutando de la fresca noche que les acoge.

Mudji se encamina sólo hacia el palacete del trono para presentarse ante el Príncipe Innominat, ordenando sus pensamientos y repasando mentalmente la información que va a darle.


Salón del Trono
La presentación de Mudji
El neonato Assamita llega al imponente salón del trono. Huele a incienso, muestra de que es un lugar noble. Está acompañado por Umaskal, ghoul guerrero de Innominat que lo presenta a su señor el Príncipe de Jerusalén.

Con gran pesar le explica su tormentoso viaje en el que no consiguió llegar a Persépolis a tiempo para contactar con Cyra. Innominat le informa de la muerte de Cyra y le pone al día con lo ocurrido en su coronación y en el primer año de gobierno en la ciudad.

Mudji le informa de todo lo que ha descubierto e Innominat le agradece dicha información; Al preguntarle por sus fuentes Mudji le enumera sus contactos en la zona y le explica que según su contacto Nosferatu, Ephraim, Kothar no quiere problemas con Jerusalén ni con su gobierno. Llegan a la conclusión de que Ephraim al quedar con Mudji en Jerusalén no se ha presentado a Innominat, como dictan las Tradiciones, aunque podría haber cierta flexibilidad si la visita es esporádica y no atenta contra los intereses del Príncipe. El margen suele estar entre uno y tres noches, pero es una decisión personal de cada gobernante En este caso a Innominat, como Príncipe de Jerusalén no le hace ninguna gracia y ordena a Mudji que le pida que la próxima vez se presente si no tiene inconveniente, dentro de un sentido común.

El siguiente tema del que hablan es el asunto del tipejo al que devoraron las moscas ante Mudji y Amal. El joven Mudji da los restos del cráneo a Innominat que con su hechicería de sangre consigue saber que era un ser humano normal, corrompido por un Demonio; era un esbirro del mismo, seguramente un espía o un acólito. Eso demuestra que no ha cortado lazos con Jerusalén e inquieta al Príncipe que alerta a Mudji sobre la necesidad imperiosa de eliminar todo Demonio o sucedáneo de las inmediaciones de Jerusalén.


La Presentación de Amal Faruk
Umaskal, el ghoul del Príncipe Innominat, avisa a los demás vampiros de Jerusalén por medio de sus ghouls, si los tienen, o personalmente si carecen de ellos.

Zikaron, tabernero
Amal, el Ravnos, ha pasado la noche en la taberna de Zikaron y Mudji, el Assamita, va a buscarle en ella ya que allí fue el último lugar donde le vio, en compañía de una mujer de dudosa reputación. Amal no se había presentado al Príncipe como dijo Mudji que haría la noche pasada.

Mudji sube las viejas escaleras de madera y toca la puerta de la habitación que Zikaron tiene en el segundo piso de la taberna. La puerta se abre con un rechinar y en las sombras se encuentra Amal, con su aspecto de ser de fantasía. Está en compañía de una mujer desnuda, que se tapa sin demasiado pudor ante Mudji. Éste la observa inexpresivo y le dice a Amal con tono de reproche -el Príncipe desea verte. Ayer no fuiste a presentarte- . El Ravnos excusándose, se viste, despide a la saciada mujer con una mirada insinuante y acompaña al Assamita que le lleva con paso firme al palacete del trono.

La noche es fría y se oye el ladrido lejano de un perro que rompe el silencio reinante.  Mientras en el frío salón del trono Innominat espera que Amal cumpla las Tradiciones presentándose. El Ravnos cumple con la ley vampírica ante el atónito Príncipe que observa sus rasgos con gran curiosidad. Alto, delgado, bello, con su piel violeta, sus orejas puntiagudas, su pelo largo y blanco, sus ojos esmeralda … un ser completamente fuera de lo común, no parece un Vástago.

Amal se dirige con respeto al Matusalén Assamita con aspecto de niño angelical  -Soy Amal Faruk, del clan Ravnos. He venido a Jerusalén por que el mal asola la ciudad.-  El “pequeño” Príncipe pregunta mirando la piel de Amal -¿Por qué eres morado?-  Amal responde orgulloso –Soy de descendencia feérica, también llamas hadas, pertenezco al linaje de los Sidhe, soy de la corte oscura, estoy a su servicio.- Inclina la cabeza en muestra de respeto  -Descuide Príncipe, los mundanos no pueden ver este aspecto, sólo los seres especiales como nosotros. Si no hace tiempo que me hubieran quemado en una hoguera.-

Innominat con sus ojos azules muy abiertos mira al espectacular ejemplar de vampiro “hada”, que tiene detalles espeluznantes y le pregunta inquieto - Has dicho que eres del clan Ravnos, ¿Cuál es tu defecto?- Amal sorprendido responde sin dilación -Las mujeres- y una enorme sonrisa deja ver sus dientes blancos y perfectos. -¿Cual es la razón de tu visita a Jerusalén?- pregunta muy atento el Príncipe. Amal responde muy serio -He venido a cazar a un Demonio, su nombre es Adh-Dhubab Zevuhv.- Hace una pausa dramática y continua -Se le conoce por muchos nombres … el Innombrable, el Señor de las moscas, el Señor de la Vivienda Celestial, Belcebú. Soy un cazador de Demonios- Innominat, sentado en su gran trono, gratamente sorprendido y pensativo exclama acariciándose la barbilla -interesante…-

Amal cuenta al Príncipe como a noche, junto a Mudji, siguieron y cazaron a uno de sus acólitos. Mudji hasta ahora callado en un segundo plano, toma la palabra -La cabeza decapitada del ser habló en un idioma muy antiguo hablado en la Mesopotamia, una lengua olvidada hace muchas generaciones, Adámico. Quizás vos la conozcáis…- y mira muy atento a su Príncipe.
   
Innominat, fue Dios del Orden en la antigua Mesopotamia, antes de su caída. Pensativo comienza a recordar detalles sobre esta antigua lengua:


Lengua Adánica
La lengua adámica fue el idioma, protolengua hipotética, hablado por Adán y Eva en el Jardín del Edén. Con dicha lengua dieron nombres a los animales que el creador les iba presentando.
El adámico es generalmente identificado con la lengua usada por Dios para comunicarse con Adán o con el idioma inventado por Adán.

Se duda si la lengua de Adán fue conservada por sus descendientes hasta la confusión de lenguas o si empezó a evolucionar naturalmente, incluso antes de Babel, en lo que se suele denominar lengua caldea. El caldeo se utilizó como lengua común de la dinastía caldea de Babilonia, y se usó para describir el arameo presente en historias religiosas.

Unas fuentes dicen que el Adámico es de origen divino y por tanto, inmutable; Otras aseguran que el idioma adámico fue el producto de Adán. Esto tuvo como consecuencia que no podría ser considerada inmutable, por tanto, no puede considerarse al hebreo como idéntico a la lengua del Paraíso.

 
El Jardín del Edén

El anciano Innominat verbaliza en voz alta sus conocimientos sobre tan incógnito asunto, es extraño escuchar dicho saber en la voz de un niño inocente, esto lo hace más misterioso si cabe.

El Príncipe intuye que debe haber más información sobre esta primigenia lengua pero no está a su alcance, no tras haber estado más de dos mil años durmiendo en sopor. Seguramente haya sabios en la actualidad que puedan arrojar más luz sobre la evolución de dicho idioma, o quizás descubrimientos más actuales sobre él.

El niño hechicero, sentado en su trono de oro, pensativo mira a Amal, el Ravnos, que está ante él y le expone con voz de infante, pero firme -Me servirás a mí, tu Príncipe. Tienes vía libre para seguir con tu búsqueda en mi ciudad, pero me informaras de todo hallazgo sobre el Demonio que buscas. Recibirás apoyo absoluto por mi parte para acabar con ese bastardo.-  Innominat termina sus palabras con un tono de ira en su voz y una expresión de odio absoluto, parece que fuera algo personal para el Príncipe de Jerusalén.

Amal pregunta al Príncipe su clan, este le responde sin más detalles que es del clan Assamita, de la casta de los hechiceros. Innominat pide a Mudji y a Amal que se queden, ya que ha convocado a Meir y Liezer para tratar asuntos de importancia.  


Primer cónclave de Innominat  
La misma noche en la que Amal, el Ravnos, se presenta ante Innominat, éste ha convocado al resto de vampiros de confianza. Meir, el Capadocio, su recién nombrado Senescal y Liezer, el Seguidor de Set, señor de los bajos fondos de Jerusalén.

Meir, el Capadocio, con su aspecto de sacerdote inocente y su aura de confianza que hace que nada malo se le atribuya, al menos a priori. Entra por la puerta con su aspecto cadavérico y su piel blanca como la de una lápida. Camina sereno y una vez ante el Príncipe, le saluda con una ligera inclinación de cabeza y se coloca a su diestra, junto al trono, mirando al resto de Vástagos.

Liezer, el Setita, se encuentra ya en la estancia, nadie se ha dado cuenta del momento exacto en el que ha entrado, se desliza silencioso como una serpiente y los asistentes se fijan en que sus manos están recubiertas de escamas verdes, como las de un reptil, es inquietante para los nuevos, pero Meir ya está acostumbrado a su aspecto de carcelero. Llega tarde y al ser preguntado por Innominat éste da una excusa sin fundamento. Es su forma de marcar territorio como un animal atado.

El Príncipe presenta a los presentes. A Mudji como su pupilo y a Meir como su Senescal. Amal, se presenta ante todos los presentes y Liezer escuetamente hace lo propio.

Innominat toma la palabra y pone encima de la mesa el asunto del Demonio Belcebú, el Señor de la Vivienda Celestial. Cuenta para los que no lo sepan cómo este Demonio corrompió al Matusalén Nosferatu Jacob, miembro de su primer Consejo. El Maligno compro su alma y le engañó para que acabase con la no-vida de Cyra de Persia, Antigua Ventrue, importante eslabón para las futuras alianzas de Innominat con Persia a favor de Jerusalén.

Meir añade que Jerusalén es la ciudad de Yahvé y que no se debe permitir que el maligno campe a sus anchas por ella. Mudji puntualiza que es la ciudad de Innominat, no de su Dios y ambos vampiros discuten acaloradamente sobre este asunto. 

Innominat pide a Mudji que enseñe a Meir los restos de cráneo del secuaz del Demonio que le mostró anteriormente. Lo hace y al Capadocio no le dicen nada. Innominat aprovecha para emplear su Auspex y percibe imágenes con gran carga de energía que hayan quedado impregnadas en el trozo de cráneo. Y Así es, visualiza su decapitación y el momento en el que la cabeza habla en ese ignoto idioma. El Príncipe comparte con los presentes lo acontecido y Meir rápidamente relaciona esa antiquísima lengua como la lengua Adámica y comparte con los presentes su conocimiento:


 El Adámico
Muchos eruditos, a raíz de la identificación del hebreo como el idioma adámico por la tradición judía, clasifican éste dentro de la familia de las lenguas de Enoc. La mayoría de ellos no creen que las lenguas actuales fueran las descendientes directos del idioma adámico (pre-Babel), sino que los derivan de Abraham (post-Babel), en lugar de a Noé o Adán.

La mayoría de los primitivos idiomas provienen de un idioma común (caldeo o adámico) diversificado en casi cien lenguas derivadas. Se habló adámico o caldeo en la Tierra Vieja, así llamada la que fue desde el diluvio hacia atrás.  Sólo desde la Torre de Babel en adelante, la Tierra Nueva, nacen las nuevas lenguas basadas en varias genealogías.


Innominat se retira unos instantes y a solas pronuncia la palabra que la calavera dijo antes de estallar en pedazos. El efecto es inmediato y es como si un puñal invisible e incandescente atravesase el cerebro del Assamita. Que nota el dolor de cabeza de inmediato tras pronunciarlo. Es consciente de que algo ha sucedido, pero no tiene ni idea de qué. Lo que sí tiene claro es que esto forma parte de un maléfico plan y que él ha caído en la tentación de pronunciar la palabra, dando el siguiente paso para activar algún engranaje desconocido.

El Príncipe regresa al salón del trono y cabizbajo confiesa a su corte -Creo que he errado. He reproducido en voz alta la palabra que dijo la cabeza del secuaz antes de estallar y algo ha sucedido pero no sé explicar que desencadenará. No tenía que haberlo hecho.-

El silencio reina entre los cinco vampiros y todos piensan en las repercusiones de dicha acción hasta que comienzan a hablar sobre los idiomas antiguos, Amal, a pesar su poco conocimiento ocultista, sugiere que el Adámico es el idioma que hablaron los vampiros Antediluvianos, los Primogénitos de cada clan y considera el hallazgo como algo de gran valor.

Innominat expone que quizás alguien de su era pudiera estar en la ciudad, pero ¡eso es imposible!, hace más de dos milenios que nadie habla Caldeo. Contemplan la posibilidad de que El Señor de la Vivienda Celestial pueda tener más siervos en Jerusalén y Amal se encargará de buscarlos, interrogarlos y aniquilarlos siempre informando al Príncipe de sus descubrimientos.

Amal pide permiso al Príncipe para refugiarse en la taberna de Zikaron, Mudji interviene, ya que su propietario es un contacto suyo y les cuenta que es un ghoul. Innominat pregunta de quién es ghoul Zikaron y Mudji le contesta que de nadie que cobra en Vitae de Vástago y ofrece sangre fresca para alimentarse de una forma rápida y segura, sin correr riesgos cazando. El Príncipe se inquieta por la presencia de este ghoul mercenario en su ciudad y no recuerda que las Tradiciones contemplen nada sobre ghoules sin Señor Vampiro.

Innominat da por terminado el cónclave y pide a Liezer tener una entrevista en privado para hablar de un asunto importante.

Ya a solas, el Príncipe muy serio mira a Liezer y le dice -no vinisteis a mi coronación, ni tu ni tu Sire. La mandé una invitación personal a Tebas, donde presuntamente se encuentra ahora mismo.- Liezer sin inmutarse responde -no me enteré-  a lo que Innominat responde -me consta que su Sire Auset, recibió la invitación, ¿por qué no vino ella?- Liezer le responde sobriamente –nuestros clanes están en guerra y mi Sire no tiene en estima a los que la expulsaron de sus tierras-

Innominat le transmite a Liezer que no tiene nada en contra de su clan, al contrario, él en su época convivía con los mandatarios Seguidores de Set del gran Reino de Egipto y nunca tuvo problemas con ellos. Cada uno gobernaba en sus tierras y normalmente respetaban las de los demás.

Liezer tampoco tiene nada en contra de los Assamita, pero no puede hablar por su Sire, no conoce su pasado ni sus razones para actuar así, pero alega que ambos puntos de vista deberían ser igual de respetables. El Príncipe despide a Liezer y se queda con Mudji para enseñarle ocultismo básico, sobre todo asuntos de la cultura de la Estirpe.


Documentando “El Mal”
Meir acude a los sabios de su entorno que pueden saber más sobre lenguas antiguas e idiomas de otras culturas. Les habla sobre el Adámico y corrobora la información que Innominat ha expuesto en el cónclave. Hay uno de los sabios que es Maestro lingüista y cuando Meir comparte con él esta información la escribe para documentarla en la biblioteca de la Hermandad de sabios dirigida por Meir, llamada la Torá Negra.

El Capadocio aprovecha que se encuentra en la biblioteca y busca información sobre el Demonio al que también se le conoce como Belcebú. Parece inaudito pero no hay nada escrito sobre él, aun siendo un mal conocido. Meir aprovecha esta circunstancia para documentar y dejar un legado escrito sobre lo que él mismo ha descubierto sobre este poderoso y antiquísimo Demonio.

Belcebú, El Señor de las Moscas
Belcebú, en hebreo Baʿal Zəvûv; en Árabe: Ba‘al adh-Dhubāb, conocido también como “El Señor de las moscas” o "Señor de la vivienda celestial". Es uno de los siete príncipes del Infierno y el que representa el pecado capital de la gula. Su nombre deriva a Ba’ al Zebûb, un término despectivo que los hebreos emplearon para burlarse del hecho de que los templos donde era adorado estaban repletos de moscas, insectos que se alimentaban de la carne de los sacrificios que no era recogida y se dejaba pudrir dentro del templo.

En demonología de le describe como uno de los siete príncipes del infierno. Antaño fue un poderoso querubín aliado de Lucifer que le siguió como su principal lugarteniente en la rebelión de los ángeles. Cuando fue expulsado junto con sus aliados se convirtió en uno de los grandes demonios. Se le confunde a menudo con el demonio Baal.

Meir llega a la conclusión de que debe proteger a los suyos con objetos sagrados, odiados y temidos por todos los Demonios. Busca información sobre ello en la biblioteca y habla con los sabios que pueden saber algo del tema. Hay múltiples artefactos y símbolos considerados sagrados y Meir comienza la búsqueda de algunos de ellos.


Símbolos sagrados
Los símbolos del judaísmo son los símbolos referentes a las tradiciones, creencias y cultura del pueblo judío. Las leyes del judaísmo están contenidas en el texto conocido como Torá. Estos son los símbolos más importantes dentro de la tradición del judaísmo.

Menorá
La Menorá es un objeto ritual de gran importancia. Es un candelabro de siete brazos que es uno de los símbolos más importantes del judaísmo. Menorá significa lámpara en hebreo. La tradición dice que la primera Menorá fue fabricada con oro puro e instalada por Moisés en el Tabernáculo (santuario móvil) y más tarde en el Templo de Jerusalén. Cada brazo de la Menorá representa una rama del conocimiento, todas ellas guiadas por la luz central que representa a Dios. La Menorá también representa la creación del mundo en siete días, cuya luz central es el Shabat.

Kipá
La Kipá es una pequeña gorra circular de tela que visten los hombres judíos. Los seguidores de tradiciones del judaísmo llevan puesta la kipá durante todo el día, mientras que otros judíos la utilizan solo los sábados o al entrar en el Templo. La obligación de llevar Kipá dentro del Templo se aplica también a cualquier varón que entre dentro, aunque no sea judío.

Chai
El símbolo Chai es un símbolo creado con las dos letras del alfabeto hebreo Chet y Yod. La combinación de estas dos letras forma la palabra Chai, que significa vivo o vivir. Es habitual crear medallones con este símbolo que pueden llevarse puestos alrededor del cuello.

Jamsa
El Jamsa es un amuleto en forma de mano. Este amuleto se conoce también con el nombre de Mano de Fátima. Este amuleto suele colocarse en las puertas de las casas y se considera un símbolo de protección y fuerza.

La palabra Jamsa proviene probablemente del hebreo y significa cinco. El número cinco hace referencia a los cinco dedos del Jamsa y dentro de los círculos se relaciona también con los cinco libros de la Torá.

Mezuzá
Mezuzá
El Mezuzá es un pergamino con versículos de la Torá que se guarda dentro de una pequeña caja colocada al lado de las puertas de las casas judías, incluyendo viviendas, escuelas y Templos. La tradición tiene su origen en el Deuteronomio donde se estipula que hay que “escribir las palabras de Dios en las puertas y postes de entrada de las casas”.

Shofar
El Shofar es un instrumento antiguo en forma de cuerno utilizada entre los judíos con finalidades religiosas. Existen Shofars de distintas formas y tamaños, dependiendo del animal del cual proceden.

YHVH
YHVH es el Tetragrámaton de la palabra Yahveh, una representación de Dios, el nombre bíblico del Dios de Israel. Habitualmente al leer los textos sagrados este nombre no es pronunciado y en su lugar se lee Adonai, que significa Mi Señor.

palabra YHVH del Tetragrámaton

Luz eterna
La luz eterna o lámpara del santuario es una antorcha situada en el interior de los Templos. Es un símbolo de la presencia eterna de Dios. Cuando los antiguos se rebelaron y recuperaron el Templo de Jerusalén reavivaron la luz eterna. Sin embargo, solo tenían aceite para mantener la luz durante un día. De forma milagrosa la luz se mantuvo hasta que pasaron los ocho días que tardó en llegar el nuevo aceite.

Valores simbólicos de los números
A partir de las palabras escritas en hebreo existe un código llamado Gematría que permite calcular el valor numérico de una palabra. Con este método es posible identificar palabras que tienen el mismo número y, en consecuencia, establecer una relación entre ellas.

A partir de esta relación, algunos de los números con un significado especial son los siguientes:

3: Símbolo del amor. También era el número de los tres patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob.
5: Símbolo de los cinco libros de la Torá. También representa los cinco pilares de entrada al Tabernáculo.
6: Símbolo de los seis días de la Creación y de los seis libros de la Mishná.
7: Símbolo de la asociación con Dios. También representa los siete brazos de la Menorá.
8: Símbolo de un nuevo comienzo, relacionado con el octavo día en el que empezó de nuevo la semana después de que Dios hubiera creado el mundo. También representa los ocho días de la Janucá.
9: Símbolo del embarazo, debido a los nueve meses.
10: Símbolo de la completitud absoluta. Representa también los diez mandamientos.
12: Símbolo de las doce tribus israelitas.
18: Símbolo de buena suerte y relacionado con el símbolo Chai.
26: Símbolo del nombre de Dios.


Regreso a la taberna
Mudji y Amal regresan a la taberna de Zikaron, el Ravnos piensa en tomarlo como su refugio habitual, Mudji le recuerda que el dueño es su contacto y que le gustaría que los problemas de la Estirpe no le afectasen. Amal no cree que esto pueda ocasionar problemas y así se lo expone al neonato Assamita.

Mudji saluda a Zikaron que se encuentra tras la barra observando a los pocos clientes que beben en su local. Su aspecto de mercenario hace que nadie quiera problemas con el propietario de la taberna.

Por corroborarlo el vampiro le pregunta al ghoul quien es su Señor y éste le responde que nadie, no lo quiere, el bebe de los vampiros que le pagan en Vitae y no se ata a ninguno de ellos, por lo cual nadie manda sobre él. Alerta a Mudji que no quiere problemas y que mantiene su negocio de la forma más honesta posible sin perjudicar a ningún vampiro, al menos no conscientemente y así le gustaría seguir. Lleva dos años en Jerusalén y le confiesa a Mudji que quiere estar muchos más.

Amal le ofrece a Zikaron su sangre para pagarle sus servicios de alimentación y estancia y este acepta gustoso. A solas el vampiro Ravnos se desangra en una jarra que el ghoul se bebe de un trago. El efecto de la Vitae feérica de Amal es instantáneo y durante el resto de la noche Zikaron literalmente alucina con visiones para él reales y se encuentra completamente energizado por el brebaje tan espectacular proveniente de las arterias de Amal, jamás había probado semejante sangre y su instinto interior le pide beber más.

Zikaron comparte con Amal esta notable experiencia y le permite refugiarse en su taberna a cambio de que en el futuro le deje beber más de su sabrosa y alucinógena  sangre. El tabernero le consigue dos mujeres a Amal que seduce al instante pasando con ellas el resto de la noche y degusta su sangre mientras ellas, extasiadas por el beso descubren una nueva y mejor forma de placer: ser mordidas por un vampiro. El Ravnos es cuidadoso y se asegura de que las mujeres no descubran la verdad sobre su verdadera condición, lamiendo sus heridas tras alimentarse de ellas.


Liezer, Seguidor de Set
Apuestas en la noche
Shalva la prostituta “mayor”, contacto de Liezer, le informa de que ha llegado un forastero al barrio y su aspecto es bastante llamativo. Luce ropajes coloridos, su acento es zíngaro y lleva a la vista una espada de más de medio cuerpo de larga. Su aspecto es pálido y solo se le ha visto de noche en compañía de un grupo de gitanos con los que ha venido. Son una pequeña caravana de zíngaros que se ha asentado en las calles del barrio bajo de Jerusalén. Están conviviendo con el pueblo por las calles, cantan, bailan, tocan música o cuentan cuentos por unas monedas. No parecen molestar más de lo esperado, siempre hay gente que lo le agradan los nómadas.  

Liezer lo busca y se presenta ante él. Es un Ravnos llamado Yosef, viene con su Kumpañia de zíngaros y le gustaría presentarse al Príncipe de Jerusalén, para cumplir con las Tradiciones.

Liezer le informa dónde hacerlo y Yosef muy animado propone una apuesta con el Seguidor de Set, que con cierta curiosidad acepta el reto. El Ravnos apuesta con Liezer que llega antes que él al refugio del Príncipe, sin saber dónde está. Ambos vampiros se dan la mano aceptando el reto. Liezer se ofusca con su Disciplina desapareciendo ante los ojos de Yosef y el Setita sale corriendo en dirección al palacete del trono.

El Setita se mueve raudo por las calles sin dar tregua al Ravnos pero al llegar a la puerta
Yosef, Clan Ravnos
del salón del trono escucha al otro lado de la puerta la voz de Yosef presentándose a Innominat. ¿Cómo lo ha logrado?. Descubierto esto, el Seguidor de Set se da la media vuelta y se va de camino a su barrio.

Mientras en el salón del trono, Yosef aparece en una sombra a lado del éste, Innominat inquieto pregunta quién es y por qué ha irrumpido de esa forma y Umaskal, el guardián del Príncipe ya ha desenvainando su espada que acaricia la garganta del extraño extranjero. Yosef, se percata de su atrevimiento y se arrodilla mirando hacia el suelo presentándose como Yosef del clan Ravnos. Viene a Jerusalén para ofrecer diversión a la población, lo hace junto a su pequeño grupo de zíngaros, para quienes pide también pide asilo en la ciudad. No quieren problemas y seguirá las Tradiciones de Caín respetando al Príncipe Assamita por encima de todo.

Innominat relaja la tensión del momento, haciendo un gesto a Umaskal que enfunda su espada y se coloca a la izquierda de su Señor, muy alerta y sin perder de vista al Ravnos. El Príncipe pregunta a Yosef si conoce a Amal Faruk, un Ravnos cazador de Demonios que ha venido hace poco a Jerusalén. En cuanto nombra a Amal, Yosef cambia su alegre expresión y muy serio cuenta la historia que les une a ambos Ravnos:

-Hace tiempo éramos buenos amigos, hermanos, vivimos múltiples aventuras y desventuras juntos hasta que Amal pactó con aquel Demonio. Cambió cien años de su existencia por llegar a la legendaria Arcadia, tierra de Hadas, de donde creía que provenía. Siempre había vivido obsesionado por llegar a Arcadia. Cuando el Demonio se lo concedió Amal entró en sopor enterrado junto a decenas de familiares humanos que fueron sepultados vivos junto a él. Hombres, mujeres, niños y ancianos, incluso su propia familia perecieron junto a Amal en esa gigantesca fosa común. Esta historia se contó entre todos los Ravnos de la zona, y llegó a los más ancianos por lo que fue repudiado y expulsado del clan. Esas familias hubieran dado la vida por él y él vendió sus vidas por egoísmo puro. No sé si habrá encontrado lo que buscaba en Arcadia, pero solo sé que ya no le llamaré amigo ni hermano nunca más- Yosef escupe con asco un salivazo de sangre al suelo de mármol -Por mi se puede morir- concluye iracundo.

Innominat el Príncipe deja claro al Ravnos que no quiere problemas en Jerusalén. Ni enfrentamientos que vengan de esta confrontación. Yosef le promete no tenerlos por su parte.

El Príncipe pregunta a Yosef cual es su delito favorito, ya que todos los Ravnos lo tienen, quiere estar informado sobre los Vástagos de su corte y más en un asunto tan delicado. El Ravnos le responde que el juego y las apuestas. Tras decírselo le propone una partida de dados. El Príncipe Assamita confiesa no saber jugar y muy curioso acepta aprender con Yosef, que ya está listo jugueteando con un par de dados desgastados en la mano. Son de hueso y están tallados con detalle. Ambos vampiros juegan a la tirada más alta en varias tiradas e Innominat gana al Ravnos con un agraciado golpe de suerte. Yosef no parece molestarse en demasía, disfruta de cada tirada y sobre todo del momento del juego compartido con otra persona.

Para ir a pagar al Príncipe, Yosef propone que la deuda que Liezer tiene con él, sea traspasada a Innominat, ya que antes de presentarse ante él, ganó a Liezer en una apuesta. Al Príncipe le parece justo y pide a Umaskal que vaya a buscar al Seguidor de Set. Antes de hacerlo el Príncipe recompensa a su ghoul con sangre en un cáliz por haberle protegido de forma tan eficaz del extraño antes de su presentación. Umaskal agradece su presente y bebe la Vitae que le ha ofrecido su Señor.

Ya en los barrios bajos, el ghoul del Príncipe se encuentra con Liezer y le pide el pago de la deuda con Yosef y éste le da un pequeño vial con vino, es de una cosecha especial. Umaskal, sin hacer preguntas, regresa ante su Señor y le otorga el vial que Liezer le ha entregado. Innominat lo examina con su magia de sangre, es vino, efectivamente pero ha sido fermentado a partir de la sangre de Liezer, es nutritivo para los vampiros, mantiene su sabor y la capacidad de embriagar, y lo más importante, no vincula a quien lo bebe como haría la Vitae sin elaborar.

El Príncipe despide a Yosef tras una divertida velada con el Ravnos, parece buena gente y el Assamita le dará una oportunidad a pesar de la mala reputación de los de su clan.    


Mensaje sangriento    
Mudji el neonato Assamita, se encuentra hambriento y decide ir de caza por el barrio bajo de la ciudad. Allí busca víctimas que merezcan la muerte y aplaquen su ansia no humana. En un callejón oscuro, encuentra a un hombre golpeando a una mujer indefensa. El guerrero Assamita no necesita nada más para decidirse, muy sigiloso inmoviliza al agresor mordiéndole en el cuello con sus afilados colmillos y ahuyenta a la mujer. Bebe hasta la última gota del hombre acabando con su vida y cuando termina clava su cuerpo con los brazos abiertos a una pared del callejón. Saciado lame las heridas de su cuello haciéndolas desaparecer y con sangre escribe en grande en las piedras de la pared, junto al cuerpo: “La ley a rajatabla”. Quiere dar un mensaje claro, para que nadie decida tomar la justicia por su mano en Jerusalén. Tras esta obra macabra, Mudji regresa con Innominat para que éste continúe aleccionándole en el conocimiento del ocultismo.

Shalva, Prostituta
Shalva, la prostituta contacto de Liezer descubre el cuerpo clavado producto de la cacería de Mudji y atemorizada transmite el mensaje al Setita, que ordena a Arkhan el negro, su ghoul de confianza, que investigue el asunto. Alguien ha irrumpido en su Dominio y ha dejado un violento mensaje, esto atenta contra su influencia. Arkhan descubre que Mudji, el camellero lleno de cicatrices ha sido el autor de la ejecución y Liezer al saberlo se dirige donde el Príncipe para informarle de dicho ultraje.

Liezer irrumpe en las enseñanzas de ocultismo entre Innominat y Mudji. Explica el incidente sucedido en su Dominio. Innominat pregunta a Mudji la razón de sus actos y éste se justifica con la presencia de Demonios en la ciudad, su idea es darles un mensaje, a ellos y a todo aquel que haga el mal, serán castigados y piensa seguir haciéndolo. Liezer no cree que deba hacerlo en su barrio y el Príncipe le prohíbe volver a dejar mensajes de ese tipo en ningún lugar. Da permiso para que los ejecute pero pide que sus cuerpos desaparezcan sutilmente. Mudji accede y promete que así será, pero quiere dejar claro que va a limpiar de escoria la ciudad.

La tensión es palpable entre el Assamita y el Setita, viejos rencores de clan afloran sin ellos quererlo. Liezer pide que su gente esté protegida en su Dominio, así debe ser. Innominat le propone que si no quiere que les ocurra nada malo los marque de algún modo y Mudji no podrá hacerles daño. Liezer responde con su silencio, no parece muy satisfecho con las medidas de Innominat al respecto de esta violación de su Dominio. El Seguidor de Set abandona enfadado el salón del trono.


Buscando al “Ser”
Al comienzo de la noche siguiente, el Príncipe Innominat y su acólito Mudji parten al otro lado de las murallas para investigar el misterioso asunto del que le habló Ephraim, el contacto Nosferatu de Mudji. En el pasado algo debió venir de las oscuras entrañas de Persia y parece que caza alrededor de la ciudad.

Ambos buscan indicios de su actividad a pesar de las advertencias del Nosferatu. En su rastreo encuentran los restos de un cuerpo hecho pedazos. No hay un trozo más grande que un dedo pequeño. La sangre seca se pudre al calor y sus vísceras se encuentran colgando de un acantilado y ya se lo están comiendo las alimañas.

El "Ser"
Innominat recoge un trozo de dedo del suelo y utiliza sus poderes de Auspex para ver las imágenes impregnadas en él. Ve una escena que le hiela la sangre. Un hombre con aspecto de criminal tiene a un niño de unos diez años agarrado por el cuello y elevado del suelo. Con un rápido movimiento lo arroja al vacío y el joven grita agónicamente hasta estrellarse contra el lejano suelo. Muere al instante y el hombre ríe a carcajada limpia. De pronto el viento comienza a soplar alrededor del hombre formando un huracán de arena, tierra y piedras. Una sombra que emerge de la oscuridad golpea varias embestidas sobre el pobre infeliz y lo descuartiza haciéndolo picadillo de múltiples golpes.

Cuando acaba lame la sangre que queda esparcida por el suelo, rebañando los pedazos. La sombra se torna en una descarnada y polvorienta figura bajo una forma asexuada, parece una desecada momia. Sus movimientos son desmesuradamente hábiles y gráciles. Lleva una sucia y raída túnica antigua. Hay un detalle extraño, posee sin ningún género de dudas un tercer ojo cerrado en la frente. Solo los Salubri lo tienen uno, así que queda claro su clan.

Innominat no puede reprimir un escalofrío de terror al ver esta figura y la bestia desea huir del lugar, si ha matado aquí, puede regresar. El Príncipe Assamita contiene su bestia y cuenta a Mudji lo que ha visto. Parece un Salubri muy poderoso, nadie de ese clan ha pisado Jerusalén, al menos que se sepa.


Protección contra el mal
Meir reúne a los sabios de la Torá Negra para alertarles del mal que se esconde en la ciudad. Les habla de Belcebú e intercambian impresiones sobre el Demonio. Meir les expone su idea de hacer acopio de simbolismo sagrado para su protección, ya que de esta forma el maligno no podrá acercarse a ellos.

Por su parte el Capadocio consigue un Mezuzá y lo mantiene en su refugio a pesar de no poder acercarse demasiado a él ni tocarlo, ya que al ser sagrado le ocasiona un daño agravado y un terror abrumador. Su sola visión le escama, pero es el precio a pagar por la protección contra Demonios. También escribe en un pergamino la palabra YHVH del Tetragrámaton, el nombre de Yahvé. Tras dejar secar la tinta, lo guarda en su túnica, cerca del corazón.

Meir escribe una carta al “Espectro”, el guardián que protege a Bagohi, el gobernador de Jerusalén. Le alerta de la presencia demoníaca en la ciudad y le pide que proteja al gobernador con símbolos sagrados, explicándole detalladamente cómo puede hacerlo.


Contacto en la taberna
Mudji, tras refugiarse en el palacete del trono, por deseo de Innominat queda con su contacto Nosferatu Ephraim para intercambiar información sobre el Demonio y sobre el horrible Ser que vio Innominat en su visión. Se pregunta si serán el mismo… no obtiene respuesta.

Gato ghoul
Cuando Mudji entra en la taberna de Zikaron, su contacto, este le enseña un bonito gato persa gris que acaba de adoptar. Apareció aquí la otra noche y resulta que era ghoul de algún vampiro que lo ha abandonado o se ha ido de Jerusalén. Lo ha alimentado con Vitae y parece que ha decidido quedarse con él. Es un espécimen espectacular, ya que dispone de una Potencia solamente atesorada con el paso de las décadas de ghoul de un vampiro poderoso. Parece que está de suerte, quizás su amo haya muerto y pueda quedarselo.

Zikaron ha preparado la mesa más apartada de la que dispone para que el encuentro entre Mudji y su informante sea lo más discreto posible. Un hombre obeso y con barba negra y túnica negra irrumpe en la taberna y se acerca a Zikaron. Está ebrio e intercambia unas palabras con el propietario, tras lo cual se acerca tambaleándose hasta la mesa de Mudji. Se sienta y automáticamente cambia de actitud y de voz, es Ephraim, con el disfraz de las mil caras que le otorga la Ofuscación. Además de su Disciplina parece tener dotes interpretativas para parecer otra persona y hacer el engaño más creíble.

Mudji explica a Ephraim que el Príncipe respeta su independencia pero que cada vez que entren en Jerusalén deberían presentarse ante él por respeto. El Nosferatu no está de acuerdo en tener que hacerlo, si solamente es para, por ejemplo, estos encuentros con Mudji. Llegan a la conclusión que si solamente es para una noche esporádica no es necesario hacerlo pero si fuera para más tiempo y por alguna causa especial deben hacerlo. Ephraim cuestiona ser contactos si este asunto se asevera y Mudji le tranquiliza ya que es alguien de confianza del Príncipe, aunque sigue aconsejandoles que se presenten.

El Assamita cuenta al Nosferatu la visión que ha tenido Innominat al utilizar su Auspex, en la que un “Ser” parecido a una momia con un tercer ojo destrozó a un hombre al otro lado de las murallas de la ciudad. Ephraim atemorizado le pregunta si están locos y si quieren morir, justamente han hecho lo que les dijo que no hicieran. Si buscan la muerte definitiva pueden seguir molestándole, pero si están vivos después de haberlo hecho es un milagro que no deberían ignorar. El Nosferatu aconseja encarecidamente a Mudji que no vuelvan a buscarlo. Dios les ha concedido una segunda oportunidad, deberían aprovecharla y centrarse en sus asuntos.

Tras esto hablan de la presencia de un secuaz del Señor de las Moscas, el Demonio Belcebú. Ephraim resta importancia al incidente, ya no es un problema, hace tiempo vino por algo, lo encontró y se fue, seguramente el secuaz fuera un resto de su estancia en Jerusalén.

Mudji le cuenta también que ha venido un Ravnos que es cazador de Demonios, su nombre es Amal Faruk. Busca cada noche a Belcebú y de momento no ha encontrado rastro de su presencia, excepto la otra noche con este oscuro acólito.

Ambos vampiros, antes de despedirse, aseguran que hablarán con sus respectivos señores para contarles las novedades sobre el “Ser” y los demás asuntos aquí tratados.

 
El calor del día
La sensación de Mudji es confusa, se despierta muy cansado y está tirado en medio de la calle, hace muchísimo calor y la iluminación del entorno hace entender por las malas al Assamita … ¡que es de día!.

Los rayos de sol iluminan indirectamente al vampiro, suficiente para que sus manos y su cara comiencen a humear y a prender fuego. Ante tal mortal situación, Mudji mantiene a la bestia encadenada, si no, claramente sería su fin.

A duras penas con un gran esfuerzo permanece despierto y busca un lugar donde poder cobijarse de los rayos del sol. Se siente débil, su no vida pende de un hilo y no sabe cómo ha llegado hasta aquí. Con la piel ardiendo literalmente se arroja por una alcantarilla y cae al agua infecta que apaga sus llamas.

Arrastrándose y manteniendo  la compostura, costándole horrores seguir despierto, encuentra un agujero que le lleva a una vieja catacumba en la que se encarama escalando hacia lo más alto, como un gran murciélago huyendo del sol. Ahí entre dos paredes con apenas sitio para moverse y el suelo a unos metros, Mudji se duerme inquieto y muerto de miedo.

No acaba aquí su mala suerte, ya que un vagabundo, aún durante el día, le despierta mientras le roba la espada. Su falx, un filo ancho muy especial forjado en Damasco que produce daño agravado a los vampiros y es especialmente ligero y manejable.

Mudji ve al humano con su espada en las manos y éste se ha dado cuenta de que el vampiro se ha despertado. El vagabundo esgrime la espada torpemente y amenaza a Mudji con matarle si no le deja llevársela. Mudji decide no hacer nada, ya que es de día y como ser de las Tinieblas, su vulnerabilidad en horas diurnas es altísima, sin contar con que las quemaduras del sol le producen un escozor inaudito. Así que no tiene más remedio que dormir y esperar a que pase la noche.

De mientras, Innominat manda a Umaskal a buscar a Mudji, ya que anoche no acudió a las clases de ocultismo  ni se refugió en el asentamiento del rebaño del Príncipe. Tras dejar a Meir, su Senescal, al mando del gobierno, el propio Innominat busca a Mudji por las calles sin suerte, temiendose lo peor.

Mudji se despierta al caer la noche, ¡está vivo!. Se encuentra dolorido y con quemaduras en manos y cara, a pesar de que necesitará gran cantidad de sangre para sanar sus heridas, como todo vampiro, en su caso personal tiene un curioso defecto y es que siempre le quedan cicatrices de sus heridas, aun estando su cuerpo muerto. Con lo cual las quemaduras le acompañarán toda su existencia. Se acicala como puede y se encamina herido hacia el salón del trono.


Veneno para los desfavorecidos
Esta noche el barrio bajo de Jerusalén, área de influencia de Liezer, el Setita, se ha despertado con sus habitantes enfermos. Una epidemia está afectando a todos, sin distinción y ya se está cobrando las primeras vidas, las de los más débiles, ancianos y niños. Los síntomas son de tremendos dolores de tripa, sudores fríos y ojos amarillentos. Al parecer podrían haber sido envenenados.

Arkhan, el negro, ghoul de Liezer
Liezer saca del barrio a sus contactos y a su ghoul, que están fuertemente intoxicados, hasta el punto de que sus vidas corren peligro. En una taberna lejana a su barrio hipnotiza con sus ojos amarillos de Serpentis al posadero, que les llama a un médico para que les estabilice. Mientras Liezer les da de su cerveza especial, hecha con su sangre, esto hace que les baje la fiebre y comiencen a encontrarse mejor. Tras lo cual se dirige al salón de trono para compartir este suceso con el Príncipe.

Mientras, Amal se encuentra a  Meir en el salón del trono, le habla de su bella ghoul, Donna, y pregunta si está libre, ya que ha intentado seducirla y ella se ha resistido por respeto a su señor Meir. El sacerdote Capadocio le dice al cazador Ravnos que ella es libre de decidir, e intenta eludir ese tema tan carnal con el que se siente claramente incomodo. Amal insiste en que la diga que es libre para decidir, cree que es lo que necesita para sucumbir ante sus encantos de Ravnos. Meir zanja el asunto bruscamente, sin dar una respuesta a Amal.

Liezer ya ante Meir, el Senescal, le explica la situación de su Dominio y el Capadocio le acompaña para investigar el asunto. Lo primero que hace Meir es diagnosticar a allegados de Liezer para ver que les ha podido ocurrir y ayudar a curarlos. Tras varias pruebas el Capadocio afirma que efectivamente les han envenenado, seguramente por ingestión de agua estancada con algún tipo de patógeno, podría ser Cólera o algo parecido.

Una vez en el barrio, ven los estragos de la enfermedad, cuerpos de cadáveres apilados como madera, enfermos tirados en las esquinas. Se palpa la desesperación en sus miradas y el Capadocio tiene claro que esto es un castigo por su mala vida alejada de las leyes del Señor. Meir ve sus auras y sus colores le indican que sus vidas están apagándose como una vela, la enfermedad está cebándose con ellos, pero no parece nada sobrenatural.

Con la posición que Innominat le ha concedido, Meir decide actuar en calidad de Senescal. Mueve su influencia entre los sabios para que accedan a aconsejar a los consejeros del gobernador para que tomen la decisión de cercar en cuarentena todo barrio bajo, para que la enfermedad no afecte a toda la ciudad. Automáticamente el gobernador Bagohi ordena la cuarentena y moviliza a soldados para que hagan un cerco en las lindes del barrio afectado.

Por supuesto esto repercute en que suceden altercados entre los habitantes del barrio que quieren salir y los soldados que no se lo permiten. Varios enfermos se rebelan ante ellos y mueren a cuchilladas de sus filos persas.

De mientras Meir se pone en contacto con un Maestro herbolario de la Torá Negra, su hermandad de sabios, para que busque una cura para la enfermedad y raudo se pone a ello ayudado por los demás hermanos de la Torá.

Umaskal, ghoul de Innominat
Innominat y Umaskal ven los altercados del barrio en cuarentena y el Príncipe pregunta a un soldado que es lo que sucede. Éste anonadado con el aspecto de un niño angelical enfundado en una túnica es intercedido por Umaskal que se hace pasar por su padre para pedir explicaciones de lo que pasa. El soldado les ordena que regresen a sus casas, el gobernador ha prohibido el paso a este barrio por un brote de una enfermedad contagiosa.           

Liezer da a beber de su cerveza especial, la hecha con su Vitae, a Arkhan, su ghoul, y éste cuenta a su señor que Mudji, el vampiro camellero de las cicatrices ha sido quien ha envenenado el pozo de agua, del mismo que beben los habitantes del barrio bajo. Meir lo corrobora y efectivamente el pozo está envenenado y es clausurado por los soldados persas, para mayor seguridad.

La última noticia sobre el asunto la recibe Liezer, que al hacer balance de muertes en su Dominio se entera de que su grupo de secuaces, quince concretamente, han muerto todos por la enfermedad, parece ser que se han cebado especialmente con ellos. Lo que le hace pensar que sin duda alguna ha sido un ataque personal dirigido hacia él. Cuando Arkhan se entera se vuelve loco de ira y pide a su señor ir a matar a Mudji. Liezer le calma con sus ojos amarillos de Serpentis y le pide que deje el asunto en sus manos, él se encargará de solucionarlo.


¿Quién ha sido?
Todos los vampiros de la corte se encuentran en el salón del trono del Príncipe, sin duda hay que solucionar esta crisis antes de que se extienda por todo Jerusalén mermando la población y afectando a sus recursos.

Innominat pide a Meir que le explique lo sucedido y el Capadocio cuenta todo lo relacionado con el brote de esta dañina enfermedad, que seguramente haya sido alterada de algún modo, por algún experto para hacer más daño aún.  

Mudji con sus cicatrices de quemaduras recientes, explica su mortal episodio con el sol. No recuerda nada desde que salió de la taberna de Zikaron y al haberle visto envenenando el pozo durante su ausencia de recuerdos hace sospechar de él, aunque nadie le acusa abiertamente. Mudji explica que le han robado su espada de Damasco y pide a Liezer que la recupere, si lo hace le deberá un favor.

El Príncipe Pregunta a Mudji si han podido ser los Nosferatu y éste le contesta que no, que ellos no quieren problemas, que seguirán intercambiando información de una forma cordial sin meterse en líos. Mudji no los cree capaces de algo así, tampoco les beneficia una guerra con el Príncipe.

Meir pertenece una de las tribus originales de los Israelitas, la llamada tribu de Isacar, los denominados “Guías de los Espíritus”. Por esta razón siempre ha sido sensible a poder contactar con el mundo de los muertos, sobre todo con los que no han terminado de completar su viaje hacia el más allá.

El Capadocio cuenta que ha contactado con un espíritu que le ayuda desde el otro mundo, es el de su abuela y Meir le ha pedido que fuera al pozo para ver si el daño pudiera tener algo que ver con el mundo espiritual, o viera algo fuera de lo normal. La tierna anciana, con su voz suave le dice a Meir que algunas de sus almas vagan por la zona sin destino, unidos al pozo envenenado, pero nada fuera de lo normal. Sí que es cierto que ha percibido de ellos mucha cólera, ira y venganza, sus emociones más importantes, los grilletes que les atan al pozo y al mundo de la piel. Meir reza por sus almas, para que completen su viaje lo más plácidamente posible.


Visita a Zikaron
Innominat, Mudji y Amal deciden ir a la taberna de Zikaron para investigar el asunto del desvanecimiento de Mudji. Éste se encuentra desfigurado por las quemaduras del sol y decide taparse el rostro con la capucha de una oscura túnica que ahora le envuelve.

Los Vástagos se encuentran con Zikaron, en una estancia trasera de su taberna, esta zona es más discreta que él comedor y allí el propietario de la taberna pregunta a Mudji por su aspecto, éste le contesta que ha tenido problemas con el sol y ven al gato persa como deambula por los alrededores fijándose atentamente en ellos.

Mudji pregunta si vino alguien especial la última noche, en la que se encontró con el hombre obeso de barba y túnica oscura, que era su contacto Ephraim con el poder de las mil caras. Zikaron responde negativamente.

Innominat se presenta ante Zikaron como el Príncipe de la ciudad. El ghoul perplejo observa como el Matusalén le refleja en un espejo de mano y repite la operación con el gato aquí presente. Zikaron se siente abrumado por la presencia de la máxima autoridad vampírica de Jerusalén. El tabernero le expresa su máximo respeto hacia él y dice querer la paz sin influir negativamente en sus asuntos. El Príncipe le permite seguir en la ciudad siempre y cuando le mantenga informado de los asuntos turbios de los que se entere, lo podrá hacer por medio de Mudji, su pupilo. Zikaron acepta sin dudarlo y hace una tosca reverencia a Innominat.

Para terminar investigan el callejón donde Mudji perdió el conocimiento y no sacan nada en claro, simplemente hay leves huellas de sus movimientos diurnos. El neonato Assamita teme con solo recordar como el sol abrasador calcinaba sobre su curtida piel.
  

Especulaciones
Regresan al salón del trono y allí Liezer explica que fue a Mudji a quien vieron envenenar el pozo.

Hablan del nuevo Ravnos que se ha presentado ante Innominat, Yosef. Amal Faruk pregunta al Príncipe que le ha dicho de él y este le contesta que nada bueno. Amal no recuerda nada de lo ocurrido en aquella historia y fue Yosef el mismo que se lo contó hace unas noches, poco antes de entrar en Jerusalén.

Amal con gran pesar relata su pasado al resto de Vampiros, corroborando la macabra historia que Yosef le contó al Príncipe, la noche de la presentación. Pactó con un Demonio para que lo llevara a Arcadia a cambio de cien años de su no vida, ya que ya era Vampiro pensaba que era un bajo precio. El Demonio se lo concedió pero a cambio de la vida de 40 familias que viajaban con Amal y que perecieron enterradas vivas junto al cuerpo del Ravnos en sopor. Esa era la parte del contrato de la que no supo hasta que sucedió, fue engañado. Se lo merecía, aunque desconoce las razones reales que le movieron a hacerlo, no recuerda nada de aquella época.

El Ravnos afectado, quiere remediar este agravio, ya que fue claramente timado por el Demonio. En este momento Meir resta importancia a la muerte de su Kumpañia, ya que los zíngaros, al no ser creyentes son como animales sin alma, así que no debería apenarse tanto. Amal cambia su afligido rostro por el de ira y agravio y escupiendo sangre a los pies de Meir pide respeto por sus familiares difuntos. Meir insiste en que eran paganos y como tal pagaron su precio. Amal contiene su bestia, que solo quiere desgarrar al Capadocio y hacerle tragar sus palabras con sangre. Innominat pide calma y bajan la tensión del ambiente y acaban discutiendo sobre Yahvé y los cultos religiosos.


La pira funeraria
La noche siguiente mientras las familias del barrio bajo se recuperan hacen balance de sus muertos y en todos los hogares han muerto casi la mitad de sus miembros.

Los cuerpos de los muertos comienzan a ser un problema de salubridad y Meir toma la difícil decisión de que todos los cadáveres se apilen en el centro de la plaza del barrio y se quemen por el bien de los supervivientes. La mejor forma de acabar con infecciones futuras es quemando los restos. Esta dura decisión choca frontalmente con sus creencias, ya que si sus cuerpos son incinerados no se salvarán sus almas, ya que deben ser enterrados bajo el más estricto rito funerario hebreo. Al mismo tiempo eran mayormente pecadores y casi todos vivían al margen de las leyes de Yahvé. Sera un sacrificio piadoso ya que todas sus almas pecadoras irán al infierno, pero lo harán para salvar a los que aún caminan entre los vivos, dándoles otra oportunidad para seguir adorando al Señor. serán mártires dando su alma por la vida terrenal de sus familiares y amigos, alivio para las almas que aún no han sido condenadas y pueden ir al cielo de Yahvé. 

Es una decisión dolorosa y con su influencia el Capadocio consigue que el gobernador tome esa decisión y transcurrido poco tiempo apilen y prendan la gran pira funeraria hecha con los cuerpos de los pobres e indefensos que han perecido por la enfermedad.

El fuego ilumina y calienta enormemente y el olor a carne quemada llega a todos los rincones de la ciudad . Meir llora sangre dolido y reza por sus piadosas almas, la bestia de su interior se revuelve aunque al final mantiene la firmeza de su decisión por el bien de los que aun siguen con vida. Lo más seguro de no hacerlo, hubiera sido que la epidemia de extendiera por todo Jerusalén y esta quedase casi despoblada. Un precio demasiado grande a pagar, y era una posibilidad real ya que se había visto en más lugares afectados por las enfermedades, pueblos arrasados por epidemias incontroladas y enviadas por el Señor para castigar a los pecadores.

El Gran Sacrificio lo llamarón. El Capadocio decide decretar siete días y siete noches de luto y en silencio por parte de todo creyente de Jerusalén. Fue en homenaje a las almas de los mártires que han muerto y están siendo incinerados de camino a los fuegos del infierno eterno.

Meir mismo ejerce este voto de silencio y permanece sin hablar siete noches completas, una por cada brazo del candelabro sagrado del Menorá. El gobernador lo anuncia públicamente y el pueblo obedece con pesar rezando y llorando por sus almas perdidas, sobre todo las de los inocentes.

Mudji y Liezer salen a cazar transeúntes y aprovechan para dejar sus cuerpos vaciados de sangre cerca de la gran hoguera para que arrojen sus cuerpos a la pira confundiendolos con los de algunos enfermos. Tras esto por orden de Innominat buscan juntos a Yosef, para llevarlo ante el Príncipe e interrogarlo por si supiera algo de este turbio asunto.

Encuentran su caravana de zíngaros y cerca de estos a Yosef, que a pesar del penar de las gentes, anda de taberna en taberna jugando, apostando y desplumando a todo el que puede, para el Ravnos esto es una oportunidad, ya que tienen su guardia baja por el dolor.

Yosef saluda a Liezer pero no conoce a Mudji, se presentan y el Ravnos le propone una apuesta, consiste en ver quién de los dos puede acercarse más a la pira funeraria que arde peligrosa en el centro de la ciudad. El Assamita accede pensando que así podrá acercarse más al Ravnos y ganárselo de alguna manera. Mudji pide a Yosef que si gana él le busque su hoja de Damasco, que le ha sido robada por un vagabundo durante el día. El Ravnos si gana pedirá un favor a Mudji.

Ambos están de acuerdo y se preparan ante la gigantesca hoguera de fuego que arde en la lejanía. Se miran y comienzan a camina en dirección hacia el fuego, justo lo contrario de lo que les advierten sus bestias interiores, ya que si se acercan demasiado arderán como la paja seca.

Liezer advierte a Mudji que Innominat quiere ver al Ravnos y que esto puede perjudicar esta petición. A ambos vampiros no les parece que sea a así, desoyen sus advertencias y proceden con el juego ideado por el Ravnos. Poco después de haber empezado Yosef sale aullando de terror en dirección contraria y Mudji gana la apuesta.    

Liezer se queda mirando a Mudji y da media vuelta sin mediar palabra, se dirige hacia su Dominio pensando que el Assamita sabrá que decirle al Príncipe sobre la huida de Jerusalén de Yosef.

El Setita pide a su ghoul Arkhan que busque la espada de Mudji como este le ha pedido, es de preciado acero de Damasco, muy valiosa y quiere que la encuentre y se la traiga. Un sin techo se la robó por el día en las alcantarillas. A cambio Liezer le da a su ghoul una bolsa de monedas que ha ganado apostando contra el desprendido Yosef.


Muraguri, Vidente Eterno,
Mentor de Amal Faruk
Muraguri
El Mentor de Amal Faruk es un mago llamado Muraguri y al parecer ha llegado a la ciudad. Por medio de su magia contacta telepáticamente con el Ravnos y le expresa el deseo de interceder para con el Príncipe vampiro de la ciudad, ya que él como mago no le debe pleitesía, pero le gustaría tener una relación cordial con él, ya que sus intereses en Jerusalén podrían ser afines. Muraguri está aquí para encerrar a cierto Demonio al que sabe que no se puede destruir, su nombre Adh-Dhubab Zevuhv.

Cuenta a Amal que no quiere problemas con su sociedad vampírica y que le gustaría no interferir en los asuntos de su Príncipe, y que él hiciera lo mismo con su persona, siempre y cuando no se perjudiquen.

Acto seguido Amal da esta información a Innominat que está de acuerdo en afianzar este pacto de no agresión entre él y su Mentor. Juntos van en su encuentro y en el sótano de una humilde vivienda se encuentran con el anciano mago.

Su aspecto es de un el de un chamán tribal de tez negra como el carbón. Porta una extraña túnica con extraños símbolos y en su mano derecha lleva un llamativo báculo con un gran símbolo arcano metálico en lo alto.

Muraguri e Innominat se presentan y ambos exponen la necesidad de llevarse bien. El mago confiesa al Príncipe que está en la ciudad de paso y que su fin es acabar con la existencia terrenal del Demonio Adh-Dhubab Zevuhv, también conocido como Belcebú. Terminan su conversación estando de acuerdo en la limpiar Jerusalén de Demonios.


La decepción
Innominat, Meir y Amal han estado investigando el asunto del envenenamiento del pozo y llegan a la conclusión de que alguien con el aspecto de Mudji le ha tendido una trampa, que debe haber sido el mismo que le hizo dormir y casi acabó con su no vida durante el día.

Cuando regresan al salón del trono, Liezer y Mudji están esperando a Innominat y éste pregunta por Yosef el Ravnos. Liezer y Mudji le cuentan lo sucedido, cómo el Ravnos tras una apuesta con Mudji acabó huyendo aterrorizado de Jerusalén poseído por la bestia. Mudji se excusa diciendo que fue su forma de ganarse al Ravnos y Liezer expone que le advirtió de las posibles consecuencias pero que el Assamita no escucho sus palabras.

Innominat enfadado con su pupilo le pregunta si todo hubiera ido mejor si solamente se hubiera encargado del asunto Liezer y Mudji le responde sinceramente que seguramente así sea. El Príncipe iracundo reprende a Mudji y le pide que abandone el salón del trono no sin antes ordenarle que busque al Ravnos y arregle lo que ha estropeado. A Liezer le ordena que investigue sobre el veneno vertido en el pozo de su Dominio.


Cerveza de sangre     
Arkhan, ghoul de Liezer, ha encontrado la espada de Mudji, pero está en manos de Yosef, el Ravnos adicto al juego. Arkhan lleva a Yosef ante su señor Liezer que le confiesa estar interesado en la espada de Mudji. El Ravnos propone la siguiente apuesta por la espada: ver quién de los dos aguanta más andando por los rescoldos, aún ardientes, de la fogata de los cuerpos calcinados en el barrio bajo. El Seguidor de Set propone otra apuesta diferente, ver quien aguanta más bebiendo una cerveza de sangre que elabora el propio Liezer, alerta al Ravnos que no debe preocuparse por vincularse, ya que solamente nutre y sabe a Vitae pero no por estar hecha con su sangre le vinculará a él. Eso sí, sabe a la mejor cerveza que recuerda haber bebido de humano, eso seguro. Yosef no puede evitar aceptar la apuesta.

En casa de Arkhan, ambos vástagos comienzan a beber jarras de sangre de la cosecha especial de Liezer que Arkhan va sirviéndoles. El Seguidor de Set aguanta como un toro, ya que el alcohol a penas parece afectarle. Yosef, comienza a coger confianza y se hace amigo de Liezer. Sin embargo, el Ravnos tras beber litros y litros de cerveza, coge una borrachera tal que se queda inconsciente en el suelo.

Liezer toma la espada de Liezer, ya que ha ganado la apuesta con el Ravnos y Arkhan propone robarle el espadón que lleva al cinto el propio Yosef, parece de buena calidad, asevera que con la "curda" que lleva puede perfectamente no acordarse de donde la perdió. Liezer no se lo permite y Arkhan delibera con hacerle posibles apuestas en las que acabe bajo los rayos de la luz del día, por payaso. Su señor se ríe mucho ante las ingeniosas ideas de su ghoul pero no le permite hacerlas, todas ellas acaban rompiendo la tradición de la eliminación.

Liezer pide a Arkhan que lleve a cuestas a Yosef para presentarlo ante el Príncipe. Durante el camino el Ravnos se despeja y declara que le fascina Set y sus “mierdas”, como él las llama, quiere ser amigo de Liezer. Todo esto lo dice con una borrachera encima que no se tiene en pie, Arkhan resignado le ayuda a caminar.

Ya ante Innominat, Liezer le explica cual es la situación y a pesar del estado del Ravnos, el Príncipe interroga a Yosef sobre el asunto del pozo envenenado. El Ravnos a penas se tiene en pie, pero confiesa no saber nada del tema.

Yosef en esa misma audición, borracho y desinhibido, sin vergüenza alguna confiesa querer ser amigo de Liezer, siempre le han atraído todos los asuntos egipcios, cree que en Egipto están los orígenes de su pueblo zíngaro y su deber es ayudar a Set y sus serpientes.

Innominat pide a Liezer que se lo lleve a que le dé el aire mientras el Matusalén piensa cual es el próximo paso a dar.


El culpable
Meir está reunido con los mejores herbolarios de la zona, quiere saber cuál es el origen del veneno que utilizaron para emponzoñar el pozo y llegan a la conclusión de que es una mezcla de ocho venenos mezclados originarios de diferentes lugares de Persia.

Liezer y Yosef comienzan una alianza ya que el Ravnos se ofrece a ayudarle a toda costa. El Setita no se fía mucho de este regalo y como siempre sospecha que esté envenenado, pero las intenciones de Yosef parecen reales, incluso ahora que se la va pasando el estado de embriaguez. El Seguidor de Set pide a Arkhan que guarde la espada de Mudji y no le dice nada a su propietario, la rivalidad entre el Seguidor de Set y Assamita continua en las sombras.

En el transcurso de esta noche un misterioso personaje se pone en contacto con Arkhan y le transmite a Liezer que puede ayudarle con este turbio asunto. Para ello propone quedar con él a solas.

Innominat y Mudji se encuentran en la puerta de las basuras, un lugar inmundo donde hay montañas de deshechos y basuras de todos los lugares de la ciudad. Por el camino, premeditadamente han hablado mal de Liezer, por si esto pudiera alertar a quien quiera hacerle daño, pero nadie sale a su encuentro.

En la puerta de las basuras tiene Mudji su contacto, Gaspar, un soldado persa guardián de
Gaspar, guardián de
la puerta de las basuras
esta puerta. Mudji da a Gaspar la descripción de su Sire Aleatsh, un infame Assamita que tiene una reputación nefasta en el clan y por defecto la arrastra Mudji por su culpa.

El guardián de la puerta les dice que efectivamente ha entrado por esta puerta hace unas noches, lo hizo encapuchado pero la descripción encaja con el sospechoso. Ya no tienen ninguna duda que el Sire de Mudji está tras estas tropelías, intentando inculpar a su chiquillo para perjudicarle directamente y enfrentándolo con Liezer el Seguidor de Set.


Secuestrado
A la noche siguiente Liezer estima quedar con el misterioso personaje que quiere ayudarle, pero lo hace en un lugar público, en la plaza del barrio, donde aún siendo de noche hay movimiento, el Setita no se fía totalmente de él. Envía a su ghoul Arkhan para que acuerde el encuentro y así lo hace. 

Una vez en el lugar acordado entre los viandantes nocturnos hay un oscuro hombre que llama la atención, su aspecto hostil y su gran espada curva hacen sospechar de que pueda ser Assamita, quizás de origen persa.

Liezer espera paciente y el inquietante hombre se acerca hacia él de forma decidida, cuando de pronto desaparece ante la atenta mirada del Setita. Liezer se teme lo peor y en ese instante el Seguidor de Set es empalado con una gran estaca de madera que ha traspasado su corazón inmovilizando al vampiro que cae al suelo atónito.

Todo ha ocurrido en un abrir y cerrar de ojos. Nadie parece hacer nada al respecto y si lo ven, miran para otro lado. Una vez empalado, alguien le pone una capucha a Liezer en la cabeza y se lo lleva en volandas a una gran velocidad. Un tiempo después lo arrojan a un sótano húmedo y allí el Seguidor de Set esperará su incierto destino.

Arkhan ha sido golpeado fuertemente y apartado de la escena y ahora que se despeja un poco, aturdido, se encuentra tirado en el suelo escucha una voz que le dice -Si quieres ver a tu Sire con vida hazle llegar esta carta al Príncipe-. Cuando se despeja el atacante ya se ha ido y Arkhan corre hacia el salón del trono para alertar a Innominat de lo sucedido.

Innominat recibe una carta de Aleatsh, Sire de Mudji, tiene secuestrado a Liezer y solamente le liberará si lo intercambian por Auset, su Sire, una antigua e influyente hechicera Setita que tiene cierto peso en asuntos de Egipto en una posible guerra con los persas.

El Príncipe envía una carta a Auset explicándole la situación, su chiquillo ha sido apresado y el Assamita que lo ha hecho pide que ella misma se intercambie por él. Al mismo tiempo Innominat escribe también a Kayhana, Embajadora Assamita del reino persa para ponerla en conocimiento de lo ocurrido por si desea intervenir.

Mudji comparte con el Príncipe que su Sire es un infame Assamita que no está bien visto en el clan por sus actos de dudosa honra y su obsesión ciega por la Diablerie, fue el que intentó diabolizarle en el despertar de Innominat.


Planeando el rescate   
Innominat reúne a su corte y durante las semanas siguientes comparten ideas y opiniones sobre cómo conseguir liberar a Liezer sin dañar a su Sire en el intento.

Kayhana, Embajadora Persa,
Assamita
Kayhana, la Embajadora Assamita, llega a Jerusalén para ver cómo se soluciona el problema. Ella deja bien claro que Auset es una enemiga declarada de su clan y que beneficiarla y perjudicar a Aleatsh, el Sire de Mudji, por muy infame que sea, puede ser malo para el futuro de las relaciones de este Principado con Persia.

Yosef el Ravnos, se entera de lo ocurrido y se presta voluntario para ayudar en todo lo que se le necesite. El es amigo de Liezer y ayudará a rescatarlo dando su vida si fuera necesario y palabras textuales suyas: -Me apuesto con quien quiera lo que sea-

Auset también llega a Jerusalén y deja claro a Innominat que ella dará la no vida por su chiquillo sin medias tintas. Lo dice con lágrimas de sangre en los ojos, afirma estar dispuesta a asistir a un intercambio y enfrentarse al infame Aleatsh o morir por su chiquillo Liezer si su Dios Set así lo quiere. Duda que nadie quiera ayudar a los Seguidores de Set en esta situación, pero no la importa en absoluto. 

El Príncipe sopesa todas las opciones y sabe que la posible muerte tanto de Auset, de Liezer como de Aleatsh traerá consecuencias y algún bando saldrá perjudicado. También entiende que los Assamita persas moverán ficha ante tan jugoso regalo, Auset, una estratega de Egipto capaz de influir en Faraones hechiceros y consejeros.

Innominat deja bien claro a ambos bandos que Liezer pertenece a su corte y hará lo posible por rescatarle con vida y castigar a su captor, como se merece. Aunque a priori esta opción no vaya a beneficiar al Príncipe ante su clan, los Assamitas de Persia. También recuerda a ambas partes que Aleatsh intentó diabolizarle en su despertar y si no fuera por su chiquillo Mudji ahora estaría muerto y su esencia en el interior del infame diabolista.

Aleatsh hace llegar las condiciones a Innominat, nadie sabe cómo lo hace, parece emplear algún tipo de magia. Solo un vampiro acompañará a Auset y el intercambio será en un lugar que el mismo dictaminará poco antes del encuentro.

Tras muchas deliberaciones Auset, desesperada, pide intercambiarse por su chiquillo, aunque fuera sin condiciones.

Traman un posible plan, en resumen sería lo siguiente: Que Auset lleve ofuscados a cuatro vampiros y una vez en el lugar del intercambio se “desofuscan” y matan a Aleatsh antes de que dañe a Liezer.  

Meir, como Senescal consejero de Innominat alerta a éste de las consecuencias negativas de llevar a cabo este plan. Como les ha dicho la embajadora persa, el futuro de Jerusalén puede salir perjudicado a largo plazo si benefician al clan Setita y perjudican a un Assamita por muy infame que sea su infractor.


Auset de Tebas, Sire de Liezer
El intercambio
Por fin llega la noche del intercambio. Aleatsh ha informado del lugar de encuentro, pero solamente se lo ha dicho a un conocido humano suyo, un mago de la ciudad, Muraguri, el Vidente Eterno, Mentor de Amal Faruk, Ravnos. El se encargará de transportarles mágicamente al lugar del intercambio dónde Aleatsh liberará a Liezer si recibe a Auset en su lugar.  

El Príncipe Innominat reúne a su corte, Meir, su Senescal, Amal Faruk, el cazador de Demonios, Mudji, su joven pupilo, Yosef, el Ravnos, Kayhana, la embajadora persa y Auset, Sire de Liezer.

La tensión se palpa en el ambiente y los vampiros esperan la visita de Muraguri para que les traslade al lugar del encuentro. Mientras lo hacen ultiman los detalles del plan, en el que finalmente acudirán Meir, Amal, Yosef e Innominat ofuscados por Auset que irá alado de Mudji, que irá como acompañante. Cuando lleguen a ver a Liezer atacarán todos a Aleatsh para dejarle fuera de combate salvando al Setita de cualquier daño.

Mudji pregunta a Arkhan si han conseguido encontrar su espada. El ghoul no le responde. Mudji le dice que si se la devuelve le deberá un favor a su Sire. Arkhan decide aceptar y le devuelve su acero de Damasco al Assamita, manteniendo la mirada con Mudji.

Tras un fogonazo de luz blanca, Muraguri aparece mágicamente en la estancia. Todos le observan y él muy tranquilo saluda a Amal sobriamente. Escucha las indicaciones de Innominat sobre lo que debe hacer y lo hará tomando parte del engaño ya que no podrá decir nada a su contacto Aleatsh sobre los vampiros ofuscados que viajan con ellos.

Muraguri acepta hacerlo, ya que es el Mentor de Amal, pero recuerda al Príncipe que él no
Amón, Guardián de Auset
puede tomar parte en ningún conflicto vampírico. Kayhana la embajadora se quedará en el salón del trono junto a Umaskal, Arkhan y Amón, el ghoul protector de Auset.

El mago pide a los que van a viajar que se posicionen alrededor de él y Auset se concentra para ofuscar a todos excepto a Mudji, que será el que oficialmente llevará a la Seguidora de Set para su intercambio por su chiquillo Liezer.

El anciano cierra los ojos y eleva su aparatoso báculo por encima de sus cabezas. Una luz cegadora lo envuelve todo y de pronto todos ellos se encuentran en pleno desierto, un terreno escarpado, turbio, oscuro, lleno de acantilados y grandes rocas.

El viento sopla fuertemente y el frío se cuela hasta los huesos. Al otro lado de un pequeño desfiladero se encuentra Aleatsh con Liezer empalado a sus pies. Empuña con ambas manos una gran espada grabada y permanece en guardia atento a cualquier cambio de última hora.

Innominat se concentra con los ojos cerrados y con los bracitos en alto invoca una gran tormenta de arena que les rodea dificultando la visión del lugar.

Muraguri ya no está y aparentemente solo están los cuatro vástagos protagonistas del intercambio. Auset al ver a Liezer indefenso en el suelo se olvida del plan y su sentimiento, nada corriente, hacia su chiquillo hace que corra a su encuentro dejando expuestos a los cuatro vástagos que ya no se encuentran ofuscados.

Auset invadida por el terror grita el nombre de su chiquillo  -¡¡¡¡ Lieeeeezeeeeeer !!!!- El manto de invisibilidad que cubría a los personajes ha caído y Aleatsh eleva su gran espada por encima de su cabeza. Yosef corre hacia Liezer mientras el resto de vampiros direccionan su sangre mentalmente para potenciar sus atributos físicos y sus Disciplinas mágicas.

Auset llega corriendo hasta su chiquillo, lo abraza y eleva la cabeza para ver el rostro de la muerte. Aleatsh de un rápido y certero tajo decapita a la antigua vampiresa que se deshace en cenizas sobre el cuerpo de su inmovilizado chiquillo Liezer. El Setita es consciente de todo, sus ojos están abiertos como platos llenos de e impotencia y rabia al no poder hacer nada por estar inmovilizado. El fuerte viento de la tormenta sobrenatural se lleva las cenizas y los ropajes de Auset, elevándolos hacia el encapotado cielo nocturno.

Aleatsh tras su cruel asesinato se ofusca y desaparece, mientras Innominat hace soplar la arena hacia su última posición para que se vea su contorno y así poder atacarle.

Aleatsh, Sire de Mudji
Meir y Mudji corren hacia Liezer, este último con su Disciplina de Celeridad.  Amal con su Quimerismo hace que dos estacas aparezcan en sus manos y las arroja directas al corazón empalando a Aleatsh, que aunque sea una ilusión éste cree que es cierto y queda inmovilizado por ellas.

Mudji con Celeridad se planta ante su paralizado Sire y ambos se miran a los ojos. Aleatsh le dice -Nos jugamos la guerra Mudji- a lo que Mudji responde con un golpe certero de su espada, que impacta en el brazo de su perplejo Sire.

Meir grita a Mudji mientras corre, que no lo mate. Innominat con su Hechicería de Sangre se teletransporta y aparece entre Sire y chiquillo,  ejecutando el Toque del Escorpión sobre Aleatsh, este poder pertenece a la disciplina de Extinción, exclusiva de los Assamitas. Con él Innominat escupe un poderoso veneno que arrebata a su presa parte de su resistencia debilitándolo. Y para terminar Mudji le da un fuerte golpe en la cabeza con el mango de su espada dejando a su Sire en sopor.

Tras esto Mudji pide una estaca, Yosef le da una y lo empala con rabia atravesando su negro y muerto corazón, ahora no podrá moverse hasta que sea juzgado.

Innominat hace que la tormenta cese. Meir arranca la estaca de Liezer y con mucho tacto le dice que su Sire Auset está muerta. El Seguidor de Set sintiéndose desvinculado de su Sire, al haber muerto esta, mira los ropajes cayendo del cielo y contiene su ira gracias a su autocontrol. Es una sensación contradictoria, por un lado se siente libre por haber roto el vinculo con su Sire y por otro lado siente ira por la muerte de su creadora, emociones difíciles de canalizar.


Sello de Innominat
El juicio de Aleatsh
Ya de nuevo en la sala del trono, transportados mágicamente de la misma forma de la que fueron por Muraguri, tras el fogonazo de luz blanca el mago desaparece dejando a los vampiros con sus asuntos.

La embajadora Assamita espera el desenlace y al ver el cuerpo de Aleatsh empalado y no ver regresar Auset, supone lo ocurrido. El resto de vampiros y ghouls esperan la deliberación del Príncipe y lo hacen en un silencio sepulcral, todos en pie ante el imponente trono de oro y joyas, con los grandes símbolos de Innominat hechos a mano por el difunto Jacob.

Innominat informa de lo ocurrido a Kayhana, la embajadora persa. Esta permanece en silencio evaluando los pros y los contras de lo ocurrido. Auset una Setita importante ha perdido la no vida y su ejecutor, un infame Assamita antiguo aguarda su juicio.

Meir espera la orden de Innominat y despierta con unas palmadas en la cara a  Aleatsh, que perplejo e inmóvil, atravesado por la estaca clavada por Mudji, observa lo que sucede.

El Príncipe ante él comienza a sentenciarle -Aleatsh se te acusa de intento de Diablerie a un Matusalén. Intento de asesinato hacia tu chiquillo Mudji. Intento de implicar a su chiquillo Mudji en rivalidades internas. Intento de acrecentar y fomentar la guerra entre los clanes Assamita y Setita. Asesinato de Auset, Sire de Liezer. ¿Cómo te declaras?- El Matusalén Assamita espera su contestación que sale de sus labios con dificultad -inocente- dice Aleatsh con cara de odio.

Innominat, muy enfadado le replica -mentir en presencia del Dios de la verdad es un pecado. Aleatsh del clan Assamita, te declaro culpable por envenenar el pozo del Dominio de Liezer e inculpar a Mudji. Culpable por romper la tradición de la presentación. Culpable por conspirar contra los Seguidores del Set y finalmente asesinar a Auset, una antigua Seguidora de Set, Sire de Liezer miembro de mi corte. ¿Tienes algo que alegar?- Aleatsh, con gran esfuerzo, escupe sangre y espeta al Príncipe –¡¡¡ Niño bastardo, comeme la verga !!!- Mudji hasta ahora inmóvil, le arrea un puñetazo en la boca a Aleatsh que le hace tragar sus insultos hacia Innominat.

El Príncipe muy tenso, mientras siente la atenta mirada de la embajadora sobre sus actos, se dirige a Meir, su Senescal, y le pregunta -¿Meir tengo el derecho de ejecutarle?- A lo que Meir muy pensativo se dirige el dándole las diferentes opciones:

-Tal y como yo lo veo, ahora mismo hay tres opciones:

+ Primera, ajusticiarle aquí y ahora. Perjudicando al clan Assamita despojándoles de un Antiguo, culpable al fin y al cabo.

+ Segunda, dejar que la embajadora Assamita se lo lleve y lo ajusticien en el clan según sus leyes. Dándoles por nuestra parte, muestras de buena fe para con ellos y todo su clan Assamita.

+ Y tercera, darles al culpable a los Seguidores de Set y que sean ellos los que lo ejecuten por el asesinato de Auset. Justicia poética.-

Yosef, claramente molesto pregunta en alto para que se le oiga bien -¿qué es lo que opina Liezer? sería importante tener en cuenta su opinión dado que es su Sire la que ha sido asesinada-

Liezer muy callado y pensativo dice con voz susurrante -la única solución que hay es llevarme a Aleatsh a Tebas, hogar de mi Sire.- Kayhana, la embajadora Assamita concluye a continuación de Liezer -eso causaría un seísmo político que llegaría hasta Alamut-

Mientras Innominat piensa que debe hacer Mudji actúa y da un corte perfectamente ejecutado por la mano de un asesino. Con él, parte por la mitad el cuerpo de su Sire, que al estar tan mal herido e indefenso, recibe la muerte definitiva, pudriéndose a gran velocidad y convirtiéndose en cenizas en cuestión de segundos.

Mudji enojado y con el aun filo agarrado por ambas manos grita -Es mi Sire- acaba de ejecutarlo a sangre fría. Todos los presentes inmóviles en silencio, ninguno esperaba este giro de los acontecimientos. La cara de Innominat es un poema, no puede creerse lo que acaba de ocurrir.

Liezer enfadado mira las cenizas del asesino de su Sire y apretando los dientes y se va junto a su ghoul y al de Auset. Yosef también abandona el lugar a su lado, su expresión es de tristeza.

Kayhana, la embajadora Assamita persa esperaba una respuesta más diplomática por parte de Innominat y al ver lo sucedido con una rápida reverencia también abandona el lugar. Quedándose solamente Innominat, Mudji, Amal, Meir y Umaskal.

Amal da unos pasos y se coloca a lado de Mudji, apoyando claramente su acto. Innominat entre en cólera y grita al neonato -¡¡¡ me has dejado en mal lugar!!!-

Meir rompe una lanza por Mudji y le exculpa diciendo -no está liberado aun, es un neonato al cargo de un antiguo, en este caso del propio Príncipe-

Amal rompe su silencio y dice con voz firme -Mudji te salvó la vida cuando despertaste y su Sire intentó diabolizarte y ¿así se lo vas a pagar?, deberías devolverle el favor dejando pasar esta ruptura de las tradiciones. Creo que su Sire lo tiene bien merecido. Ya ha habido suficiente muerte por hoy-

Innominat está fuera de sí y grita a los asistentes, su instinto de juez le pide que ejecute a Mudji aquí mismo por romper la Tradición de la eliminación, pero se contiene pensando qué hacer y pensando cómo solventar esta difícil situación.   

 Mudji se arrodilla ante Innominat y con la cabeza baja exclama -Si queréis ajusticiarme, hazlo. He hecho lo que tenía que hacer, son un Assamita. Esto no iba a terminar hasta que uno de los dos fuera asesinado por el otro-

Meir intenta apaciguar la situación y explica al Príncipe -Es cierto que se ha adelantado a los acontecimientos, pero seguramente es la decisión que ibas a tomar tu mismo. Lo ha hecho mal y se merece un castigo, pero ¿la muerte? Es un castigo excesivo. Hay más tipos de castigos, acordes a la transgresión. Príncipe Innominat deberías tener compasión, mostrar clemencia, un buen dirigente lo hace y no es una muestra de debilidad, todo lo contrario denota sabiduría.-      

Amal apoya el discurso del Capadocio, mientras Meir recoge las cenizas del Sire de Mudji y las mete en un trozo de tela perteneciente al turbante de Aleatsh, ahora tirado junto a sus pertenencias, en el frío suelo de mármol fenicio.

Innominat entra en razón y decide castigar a Mudji de otra forma más tradicional, pide una daga a Umaskal, se corta la muñeca derecha de la que brota la sangre roja e intensa que el Príncipe vierte en el interior de una enjoyada copa de oro. El Matusalén con el rictus de su rostro muy serio, ofrece la copa de su sangre a Mudji, que aún arrodillado la bebe de un trago sin bacilar. Ahora siente un vinculo tan grande hacia su Príncipe que antes solamente presentía. Le teme al mismo tiempo que le admira y su sangre corre ahora y para siempre por sus venas.

El Príncipe, cansado, despide a los asistentes diciendo -Ha sido suficiente por hoy- y pide a Meir las cenizas de Aleatsh, que se las da sin más dilación.

Innominat sale al encuentro de Liezer y a solas con el Seguidor de Set le da el pésame por la muerte de su Sire y le ofrece las cenizas de su asesino diciéndole -Aleatsh ha sido ejecutado por su trasgresión. Te concedo derecho para adoptar al ghoul de tu Sire y te doy permiso para abrazar a Arkhan, tu ghoul de confianza.-

Liezer no dice una sola palabra e Innominat se va un tanto preocupado por su sobria reacción. Ve en sus ojos la desesperación y espera que no acabe haciendo una estupidez.


La despedida de Liezer
Yosef el Ravnos siente mucho la muerte del Sire de Liezer y pregunta en que le pude ayudar. Liezer le dice que va a irse a Tebas, Egipto y desde allí va a formar parte activa de la guerra contra los persas y los Assamita que los controlan. Yosef decide irse con él y Liezer reúne a sus ghouls y contactos y con ellos se sale de Jerusalén, la ciudad que ha visto crecer desde sus cenizas.

Por el camino el Seguidor de Set decide agrandar la familia y abraza a Arkhan, su fiel ghoul, que durante siglos ha estado a su lado apoyándolo a las duras y a las maduras y a Amón, el ghoul guardián de su Sire, que tiene siglos de experiencia a sus espaldas.

También hace ghouls a sus dos contactos, Shalva, la prostituta y al jefe de la guardia nocturna. Todos van camino de una guerra nocturna guiada por el Dios Set. Ya no hay nada que ate a Liezer a Jerusalén y así comienza su nuevo destino, honrando la memoria de su Sire Auset, la gran hechicera de Tebas.

Provincias (satrapías) del Imperio aqueménida (persa)