Crónicas de Yehud I
(390-388 a. C.)
Nahum de Hinnom, Nosferatu |
Año 521 a. C.
El Nosferatu llamado
Nahum partió del turbulento campamento judío que una vez fue la ciudad de
Jerusalén. Lo hizo sin rumbo fijo y en busca de su propio destino.
Sus raíces eran
nómadas y durante una época de su vida fue un esclavo de los babilonios, esto
le ayudó a valorar aun más el libre albedrío regalado por Yahvé.
El leproso inmortal se
abre camino en la noche y cada paso que da le adentra más y más en lo desconocido...
Le acompañan un grupo
de cinco leprosos qué malvivían por la zona de Jerusalén sin residir en Hinnom.
Estos humanos eran su rebaño y gracias a ellos Nahum puede alimentarse de su
sangre mientras ellos suspiran por que lo haga.
Desdichados nómadas que parten en busca de más enfermos abandonados para protegerlos de la crueldad de los hombres. La búsqueda comienza en la provincia de Yehud, satrapía persa y antiguo reino de Judá.
Desiertos de Judá |
Al principio
simplemente buscan sin éxito más de los suyos, pero lo que encuentran son
cadáveres de lo que una vez fueron hombres y tras enfermar fueron abandonados
para morir en el mejor de los casos.
Por si esto no fuera
poco Nahum debe huir para salvar su no-vida ya que es hostigado a una horda de
hombres furiosos qué no entendían que el Nosferatu tibiera buenas intenciones.
Él consiguió salvar
la no vida escondiéndose con su Disciplina de Ofuscación, pero dejando atrás
las vidas de sus cinco compañeros qué fueron cazados y ajusticiados, uno a uno.
Fueron atacados durante el día, momento dónde Nahum no podía ayudarles. Despiezados
como troncos y atados a bestias de carga terminan sus últimos días con un
sufrimiento indecible.
Ahora el cainita huye
sólo y paranoico, mirando continuamente por encima del hombro por si acaso los
cazadores dieran con su rastro.
Nahum, aun ofuscado y
huyendo de la cacería incesante de los humanos que le persiguen, busca algún lugar
seguro, una cueva deshabitada o algo parecido. Asustado, sin saber la verdadera
naturaleza de sus perseguidores, llega incluso a sospechar qué alguien está hostigándole
personalmente.
El Nosferatu encuentra un lugar seguro y deshabilitado. Una estrecha cueva que utiliza para descansar durante el día. Mientras duerme, tras un momento de estruendo y dolor todo se funde en negro. Previamente hubo un calor insoportable que le hacía sudar sangre seguido del desmoronamiento de enormes rocas que sepultaron su cuerpo. Nahum entra en letargo con su cuerpo aplastado bajo las piedras.
Desdémona, Brujah Troyana |
400 a. C.
En su huida, los
erráticos pasos de Desdémona y su sequito les llevaron a una estrecha cueva
donde por designio divino de Atenea, la Diosa de las bestias salvajes, Desdémona
encontró a un ser que dormía en un sueño profundo de muerte.
Apartando entre sus
diez guerreras las rocas que sepultaban al cadáver del leproso, Hylia,
sacerdotisa ghoul de Desdémona, registro al maltrecho nómada sepultado. Entre
sus ropajes encontró un rudimentario mapa que guiaba hasta un valle llamado
Hinnom, en la satrapía de Yehud, antiguo renio de Judá.
Desdémona pidió a sus
guerreras que ayudasen a trasportar el cuerpo muerto de este desgraciado, tenía
una corazonada y por Artemisa que la siguió. Llegaron al valle de Hinnom y se
encontraron con la apartada colonia de leprosos de Kothar, el Profeta, un viejo
Vampiro que llevaba aquí desde el principio de los tiempos.
Kothar la dijo que la
estaba esperando, no por nada le llamaban el Profeta. El Nosferatu agradeció
que trajera a ese hombre muerto que había encontrado, era nada menos que su
chiquillo Nahum, que había desaparecido hace más de un siglo mientras era perseguido
por unos cazadores humanos. Había sido dado por muerto cuando incendiaron su
refugio, pero Desdémona se lo había devuelto.
El anciano Nosferatu
despertó a Nahum de su letargo y se sintió en deuda eterna con Desdémona,
acababa de ganar un aliado. El Profeta les dio cobijo en el valle y la Brujah y
sus guerreras ayudaron en compensación a los leprosos de la colonia, sin juzgar
sus apariencias, ya que ella no podía ver sus cuerpos putrefactos y horrendos.
Nahum se despierta
dolorido y sana sus heridas bebiendo la sangre ofrecida por Kothar, su poderoso
y anciano Sire. No sabe dónde está y ve cómo su mentor le abraza fuertemente y
sin mediar palabra le deja a solas con una mujer invidente. A su lado un lobo
gris mira con atención al Nosferatu.
Se encuentran en el
interior de una de las decenas de cuevas refugio de la colonia. La escasa iluminación
es la de una antorcha. El lugar es diáfano y esculpido en fría roca de Judá.
Nahum. – ¿Quién
eres? ¿Qué ha pasado?
Desdémona. – Buenas noches. ¿Nahum te llamas verdad?
Nahum. – Sí
Desdémona. – Encantada
de conocerte.
Nahum. – Igualmente,
agradezco haberme despertado.
Desdémona. – Solo
soy una viajera invidente que por casualidad dio con tu cuerpo sepultado en una
cueva. Revise tus pertenencias y encontré un mapa que conducía hasta aquí y te
traje. Supuse que era donde querías llegar.
Nahum. – Me has
salvado.
Desdémona. – No hay
nada que agradecer, lo que ha sucedido debía de suceder.
Nahum. – Gracias,
estoy en deuda contigo.
Desdémona. – Como te
digo no hay ninguna deuda. Descuida.
Nahum. – Menos
mal, podrían haberme encontrado mis perseguidores y el desenlace hubiese sido
diferente.
Desdémona. – Por
cómo estaba tu cuerpo diría que llevabas enterrado mucho tiempo.
Nahum. – ¿Qué te
trae por aquí? ¿A dónde tenías pensado viajar?
Desdémona. – A ningún lugar en concreto. Digamos que decidí hacer una retirada estratégica de mi tierra y acabe aquí.
Valle de Hinnom (o Gehenna) |
Desdémona. – Bueno
no soy leprosa... Pero agradezco vuestra hospitalidad igualmente. De modo que
las cicatrices de tu cara son por la lepra (dice mientras toca su cara)
Nahum. – Sí.
Aunque también influye ser un Nosferatu.
Desdémona. – Disculpa
que te toque así. Soy ciega y es la única forma que tengo para hacerme una idea
de tu fisionomía. No pretendo ser irrespetuosa.
Nahum. – No te
preocupes.
Desdémona. – ¿Y qué
soléis hacer aquí en Hinnom?
Nahum. – Hace
mucho tiempo estaba con unos compañeros en Jerusalén, pero decidí ausentarme un
largo tiempo para ayudar a los leprosos que iba encontrando por el camino, se
les trata muy mal y están desamparados.
¿De dónde vienes?
Desdémona. – De
Grecia.
Nahum. – ¿Cuál
es tu nombre?
Desdémona. – Desdémona.
Así que ayudas a los leprosos. Una noble tarea.
Nahum. – Sí. Nos
merecemos una vida más digna. ¿Por qué
te tuviste que marchar de tu pueblo?
Desdémona. – ¿Kothar
es un buen Sire?
Nahum. – Sí, muy
buen Sire. ¿De qué lo conoces?
Desdémona. – De
nada. Mi Sire no lo era. Para que nos entendamos, preferí irme que tener un
problema con ella.
Nahum. – ¿A qué clan perteneces?
Desdémona. – Brujah. Como la mayoría de los griegos. No sé
mucho sobre la Estirpe, pero sé que los nuestros gobiernan Grecia. ¿Y a parte
de cuidar leprosos hacéis algo más aquí?
Nahum. – Sobrevivir.
Es una tierra castigada por la guerra. Aunque hace mucho tiempo que no visito
el campamento de Jerusalén. Me gustaría volver, como te decía deje muy buenos compañías
allí.
Desdémona. – ¿Jerusalén es esa tierra que se ve a lo lejos? Nunca he estado allí.
Nahum. – Sí.
Kothar, el Profeta, Matusalén Nosferatu, Sire de Nahum |
Desdémona. – ¿Merece
la pena?
Nahum. – Sí.
Desdémona. – Quizás
allí sepan apreciar mis habilidades…
Nahum. – Cuando
me fui era todo asentamientos y ruinas, pero eso fue hace mucho tiempo, no sé
qué puede aguardar allí en estos momentos.
Desdémona. – Siento
que aquí no soy muy útil e incluso que molesto a Kothar, aunque nunca se lo
diría por haberte salvado.
Nahum. – ¿Por
qué vas a molestar?
Desdémona. – Bueno,
estáis leprosos y yo y mis guerreras que no lo somos.
No es molestia, simplemente aquí estanos fuera de lugar.
Nahum. – Habéis
ayudado a un miembro de la colonia, no creo que haya ningún problema. Quedaos
aquí el tiempo que seseéis y de todos modos tengo pensado volver a Jerusalén
algún día, para comprobar que ha cambiado en tanto tiempo y saber que ha sido
de mis compañeros. Pero ahora debo quedarme en Hinnom para ayudar a mi Sire
mentor Kothar, debo hacerlo en agradecimiento por despertarme del letargo,
espero que lo entiendas.
Desdémona. – Esta
claro. Pero no puedo quedarme aquí eternamente. No hago nada útil. En realidad
no es bueno ni para vosotros ni para mí que permanezca aquí
Nahum. – ¿Te
gustaría acompañarme cuando decida regresar a Jerusalén?
Desdémona. – Mi
sequito y yo aceptamos encantadas. Seguro que allí encuentro algo útil que
hacer. Solía defender el templo de Artemisa. Quizás algo enfocado a eso sea
bien recibido por quien sea que gobierne en la ciudad… ¿Sabes quién manda allí
por cierto?
Nahum. – Creo
que en estos momentos dominan los persas.
Desdémona. – ¿Y
vampíricamente?
Nahum. – Eso ya
no lo sé, ha pasado mucho tiempo desde mi marcha.
Desdémona. – Entiendo.
Quizás alguno de tus hermanos de clan nos pueda Aclarar ese tema.
Nahum. – Sí, nos
podrían poner al día. Ya te digo, ha sido mucho tiempo desde que me marché.
Desdémona. – Creo que sería lo más prudente. Ni siquiera sabes si tus compañeros siguen vivos.
Hylia, Sacerdotisa de Artemisa, Ghoul de Desdémona |
Desdémona. – Y yo.
Cuando tengamos la información pertinente será un placer viajar junto a ti a
Jerusalén. Buenas noches hermano cainita.
Nahum. – Bien.
Buenas noches hermana cainita.
Las noches pasaron y
a los días les siguieron las semanas y después los meses… e incluso años. Durante
unos años, a petición de Kothar, ambos vampiros residieron en el valle sin
adentrarse en Jerusalén. Kothar tenía prohibido a ningún Nosferatu pisar
Jerusalén sin su permiso. Los qué lo hicieron acabaron destruidos por la
corrupción de los malvados.
Desdémona acata las
leyes del valle, sigue siendo una invitada del anciano Nosferatu Kothar, ahora
aliado suyo. Y aunque su deseo inicial no era pasar mucho tiempo al final se
sintió útil protegiendo el valle y descansando de la tensión política de las
ciudades estado.
Nahum y Desdémona apoyan
en las tareas de protección y vigilancia del valle mientras el propio Kothar en
persona, por agradecimiento al salvar a Nahum, enseña a ser vampiresa a la
neonata Desdémona a valerse por sí misma.
El viejo Nosferatu formó
a Desdémona en asuntos cainitas y ella aprendió con él a utilizar sus
Disciplinas. A pesar de pertenecer a otro Clan, algunos de sus poderes eran los
mismos y además el Profeta era alguien muy sabio que no solo sabia
utilizar las Disciplinas de su clan,
controlaba magistralmente muchas otras.
Tras décadas en el
valle, Desdémona cree que ha llegado el momento de conocer la misteriosa
Jerusalén…
En cuanto a quién
reina o qué se cuece en la incipiente Jerusalén, a penas una aldea fortificada,
no es importante y ni Kothar ni ninguno de sus hijos provee de esta información
a la pareja durante el tiempo que están aquí.
Los años pasan y la
Brujah es formada por completo y ya nada hay en el valle qué la ate. Nahum,
recuerda su pasado nómada con nostalgia y ansia salir del valle, y ver la nueva
Jerusalén.
Nahum y Desdémona se
despiden de Kothar. El viejo Nosferatu no está muy conforme en que abandonen el
valle, es un oasis dentro de un infierno. Infierno al que se dirigen y se
comportará sin piedad alguna, con ellos también.
Jerusalén ha crecido y el templo ha sido reconstruido. Es un pequeño centro próspero con agua y muchas posibilidades de prosperar. Capital de la satrapía de Yehud. Una muralla hecha con los restos del primer templo de Salomón protege la ciudad y a lo lejos se ve bella y eterna... JERUSALÉN.
Segundo Templo de Jerusalén |
Innominat, Matusalén Assamita, Príncipe de Jerusalén |
390 a. C.
Tras la tormenta
llega la calma. Enki, Príncipe de Tiro y hermano Caitiff de Innominat, fue
expulsado al agujero del infierno del que salió hace milenios. El legítimo
Príncipe de Jerusalén Innominat a restaurado la paz y la verdad recuperando el
trono de Jerusalén y saneando Alamut por un futuro más claro para el clan
Assamita. Se ha rodeado de aliados afianzando la influencia suficiente para gozar
de cierta paz en una prospera y potencial capital de la satrapía de Yehud.
Davar, legendario
guerrero y aliado de Innominat, ahora que su enemigo Enki ha muerto, alienta a
Innominat para que viaje a Alamut y reclame lo que considera justo, un puesto
en el Consejo. El Príncipe de Jerusalén considera que no es él quien tiene que
reclamar nada y pocas noches después recibe una invitación a Alamut.
Es un ofrecimiento
para cubrir la vacante en el Consejo del Nido del Águila, corazón neurálgico
del clan Assamita. Para ello bebería abandonar el Principado de Jerusalén,
dejándolo en las manos adecuadas, para dedicarse enteramente en restaurar la
concordia en el clan Assamita. Saliendo
de la política persa para meterte en la política de su propio clan.
Tanto Davar, leyenda en Alamut, como Nergüi, hechicero Assamita de renombre, le darán su apoyo en este movimiento. Así que Innominat tampoco iría con las manos vacías.
A ojos de Innominat
solo hay una persona capaz de regentar Jerusalén o en su defecto otorgar el
Principado a quien considere oportuno en el futuro: su aprendiz
Davar, Matusalén Assamita |
Antes de partir y
llevarse todo su rebaño y allegados con él, Innominat tiene un encuentro a
solas con su fiel discípulo Mudji.
Innominat. – Buenas
noches chiquillo.
Mudji. – Buenas
noches, mi Señor.
Innominat. – ¿Qué
piensas de este periodo de paz que estanos viviendo? ¿Te resulta aburrido o
gratificante?
Mudji. – La paz
es solo el tiempo donde afilar nuestras dagas. Si no tenemos que encargarnos de
algún descarriado de Alamut, ya vendrá algún advenedizo de otro clan a faltarte
al respeto en tu ciudad…
Innominat. – Si...
Me temo que estos periodos no suelen perdurar. Hablando de eso que decías de
Alamut. Me han ofrecido un lugar en el consejo. Cuento con más apoyos de los
que me esperaba para ocuparlo y me parece que si quiero que el clan vaya en la
dirección correcta, es el lugar adecuado.
Lógicamente eso me impediría seguir como Príncipe de
Jerusalén.
Mudji. – Príncipe
de una ciudad o consejero de Alamut…
Innominat. – Es un
honor y una responsabilidad que no puedo rechazar, Mudji.
Mudji. – Creo que
Alamut es más importante que cualquier trono. Y por lo poco que vi, hay mucho
trabajo en el nido de Águilas. No sólo porque hubiese una manzana podrida, si
no porque eso es un síntoma de que algo no funciona en nuestra propia casa.
Innominat. – El
asunto de Enki nos ha dado una oportunidad única para reencaminar a los
Assamita hacia los valores tradicionales que muchos miembros han olvidado o
dejado de lado.
Efectivamente. No quiero saber qué pasaría si Haquim o alguno de sus chiquillos despertase y viera este desaguisado... lo que nos lleva al siguiente punto: El trono de Jerusalén queda vacío.
Mudji, Assamita Regente de Jerusalén |
Puedes aceptarlo, rechazarlo o hablarlo con los demás
vampiros de la corte y decidir entre todos que queréis hacer y cómo queréis
gobernar. Os dejo una ciudad limpia, sin enemigos y con buenas relaciones con
los vecinos... Aprovechadlo. Lo que decidas me parecerá bien hijo mío.
Por supuesto yo siempre seré tu mentor y podrás contactar
conmigo cuando lo necesites. Siempre tendré tiempo para ti Mudji.
Mudji. – Es un
gran honor el que me ofreces. Pero creo que mis habilidades sirven mejor como
mano derecha que como cabeza. Pero tampoco creo que debamos entregar una ciudad
Assamita alegremente a otro clan ¿No tenéis ningún candidato digno para abrazar
y que ocupe el trono?
Por supuesto haría todo lo que estuviera en mi mano para
ayudar en la tarea.
Innominat. – ¿Un
neonato recién abrazado? Impensable. Además no podría hacerme cargo de él si lo
dejo aquí... Es una decisión difícil. Valora las opciones. Yo hablaría con tus
compañeros. La carta de quedarte como Príncipe la tienes ahí si no te convence.
Quizás un consejo que gobierne donde tu tengas más poder
que el resto... O puedes ser Príncipe y rodearte de uno o dos consejeros que te
convenzan. Las opciones son infinitas. Incluso alejarte de todo eso y hacer lo
que creas más oportuno sin esa responsabilidad.
Mudji. – ¿Y algún candidato dentro de nuestro clan?
Colgante con el sello de Innominat |
Imagínate que se queda Davar, por ponerte un ejemplo. No
doy ni un año hasta que se maten entre ellos.
Mudji. – Si, en
eso tienes razón. Por eso sigo creyendo que deberías escoger un candidato a
abrazar y llevártelo para formarlo en Alamut. Aunque tarde 20 años en ser digno
de ser liberado. Mientras tanto defenderemos Jerusalén.
Innominat. – No
puedo. Al menos no de momento. Voy a tener demasiado que hacer. No puedo formar
a un chiquillo. Si así fuera te diría a ti que vinieras conmigo Mudji. De hecho
siento dejarte antes de lo previsto. Me quedan muchas cosas por enseñarte.
Espero poder hacerlo algún día.
Tienes ante ti una gran decisión que tomar. Te apoyare
sea la que sea, siempre contaras con mi respaldo.
Mudji. – Entonces
meditare y espero encontrar la respuesta más acertada.
Innominat. – Estoy
seguro de que lo harás. Te dejo un colgante con mi símbolo, para que no
olvides lo que te he enseñado.
Mudji coge el collar
y se lo pone al cuello y eleva la cabeza muy orgulloso.
Innominat abandona
Jerusalén camino de Alamut, dejando el trono de la noche en manos de Mudji, que
cómo buen discípulo asume la responsabilidad qué le corresponde sin tener muy
claro qué va a hacer con ella.
Jerusalén Capital de la satrapía de Yehud, 390 a. C. |
Nahum, el Nosferatu,
pisa Jerusalén con cierta temeridad. No puede creerse que haya una ciudad donde
antes no hubo más que ruinas. Desdémona, la Brujah, acompaña al Nosferatu guiada
por Fanfer, su imponente lobo atado con una cadena. Hylia y sus guerreras
escoltan a su señora Desdémona y el grupo se adentra a través de las murallas
de la ciudad santa y eterna.
–No puedo creerme lo que veo. –Dice Nahum sin dar
crédito.
–Son buenas noticias.
–Celebra Desdémona sonriendo levemente.
Los dos cainitas
recorren la modesta villa y ven a lo lejos, en lo alto de las colinas, el
Segundo Templo, imponente y temeroso a partes iguales.
Nahum hace memoria y
recuerda que en las ruinas de la vieja ciudad había un refugio comunal donde se
vivía con la mayoría de sus compañeros. Guiándose sin referencias, por la
posición de las montañas cercanas, se encuentran donde debía estar ese lugar,
pero ahora hay calles, casas y establos.
Mientras tanto
Gaspar, contacto de Mudji, guardián de la puerta de las basuras, avisa a los
vampiros de confianza del Assamita que deben reunirse con él en el salón del
trono del palacete de Innominat.
Oded, el Primogénito
Toreador, ha sido el primero en ser avisado y se encamina hacia el lugar de
encuentro. Por el camino, no es una ciudad muy grande, se topa con un perdido
Nahum junto a Desdémona y su comitiva. Oded reconoce a Nahum, aunque haya
pasado más de un siglo que no se veían.
Se saludan
efusivamente y el Nosferatu presenta a Desdémona y compañía. Oded muy cordial
invita a los presentes a la reunión en el salón del trono. Así podrán
presentarse ante el Príncipe Innominat, Señor de la noche de Jerusalén.
Nosferatu y Toreador
se conocieron en Babilonia cuando aun eran humanos y fueron liberados por el
rey persa Ciro II cuando invadieron la ciudad. La región de Judá, que formaba
parte del Imperio babilónico, fue subyugada pacíficamente. Ciro permitió el
regreso a Jerusalén de las comunidades judías deportadas en Babilonia, llamados
descendientes de Esdras.
Junto a miles de
judíos retornados regresaron de Babilonia encontrándose con las ruinas de
Jerusalén. Jerusalén, capital del reino de Judá se encontraba amenazado por
tres grandes potencias: el Imperio asirio, Egipto y, en último lugar, el
Imperio babilónico, bajo la dinastía caldea, que finalmente arrasó Jerusalén y
su templo.
Los retornados se
instalaron en sukots en la zona junto a
las miles de familias judías que fueron con ellos y nunca fueron vistos con
buenos ojos por los judíos locales. Por esas tensiones y la falta de liderazgo
y entendimiento la reconstrucción de Jerusalén se demoró varias generaciones.
Una vez los cainitas se
encuentran en el salón del trono:
–¿Nahum?... ¿eres tú? –pregunta incrédulo Meir, el Senescal
Capadocio, dirigiéndose al Nosferatu.
El reencuentro es
bienvenido por ambos y tras una historia resumida de sus vivencias, Nahum
presenta a Desdémona a Meir.
El Capadocio, sin dar
mucha opción a la charla, se disculpa y como dicta la etiqueta toma posición a
la derecha del trono, esperando a su Príncipe Innominat. Tampoco está Mudji,
que como aprendiz del Príncipe, suele situarse a la izquierda de su trono.
Amal, el Ravnos,
llega a la reunión y su aspecto feérico con piel violeta llama poderosamente la
atención de los presentes, sobre todo de Nahum, que no le conoce. El Ravnos
saluda a Meir y se acerca donde los cainitas desconocidos, primero, por
supuesto, de presenta a Desdémona y después a Nahum.
Hay un nuevo gobernante
en Jerusalén
A penas da tiempo a extenderse en sus presentaciones cuando entra Mudji, el guerrero asesino, aprendiz de Innominat. Su apariencia es horrible, perfectamente podría pasar por un Nosferatu. Por un extraño defecto del Assamita todas las heridas que sana sobrenaturalmente le dejan cicatriz, no como a los demás vampiros que se les curan sin dejar rastro de la herida. Y hace un tiempo su cuerpo fue calcinado hasta casi morir abrasado, con lo cual toda su piel ha quedado desfigurada por las quemaduras, ahora curadas.
Nayl, Ghoul de Mudji |
Mudji deja perplejos
a los que le conocen ya que en vez de situarse a la izquierda del trono y esperar
al Príncipe, se dirige al mismísimo trono y se sienta en el sin bacilar.
Meir, Amal, y Oded no
se explican lo que está ocurriendo, y los dos últimos se miran incrédulos para
ver si el otro sabe algo. ¿Qué ha ocurrido con su Príncipe Innominat? Muchas
son las alternativas que se pasan por sus mentes y muy pocas son
satisfactorias.
Nayl, la pantera
negra de Mudji, se tumba a su lado izquierdo y Meir, aun situado a la derecha
del trono, le mira sin entender lo que está ocurriendo.
–Saludos
compañeros y una cordial bienvenida a los invitados. –Dice Mudji rompiendo
la tensión y mirando primero a los vampiros conocidos y por último a los dos
desconocidos.
–Mi Señor Innominat ha sido reclamado por Alamut y ha
dejado Jerusalén –explica
Mudji a sus compañeros sin importarle que los nuevos escuchen sus palabras.
–Innominat me ha dado el testigo del trono dejándome como
regente en nombre del clan Assamita. –Dice Mudji– Os he reunido a vosotros tres –Mudji mira a Meir, Oded y Amal– por ser vampiros de confianza de Innominat
y haber prestado servicio a la ciudad de forma fiel y eficaz. Sé que alguno de
vosotros lleváis más tiempo que yo en Jerusalén, pero esta ha sido la voluntad
de Innominat. Respetaré el gobierno actual y las posiciones de las que gozarais
en el pasado. Por supuesto Meir como Senescal y Oded como Primogénito podréis
asistirme en las decisiones que deba tomar.
–Ese no era el trato –dice Oded dolido. Mientras todas las
miradas se posan en él. – Cuando vino a
la ciudad pactamos su Principado condicionado a nuestro apoyo y no se hablo de
ningún relevo de poder como el que acaba de suceder.
–No vamos a dejar el trono en manos de otro clan que no
sea el Assamita. –Dice
Mudji con voz imponente.
–Tienes mi
aprobación y respeto Mudji. –Dice Amal con una reverencia– Has demostrado con creces que te mereces
ese trono y apoyo vuestro movimiento.
–Pues yo no. Acabas de llegar. Mientras que Meir y yo
llevamos aquí desde que esto solo era un montón de piedras. –Dice Oded molesto.
–¿Respetarás los acuerdos de Innominat? –pregunta Meir a
Mudji.
–Respetaré acuerdos, palabra, posiciones y todos los
asuntos que tuvierais entre manos y hubieran sido aprobados por Innominat. –Responde Mudji.
–Entiendo el camino que ha tenido que seguir Innominat. Y
también que este respaldado por Alamut –Dice Meir–
pero estoy con Oded, Innominat podía haberse dignado a decírnoslo en persona al
menos. ¿Qué tenía que temer? Entiendo que no todo vampiro de a pie merezca una
explicación pero… ¿yo su Senescal o el Primogénito Toreador? No es algo digo de
un buen líder que tenga en cuenta a su Consejo. Por cierto, yo no me sentaría
en ese trono, está maldito, yo mismo cuando fui Príncipe no ose sentarme en el…
–Entiendo vuestras preocupaciones pero así están las
cosas. –Dice
Mudji sentado en el trono– Me hago cargo
del trono cómo Regente hasta que Innominat decida regresar o Alamut decida al
respecto.
–Si no estáis de acuerdo podemos solucionarlo de otra
forma –y
Mudji empuña su espada sin desenfundarla pero mirando amenazante a Oded y a
Meir.
–Me gustaría dejar claro el acuerdo al que llegue con
Innominat para que se sentara en ese trono. –Dice Meir obviando la amenaza de
Mudji– Prometió proteger Jerusalén y me
aseguró que el principal Dios de la ciudad siempre seria Yahvé.
–Como te he dicho Meir, reverencio las decisiones de
Innominat y las mantendré. –Dice Mudji mirando al Capadocio a los ojos y
quitando la mano de la empuñadura de su espada. –Haré honor a sus palabras y tratos. Nunca he tenido ningún problema
con ninguno de los presentes y no tiene por qué haberlo ahora. En cuanto al
Dios verdadero, yo tengo claro cuál es el mío: Innominat, me trae sin cuidado
cual sea el vuestro.
–Oded ¿tienes algún problema? –pregunta Mudji al
Toreador.
–Mi problema es que el Príncipe de mi ciudad se ha ido
sin avisar y ha incumplido las condiciones iníciales que pactamos… –responde Oded muy
altivo– ¿Por cuánto tiempo se va a
ausentar? ¿Tendremos voz y voto?
–No lo entendéis. No voy a permitir que otro clan que no
sea el Assamita reine en Jerusalén. –Dice Mudji empezando a molestarse– No sé cuánto tiempo va a estar Innominat
fuera o si será para siempre. No es decisión mía ni dispongo de esa
información. Tendréis voz, escucharé todo lo que tengáis que decirme. En cuanto
al voto, es un sistema Griego que en Persia no es muy popular. Tener voto
depende de si es por el bien de Jerusalén y el clan Assamita, si no, no habrá
voto que valga.
–Sabes perfectamente Mudji que puede haber un Toreador de
Príncipe que sea vasallo del clan Assamita. –Dice Oded– Digo Toreador como puedo decir cualquier otro clan.
–No os he llamado para que haya una discusión sobre quien
se merece estar en el trono de Jerusalén… –dice Mudji– ¿sacamos las espadas?
–Siempre he estado en Jerusalén y he hecho todo por y
para Jerusalén. –Dice
Oded increpado– No me parece nada bien
que el Príncipe abandone el trono sin fecha de regreso y decida sin consultar
quien debe estar en el trono.
–Coincido. –Dice Meir.
Mudji mira a los
desconocidos y después mira a Oded para cambiar claramente de tercio.
Ephraim, Chiquillo de Kothar, Nosferatu contacto de Mudji |
–Siguiendo las Tradiciones, he traído dos vampiros para
que se presenten… –dice
Oded moviendo su mano abierta hacia Nahum y Desdémona.
–No sé si hemos elegido el mejor momento para venir… –dice Desdémona
arrodillándose ante Mudji– soy Desdémona
de Troya, del clan Brujah y conmigo viajan mis ghoules y guerreras. Solamente
pretendo buscar un lugar donde vivir en paz. Puedo ofreceros mis habilidades.
Era guardiana del templo de Artemisa en Troya y yo y las mías nos dedicábamos a
protegerlo de todo mal. Quizás pueda ayudar a defender algún lugar que vos
necesitase proteger.
–Gracias Desdémona –responde Mudji observando a la
invidente Brujah– es un honor tenerte en
Jerusalén y te doy la bienvenida. Agradezco el ofrecimiento de tus habilidades seguro
que puedes aportar mucho a la ciudad. Tú y los tuyos sois bien recibidos.
–Se que los de tu clan tienen enfrentamientos contra los
miembros del clan Ventrue… –dice Mudji preocupado.
–Soy Brujah griega –responde Desdémona– no tengo nada en contra de ningún clan en concreto, como tampoco lo
tengo contra los persas a pesar de nuestro pasado tortuoso.
–Hay una Matusalén Brujah aliada de Jerusalén que es la
Princesa de Tiro, –continua
Mudji– se que ella tiene una latente
rivalidad contra los persas y todo lo que los representa. Es importante que
sepamos diferenciar los asuntos mortales de los cainitas y dejarlos al margen
de nuestras relaciones. Yo son Assamita y me da igual tu clan, solamente sigo
el camino que dicta Alamut. Eres bien recibida entonces…
Mudji mira a Nahum
fijamente esperando que se presente siguiendo las Tradiciones de Caín.
–Soy Nahum. –Dice el
Nosferatu un poco nervioso– He
regresado a Jerusalén, hace más de un siglo que me fui. Dejé compañeros aquí
que conocí en Babilonia cuando aún era humano y retorne con ellos a la tierra
prometida devuelta por los persas a los judíos. Oded y Meir son los dos
compañeros de aquella época que aun siguen vivos y me gustaría ayudarles en lo
que necesiten.
–Bienvenido Nahum. Conozco a un chiquillo de Kothar. –Responde Mudji– se llama Ephraim.
–Es mi hermano. Kothar es nuestro Sire. –Responde Nahum.
–Cualquier ayuda será bien recibida. –Dice Mudji mientras
se levanta del trono y desciende la pequeña escalinata de mármol hasta situarse
a la altura de Meir, aun por encima de los presentes. Nahum hace una torpe
reverencia.
Claramente Mudji no
se siente cómodo con el protocolo, su vestimenta y sus armas lo delatan como
guerrero y no como diplomático. Aunque guarda seriamente las formas intentando
demostrar su madera de líder y gobernante. Después de todo el propio Mudji fue
Regente de Jerusalén durante dos años hace 15, durante una ausencia de Innominat
y todo fue correctamente.
–¿Ha ocurrido algo importante con Innominat? –Susurra Meir al oído
de Mudji– Algo ha tenido que suceder para que se fuera con tanta rapidez...
–A mi forma de ver Innominat ha obtenido un ascenso en su
posición, –dice
Amal–… y he de recordar que mi espada fue
una de las que ayudó a acabar con su diabólico hermano Enki.
Meir se gira hacia
Nahum y le sonríe pensando en todas las cosas que tienen que contarse para
ponerse al día. Le alegra que su compañero Nosferatu esté aquí de nuevo, ha
pasado mucho tiempo.
–Como sabes Mudji mi labor aquí es la de cazador de
demonios, –dice
Amal acercándose al Regente y hablando en un tono bajo, perceptible solamente
por ambos– extensible a todo mal que
pueda dañar Jerusalén. Ahora mismo está todo tranquilo después de la limpieza
de Enki, pero me gustaría seguir vigilando y defendiendo la ciudad de la
ponzoña malévola con la ayuda de mis dos neonatos, mientras los instruyo en asuntos
de la Estirpe.
–Me parece muy honrosa tu labor de cazador de demonios. –Dice Mudji– Me parece bien que sigas con ella y así
espero que lo hagas, pero debo alertarte de que como su Sire de dos chiquillos eres
enteramente responsable de sus aciertos y fracasos. No desconfío de ti, pero uno
de los neonatos fue creado con tu sangre y el otro es un neonato chiquillo de
Enki, Caitiff, sin clan…
–No debes
preocuparte por él. –Responde Amal– Arang
era cazador de demonios antes de ser abrazado y en la aventura que tuvimos en
la Umbra, el mundo de los muertos, nos conocimos bien y fui capaz de ver que es
alguien de confianza. Es mi hijo. Daria mi vida por él. El Oráculo me lo enseño
antes de ser abrazado…
–Entenderás mi suspicacia –continua Mudji– casi un tercio de la población vampírica de
la ciudad son de tu facción, sois tres vampiros, una fuerza a tener en cuenta.
Si alguno de los tres la caga...
–Mudji, todos podemos cagarla, –responde Amal– Yo hare todo lo que esté en mi mano para que
eso no ocurra, tienes mi palabra. Me hago responsable como su Sire.
–Innominat confió en ti –sigue Mudji– y mientras sigas demostrando que tu
prioridad es Jerusalén, los hijos de Faruk seguirán teniendo un lugar aquí.
Aunque me sigue preocupando vuestro elevado número…
–No tenemos ambiciones políticas, somos cazadores. –Se explica Amal– Mis únicas ambiciones son acabar con el mal
y fornicar. Mi idea es que una vez estén formados y sean liberados puedan
viajar a otros lugares para hacer este sagrado trabajo, pero ya hablaremos en
otro momento de mi futuro…
El ambiente se relaja
cuando Mudji baja las escaleras a nivel de suelo y los vampiros presentes
charlan en tono distendido entre ellos.
Meir y Nahum se
cuentan escuetos relatos de lo más significativo de lo ocurrido en este largo
siglo. El Nosferatu le cuenta como perdió a los leprosos con los que viajaba y
acabó sepultado en el interior de una cueva hasta que Desdémona le encontró y
le devolvió al Valle de Hinnom. Meir a su vez le narra cómo ha sido de duro
reconstruir Jerusalén, ya que han sudado sangre, literalmente, y que compañeros
cainitas cómo Lazarus, Amara o Benshajar dieron la no vida porque esta ciudad
resurgiera de sus cenizas.
–¿Tenéis refugio Nahum? –Pregunta Meir al
Nosferatu mirando también a su compañera Brujah a la que se le acerca roneando
Amal Faruk, el Ravnos de piel morada.
–La verdad es que no. –Responde Nahum– Agradecería un lugar seguro donde dormir durante el día.
–Os puedo ofrecer refugio en mi dominio –ofrece Meir a Nahum y
a Desdémona.
La Brujah se acerca
guiada por Hylia, su ghoul, y responde a Meir.
–Muchas gracias Meir –dice la Brujah– si quieres en pago, mis guerreras pueden proteger tu refugio durante el
día y ayudar en lo que haga falta. –Solo una de ellas se encuentra dentro
de la estancia, siempre cerca de Desdémona, imponente con su apariencia de
guerrera de leyenda. Sus otras nueve compañeras se encuentran fuera del salón
del trono, esperando a su señora.
–Me parece una gran idea. –Dice Meir– Así que ¿sois de Troya? Me gusta Grecia. Me
llamó la atención cuando viaje a esas bellas islas. Eso me recuerda que tengo
que enviarle una carta a un amigo que tengo allí… que por cierto el también es
ciego, su nieto es quien le lee mis cartas mientras aprende la profesión de
librero de su abuelo.
–¿Y cuál es tu clan, Meir? –Pregunta Desdémona
interesada.
–Soy Capadocio –responde Meir orgulloso– se podría decir que somos el clan de los siervos de la muerte.
Siervos del Dios al que llamas Hades, pero aquí lo llamamos Yahvé, el es
nuestro único y verdadero Dios.
–No tengo problema con que practiquéis una religión
diferente a la mía. –Dice
Desdémona.
–Digamos que Atenas es la ciudad de la Diosa Atenea,
Esparta la de Ares y Jerusalén la de Yahvé –explica sabiamente Meir.
–Sabéis de mitología griega… –dice Desdémona
sorprendida.
–Se sobre todos los dioses, incluso los que no se debe
seguir. –Responde
Meir sonriendo inquietantemente, detalle que la Brujah no puede percibir.
–Eres un hombre sabio. –Alaga Desdémona– Yo soy una guerrera, tengo pocos
conocimientos.
–Eso tiene fácil solución –dice Meir– tengo dos bibliotecas en la ciudad y ambas
están a vuestra disposición.
Desdémona sonríe
alagada y nada más terminar de escuchar la voz de Meir alguien le coge la mano
y se la besa con delicadeza. Es Amal que se ha acercado a Desdémona para hablar
con ella, dando el relevo a Meir que se despide cordialmente y sigue hablando
con Nahum.
Amal se interesa por
sus orígenes preguntándole directamente por su ceguera.
–¿Eres ciega de nacimiento? –pregunta Amal
intrigado.
–No. Perdí la vista de niña –responde la Brujah– pero prefiero no hablar de ello…
–Me gustaría pedirte un favor –dice Amal– me gustaría practicar mi Disciplina Ravnos
contigo, ver mis limites…¿te gustaría volver a ver?
–¿Volver a ver? –Pregunta Desdémona incrédula– No estoy interesada.
–Quizás más adelante, cuando tengamos más confianza… –insiste invasivamente
Amal– podemos hacer la prueba…
Amal se presenta a la
bella ghoul que acompaña a Desdémona. Hylia es su nombre y está en un segundo
plano. Viste de sacerdotisa griega y es una mujer elegante y muy guapa. Su pelo
rubio recogido y su olor a flores vuelve loco a Amal que solamente piensa en
una cosa mientras le besa la mano…
–Un placer Hylia…–dice Amal mientras mira a los ojos a la ghoul– si necesitáis algo, será un placer
ayudaros –la ghoul se ruboriza en silencio mientras mira hacia el suelo
pensando que las sacerdotisas de Artemisa son puras y castas y así debe seguir
siendo.
Mezuzá de Meir |
Acabada la recepción
Meir guía a Nahum y a Desdémona y los suyos hacia su refugio. Situado en un
curioso cementerio sin nombres en las lapidas. Meir pide que las guerreras
humanas se queden arriba y se hospeden en una vieja casa que perteneció al sepulturero
del campo santo y así lo hacen por orden de su señora Desdémona.
Accediendo por una
entrada oculta, bajo el cementerio se encuentran unas siniestras catacumbas que
constituyen un verdadero laberinto para los visitantes. Los pasadizos en piedra
excavada, los cruces de caminos en la oscuridad y la fe que se palpa en el
ambiente, hacen del lugar un sitio agobiante y peligroso.
Meir les cuenta que
diseminados por todo el laberinto tiene colocados Mezuzás sagrados. Son frases
de sus sagradas escrituras escritas en papeles y protegidos por recipientes que
son poderosas en sí y emanan fe dañina para los cainitas. Si un vampiro se
perdiera en estas catacumbas y entrara en pánico por la fe podría sufrir el
peor de los destinos incluso ardiendo si llegase a tocar una de estas reliquias
por accidente. Esto hace del refugio un lugar muy seguro, de donde es
prácticamente imposible entrar o salir si no es con ayuda de Meir. El simpático
sacerdote Capadocio al que todo el que le conoce le considera puro e inocente,
aunque no necesariamente ingenuo. Meir posee una imagen santurrona que es tan
difícil de determinar cómo innegable. Todos confían en el, podría no ser de
fiar y ser todo una tapadera por su aspecto, seguramente también tiendan a
impartirle castigos menores por sus fallos.
Tras unos minutos de
tensión llegan a una gran cámara llena de huesos, el osario de Meir. Está
iluminada por velas de grasa y adornada por cientos de huesos ordenados por
tipos. En una esquina hay varios cuerpos tumbados y tapados con sudarios.
–Esos cuerpos, –dice Meir señalando los cadáveres tendidos y tapados– son para que os alimentéis si lo necesitáis. La sangre que tienen tiene un peculiar sabor que adquiere al conservarla por medio de rituales Capadocios. Hay vampiros a los que les entusiasma el sabor y otros a los que le horroriza, sea como fuere alimenta igualmente.
Ushpa, joven aprendiz del Ghoul Bibliotecario de Meir |
–Ahí hay escritos muy interesantes y selectos –dice Meir señalando
la pequeña biblioteca– si queréis leer alguno están a vuestra
disposición mientras lo devolváis tras vuestra consulta…
–No habrá problema con eso –dice Desdémona
haciendo recordar a Meir que es ciega y disculpándose el Capadocio por su torpeza,
ya es la segunda vez en la noche que le siguiere leer sus escritos sin tener en
cuenta su ceguera.
–Yo no sé leer –dice Nahum.
–Siempre os los pueden leer, a ambos, como a mi contacto
el ciego de Salamina… Mi casa es vuestra casa –dice Meir cambiando
de tema y extendiendo sus manos palma arriba.
Meir les enseña sus
pequeñas y austeras celdas. Antes de despedirse les aclara:
–Si escucháis ruidos de alguien caminado por aquí de día,
poco antes del amanecer –explica Meir– no so
asustéis, soy yo, tengo unos inusuales hábitos diurnos. También puede venir por
aquí mi ghoul Admiel, un gran bibliotecario pero un poco torpe en todo lo que
no es ordenar conocimiento. Le informaré de vuestra llegada.
Da las buenas noches
y el Capadocio se sienta en un escritorio hecho mayormente por huesos e
iluminado con una vela hecha con grasa animal. Al calor de la vela escribe una
carta para su contacto Cyprium, el librero salamino, el ciego de que les ha
hablado.
Año 389 antes de
Cristo
A continuación se
narrará el resumen de lo que cada vampiro cercano al Regente hace a lo largo del año 389 antes de Cristo.
Antes de emprender
sus caminos por separado en la ciudad de Jerusalén, todos los cainitas de
confianza de Mudji comparten sus intenciones sobre sus planes futuros para ver
si entre ellos pueden cooperar o al menos no pisarse con proyectos enfrentados.
Llegan a diferentes
acuerdos, todos ellos aprobados por el Regente Mudji, y a continuación
descubriremos el detalle de las no vidas de cada uno de ellos durante ese año.
Amal Faruk, Ravnos |
El Ravnos con sangre
de hada y piel violácea se vuelca en formar a sus dos chiquillos Arang y Dante
Faruk (Los chiquillos adquieren el apellido de su Sire). Ambos son
completamente diferentes, Arang es un cazador frio y calculador, solitario y no
le gustan las bromas, mientras que Dante Faruk es ser casi fantástico, retiene algún rasgo de
su pasado de hada, es pasional, informal, gracioso, pendenciero y bebedor.
Como Sire, Amal,
decide enseñarles juntos a ser vampiros sobre el terreno, es decir, los tres
callejean por Jerusalén, expectantes ante cualquier amenaza maligna, que por
cierto no se persona durante este año. Por esta razón Amal puede centrarse más
y mejor en enseñar a sus chiquillos todo lo necesario para ser un cainita útil
y un buen Hijo de Faruk.
El Ravnos no se priva
de satisfacer sus propios apetitos carnales cada final noche, visitando
tabernas de dudosa reputación y acostándose con mujeres de todo tipo, son su
debilidad. Rasgo que comparte con Dante, su chiquillo, aunque no suelen ir
juntos para no alimentar la rivalidad entre ambos “hermanos”. En estas
escapadas nocturnas hay que tener en cuenta que los humanos no ven el verdadero
aspecto de Amal, más bien ven a alguien banal al que suelen olvidar después.
Este rasgo se llama Arcano.
Arcano no hace invisible a quien lo posee, si lo hace menos notable. Sus rasgos se pierden de la memoria. La gente olvida su nombre o incluso asumen que se habla de otras personas, y los testigos no pueden decir más que “ese tipo, o esas tipa o lo que sea”, el sujeto no activa este efecto de forma consciente, simplemente sucede. Si quisiera Amal podría reducir el efecto para que los demás perciban como es, pero lógicamente por su aspecto esto no sería aconsejable ante humanos.
Sin embargo las mujeres se sienten tremendamente atraídas por la esencia mágica de Amal, facilitándole el trabajo de trajinarse a cuantas más mejor, sin distinción alguna.
Amal Faruk, aspecto con Arcano |
Recorrer cada noche
las calles junto a sus neonatos hace que Faruk perfeccione su habilidad de
fullerías, que no es nada más que conseguir información de las calles estando
en contacto con sus oscuros habitantes.
Los neonatos aprenden
los conceptos básicos de ser vampiro y el manejo de Disciplinas conocidas por Amal Faruk. De vez en cuando tienen encuentros con Oded, que está elaborando un censo vampírico y con Nahum, que también vigila desde los tejados de Jerusalén atento a cualquier amenaza.
Es un año complicado
para Amal y sus chiquillos, ya que no tienen nada que ver entre ellos, Arang Faruk
es Caitiff, sin clan, ya que le creó Enki, el entonces Príncipe de Tiro y
enemigo de Jerusalén; Sin embargo Dante es Ravnos, igual que Amal.
Dante está vinculado
de sangre a su Sire Amal, ya que fue abrazado por Enki pero con la sangre del Ravnos,
y esto hace que tenga una visión de Faruk más amigable que la que puede tener
Arang, que al no tener ese vínculo, no posee ese lazo que une a Sire y
chiquillo.
Arang y Dante no se
soportan y lo único que les hace colaborar es la presencia de su mentor común,
Amal. Son como la noche y el día y es evidente que en cualquier momento va a
saltar la chispa que haga que se maten entre ellos, así de grave es la
situación. Pero Arang ha pensado en una solución…
Arang, Caitiff primogénito de Amal |
La búsqueda de la
segunda
Arang, chiquillo Caitiff
adoptado, pide a su Sire Faruk que le deje ir en busca de su futura hermana
Noa, la segunda en aparecer en las visiones de Oráculo de Faruk. Sería la
tercera chiquilla abrazada. De esta forma se separará de su hermanastro Dante y
no acabarán matándose.
Amal ya había pensado
en separar a ambos chiquillos, pero su primogénito aventajado, Arang se le ha
adelantado una vez más y explica a su Sire cuál es su plan.
Pretende conseguir
que los Brujah cartagineses le cedan a Noa, la elegida por Faruk. Noa es una
ghoul propiedad de un Brujah importante, Ahirom, al que llaman “el buscador de
Cartago”, mano derecha del Príncipe de la poderosa ciudad comercial.
Arang piensa que
puede ganársela si consigue saber que necesitan los Brujah y dárselo, cueste lo
que cueste. La idea es trabajar para ellos, de cazador, asesino o rastreador,
hasta que consideren que el precio de Noa esta pagado y traer a Noa ante su
Sire Faruk, como muestra de que está tremendamente capacitado para ser liberado
como chiquillo y así operar solo, pero al mando de Faruk.
–Sire Faruk –dice Arang–
Confía en mí. Sabes que trabajo mejor solo y esta no debería ser una tarea para
ti y mataremos dos presas con una sola flecha, ya que Dante y yo no podemos
seguir juntos por más tiempo sin tentar a la suerte...
–Chiquillo. Me parece una gran idea –Dice Faruk– Deberás tener en cuenta que será una tardea
tremendamente ardua ya que fuiste tú quien mató al hermano del Domitor de Noa.
Y ahora lo que pretendes es ganarte a su mejor ghoul, además del perdón por tu
asesinato de su familiar. La última vez que le vi era una bestia sedienta de
venganza…
–Traeré a Noa. –Asegura Arang mirando a los ojos de su Sire
Faruk– Demostraré porque me has elegido y
podrás abrazar a Noa para hacer más fuertes a los hijos de Faruk.
Guerreras de Artemisa al servicio de Desdémona |
Con el consentimiento
del Regente Assamita Mudji, Desdémona y las suyas se instalan en el palacio de
Innominat.
Las primeras noches
las dedican a reconocer la ciudad para saber por dónde empezar a buscar un
lugar muy concreto. Desdémona ya piensa en Jerusalén como el lugar elegido para
instalar su refugio y dominio por una razón principal, ella no lo ha elegido,
ha sido el destino, en forma de mapa en los ropajes del soporífero Nahum. Y por
esta razón es el lugar perfecto ya que nadie lo relacionará jamás con ella.
La Brujah lleva
tiempo pensando en su nueva condición inmortal. Su aliado el viejo Kothar la
explicó que ahora era una cainita y como tal, si todo va bien, el tiempo no
pasaría para ella, siendo condenada a ver morir a todo mortal que a su lado
morase, viéndoles envejecer mientras ella permanecería siempre con la edad con
la que murió y fue abrazada por su infame Sire el Oráculo de Troya.
Así pues la guardiana
Brujah ha llega a una conclusión, si no puede mantener a su grupo de guerreras
para siempre, ya que ellas son mortales, ha pensado en fundar una escuela de
guerreras. Donde hacer un relevo generacional enseñando a niñas elegidas para
su cometido divino, proteger y servir a la Brujah hasta el fin de sus días, sin
duda una honorable tarea más digna que cualquier destino esperado para cualquier
mujer, tristemente común que no tengan un futuro halagüeño.
Para poner en
práctica este plan, aprobado por Mudji, primero deberá encontrar el lugar
idóneo, una granja o algo semejante, que estuviera preferentemente a las
afueras de la ciudad, para no llamar demasiado la atención, pretende ser un
lugar secreto y aislado.
Durante este año Desdémona,
con la ayuda de sus compañeras, busca el lugar idóneo sin éxito, y de momento
prefiere no precipitarse contentándose con un sitio peor y esperar a encontrar,
o en su defecto construir, la escuela de guerreras de Artemisa en Jerusalén.
De todos modos la
Brujah prefiere no abusar de la hospitalidad de Mudji y buscar su propio
refugio. Encuentra una casa abandonada que sus compañeras adecentan para que en
su sótano pueda refugiarse su señora Brujah, sin peligro alguno.
De todos modos todas
ellas, empezando por Hylia, la sacerdotisa ghoul, pasando por Fafner, su fiel
lazarillo, y por su puesto las diez guerreras de Artemisa, darán su vida para
proteger la de su señora Desdémona mientras descansa durante el día.
Donna, Chiquilla Caitiff de Meir |
Meir, el Senescal
Capadocio, le propone a Desdémona un favor mutuo. Lleva tiempo pensando cual
puede ser el rumbo de su nueva chiquilla Donna. Aunque no es una verdadera
Capadocia, es Caitiff chiquilla del maldito Enki, Meir la va a enseñar con la
misma dedicación como si fuera su chiquilla legitima. La bella Donna lleva
muchas décadas con Meir, era su ghoul responsable de las tareas domesticas,
siempre con gran acierto.
El Capadocio ha oído
que hay una línea de sangre de su clan llamada Las Lamias, que al parecer son
guerreras. Y este sería el camino que le gustaría para su dulce Donna. Siempre
consultándoselo a ella, por su puesto.
Donna acepta, un poco
asustada por el reto ofrecido por su Sire Meir, que no es otro que el que sea
enseñada y formada para ser una excelente guerrera con la ayuda de Desdémona.
Meir propone a la
Brujah que Donna sea acogida por sus guerreras y entre ellas y la propia Brujah
la enseñen a pelear ayudándola a labrar su futuro como guerrera cainita. Es una
tarea difícil ya que Donna no ha cogido una espada en su vida y no tiene madera
de luchadora.
Desdémona acepta el reto y acoge a Donna haciéndose cargo personalmente de su formación. Pelea, lucha con armas, tiro con arco, equitación… son habilidades que la Brujah intenta enseñar a una torpe Donna.
Samuel, Consejero de la Torá Negra, Maestro Fisico |
Durante este año
Donna no se encuentra a gusto con sus clases de lucha y a pesar del empeño y
dedicación de Desdémona y sus guerreras, la chiquilla de Meir no hace avances
significativos. Quizás sea porque no le gusta y nunca le ha atraído la
violencia, aunque sea en defensa propia.
Desdémona llega a la
conclusión de que Donna no vale para ser guerrera, no tiene alma de luchadora y
no quiere perder más el tiempo. Le informa a Meir que anima a Donna sin
obligarle a continuar por esa senda, había que intentarlo. Ahora caminarán
juntos por la senda del saber, veremos si se la bella mujer se desenvuelve
mejor.
Torre de la Torá Negra |
El sacerdote judaico
Meir, cainita del clan Capadocio desde hace más de un siglo y medio, una vez,
cuando solo era humano tuvo una visión junto a su amigo Benshajar el
sepulturero: Crear una hermandad de sabios dedicados a preservar los
conocimientos para que el tiempo asesino no acabase con ellos, con su frio
olvido, como suele suceder demasiado a menudo. A este sueño lo llamaron: La
Torá Negra.
Benshajar murió como
Capadocio, perteneciente a la familia de Abraham igual que Meir, pero la visión
se materializó a lo largo de unas pocas generaciones. Ahora mismo consta de 15
sabios instaurados en una jerarquía de posiciones impuesta por Meir. Disponen
de una torre donde se reúnen a intercambiar sus conocimientos y dejan
constancia de ellos en una biblioteca cuidada con mimo por Admiel, el valioso ghoul de Meir.
Instalados en
Jerusalén como una biblioteca de consulta para los ciudadanos más ilustrados,
generalmente los acomodados, ya que solo ellos saben leer y escribir. La Torá
Negra es una fuente de sabiduría consultada incluso por el gobernador Bagohi y
sus próximos.
Meir ha pensado en el siguiente paso para expandir la hermandad. Cada uno de sus sabios, excepto su
Gobernador Sátrapa Bagohi |
líder, Najman el Gran Sabio y Maestro Ocultista y Samuel Consejero del Gran Sabio y Maestro Físico, viajará a una de las satrapías para instalar allí una semilla de la Torá Negra. Una vez instalados en cada reino, harán el mismo trabajo que iniciaron los fundadores en Jerusalén, eligiendo primero al sabio local más prometedor para darle el regalo de pertenecer a la hermandad. Siempre siguiendo los estrictos preceptos para ingresar en la misma; el más importante es considerar el conocimiento como el mayor bien posible, por encima de todo, incluso de la naturaleza de su fundador no muerto Meir.
El maestro acogido deberá enseñar al nuevo sabio todo lo relacionado con la Torá Negra y juntos buscaran un emplazamiento adecuado, donde comenzar su propia biblioteca para ir guardando allí sus conocimientos y los que consideren más importantes de toda su satrapía. Por supuesto será un trabajo a largo plazo pero empezarán ya a plantar las semillas.
Najman, Gran Sabio de la Torá Negra, Maestro ocultista |
Para elegir las
satrapías apropiadas Meir ha utilizado sus contactos y conocidos facilitando
así las acogidas de sus hermanos. Abraham, su Sire, ha abierto las puertas de
satrapías de Grecia, Anat, Princesa de Tiro ha abierto la de fenicia, Innominat
y Mudji la de la Persia original, por su cercanía a Alamut y así con todas las
elecciones, algunas de ellas hechas por los propios intereses, familiares o de
interés de los hermanos sabios que se disponen a viajar.
Cuando parten lo
hacen con el firme compromiso de mantener, donde quiera que vayan, la primera
de las leyes de la Torá Negra: “El saber
es el mayor de los bienes”. El contacto con Jerusalén vía Admiel, Najman o
el propio Meir, será constante para así poder reaccionar a posibles ayudas
otorgadas por la influencia de Meir como Senescal de Jerusalén.
Najman y Samuel, en
Jerusalén también eligen un sabio para aumentar la familia a 30 hermanos en
total. Cuatro en Jerusalén y el resto en las 13 satrapías, además de Yehud,
elegidas por Meir.
Las 14 satrapías
donde la Torá Negra tiene presencia son: Yehud, Fenicia, Egipto, Persia, Skudra,
Capadocia, Samaria, Arabia, Libia, Bactria, Media, Babilonia, Armenia y Lidia.
El Capadocio Mantiene correspondencia con todos sus contactos de forma regular para crear un flujo de información y saber entre sus lazos de influencia.
Satrapías persas |
Donna y su Sire Meir
Osario de Meir |
Donna fue sirviente
domestica de Meir durante más de siglo y medio. Ahora es una Cainita sin clan,
Caitiff, por que Caitiff era su Sire Enki, aunque ha sido adoptada por su
querido Meir, el sacerdote que le dio la inmortalidad con su sangre Capadocio
en su época de ghoul.
Umaskal y Arang, en
su día ghoules de Innominat y Amal Faruk, respectivamente, sufrieron la misma
suerte que Donna, siendo secuestrados y abrazados por el malvado enemigo de
Innominat, su hermano Enki, el infame Príncipe de Tiro que ascendió a dicho
cargo asesinando al anterior Príncipe Toreador.
Umaskal fue rechazado como chiquillo de Innominat, siendo así un verdadero sin clan, Caitiff para la Estirpe. Sin Mentor, ni guía fue acogido, pero sin asumir su mecenazgo, por Meir ya que Umaskal y Donna eran novios ya de ghoules y aunque sus corazones estén ahora muertos, siguen siendo pareja ahora que son vampiros.
Aharon Yehuda, Maestro teólogo de la Torá Negra |
Donna recibe cada
noche las enseñanzas de Meir, que como su mentor le instruye en asuntos de la
noche. De vez en cuando Umaskal asiste para aprender lo básico con lo que poder
defenderse, pero sin pertenecer oficialmente al clan Capadocio; Donna sí que es
declarada chiquilla Capadocio de Meir.
Meir enseña a Donna
el manejo básico de sus Disciplinas y enseñanzas esenciales como las
Tradiciones, la política de la Estirpe o el Ocultismo general de los clanes
Vampíricos.
Donna, compagina
estas clases de Meir con las que recibe cada noche de Desdémona. Así cultiva
cuerpo y mente. Mientras Umaskal se refugia con Donna y ambos siguen siendo uña
y carne, igual que cuando eran ghoules.
Abraham, Buscador de las Revelaciones Sagradas, Matusalén Capadocio, Sire de Meir |
Abraham, Sire de
Meir, le escribe desde Tiro:
“Querido Chiquillo Meir,
Me alegro de la exitosa expansión de
la Torá Negra. Como sabes seguirme ayudándote en todo aquello que pueda, sobre
todo en lo referido a mis eruditos contactos.
He decidido dejar Tiro para regresar
a Jerusalén, es una ciudad más modesta, menos ruidosa y mucho más espiritual y
poderosa.
Tomo esta decisión ahora que
Innominat ya no está, como sabes irme fue la única forma de poder dedicarme a mí
sagrada búsqueda: La verdadera Torá Negra.
Te pido por favor que cómo Senescal
del actual Regente me conciertes una cita con él para poder presentarme como
ordenan las Tradiciones.
Siempre tuyo.
Tu Sire Abraham”
Meir le responde con
dicha y le facilita el viaje y encuentro a solas con el Regente Mudji.
En él, Mudji le
ofrece a Abraham permiso para seguir con su búsqueda en Jerusalén a cambio de
la posibilidad de poder consultar su sabiduría siempre que le sea necesario.
Ambos vampiros están de acuerdo con las condiciones y Jerusalén cuenta con la presencia de un
Matusalén más, Abraham, el prestigioso Sire de Meir.
"El Espectro", Assamita guardián del gobernador |
Quedan dos Vástagos
por avisar del nuevo ascenso a la Regencia de Jerusalén por parte de Mudji:
Orión, Toreador griego y “El Espectro”, Assamita persa. A ambos los cita pero
por separado y con tratamientos diplomáticos diferentes.
Orión, Toreador
espartano defensor de las artes y el saber; buen orador y maestro de la
etiqueta y festejos cortesanos. Es citado formalmente para su inmediata
presentación ante el nuevo Regente y Mudji le cuenta las importantes novedades.
El Toreador está satisfecho y recuerda que el mismo fue Regente hace poco
tiempo, nombrado por el Príncipe Meir, en su fugaz reinado.
“El Espectro”,
Assamita enviado por Persia hace poco más de dos décadas para proteger al
Gobernador humano Bagohi. El Asesino de Alamut es citado de forma más informal
mediante una carta de Mudji, que como compañero de clan quiere informarle de
las novedades en el gobierno de la noche de Jerusalén.
Hace años Mudji y él
tuvieron sus diferencias por culpa de la mala fama del diabolista Sire del
Regente, pero las adversidades fueron superadas con creces cuando Mudji ha
demostrado reiteradamente su fidelidad y apoyo constante hacia el clan
Assamita.
“El Espectro” le deja
claras sus condiciones ordenadas por oficiales superiores del clan, que son
proteger al Gobernador de todo daño e influencia cainita. Y así ha sido hasta
ahora y espera que siga siendo. Con respecto a la Regencia de Mudji le da la
enhorabuena y espera que alguien del clan barra para casa.
Una vez Mudji tiene
conocimiento y aprueba los asuntos en los que están involucrados los cainitas
de la
ciudad se dedicará a los suyos propios.
Primeramente apoya al
comercio local con su contacto Farsi “el persa”, pidiéndole que ayude todo lo
posible a abrir una ruta comercial que pase por Jerusalén. Mudji contacta con
Anat en Tiro para que Adon, el Ventrue fenicio que allí se encarga del comercio
ayude a hacer una ruta entre Persépolis y Jerusalén pasando por Tiro, aunque
sea de forma esporádica. Igualmente Oded, el Toreador, ayuda con su influencia
y contactos para que la ruta se consolide. Así se crea y por fin nace la
primera ruta comercial desde Jerusalén desde hace siglos.
Mudji tiene un contacto Nosferatu que se llama Ephraim, es chiquillo de Kothar y como tal hermano vampírico de Nahum, el leproso recién llegado. El Assamita pone en contacto a ambos hermanos, ya que a pesar de haber vivido mucho tiempo en la misma colonia, por diferentes vicisitudes de la no-vida no han confraternizado mucho. Les regala la idea de que ambos creen una red de espionaje e información a través de una red de caminos entre Jerusalén y el valle de Hinnom. Los Nosferatu no llevan a cabo la sugerencia de su Regente, no parece que haya interés por ninguno de ellos para realizar dicha tarea.
Gaspar, Guardia de la puerta de las Basuras, Contacto de Mudji |
El ascenso de Gaspar
Durante las noches de este año, el Regente Mudji y con ayuda de Gaspar, su contacto guardián persa,
situado en la puerta de las basuras, “mete mano” en la guardia de la ciudad.
Haciéndose pasar por un capitán de la guardia y llegando al comandante de la guardia,
para darle de su sangre y así tenerlo esclavizado haciéndolo su ghoul. También
es persa su nombre es Saddam: y tiene una debilidad: el buen vino, ahora
mezclado con la Vitae de Mudji.
Tras este movimiento de Mudji, Gaspar también sale beneficiado; por su efectivo trabajo y seriedad es ascendido a guardia real. Por fin dejará de custodiar una maloliente puerta por donde solo sale mierda y entran los deshechos de la
Saddam, Comandante de la guardia de Jersualén, Ghoul de Mudji |
sociedad. Ahora Mudji tiene acceso a la corte del gobernador sátrapa de Yehud, el querido Bagohi.
El Regente Assamita estipula
que se celebren reuniones periódicas informales, en forma de festejo nocturno
con el fin de mantener el contacto con la corte de vampiros de Jerusalén. Se
realiza una vez cada tres meses coincidiendo con los solsticios y los
equinoccios. Las cuatro fechas elegidas son: el solsticio de invierno (22 de
diciembre), equinoccio de primavera (21 de marzo), solsticio de verano (21 de
junio) y equinoccio de otoño (22 de septiembre).
Así mismo El Regente
Mudji y su Consejo, el Senescal Meir y el Primogénito Toreador Oded, se reúnen
en privado cada mes para exponer sus avances en sus asuntos en Jerusalén y
mantener el contacto.
NAHUM: El vigía
nocturno
Sobre los tejados de
Jerusalén, Nahum vigila la ciudad de cualquier posible incursión por minúscula
que esta sea. Lo hace ofuscado a ojos de los demás y caminando sigilosamente
sobre los tejados de Jerusalén. Si alguien ha entrado lo ha hecho con una
notable habilidad para la discreción.
Otea desde las
murallas posibles visitas inesperadas y en sus deseos continua la necesidad de
ayudar a todo leproso que pueda necesitarlo. Aunque ese año todo está tranquilo
en todos los aspectos.
Mercado de Jerusalén |
Ayuda también a Oded
que se está encargando de efectuar un minucioso censo vampírico de la ciudad.
Igualmente Amal Faruk y sus chiquillos suelen verse con el Nosferatu, Jerusalén
no es una ciudad tan grande y suelen repartirse las zonas a vigilar para no
pisarse el trabajo.
Para matar el tempo
Nahum suele practicar el tiro con arco y hace ejercicio atlético regular para
tener sus muertos músculos listos para la acción.
Pero si no hay nada
que suceda, ni visitas inesperadas, el trabajo de vigía puede ser muy tedioso.
La tranquilidad y la paz se hacen dueñas de las noches de Nahum. Viéndolo por
el lado bueno, debería disfrutar de estos momentos de calma, puede que no sean
tan comunes.
El Nosferatu acude
puntualmente a las reuniones de cada solsticio o equinoccio ordenadas por el
Regente Mudji y organizadas por Orión. En ellas participa tímidamente, su
fuerte nunca ha sido la conversación ya que un nómada pasa mucho tiempo solo
con la única compañía de las dunas del desierto.
Oded, Primogénito Toreador |
El Primogénito
Toreador sigue en su carrera de fondo de conseguir influencia en el comercio.
El problema es que Jerusalén a penas tiene comercio para autoabastecerse y es
muy difícil potenciar un comercio sin invertir recursos.
El Toreador lleva
años aprendiendo las habilidades de comercio que le permitieran conocer las
claves para contactar con las personas adecuadas que le ayudasen a conseguir su
ansiada meta.
En otro paso exitoso
consiguió contactos en el mundo del comercio. Un mercader de Cartago llamado Asdrúbal
y un caravanero de Jericó de nombre Pedro. Ambos le consiguen recursos y una
pequeña red que puede ser el inicio para su objetivo final.
Oded continua con
este empeño y durante este fatídico año todo se le trunca y lejos de mejorar y
acercarse se aleja de la peor forma posible: la muerte de unos de sus contactos
comerciales: Pedro de Jericó.
Al parecer ha muerto en extrañas circunstancias. Dicen que ha sufrido un accidente de lo más inocente cuando descansaba en su Jericó natal, poco antes de preparar un importante viaje que conectaría Jerusalén con Jericó en un lazo comercial ante la insistencia de su contacto Oded. El Toreador tiene claro que lo han matado, aunque aun no pueda probarlo.
Asdrúbal, mercader de Cartago, Contacto de Oded |
Esto es un duro golpe
que hace plantearse al Toreador que quizás se haya equivocado de senda y lo
suyo no sea ser influyente en un comercio inexistente, en una ciudad que apenas
tiene materia prima con la que negociar.
Oded, durante este año, con el permiso de Mudji, se dedica también a realizar un censo vampírico. En él quiere conseguir todo la información posible sobre los hábitos del cainita en cuestión. Influencia, contactos, área por la que suele frecuentar y se fuera posible su refugio o dominio declarado.
Pero Oded tiene un oscuro
secreto solamente sabido por aquellos que le conocieron de humano, hace más de
siglo y medio. El Toreador trabajaba de
torturador para los babilonios antes de que los conquistasen los persas.
Quizás por su oficio adquirió cierta obsesión por causar dolor o a lo mejor fue
al revés y por tener una oscura necesidad la canalizó con el oficio de
“causante físico de dolor ajeno”.
Oded no recuerda el
inicio de su historia como humano, no sabe donde nació o quien le crio, cuantos
hermanos tuvo o si su padre le maltrataba. Todo recuerdo suyo comienza en los
calabozos de Babilonia torturando presos y disfrutar tremendamente con ello. No
sabe como llego a tener este oficio ni quien se lo pudo enseñar. Si difunto
Sire, nunca le hablo de esta época de su pasado.
Después de la
tortura, si esta se había dado bien, solía pintar un lienzo con la sangre del
desdichado y se lo enseñaba orgulloso a sus víctimas, si es que aun tenían
ojos. Algunas de sus macabras obras eran de una belleza malévola inaudita.
Aquí en Jerusalén Oded
se ha aprovechado de su influencia con los labradores de la zona para con el
pretexto de ayudarles ante cualquier posible cura a un dolor, infligiéndoles
dolor a sabiendas solo para aplacar su obsesión, y después curando al pobre
diablo para que continuase con su insignificante vida y pudiera servir para
otra noche de doloroso placer.
Pero Oded cambia su
fuente de arte sangrento, a partir de ahora el Toreador decide que solamente
los criminales que hostiguen a sus labriegos serán los elegidos para sus
torturas antes de ser juzgados por sus crímenes. Y así lo hace, cualquiera que
robe, mate o rompa alguna ley por la que vaya a ser castigado, mientras espera
su juicio recibe la visita de Oded, que lo tortura hasta la extenuación para
después inmortalizar su obra con una pintura hecha con la sangre del propio
criminal. Oded sabe que ninguno de los torturados que aun viven, no todos
mueren, va a hablar de sus encuentros, más que nada porque desea mantener la
cabeza sobre sus hombros, sabiendo de lo que es capaz el Torturador artista
llamado Oded.
Salón del Trono del Regente, Jerusalén |
La primera reunión
del solsticio de invierno es organizada por los Toreadores de la ciudad, Orión
y Oded. Invitaciones, música, comida, bebida, entretenimiento, servicio, Vitae
para los Vampiros, seguridad… son muchos los factores a tener en cuenta para organizar
una buena reunión vampírica y todos ellos son tenidos en cuenta por Orión con
la ayuda de Oded que a pesar de su Posición superior, se presta voluntario para
ello.
Todos los vástagos de
la ciudad son invitados y se celebra en el palacio de Mudji. Los catorce
cainitas que residen actualmente en Jerusalén acuden esta noche, 21 de
diciembre, en la que despedirán el año. Mudji, Meir, Donna, Umaskal, Oded, Amal
Faruk, Arang, Dante, Nahum, Desdémona, Ephraim, Abraham, Orión y “el Espectro”.
Mudji el Regente de
Jerusalén observa atenta y silenciosamente a su corte desde el trono. Algunos
charlan, otros degustan la sangre servida en copas de cristal y todos escuchan
la música interpretada por los mejores trovadores y juglares de la zona. El
servicio atiende a los ghoules y criados de los Vástagos proporcionándoles
también comida y bebida de calidad y en abundancia.
Meir habla con Amal,
Arang y Nahum. Ahora que hay un incipiente comercio pone encima de la mesa la
posibilidad de proteger a posibles viajeros con cargas importantes, por ejemplo
pergaminos o libros escritos con sabidurías venidas de otros reinos. El
Capadocio insinúa que se deberían defender con el mayor celo posible. A la
conversación se une por alusiones Desdémona, a la que Meir sugiere que podría
dedicar su fuerza de combate para tal noble causa. El Capadocio deja claro que
sus escritos son lo más importante para él.
Mudji escucha y opina
positivamente sobre la idea de su Senescal. Mientras que la Brujah pregunta que
obtiene ella a cambio de tal riesgo… Oded se suma a la conversación ofreciendo
recursos a Desdémona y ambos llegan a un acuerdo en el caso de que se llevase a
cabo.
Donna aprovecha un
momento en el que no está con su mentor Meir y en el que el Regente esté solo.
La cainita finalmente reúne el valor necesario para hablarle.
–Mi señor Mudji –dice Donna muy nerviosa y ligeramente postrada
ante el gobernante de la noche de Jerusalén–
le agradezco su importante labor en Alamut, el peligroso nido de Águilas
Assamita. Creo sinceramente que sin su valor nada de se hubiera solucionado y seguiríamos
aun presos de la tiranía de Enki. Os confieso que cuando supe que vos estabais
en Alamut entre asesinos, intentando encontrar al traidor que pactó con Enki,
recé para daros suerte y quiero pensar que esos rezos fueron escuchados por
Yahvé todopoderoso. Sin negar, por supuesto su gesta, claro está.
–Gracias por tus palabras Donna –responde Mudji levantándose
del trono para hablar con la Caitiff a su mismo nivel– Es una pena que recibieras el abrazo de Enki. Podías haber sido mucho
más en cualquier clan sin su sangre venenosa por tus venas. Lo estás haciendo
bien chiquilla. Tu mentor tiene cierto peso en Jerusalén a pesar de la losa de
tu origen. Estoy seguro de que podrás cumplir tus sueños teniendo una no vida
plena consiguiendo lo que deseas.
Donna mira boquiabierta
admirando a Mudji como si un Profeta fuera el que hablase por su boca. Está
claro que la neonata está impresionada con el Regente Assamita y su evolución
de infame diabolista a Gobernante heroico de Jerusalén.
Samas, Ventrue Babilonio |
La conversación
principal de la noche está protagonizada por Oded y Mudji, en la que ambos van
acercando posturas sobre la fatídica muerte de Pedro, un jefe caravanero de
Jericó contacto del Primogénito Toreador.
Poco a poco se van
sumando la mayoría de los presentes originando un gran debate central, en el
que incluso la música deja de sonar originando una atención plena sobre la
discusión.
El tema acaba
desembocando en el comercio, prácticamente inexistente, en Jerusalén. No hay
riqueza suficiente para generar una ruta comercial de referencia, ni tampoco
tiene las posibilidades de proveer de servicios a posibles caravanas de paso,
agua es lo único que pueden ofrecer, que no es suficiente.
Todos dan ideas de
cómo podrían potenciar esta ruta comercial, ya iniciada con la ayuda de Mudji y
Oded.
En lo más interesante
de la conversación de pronto aparece un Vampiro extranjero recién llegado, que
se suma sorpresivamente a la charla aportando un punto de vista muy
interesante. Sus ricas vestimentas y sus refinados modales hacen pensar que es
de noble cuna:
–¿Clan Ventrue dicen? Soy Samas, mi nombre significa Dios
del sol en sumerio, y pertenezco al clan Ventrue del que hablan –dice Samas haciendo
una reverencia a Mudji– Si me permiten, damas y caballeros. Traigo una
ruta comercial de mi Mesopotamia natal. Vengo de Babilonia, actual satrapía
persa, conocida por Meir y Oded, ya que nacieron allí de humanos.
–Regente Mudji –dice Samas dirigiéndose especialmente al
Regente– Me gustaría que me diera una
oportunidad. Como Ventrue, poseo los recursos necesarios para poner en práctica
la red comercial de la que hablaban justo en este momento. Si el venerable
Regente lo permite, todos saldremos ganando, Jerusalén en primer lugar.
¡Qué oportuno! Piensa
Oded mientras le observa con recelo. El Ventrue ha atraído todas las miradas y
tiene la atención plena de Mudji que le escucha sin pestañear.
–Sé que mi clan está en malos términos con el suyo –dice Desdémona
girándose en la dirección de Samas y haciendo que todas las miradas se giren
hacia ella– También he odio que Anat, la
Matusalén Brujah Princesa de Tiro, está en guerra con varios miembros de su
clan. ¿Puede que este vos abriendo brecha para que más miembros de su clan
vengan a estas tierras y acaben perteneciéndoles como muchas otras?
–Vengo solo –dice Samas defendiéndose ágilmente– No es e mi interés atraer a más de mi
clan, tendría que repartir el pastel. En cuanto a la guerra entre el clan de
Anat y el mío no es algo extensible a todos los nuestros. Yo vengo en son de
paz y con el único propósito de hacer negocios y que todos ganemos con ellos.
En los negocios no hay clanes, solo oro.
–Se que Anat es una vampiresa abierta de miras –asegura Meir– además un Ventrue lleva el comercio en Tiro,
su ciudad.
Oded no le quita ojo
a Samas, intenta ver si algo en su entretejido y oportuno discurso falla o hay
alguna fisura en su actitud. Pero nada, lamentablemente todo parece correcto en
Samas. Puede ser una muy buena y ensayada tapadera…
–Pongo en cuestión que este extraño irrumpa en nuestra
reunión y tenga la solución a todos nuestros problemas –cuestiona Oded– además yo llevo años tras el comercio de la
ciudad…
–Quizás deberías vos pedir permiso a la Princesa Anat
antes de afianzar este trato, no vaya a ser que le acabe perjudicando y la
ciudad pierda una Matusalén aliada Brujah –dice Desdémona ante el atónito Ventrue
que no cree lo que la Brujah está diciendo.
–Yo soy el que decido Oded –deja claro Mudji
mirando al Toreador.
–Y no voy a pedir permiso a Anat para hacer nada –sentencia Mudji
dirigiéndose a Desdémona.
–Sabias palabras, Regente Mudji –dice Samas haciendo
una reverencia a Mudji– lo único que
pretendo mi señor es potenciar esta sagrada tierra como es debido y tengo los
recursos y los medios para hacerlo debidamente.
–Verdaderamente parece un comerciante adinerado –dice Nahum fijándose
bien en sus vestimentas. Él como nómada experimentado ha visto muchos
caravaneros que hacían pasarse por lo que no eran.
–No es un Seguidor de Set disfrazado. –Asegura Amal al oído
de Mudji después de haber utilizado uno de sus poderes por el cual ve la
verdadera naturaleza de la raza sobrenatural del objetico en cuestión– Es Ventrue, ya había visto esa aura en
Tiro, a un comerciante llamado Adón.
–¿Y qué me decís sobre que acaba de morir un contacto jefe
caravanero mío en Jericó…? –cuestiona Oded sin que Mudji le haga caso,
parece que el Regente ha tomado una decisión.
– Pido permiso para residir en Jerusalén –dice Adón– Se
bien cómo hacer que el comercio resurja en Jerusalén y tengo los medios para enriquecer
a la población con mi ruta comercial. Sé cómo ganarme a sus señores judíos para
facilitar los negocios, yo mismo soy judío de reino de Israel, Samaria,
satrapía del norte de Judá una vez hace siglos fuimos un mismo país, tenemos
antepasados comunes.
–Se bienvenido a Jerusalén –dice Mudji sentándose
en el trono mientras el Ventrue se arrodilla ante él.
Oded muy molesto no
ve con buenos ojos la decisión de Mudji abriendo la puerta del comercio de la
ciudad a un extranjero antes que a él.
La recepción termina
y todos regresan a sus refugios para descansar durante el día. Oded de regreso
a su refugio, piensa como sacar partido a la situación sin perder demasiado.
Pedro, Jefe caravanero de Jericó, Contacto de Oded |
El asesinato de
Jericó
Durante las noches
siguientes Oded organiza un viaje a Jericó para investigar la muerte de Pedro.
Le acompañan Nahum, Amal y Dante.
Cuando pasan las
grandes murallas de la ciudad, los
cuatro Vástagos despliegan sus habilidades de investigación y fullerías para
poder llegar a la conclusión de que no ha muerto accidentalmente, lo han
matado.
Tirando del hilo intentan
llegar hasta el asesino de Pedro, comerciante muy querido y apreciado en
Jericó, para averiguar que la persona que está tras su asesinato no es otro que
Oded. Es decir no parece haber ningún vampiro tras su muerte. Quien lo haya
matado lo ha hecho sin dejar huellas y por una sola razón, el Primogénito
Toreador iba a adquirir una influencia en el comercio de la zona que alguien no
quería que tuviera, pero no parece haber un culpable, si no una serie de
beneficiados por no ser esclavos de las decisiones de un Vampiro concreto.
Los cuatro cainitas vuelven
a Jerusalén con las manos vacías y Oded piensa en retirarse de la partida y
sacar tajada de otra forma: Quizás la respuesta sea apostar por ganar recursos.
Si no puedes contra ellos: únete a ellos.
Año 388 antes de
Cristo
Farsi, Caravanero Persa contacto de Mudji |
Los vampiros de
Jerusalén disfrutan de una inaudita paz y no hay tensiones excesivamente
dañinas entre ellos. Ha pasado un año desde que Innominat cedió el trono en
Regencia a Mudji, al que en un pasado no muy lejano apodaban “el Camellero”.
Durante este año 388
a. C., Mudji se centra en conseguir una complicada influencia sobre la guardia
de la ciudad y con su comandante adicto a su sangre, Saddam su nuevo ghoul, lo
tiene más fácil que nunca ya que sus ordenes perfectamente pueden venir de
Mudji dado el sentimiento que tiene hacia él a causa del vínculo de sangre. El
Regente Assamita consigue adquirir una influencia sobre la guardia persa de
Jerusalén.
Al mismo tiempo apoya
el comercio de Samas con su contacto caravanero Farsi, y facilita su expansión cuando la decisión puede estar en
su mano, esto hace que la vía para la prosperidad económica de Jerusalén sea
aparentemente inminente.
Dante, Ravnos chiquillo de Amal |
La tarea de mantener
la ciudad vigilada en todo momento, al menos de noche, recae sobre tres
vampiros: Amal Faruk, Dante Faruk y
Nahum. Juntos no hay detalle que se les escape. El Nosferatu otea desde los
tejados y torres de la ciudad mientras que Amal y Dante se centran más en
señales demoniacas del posible regreso de un ser malvado a la ciudad santa de
Jerusalén.
Amal consulta a
menudo la biblioteca de la Torá Negra en busca de todo escrito posible a cerca
de demonios. Leyendo todo lo que cae en sus manos sobre este oscuro tema. Amal
aumenta sus conocimientos especializados en la materia. Lo alterna con
relaciones carnales esporádicas con todo tipo de mujeres que seduce a lo largo
y ancho de todo Jerusalén.
Fafner, Ghoul de Desdémona |
Desdémona
Desdémona sigue
buscando el emplazamiento ideal para hacer efectiva su idea de la escuela de
guerreras de Atenea. Pero si no es un lugar demasiado frecuentado, está en
ruinas o tiene alguna pega inaceptable para tan noble cometido.
La Brujah pasea todas
las noches con su lobo lazarillo, Fafner, para familiarizarse en las calles de
Jerusalén. Intentando memorizar, sin verlos, callejones, requiebros y sendas
varias dentro de la muralla de protección.
Igualmente ella y sus guerreras defienden y vigilan el palacio del Regente, tanto por dentro como por fuera. Por supuesto lo hacen sin llamar la atención, encapuchadas y en la medida de lo posible sin enseñar sus rostros para no alertar a los curiosos. Nadie entendería a un grupo de mujeres griegas defendiendo en secreto una estructura concreta de Jerusalén.
Admiel, Ghoul Bibliotecario de Meir |
Meir por su parte se
dedica casi enteramente a afianzar la nueva situación de la Torá Negra.
Manteniendo contacto con los hermanos sabios que se encuentran en otras
satrapías y ayudándoles a distancia todo lo posible.
El Senescal Capadocio libera a Donna de su formación de combate y pide a Umaskal que sea él quien asuma esta parte de su enseñanza. El silencioso guerrero acepta y lo hace, mientras Meir se centra en enseñarla en profundidad los secretos de su clan de adopción: Los Capadocios. Para la sorpresa de Meir, Donna es una gran estudiante y asimila el conocimiento con gran facilidad.
Oded
Melkart, Mercader Fenicio, Ghoul de Oded |
Oded, en su nueva
estrategia, aprovecha el comercio emergente para mover sus hilos en la
agricultura mortal de la zona con la intención de aumentar sus recursos. Melkart,
su ghoul mercader fenicio y su contacto Asdrúbal,
mercader de Cartago, le ayudan a tener un éxito rotundo en esta empresa.
Creando una fuente de ingresos constante por la venta de cosechas de
agricultores locales.
El Primogénito
Toreador mantiene sus visitas de cortesía a los cainitas de Jerusalén, para
alimentar su censo vampírico y aumenta su total en un Vástago más. Samas el
Ventrue, vampiro recién instalado responsable del comercio en Jerusalén. A
pesar de su insistencia, Oded no es capaz de entrevistarse personalmente con él
en todo el año, y no puede disponer de ningún tipo de información sobre el nuevo
cainita, haciéndole invisible al conocimiento sobre la Estirpe de Jerusalén que
está recabando Oded. Esto aumenta las sospechas del Toreador, escamado ante el
ambicioso Ventrue babilonio. Sin duda rehúye a Oded no queriendo mostrarle
ninguna de sus “cartas” aventajándole en la “partida”.
Meir, Senescal Capadocio |
Como segundo año
consecutivo, esta noche, 21 de diciembre, será una noche especial en Jerusalén.
Cuando el Regente Mudji ascendió al trono instauró una norma por la cual todos
los vampiros de Jerusalén podrían reunirse una vez cada 3 meses, en fiestas
correspondientes al solsticio o equinoccio de la estación correspondiente. Esta
es la octava reunión y coincide con la fiesta del solsticio de invierno.
Orión, el Toreador
griego se ocupa de todos los detalles relativos a la celebración. Toda la
Estirpe de Jerusalén ha recibido su invitación e irán llegando durante las
primeras horas tras el ocaso y previsiblemente a las 12:00 de la noche estarán
todos reunidos en el salón del trono, en el caso de que acuda toda la corte.
Charlarán con sus iguales, cerraran negocios, escucharan a los mejores
trovadores de la zona, brindando con Vitae rodeados de sus ghoules y sirvientes
de confianza. Si todo va como debe…
Los empleados del
Toreador griego, Orión, ultiman los preparativos en el palacete de Mudji para
que todo salga a pedir de boca. El Regente desde el salón del trono, dentro de
unas horas epicentro de la ceremonia, observa como los sirvientes corretean
preparando hasta el último detalle, mientras los trovadores ensayan bellas
sonatas que interpretaran magistralmente esta misma noche para su lucimiento
ante las huestes de la noche.
La fiesta no ha
comenzado aun pero Orión aprovecha que Mudji está solo en su trono con sus
allegados de confianza, para pedirle audiencia antes de que comience la
celebración. Con Mudji se encuentra su Consejo, a su derecha Meir, su Senescal
y a su izquierda Oded el Primogénito Toreador y a sus pies su pantera negra, Nayl.
Orión, Toreador Griego |
–Mi Regente Mudji. Quería comentarle algo de extrema
importancia. Estoy enamorado de la que es mi ghoul, Nerea. –Explica Orión muy
nervioso– Nerea es descendiente de la
familia de Atenas que acogí cuando vinieron de Grecia huyendo de la guerra. Cuando
lo hice Nerea solo era una niña descarada y tremendamente guapa La he visto
crecer, y me he obsesionado con ella hasta tal punto que no me conformo con que
sea mi ghoul. Quiero abrazarla para que sea mi compañera inmortal hasta el fin
de los días…
–Nerea… “la que fluye”… –Orión mira al infinito con la sonrisa de un
niño pequeño– Temo que pueda sufrir daño
a causa de sus malas compañías. No quiero que la ocurra nada malo y no puedo
controlarla durante el día, pero si la abrazo estará a mi lado y su belleza
será preservada para siempre. No quiero que muera nunca.
Orión ante el Regente
de la satrapía persa, pueblo que una vez arrasó al suyo plantando una semilla
de odio que aun hoy crece en el corazón de todo griego. Se arrodilla e implora
el permiso a Mudji para abrazarla.
–¿Por qué no…? –dice Meir mirando apenado al Toreador
arrastrado por el suelo– Se lo merece.
–Si Meir te considera digno… –dice Mudji en tono
suspicaz– te concederé el abrazo, pero
antes quiero conocerla en persona.
Orión se levanta como
un rayo y con una sonrisa gigante dibujada en su cara corre dirección la puerta
haciendo reverencias y dando las gracias.
Nerea, Neonata Toreador, Chiquilla de Orión |
Instantes después Orión
trae a Nerea, actualmente ghoul del Toreador, ante el Regente y su Consejo. El
vampiro griego ordena a la servidumbre, que preparaba los últimos detalles de
la fiesta, que se vayan y los dejen solos.
Nerea lleva un
imponente vestido-toga negro, de cómoda seda vaporosa última moda de la corte
griega, con el que si todo va como debe, va a morir.
Sus enormes ojazos
oscuros iluminan la estancia y su sedoso pelo azabache brilla como la luna. El
maquillaje de labios hecho de piedras preciosas molidas, realza su belleza y su
perfume evoca al espíritu de la primavera, aun en invierno y en un lugar en el
que crecen pocas flores.
Nerviosa, la mujer
agarra fuertemente el brazo del anciano Orión, que feliz la mira embelesado
deseando que sea su compañera inmortal. No podían hacer una pareja más dispar,
pero está claro que en la Estirpe los roles están por encima de los
estereotipos humanos, aunque en este caso no queda claro quien tiene poder
sobre quién.
–Me has hablado de malas compañías de Nerea... – Dice Mudji
acariciando su barbilla mientras mira a la temblorosa Nerea de arriba abajo,
sin duda es una mujer espectacularmente atractiva.
–Sí –Responde Orión– la
coqueta juventud y la inconsciente curiosidad ha llevado a Nerea a rodearse de
pendencieros, truhanes y criminales que la embaucan para arrastradla a llevar a
cabo fechorías que de por sí ella jamás tramaría. Precisamente el abrazo le
separará de ese mundo humano tan poco favorable para su hermosura. No es la
primera vez que veo marchitarse a una bella flor por los venenos de los hombres…
¡Debéis permitidme abrazarla mi Señor! –se humilla de nuevo
Orión arrodillándose y dejando sola de pie a Nerea, que mira la escena asustada
como un cordero esperando su sacrificio.
Meir se fija en el
aura de la mujer obviando al cainita que suplica en el suelo. La verdad es que
ni ella misma le está prestando atención, está demasiado asustada para actuar
libremente. El Capadocio busca en su halo la posibilidad de que la mujer esté
manipulando al Toreador para conseguir la inmortalidad y el poder de ser un
hijo de la noche.
A petición del
Capadocio, Mudji y Meir salen de la estancia dejando a Oded ante el postrado
Orión. Embelesado, el Primogénito Toreador admira la joya que es Nerea, algo verdaderamente
digno de ver. Y como hermano de clan entiende perfectamente la necesidad del
viejo Orión de tener a esta perla negra cada noche en su cama.
–Por su aura la mujer se encuentra excitada y recelosa –dice Meir en voz
baja– Algo inusual pero nada que pueda
alertarnos, nada malévolo. No debes temer por Orión, es un Vástago, ella solo
será una neonata vinculada a su nuevo señor, sabemos cómo cambia todo cuando se
recibe el abrazo. Bajarán sus humos y el vinculo de sangre ayudará …
–Mis temores no son por Orión. –Explica Mudji a su
Senescal– Mis temores son porque, cuando
se le pase el susto, la ambición desmedida de esa mujer sea mayor que la su
Sire Orión. No quiero que nada de esto nos salpique. Sospecho de ella y de sus
intenciones.
–Dele el beneficio de la duda. –Pide Meir– Siempre que lo hemos necesitado ha
respondido. Siempre. Incluso una vez lo dejé en el trono como posible opción
para ser Príncipe en caso de que no hubiéramos vuelto de visitar a Enki antes
de matarlo. Hasta ese punto confié en Orión. Y sigo haciéndolo. Es alguien
bueno y se merece lo mejor.
–Precisamente por eso dudo si concedérselo… –dice Mudji
pensativo.
Ambos vampiros entran
de nuevo en el salón del trono donde Orión, ya recompuesto, se sacude limpiando
su carísima toga nueva. Oded mira fijamente a Nerea mientras ésta le sostiene
valientemente la mirada, muy excitada y provocadora.
Mudji recupera su
lugar en el trono y Meir a su derecha sonríe a Orión dándole esperanzas y
haciendo que su cara se ilumine.
–¿Sabes lo que todo esto implica? –pregunta Mudji a la
temblorosa Nerea.
–Por supuesto… –responde Nerea a punto del llanto de los
puros nervios– estoy deseándolo…
–Vuestra relación será a partir de tu abrazo, de
chiquilla y Sire
–Explica Mudji a Nerea– Pareces una mujer
muy astuta y peligrosa. Espero que todas estas cualidades las emplees para bien
–dice Mudji acercando su cuerpo hacia ella y amenazando a la mujer
enseñando sus colmillos afilados en sus fauces abiertas. A Nerea durante un
instante interminable se le para el corazón, latiéndole a continuación veloz
como un criminal huyendo de la justicia.
–Esas malas compañías de las que habla Orión, –dice Mudji
volviéndose a sentar correctamente en el trono– a partir de esta noche no tendrán nada que ver con nuestro mundo. No
quiero problemas con ellos por tu culpa, espero no tener que intervenir, no
sería de tu agrado.
Mudji extiende su
mano derecha cara abajo en disposición para ser besada. Nerea se adelanta la
coge con delicadeza y la besa con sus labios finos, rojos y cálidos.
Tras el beso Nerea satisfecha,
mira a los ojos a Mudji, y da unos pasos hacia atrás situándose junto a un
exaltado y nerviosísimo Orión.
–Gracias Príncipe. –Dice Nerea sonriendo y sin apartar la
mirada de le los ojos negros del Regente.
Mudji se levanta y
con su mano palma arriba señala a Orión diciendo: –He aquí tu Sire.
Y acto seguido hace
lo mismo señalando a Nerea: –He aquí tu
chiquilla.
Orión no puede
esperar más y mostrando sus colmillos agarra fuertemente a Nerea mordiendo su
finísimo cuello de porcelana y sintiendo su corazón latir por última vez, a un
ritmo frenético, mientras la vida se le escapa sorbo a sorbo por la garganta de
Orión.
La mujer muere allí
mismo y Orión, con actitud salvaje, muerde violentamente su propia muñeca
derramando su sangre en la boca del inmóvil cadáver con olor a rosas silvestres
de Nerea. La mujer renace como Toreador y bebe de la muñeca de su Sire
recuperando la Vitae necesaria para saciar su hambre no humana. Sire y
chiquilla permanecen abrazados como una madre y su amado retoño de las
tinieblas.
Nerea llora sangre de
alegría al percibir los matices de la noche y las sombras la de la muerte
observarla, y Orión loco de felicidad, la observa y ríe como un niño con
zapatos nuevos.
El Toreador agradece
con una reverencia a los presentes y sonríe al guiar a su neonata hacia un
ventanal que da a un jardín interior. Ya está explicándola cosas al oído que
Nerea seguramente no esté escuchando, dada su expresión de éxtasis consumado.
Las dudas de Mudji
Mudji y su consejo
acaban de asistir en vivo al salvaje abrazo de una neonata Toreador, hija
legitima de Jerusalén, muy a pesar de Mudji que no da una moneda porque su
relación acabe bien.
Meir le pide paciencia,
diciéndole que el amor, si es puro, puede sorprender. Oded acaba de salir del
trance ahora que Nerea ha abandonado la estancia tambaleante junto a su Sire
Orión.
–Se que tienes tus dudas sobre la neonata –dice Meir a Mudji– pero es solamente eso, una neonata recién
creada, no tiene más poder que un ghoul experimentado. Es una pena pero el amor
ciega y aun así Orión es libre de caer en sus redes. Al fin y al cabo es lo que
el Toreador quiere, puede que adrede para sentirse más humano, sea para bien o
para mal, así sentirá algo…
Desdémona, Nahum, Amal llegan y se presentan ante el trono de Mudji que junto a Meir y Oded da la bienvenida a sus Vástagos de confianza.
Mudji y sus
consejeros les cuentan lo sucedido y la Brujah plantea una cuestión.
–¿Alguno de ustedes
es experto en ocultismo? –Pregunta
Desdémona sin dirigirse a nadie en concreto –¿Si un humano fuera esclavo de una
sustancia adictiva… esa adicción seguiría después del abrazo?
–No. –Responde Meir suponiendo que se refiere a un
supuesto sobre las malas compañías y hábitos de Nerea– A no ser que la sustancia fuera algo sobrenatural.
–Sangre de hada. –Responde Amal muy seguro de lo que dice. El mismo en
su vida pasada pertenecía a la corte de las hadas, de ahí su aspecto feérico– es muy poderosa e inestable. Aunque es
harto improbable que una humana consuma este tipo de sustancias.
–¿No será tu chiquillo Dante esa mala influencia verdad
Amal?
–pregunta Mudji que conoce la fama de mujeriego y pendenciero de su chiquillo.
–No creo… –responde Amal casi seguro. – se lo preguntare ahora mismo.
Amal abandona el
salón del trono y busca a su chiquillo que se ha quedado por el palacete a la
espera del comienzo de la ceremonia, seguramente picando “algo”.
Efectivamente lo
encuentra tras haber disfrutado de la compañía de una de las tiernas sirvientas
humanas de Orión.
–Les encantan los cuernos…–Dice Dante
abrochándose el pantalón– ¡Mi Sire…! ¿Ya
habéis hablado con el Regente?...
–No, estamos aun. Dante, ¿conoces a Nerea, la ghoul de
Orión?
–y Amal la señala, se encuentra sentada junto a Orión, parece en trance pero su
oscura belleza inmortal, ciega a cualquiera que se fije en ella.
–No… –responde Dante mientras se relame– pero me gustaría la verdad…
–Es la neonata de Orión –rebela Amal– será presentada esta noche en sociedad.
–¿No es esa la cortesana de Orión que te tiraste en su
presentación como Ghoul? –pregunta Dante riéndose a su Sire Amal.
–No sé de qué me hablas…–responde Amal sonriendo y dejando a su
chiquillo partiéndose la caja.
Amal regresa ante sus
compañeros, que encerrados en el salón del trono discuten acaloradamente sobre
el abrazo de Nerea, sobre todo Mudji, al que le llevan los demonios por la
decisión que acaba de tomar.
–La prueba no es para ella –explica Mudji a los
presentes– la prueba es para Orión y
sinceramente creo que va a fracasar y le voy a tener que cortar la cabeza…
–¿Por qué dudáis tanto? –pregunta Oded intrigado– ¿hay algo sobre chiquilla o Sire que no
sepamos?
–El temor de Mudji es legitimo –responde Meir– teme que la nueva neonata que ha permitido
acabe mal.
–Es normal… –Responde Oded en tono sarcástico– Le hemos dado a un Ventrue extraño el
comercio de todo Jerusalén sin pestañear y a Orión que ha demostrado su compromiso
con Jerusalén una y otra vez durante años le cuestionamos algo tan simple como crear
descendencia…
–La verdad es que Nerea es una preciosidad… –dice el Ravnos mientras
mira al infinito como recordando algo y quedándose en blanco.
–Recuerdo que en su presentación hace unos años te
rechazó…
–dice Meir dubitativo. Los asuntos del corazón no son su especialidad.
–¿Qué dices? … ¡ME LA
TRAJINÉ! –dice Amal gritando y orgulloso de su conquista acrecentando las dudas
de Mudji aun más.
Umaskal, Caitiff libre |
La ceremonia comienza
y los cainitas de Jerusalén comienzan a llegar. No falta nadie y los afines se
juntan para hablar sobre sus asuntos.
La música suena
alegremente e interpretada magistralmente por los tres trovadores que pasean
por el salón del trono. La coreografía de sirvientes con bandejas de copas con
sangre y viandas varias, para los ghoules, es constante. Todo transcurre con
armonía y normalidad y en un momento dado Orión hace tintinear una copa de
sangre con una cucharilla de plata.
Cuando tiene la
atención de todos los presentes, presenta con orgullo a Nerea como su nueva
neonata, la niña de sus ojos.
Un aplauso acoge a la
nerviosa Nerea, toda esta gran fiesta ha sido especialmente organizada por su
Sire para darla la bienvenida a la no-vida. Nerea ya fue presentada en sociedad
como ghoul en una gran celebración hace cuatro años.
Uno a uno los
vampiros de Jerusalén van dando la enhorabuena a Orión y la bienvenida a las
tinieblas a Nerea, que poco a poco va recuperando el color perdido por la
muerte, a base de copas y copas de sangre. Saciada pide a su Sire caminar libre
por el lugar. Orión se lo concede con ternura y Oded aparta a la neonata en una
esquina del salón para alabar su belleza.
El Primogénito
Toreador tiene que reprimir su debilidad de clan al admirar su hermosura y la
alaga una y otra vez.
–Enhorabuena por su abrazo. Hoy está especialmente
radiante Nerea. La inmortalidad le favorece –Dice Oded– Soy Oded, Primogénito de su clan en la ciudad. Me gustaría poder hacerle
un regalo. Un retrato suyo, ¿me dejará pintarla alguna noche de estas?
–Muchas gracias Oded. Por supuesto que podrá dibujarme –Nerea sonríe
pícaramente al Primogénito
insinuándosele. Oded la deja ir, es reclamada por los invitados. El Primogénito
sigue pensando en cómo podría quedarse a solas con ella… esta misma noche…
Anat, Matusalén Brujah |
Pasada ligeramente la
media noche, irrumpe en la celebración una mujer con gran atractivo salvaje. Los
abalorios y pieles que viste trasmiten que no viene de esta era. Es Anat, la
Matusalén Brujah, considerada Diosa en
varias tierras. Camina descalza con paso decidido, viene sola y atrae todas las
miradas de los atónitos cainitas de Jerusalén. ¿Por qué habrá venido la poderosa
Princesa de Tiro?
Tras unos segundos en
el que el tiempo parece detenerse, todo vuelve a la normalidad tras un gesto de
Mudji. Anat se dirige al Príncipe de Jerusalén sin importare ninguna de las
tramas que se escuchan en los diferentes corrillos de cainitas.
La Matusalén saluda a
Mudji como a un igual y camina junto a él hacia la ventana, desde la que se ve
un precioso paisaje nocturno, la eterna Jerusalén iluminada por algunas luces
esporádicas y por bañada por un pedazo de tímida luna.
–Mis
respetos Regente Mudji. –Dice Anat al Assamita– Quería venir personalmente para avisaros de algo importante que puede
cambiar las relaciones políticas entre los reinos de Fenicia y de Judá. Voy a dejar el Principado
de Tiro.
–Sorprendente –dice Mudji sin esperarse este movimiento de
la Diosa Egipcia.
–Me siento tremendamente agradecida por que tu mentor y
mi aliado Innominat la dejase en mis manos, –dice Anat– pero ahora mismo no entra en sus planes continuar gobernando. Quería
que fueras el primero en saberlo. En breve habrá una coronación con un sucesor
elegido por mí.
Desdémona escucha
entre los asistentes que Anat ha venido para anunciar su abdicación de Tiro, y
con ayuda de su ghoul Hylia, la sacerdotisa de Artemisa, la encuentran y ambas
Brujah hablan mientras beben Vitae en copas de cristal.
–Me llamo Desdémona –dice la cainita troyana– y
también soy del clan Brujah. Es un honor conocerla.
–El placer es mío –responde Anat
sonriendo– hermana Brujah. ¿Qué le trae
por Jerusalén?
–Partí de mi Troya natal en busca de un nuevo destino y
acabe en el valle de Hinnom –responde Desdémona– lejos de las guerras civiles griegas.
–Si algo he aprendido en todos estos siglos… –dice Anat
pensativa– es que la guerra no sirve
para nada bueno. Siempre debe haber otra opción. Indirectamente por eso dejo el
trono de Tiro…
–Estoy de acuerdo en que debería ser la última opción. –Añade Desdémona– supongo que ser Princesa no es algo
suficientemente pleno para alguien como
vos…
–Soy más útil en otro lugar, haciendo otras cosas –responde enigmática
Anat– ha sido un placer conocerte joven
guerrera de Artemisa…
–¿Ya se va? –pregunta Desdémona sin esperar respuesta– para
mi seria un verdadero placer poder luchar algún día contra una guerrera de la
talla de vos…
–¡Ahora mismo! –responde Anat con la cara iluminada de
ilusión y coge a Desdémona del brazo guiándola fuera de la casa, hasta el
jardín trasero.
Lucha de Brujah
La cálida brisa del
sur sopla sobre los fríos cuerpos de las Brujah, que tras saludarse agarrando
sus antebrazos, se separan poco a poco encaradas y situándose en guardia, sin
armas en sus manos.
Rápidamente todos los
vampiros de la fiesta se arremolinan alrededor del jardín para ver la pelea
entre guerreras del clan Brujah. Desdémona, ciega, pero se atisba que
claramente sabe lo que hace. Sus movimientos parecen certeros y ya alerta
prepara sus puños para decir en alto:
–¿A primera sangre? –pregunta Desdémona.
–Y sin Disciplinas –añade Anat en guardia y buscando la
mirada inexistente de su contrincante. Esto es algo que la descoloca ya que
muchas de sus peleas acaban antes de empezar, solamente con un duelo de miradas
ganado. Pero esta vez no podrá ser así, la ceguera de la neonata la pone por
delante antes de empezar. Detalle que lejos de desconcertar a la guerrera
Caldea Anat, la motiva para afrontar su combate cuerpo a cuerpo, esta noche
habrá sangre.
Los vampiros
presentes se divierten observando a las mujeres extranjeras a punto de partirse
la cara. El clan Brujah tiene fama de belicoso y violento, además de su
erudición e idealismo y lo todo esto se está demostrando en este espectáculo de
lucha nocturna.
Amal busca a Nerea
entre los presentes pero no la encuentra. Tampoco está Oded, parece que esta
vez se le ha adelantado el Primogénito Toreador, llevándose a la neonata
Toreador a un lugar más cómodo y discreto.
Ambas Brujah se
abalanzan cargando una sobre la otra. Corren a toda velocidad y en el choque entre
ambas Anat golpea con su poderoso puño la cara de Desdémona, fracturándole el
cráneo y lanzándola a varios metros de distancia. La ciega Troyana cae al suelo
vencida y arrastrándose varios metros más por la inercia del golpe con Potencia.
Esta derrota es
interpretada como grave ofensa para el honor de la Brujah por la bestia de su
interior, que toma el control curvando la espalda de Desdémona y ignorando el
dolor de las heridas sufridas. Su cabeza está claramente fracturada y parte de
la boca cuelga imposiblemente. A pesar de esto sus cuatro colmillos crecen de
forma amenazante y la guerrera de Artemisa entra en frenesí. No por nada la
debilidad de todos los Brujah es su autocontrol, no son buenos reprimiendo sus
emociones violentas.
El peligro viene de
la propia Anat, que si entra también en frenesí y luchan a muerte podría acabar
fácilmente con la no vida de la joven Desdémona.
Anat corre como el
viento para agarrar a su herida hermana de clan y la inmoviliza tapándola la
boca para que sus gritos no atraigan visitas inesperadas.
Mientras Desdémona
forcejea fuera de sí, Anat, la Matusalén, permanece impasible agarrándola por
detrás, haciendo un alarde de su propio control inmovilizando a su joven
hermana de clan para que no se hagan más daño.
Varios minutos
después, ante las miradas de los presentes, imposibilitados para ayudar ya que
Anat se bastaba sola para sostener la situación, Desdémona se tranquilizaba
volviendo en sí y sin recordar nada después del golpe contra el suelo.
La joven Brujah esta
inmovilizada por los brazos fuertes de una mujer, una diosa sumeria: Anat, que
la sonríe sin que ella pueda apreciar dicha sonrisa.
–Un placer pelear contigo Desdémona –dice Anat– estoy impresionada por tu fuerza y sobre
todo por tu Disciplina de Potencia, tan desarrollada para alguien tan joven
como tu…
Anat no sabe que ha
tenido de maestro al vampiro más viejo de todo Jerusalén, Kothar el Profeta.
Anat suelta a Desdémona
y ambas se despiden cordialmente mientras la troyana se cura las heridas a la
velocidad habitual para los vampiros, siempre y cuando dispongan de sangre en
su organismo. En cuestión de segundos los huesos se sueldan, los tendones sanan
y la piel se regenera, dejando como una prueba de la pelea unos ropajes
ligeramente rasgados y manchados de sangre y tierra.
Todos los presentes
regresan al interior del palacete de Mudji y Desdémona responde a algún curioso
que le pregunta cómo puede pelear a ciegas. La Brujah responde que es una
habilidad bien entrenada y además el resto de sus sentidos se han agudizado lo
suficiente para suplir la negación de la vista.
La otra vida de Oded
El Toreador regresa
de su escarceo amoroso con cierta dama importante de la velada, cuando de
pronto sus ojos se quedan mirando un punto fijo en el infinito, entrando en una
especie de trance.
Amal ve a Oded y le sonríe cómplice mientras Meir
se acerca a ambos y pregunta:
–¿Te encuentras bien Oded? –interesado Meir se
preocupa por su compañero Oded, que empieza a llorar sangre sonriendo de
felicidad.
Amal piensa que ha
debido ser un polvo excelente, para provocar tal sensación al Primogénito
Toreador, pero nada más lejos de la realidad.
–Acabo de acordarme de algo… –dice Oded mirando al
infinito y sin volver del todo– ¡TENGO UN
HIJO!
El Toreador limpia
sus lágrimas de sangre mientras en su interior siente cosas que había olvidado.
–¿Hijo vampiro? –pregunta Meir curioso.
–Humano… Dios mío lo que me he perdido. –Dice Oded
apesadumbrado.
–Pero fuiste humano hace más de 150 años –le dice Meir– si tuviste un hijo ya no seguirá vivo,
todos los humanos que conocimos antes de morir nosotros están difuntos ya.
Pero Oded no escucha
al Capadocio, que habla con una naturalidad extrema sobre la muerte y sus
consecuencias.
–Dejadme tranquilo… –dice Oded molesto mientras se aleja
de sus compañeros sin importarle nada más y hablando solo– Sucedía en mi época de mortal… tenía un hijo… no me acordaba… ¿Por
qué lo he olvidado?
Por supuesto no
espera respuesta y nadie le acompaña tras su petición. Oded se aleja saliendo
de la fiesta y adentrándose en la fría oscuridad de los callejones de
Jerusalén.
En la cabeza de Oded,
encaja una pieza perdida del puzle de su memoria, que se ha colocado haciendo
que el Toreador se sienta más vivo que nunca.
Oded ha recordado y
ya no puede olvidarlo…
“Estaba en Babilonia, el sol le bañaba la cara. Oded era
un orgulloso hombre de familia. Estaba felizmente casado y tenía un precioso bebé
llamado Nehemías. Quería a su familia y era un hombre en paz con la vida y
agradecido a Yahvé. Oded era un hombre pleno y feliz”
Y tras revivir este
pedazo de la vida olvidada del Oded humano, y un sueñ
La segunda reunión
del solsticio de invierno convocada por el Regente Mudji acaba sin más
incidentes. Los vampiros regresan a sus refugios, sus ghoules les protegen y la
noche da paso al día, momento en el que todos los vampiros duermen, lo quieran
o no. Y la luz del sol limpia las calles de Jerusalén.
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