Crónicas de Yehud
II
Viejas alianzas
(388- 386)
Jerusalén, Capital de la satrapía de Yehud, 388 a. C. |
Vivimos una nueva era
bajo la regencia de Mudji, asesino del clan Assamita heredero del trono de
Jerusalén y pupilo de Innominat el milenario Matusalén ahora en Alamut. Como Regente
lleva la pesada carga de la corona mientras mete las manos en la influencia de
los guardias persas de Jerusalén.
Los vampiros más
cercanos al Regente Mudji están comprometidos a hacer varias tareas en la
ciudad y algunas de ellas ya están dando sus frutos.
Desdémona, Brujah
troyana, ha encajado cordialmente en la Jerusalén de Mudji. Sin llamar
demasiado la atención ha conseguido medirse en combate cuerpo a cuerpo contra
la mítica Anat, Matusalén de su propio clan. Lo hizo puramente por placer y sin
miedo a las consecuencias. A pesar de haber perdido, para ella ha sido un honor
inolvidable pelear contra una verdadera diosa caldea.
En cuanto a Meir, el
Senescal Capadocio, se ha dedicado a la enseñanza de su chiquilla Donna y se
encuentra tremendamente ilusionado con la expansión de la Tora Negra. Su
hermandad de sabios ha alzado el vuelo y los 15 originales elegidos por Meir,
viajan y se instalan en diferentes satrapías por toda Persia. A su vez duplican
su número eligiendo a más sabios locales. Donna, su chiquilla adoptiva, ha
elegido el camino de los libros en lugar del de la espada. Y por ultimo Abraham,
el Matusalén y Sire de Meir, regresa a Jerusalén para continuar su búsqueda
sagrada: Los escritos de la Torá Negra, que dan nombre a la hermandad de Meir.
Amal, Ravnos repudiado
por los de su propio clan, defiende la ciudad de cualquier posible influencia
demoniaca o malvada. Lo hace mientras forma a sus chiquillos Dante y Arang, la
cara y la cruz siempre a punto de estallar. Por ello uno de los dos decide
marcharse. Arang toma la decisión por miedo a hacer daño a su informal hermano
Dante.
Lamentablemente no
todo han sido aguas calmadas. Ha habido un asesinato en el seno de las redes de
influencia de Oded, el Primogénito Toreador. La muerte sin cabos sueltos de uno
de sus contactos, un valioso mercader, ha escamado a Oded que ya sentía cierto
malestar por la Regencia de Mudji, al sentirse excluido por el anterior
Príncipe, Innominat, a la hora de formar el nuevo gobierno. Y ahora esta
inoportuna muerte...
Nahum, leproso nómada
del clan Nosferatu, se mantiene siempre vigilante y sigiloso sobre los tejados
de la vieja Jerusalén. Piensa cual será su lugar en esta nueva realidad, ya que
cuando él se fue de la ciudad no era más que un gigantesco campamento con miles
de judíos rodeando las ruinas de la derruida tierra elegida por Yahvé.
Un par de nuevos cainitas
residen en Jerusalén, Nerea, enigmática chiquilla de Orión y Samas, Ventrue y
comerciante babilonio, qué asegura se encargará de realzar la economía de
Jerusalén con el beneplácito de Mudji, su Regente.
Durante dos años
reina relativa paz y tranquilidad hasta que las aguas comienzan a moverse con el
anuncio de que Anat, la Matusalén Brujah, dejará el Principado de Tiro y
elegirá a un sucesor... ¡La crónica está servida!
Salón del Trono del Regente, Jerusalén |
–No te voy a engañar Amal, estoy preocupado por cuáles
son tus intenciones
–confiesa inquieto el Regente Mudji al hermoso Ravnos– No me gusta nada la idea de que tú y tus chiquillos seáis mayoría ante
cualquier facción cainita de la ciudad. No me inspira ninguna confianza la
situación y temo que tu hermandad de chiquillos pueda desembocar en tu muerte…
–Mi intención siempre ha sido, es y será la misma. –Responde Amal con
mucha seguridad en su voz– Cumplir las predestinaciones
del espíritu guía Cob y liderar la hermandad de los Hijos de Faruk para que
aplasten el mal en cualquier forma que se presente. Y de ese modo poder
equilibrar la balanza.
Mudji, sentado en el
trono de oro, escucha atentamente las palabras de su extravagante compañero no
muerto y se gira hacia Meir, el Capadocio parece tener algo que decirle.
–Creo mi Señor que deberías tener más mano izquierda –dice Meir– La firmeza es efectiva cuando es necesaria
pero no siempre se puede solucionar todo con mano dura. Sé que Innominat era tu
mentor y el siempre fue firme en sus decisiones. No digo que errara, pero sí
creo que los tiempos actuales requieren ser más comprensivos con los
acontecimientos que nos requieren.
–Mi intención Meir –responde el Regente Mudji a su Senescal– es convertir Jerusalén en un lugar de auge
comercial, haciendo que prospere.
–Y vos Desdémona, ¿Cuáles son vuestras intenciones ahora que pertenecéis
a mi corte? –pregunta Mudji a la Brujah.
–Sabéis que me fui de Troya por asuntos personales que
nada tienen que ver con la política cainita. –Aclara la Brujah– Así que ahora solamente deseo proteger su
palacio y buscar un lugar donde conseguir que mi grupo de fieles guerreras
puedan vivir en paz y aseguren el relevo generacional adoptando niñas que
puedan encajar como guardianas mías.
Todos los presentes,
situados alrededor del trono, escuchan a la guerrera invidente.
–¿Nahum? –pregunta Mudji al leproso que apoyado sobre
una pared escucha silencioso todas las conversaciones.
–Yo quiero hablar con mi mentor Kothar –dice el Nosferatu–
Me encuentro vacío y sin rumbo y necesito
consejo sobre mi camino. Me dirigiré al valle de Hinnom y allí conseguiré su
sabio consejo.
El silencio se
apodera de la sala del trono mientras Mudji piensa su siguiente paso.
–Creo que sería interesante mi señor… –Meir rompe el
silencio– afianzar alianzas con Grecia,
quizás con ayuda de Anat y con Persépolis o Damasco apoyados por Alamut, ya que
ahora tenéis cierta mano allí…
–Con el debido respeto Senescal –interrumpe la Brujah dirigiéndose
al Capadocio– ¿No creéis que sería más oportuno conseguir primero
esas alianzas en nuestro entorno y no buscar en otros reinos lejanos?
Esto son solo
muestras de las inquietudes de los no muertos. Los cinco vampiros debaten sus
intenciones y un par de horas antes del amanecer se despiden dirigiéndose cada
uno a su refugio diurno.
Anat, Matusalén Brujah |
–Soy capaz de ver la esencia de tu alma –confiesa Anat, la
Matusalén Brujah, a una sorprendida Desdémona– Me siento orgullosa de que seamos del mismo clan.
–Me acabas de conocer… –responde la joven
guerrera invidente.
Al comienzo de la
noche la Brujah se ha encontrado con Anat. Es un placer disfrutar de su
compañía pero… ¿Por qué querría alguien tan poderosa habar con Desdémona?
Fafner, el lobo
lazarillo de la Brujah, mira atentamente a la desconocida visitante y permanece
alerta por si tuviera que actuar. Aunque su dueña no parece estar inquieta con
la presencia de la salvaje y aparente mujer y eso tranquiliza al can.
–Me fio de ti –dice Anat.
–Si esta conversación va a desembocar en algún tipo de
conspiración que acabe perjudicando a mi Regente Mudji… –advierte Desdémona– no es de mi interés…
–No es esa mi intención, neonata. –Responde Anat– Acudo a ti por tu imparcialidad. Eres una
vampiresa fuerte y libre. Se seguro que nadie gobierna tu destino y eso es lo
que necesito ahora mismo. Alguien que me aconseje de forma “limpia” como debo
aproximarme al Regente Mudji o si debo hacerlo siquiera… Es un asunto delicado.
–No te entiendo –dice Desdémona confusa.
–Mi intención siempre ha sido utilizar mi condición
sobrenatural para mejorar la humanidad –dice Anat–
Llevo siglos intentando hacerlo acertadamente, buscando la dirección correcta…
–El gobierno actual, los Persas aqueménidas –sigue Anat– fomentan únicamente la ambición hacia el
poder y esto acaba siempre en traición o destrucción. Lo vemos constantemente
cuando esparcen su oro por el mundo para
echar tierra sobre cualquier problema. La pérdida de valores en el clan
Assamita es evidente… y sin duda está ligado a la putrefacción del seno de la
corte persa. Ambos están corruptos hasta el alma…Gobiernos tiránicos y
malvados. Ambición desmedida. Oro que compra todo y condena a hombres y Vástagos.
–Desdémona… –dice Anat mientras susurra al oído de la
neonata Brujah– Yo traigo las luces que
disiparan las sombras. No es algo solamente personal, también es por el bien de
la humanidad.
–Deseo pedir ayuda al Regente Mudji para luchar contra
los persas en el reino de Chipre –dice Anat. –Con varios movimientos diplomáticos y poderosas alianzas vamos a
liberar Chipre y Tiro. Y esto solamente es el principio de la caída del podrido
imperio aqueménida. Iría a hablar con Mudji directamente pero considero que
quizás tú me puedas decir cuál es su orientación hacia el imperio persa por si
no debería ni invertir tiempo en hablar con él.
–He comprobado tu arrojo y tu pasión por la pelea y también
quiero pedirte que me acompañes personalmente a luchar a mi lado en Chipre –dice Anat mirando los
vacíos ojos de su compañera de clan.
–Por supuesto que iré contigo Anat. –Responde Desdémona
emocionada– sería un honor luchar a tu
lado. Eres una leyenda. En cuanto a Mudji, sé que es leal a Alamut, pero tengo
mis dudas de que sea a pesar del mal gobierno de los persas.
–Hay que romper las cadenas establecidas –dice Anat mirando al
infinito– Innominat comenzó el difícil
sendero de rebelión que acabó matando a su infame hermano y con una silla en el
consejo de Alamut. Quien no arriesga no gana y Mudji debería ser igual de
valiente que su mentor… Debería romper con su clan si este pierde la esencia
para lo que fue creado: Proteger a la Estirpe.
–Creo que deberíais hablar con su Senescal Meir –dice Desdémona– tiene más mano izquierda que Mudji y
seguro que sabe cómo abordar el asunto. De lo contrario podría ocasionar el
efecto contrario al que deseas.
–Por eso estoy hablando contigo hermana Brujah –susurra Anat a Desdémona.
–Mudji está sirviendo al gobierno erróneo –concluye Anat– y puede llevarle a cometer actos erróneos.
Debemos iniciar una rebelión que acabe con el imperio persa.
–Lo que no me gustaría… –dice Anat con cierta
dificultad– seria encontrar a Mudji junto
a vosotros arrastrado al frente del bando contrario al mío. Ni en mi peor
pesadilla me gustaría ver vuestros rostros frente a mí, en el cambo de batalla…
Meir, Senescal Capadocio |
Desdémona se despide
de Anat asegurándola una respuesta en la mayor brevedad posible. Y se encuentra
con Meir de forma discreta en el dominio de este, en su cementerio.
–Senescal –se presenta Desdémona al Capadocio– Debo consultarle un tema político del cual
yo no tengo la respuesta. No quiero perjudicar a Mudji y he preferido hablar
primero contigo ¿puedo confiar en ti?
–Por supuesto, mejor no decir nada a Mudji hasta estar
seguros. Cuéntame Desdémona –dice Meir mirando a la mujer y percatándose
que ella no se siente influida por su aspecto inocente, ya que es incapaz de
ver su rostro.
–Anat quiere el apoyo de Mudji para secundar una
reconquista propiciando la caída del imperio persa, que comenzará en el reino
de Chipre. –Dice
la Brujah– Asimismo me ha pedido que vaya
a luchar a su lado, petición que voy a aceptar a pesar de todo. El imperio
persa va a caer y Anat no quiere vernos frente a ella como enemigos. Quiere que
apoyemos la rebelión. He preferido hablar antes contigo ya que eres un sabio
Senescal y sabrás como abordarlo con el Regente Mudji.
–Necesitará escuchar a Anat en persona –dice Meir– Se que Anat e Innominat son aliados así que
Mudji como pupilo de Innominat debería ayudar a su aliada.
–Habla tú con Anat –sugiere Desdémona– y así podrás preguntarle lo que desees y decidir si debe hablar con
Mudji o no.
–Si Mudji respeta el trabajo de Innominat debería aceptar
ayudar a Anat para ser coherente con las palabras de su mentor –concluye Meir antes
de decidir que se encontrarán con Anat en la torre de la Torá Negra.
Orión, Toreador Griego |
Mudji se encuentra
pensativo en su trono, esta noche nadie de su entorno pulula por el salón del
trono hasta que un cainita irrumpe dejando el silencio atrás.
Es Orión, el Toreador
griego, que situándose frente al Assamita, se postra tras una perfecta
reverencia miles de veces ensayada.
–Mi señor Regente Mudji… –comienza Orión– Ante todo quería agradecerle su gesto hacia
mi persona con su decisión de permitirme abrazar a mí amada Nerea. Me siento
feliz y tendrá mi apoyo eterno por esto.
–¿Cómo lleva su neonata el abrazo? –pregunta Mudji con
tono suspicaz.
–Muy bien la verdad… –responde Orión intuyendo que al Regente
no le agrada Nerea– Se que le preocupaban las malas compañías de Nerea cuando aun
respiraba. Ahora son asuntos del pasado y como vaticiné ya no son un problema,
puede estar tranquilo.
Mudji sonríe
comprensivo mientras Orión reúne el valor suficiente para proponerle algo
importante:
–Llevo más de 20 años en Jerusalén, siempre he apoyado el
gobierno de la ciudad, apoyando al clan Assamita en todo momento. Incluso he
sido nombrado Regente la ciudad a petición de Innominat, una primera vez, y dos
años después la regenté de nuevo a petición del entonces Príncipe Meir, ambas
con éxito. Ayudado por mi chiquilla Nerea, hemos organizado todas y cada una de
las reuniones y Conclaves de los últimos dos años, requeridos por su regencia
en los solsticios y equinoccios. Sin incidentes y con gusto seguiremos haciéndolo.
Orión se yergue ante
Mudji, muy orgulloso y continua:
–Creo justo y merecido pedirle la posición de Antiguo que
me merezco. Sin duda será secundado por mi superior de clan, el Primogénito Oded.
Además me vendrá muy bien para demostrar a mi chiquilla que no solo soy más
anciano que ella, si no más poderoso en la corte cainita. Es un tema de orgullo
espartano más bien…
–No me opongo a tu ascenso –responde Mudji– pero pongo la condición de que sea secundado
por tu Primogénito de clan en persona, Oded, ahora ausente de la ciudad por
asuntos importantes para Jerusalén. Mi única condición será que le sustituyas en
el cargo de Primogénito del clan Toreador hasta que regrese. Y por supuesto lo
desempeñes con éxito. Si lo haces así, serás ascendido a su regreso, confirmado
por el propio Oded.
–Así será, mi Regente –responde Orión– acojo con honor su petición y le demostraré que merezco la posición de
Antiguo.
El Toreador griego
abandona el salón del trono dejando al Regente Mudji de nuevo solo y cavilando.
Cae en la cuenta de que no tiene ni idea de donde se encuentra Oded, ni de
cuándo va a regresar. Pero nunca le gustó demasiado Orión, así que será una
forma de atrasar su ascenso, mejor así de momento, piensa Mudji.
Torre de la Torá Negra |
Una vez arropados por
el dominio del Senescal Meir y rodeados de rollos de escritos recopilados por
el Capadocio y los sabios de su hermandad, la Torá Negra; Dos vampiresas y un
vampiro se reúnen en secreto para tratar temas diplomáticos de suma
importancia.
Desdémona junto a Fafner
y Meir con su semblante mortecino y santificado a la vez, se encuentran con
Anat como la Brujah ha acordado con ella.
La Matusalén,
arropada por las sombras, saluda con un gesto de cabeza al Senescal Meir. Las
dos vampiresas se acomodan en una sencilla mesa, invitadas por Meir y
acompañadas por ese en última instancia.
–Buenas noches Senescal Meir –dice Anat con
respeto– supongo que Desdémona le ha
puesto al corriente del importante asunto que nos reúne hoy aquí. Vengo a pedir
ayuda para luchar contra los persas en Chipre. Una vez caiga después vendrá
Tiro. Mis alianzas en Fenicia y Egipto están dispuestas para actuar. El Rey
Evagoras de Chipre liderará el ataque y será el inicio de la caída del imperio
aqueménida. Un imperio Helenístico renacerá de sus cenizas. Los Brujah griegos
deben guiar a la humanidad a buen puerto. Mudji es un Regente judío, no es
persa. Pero siendo Assamita y estando estos al mando de los corruptos persas y
tan afectados como ellos… espero que siga los pasos de su mentor y aliado mío
Innominat. Solo así todos saldremos bien parados.
–Es un proyecto ambicioso –dice Meir interesado– no sé qué dirá Mudji. He vivido la caída
del imperio Babilonio desde lo más alto de su auge. Por supuesto sería ingenuo
no pensar que algún día le tocaría a los persas. Pides que Jerusalén tome
partido… Me parece bien. Hablaré con Mudji antes y en el momento de la reunión si
su actitud fuera negativa, te haré un gesto. Me parece buena idea y creo
también que tu intención es buena. Todo sea por purgar la corrupción. Yo y
Yahvé estamos contigo.
–Eres alguien de peso debido a tu posición –alerta Anat– tu consejo debería ser oído por el Regente.
–Sí, pero la última palabra la tiene Mudji –puntualiza Meir sin
asegurar el apoyo del gobernante Assamita.
–¿Qué sucedería si toda su corte estuviera de acuerdo
pero Mudji no? –pregunta
Anat a Meir poniéndole en un aprieto.
–Veremos entonces si es digno… –responde Meir
ambiguamente.
–¿Y si no es digno? –pregunta Anat sin soltar “el hueso”…
–Yahvé proveerá –responde Meir sin mojarse otra vez.
–¿Tomarás partido entonces? –pregunta Anat
directamente.
–En el caso de que Mudji no esté junto a su corte, si
tomaré partido. –Responde
finalmente Meir–Tenemos un pacto por el
cual debe defender lo mejor para Jerusalén y si todos lo vemos menos él,
entonces estaría equivocado, con lo cual estaría incumpliendo nuestro pacto.
–¿Y cómo tomarías parte Meir? –ahonda Anat
acercándose al Capadocio y mirándole a los ojos. El alma revolucionaria de la
Brujah comienza a asomar tímidamente.
–Pues… –responde Meir titubeante– hombre… ¡destituyéndolo!...
–Con el debido respeto Senescal –interrumpe Desdémona
que hasta ahora no había tomado la palabra situándose en un discreto segundo
plano– No creo que sea una buena idea. El
mentor Mudji es el Matusalén Innominat, Príncipe de Jerusalén, y esto sería una
afrenta contra él y su voluntad de que reine su pupilo…
–Llegamos a un acuerdo con Innominat –responde Meir– y esto lo incumpliría. No por ser Regente
tiene la potestad de equivocarse contra la voluntad de toda su corte.
–Cabe la posibilidad de que Mudji se declare neutral y no
quiera participar en la guerra –dice Desdémona.
–Si se declara neutral, Innominat perdería mi alianza y
esto sería ya negativo para Jerusalén. Perdiendo por su neutralidad. Y solo
sería el principio de todo, sin apoyos acabaría desvalido y los corruptos se
tomarían su revancha más fácilmente… –responde Anat.
–No cabe la neutralidad. Mudji deberá posicionarse a
favor o en contra. –Dice
Meir.
–Mis intereses políticos son nulos, pero si me gustaría
dejar claro que voy a aceptar ir a Chipre para luchar a lado de mi Matusalén
Anat –dice
Desdémona– por lo demás apoyaré la
decisión de Mudji. –Anat sonríe a Desdémona aunque esta no pueda verla.
–Mudji es pro Assamita, no pro Persa –dice Meir– tras la purga iniciada en Alamut y acabada
en Tiro, con la muerte de Enki, debería posicionarse junto a ti, Anat. Yo
personalmente ni siquiera secundaria al clan Assamita ni siendo miembro suyo.
Me avergonzaron las acciones tomadas por los asesinos de Alamut durante el alza
del imperio persa. Puede que una buena nueva sacudida al clan fuera útil para
los planes de Innominat.
–¿Y cuál es el protocolo a seguir, en vuestro gobierno,
en caso de que el Regente se enroque y no atienda a razones? –pregunta Anat a Meir.
–No lo tenemos establecido… –dice Meir– pero el gobierno
de la noche de Jerusalén debería ser liderado por alguien que escuche a su
corte, no de un tirano. Y debería pesar más la decisión de la mayoría y no la
de uno solo, a pesar de ser el Regente…
–Me gusta como piensas Meir. –Dice Anat sonriendo y
descuadrando al Capadocio– Si gobiernas
como un tirano, morirás como un tirano.
–¿Y los menos frecuentes a la corte? –Pregunta Desdémona– Me refiero al Espectro, o a Orión, o su
chiquilla Nerea.
–Deberemos tantear sus opiniones con inteligencia –responde Meir– hemos sufrido mucho para llegar hasta aquí
para arriesgarlo todo…
–Consigue todos los apoyos posibles y todo irá como la
seda. Nadie con cabeza se enfrentará a la mayoría si puede perder. –Dice Anat.
–Estoy de acuerdo –concluye Meir.
–Anat. –Concluye Meir– Si no dispones de refugio en Jerusalén, puedes quedarte en mi
dominio, estarás segura en él.
La Matusalén acepta
su oferta y Anat pasa el día en los niveles inferiores de la torre de la Torá
Negra, habilitados para refugiar a varios Vástagos de forma segura.
Amal Faruk, Ravnos |
La noche siguiente,
Meir, antes de acudir ante Mudji, decide reunir a Amal y a Nahum para
explicarles la situación y tantear su posición al respecto. Desdémona acompaña
al Capadocio y se encuentran con ellos en el piso superior de la torre de la
Torá Negra.
Meir les cuenta a
ambos vampiros lo acontecido la noche anterior y espera sus reacciones.
Nahum silencioso y
pensativo, mientras Amal comienza a negar con la cabeza…
–¿Ir a la guerra junto a los Brujah? –pregunta Amal sin
esperar respuesta– Tengo cosas más
importantes que hacer.
–Esto se resume en la eterna batalla entre el bien y el
mal. –Dice
Meir.
–¿Y Mudji va a ser capaz de traicionar al clan Assamita? –pregunta Amal
incrédulo.
–No es una traición contra el clan Assamita, es un
movimiento táctico contra los persas –explica Meir– algo que ya comenzó Innominat.
–Los persas caerán irremediablemente y Anat no quiere
tenernos frente a ella, en el campo de batalla –recuerda Desdémona.
–Nos encontramos en Jerusalén. Muy lejos de los reinos donde
va a comenzar la insurrección. No sabemos nada. Nos falta información. Solo
tenemos la versión de Anat… –explica Amal molesto.
–¿Acaso no recuerdas como los persas albergaban en su
seno el gobierno de un Infernalita en Tiro, mientras los Assamita hacían la
vista gorda? –pregunta
Meir a Amal, muy sensible a asuntos demoniacos.
Nahum no sabe que
decir y permanece en silencio y Meir decide hablar a solas con Mudji para
explicarle todo. Ahora dispone de la información que necesita sobre lo que
opina la mayoría de la corte de Jerusalén.
El Espectro, Assamita guardián del gobernador |
Mudji se encontraba a
solas en su trono cuando recibe la visita del misterioso Espectro. Es sabido
que a pesar de ser ambos del clan Assamita, cuando se conocieron no lo hicieron
con el pie derecho. Pero ahora todo eso forma parte del pasado y el Espectro
rompe su habitual ostracismo para tener una charla con el Regente Mudji.
–Regente Mudji –El Espectro baja la cabeza en señal de saludo– Un humano allegado suyo de nombre Gaspar,
ha sido ascendido a guardia personal del gobernador judío Bagohi. Sé que lo ha
hecho al adquirir vos influencia en los guardias de la ciudad. Uno de los
tratos con todos los Príncipes que han reinado antes que vos, que hemos
respetado siempre, era que no habría influencia cainita en el entorno del
Gobernador. También lo habíamos hablado cuando ascendió a la Regencia…
–Pido encarecidamente que aparte a su contacto Gaspar de
la guardia del gobernador, ya que esto contradice lo acordado, peligrando la
integridad de todos los implicados. Debe tener en cuenta antes de decidir, que
mis órdenes vienen de lo más alto del clan, del propio nido de Águilas.
–No veo problema alguno –responde Mudji
quitando hierro al asunto– Gaspar ha
ascendido por sus propios méritos y yo no estoy interesado en influir de modo
alguno en el gobernador, fuera judío o persa. Gaspar es solamente un contacto
de mi red y lleva muchos años siéndolo.
–Solo debe apartarlo de ahí –insiste el Espectro.
–Jerusalén no es una ciudad tan grande, no puedo
controlar su vida diurna. –Reitera Mudji– no
voy a utilizar mi influencia para controlar sus actos. Mi palabra deberá
bastarte.
–Son designios de nuestra cúpula. –Dice el habitualmente
silencioso Espectro sin rendirse.
–Jerusalén es Assamita. Respeto a mi clan. Pero no voy a
dejar que me toquen los cojones ni que me digan cómo debo gobernar mi ciudad. –Dice Mudji muy
molesto.
–¿Es su última palabra? –pregunta El Espectro
con su voz amortiguada por su yelmo, que jamás se ha quitado.
–Es mi última palabra. Puedes transmitirlo a quien
proceda. –Responde
airado Mudji.
El Espectro abandona
el salón del trono rápidamente y sin despedirse.
Mudji, Assamita Regente de Jerusalén |
Meir camina de forma
firme y se presenta ante su Regente Mudji. Su amistoso y pálido semblante
podría ser el de un Santo que ha perdurado tras la muerte y con esta solemnidad
hace una reverencia a su superior Assamita.
Se encuentran a solas
en el salón del trono, últimamente muy frecuentado por cainitas que han venido para
hacer peticiones, que no han resultado satisfactorias para los peticionarios.
–Debo hablarle de un tema importante –comienza Meir– Anat, aliada de su mentor Innominat, desea
que apoyemos la caída del imperio persa que ella misma va a iniciar en Chipre.
–¿Contra los Assamita? –pregunta Mudji.
–Contra los persas. –Responde Meir– Pero ira irremediablemente unido a los intereses del clan Assamita.
No por nada Alamut se encuentra en el corazón de Persia. El oro persa corrompe
reinos al igual que la corrupción interna del clan Assamita. Lo carcome por
dentro, como bien sabéis.
–Apoyo al clan Assamita, no al imperio Persa. –Dice Mudji.
–Innominat comenzó una guerra contra la corrupción y la
maldad. –Sigue
Meir– Entiendo que van a limpiar el
gobierno actual y quitar al clan Assamita del gobierno aqueménida y su
hegemonía mundial. Anat es aliada de Innominat y ambos comparten ética y moral
semejantes. Se podría decir que ambos hacen lo mismo de diferente forma.
Debemos pronunciarnos nosotros como corte vampírica de Jerusalén y decir si nos
posicionamos por uno u otro bando.
–Sabes bien Meir que sigo mi propio camino –responde Mudji– Me lanzaré de cabeza contra la corrupción,
tenga la forma que tenga. Mi Sire era uno de ellos y mira como acabó. A no ser
que me llegue una orden de Innominat desde Alamut seguiré haciendo lo que he
hecho hasta ahora. Seguir mi instinto y dejar que los vampiros sigan sus metas
aportando valor para el gobierno Assamita de Jerusalén. Si Persépolis da
órdenes lógicas acataré, si no lo hace, no lo haré. Y lucharé contra Baali,
Demonios, Infernalitas y demás maldad, por encima de todo.
–Anat está aquí en Jerusalén –dice Meir– deberías escuchar lo que tiene que decir.
La Matusalén Brujah te va a preguntar la implicación de Jerusalén en su
conspiración. Mi consejo es que debieras tener mano izquierda, como ya te dije
hace no mucho.
–Acepto tu consejo –dice Mudji.
–Debes pensar que haría Innominat en tu lugar pero
dándole tú toque personal. –Aconseja Meir– Tuya es la última palabra y sé que actuarás sabiamente. Pase lo que
pase aprenderás de esto. Anat tiene las ideas claras y parece tener las
alianzas suficientes para que esto sea algo serio y su intención es luchar
contra la corrupción que asola el mundo llamada: imperio pesa.
–Desdémona me ha dicho que no quiere meterse en política
y se va a ir a guerrear junto a Anat a Chipre. –Concluye Meir.
Mudji hace llamar a
su corte y pide, que ya que están todos informados, se presente también Anat
para expresar su petición formal ante todo su círculo de confianza.
Desdémona, Brujah Troyana |
Meir reúne en el
salón del trono a los cainitas de confianza del Regente Mudji. El Assamita
atisba el encuentro desde lo alto de su flamante trono de oro persa.
Desdémona, la
guerrera Brujah, acompañada de su fiel lobo lazarillo Fafner. Nahum el leproso
Nosferatu, con su gran arco y su carcaj lleno de flechas a su espalda. Amal, el
atípico Ravnos y su feérico aspecto, su
piel violeta, sus orejas puntiagudas y su larga cabellera blanca. Meir, el
Capadocio Senescal con apariencia de hermoso e inofensivo cadáver incorrupto.
Mudji, ligeramente contrariado
por haber sido el último en enterarse de la propuesta de Anat, da la bienvenida
a sus súbditos sentado sobre su ostentoso trono.
–Le he comentado a Mudji lo de tu viaje a Chipre –dice Meir en voz baja
a Desdémona. La mujer asiente en señal de agradecimiento.
–No sé nada de política, ni quiero inmiscuirme en ella –se explica Desdémona hablando hacia Mudji– Nadie guía mis pasos y deseo acompañar a Anat, Matusalén de mi clan,
para aprender de ella. No quiero perjudicar a nadie y si fuera necesario dejaría
mi deseo personal por escrito para que no tuvierais problemas en el futuro…
–No será necesario –dictamina Mudji– en mi ciudad hago lo que creo necesario para prosperar, no necesito dar
explicaciones. Si deseas ir, ve. No te lo impediré ni tomaré represalias por
ello.
–Desdémona, me gustaría acompañarte a Chipre y llevar a
mi chiquillo Dante –dice
Amal Faruk a Desdémona– creo que puede
ser una experiencia interesante para la formación de mi neonato. Además no creo
que debas ir tu sola…
–Yo voy porque Anat, me lo ha ofrecido y deseo luchar a
su lado. –Responde
Desdémona– Si al Príncipe le parece bien
que vengas y Anat no pone ninguna pega...
–Por mi parte no hay inconveniente –dice Mudji, momento
en el que irrumpe Anat, con su aspecto de antigua diosa guerrera de cuando el
mundo solo era un “niño”.
La Matusalén Brujah
camina con paso firme y se sitúa frente al Regente Mudji haciéndole una
reverencia perfectamente ejecutada.
–Regente. –Dice Anat dirigiéndose a Mudji.
–Príncipe –Corrige Mudji proclamándose con ese título
por primera vez desde que Innominat le dejo la regencia.
–Príncipe –Repite Anat sin explicarse esta corrección.
–Como ya sabrá, vengo para pedir su apoyo en la lucha
contra la corte aqueménida en Chipre. –Explica Anat a Mudji– Tras Chipre vendrá Tiro. Tengo prestas alianzas en Fenicia y Egipto,
dispuestas a atacar. El Rey Evagoras de Chipre liderará el ataque y será el
inicio de la caída del podrido y corrupto imperio persa, dando paso a un nuevo
mundo liderado por los Brujah griegos, guías de los hombres, hacia un
equilibrio duradero y una paz eterna.
–En su día tu mentor y aliado mío, Innominat, –sigue Anat– me ayudó en Grecia y él mismo comenzó su
purga en el seno del clan Assamita, y tu le ayudaste en el lejano y secreto Alamut.
Ahora requiero de vuestra ayuda en Chipre. Solo así todos saldremos bien
parados. Cualquier apoyo será bien recibido.
–No soy persa, ni defiendo sus intereses a pesar de que
gobiernen en la satrapía de Yehud. –Aclara Mudji– Por supuesto siempre estaré dispuesto a acabar con las manzanas
podridas del cesto, sea en Alamut o en Chipre. Soy el Príncipe de Jerusalén y
represento al clan Assamita, con lo cual no puedo ir abiertamente en contra de
sus intereses. Siempre voy a abogar por lo mejor para Jerusalén, quieran los
Brujah griegos o no. Lo que a mí me importa por encima de todo es Jerusalén. En
segundo lugar esta mi clan, los Assamita. El imperio persa es algo
prescindible.
–Sabias palabras –dice Anat– están a la altura de tu trono.
Anat se acerca a
Mudji subiendo las pequeñas escaleras que conducen al trono y situándose a su
altura le extiende la mano. Mudji se levanta y mirándola a los ojos la estrecha
su mano agarrándola por el antebrazo en señal de amistad. El fuerte apretón
sella una alianza que Anat recibe con una amplia sonrisa que brota del interior
de su alma.
Anat satisfecha, baja
la escalinata del trono y mira a Desdémona. Su lobo Fafner la avisa de lo que
ocurre apretando su hocico contra una de sus piernas, la que se encuentra más
cerca de Anat. Desdémona entiende que Anat la está mirando y la espera para
marcharse a Chipre y la Brujah se despide con educación del Príncipe Mudji que
da su consentimiento a su marcha junto a la Matusalén.
–Me gustaría ofrecer mi ayuda y la de mi chiquillo Dante
–interrumpe
Amal antes de que las Brujah abandonen la estancia.
–Toda ayuda de un Vástago de Jerusalén será bienvenida –dice Anat sorprendida
por el valor del Ravnos.
Desdémona y su
sequito preparan el viaje y Amal informa a su chiquillo Dante del inminente
viaje en una peculiar dirección: un campo de batalla lejano.
Los cuatro cainitas y
las seguidoras de Desdémona parten de Jerusalén en dirección… ¡Egipto! Parece
ser que van a hacer una escala antes de viajar a Chipre. Según Anat: “para conseguir una importante alianza con
el Faraón enemigo de los persas. Se encuentra con un viejo aliado que nos dará
su apoyo.”
Anat y sus aliados de
Jerusalén viajan dirección a Egipto, allí la Matusalén Brujah tiene su
siguiente as en la manga…
Carta de Mudji a
Innominat
Tras todo lo ocurrido
Mudji, a través de su influencia y con ayuda de su ghoul, Saddam, Capitán de la
guardia de Jerusalén, el Regente Assamita envía un mensaje a Alamut para Innominat contándole todo
lo ocurrido. Le dice que los Brujah griegos van a rebelarse contra los
corruptos persas y que está a favor de eliminar manzanas podridas mientras eso
haga más fuerte a los Assamita. No desea cambiar Assamita por Brujah que puedan
ser igual de malos o peores.
Egipto y Jerusalén
La historia de los egipcios
ha estado necesariamente ligada a la de los hebreos de Jerusalén. No olvidemos
que los primeros judíos eran esclavos del Faraón Ramsés II, y huyeron de su
yugo durante el llamado Éxodo, liderados por el Moisés, en el año 1250 a. C.
Moisés es el profeta
más importante para el judaísmo, liberador del pueblo hebreo de la esclavitud
de Egipto y encargado por Dios de entregar las tablas de la Ley al pueblo
elegido. Es el autor del Pentateuco, en hebreo Torá, los cinco primeros libros
de la Biblia, que contienen la Ley, llamada por ello Ley de Moisés.
Sobre el año 1000 a.
C. David conquista la ciudad amurallada poblada por una tribu cananea que habitaba la región de
Jerusalén. Fueron los fundadores de esta ciudad, en el 3000 a. C., se llamaban
Jebuseos.
Desde entonces los
judíos de Jerusalén han tenido una relación de amor odio con Egipto. Hay
episodios en los que los egipcios conquistan Jerusalén: En torno a 925 a. C.,
el Faraón Sheshonq I reunió una fuerza estimada en unos 1.200 carros de guerra
y 6.000 infantes libios y nubios. Con ella logró la rápida conquista de las
principales ciudades del territorio judío incluida Jerusalén.
Sin embargo avanzando
en el tiempo hay episodios en los que ayudan al pueblo hebreo aliándose con él:
Los Egipcios, con el Faraón Apries a la cabeza, apoyan la rebelión de los
Hebreos contra los Babilonios, en el 587 a. C., pero este año es el fatídico en
el que el Rey Nabucodonosor y las hordas babilónicas llevaron a cabo la
destrucción y saqueo de Jerusalén y del Primer Templo construido por Salomón en
torno al siglo X a. C.
Atajerjes II, Rey de Reyes persa |
Los persas también
han tenido sus encontronazos con los egipcios. En el año 525 a. C. Psamético
III, Faraón de Egipto, estaba aliado con los griegos y estos le traicionaron
desembocando en la en el Batalla de
Pelusium y la toma de Menfis. La traición de los aliados griegos costo al
Faraón que los persas invadiesen todo el Bajo Egipto.
Tras esta primera
invasión de Egipto, los Reyes de Persia son también nombrados faraones
comenzando la llamada Dinastía Real de Persia. Cambises, Darío I, Jerjes I, Artajerjes
I, Jerjes II, Sogdiano, Darío II, Artajerjes II, que es el actual Rey de Reyes.
Tras tres rebeliones
contra los persas, algunas de ellas aliados y traicionados por los griegos, los
egipcios expulsan a los persas, en el 404 a.C. y es nombrado Amirteo, primer Faraón
de Egipto después de los Reyes persas.
Actualmente, en el 387
a. C. el Faraón Neferites I, segundo después de los Reyes persas, se alía con
Esparta y entra en guerra contra Persia. Ambos reinos buscan apoyos para acabar
definitivamente con la corte aqueménida de Artajerjes II, actual Rey de Reyes.
La corte de la noche
de Jerusalén
En la corte cainita
de Jerusalén, también hubo un Príncipe Egipcio del clan de los Seguidores de
Set, Raoteph, chiquillo de Alara. Fue el segundo Príncipe de Jerusalén y reinó
durante 15 años. Su predecesor el primer Príncipe de Jerusalén, Uruk, del clan
Assamita, fue nombrado por los Matusalenes Asirios en el 642 a. C. y reinó
durante 30 años.
Durante los 77 años
siguientes reinaron tres gobernantes, por este orden: Akkad Assamita Babilonio,
Zita, zíngara Ravnos y Samael, Ventrue Hebreo.
No fue hasta el 520
a. C. que gobernó un Príncipe persa del clan Assamita: Amir y a su pesar lo
hizo durante 35 años. Le sucedió su ghoul de confianza, llamado Tattenay, a
quien abrazo y nombró Príncipe, reinando durante la friolera de 85 años, el
gobierno más longevo de un Príncipe en Jerusalén. Teniendo en cuenta que fue
obligado a ser Príncipe…
Tras un par de
gobiernos fallidos, en el año 400 a. C., llegó la conocida como década de
Innominat, Matusalén Assamita mesopotámico. 10 años en los que ha habido varios
cambios de gobierno acabando el trono, al fin, a manos del propio Innominat,
que lo recupera tras la muerte de su hermano y enemigo Enki, Príncipe de la
vecina Tiro, capital de Fenicia.
GENEALOGIA DE
PRINCIPES DE JERUSALÉN:
https://cartasdesdetransilvania.blogspot.com/p/genealogia-de-principes.html
Todo este
conocimiento es comunicado por Anat durante el viaje a modo de historias a los
cainitas de Jerusalén. Sirve para amenizar el viaje y al mismo tiempo para
aprender sobre la historia humana y vampírica.
Templo de Karnak ,Tebas, Egipto |
Durante el viaje desde
Jerusalén hasta el reino de los Faraones, cada cainita aporta aquello que
estima necesario para llegar a salvo al destino. Es sabido que los cainitas no
son muy amigos de viajar, ya que durante el día son vulnerables y descansan en
lugares generalmente improvisados, únicamente protegidos por los humanos y
ghoules que les acompañan.
En este caso y por
orden de Desdémona, sus diez guerreras, antaño guardianas del templo de
Artemisa en Troya, se encargan de proteger durante el día a los Vástagos
durmientes. Son luchadoras letales que darán su vida por la de su señora, viven
solamente para servirla y la diosa Artemisa protege sus pasos.
Fafner, el lobo
lazarillo de la Brujah, se encarga cada noche de buscar refugios seguros donde
puedan descansar todos sin que el sol los importune. Sus instintos animales
velan por el grupo y hasta ahora siempre lo ha hecho con gran éxito. En
ocasiones son cuevas naturales, otras veces catacumbas antiguas, ruinas donde
pueda haber algún sótano útil o a veces debe asustar a pobladores humanos para
conseguir sus hogares o tiendas por la supervivencia de su ama.
Amal, el Ravnos,
emplea su Disciplina de Quimerismo para crear ilusiones “reales”, a todo aquel
que las perciba, de recursos para con ellos intercambiarlos por cualquier cosa
necesaria, por ejemplo comida y agua para los humanos, ghoules y animales que
les llevan, en ocasiones camellos, otras veces caballos.
También emplea esta
útil habilidad para crear protecciones extras que oculten durante el día su
paradero, como dunas artificiales, o rocas naturales que impiden el paso donde
ellos se encuentran.
Anat utiliza su
amplia influencia y su red de contactos para ayudarles a desplazarse en
caravanas, donde suelen cazar con facilidad. Finalmente realizan un largo viaje en barco, ocultos en las
bodegas de suministros.
Alara, Matusalén Setita |
Por fin, tras un
peligroso y largo viaje llegan a Tebas, Egipto. En plena oscuridad se
introducen en el templo de Karnak. Las grandes columnas a sus lados dan fe de
la imponente civilización en la que se encuentran. El templo, parcialmente
derruido por el paso del tiempo y las guerras, se encuentra silencioso y
solamente iluminado por fulgurantes antorchas custodiadas por algún guardián
somnoliento.
Anat los guía por
varios pasadizos invisibles a la vista de cualquier mortal. Avanzan hacia el interior de la tierra, por
un estrecho pasadizo de lo que parece una pirámide subterránea. A lo lejos se
oye un cantico ceremonial en un idioma ya olvidado. Las cámaras son frías y
están iluminadas con antorchas. El viento corre por su interior silbando
misteriosamente y las imágenes de dioses egipcios y jeroglíficos bellamente
coloreados adornan su camino, hasta que llegan a su destino.
Los coros
ceremoniales son entonados por un grupo de sacerdotes encapuchados situados en formación
circular. Todos beben sangre de un cuenco adornado con jeroglíficos. La Vitae
ha sido depositada por un imponente Dios con apariencia de hombre. Que se ha
abierto las muñecas con una daga de oro y joyas. La roja sangre mana hasta el
cuenco y la beben ansiosamente los sacerdotes y otro humano más que se
encuentra en un segundo plano, este ultimo viste como alguien importante,
alguien poderoso, como un Rey… ¿Cómo un Faraón?
Los encapuchados
desaparecen en las sombras y únicamente el dios con aspecto de hombre y el
hombre poderoso se quedan. Con cautela se acercan a Anat y a los personajes.
Fafner ruge a los
desconocidos, pero deja de hacerlo cuando Desdémona acaricia su cabeza, con
cariño, queriéndole calmar y lográndolo.
Anat saluda en
egipcio a la pareja de egipcios y los presenta como Alara, Matusalén Setita y
Arcoris, Faraón de Egipto, dios en la tierra y máxima autoridad del reino del
Nilo. Parece extraño compartir estancia con un Faraón vinculado de sangre a
Alara, el Matusalén Seguidor de Set que estrecha la mano de Anat, sin duda son
viejos aliados.
Acoris, Faraón de Egipto, Ghoul de Alara |
Alara se presenta y saluda a los presentes en su idioma, mientras que el Faraón se sitúa en un segundo plano tras el Matusalén, igual que Fafner lo hace con Desdémona.
–Aportaré la alianza de Egipto y mi Faraón Arcoris con el
Rey Evagoras de Chipre. Aportaremos toda la flota posible –dice Alara mientras
mira al Faraón que se encuentra en las sombras firmando un documento que Anat
le ha facilitado. Después el Faraón dobla el papiro y lo sella con su sangre, devolviéndoselo
después a la Matusalén Brujah.
Anat satisfecha
sonríe y asiente mirando a Amal y acariciando el brazo de Desdémona para que
sepa que todo va correctamente.
Una vez han sellado
la alianza, Anat conduce al resto hacia la superficie mientras explica que
Egipto ahora mismo es un enemigo de Persia que hace poco fue una satrapía pero
fue recientemente liberada con ayuda de Alara.
Ahora, con el pacto
que acaba de firmar, ha aportado la potencia de todo el reino de Egipto y la
gran mayoría de su flota para aliarse con el Rey de Chipre y presionar a la corte
aqueménida, para que abandonen Chipre.
Los cainitas
abandonan Tebas cobijados por las sombras y guiados por los sacerdotes
encapuchados de la ceremonia del templo de Karnak. Aun no son muy conscientes
de que han compartido conspiración con el Faraón humano de Egipto y con un dios
viviente llamado Alara, Sire del segundo príncipe de Jerusalén, cuando el reino
de Judá perteneció a Egipto.
Mapa de Chipre |
El viaje de Egipto a
Chipre, lo pasan escondidos en las bodegas de un barco fenicio lleno de
especies de todo tipo. En este viaje no toca dejarse ver, ni hacer acto de
presencia ante los humanos, más bien todo lo contrario, sigilo y cautela son
sus compañeros de viaje. Son alimentados con la ayuda de Hylia, sacerdotisa
ghoul que por el día les consigue alimento fresco sin llamar la atención, es
una de sus valiosas habilidades que aporta a su señora Desdémona.
Tras unas semanas desembarcan en el puerto de Salamina, donde son guiados por Anat, de nuevo amparados por las sombras y esta vez encapuchados.
Hylia, Sacerdotisa de Artemisa, Ghoul de Desdémona |
Se encuentran en el
interior de unas antiquísimas catacumbas, de una vieja y extinta civilización.
Los mosaicos desgastados y los restos de columnas adornan las sombras de las
antorchas, que prenden con llamas danzarinas que iluminan a los presentes. Los
vampiros nunca han estado cómodos en presencia del fuego, pero si desean
iluminación la mayoría depende de esta fuente de luz.
Esta vez se
encuentran con el Rey Evagoras de Chipre, que lo primero que hace es beber
sangre de Anat, que ésta ha dispuesto en un pequeño cuenco. Tras acabarse toda
la Vitae, Evagoras se presenta con energía a los aliados de Anat.
La Matusalén le da la misiva del Faraón de Egipto, donde firma su alianza y el Rey de Chipre, cortando con una daga su pulgar, la firma con sangre ante los Vástagos, bajo la firma de sangre del Faraón Arcoris. Ya está sellada la alianza entre gobernantes de históricos reinos rivales, a los que los une un viejo odio hacia los persas.
Evagoras, prestigioso
ghoul de Anat, agradece a los presentes su ayuda venida desde un reino tan
lejano como Judá, como se llamaba antes de ser una satrapía de los aqueménidas
llamada Yehud.
Flota Egipcia |
Todo está dispuesto.
El Rey Evagoras cuenta por tierra con ayuda de un puñado de valientes guerreros
chipriotas de confianza. También tiene apoyo de cuatro cainitas: Anat,
Desdémona, Amal y Dante; Y por mar con gran parte de la flota del Faraón
egipcio Arcoris.
Durante el día las
incursiones son lideradas por Evagoras en persona, junto a sus soldados y los
aliados egipcios. Se bastan para desplazar estratégicamente a los persas de
ciudad en ciudad. Por la noche Anat, Desdémona y sus guerreras, Amal y Dante
son los responsables de reventar cabezas, destrozar persas y hacer cenizas a
algún cainita local que apoya a los aqueménidas. Nadie pregunta su clan,
solamente mueren aplastados por una fuerza que no se esperan.
Los cuatro Vástagos luchan
espalda con espalda y sus armas se manchan de sangre demostrando que son
grandes guerreros. Las luchadoras de Desdémona, sirven de segunda batida para
rematar a los desertores que huyen o apresar a heridos de guerra. Tareas en la
batalla, que no son excesivamente peligrosas, ya que su cometido más importante
es proteger durante el día a los cuatro vampiros y para eso no deben estar
demasiado expuestas con peligro de menguar su número en primera fila de ataque,
para eso ya están los guerreros locales o los aliados egipcios. Si por ellas
fuera, estarían en primera línea pero estratégicamente no es viable.
Con ayuda de Anat y
los tres cainitas venidos de Jerusalén, el Rey Evagoras libera casi todo Chipre
de la presencia persa.
Evágoras I, Rey de Chipre, Ghoul de Anat |
Nahum de Hinnom, Nosferatu |
Mientras tanto en
Jerusalén, Nahum el Nosferatu pide permiso al Príncipe Mudji para reunir un
grupo de leprosos, tullidos o enfermos que no sean bienvenidos en la sociedad,
como suele ser común, y crear con ellos una red de protección para las
caravanas de comercio. Alguien le ha contado, que si los leprosos guardan el
comercio entre reinos, nadie querrá acercase a ellos, y por lo tanto tampoco
los asaltarán ni dañaran de ningún modo, por miedo al contagio.
El Nosferatu fantasea
ante Mudji, con la idea de llegar a tener un competente grupo de leprosos que,
a su mando, puedan acompañar a las caravanas que partan de Jerusalén con
destino Yehud.
Tampoco
necesariamente deberían ser leprosos, la mayoría por no decir todos, se
encuentran en el valle de Hinnom junto a su Sire Kothar. Podrían ser mendigos
sin techo, que puedan prestar su vida a una causa más noble, que morirse
tirados en la calle.
Mudji le aconseja que
se limite a la propia Jerusalén y le da su bendición, por lo que Nahum, sin más
dilación comienza a buscar a sus parias abandonados, por las calles menos
favorecidas de la ciudad. Mientras lo hace, su hermano Nosferatu Ephraim
contacta con él y muy serio y silencioso le pide que le acompañe al valle de
Hinnom, su Sire y mentor, Kothar “El Profeta”, desea hablar con su chiquillo
descarriado.
El camino al valle de
Hinnom de los dos Nosferatu se hace largo, ya que no entablan ninguna
conversación. Ambos son hermanos vampíricos de Kothar, pero no tienen nada en
común. Nahum es un nómada más bien humilde y solitario, mientras que Ephraim es
un leproso, que siempre ha estado al amparo de la sombra de Kothar,
socializando con toda la colonia de leprosos y Nosferatu por el bien del
Profeta.
Ya en el valle, se
encuentran observados por las decenas de leprosos que salen a recibirles de las
cuevas excavadas en la fría y dura roca, que les sirve de hogar. El lugar
parece un queso gruyer gigante, del que salen horribles gusanos por cada
agujero. La luna ilumina el sendero principal del valle y a ambos lados, a
diferentes alturas, desde las terrazas naturales, los Nosferatu y leprosos
humanos, es difícil distinguirlos, clavan sus ojos a los dos hermanos.
Ephraim deja de
caminar y señala una de las cuevas con la entrada más grande que las demás.
Nahum anda hacia ella y se introduce en la oscuridad, parece que se está metiendo en la boca del lobo.
Valle de Hinnom (o Gehenna) |
Ephraim, Chiquillo de Kothar, Nosferatu |
Dentro, apenas hay
iluminación y no se ve la cámara al completo. Una vela deja entrever
tímidamente una figura que descansa sentado sobre una roca. Su apariencia es
terroríficamente increíble, ya que parece más bien los restos de un cadáver
andante, en un alto grado de descomposición. Vestido con una túnica harapienta
y unas sandalias roídas. Su único ojo sano tiene una catarata blanca que
inquieta al verla. La lepra ha hecho estragos en su cuerpo de tal forma, que si
no fuera un vampiro milenario, hace tiempo que se hubiera deshecho en pedazos.
De su desencajada mandíbula, por donde debería tener la boca, emite con
dificultad un silbido gutural que es su voz.
–Nahum, no soy capaz de entender que he hecho mal en mi
enseñanza –dice
Kothar en susurros– Estas siguiendo un
sendero que solo te llevará a la misma destrucción que los traidores de los que
te rodeas. Eres mi hijo, eres joven e inexperto, y entiendo que puedas tener
ideas equivocadas. Pero que intentes desesperadamente servir a los gobernantes
de la civilización que tanto daño nos ha hecho… no lo teniendo Nahum.
–Debes plantearte que debes hacer para encontrar el
camino adecuado, el sendero que haga que tu vida sea útil y plena. Para eso te
abracé, si no ahora estarías muerto Nahum.
–Quiero reclutar mendigos y leprosos y hacer de ellos una
red de espías. –Dice
Nahum con la voz temblorosa.
–¡Ese no es tu camino! –grita Kothar– Estas ayudando a una civilización que esta corrupta por la sed de ambición y poder. Algo que está lejos de las leyes de Yahvé. Eso solo puede acabar siendo destructivo para nuestro clan.
Kothar, el Profeta, Matusalén Nosferatu, Sire de Nahum |
–Veo que estás perdido y como tu mentor voy a decirte
cuál es tu camino –dice
Kothar acercándose inquietantemente al oído de Nahum– Debes poner en valor el camino del cielo, como te enseñe, y seguir los
diez mandamientos de Dios. Las leyes que Yahvé escribió, mandatos divinos en
dos tablas de piedra que le dio a Moisés en el Monte Sinaí. Esa esa es tu
dirección y nada debe apartarte de ella Nahum. Debes seguirla y predicarla a tu
alrededor. Debes evitar que se incumpla y conseguir que el cenagal que han
construido tenga una pequeña luz que ciegue sus ambiciosos ojos, Nahum… Debes
ser un ejemplo para nuestro dios Yahvé.
–Así lo haré Sire. –Responde Nahum avergonzado.
Kothar abraza con
dificultad a Nahum y le da su bendición para que ahora sí, ande por el camino
del cielo.
El pensativo
Nosferatu regresa a Jerusalén para toparse de bruces con su primera prueba, “el
Espectro” tiene una proposición que hacerle.
La proposición del
Espectro
El tenebroso callejón
arropa a los dos cainitas que se encuentran frente a frente. Un Assamita, “El
Espectro”, estático y enfundado en su flamante armadura forjada con metal de Damasco.
Un Nosferatu, Nahum, horripilante leproso y nómada cazador en guardia ante el
soldado de Alamut.
–He de hacerte una proposición. –Dice El Espectro– quiero que seas mi confidente. Solo quiero
que me des información sobre los acontecimientos de la Estirpe. Únicamente
tendrías que ponerme al día periódicamente de los asuntos de la ciudad, muchos
de ellos se me escapan por mi labor constante de protección del gobernador
Bagohi. Te pagaría con oro y armas forjadas en Damasco, allí se encuentran los
mejores forjadores conocidos. A cambio también te conseguiría un refugio seguro
y lo que necesites para estar cómodo. ¿Qué me dices?
–Es una propuesta tentadora… –dice Nahum después de
escuchar la más larga retahíla de palabras dichas por El Espectro– …pero debo rechazarla por razones
personales. Es demasiado arriesgado por mi parte aceptar. Lo lamento.
–¿Rechazas mi proposición? –pregunta incrédulo El
Espectro.
–No puedo aceptar. –Responde Nahum.
–¡Te arrepentirás! –amenaza El Espectro e instantáneamente
desaparece en las sombras.
Nahum se queda solo,
pensativo y se da cuenta que es la primera vez que realmente ha tomado una
decisión que posiblemente cambie su no vida.
Donna, Chiquilla Caitiff de Meir |
El Senescal del clan
Capadocio, Meir, afianza la estabilidad de la reciente expansión de la
hermandad de sabios, que cuenta ya con más de 130 años. Lo hace desde Jerusalén,
apoyando a sus hermanos con su influencia y manteniendo contacto continuo con
ellos.
Meir reúne a Donna,
su chiquilla y a Admiel, su ghoul bibliotecario, para entre los tres, idear un
lenguaje secreto para asegurar las comunicaciones en la Torá Negra. Los tres
trabajan excelentemente juntos, ya que llevan juntos desde que Meir los hizo
ghoules hace ya casi un siglo y medio. Ahora Donna es vampiresa, pero esto no
parece influir de ningún modo en la relación que tiene con Admiel, que se
siente contento de que siga aquí con ellos, aunque solamente sea de noche.
Admiel le debe mucho a Donna, sin ella seguramente no sabría ni vestirse.
Noche tras noche
cavilando y dando vueltas al enigmático código que implementarán entre todos
los hermanos de la Torá. Tras un año entero de trabajo, al fin tienen un código
que a priori es indescifrable por medios naturales.
Meir, utilizando su
influencia entre los pudientes y sabios de la ciudad, se encarga de hacérselo
llegar a los hermanos de las diferentes satrapías y reinos cercanos. Allí lo
memorizarán y a partir de ahora solamente se comunicarán a través de este nuevo
idioma.
Asimismo el Capadocio,
da la idea a sus miembros de cómo pueden conseguir fondos para su supervivencia
allí donde estén. Deberán ofrecerse para ser los maestros de los niños de los
nobles de cada ciudad en la que se encuentren. Así conseguirán asegurar su
posición y estarán seguros y amparados por cierto poder. Dicho y hecho, la idea
es muy bien acogida entre los hermanos sabios y la ponen en práctica con cierto
grado de éxito.
Igualmente Meir no
olvida el aprendizaje de su chiquilla Donna, a la que instruye en diversas
Disciplinas y conocimientos necesarios para cultivar su mente. La bella mujer
es una esponja de conocimiento y agradece la oportunidad de ser una Capadocia
atípica, ya que no tiene el aspecto cadavérico que caracteriza a todos los
miembros del clan, dado que ella no tiene clan, la abrazó Enki y ahora mismo
por su sangre debería ser una sin clan, Caitiff, si Meir no la hubiera
adoptado.
Meir sigue
carteándose con sus contactos y conocidos para no perder los lazos y mantener
la vía de información abierta. También escribe al frente a Desdémona y a Amal,
para informarles de las novedades de Jerusalén.
Meir tiene una
conversación con su Sire Abraham, desea preguntarle si tiene algún contacto
sabio de confianza que pueda, o quiera, formar parte en el futuro de la Torá
Negra. De momento le gustaría contactar con ellos y presentarse como el
chiquillo del prestigioso Abraham, buscador de las revelaciones sagradas, rastreador
de la Torá Negra. Su Sire no tiene inconveniente alguno en que mantenga
contacto de su parte con sus cuatro contactos, situados en diferentes lugares
del mundo, aunque no le asegura que le vayan a contestar, eso ya está en sus
manos.
Samas, Ventrue Babilonio |
Samas es un
comerciante Ventrue nuevo en Jerusalén, que ha prometido revitalizar el
comercio de la ciudad, gracias a su oro persa. Es de Babilonia y parece tener
los recursos y la decisión para lograr algo, que de momento no funciona.
El Ventrue arregla un
encuentro personal con Meir ofreciéndole ser socios: Quiere ayudar al Capadocio
con la expansión de Torá Negra, aportando los recursos que el Senescal no
tiene, protegerá y pagará sus contactos, envíos y viajes. A cambio Meir
ejercerá su posición vampírica y le ayudará a tener buenas relaciones con el
gobierno de Mudji, por si en el futuro pudiera necesitarlo para mejorar su
situación en Jerusalén.
Meir está interesado
pero aun no acaba de fiarse del Ventrue, así que le dice que le parece
interesante pero que se lo pensará. Samas acepta su decisión y le deja caer que
no se fía de Orión, que no le parece trigo limpio. Cree que él y su chiquilla
esconden asuntos turbios y desprestigia su origen griego y egocéntrico.
El Capadocio piensa
en las palabras de Samas, no parece coincidir con el concepto que el propio
Meir tiene de él, ya que lo conoce hace un par de décadas y siempre ha estado a
la altura de las circunstancias.
Ciudad isla de Tiro (Roca) |
Mientras, en Chipre
el Rey Evagoras con sus nuevos aliados libera Chipre de la tiranía persa. Ponen
los ojos en su siguiente conquista, Tiro, la siguiente ciudad isla a liberar.
Anat sigue siendo
oficialmente la Princesa de Tiro, aunque no ejerza de ello, así que lo tienen
muy fácil para que las tropas de Chipre y la flota de Egipto libere la ciudad
del yugo aqueménida.
Tras liberar Tiro,
Evagoras junto a sus aliados de armas, aprovecha para conquistar varias
ciudades fenicias de la zona y así, tener un área de influencia más amplia para
seguir haciendo frente a los persas cuando vuelvan, que lo harán.
Lo hacen sin mayor
oposición, ya que los persas se retiran al verse sobrepasados por las fuerzas
aliadas de Evagoras. Anat se alía con los Brujah de contra los persas, gracias
a ellos liberan estas últimas ciudades fenicias del yugo aqueménida.
Sin embargo durante una
de las últimas jornadas de conquista, los aliados de Jerusalén, sufren un
ataque en el momento que más vulnerables son: durante el día. Los atacantes
sabían lo que hacían sortearon las ilusiones del Ravnos y tras una cruenta
batalla en sus refugios abaten a Desdémona y a Amal, dejándolos en sopor. Dante
y Anat se libran, sufriendo daños, pero salvando milagrosamente la no vida.
Gracias a la ayuda de las guerreas de Desdémona y sus ghoules, tanto ella como
Amal logran escapar, aun en sopor, y salvar sus existencias. Sin ellas
posiblemente hubieran perecido a causa de un vasto incendio o por la incidencia
del mortal astro sol.
Sea como fuere, al
final consiguen salvar la vida y Anat y Dante, con ayuda del sequito de
Desdémona, consiguen llevan a sus compañeros en letargo hasta Jerusalén.
Se presentan ante
Mudji para que éste tome la decisión de despertarles con la sangre que crea
conveniente, ya que quien les de de su Vitae para sacarles del sopor deberá ser
alguien con sangre más poderosa que la suya y estos se vincularán una vez a ese
cainita, y esto es una cadena perpetua que permanecerá y condicionará para
siempre la no vida de los valientes Vástagos, ahora en vulnerable letargo.
Anat considera muy
importante esta decisión y como Brujah ha preferido no despertarles con su
sangre, y que sea Mudji quien emplee su posición para lograr que alguien les
despierte de su sopor.
Fenicia |
Meir, el cadavérico
Senescal de Mudji, se ofrece a despertarlos del letargo empleando su disciplina
de Mortis. Les traerá de vuelta al mundo de los vivos sin mayor inconveniente.
El Capadocio se acerca a ambos cuerpos inertes, tocando ambos y cerrando los
ojos, se concentra y tras unos segundos de tensión los despierta de su soporífero y sobrenatural sueño.
Anat explica a Mudji
sus avances y conquistas tanto en Chipre como en Fenicia y da las gracias por
su apoyo. Por supuesto también agradece a Desdémona, Amal y Dante su ayuda en
la guerra, y espera que esto solo sea el inicio del cambio.
–Príncipe Mudji –explica Anat– agradezco nuevamente su ayuda y le doy la oportunidad de seguir
apoyando con sus recursos el levantamiento de los reinos oprimidos y continuar
la reconquista que acaba de comenzar. Hay que derribar al imperio aqueménida
ahora que se tambalea. A cambio ayudaré a prosperar a Jerusalén, incentivando
su comercio y ofreciendo información de mis espías. Incluso puedo ayudar a
desarrollar más y mejor la inexistente fuerza militar de Yehud.
–No voy a involucrarme más de lo que ya he hecho. –Responde Mudji– parte de mi corte ha luchado contigo y has
dispuesto de ellos un año entero. Si hubiera alguna acción concreta donde nos
necesites se podría ver, pero no voy a dedicar mi energía en morder la mano que
me da de comer, no más, de momento.
Anat lo entiende a
pesar de no compartirlo, da las gracias una vez más y se marcha para continuar
su cruzada personal.
Misiva de Alamut
Bicor, el Assamita persa embajador de Alamut, manda una carta que Mudji esperaba hace tiempo:
“Mudji Regente de Jerusalén,
Exijo en nombre de Alamut una
explicación por la participación de cainitas de Jerusalén ayudando en la
rebelión Brujah de Chipre con el rey Evagoras a la cabeza.
A causa de la misma ha caído
Chipre, Tiro y varias ciudades fenicias.
Estos Vástagos son rebeldes y debe
castigarles debidamente. Decláreles una caza de Sangre en Jerusalén
desterrándolos de la satrapía de Yehud para empezar…
Espero su pronta respuesta.
Bicor, embajador de Alamut”
Mudji responde con
ayuda de su ghoul Saddam, ya que él no sabe escribir:
“Embajador de Alamut,
Yo cuido de Jerusalén.
En mi ciudad se respeta el
gobierno Assamita. Los intereses de los cainitas fuera de mi ciudad están fuera
de mi control.
Los castigaré cuando y como estime
oportuno.
Mudji, Regente de Jerusalén”
Agea, Archimaga Troyana |
Desdémona se
encuentra reubicándose después de regresar de la guerra y despertar del sopor,
ayudada por su entorno cuando de una forma completamente misteriosa, una
anciana mujer se encuentra con ella cuando solamente está con su lobo Fafner.
La entrañable
ancianita, arrugada como una uva pasa, se mueve con movimientos lentos:
–Hola Desdémona, soy Agea y vengo de Troya. –explica la anciana– es un placer para mi verte por fin, y
aunque tú no puedas verme se que puedes percibirme perfectamente.
Sorpresivamente
Fafner no está inquieto, todo lo contrario mueve la cola en señal de cercanía,
nunca lo había hecho antes con nadie extraño
–Quiero agradecerte que no hayas elegido el camino fácil, siendo la chiquilla
del Oráculo de Atenea en Troya –dice Agea– para ti hubiera sido sencillo culminar una venganza contra tu Sire o
al menos haber tenido un desenlace violento. Paradójicamente tu huida fue un
acto de valentía y no hay muchos en este mundo que sean capaces de
comprenderlo, yo lo admiro.
La vieja mujer coge
de la mano a la paralizada Brujah. Su tacto es caliente, muy caliente… ¿está
viva?
–Fuiste elegida por Atenea para algo especial. –Continua Agea– Y Siendo
Troyana tiene más fuerza aún. Mi joven guerrera, somos el centro de todo y así
será reconocido.
Fafner, el lobo de
Desdémona, se deja acariciar por la anciana y la lame en señal de amistad.
–¿Quién eres? ¿Por qué me conoces y sabes de mi pasado? …
¿Qué eres? –pregunta
Desdémona nerviosa.
Soy una Archimaga, soy humana –le dice Agea
mientras coge su mano y la lleva a su arrugada cara– Este semblante es mi actual faz, pero solo es eso, una vez, hace unos
pocos años, adquirí la apariencia de un viajero nórdico y te dejé este lobo
como regalo.
–Muchas gracias –responde Desdémona– me ha sido de gran ayuda.
Fafner, Ghoul de Desdémona |
–Esa era mi intención –dice Agea.
–Estoy en deuda con usted –Dice Desdémona.
–En absoluto niña –responde Agea– te mereces esto y mucho más, te privaron todo lo importante en el
pasado y que menos que aportarte algo de esperanza para tu vida. La que estaré
en deuda contigo seré yo…
–Él también es especial –Dice Agea mientras acaricia
la cara del perro con las dos manos, como quien juega con un cachorro. Al
animal parece gustarle y mueve la cola contento– ¿Verdad
Fafner? No tienes por qué darle sangre si no quieres – susurra la anciana
al oído de Desdémona, como quien desvela un secreto largo tiempo oculto. –Es un Parentela de la tribu de los Utkena,
con la peculiaridad de la longevidad, una inmortalidad igual a la de los Vástagos,
pero estando vivo.
–No entiendo tus palabras –dice la Brujah
confundida.
–Fafner tiene sangre de hombre lobo y comparte sangre y
algún don con ellos –responde
Agea.
–¿Entonces si no le diera sangre no envejecería? –pregunta Desdémona.
–No –responde Agea.
–Lo único que mi Vitae lo vincula privándolo de libre
albedrio –dice
Desdémona– pero al mismo tiempo le da ciertas habilidades
y poderes sobrenaturales que de otro modo no los tendría…
–Eso es. Será tu elección seguir dándole de tu sangre
para alimentarlo. –Responde
Agea.
La joven Brujah
piensa en silencio lo que está ocurriendo, mientras Fafner juega alegremente
con Agea como no lo había hecho con nadie. Desdémona sonríe al escuchar la
jovial escena.
–¿Sabes cuál ha sido el destino de mi Sire? –pregunta Desdémona
pasando de la sonrisa a la seriedad más absoluta.
–No te preocupes por el Oráculo de Troya. –Responde Agea– Tu Sire tendrá el destino que se merece.
–Me alegro –responde Desdémona.
–Ha sido un verdadero placer conocerte Desdémona, llevaba
mucho tiempo queriendo hacerlo… –dice Agea mientras le da un cálido beso en
la frente.
Desdémona es
transportada de inmediato a sus recuerdos más profundos, en los que recibía el
cariño de su madre y de sus hermanas. Pasado olvidado y truncado por el asesino
y farsante Oráculo de Troya.
La anciana se despide
de la mujer y del lobo. Lo hace con un caluroso abrazo y asegurando que se
volverán a ver.
Desdémona se siente
sola y desamparada cuando Agea se va y abraza a Fafner que lame la fría cara
de la Brujah consolándola.
Nerea, Neonata Toreador, Chiquilla de Orión |
Como viene siendo habitual
la corte de Mudji se reúne en los solsticios (marcan el comienzo del verano y
del invierno) y equinoccios (marcan el inicio de la primavera y del otoño).
Algunas de estas reuniones son exclusivamente para su corte más intima, pero al
menos una vez al año, abre las puertas a todos los habitantes cainitas de
Jerusalén.
Orión, el Toreador
griego, es el encargado de organizar las celebraciones y lo hace con la mayor
exquisitez, preparando servicio, comida y bebida para posibles invitados
ghoules y Vástagos, música, bardos y artistas locales amenizan la velada. Orión
es ayudado por su chiquilla Nerea.
Se encuentran en el
solsticio de invierno del año 387 a. C. Todos los Vástagos de Jerusalén se
encuentran presentes salvo el Espectro, que no ha acudido esta vez. Nadie sabe
la causa de la ausencia del Assamita y es un tema recurrente en el círculo de
Orión.
Meir aprovecha para
informar a Mudji sobre la proposición de Samas. Sabe que su aura era de
obsesión cuando se lo ofreció, pero no ha sabido determinar a qué exactamente. Y
alerta al Regente sobre la advertencia de Samas sobre Orión y su chiquilla,
aquí presentes.
–Deberemos tener a Orión y a su chiquilla vigilados –dice Mudji– yo tampoco me fio de ellos, sobre todo de
Nerea. Algo va suceder con ellos, la pregunta es ¿Cuándo?
–Me ha pedido posición –sigue Mudji poniendo
al día a su Senescal– pero de momento le
he dado largas hasta el regreso de Oded. Sigo planteándome si aceptar o no su
ascenso.
–¿Y sobre el acuerdo con Samas? –pregunta Mudji a Meir– ¿estás seguro de querer comprometer tu
posición por un puñado de oro persa?
–Cierto –responde Meir– tus palabras me ponen en sobre aviso. Aun no le he contestado.
–En cuanto a Orión –dice Mudji acariciándose la barbilla y
entornando los ojos mientras mira al Toreador, que se encuentra riendo las
gracias de su bella chiquilla Nerea– pienso
en que hacer tras su fracaso…
Admiel, el ghoul de
Meir, irrumpe en la fiesta. Jamás ha acudido a ninguna de estas, a su criterio,
improductivas reuniones en sociedad. El torpe ghoul no sabe cómo comportarse y
rompe una docena de normas de etiqueta interrumpiendo a su señor Meir mientras
hablaba con el Regente Mudji. Algo urgente requiere de su presencia en la torre
de la Torá Negra. El Capadocio se disculpa y acompaña apresuradamente a Admiel.
Biblioteca de la Torá Negra |
Admiel explica muy
molesto como han desaparecido rollos de escritura y saber. Uno se puede
extraviar, dos puede ser un error, pero cuando faltan tres, significa que hay
una rata ladrona en la torre.
Meir se asegura de
que Admiel no miente, mirando su halo, y viendo su indignación por la
desaparición de sus amados escritos.
Admiel sospecha de
Ushpa, su eficiente ayudante, un joven acogido por Meir, junto a su madre,
Judith, tras
perder estos a su marido tabernero Teushpa y la propia taberna en un
catastrófico incendio por acusas de turbia política cainita. La responsabilidad
y la caridad, hizo que el Capadocio acogiera a la familia del tabernero
dándoles un techo y un trabajo a ambos. La mujer limpia la torre y el hijo es
aprendiz de Admiel en la biblioteca.
Ushpa no sabe nada
del robo, sí que lo había alertado, pero no le dio importancia, pensó que
alguien los abría cogido, amigos de Meir o sabios que los necesitaban.
Meir piensa en quien
tiene acceso a la biblioteca y son Admiel, Ushpa, su madre, los sabios de la
Torá Negra y durante el día todo aquel que esté en contacto con la hermandad y
necesite algún tipo de información escrita, por ejemplo los nobles y sus
familias.
Meir se da cuenta de
que se han llevado tres escritos sobre: “Miedos en diferentes culturas” “La
Sangre” y “Jerusalén”. Aparentemente no tratan de temas relacionados, aunque
podrían enlazarse fácilmente.
–Admiel, ordena un cambio inmediato de llaves en toda la
torre
–ordena Meir a su ghoul.
–Esto es inadmisible –se queja el bibliotecario indignado.
–Ordene señor, el cierre la biblioteca. Debería ser privada. Solo yo debería acceder. Debemos ser más restrictivos con el tesoro del saber de este sacro lugar. Llevamos más de un siglo construyéndola para que todo se vaya ahora por el sumidero. –Exige Admiel muy enfadado.
Ushpa, joven aprendiz de Admiel |
–Tienes razón Admiel. Tomaremos medidas. –Responde Meir– En cuanto al responsable del robo, no sospecho
de los sabios de la Torá Negra, por supuesto…
–Estamos preocupados de la expansión en muchas satrapías
y no cuidamos muestra casa –sigue desahogándose Admiel, sin escuchar a
Meir. Mientras su cara va adquiriendo un perceptible tono rojo de furia.
–A partir de ahora la consulta de la biblioteca quedará
restringida a solo miembros y peticiones puntuales de amistades. Toda consulta
de rollos, tomos o tablillas será supervisada con más rigor que el actual por
ti personalmente, Admiel –dice Meir.
–Transmítaselo a sus conocidos mi señor –recuerda Meir.
–Así lo hare. Descuida Admiel –responde Meir
preocupado.
El níveo Capadocio,
muy pensativo, se despide de Admiel y regresa a la celebración del solsticio de
invierno de Mudji. Por la hora que es, media noche, sus compañeros no muertos
deberían seguir en la fiesta. Quizás ellos le puedas ayuda en este misterioso
robo.
Media noche
Meir regresa al salón
del trono. Todo transcurre de forma cordial y ordenada, al amparo de Orión, el
coordinador de la celebración, y su chiquilla Nerea, siempre de aspecto
impecable y altivo, supervisando todo lo que su Sire hace en lugar de al
contrario.
Samas se interesa por
la comunidad Nosferatu y habla con Ephraim, casi toda la noche.
Llega la media noche
y la celebración continua cordial y apacible, con amenas conversaciones e
intercambios de anécdotas.
Meir reúne, en la
propia celebración, a sus compañeros y al Regente Mudji y les explica su
problema domestico, por el que Admiel le acaba de sacar de la fiesta: un robo
en su biblioteca.
Desdémona bromea
insinuando que puede haber sido un Baali, un vampiro demoniaco. El Senescal
Capadocio le pide a la Brujah que le preste los servicios de un par de sus
guerreras, para vigilar puntualmente su biblioteca. Desdémona accede sin
problema. Meir le pide que vistan de forma discreta y sin parecer soldados. La
Brujah le asegura que así será. Dejan claro que las mujeres pueden ayudar a las
tareas que en la torre se requiera, así no llamarán la atención.
Entre todos intentan
relacionar los tres temas sobre los que tratan los textos robados: “Miedos en
diferentes culturas”, “La Sangre” y “Jerusalén”. Pero no llegan a ninguna conclusión decisiva.
Meir piensa en pedir
a Abraham que le ayude a descubrir al culpable y Mudji propone hacer un libro
“cebo” sobre los temas que han robado y ponerlo en la biblioteca, para después
observarlo discretamente y ver si el misterioso ladrón sigue un patrón de robo
sobre temas concretos.
Dante, chiquillo de Amal |
Sire y chiquillo
Dante, el chiquillo
de Amal Faruk, le aparta a una esquina discreta del salón y en susurros le
cuenta:
–Sire, quiero pedirle permiso para irme en busca de
mujeres alegres –dice
Dante muy cordial– aquí me aburro mucho y
quiero intentar salvar la noche. Me gustaría ir solo… digamos… que tengo
oscuros deseos que prefiero satisfacer en mi intimidad, ya me entiendes… –Dante
sonríe a su Sire Faruk.
–Dante, ¡no tienes que pedirme permiso! –le reprocha Amal de
forma amistosa. – No ves que confío
plenamente en ti. Creo que estas preparado para volar libre. ¿Por qué tu
inseguridad? ¿Por qué me preguntas? ¡Hemos venido de luchar juntos en una
guerra!
–Mi Sire, prefiero decirle que me voy a ausentar para no
preocuparle y que después tenga que darle explicaciones –dice Dante tocándose
los cuernos de forma nerviosa.
–No me importa lo que hagas, siempre y cuando no rompas
las Tradiciones cainitas que te he enseñado…–dice Amal– ¿no romperás ninguna Tradición en tus intimidades verdad?
No Sire. Puedes estar tranquilo en ese aspecto. Lo tengo
claro. –dice
Dante.
–Tu vida es tuya –le dice Amal justo antes de darle un abrazo
paternal.
–Gracias Sire –dice Dante mientras se va satisfecho y
sonriente.
Amal regresa
pensativo a la vera de Meir.
–¿Lo has liberado? –pregunta el Senescal con cierta
curiosidad.
–No, aun no. Simplemente ha sido una muestra de afecto –Dice Amal sonriendo y
mirando como su chiquillo Dante abandona de la celebración.
Meir asiente sin
mediar palabra, pensando inconscientemente en el robo de la biblioteca.
Asuntos serios
Al terminar la
celebración Mudji pide a algunos cainitas que se queden. Se lo pide a
Desdémona, Amal, Dante y Meir. Nahum se dispone a marcharse y Mudji le invita a
permanecer si lo desea, aunque no esté involucrado directamente en lo que
va decir. El Nosferatu acepta quedarse.
Ya a solas, los cinco
Vástagos, en silencio, sin el jolgorio de los juglares ni las charlas de
cainitas, en una estancia más discreta y contigua al salón del trono, que
recogen los empleados humanos de Orión.
–Alamut pide que convoque una Caza de Sangre en Jerusalén
contra Desdémona, Amal y Dante. –Explica Mudji– por prestar ayuda a Anat en la guerra.
–¿Quién lo ha firmado? –pregunta Meir.
Lo ha hecho Bicor, el embajador de Alamut, el mismo que
destituyo a Innominat antes de la muerte de Enki. –responde Mudji.
–¿Qué consejo me dais Senescal? ¿o cualquiera de los
demás?
–pregunta Mudji.
–Ordena la Caza de Sangre si crees que es lo que debes
hacer. –dice
Desdémona sin sentir remordimiento alguno.
–Sabia que habría consecuencias de Alamut… –dice Amal enfadado.
–Nadie te obligó a ir –recuerda Meir al Ravnos.
–¿Qué vas a hacer? –pregunta Meir a Mudji.
–Les he mandado a tomar por culo. –Dice Mudji– he enviado una carta diciéndoles que en
Jerusalén soy soberano y yo decido. Fuera no puedo actuar.
–Puedes adaptar el castigo a lo que consideres, no es
necesario que aceptes la Caza de Sangre –dice Meir.
–Dante no está liberado aun, Amal, así que él esta
eximido de ningún castigo –dice Mudji dirigiéndose al cazador Ravnos.
–¿Y cuál será el castigo? –pregunta Amal.
–Pido un juramento de lealtad hacia mí y Jerusalén, por
parte de los tres implicados. Quiero vuestra palabra de que estaríais a mi lado
pase lo que pase. Ese es mi “castigo”. –Dice Mudji.
Lo tienes –dice Desdémona sin dudarlo.
Lo juro –dice Amal poniéndose el puño izquierdo en el
corazón.
Yo también –dice Dante mirando a su Sire e imitando su
gesto con el puño.
–En mi ciudad mando yo. No les he respondido por
vosotros, lo he hecho por mí. Aquí se hace lo que yo diga, no lo que a ellos
les parezca desde Persia. Esta es mi forma de restregárselo por las narices al
embajador. Puede venir y chuparme… –dice Mudji con resentimiento en el rostro y
sin terminar la frase.
–Eres el puto amo –dice Desdémona admirando su decisión y
sonriendo mientras en su interior bulle su sangre Brujah.
–Es lo que Innominat hubiera hecho –asegura Mudji a los
presentes.
–¿Por qué lo hacen? –pregunta Meir.
–Tienen miedo –responde Desdémona con cierto desprecio.
–Igual tendrías que hablar con el Espectro –dice Amal– es un Assamita y está en tu ciudad…
–Ya he hablado con él, también le mandé a tomar por el
culo –dice
Mudji sonriendo– quizás estas sean las
consecuencias…
–Al respecto del Espectro, me ha ofreció espiar para él.
Darle información de lo que pasa en la ciudad. Me he negado y me ha amenazado. –confiesa Nahum.
–No es alguien que pase la línea de romper las
Tradiciones… –dice
Meir– es un viejo conocido, lleva en
Jerusalén bastante tiempo y nunca lo ha hecho.
–¿Qué tal se te da mentir Nahum? –pregunta Amal al
Nosferatu.
–Mi camino me lo impide –responde Nahum.
–Regente Mudji. Yo puedo hacer un ritual para proteger
tus aposentos de posibles ataques diurnos. –Se ofrece Meir.
–No espero un ataque directo –dice Mudji– pero hazlo de todos modos.
–Quizás deberíamos ser precavidos todos y tener un
refugio común, en el que juntos pudiéramos proteger nuestras espaldas. –Propone Amal.
–Si estamos todos juntos y nos atacan, pueden acabar con
todos y dejar Jerusalén desamparada. –Responde Meir.
Todos regresan a sus
refugios menos Meir, que durante el resto de la noche realiza el ritual, por el
cual una calavera tratada con su “magia”, será capaz de gritar si alguien
irrumpe durante el día en el aposento de Mudji.
Abraham, Buscador de las Revelaciones Sagradas, Matusalén Capadocio, Sire de Meir |
A la noche siguiente
Meir se encuentra con su prestigioso mentor Abraham, el buscador de las
revelaciones sagradas. Ambos Capadocio se encuentran en la biblioteca más
accesible de la Torá Negra, ya que los textos más importantes los tiene Meir
guardados en su refugio, a buen recaudo. También están Admiel y Ushpa, que
sigue asegurando que a pesar de ser el mayor sospechoso, él no tiene nada que
ver con el robo.
Admiel sigue muy
enfadado, mientras Abraham utiliza su disciplina de Auspex, para con
Psicometría ver quien ha robado los textos. Toca los lugares donde suelen
reposar los rollos desaparecidos y dado que seguramente no se hayan movido en
años, será más sencillo que al ser retirados, hayan dejado algún tipo de rastro
emocional de quien los ha robado recientemente.
El viejo Capadocio,
con aspecto de cadáver momificado, cierra los ojos y tras concentrarse unos
segundos, los vuelve a abrir rápidamente. Parece que ya ha visto quien ha sido.
Con cara de tristeza pide a Meir que ordene salir al joven Ushpa. Lo hace y
Abraham le dice a su chiquillo, que ha sido la madre de Ushpa. Ella se encarga
de limpiar la biblioteca, trabajo que antes hacia Donna. Por el aura de la
mujer, no parece haberlo hecho por ambición, o por alguna causa malévola, más
bien su intención era salvaguardad el futuro incierto de su hijo.
Meir no entiende bien
las causas del robo, pero apenado llama a Ushpa, que está hecho un manojo de
nervios, y pide que llame a su madre Judith.
Abraham mira a su
chiquillo Meir con expresión condescendiente y le dice:
–Se que tomarás la decisión adecuada –y su prestigioso Sire
se despide y se va caminando despacito.
Meir se encuentra con
Judith, que temblando rompe a llorar y confiesa inmediatamente a Meir lo que ha
hecho. No ha hecho falta ni interrogarla. La mujer arrodillada, pide clemencia
mientras se deshace en un mar de lágrimas. Confiesa haber vendido los escritos
en el mercado negro para hacerse un fondo de dinero por si debían irse. La
madre ha vendido los escritos a viajeros desconocidos y sería muy difícil recuperar.
Asegura haberlo hecho
por miedo, ve mucha gente rara deambulando por la torre y cree que Meir está
metido en asuntos demoniacos. Sabe que no es un Ángel como pensaba hace años. Por
lo que ha visto, más bien puede ser… ¡todo lo contrario!
–¡Mis libros no se tocan!
¡Se ha perdido saber importante que no se puede recuperar! ¡Hoy son 3
mañana serán 15! –asegura
Admiel muy enfadado, como quien hubiera hecho daño a sus hijos– Señor Meir, debe castigarla y que sirva de
escarmiento para los futuros ladrones. Es la única forma de que no vuelva a
suceder.
–Admiel, la mujer no lo ha hecho con mala fe. Solamente
aseguraba el futuro de su familia lo mejor que ha sabido –dice sabiamente Meir
sin convencer a su ghoul.
El Capadocio coge las
manos de la mujer y la ayuda a incorporarse mirándola a la cara. Su aura de
santidad hace que la mujer le observe atentamente, sabiendo que no va a hacerle
ningún daño. Al mismo modo el defecto del clan Capadocio hace su meya sobre la
mujer, ya que Meir parece un cadáver andante y esto inquieta a cualquier humano
que hable con él tan cerca.
–Mujer. Sé que no confías en mí –explica Meir– pero no soy ningún ser demoniaco. Tampoco soy un Ángel como pensabais. Nací hace doscientos años en Babilonia y dedique toda mi vida a servir a Yahvé. Fui bendecido con la inmortalidad y ciertos poderes que empleo para seguir sus leyes y preservar el saber de los hombres y otros seres.
Judith, Madre de Ushpa |
La mujer hace tiempo
que ha dejado de escuchar a Meir, su simple mente no es capaz de asimilar tal información
y se escuda en una catatonia, que la aparta de todo aquello incomprensible que
puede hacer que su cordura se desmorone.
Ushpa escucha
atentamente, con los ojos como platos y agarra las manos de su madre con temor
a que su mente no despierte más y sin saber qué hacer.
–Admiel, esta mujer ya está pagando por sus errores ¿no
lo ves? –le
explica Meir a su ghoul– ya está
recibiendo el castigo que se merece. No voy a incrementarlo de modo alguno.
Tiene buena voluntad y quiere subsanar su error. Se ha arrepentido y lo
lamenta, solo hay que verla.
–Por otra parte, no podemos culpar a Ushpa por el error
de su madre. Es un niño listo y sabrá aprender de esta lección. –Dice Meir mientras
mira al joven preocupado por su madre.
–Me llevaré a mi madre a vivir fuera de la torre y
trabajaré para vosotros para pagar el agravio –se ofrece el niño.
–Eres un hombre valiente. –Dice Meir a Ushpa
mirándole a los ojos– Yo te ayudaré a
mantener a tu madre. Ushpa. Tu madre me ha enseñado una valiosa lección: El
desconocimiento es el peor de los males.
Meir sabe ahora
porque está dedicando su no vida a preservar todo el conocimiento posible con
la Torá Negra: Para combatir el desconocimiento, como ha aprendido con este
incidente, que ha sido una lección de vida.
A la noche siguiente
Ushpa vuelve a la torre y cuenta:
–Mi madre no recuerda nada de lo ocurrido ayer aquí, sabe
que no sois malos y que veláis por nosotros. Pero también sabe que no debe
acercarse. Sin embargo acepta que mi destino está ligado a esta torre. Y aquí me
tenéis…
Admiel da una
oportunidad a Ushpa a pesar del agravio de Judith, pero asegura a Meir, que será
más duro con el joven de lo que era antes, después de lo ocurrido no se fía del
todo. Tendrá la vista clavada en él. Meir está de acuerdo y augura un futuro
prometedor para el joven Ushpa.
Año 387 a. C.
Durante este año,
cada uno de los cainitas de Jerusalén, retoman sus no vidas mientras la luna
observa silenciosa como prospera la tierra prometida.
Guerreras de Artemisa al servicio de Desdémona |
Continúa con la
búsqueda de un refugio apropiado para albergar a su grupo de guerreras, con
vistas a poder afianzar un sistema que de continuidad temporal al grupo de
luchadoras de Artemisa, de tal modo que las nuevas generaciones den relevo a
las anteriores perpetuándose en el tiempo, como protectoras de Desdémona, la
Brujah Troyana.
Por fin su búsqueda
da frutos y encuentra una granja de camellos situada cerca de la muralla oeste,
con los establos a las afueras de Jerusalén. En la granja vive un hombre viudo
llamado Moshé. Tiene ocho hijos que le ayudan con la cría, doma, ordeño y venta
de camellos.
Lo primero que hace
Desdémona, con ayuda de su ghoul Hylia, es invitar al cabeza de familia a un
trago de su sangre, obviamente sin este saberlo, pero al beberla sus
sentimientos hacia la mujer extranjera ciega, se tornan sorprendentemente positivos.
Ahora la mujer y su sequito son de fiar, así que les da cobijo sin dudarlo. Moshé,
desde esta noche, es ghoul de Desdémona y la sangre Brujah corre por sus venas.
Con ayuda de las chicas de Desdémona y la familia de Moshé, habilitan una zona de la granja, que
Moshé, Camellero, Ghoul Desdémona |
no se utilizaba, para que puedan vivir las extranjeras griegas. A Desdémona le acondicionan un sótano donde no llega la luz, para que pueda dormir tranquila durante el día.
Por el día, las
guerreras de Desdémona, ayudan en la granja trabajando en las diferentes
labores. Tras un breve descanso por la tarde, a la noche están al servicio de
su señora Brujah. La familia de Moshé también sale ganando, ya que las
guerreras protegen el lugar de cualquier peligro y ayudan sin cobrar más que la
comida, la bebida y el alojamiento.
Senescal Meir, clan
Capadocio
Meir sigue atareado
afianzando la reciente expansión de la Torá Negra. El Capadocio mantiene en
contacto a todos los que se encuentran en diferentes satrapías y les brinda con
su influencia la ayuda que puedan necesitar, dentro de sus posibilidades.
Admiel, Ghoul Bibliotecario |
Continua con la formación
de su chiquilla Donna, que estudia para ser una sabia Capadocio, algo
excepcional, ya que los Capadocio son un clan generalmente de hombres en una
comunidad en la que prima el patriarcado.
Sí que es cierto que
Meir, nota a Donna baja de ánimo. El Senescal intenta que le cuente que le
ocurre por si puede ayudarle pero la mujer no desea abrir sus sentimientos a su
Sire, prefiere estar sola y Meir lo respeta. También se la ve menos con
Umaskal, su pareja, el guerrero Caitiff y hermano de Sire.
Ayuda a Admiel con la
formación de Ushpa y mantiene el contacto con sus conocidos que se encuentren
fuera y dentro de Jerusalén.
Meir ofrece a Anat,
la Matusalén Brujah, la red de sabios de la Torá Negra, por si tuviera que
transmitir algún mensaje de urgencia o refugiarse de forma discreta, siempre y
cuando, no ponga en peligro la vida de los eruditos al hacerlo. Por supuesto también
puede disponer de sus conocimientos si lo necesitara, la Torá Negra está a su
disposición.
Así mismo envía
cartas a los cuatro contactos de su Sire Abraham, para estrechar lazos y
conocerse. Solo una de los cuatro le responde, es una sabia Archimaga griega muy
anciana llamada Agea.
Saddam, Capitán de la guardia de Jersualén, Ghoul de Mudji |
Sin avisar a nadie, Mudji
cambia de refugio y lo hace cerca del palacio, en una vieja catacumba de otra
era ahora olvidada.
Sus esfuerzos se
centran en utilizar su influencia para controlar la guardia de la ciudad y
habituarse a hacerlo para cuando realmente lo necesite. Ayudado por su ghoul,
Saddam, capitán de la guardia, y manteniendo un estrecho contacto con Gaspar, el
persa ahora orgulloso guardia real, que trabaja en el circulo cercano a Bagohi
el gobernador judío de Jerusalén.
Igualmente ayuda a
fomentar el comercio en Jerusalén, poniéndole las cosas fáciles a Samas, el
Ventrue, responsable de sacar a flote esta oculta faceta de la ciudad. Mudji
utiliza su influencia con la guardia del gobernador para ayudar en lo posible
al comercio, incitándoles a que lo apoyen o protegiendo diferentes cargamentos
o llegadas de caravanas. Esto rápidamente da sus frutos y con la el oro y los
contactos de Samas y la influencia de Mudji el comercio reflota de forma
espectacular.
Amal Faruk con aspecto humano |
Dada la peliaguda
situación con los Assamita decide, con ayuda de su chiquillo Dante, hacer una
pequeña red de refugios seguros por si los necesitaran. La búsqueda es
exhaustiva y no cualquier agujero está a la altura, por esta razón no son
capaces de encontrar ninguno que merezca la pena, aun.
Samas, el Ventrue, se
gana a Dante y a Amal pagándoles las mejores putas y el mejor vino a cambio de
información banal sobre Jerusalén y su pasado. Casi siempre las juergas pagadas
por Samas acaban con los Ravnos contando historias pasadas sobre Innominat,
Enki, la Torá Negra o los Hijos de Faruk.
Cuando tiene más
confianza, Samas tantea a Amal Faruk para ver qué posibilidad hay de que
interceda y le apoye para aumentar de posición. Al Ventrue le interesa mucho y pide
al Ravnos el apoyo de sus conocidos para conseguir su preciada posición a
cambio de las mejores putas y el mejor vino, que pueda pagar su oro persa, esto
solo sería el inicio de una alianza más seria.
En otro orden de
cosas, el Ventrue confiesa a los Ravnos no fiarse de Orión, su chiquilla y sus
amigos griegos, por lo que Amal decide que él y su chiquillo Dante van a espiar
a Orión, su chiquilla Nerea y su entorno.
Los Ravnos vigilan
los lugares que suelen frecuentar, donde cazan, con quien se ven… pero Orión se
entera de que lo hacen y poco a poco va cambiando sus hábitos para que no sepan
sus rutinas. No entabla conversación con los Ravnos, pero se causa una tensa
situación que aunque Amal intenta suavizar hablando con Orión en persona, no es
posible hacerlo, el Toreador le evita con tal maestría que Amal no llega a
hablar con él en todo el año.
Amal Faruk todas las
noches tiene tiempo para continuar con la instrucción de su chiquillo Dante. Además
de enseñarle todo lo que sabe, juntos se corren varias juergas, en las que se
emborrachan bebiendo de victimas ebrias, fornican con prostitutas y alguna confusa
mujerzuela y juegan a los dados, intentando no olvidar que la no vida también
tiene que tener una vía de liberación de la tensión.
A pesar de no estar
liberado aun, Dante goza de libertad absoluta tener su intimidad, ya que tiene
la confianza absoluta de su Sire Amal Faruk. Ambos están forjando una relación
fraternal muy alentadora. Ahora mismo es el hijo de Faruk con el que más está
conviviendo y esto hace que ambos estén más unidos a medida que pasa el tiempo.
Nahum de Hinnom es Gad, el Defensor de Jerusalén |
El Nosferatu siente
que tiene más claro cuál debe ser su camino, después de hablar con su Sire y
mentor Kothar, el Profeta. Así mismo Yahvé le interpuso la serpiente tentándole
con la proposición del Espectro para que trabajara para él por oro y armas
especiales. Nahum rechazó la oferta del Assamita, ha elegido el sendero del
defensor.
Ahora vigila
Jerusalén con otros ojos. Tiene presentes las leyes de Moisés, los 10
mandamientos y cualquiera que los incumpla a sus ojos, será castigado por su
ofensa al único y verdadero Dios, Yahvé.
Nahum busca por las
calles de Jerusalén a quien cometa injusticias para que page al momento, siendo
juez, jurado y verdugo. Un hombre maltratando a un niño en un callejón; Un
asesino saldando un ajuste de cuentas en la casa de su amante; Un ladrón de
camellos; Un adultero sodomita. Todos ellos perecen bajo los colmillos de
Nahum, ya que cuando ve que se ha cometido alguna de estas rupturas de las
leyes de Dios, caza al infractor. Primero bebe de su sangre lo suficiente para
matarlo, es una buena forma de alimentarse, y atraviesa después su garganta o
su corazón con una certera flecha mortal lanzada con su arco largo.
Tal es el éxito de
las cacerías de Nahum, los ciudadanos de Jerusalén comienzan a hablar de un
justiciero nocturno al que llaman Gad. Sus víctimas son criminales conocidos y
aparecen asesinados por una flecha judía tallada al estilo de una de las doce Tribus:
la tribu de Gad.
Gad es un nombre
hebreo que significa "suerte". Fue el séptimo hijo de Jacob y el primer
hijo de Zilpa, criada de Lea, primera esposa de Jacob. Gad también fue el
primer líder de una de las doce Tribus de Israel.
El trabajo de Nahum,
es muy positivo para el florecimiento del comercio en Jerusalén, ya que los
ladrones de género, los benefactores del mercado negro y los asesinos de
rivales caravaneros, son condenados y ejecutados por “Gad” limpiando de escoria
los negocios circundantes al mercado, dando más seguridad a la zona y
atemorizando a los posibles infractores que no desean morir atravesados por una
flecha nómada.
Mercado de Jerusalén |
La plaza central de
Jerusalén, con su mejorado mercado, reabre sus puestos con género de buena
calidad a buen precio. El trueque es parte del comercio y esto hace que el
trabajo comience a ser esencial, si quieres conseguir bienes.
La economía resurge,
babilonios, tirios, cartagineses y persas invierten su dinero e intercambian
valiosos presentes con los judíos. El mercado abierto día y noche, empieza a
ser el segundo corazón de la cuidad, el primero es el Templo, la religión fue
el primer pilar para la prosperidad de Jerusalén y sigue siéndolo, pero el
comercio comienza a ser el segundo pilar y va tomando fuerza a medida que pasa
el tiempo y Samas interviene.
Los cainitas viven la
vidilla del mercado nocturno y al fin pueden acceder a productos que antes
estaban vedados a esas horas de la noche. Así mismo ahora es más sencillo para
un vampiro cazar de noche en la zona del mercado.
Samas, el Ventrue
comerciante con la ayuda de Mudji, está cumpliendo su parte ahora que Oded, el
Toreador no se encuentra en Jerusalén.
Invitación de Tiro
Cada uno de los
vampiros de Jerusalén de confianza de Anat, aun Princesa actual de Tiro, recibe
una invitación para asistir a la
coronación del nuevo Príncipe, elegido por ella misma.
“Estimado Vástago,
Tenemos el placer de invitarlo a la
ceremonia de Coronación del Príncipe de Tiro (Roca), capital de la satrapía de
Fenica. Se llevará a cabo en el próximo solsticio de invierno (la noche más
larga del año) en el palacio Real de Sur (Tiro).
Dado que usted es uno de nuestros más
distinguidos invitados, nos gustaría saber si está dispuesto a pronunciar un
discurso, del tema que le agrade, con una duración asequible que crea oportuna.
Igualmente está invitado a la cena formal
que seguirá a la ceremonia. Se realizará en el salón de la Calzada Principal a
partir de las 00h30.
Esperando su participación y respuesta nos despedimos con un saludo cordial.”
Mezuzá, palabras sagradas |
Amal propicia un
encuentro secreto con Meir y Mudji, sus superiores en posición cainita en
Jerusalén. Lo hace de forma discreta en el cementerio dominio del Capadocio.
Meir conduce a Amal y a Mudji por el laberinto de los Mezuzás para que su
conversación sea totalmente hermética.
–Meir ¿ha contactado Samas, el comerciante contigo? –pregunta Amal– conmigo ha
tenido un acercamiento, busca posición en Jerusalén, algo lógico por ser del
clan que es, los Ventrue son ambiciosos y desean estar en el poder.
–Sí, lo ha hecho –responde Meir– me ofreció ayuda en forma de recursos para la Torá Negra, si tenía en
cuenta su nombre para asuntos de gobierno… posición. Me parece bien dársela, ha
revitalizado Jerusalén como prometió.
–¿En cuanto a Orión? –pregunta Amal.
–Ha dicho Mudji que también ha pedido posición –responde Meir mirando
al Regente Assamita, pensativo en el trono.
–Yo me refería a si es trigo limpio… –añade Amal.
–Siempre ha demostrado ser un buen hombre y prestar ayuda
cuando se le ha necesitado –responde Meir.
–Si eso tenía entendido, pero me parece que oculta algo. –Dice Amal– Dante y yo estamos espiándolo y nos ha
pillado. Soy un maestro del embuste y puede ser que me esté evitando para que
no le descubra…
–¿Por qué no hablas con su chiquilla? –propone Meir– Seguro que con ella te entiendes mejor y
puedes sacar información sobre su Sire.
–Gracias, no se me había ocurrido –dice Amal.
–Si eres capaz de no primar tu diversión a la obtención
de información útil…
–dice Mudji que hasta ahora ha estado en silencio y escuchando atentamente.
–¿Qué opinas tu Mudji? –pregunta el Ravnos.
–Orión siempre me ha dado mala espina. Más desde que su
chiquilla ha entrado en juego, y ahora pide posición… –responde Mudji– no es casual.
–Samas sin embargo va de cara. Me gusta su estilo. Me da
igual su oro, pero lo veo como un valioso aliado –dice Amal– yo le daría posición para ganarnos su
alianza. Además si no funciona, se le puede quitar igual que se le ha dado.
–Sus recursos para mí, son secundarios –añade Meir– lo importante, es el beneficio que se puede lograr con su alianza.
También con su ayuda, veo posibilidades de abrir vías de comercio con los
Brujah de Cartago.
–Si os parece bien, Mudji, le ofreceré a Samas posición
de Ancillae a cambio de aceptar su ayuda –dice Meir.
–Adelante –responde Mudji.
–Y seguiré tanteándole, para ver por dónde quiere ir en
cuanto a su ambición –dice Meir mientras se dirige a la puerta– espero que me sea sincero en su respuesta y
deseo, porque si intenta engañarme o inventa argucias no habrá trato alguno.
Osario de Meir |
Meir se dispone a
encontrarse con Samas y lo hace bajo el cementerio judío, en el osario del dominio de Meir, rodeado de huesos y craneos ordenados metodicamente. Las velas iluminan la
estancia y ambos vampiros se sientan en un amplio escritorio, cara a cara.
Samas ha venido
rodeado de diez mercenarios, que guardan sus espaldas en todo momento. Está
completamente paranoico. Observa todo con detenimiento, y por su aura, Meir
descubre que está muy nervioso. No sabe para que le ha convocado el Senescal de
Jerusalén en su dominio y esto le inquieta sobremanera.
–Señor, le agradezco su invitación –dice Samas haciendo
una reverencia.
–Puedes
tutearme. –Dice Meir– Siéntate Samas.
Debemos hablar de su propuesta…
Samas, viste como un
comerciante de éxito. Enjoyado, con las mejores prendas, capa decorosa y
sombrero con plumas de ave exótica. Su perfume evoca a la primavera y en el
cinto enseña una daga en una funda plateada y brillante, que agarra con fuerza.
–Ha pasado tanto tiempo que pensaba que ya no estaba
interesado –dice
Samas titubeante.
–Tus buenos actos en la ciudad me han hecho replantearme
mi decisión –responde
Meir satisfecho.
–Entiendo… –Samas se sienta mirando a sus mercenarios y ordenándoles
con un gesto que salgan de la estancia. Lo hacen y ahora los dos Vástagos se
encuentran solos ante el calor de la vela situada en el centro de una tosca mesa redonda de piedra.
–¿Qué es lo que
buscabas Samas? –dice
Meir muy tranquilo.
–Lo mismo que ahora. Sabéis cual es mi clan y que buscamos
todos. Es evidente. Deseo formar parte del gobierno de Jerusalén. –Responde Samas muy
serio y mirando a los ojos al cadavérico sacerdote.
–Posición en la ciudad… ¿y qué ofreces a cambio? –pregunta Meir.
–Mi oro persa –responde Samas muy tenso.
–Podría hablarlo con mi Príncipe… –dice Meir– ¿Ancillae te parece bien?
–No es desdeñable –responde Samas.
–Con esa posición podrías forjar alianzas y acuerdos que
beneficien al comercio y la economía de Jerusalén –dice Meir.
–Esa es la idea. Seria parte de mi trabajo. Cuento con
ello –dice
el Ventrue con firmeza.
–Ha llegado a mis oídos que no te fías de Orión… –dice Meir.
–Así es. Veo que no va de cara y desdeña el progreso
persa. –responde
Samas.
–No te otorgamos la posición para que la utilices para
enemistarte con Orión –deja claro el Senescal.
–A no ser que sea él quien arroje la primera piedra y
deba defenderme… –puntualiza
Samas.
–A pesar de que hay guerra entre griegos y persas en
Chipre, no queremos que esto repercuta a las relaciones en Jerusalén. –Dice Meir– No queremos conflictos.
–¿Puedo hacer una última petición? –pregunta Samas en un
tono más amable del empleado previamente.
–Adelante –responde Meir.
–Me gustaría que mi nombramiento como Ancillae de
Jerusalén sea en la coronación de Tiro. Quiero que Adón, mi hermano de clan, se
sienta… orgulloso de mí. –dice Samas sonriendo maquiavélicamente.
–No puedo asegurártelo. La invitación ha sido personal
hecha por Anat para determinados vampiros de Jerusalén… –dice Meir.
–Tengo invitación. Me la ha mandado Adón en persona –dice Samas– me gustaría darle una sorpresa allí mismo
demostrando mi galón conseguido en Jerusalén…
–No creo que haya problema, pero tengo que confirmarlo –se excusa Meir.
–Tienes contacto con Amal, el Ravnos Sire de Dante, ¿verdad?
–pregunta
Samas.
–Sí. Lo tengo. –Responde Meir.
–Me haría un favor si le dijera que mi acuerdo con él,
estaría cerrado en el momento que ascienda a mi nueva posición. –Dice Samas sonriente.
–Si lo acompañas con dos mujeres hermosas, le gustará más
–dice
Meir bromeando.
Ambos vampiros se ríen
y se despiden con un gran apretón de manos. Acto seguido Meir convoca a Amal
ante el Príncipe Mudji.
Tres vampiros en el
salón del trono
Meir acude al salón
del trono junto a Amal. Todo está recogido y limpio de la celebración de anoche
y Mudji entra caminando en silencio y se sienta en el trono, ante ambos
cainitas.
El Capadocio les
cuenta su conversación con Samas.
–Sigo sin fiarme de Orión –repite Mudji pensativo.
–¿Puedo
vigilar a Orión oficialmente? –pregunta Amal para tener el beneplácito del
Príncipe en esto.
–Ya te ha descubierto una vez, seguramente tiene Auspex y
puede verte venir. Está sobre aviso. No creo que sirva de nada. –Responde Mudji.
–Le he dado cuerda y se va a ahogar solo… –dice Mudji– tiempo al tiempo. Yo vigilaría a su
chiquilla más que a él.
–¿Podría escribir una carta para Samas, otorgándole su
posición? –pregunta
Meir a Mudji– Quiere que se le otorgue en
la fiesta de coronación de Tiro.
–Escribe, yo dicto –dice el Regente Assamita mirando a
Meir.
Meir se hace con
papel, pluma y tinta y sobre la mesa que se encuentra apartada del trono, desde
donde gobernaba el Capadocio en su breve principado de Jerusalén.
“Samas del clan Ventrue,
Tras la conversación con mi Senescal Meir. Yo Mudji, decido otorgarle la
posición de Ancillae de Jerusalén que será otorgada en la coronación de Tiro.
Queda en deuda con Meir y con este gobierno, acordada de palabra con el
Senescal Meir, que será testigo de su ascenso.
Le agradezco su implicación y deseo fortuna en su nuevo cargo de
Ancillae.
Mudji, Señor de la noche de Jerusalén”
Tarifico de influencias
Tras recibir esta
carta, Samas cumple su parte del trato y regala un cofre con oro persa a Amal y
otro a Meir. El Ravnos no está interesado en los recursos pagados por el
Ventrue y se los regala desinteresadamente a Meir, al igual que todos los
ingresos futuros que haga Samas. El Capadocio irá recibiendo mensualmente una
cantidad igual al pago de ambos para mantener sus gastos en la Torá Negra, la
torre empieza a necesitar alguna reforma.
El propio Samas escribe
a Amal y a Meir declarándose su aliado. Dice estar ahí para lo que necesiten.
Parece ser que el Ventrue se ha metido en la política de Jerusalén de forma
rápida y eficiente. Ahora tiene aliados en el gobierno vampírico y en la ciudad,
siendo socio del Senescal, al que paga mensualmente y con la posición de
Ancillae, se convierte en el cuarto vampiro de la ciudad en tener posición
después de Mudji, el Regente, Meir, el Senescal y Oded, el Primogénito Toreador.
Todo un logro en un tiempo récord.
Para zanjar el trato
dos bellas prostitutas de la mejor calidad, visitan el refugio de Amal y le dan
placer y sangre durante toda la noche. El Ravnos, satisfecho tras yacer con las
hembras saciadas, no puede imaginar una forma mejor de hacer negocios.