Capítulo 42: Crónicas de Yehud VIII, Justicia cainita (382-380 a. C.)

Crónicas de Yehud

VIII 

 
Justicia cainita

(382- 380 a. C.)


Oded, Regente Toreador

El viaje de Oded

Oded ha estado dos años ausente en Jerusalén. Cómo senescal, dejó el trono a su compañero de clan Orión, Primogénito Toreador. En su ausencia de la capital ha decidido acudir a Tiro para ayudar a Ava, Ventrue comerciante, para investigar las muertes de Mudji, anterior príncipe de Jerusalén, y de Samas, Ancillae Ventrue y Sire de la propia Ava.

Melkart, ghoul de Oded y mercader fenicio, ayuda a su señor a viajar de forma segura por las peligrosas arenas del sangriento desierto que separa los reinos de Yehud y de Fenicia. De Capital a capital, Oded permanece oculto en la caravana que Melkart comanda hasta llegar a su destino: Tiro.

En la capital de Fenicia, lo primero que hace Oded es seguir las Tradiciones y presentarse al príncipe de la ciudad, Adón, del clan Ventrue. Ante el trono de la noche de Tiro, situado en el mismo palacio real del rey humano, Oded es recibido de forma cordial en un ostentoso salón cubierto de cortinas de azul tirio, color de reyes.

Ahinadab,
Senescal de Tiro y
Espía Nosferatu
La tensión es evidente, y el príncipe Adón observa muy serio al senescal de Jerusalén. Ahinadab, espía Nosferatu y senescal del príncipe, vigila la estancia y escucha atentamente las palabras del Toreador extranjero.

Oded explica la razón por la que está aquí y Adón se lo permite, pero le advierte que estará continuamente vigilado.  Pregunta por Ava y le facilitan el encuentro con la Ventrue.

El lugar elegido es el mercado nocturno de Tiro, en un almacén de seda originaria de oriente. Ava, sorprendida, agradece a Oded su ayuda y da más importancia a su investigación y sin más tardar, ambos se ponen manos a la obra. Oded aporta sus poderes para desentrañar el misterio, con más herramientas de las que disponía Ava.  La Ventrue no pierde la oportunidad para compartir con Oded sus sospechas: ha sido Nerea, la chiquilla de Orión.

Otro asunto importante, que Oded tiene entre manos, es producir su propio aceite en Jerusalén. Por ello el Toreador lleva tiempo moviendo hilos entre sus conocidos comerciantes para conseguir cultivar la mejor plantación de oliva posible. Todo pasa por construir un molino donde elaboren el aceite, y en esta empresa, Oded, está asociado con Ava, que es la que dispone del oro suficiente para hacerla realidad.

Por otro lado, Oded ha pensado que el molino podría estar diseñado por uno de los mejores arquitectos de templos de todos los tiempos, Elsh, el anciano Toreador fenicio que vive precisamente en Tiro. Así que Oded se encuentra con él y le propone crear una verdadera obra de arte en el interior de un sencillo molino. La idea de Oded es construir una capilla subterránea, que sea el corazón del molino, donde los trabajadores puedan sacrificar sus ofrendas a Yahvé y este les recompense con las mejores cosechas.

Elsh, El Constructor de Templos,
Anciano Toreador
Durante casi un año entero Elsh está inmerso en el proyecto de crear solamente los planos y cuando Oded los ve, y estudia esos bocetos que el maestro Elsh ha creado con tanto mimo, el resultado es espectacular. La capilla está rodeada de poderosas estatuas de Reyes hebreos, Saúl, David, Salomón… la construcción, puertas hacia adentro, es una verdadera joya de la arquitectura, creada por el maestro arquitecto del primer templo de Salomón, una de las siete maravillas del mundo antiguo.

Durante el segundo año de Oded en Tiro, de inicia la construcción del molino, con fondos de Ava y planos de Elsh. El emplazamiento es en los lindes de Jerusalén, donde no llame demasiado la atención. En la obra todo fluye con rapidez y a este paso en cuatro años más, todo estará acabado.

Mientas se construye el molino, Melkart, ghoul mercader de Oded, se encarga de agenciarse con los olivos para trasplantar y con las semillas que darán sus frutos y serán arboles fuertes y productivos, después de un siglo.

La influencia de Oded entre los agricultores de la zona, le ayuda a preparar todo para que cuando el

Asdrúbal,
mercader de Cartago,
Contacto de Oded

 molino esté listo, el huerto de olivos ya sea productivo y continuo.

Tras dos años desde el inicio de todo, la capilla subterránea ya así está terminada, mientras que la estructura superior, no está aun empezada. Aproximadamente un tercio de la construcción está terminado.

El contacto de Oded, Asdrúbal, mercader de Cartago, descube cierta información que Oded considera de vital importancia que sea transmitida a Meir, su príncipe en Jerusalén.  El clan Assamita ha bloqueado sus lazos con Mizpa, centro administrativo de la satrapía al este de Yehud, donde Ava residía antes, cuando era neonata de Samas. La ciudad de Mizpa es un contacto directo entre el gobernador Bagohi y Persépolis. En resumen es un centro político de relevancia y esta información es corroborada por la propia Ava. Por lo que Oded decide regresar a Jerusalén para compartirla con los suyos, en primera persona para que no haya ninguna filtración.

 

Nahum, Arconte Nosferatu
Conclave del solsticio de invierno

Nahum se encuentra con Oded en las obras del molino, a las afueras de Jerusalén. En la quietud de la noche, entre montículos de arena y piedras apiladas, el Nosferatu pide al Toreador que se presente ante el regente Orión. Nahum le pide que sea esta misma noche, ya que se está celebrando el Conclave del solsticio de invierno, toda una tradición entre los Vástagos de Jerusalén desde tiempos del reinado de Mudji.

Oded accede, ya que es lo que tenía pensado hacer incluso si Nahum no hubiera venido a buscarle. Ambos cainitas caminan por las calles frías y silenciosas y por la senda ambos vampiros se cuentan lo que han estado haciendo durante estos dos años.

Justamente cuando entran a la fiesta, Oded le está preguntando a Nahum por Meir, pero el Nosferatu no tiene ni idea de donde se ha metido, y eso mismo le responde.

En el salón del trono se respira cierta tensión y se vislumbran dos grupos claramente diferenciados, ambos separados por un muro invisible que parece separarlos.

La música interpretada por hábiles músicos, las bandejas llenas de copas de sangre portadas por certeros criados pulcramente vestidos y los pequeños grupos de vástagos, ghoules y humanos relevantes de la ciudad, visten la celebración con una celosía de inquietante serenidad.

Orión se encuentra sentado en el trono, junto a él Desdémona y junto a ella se encuentra Astarté, la impresionantemente bella chiquilla, que la Brujah presenta de inmediato a Oded, su senescal, que cae literalmente rendido a los pies de la diosa Brujah. Nahum sigue a Oded y silencioso, el Nosferatu mira a su hermano Ephraim, apartado de todos.

Ephraim, el leproso de Hinnom, se encuentra alejado de todos los invitados y mira fijamente a Amal Faruk, el Ravnos, que tiene colgada de su brazo a una provocativa, Logriksa, su chiquilla y madre demonio, nada menos. El aspecto de la pareja parece sacado de una pesadilla inimaginable, cuernos, orejas puntiagudas, pupilas imposibles y seres sobrenaturalmente increíbles.

Junto a Amal se encuentran Elsh y Abraham, ambos ancianos charlan discernidamente en una conversación sobre muerte y arquitectura.

Abraham,
Buscador de las Revelaciones Sagradas,
Matusalén Capadocio, Sire de Meir
Elsh, el anciano Toreador, arquitecto del gran templo de Salomón, solo conocido por los no muertos, está inmerso en un proyecto que para él será toda una obra de arte y emocionado desenrosca los planos y se los enseña a Abraham, Amal y su neonata, también tienen el placer de cogerlos y admirar los artísticos bocetos. Elsh les habla dando detalles sobre la fabricación del altar a Yahvé, pulido en mármol fenicio; También sobre los acabados del techo trenzado de la capilla de piedra egipcia. Elsh (amo en fenicio), les cuenta que esa parte de la construcción ya la tiene casi terminada, tras dos años de trabajo duro e intenso.

–El pueblo judío es tremendamente espiritual –dice Abraham devolviendo los planos a Elsh– No tienen nada claro sobre lo que debe haber tras la muerte, que les espera en el más allá… ¿vosotros que creéis?

–No es más que otro plano de existencia –dice Amal muy convencido de sus palabras– Como Arcadia. Abraham, precisamente tú me trajiste del más allá hace unos años en Tiro. Conocí a seres de allí que me abrieron los ojos. Tengo información privilegiada. La muerte es solo otro plano más…

–No estuviste muerto Amal –dice Abraham con mucho conocimiento de causa, a su clan se le conoce como el clan de la muerte– no hay pruebas de que los Vástagos tengamos espíritu o alma, como la de los humanos, esa que viaja a ese otro plano del que hablas.

–En mi viaje me encontré con Zikaron –prosigue Amal su relato, sin prestar mucha atención al Matusalén– un excelente tabernero de Jerusalén. Y recuerdo que hablamos sobre este tema y él se rió de la idea del más allá. Se mofó de la supuesta inmortalidad. No nos damos cuenta de que sacrificamos nuestra eternidad, pero seguimos anclados esperando nuestro momento...

–No deja de ser la opinión de un tabernero… –dice Abraham con tono escéptico.

–No era el simple tabernero que fue en vida –responde Amal– por alguna razón, tenía un mayor conocimiento de su existencia. Y se mofo de la tontería vampírica del más allá.

–No es algo para tomarse a broma –replica Abraham ligeramente molesto– Es algo sobre lo que llevo siglos buscando respuestas. Sobre el futuro de nuestras almas. Respuestas que encontraré… en la Torá Negra…

–Habrá que encontrarla –dice Amal– Igual contacto con alguien que te puede ayudar con tu búsqueda. Es un ser de la Umbra... del mundo de los muertos.

La conversación sobre la muerte con Abraham y las enseñanzas del maestro Elsh, se alargan de forma agradable. Amal se sumerge en la charla, mientras su chiquilla Logriksa permanece en silencio, escuchando muy atenta. Ni Abraham, ni Elsh, conocían antes a Logriksa de nada, con lo cual ningún prejuicio los acompaña sobre la demonio, solo su aspecto inusual, pero viendo la presencia feérica de Amal, y la existencia de los famularmente cercanos Nosferatu, no les extraña en absoluto.

Amal se acaba de percatar que en el otro “bando”, al otro lado del salón, está Oded, su senescal, al que hace un par de años que no ve. Sabe que no debe acercarse ya que su neonata Logriksa y su enemiga, la neonata de Desdémona, Astarté, se acercarían demasiado y no quiere forzar una situación violenta y embarazosa, por no hablar de la cara de la propia Desdémona, a la que Logriksa la ha arrebatado tanto y a la que Amal prometió a la propia Brujah cazarla hasta la muerte.

Así que Amal saluda en la distancia a Oded y lo hace elevando y moviendo repetidamente su mano derecha. Oded está muy serio y absorto, el Ravnos lo achaca a que la belleza de Astarté quizás le haya cegado… pero nada de eso tiene que ver con lo que Oded sabe: que Orión va a ajusticiar a Amal y a su chiquilla.

 

Orión, Senescal Toreador
Antejuicio telepático

Mientras Amal está entretenido en su charla con los ancianos, Orión utiliza su Auspex para realizar una serie de conversaciones telepáticas, situando frases en las mentes de los que él quiere que escuchen sus palabras. Siempre es él el que las transcribe los pensamientos, pero al fin y al cabo es algo que sucede solamente en las cabezas de los cainitas a los que Orión desea conectar.

(Es complicado transcribir todas las fuentes de información que asemejaban a una conversación telepática, pero lo intentaremos, a pesar de la complejidad, dejando claro que seguramente algún detalle no ocurrió exactamente así. Sin embargo tras la exposición de las conversaciones, queda clara las opiniones de todos ellos)

Orión tiene comunicados con telepatía a Oded, Desdémona y Nahum, que se miran sin mediar palabra alguna, bebiendo sorbos de sangre y disimulando.

–Oded –piensa Orión y lo comparte con el Toreador– he regentado Jerusalén en tu ausencia, como mi posición me lo exigía. Hemos hacho movimientos diplomáticos exitosos, de los que ya le informaré más adelante, ahora tenemos un asunto más urgente entre manos. Me gustaría pedirte mantenerme en la regencia, al menos esta noche, para poder solventarlo a mi manera, si estás de acuerdo. Amal ha roto una de las Tradiciones de Caín. Ha abrazado a la demonio que debía matar y lo ha hecho sin mi permiso mío. Según las Tradiciones, Sire y neonata deben morir por ello. Por supuesto no se hará nada que no quieras y por eso le informo de lo que va a suceder. A no ser que quieras recuperar la regencia ahora mismo y encargarte tu del asunto…

–No es necesario –piensa Oded y Orión lo lee claro en su cabeza– no mediaría de forma justa si me encargase yo. Por no decir que es algo que ha ocurrido durante tu mandato. Confío en tu criterio para solventar el problema.

–No puedo justificarlo de ninguna manera –continua pensando Oded– Ha trasgredido todo, romper las Tradiciones y abrazar a un demonio. Es una chiquillería. Puede que lo haya hecho para ayudarnos, pero no comparto su falta de respeto y debemos actuar sin dudarlo. Si yo fuera regente creo que mi decisión hubiese sido otra. Mataría a la neonata creada sin permiso y expulsaría de Jerusalén a Amal, pero respeto las Tradiciones y sé que el castigo siempre es la muerte de ambos.

–Su ejecución debe ser un ejemplo para Persia, Egipto, Tiro o cualquier reino cercano. No puedo ser débil, Jerusalén seria vista como débil y no nos tomarían en serio –piensa Orión y lo comparte con Oded.

Ephraim, Nosferatu Espía de Orión
Ephraim desaparece ofuscándose con sus poderes y le da una estaca a su hermano Nahum, que aguarda sin ser visto. Ephraim no quita ojo a Amal y su chiquilla.

–¿Orión harías el favor de comunicar a Desdémona y a Nahum lo siguiente? –piensa Oded, lee Orión y lo transmite telepáticamente a ambos cainitas– Orión y yo hemos hablado y veo precipitado ponerme de regente en este momento. Prefería darle un tiempo a Orión y enterarme de lo ocurrido en mi ausencia. Y hemos coincidido en que él continúe de regente. También me ha contado el crimen de Amal. Desdémona ¿te comento Amal que iba a hacer?

Orión trasmite estos pensamientos de Oded, con sus propias palabras, que resuenan en las mentes de Nahum y de Desdémona.

–No solo no me dijo nada, sino que me prometió que iba a cazarla –piensa Desdémona muy enfadada, mientras Orión comparte los negativos pasamientos de la Brujah con los demás– Esa puta no va a salir con vida de aquí. Yo hice algo que él no se molestó en hacer, pedí permiso para abrazar a Astarté.

–No se puede consentir –piensa Oded rectificando– un acto así merece la muerte de ambos.

–Ha abrazado sin permiso a un demonio que arraso con mi gente y mi refugio. Y sin pedir permiso. Me da igual todo. Esa puta tiene que morir –piensa Desdémona con mucha inquina refiriéndose a Logriksa.

–Si no fuera un demonio y hubiera explicado sus circunstancias, que era su madre... en fin… pero es un demonio ha matado salvajemente y no tiene excusa alguna… –piensa Oded.

–¡Aunque no sea un demonio! –piensa Desdémona– Has que seguir las Tradiciones, yo pedí permiso. Si no tuviera nada que ver con ella, también exigiría que se cumpliesen las Traducciones. Están para algo.

–Los dos deben morir –sentencia Orión mirando a Oded y les transmite telepáticamente a todos sus pensamientos.

–Tristemente estoy de acuerdo, preferiría  que explicase sus razones… pero… –piensa Oded con cierta pena.

–No hay justificación posible… ha cometido una tremenda estupidez. Lo ha hecho con tremendo valor pero no deja de ser una estupidez –piensa Desdémona.

–Si quieres hacer algo que no te van a dejar hacer… ¿cómo te atreves a traerla y presentarla? Es como si estuviera provocando tu autoridad, Orión… –piensa Oded.

–No entiendo nada. ¡Qué falta de respeto! No sé por qué están aquí. Estoy estupefacta piensa Desdémona viendo como Amal conversa afablemente con Abraham, como si nada malo ocurriese.

–Puede que no se haya dado cuenta –piensa Oded.

–Astarté ¿conoce Logriksa las Tradiciones vampíricas? –piensa Desdémona y transmite Orión.

–No lo sé, no sabemos todo –piensa Astarté después de que Orión le trasladase mentalmente la cuestión de su Sire y le explique lo que está ocurriendo, para que no se alarme. Astarté no está al tanto de toda la conversación telepática.

–Orión ¿Dispongo aun de mi posición ahora que ha regresado Oded? –piensa Desdémona.

–Se mantiene el estatus actual –piensa Orión y se lo transmite también a Nahum– En cuanto a Amal, Ephraim se encargará de empalarlo a mi señal. Nahum, tu empalarás a Logriksa, atravesando su corazón e inmovilizándola con ello.

Nahum asiente y desaparece ofuscado, igual que su hermano Ephraim, que no sabe donde se encuentra, pero supone que cerca de Amal Faruk.

 

Amal Faruk, Ravnos
El juicio de Amal

La fiesta continúa. La música de fondo y la conversación jovial del grupo donde se encuentra Amal permanecen al margen de la conversación telepática. El otro grupo permanece en silencio bebiendo sangre y mirándose continuamente, charlando irrelevantemente, de vez en cuando, para no llamar la atención.

Los humanos presentes, ajenos a los asuntos de la Estirpe, disfrutan de la comida y de la bebida como si de cualquier celebración cortesana se tratase.

Orión, muy serio, sigue sentado en el trono, inmóvil mientras mira fijamente a Amal Faruk. Ephraim y Nahum, ya deberían estar ofuscados cerca de la pareja de criminales, sin embargo Nahum no lo hace. Ephraim hace tempo que ha desaparecido de la vista de los presentes, a sus ojos, no se encuentra en el lugar.

Orión recuerda mentalmente a Oded, Nahum y Desdémona que Amal podría usar Quimerismo y que no crean nada de lo que ocurra, que ayude fortuitamente al Ravnos. 

Mientras Amal habla con Abraham y Elsh, una fuerza descomunal le clava una estaca por la espalda y le traspasa el corazón, empalando limpiamente al Ravnos, al que su sentido del peligro no le ha funcionado, una mala noche para fallar, azares del destino cruel.

Amal Faruk cae al suelo inmovilizado, como un saco de huesos. Absorto, sin entender que está ocurriendo y con un dolor punzante que atraviesa su pecho y su muerto corazón.

Nahum no es tan rápido como Ephraim, y cuando se abalanza sobre Logriksa, esta le atesta un rápido garrazo en la cara. Sin embargo la dura piel del Nosferatu absorbe todo el daño y no le hace ni un solo rasguño.

El Nosferatu, estaca en mano, forcejea con Logriksa intentando clavársela en el pecho, a la altura del corazón. Sin embargo la neonata Ravnos es muy rápida y muerde en el cuello de Nahum con sus dientes afilados como cuchillos. Atrapándolo y travesando con sus colmillos su correosa y putrefacta piel, haciéndole los agujeros limpios por donde succionará su podrida sangre.

Pero Nahum aprieta la estaca contra el pecho de Logriksa y consigue empalarla, inmovilizándola y cayendo esta al suelo junto a su anonadado Sire.

El Nosferatu se duele del rasguño del mordisco en el cuello, y tocándose la herida mira su sangre y se cura con suma cantidad de sangre dirigida hacia la lesión, que sana rápidamente.

Ephraim se aparece sobre Amal y camina hasta situarse a la vera del trono de Orión.

–Bien hecho Ephraim. Esta afrenta debe ajusticiarse –dice Oded mientras Amal escucha atónito y sin poder moverse.

Ambos Ravnos se encuentran tirados en el suelo, empalados e inmovilizados.

Oded ordena el fin de la fiesta, y los criados de Orión se llevan a los humanos, que se van embriagados y sin saber que ha ocurrido para que la celebración se acabase tan abruptamente.

Tan solo los Cainitas están presentes, rodeando a los Ravnos, todos ante el trono de oro de Jerusalén. Elsh y Abraham están sorprendidos y solo cuando ven levantarse a Orión del trono, y su mirada asesina, comienzan a entender que está ocurriendo. Esto es un juicio vampírico.

Amal no puede moverse, y aunque piensa en arrancarse la estaca del corazón, una fuerza mágica le impide hacerlo. La rabia y la impotencia le invaden por completo y utilizando su fuerza de voluntad solo es capaz de susurrar:

–¿Me vais a quitar la puta estaca? –pregunta desde el suelo, dirigiéndose a todos los presentes sin poder mirarlos.

Logriksa, Madre de Demonios,
Chiquilla Ravnos de Amal
Orión mira a ambos Ravnos, arrojados en el frio suelo de mármol, inmovilizados, empalados y doblegados por sus órdenes y bajo su autoridad. Se sienta lentamente en el trono mientras sonríe.

Los ojos de Amal reflejan un odio que no es concebible, pero Orión sabe que ninguno de sus esplendidos poderes servirá ya, ante la invencible estaca de madera en el corazón. El regente mira fijamente a ambos cainitas y el silencio se hace eterno para los dos Ravnos.

La tensión se adueña del lugar. Solo se escucha la voz de Amal que, con gran esfuerzo, de vez en cuando, pide que le suelten y se pegunta sorprendido porque sus compañeros no hacen nada para ayudarle.

Finalmente Orión, se levanta y se acerca a ambos, tendidos en el suelo.

–¿No ibais a matarla? –pregunta Orión a Amal refiriéndose a Logriksa– Lo último que supe de ti es que buscabas a esta demonio para matarla… y ahora es tu chiquilla no autorizada.

–Quítame la puta estaca… y hablamos –dice Amal con muchísimo esfuerzo de voluntad.

–Es momento de pagues tus crímenes Amal –dice Oded sumándose al juicio y autorizando el mismo con su posición.  

–Oded, si me permites –dice Orión a Oded para que le deje continuar, a lo que Oded da un paso atrás– ¿Ahora la demonio que ibas a cazar es una buena elección para ser cainita? ¿Con que valores la has elegido? ¿Cuáles son sus méritos para ser Ravnos? ¿Ser una Demonio y matar a sangre fría?

–Quítame la estaca y hablemos como vampiros que somos –dice Amal con gran esfuerzo sin poder moverse.

Orión se acerca y con un gran pisotón le golpea la cabeza para que se calle.

–¡Silencio! –ordena Orión con suma autoridad– ¿Por eso ha sido premiada? ¿o quizás solo haya sido abrazada por ser tu progenitora sin importar su infernal origen o genocidios a su espalda?

–Has roto la segunda Tradición, abrazando sin permiso y perdiéndome completamente el respeto. –Dice Orión muy molesto.

–“Sólo engendrarás nuevos Vástagos con el permiso de tus mayores. Si creases progenie sin su permiso, tanto tú como tus descendientes serán eliminados.” –Recita Orión elevando su voz que se proyecta en todo el salón del trono, ante los presentes que observan en silencio el juicio.

–Amal Faruk, no has seguido las Tradiciones de Caín y has abrazado a Logriksa sin permiso. –Echa en cara Orión a Amal– No cumpliste tu palabra, que era cazar demonios. No solo no lo has hecho, si no que la has traído a nuestra Estirpe a alguien infernal... y sin permiso, rompiendo la tradición del abrazo…

–¿Vas a continuar por este camino? –pregunta Amal con gran esfuerzo sin resignarse.

–Eres un vampiro de Jerusalén –continua Orión ignorando las palabras de Amal– abrazar fuera de Jerusalén sin permiso alguno, no te exime del permiso necesario por tu antiguo, es decir, yo.

–¿Nadie va a hacer nada? –pregunta Amal impotente con sus últimos esfuerzos, intentando pedir auxilio a sus compañeros que permanecen impasibles ante su juicio.

–Es una lástima que no tengas posición alguna... –continua Orión con sorna– ahora te sería útil. Al final tu actitud de rebeldía te delató como un enemigo de Jerusalén... sin tu saberlo. Has cavado tu propia tumba. No soy yo quien te condeno, si no tus crímenes a la Estirpe… Míralo por el lado bueno, al fin podrás despertar del sueño.

–¿Alguien desea añadir algo? –Dice Orión mirando a cada uno de los presentes.

–No veo justificación alguna para tus actos, lo lamento Amal… –dice Oded mirando al Ravnos que conserva su mirada de sorpresa.

–Amal, seré igual de inclemente contigo, como tú lo fuiste conmigo. “Todo lo que se da, se recibe en algún momento.” –dice Orión sentenciando al Ravnos con un tono firme y autoritario.

–¡Os condeno a ambos a morir, como dictan las Tradiciones de Caín! –condena Orión mirando a los ojos a Amal mientras por dentro, el Ravnos, estalla de ira.

–Me gustaría ser la mano ejecutora de Logriksa –dice Astarté adelantándose y acercándose a los Ravnos tendidos en el suelo, mientras Orión los mira satisfecho.

–Que así sea– responde Orión mirando a Desdémona, la aun senescal de Jerusalén, con su mirada perdida y esa telilla blanquecina en sus pupilas, que la impide ver. Cierra los ojos e invoca su lanza sagrada de Artemisa. Una esplendida arma forjada por ancestrales manos para los dioses del Olimpo. Su fulgor rojizo, su acero carmesí y su afilado doble filo, ansían sangre, ya que la propia arma es capaz de “alimentarse” de parte de  la sangre que “prueba”.

Desdémona otorga su lanza mágica a su chiquilla Astarté, que la coge con orgullo empuñándola con ambas manos, es mucho más ligera de lo que la neonata se esperaba y con un rápido movimiento, posiciona el filo en el cuello de Logriksa mientras Astarté mira a los ojos a su vieja enemiga.

–Esta vez… ¡será la última! –dice Astarté que con un certero movimiento decapita a su némesis Logriksa, la madre de demonios y progenitora de Amal Faruk.

Orión da un paso hacia la neonata que sonríe con los ojos cerrados y el rostro cara arriba. Por fin acabará el ciclo de cacería y muerte en el que se han visto inmersas durante siglos.

Astarté abre los ojos y se encuentra con Orión que sin palabras, le pide la lanza de Desdémona. La neonata Brujah le da el arma ejecutora de esta noche, para que Orión, como regente, haga lo que deba.

El Toreador empuña con mucha destreza el arma, su pasado como guerrero espartano sigue vigente en sus habilidades y con un rápido movimiento agarra la lanza con ambas manos, apuntando hacia Amal, en guardia, como si se tratase de un soldado en el campo de batalla.

Orión permanece inmóvil unos segundos, que para Amal son una eternidad. La lanza fulgurante, apunta a la cabeza del Ravnos y con un eficaz golpe, Orión decapita limpiamente a Amal Faruk, que en cuestión de segundos comienza a pudrirse y terina por transformarse en cenizas de color violeta. El tiempo recupera lo que es suyo. No ha ocurrido lo mismo con el cuerpo decapitado de su neonata Logriksa, que está sangrando y llenando el suelo de ponzoñosa Vitae que refleja las caras de los presentes.

–Hay que quemar este impío cuerpo –dice Oded viendo como la sangre negra de Logriksa comienza a extenderse por el suelo de mármol blanco.

A Orión le falta tiempo para coger una de las antorchas de las paredes, titubear al llevar la lumbre a su destino y quemar los restos de Logriksa y los de Amal Faruk. Que arden con avidez mientras dejan un fuerte olor a azufre y una humareda amarilla que comienza a salir por el gran ventanal abierto por un atento Ephraim.

Aquí termina la intensa velada de presentación de una neonata Brujah, ensombrecida por la guadaña de la muerte, que se ha llevado a los dos Ravnos, para continuar su viaje inmortal ¿o no? Solo ellos lo sabrán…

Elsh y Abraham, sorprendidos, eran los únicos que no sabían lo que iba a ocurrir y sin embargo se sienten satisfechos porque Orión haya honrado las Tradiciones. Sin ellas el caos se cerniría sobre ellos y solo estas antiguas leyes pueden proteger a semejantes ancianos de las ambiciones de los jóvenes rebeldes como Amal.

En silencio, los cainitas aquí presentes se despiden y regresan a sus refugios donde sin duda, todos ellos, pensarán en lo ocurrido esta sangrienta noche.

 

Salón del Trono del Príncipe, Jerusalén
Conversaciones

Noches después. Las reuniones de los cainitas de Jerusalén comienzan a ser habituales. Oded no ha retomado aun el trono, dejando a Orión en el hasta que se ponga al día. El regente Orión, no se deja ver después de la ejecución de Amal y su neonata, esto da al Toreador un manto de misterio que lo cubre sin querer.

En el salón del trono, Oded y Desdémona, hablan sobre los cabos sueltos que ahora mismo hay en Jerusalén.

Oded les cuenta lo que ha estado haciendo estos dos años de ausencia, donde ha ayudado en la investigación de Ava, en Tiro, y se ha encargado de supervisar la obra de su molino, que ya ha comenzado a construirse a las afueras de Jerusalén.

Desdémona y Nahum, a su vez, explican sus avances al mando del regente Orión, que ha sido un buen gobernante en ausencia de Meir y Oded.

Cuando Oded escucha la historia que le cuenta Desdémona, sobre el castigo a Ava que ella misma se impuso, se extraña de que la Ventrue no le hubiera dicho nada, ya que estuvieron trabajando juntos en Tiro y sin duda era algo que al propio Oded le incumbía especialmente. Esto habla a favor de Ava, que es una excelente profesional y no se doblega ante las pasiones de lo ocurrido, sabiendo discernir la paja del trigo, para poder sacar el mejor provecho de la situación.

Desdémona cuenta con detalle todo lo relativo a su chiquilla, animada a perpetuar su sangre por su antepasada Agea, la Archimaga troyana. Por supuesto cuenta como pidió permiso a Orión para abrazarla, pero que debido a su edad y sabiduría no cree que sea una chiquilla formal a uso y explica que será liberada en breve… Desdémona dice que lo suyo es un acuerdo más que un abrazo.

–¿Qué ocurrió con Amal para llegar a ese punto? –pregunta Oded a Desdémona.

–Amal se lo puso muy difícil a Orión. El Toreador tuvo más paciencia que un Santo. No creo que ningún príncipe le hubiera dejado faltarle al respeto tanto como lo hizo Amal, antes de ser juzgado. La vedad es que se lo buscó. Así que no me extraña el ensañamiento de Orión en el juicio. –Explica Desdémona dando la razón a Orión por su decisión.

–Todo lo que le ocurrió fue únicamente culpa de Amal –dice Oded con pena por la muerte de su compañero.

–Se lo ha ganado a pulso –puntualiza Desdémona.

La conversación se torna sobre Ava, la Ventrue comerciante y amante secreta de Desdémona.

–Ava acusó injustamente a Nerea y tuve que corregirla sobre eso –dice Desdémona– no me gustaría que tomase el mismo camino de odio racial que tenía su Sire Samas conmigo.

–Me gustaría agradecerte que tomases la decisión de cometerte tu el castigo de Ava –confiesa Oded con sinceridad– No soy un guerrero, no podía presentarme en la guerra para ayudar, y lo de Ava era un apoyo más, no la única aportación, aunque al final así fue, y por eso pago el precio… Era más culpa mía que suya, porque yo se lo ordené.

–Si se le castigaba a ella –aclara Desdémona– el mismo castigo seria para ti. Para vosotros los políticos seria una macula en vuestro historial y para mí, que tengo una caza de sangre en toda Persia, no era mucho más…

–Es curioso que Ava no me lo haya contado –dice Oded pensativo.

–Seguramente no quiera alarmarte. Es una Cainita muy válida y con talento. Es buena para Jerusalén. –Asegura Desdémona hablando bondades de su amante Ventrue.

–Su único inconveniente es su tremenda ambición –puntualiza Oded.

–Podemos guiarla por el buen camino –dice Desdémona– igual que he hecho yo asumiendo su castigo, podemos canalizar esa ambición. En realidad todas las personas tienen algo bueno, solo hay que encontrarlo. Me apena la muerte de Amal y no haber podido hacer nada por él, pero bueno… que le vamos a hacer, como dijo Orión, se cavó su propia tumba.

–Lo siento por Amal –dice Oded pero tampoco nos ha justificado sus actos. Por eso no impedí su ajusticiamiento. Si yo hubiese sido príncipe igual le hubiese matado a la chiquilla y expulsado de la ciudad, pero entiendo perfectamente la reacción de Orión. Un príncipe tiene que dar ejemplo y si deja que se abrace sin permiso, rompiendo las Tradiciones, puede dar pie a que cualquiera pueda romper cualquier tradición…

–Sembrarías un precedente puntualiza Desdémona.

–Imagina que llega a oídos de los Setitas de Egipto o de los Assamita de Alamut… por no hablar del abrazo vampiro a una demonio… –dice Oded.

–Hay unas leyes, y hay que cumplirlas. Para eso están las Tradiciones. Amal no quiso respetarlas y quiso romperlas conscientemente, no hay mucho que defender… –dice Desdémona.

–Si hubiera sido por compasión, podía haber entendido. Abrazar a alguien querido y herido de muerte, pero lo que hizo fue algo fuera de todo entendimiento. –Justifica Oded.

–Lo que jamás entenderé es porque Amal llevó a presentar a su chiquilla ante Orión, si no respetaba su autoridad. No debería habérsela presentado. Si no lo hubiera hecho a lo mejor seguiría con vida... es algo que jamás entenderé –dice Desdémona. 

–¿Sabes algo de Nerea y del Espectro? –pregunta Oded para terminar poco antes del amanecer.

–Desaparecieron –responde la Brujah– pueden estar muertos o escondidos.  Nos enteraremos. Si siguen vivos…volearan.

 

Imagen espectral de Anat,
Matusalén Brujah
Noticias de Alamut

La proyección astral de Anat aparece con una potente imagen con tal fulgor que deslumbraría a Desdémona si no fuera ciega. Lo hace en el refugio de la Brujah, que es capaz de ver la fantasmagórica imagen de la anciana de su clan, pero si percibe el frio que emana de su figura traslucida. El brillo azulado de la antinatural luz de Anat, ilumina la cueva que sirve de refugio a la primogénita del clan.

–Buenas noches Desdémona –saluda Anat– Tengo noticias sobre Alamut. Saben del castigo que Oded te impuso, rompiendo tu carta blanca por la afrenta de Ava al sabotear los barcos persas en la guerra contra Egipto.

–El embajador Bicor está satisfecho con el castigo, –continua Anat– y así mantener la ansiada estabilidad diplomática. Ahora deberéis demostrar vuestra lealtad en el próximo movimiento militar, que no será tarde, ni lejos. Persia prepara su ofensiva contra Chipre.

–Deshacer lo que una vez hice… parece que las aguas vuelven a su cauce. El tiempo es nuestro aliado –dice Desdémona refiriéndose a cuando luchó en la guerra en el bando de Chipre contra Persia.

 –¿Sabes algo del Espectro y de Nerea? –pregunta Desdémona.

–Nada. –Responde Anat– Deberéis tener clara vuestra postura, las fuerzas políticas fluyen con naturalidad hasta que sin querer, se desequilibran… transformando una alianza en una enemistad. Jugar a dos bandos, es algo peligroso. Es muy probable morir aplastado por ambos…

–No queremos posicionarnos del todo –responde Desdémona a la anciana de su clan– Veremos que nos depara el futuro…

–Hablando de futuro… –dice Desdémona cambiado de tema– He de presentarte a mi chiquilla.

–Has creado descrecencia –dice Anat.

–Es una larga historia… –dice Desdémona– conseguí invocar a diosa Astarté. Agea me sugirió que debía ofrecerle el abrazo y así lo hice. Es una gran Brujah. Te alegrarás cuando la conozcas. Ella nos ayudará con su experiencia pasada.

–Enhorabuena Desdémona –dice Anat– espero conocerla pronto.

–Gracias por tu visita y tu información dice Desdémona despidiéndose de Anat. Esta hace un gesto inclinando la cabeza y su imagen se esfuma dejando la cueva a oscuras.

La noche siguiente Desdémona se reúne con Oded. El Toreador, que aun no ha reclamado el trono, escucha atentamente a la Brujah.

–Alamut va a actuar. –Explica Desdémona– Han percibido mi castigo como algo positivo, pero que ésta va a ser la última oportunidad que nos van a dar para mantenernos en el gobierno de Jerusalén. Estar entre dos aguas ya no nos va a funcionar. Se prepara la ofensiva contra Chipre y cuando Alamut se ponga en contacto con nosotros ¿la apoyaremos?

–¿Cuál es tu consejo Desdémona? –pregunta Oded inquieto.

–Nos hemos comprometido con Alara y con Egipto. Ya les hemos dejado tirados una vez. –Dice Desdémona– Por otra parte me dan más miedo los Assamita.

–¿Y los humanos de Jerusalén que piensan? –pregunta Oded.

–Los humanos no quieren ver a los egipcios –responde Desdémona– Fue por una cagada de Amal. No fue su intención, pretendía lo contrario, fue bien intencionado, pero al meterse consiguió el efecto contrario. Ya conocéis al pueblo hebreo, vos sois uno de ellos. No les gustan demasiado los extranjeros.

–Tienen mi respeto –dice Oded.

–Mi consejo fue vincular con sangre al sucesor del gobernador y a Bagohi, dejar de darle sangre. Ya habría llegado su momento. Lleva recibiendo Vitae de Alamut más de dos décadas. Los humanos podrían empezar a sospechar de su longevidad sobrenatural.  –Dice Desdémona.

–No me gusta la idea de dejarle morir –dice Oded– No creo que fuera nada bueno para nadie, ni para el pueblo, ni para Alamut, ni para nosotros.

–El príncipe debería tener como ghoul al gobernador –dice Desdémona– Deberíamos comenzar a romper lazos con los Assamita y vincular nosotros al  próximo gobernador.

–Tienes razón debemos cambiar esas posiciones y hacerlas nuestras, pero sin precipitarnos. –dice Oded convencido por la Brujah.

–Hacer ghoul a su sucesor debería ser cosa vuestra y hacerlo ya –sugiere Desdémona convencida de la jugada.

–Quizás podríamos hacer que Nahum empiece a espiar al gobernador y su entorno, para empezar –dice Oded– En cuanto a las posiciones… yo tomare el principado en lugar de Orión. Lo haré tras unas semanas de transición y en armonía con mi compañero de clan, devolviéndole a su posición de primogénito del clan Toreador y ascendiéndole a senescal.

Efectivamente, después de unas semanas tranquilas en Jerusalén, Oded reúne a los Vástagos de relevancia de la ciudad y se proclama regente de Jerusalén, nombrando su senescal a Orión. A Desdémona, lejos de degradarla, la asciende nombrándola Primogénita del clan Brujah y mantiene a Nahum como Arconte vigía y guardián de la ciudad.

 

Alara, Matusalén Setita
en proyección Astral
Nueva petición de Alara

Como Alara hace de forma habitual, debido a la distancia que le separa de Jerusalén, se personifica ante la corte de la capital de Yehud y lo hace como una espeluznante proyección astral. Su fulgor azulado recubre todo su cuerpo, y su aspecto de gran dios flotante, a dos metros sobre el suelo, es la forma espectacular de presentarse ante los cainitas de Jerusalén.

–Vengo a realizar una petición diplomática que sin duda acercaría aun más nuestras posiciones, para alcanzar la ansiada alianza. Estoy moviendo hilos para que Atenas se alíe con Egipto y he enviado una petición con este fin a los griegos, pidiendo apoyo militar para luchar contra los persas. –Dice Alara con una voz cavernosa que retumba en las paredes del lugar.

–Atenas tiene suficiente oro persa para comprar mercenarios y enviárselos al Faraón Acoris y yo podría facilitar el contacto… –apunta el senescal Orión con pesar desde su posición a lado del trono en el que se sienta Oded, el regente– No puedo ser imparcial, soy griego, pero me encuentro en una tremenda contradicción, ya que posiblemente mi chiquilla Nerea se encuentre en el frente, junto a los persas y puede que nuestros actos puedan herir o matar a mi amada neonata…

–Es mi deber acceder –dice Oded desde su trono mirando a Orión a pesar de sus dudas Debemos ser fieles a nuestra palara. Doy el visto bueno. Jerusalén apoyará esa alianza de modo preventivo. Nunca se sabe que pude venir…

–Oro en defensa de Egipto… –dice Orión pensativo– oro que compre mercenarios… ¡accedo a apoyar la iniciativa tras la palabra de Oded! Deseamos mantener las buenas relaciones contigo Alara y tender puentes para que Egipto se alíe con Atenas. Podría ser Ava la que aporte recursos –dice Orión mirando a Oded.

–Perdonad que interrumpa –dice Desdémona dirigiéndose a Alara– ¿Cuál es vuestra relación con Chipre.

–No hay una relación especial con Nicocles, el actual rey de Chipre, como si la hubo con su padre, el difunto Evágoras. –Dice Alara– digamos que el joven primogénito de Evágoras no tiene esa acertada visión estratégica que tenía su padre. En conclusión: Egipto y Chipre, actualmente, no somos aliados.

–Lo digo, –dice Desdémona– porque ya que tenéis una relación distante con Chipre, podríamos ayudarles contra Persia y así mantener a Alamut en calma. Dado que se avecina la guerra de reconquista de Chipre, por parte de la corte aqueménida.

–Lo veo arriesgado. –Responde Alara– Ansiáis jugar a quedar bien con dos enemigos, pero por ahora me parece bien, debido a que ahora mismo no me ata nada a Chipre y vuestro bienestar es el mío. Otra cosa será llegado el momento de la verdad…

–¿No crees que Alamut se dará cuenta si desviamos oro de Jerusalén, para la defensa de Egipto comprando mercenarios atenienses? –pregunta Oded dubitativo.

–Debe haber formas de hacer esa fuente de ingresos irrastreable, o difícil de hacerlo. Si no se dan cuenta del engaño, pueden pensar que hemos entrado finalmente en razón. –Dice Desdémona con voz firme– y pude hacernos ganar tiempo.

–Perfecto –dice Alara satisfecho desde su posición de ente flotante sobre los presentes– Egipto se aliará con Atenas y el Faraón Acoris contratara mercenarios griegos, en parte con oro de Jerusalén.

Tras decir esto Alara hace una reverencia y desaparece satisfecho.

Todos vuelven a sus quehaceres habituales, mientras viven una calmada y tensa paz en la ciudad de Jerusalén, que nadie sabe lo que durará.

 

Ava, Ancillae Ventrue
Rey de Mizpa

Semanas después, Ava vuelve de Tiro, y tiene un encuentro con los cuatro Vástagos que conforman actualmente a cúpula de la corte nocturna de Jerusalén. Oded, Orión, Desdémona y Nahum, que se reúnen esa noche en el salón del trono. La Ventrue tiene una información importante que compartir con sus superiores.

–Bicor, el embajador Assamita de Alamut, va a ser nombrado Rey de Mizpa, centro administrativo de la provincia de Yehud. –Dice Ava– Parece una estrategia para controlar indirectamente el gobierno de Jerusalén. Conozco Mizpa, fue la ciudad donde yo residí antes de venir a Jerusalén y Bicor va a ocupar, inteligentemente, el hueco que yo dejé allí, pero con más posición de la que yo tenía. Es como proclamarse Príncipe de una ciudad sin cainitas… o al menos no los había cuando yo vivía allí. Dicen que todo esto viene de una idea de Ahinadab, Nosferatu de Tiro, que de ponerla en práctica querría decir que tienen pensado nombrar a más Gobernadores en la Satrapía y rodear Jerusalén de Assamita.

–Por lo que se, Bicor, se quedo con ganas de matar a Mudji en la coronación de Tiro. –Continúa Ava– y tiene muchas papeletas para ser quien lo mando asesinar. Ahora mismo ha pasado a ser el principal sospechoso de matar al príncipe Mudji y de mi Sire, Samas.

–En cuanto a cómo va mi investigación. Se abren otras opciones, como la de Adón, príncipe de Tiro, rival de Mudji desde que mató a Evágoras. Al parecer tampoco quería que mi Sire le hiciese sombra desde Jerusalén, debido a que era claramente superior en aptitudes y en conocimientos para reinar. Adón fue príncipe únicamente por estar en el momento idóneo y en el lugar oportuno. Anat hubiera elegido a cualquiera vagamente cualificado para ceder el gobierno de Tiro y dedicarse a vivir la vida sin hacer nada, como buena Brujah incoherente… pero sigo investigando.

–Deberíamos cortar esa ascensión en Mizpa. –Sugiere Oded– es claramente una amenaza por parte de Alamut, nos quieren tener vigilados y mueven ficha, quizás para aplastarnos.

–No creo que debamos movernos en esa dirección –responde Desdémona y Oded se acaricia la barbilla pensativo.

–Quizás tengas razón… –dice Oded y mira a Ava a los ojos.

–Ava, –continúa Oded– vamos a apoyar a Egipto en una alianza con Atenas. Lo vamos a hacer con oro para comprar mercenarios. Lo queremos hacer discretamente…

Ava asiente escuchando atentamente.

–Queremos mantener discreción porque tenemos a Alamut más cerca de lo que pensamos. –Dice Oded– debe ser un movimiento muy sutil para apoyar a los enemigos de Persia: Egipto. ¿Qué te parece?... Casi te ajustician por la ayuda que prestaste y quiero agradecerte tu actitud y fidelidad. De esta forma podrías resarcirte por su castigo. Si esto sale bien podríamos ascenderte a Antigua.

–De acuerdo, cuenta conmigo y con mi oro. –Dice Ava con una sonrisa de ambición y haciendo una inclinación de cabeza– pero deberé paralizar la edificación del molino para dedicar fondos a esta nueva finalidad…

–Hazlo –ordena Oded– hablare con Elsh para informarle. Quizás en este parón pueda mejorar sus planos.

Orión se encuentra pensativo y ligeramente ausente. Nahum siempre silencioso e inquietantemente inmóvil, tras el trono de Oded. Parece que nadie tiene nada más que añadir, así que se despiden retirándose a sus refugios diurnos.

Oded decide enviar una carta cordial a Bicor, felicitándole por ser Rey de Mizpa y presentándole los respetos desde la capital, Jerusalén, para que y todo fluya cordialmente entre ambas ciudades. Ava se presta voluntaria para entregarle la carta personalmente a Bicor, esto la dará la importancia que tiene, debido a que ella también tiene posición en la ciudad, es Ancillae, la más baja pero es posición al fin y al cabo.

 

Desdémona, Primogénita Brujah
Sangre Ravnos

Ava y Desdémona, amantes en secreto, tienen uno de sus encuentros carnales, en los que fluye la Vitae de humanos y disfrutan del sexo mutuo dándose placeres extremos. La Ventrue y la Brujah desatan su pasión pero nunca beben sangre entre ellas, no desean vincularse y que este lazo sobrenatural las ate para siempre, de esta forma son capaces de controlar hasta donde quieren llegar en la relación.

Tras el encuentro intimo, ambas cainitas tumbadas en el lecho, hablan en confianza y Desdémona le cuenta a Ava lo ocurrido con Amal. A la Ventrue le parece perfecto lo que ha ocurrido con los Ravnos, no parece tenerlos en buena estima, representan lo contrato de lo que insiste en realzar su clan, la autoridad, el poder y el respeto. Los Ravnos se mofan de ellos y suelen desafiar sus posiciones.

–Prejuzgas a todos los Ravnos. –Dice Desdémona ligeramente molesta– Habrá de todo. Es cierto que Amal, originariamente era un demonio, pero también hizo cosas muy buenas.

–¿Y su hermandad de chiquillos, como se van a tomar su muerte?  –pregunta Ava.

–Muy buena pregunta, la verdad es que ni lo había pensado. –Responde Desdémona pensando en ello– Amal tiene dos neonatos, por lo que se, se llevan a matar entre ellos... pedirán explicaciones, se las daremos y lo deberán entender, más les vale.

–Ahora los neonatos han sido liberados, pero no lo saben… como me ocurrió a mi cuando mi Sire Samas fue asesinado… –dice Ava pensativa– ¿no deberían ser avisados?

–Mejor no. –Responde Desdémona– Total, tampoco tenemos medios para localizarlos. Uno está en Egipto y el otro no tengo ni idea donde se encuentra. Supongo que cuando dejen de tener noticias de su Sire decidirán investigarlo.

–¿Quieres que mueva algún hilo? –pregunta Ava ofreciéndose a ayudar a la Brujah.

–No te metas en fregados –dice Desdémona.

Y acaban la conversación con la Brujah, desaconsejando a la Ventrue iniciar ese peligroso camino, de informar a los Hijos de Faruk de la ejecución de su Sire y una hermana que jamás conocerán.

A la noche siguiente Desdémona le cuenta a Oded lo que ha hablado con Ava, sobre el tema de Amal. Por supuesto no le dice de donde ha surgido la inquietud, simplemente se refiere a ello. La relación con su amante Ava, sigue siendo un secreto personal para Desdémona.

Llegan a la conclusión de que el neonato de Amal, Arang, el que se encuentra en Egipto, puede ser informado de lo ocurrido por Alara, su contacto allí. En cuanto a Dante, el que está en Cartago, no tienen medios para llegar hasta él, así que será el tiempo el que se encargue de darle la noticia.

 

Gobernador Bagohi
Nahum el espía

Oded encarga a Nahum espiar al gobernador Bagohi, para conocer su entorno. Le pide que tenga cuidado con la fe a Yahvé, que seguramente tenga el importante humano. Con lo cual el Nosferatu deja de vigilar la ciudad y se pone manos a la obra, centrándose en espiar el entorno del gobernador de Jerusalén, Bagohi el Sátrapa judío.

Nahum se desenvuelve excelentemente, teniendo en cuenta que dispone de una Disciplina que le mantiene “invisible” a ojos de cualquiera que intente verle. Efectivamente el gobernador tiene fe verdadera, un problema para Nahum ya que no pude acercarse demasiado a Bagohi y si lo hace puede que viera a través de su Ofuscación, debido a su fe. También descubre que el Espectro solo protege al gobernador durante el día, ya que a lo largo de la loche lo hace su guardia real. Siete soldados persas que no le quitan ojo ni un instante. Bagohi tiene cuatro hijos, menores de edad, todos de una mujer pesa. Todo en su vida parece normal. Su familia cumple las leyes de Yahvé y son felices por ello. El Nosferatu tiene cierto temor a acercarse a Bagohi, sabe que si le pone una mano encima, las llamas divinas pueden incinerar su pútrido cuerpo no muerto.

 

Jerusalén Capital de la satrapía de Yehud

Seis meses después…

Durante los seis meses siguientes, nuestros vampiros protagonistas se centran en sus tareas nocturnas, decididos a aportar su granito de arena para que Jerusalén sea una ciudad mejor.

Debido a los desafortunados acontecimientos que han acabado con la vida de los Ravnos de Jerusalén, Desdémona, precavida, se centra en enseñar a su chiquilla todo lo que sabe sobre los entresijos de la Estirpe y política vampírica.

Astarté, chiquilla de Desdémona, por su parte, se encuentra ausente, desmotivada. Pensó que acabar con su némesis Logriksa le daría la paz que siempre había anhelado, pero no ha sido así. Ahora siente que no tiene una razón de ser, como tenía antes y al no tener la sombra de su archienemiga sobrevolándola la hace sentirse incomprensiblemente incomoda. Parece que Astarté disfrutaba de la rivalidad constante con Logriksa, al fin y al cabo el juego las mantenía alerta y vivas, ahora que ha ganado la partida, la diosa convertida en chiquilla no muerta, anhela los viejos tiempos de luchas constantes de día y de noche.

Con el fin de ayudarla, Desdémona decide presentar a Astarté a su viejo aliado, ahora contacto, Kothar, el anciano Profeta. Lo hace porque el sabio leproso seguramente pueda ayudarla con la falta de motivación de su neonata. La Brujah lleva a una cabizbaja Astarté al valle de Hinnom.

Astarté explica a Kothar que con la muerte de su enemiga un fuego se ha apagado  en su interior. Echa de menos esa llama que le daba la vida. Ha ganado y sin embargo, un mal sabor de boca permanece constante y amargo en su ser. Nunca había pensado acabar con su rivalidad de una forma tan fácil. Siempre se había imaginado luchar en una batalla épica a la luz de la luna llena, luchando durante horas… y para nada ha sido así. Ahora se arrepiente de haberla matado de forma tan ruin, eso era más propio de Logriksa, y eso la fastidia aun más.

El viejo Nosferatu la ofrece, a la perdida Astarté, un hogar en su colonia de desposeídos. Desdémona acepta que su chiquilla se quede en el lugar. Ella misma comenzó su andanza en Jerusalén en este mismo lugar.

Los leprosos miran curiosos desde las puertas de sus cuevas, como Desdémona deja a Astarté en manos del anciano Nosferatu y regresa a Jerusalén para, con ayuda de Nahum, estar pendiente de vigilar la ciudad.

Nahum, centra sus noches en seguir ejerciendo de protector, ajusticiando a los criminales que se atreven a romper las leyes de Yahvé.

Tiene un breve encuentro con su hermano de clan, Ephraim, y Nahum le cuenta que debe espiar al gobernador de Jerusalén, quizás su Sire Kothar pueda ayudarle con este cometido. Ephraim, le alerta para que no pierda el tiempo acudiendo al Profeta con asuntos políticos, ya que jamás los aprobará. Nahum, después de hablar con su hermano, decide no acudir a Kothar y continuar con sus rondas de vigilancia sobre tejados y murallas de la ciudad.

Oded, apenas iniciado en conocimientos de política, pide a Orión que le enseñe este complejo conocimiento y por supuesto accede. Ambos Toreadores pasan tiempo juntos, imbuidos en el lúgubre mundo de la política.

Para avanzar en esta dirección, Oded decide buscar un humano especial, un bajo noble, un cortesano que pueda ser sus ojos y oídos en la corte y con ambiciones de ascender en esta difícil y peligrosa carrera.

Enoc, cortesano politico Ghoul de Oded
Orión es quien presenta a Oded a un joven judío muy prometedor. Su nombre es Enoc y tiene todo lo que el Toreador busca, además de aspiraciones de prosperar en este complejo campo. Es alguien cercano a la corte del gobernador Bagohi. La familia de Enoc, siempre ha estado ligada al gobierno y muy comprometida con la política y la palabra de Yahvé. Enoc tiene lazos con el Sumo Sacerdote, único consejero del gobernador. Oded emplea su Disciplina de Presencia para inicialmente doblegar su voluntad y encandilarle para después darle de beber de su sangre para que así se convierta en su esclavo, su segundo ghoul.

Oded presenta a Enoc a Melkart, su viejo ghoul, para que éste le enseñe las condiciones de su nueva existencia. Melkart está ahora centrado en contactar con Elsh, arquitecto del molino de Oded, para avisarle de la nueva situación con respecto a la obra. Ya que debido a que Ava, la inversora del proyecto, va a destinar sus fondos para comprar mercenarios atenienses para Egipto, Elsh va a poder dedicar más tiempo a mejorar sus planos originales.

 

Amor anhelado

Orión tiene un encuentro a solas con Oded. Ocurre en el salón del trono, en una fría noche en la que las antorchas iluminan y dan calor. Ambos Toreadores tienen bastante afinidad y siempre se han entendido bien. Oded, superior en posición, como  regente de Jerusalén y Orión, primogénito del clan, autorizado y nombrado por el propio Oded.

–Orión, compañero –dice Oded apreciando que al griego claramente le ocurre algo– puedes ser completamente sincero ¿qué te preocupa?

–Mi querida chiquilla Nerea sigue con vida… –dice Orión con pena y esperanza– lo siento en mi interior… anhelo que regrese. Estoy dispuesto a perdonarla si vuelve con vida. Sé que lo más seguro es que tenga que vincularla, pero aun así, esclavizarla será una dulce condena para Nerea y toda una victoria en la guerra de mi corazón.

–Como nos enseña la tragedia griega –cita Orión con la mirada perdida– caerás en desgracia por tus virtudes, no por tus defectos. Ella es todo lo que un Toreador anhela, tiene belleza, es una cortesana audaz, es valiente e inquieta…  esas virtudes son las que la han llevado ahora a estar donde está, lejos de mí, dejándome solo en este frio infierno…

–Debo pedirle permiso, mi regente, para hacerme a un lado –pide Orión con lágrimas de sangre en los ojos– no puedo centrarme en nada que no sea mi chiquilla… Nerea…

–Te has ganado el derecho a descansar, si es lo que necesitas –responde Oded muy comprensivo– debes saber que siempre tendrás las puertas abiertas cuando desees regresar.

Orión, cabizbajo, arrastra sus pasos para encerrarse en la más fría oscuridad y “morir” de pena esperando que su Nerea vuelva, si es que lo hace. El primogénito Toreador deja todas sus responsabilidades de gobierno a su superior Oded y se recluye en su refugio. No es algo que él decida… nadie puede entenderlo si no ha estado enamorado y no ha sido correspondido.

 

Melkart,
Mercader Fenicio Ghoul de Oded
El final de los hijos de Faruk

Ha llegado el solsticio de verano y Oded, como regente, decide mantener la tradición, comenzada por el príncipe Mudji, y reúne a los vástagos de la región en una modesta celebración en el palacio.

A falta de Orión, que era quien se encargaba de esto, Melkart, ghoul de Oded, es el responsable de organizar el festejo y lo hace de forma deficiente, no es un buen senescal, al fin y al cabo es un mercader. No hay músicos que amenicen la fiesta, ni florituras que la embellezcan, pero Melkart ha conseguido que haya Vitae en tinajas servidas por sus siervos y ha conseguido reunir a los Vástagos más importantes de la zona, lo necesario para que al menos haya buena conversación y alimento.

A la modesta velada van acudiendo personalidades no muertas: Abraham, el anciano Capadocio buscador de las revelaciones sagradas; Elsh, el viejo arquitecto fenicio del clan Toreador; Ava, la joven y ambiciosa Ventrue recientemente ascendida a Ancillae; Ephraim, el silencioso espía Nosferatu de Orión; Y para sorpresa de todos, acude alguien que a pesar de haber sido invitado por Oded, nadie pensaba que iba a venir, debido a las tensas relaciones de Jerusalén con Alamut: Bicor, el embajador persa del nido de Águilas, acompañado de un modesto grupo de jóvenes asesinos.

El ostentoso salón del trono alberga a todos estos Vampiros junto a nuestros protagonistas: Nahum, Nosferatu Arconte y vigilante de Jerusalén; Desdémona, Primogénita Brujah y defensora de Jerusalén; Oded, regente Toreador, máxima autoridad de la ciudad en ausencia del príncipe Meir.

Solamente hay un vampiro importante que no acude al encuentro nocturno: Orión, el senescal de Jerusalén, debe seguir con su apatía amorosa, pero nadie se lo echa en cara y Oded lo comprende y excusa.

Oded, sentado en el trono, es la primera vez que lo hace públicamente y ante la corte de Jerusalén. Se encuentra claramente incomodo, no está habituado a semejante autoridad y responsabilidad, pero lleva “la corona” con orgullo y estilo muy Toreador.

–Me alegra que hayáis venido esta noche –dice Oded elevando su copa de sangre y dirigiéndose al embajador de Alamut– quiero dar la bienvenida a nuestro sencillo hogar a Bicor, del clan Assamita. Espero que todo sea de vuestro agrado.

Y ante la sorpresa de los presentes entran dos vástagos de Jerusalén que no habían sido invitados, debido a que ambos se encontraban en lejanos reinos: Arang y Dante, los dos neonatos del difunto Amal Faruk.

Arang, Ravnos Neonato de Amal
No vienen juntos y entran a diferentes tiempos. Ambos se presentan ante Oded y coinciden ante el trono a unos metros. La tensión se palpa en el aire y las chispas que saltan de sus miradas son evidentes para todos los presentes.

La vieja rivalidad de ambos hermanos es más fuerte que nunca. No muchos saben que en su día, se separaron por no acabar matándose entre sí. Arang había sido enviado a Egipto por los Brujah cartagineses, para investigar la desaparición de su príncipe en aquellas angostas arenas Setitas.  Dante por su parte, residía en Cartago, apoyado por Amal Faruk, para proteger y traer a Noa, su futura hermana.

–¿Dónde está mi Sire Amal? –pregunta Arang enfadado– ¡Me he enterado de que mi Sire era un demonio y ha abrazado a otra infame demonio! ¡No lo tolerare!

Arang es en realidad un Caitiff adoptado y no un Ravnos abrazado por Faruk y esto hace que no esté vinculado una vez a su Sire, cosa que Dante sí. Y esto da más libertad de movimientos y decisión sobre sus sentimientos hacia Amal Faruk.

–Tu Sire ha muerto, igual que la demonio que había abrazado sin permiso –dice Oded a Arang, sin paños calientes.

El odio emerge del fondo del alma de Arang y se expresa en una mueca de satisfacción absoluta. Es un cazador de demonios y venia para matar a su Sire, pero al descubrir que ya está muerto, se siente aliviado y enfurecido a partes iguales. Aliviado por no tener que matar al que una vez fue su mentor y enfurecido por no haber podido matarle por sus crímenes.

Arang mira a su alrededor y escupe al suelo soltando una frase que se clava en el corazón de Dante, como una daga al rojo vivo: –Me alegro de su muerte.

Dante, Chiquillo de Amal,
Neonato Ravnos
–Ambos tenéis en Jerusalén vuestro hogar –dice Oded con aire conciliador, mirando a ambos hermanos–  Entiendo que estéis contrariados…

–No estoy contrariado –dice Arang apuntando con el dedo índice a Oded– Se la verdad. Tras muchas pesquisas he descubierto que no fue el Oráculo quien avisó a Amal de que abrazase a Logriksa, como ocurrió con nosotros. Si no que fue ella quien le engaño para hacerlo. Logriksa, la madre de demonios tiene poder sobre los sueños. Ella manipuló a Amal para que le abrazase haciéndole creer que el oráculo se lo había indicado en sueños…

–Los Hijos de Faruk fuimos creados para matar demonios, no para abrazarlos –dice Arang mirando desafiante a Dante.

–La culpa es del gobierno de Jerusalén que no ha querido entender las difíciles razones que debieron llevar a mi amado Sire a hacer lo que hizo. –Dice Dante impotente señalando a Oded y llorando sangre– ¡y por eso yo os juro odio eterno!

Tras maldecir a Oded, Dante se vuelve hacia Arang y la rivalidad entre ambos se transforma en odio acrecentado por la muerte de Sire Amal Faruk: uno lo venera y otro lo maldice.

–¡Se lo merece por haber sido engañado por un demonio! ¡por segunda vez!  Si Logriksa me hubiera venido con el cuento del abrazo para liberarla la hubiera respondido decapitando su asquerosa cabeza del averno. –Dice Arang a Dante con cara de asco.

Estas palabras son las últimas que median, y ambos se enzarzan en una encarnizada lucha a muerte en la que Arang decapita sin ningún tipo de remordimientos a Dante.

Desdémona, con su celeridad coge Arang por la cabeza y lo estampa contra el suelo, inmovilizándolo. El cazador no mueve un musculo y la cabeza de Dante da vueltas por la habitación haciendo sonar los cuernos del Ravnos contra el suelo de mármol.

Oded se levanta sobresaltado  de su trono y grita demasiado tarde: –¡Alto!

Nahum, pone una flecha de su carcaj en su arco y lo tensa apuntando a Arang, ahora inmovilizado por Desdémona.

El asesino no pone resistencia y Desdémona le dice al oído: –¡Eres un necio! ¿no has aprendido nada de la muerte de tu Sire?

–Oded… haz lo que debas hacer –dice Desdémona desarmando a Arang y dejándolo tendido en el suelo, sobre una silueta de mármol roto, debido a la potencia de la Brujah.

–¡No se tolera más violencia aquí! –dice Oded enfadado– Esto no debía de haber sucedido y siento que hayas matado a tu hermano Dante… ¡Ya ha habido bastantes muertes hoy aquí!

–¿Estás seguro? –pregunta Desdémona incrédula, mientras Oded sigue inmovilizando a Arang.

–¿Por qué no me sueltas y solventamos esto como dos guerreros? –dice Arang a Desdémona desde el suelo mientras sonríe desafiante escupiendo sangre.

–No quiero matarte dice Desdémona apretando los dientes y sin dejar de hacer fuerza contra Arang, al tiempo que mantiene su propia bestia enjaulada.

–Arang, vete de Jerusalén y no vuelvas jamás –dice Oded señalando la puerta del salón– entiendo tu ira, pero has consumido una no vida y por ello eres desterrado para siempre.

Desdémona suelta a Arang y este se levanta, coge sus armas y se dirige a la puerta, caminando dificultosamente y claramente herido. La Brujah le acompaña hasta la puerta y antes de que salga le para y le dice:

–Esta noche te han salvado la vida. Aprovecha esto para reconducirla. Hoy, acabas de volver a nacer. –Dice Desdémona a un pensativo y altivo Arang que derrama una solitaria lágrima de sangre, que recorre su blanca mejilla mientras se da media vuelta y se va saciado de amarga venganza.

En ese momento una absorta vampiresa se cruza con Arang, se miran a los ojos y el aparta la cara para no enfrentarse a sus miedos más viscerales. Es Noa, la futura hija de Faruk, que mira cómo Arang se va del palacete, sin entender lo que ocurre.

Cuando va a entrar en la estancia Desdémona la coge del brazo y la detiene.

–No querrás ver lo que hay ahí –dice la Brujah mientras Noa ve tras ella, la cabeza de Dante en el suelo y grita de dolor. La bestia lucha por salir y Desdémona la abraza llevándosela lejos. Noa llora sangre y grita de rabia mientras su bestia rasga su alma desando salir para desfogarse.

–Ahora soy una neonata del clan Brujah… –dice Noa entre sollozos y apretando los dientes– …Y debía dar la sorpresa a mi padre Amal Faruk. Y me encuentro con la muerte de uno de mis hermanos… ¿Por qué ha muerto Dante y que le ocurría a Arang?

–Lamento decirte que tu padre ha muerto por abrazar a una demonio, Logriksa, su madre biológica. –Dice Desdémona esperando su reacción.

Noa se derrumba y llora desconsoladamente. La sangre mancha sus ropajes manando de sus ojos como si estos hubieran sido acuchillados.

–He llegado tarde –dice Noa culpabilizándose– su hubiera venido antes habría podido ayudar a mi padre Faruk y a mis hermanos.

–No sé que se le paso por la cabeza a Amal Faruk, pero no había manera de defenderle. Y por consecuencia de todo esto Arang ha matado a Dante y ha sido desterrado por ello. –Dice Desdémona mientras abraza a una incrédula y llorosa Noa que lucha por mantener la bestia encerrada, ahora que también tiene sangre Brujah por sus venas.

–La estirpe de Faruk ha perecido… ¿y Arang? –pregunta Noa con la mirada perdida.

–Vino con una actitud déspota y prepotente, cree estar en posesión de la verdad... iba por el camino de cometer los mismos errores que cometió Amal. Espero que reconduzca su senda. Si no acabará igual que su Sire –Dice Desdémona.

–Ahora solo quedo yo para honrar a los hijos de Faruk. –Dice Noa triste– Vine por una visión de Faruk. Algo positivo me trajo aquí. Fui invitada por Amal Faruk para acabar con el mal y el mal ha acabado con ellos...

Tras unos minutos de calma, mientras le da la brisa fría de Jerusalén Noa dice: –¡Cogeré el testigo de Faruk y cumpliré su sueño!

–Me parece algo realmente noble. –Dice Desdémona– Aquí, yo soy tu primogénita y puedo ser tu mentora y presentarte a la fiesta.

–Realmente no debía estar aquí, oficialmente aun no he sido liberada –confiesa Noa– el regente de Cartago me abrazó y aun soy su neonata. Me he escapado al escuchar rumores sobre lo ocurrido…

Bicor, Rey de Mizpa, Assamita

–Avisa pues a tu Sire –dice Desdémona– no queremos más problemas en Jerusalén.

Mientras en la fiesta, todos han bajado el tono de sus comentarios y la tensión aun flota en el aire. Que mejor para un embajador de Alamut, Refugio de los Asesinos, que una muerte de un Vástago en directo.

–En mi ciudad no se permite este tipo de actos y se castigaran con dureza –dice Oded dirigiéndose a Bicor, el embajador de Alamut, que toma buena cuenta de todo lo ocurrido aquí esta noche.

Los criados se llevan el cadáver de Dante y lo entierran en tierra de nadie, por orden de Oded.

Desdémona presenta a Noa como Brujah acogida en Jerusalén y ella como su mentora provisional, a falta de visto bueno de su Sire.

Esa noche será recordada como la que un hermano mato a otro por odio, igual que ocurrió la primera vez, en la que Caín mató a Abel… el primer asesinato, hace ya tanto tiempo.

 

Segundo Templo de Jerusalén
381 a. C.

La resurrección de los zíngaros

Una comunidad nómada llega a Jerusalén y se instalan en un campamento al otro lado de las murallas. Son un castigado pueblo que no es la primera vez que viene a visitar la ciudad eterna. El pueblo improvisado dispone de un círculo hecho con sus carromatos pintados de alegres colores. En el centro, siempre una hoguera encendida, símbolo de calor y fuerza natural. Fuego que da la vida y la quita.

Son decenas de familias de zíngaros y cuando ya se encuentran instalados, uno de ellos, uno muy pequeño y jovial, es el enviado al interior de Jerusalén por la matriarca que lidera la colonia gitana.

El joven camina cual saltimbanqui haciendo quiebros y piruetas por las calles de Jerusalén, a pesar de que no haya nadie para aplaudirle, se mueve como si estuviera en un espectáculo. Parece que sabe dónde va, directo al palacete del príncipe de Jerusalén.

La fría noche arropa al extranjero que irrumpe en el famoso salón del trono, donde se encuentran Oded, sentado en el mismo y Desdémona, la guerrera ciega del clan Brujah.

–Venimos buscando a Amal Faruk –dice el joven en un perfecto judío, aunque con acento indeterminado tras hacer una perfecta reverencia quitándose el sombrero con una pluma de faisán– Somos su familia. Venimos de la muerte. Hemos sido resucitados y queremos agradecérselo a nuestro Señor Amal Faruk, del clan Ravnos.

–Es verdad que Jerusalén no nos ha acogido con los brazos abiertos. Ni siquiera nos han abierto las puertas… –dice el gitano sonriendo– Quizás sea porque nos llaman paganos, ya que nuestra única diosa es Astarté...

–Llegáis tarde –dice Oded solemne y dejando atónito al joven– Amal Faruk ha fallecido hace unas semanas. Seguro que se sentiría  feliz de vuestro regreso y lo hará allí donde este.

El joven, un mozo atlético y lleno de vitalidad, se derrumba y no puede evitar comenzar a llorar y elevando las manos hacia el cielo, solo es capaz de balbucear:

–¿Por qué? –y espera respuesta despeinado y con los ojos muy abiertos.

–Transgredió las Tradiciones vampíricas –dice Oded con voz firme– Nuestras más sagradas leyes. Además de hacer pactos con un poderoso demonio. Había que acabar con su no vida, ya que sus acciones repercutían a toda la ciudad de Jerusalén y puede que más allá.

–Somos su pueblo. –Dice el joven secándose las lágrimas y levantándose– Su familia gitana. Hemos sido revividos por su madre Logriksa. Veníamos para protegerle durante el día, como habíamos hecho siempre, antes de morir...

–Siento que vuestro camino tenga que cambiar de esta cruel forma –dice Oded– pero no se ha podido hacer nada. Todos nos debemos a las leyes de Caín.

–¿Sabríais donde puedo encontrar a un vampyr Ravnos para decirle que Amal Faruk nos salvó? –pregunta el joven limpiándose los mocos con la manga– y agradecérselo a ellos para que lo tengan en cuenta, lo expulsaron injustamente de su clan y aunque haya muerto… ¡debemos limpiar su nombre!

–No tenemos constancia de Ravnos alguno que os pueda ayudar –dice Oded mientras el pequeño zíngaro le mira con sus negros ojos llorosos, clavado al suelo.

–Podemos investigarlo –dice Oded intentado ayudar– ¿Dónde puedo encontraros?

–Aquí y allí príncipe… aquí y allí –dice el joven bajando la cabeza y esquivando su mirada.

El zíngaro, ejecuta una ensayada reverencia y se va sin hacer ruido. Llora en silencio y el camino hasta su familia se hace largo y tedioso, piensa en cómo va a decirles que su amado Amal Faruk ha perecido.

–Al fin y al cabo Amal hizo algo digno por esta gente –dice Oded asintiendo cuando el zíngaro ha abandonado la sala–algo por lo que será juzgado en el más allá.

–Si hubiera explicado esto antes de abrazar a Logriksa –apunta Desdémona– a lo mejor se podría haber hecho algo…

Los ecos de las conjeturas de la pareja de vampiros se pierden en la oscura y fría noche de Jerusalén, quien sabe que hubiera sucedido si el Ravnos hubiera hecho lo que dicen, ya nunca se sabrá.

 

Valle de Hinnom, Colonia Nosferatu
Ava y sus avances

Ava se encuentra con el regente Oded y la primogénita Brujah Desdémona, para informarles de cómo va su investigación.

–Barajo barios sospechosos –dice Ava– y todos podían tener intereses para matar al príncipe, y a mi Sire Samas por extensión, él era la clave del resurgir de Jerusalén.

–Podría haber sido Anat, la Matusalén Brujah –continua Ava presentando sus sospechosos– como castigo por no ayudarla Mudji en sus conspiraciones.

–Lo dudo –responde Desdémona mientras Oded se encuentra en silencio.

–Otro sospechoso es el príncipe de Tiro, Adón –continúa Ava caminando de un lado para otro, mientras se cruza de brazos pensativa– en venganza por el asesinato del heroico rey de Tiro y Chipre, Evagoras.

–Assur, el Matusalén Assamita –dice Ava– como escarmiento a Mudji por su rebeldía ante Alamut.

–Eso me cuadra mas –dice Desdémona.

–Bicor, el embajador de Alamut –continua Ava– Como algo personal contra Mudji y su mentor Innominat.

–Alara, el Matusalén Setita –dice Ava– Simplemente por ser un príncipe del clan Assamita. Un éxito para las sierpes de Egipto.

–Y el último sospechoso es Orión, el actual senescal de Jerusalén –concluye Ava– para quedarse con la ciudad, como príncipe.

–¿Y qué hay de Nerea? Ella era tu mayor sospechosa –pregunta Oded.


–Lamentablemente… no tengo nada firme en contra de ella… –dice Ava escapándosele una mirada furtiva a Desdémona y sin que ella sepa que lo está haciendo.

–Descartaría a Anat, no tiene sentido, Mudji era pupilo de su aliado. –Dice Desdémona tras pensar unos segundos– Adón, no creo que se metiera en un lio semejante, no tuvo tiempo de preparar nada. Evagoras murió esa misma noche. Bicor, me puede cuadrar más. Creo que Assur, si quiere escarmenarle, le mataría sin pensarlo dos veces. Alara puede ser… y Orión, me parece muy rebuscado, una jugada maestra…

–Tuvo que ser alguien capaz de tener tratos con hombres lobo, que son nuestro enemigos mortales y no dejarían ni acercarse a negociar… –aclara Oded dejando claro que cualquiera no sería capaz de tal gesta.

–Es algo muy raro –dice Desdémona pensando– Con ese perfil solo pueden ser Assur o Alara, por su edad y poder, son los únicos capaces de tratar con lupinos sin acabar muertos.

Ava ha descubierto que se mueve en el terreno pantanoso de la información, ya que mucha de ella puede ser falsa y es casi imposible vislumbrar la verdad de la falsedad. Al parecer hay muchos intereses cruzados que no quieren que remueva el pasado.

–Muchas gracias por todo Ava. Si necesitas ayuda pídela. –Dice Oded sonriendo maliciosamente– Y recuerda, que si algún informador no quiere hablar o no colabora porque teme por su vida… yo tengo formas de hacerle hablar… digamos que soy un experto en hacer que me cuenten sus secretos…

–Está bien saberlo –responde Ava haciendo una leve inclinación de cabeza y retirándose discretamente.

Pero Ava parece que no tiene prisa por irse de Jerusalén y antes de hacerlo, por supuesto, pasa secretamente por la cueva donde se refugia Desdémona, esta noche dormirán juntas.

Kothar, el Profeta,
Matusalén Nosferatu, Sire de Nahum

Ambas vampiresas mantienen relaciones carnales y disfrutan del sexo en plena oscuridad de la incómoda cueva. Es algo salvaje que acompaña a la peligrosa relación, debido a la rivalidad de sus clanes, que ambas mantienen en secreto.

Tras el acto amatorio, sin intercambio de sangre, como siempre, Desdémona le confiesa a Ava que ha abrazado a Astarté y quiere presentársela. La Brujah le cuenta que su neonata, tras vengarse de su némesis, se encuentra en su propio purgatorio y parece falta de energía.

Ava y Desdémona visitan el valle de Hinnom y se presentan a Kothar, que se disculpa por Astarté, ya qué no quiere salir a saludar de la cueva donde descansa.

–Gracias Kothar –dice Desdémona– por ayudar a Astarté en esta difícil situación…

–Está pasando por algo habitual –dice Kothar con dificultad en el habla– Creo que Astarté podría acabar siguiendo el sendero del cielo si lo desea. Puede ser beneficioso para todos…

–Además ella era una diosa, así que seguro que conoce tal sendero –dice Desdémona.

 

Noa, Brujah de Cartago
La incertidumbre de Noa

Unas noches después de despedirse de Ava, Desdémona decide hablar con Noa. Desde la tragedia de su familia la guerrera ciega la acogió y constantemente se interesa por su bienestar, haciéndole visitas periódicas para que sienta su apoyo.

–¿Has recibido noticias de Cartago? pregunta Desdémona.

–No –responde Noa triste– realmente te confieso Desdémona, que no tengo muchas ganas de mezclar a Cartago con los asuntos de Jerusalén. Prefiero mantenerme como invitada, si no te molesta...

–Sin presión alguna Noa –dice Desdémona– tampoco puedo apadrinarte sin el consentimiento de tu Sire, como entenderás.

–No quiero salpicarte Desdémona –dice Noa– Creo que mi Sire me está dejando sola, para que cometa mis propios errores, por eso creo que no me va a contestar…

–He pensado mucho en continuar con el sueño de Amal de mantener los hijos Faruk. –Dice Noa con brillo en los ojos– Mí idea es mantener la hermandad de cazadores, pero que sea enteramente humana. Cazadores de demonios y de seres infernalistas, como vampiros Baali, hombres lobo y demás alimañas...

–Me parce bien –dice Desdémona– ten cuidado con los vástagos…

–Creo que la idea de hacer una hermandad humana, que sepan de mí, como hace la Torá Negra de Meir –dice Noa.

–Podrías consultar detalles sobre la Torá Negra en su propia biblioteca –dice Desdémona– se que Meir tiene unos escritos a los que no tiene acceso más que sus más allegados. Puedes visitar la torre y decirle a Admiel, su bibliotecario, que vas de mi parte, te dejará entrar.

–Muchas gracias por todo Desdémona –dice Noa– si me necesitas, me encontrarás en la biblioteca de la Torá Negra.

Cuando Noa se encamina a la Torá Negra, con las indicaciones de su anfitriona en la ciudad, Desdémona, se topa con algo tremendamente desagradable. Una lapidación pública acaba de terminar con la fatídica muerte de una familia egipcia que vivía a escondidas. Parece que el odio que sembró Amal sin acritud alguna, se está comenzando a materializar, y si no se coge a tiempo podría ser peligroso para los no muertos de la ciudad.

 

Mapa de Chipre
Guerra en Chipre

Al fin se acerca la gran ofensiva que Alamut ha utilizado para poner al gobierno de Jerusalén, entre la espada y la pared. Persia se propone reconquistar Chipre.

Nada menos que Bicor, en persona, como Rey de Mizpa, se presenta en Jerusalén y pide audiencia ante Oded.

En el salón del trono solo hay tres Vástagos: Oded, sentado en el trono, Desdémona a la derecha del regente y Nahum a la izquierda del mismo. Frente a ellos el imponente Assamita, cubierto de pies a cabeza, solo deja entrever sus ojos y unas feas cicatrices ocultas por su kufiyya (pañuelo).

Tras una protocolaria y corta conversación, Bicor pregunta abruptamente a Oded, regente de Jerusalén:

–¿Cómo vais a tomar parte en la guerra contra Chipre?

El asesino mira a Oded a los ojos, esperando una respuesta. Oded mira a Desdémona y la mujer responde:

–Yo iré personalmente a la guerra. Del bando persa, del bando de Alamut –dice Desdémona– lo mismo que hice contra vosotros en su día, en la guerra de liberación de Chipre, ahora lo haré con vosotros en su contra.

–¿Prestará algún apoyo más, Oded? –pregunta Bicor desviando la mirada de la Brujah, parece que su apunte sobre su lealtad cambiante al imperio persa no le ha gustado demasiado.

–Va mi mano derecha, que es una experta en lucha. Un gran valor en batalla responde Oded– Es lo que teníamos pensado.

Bicor se despide y abandona la estancia. Los tres vampiros intercambian unas palabras sobre sus intenciones para las noches venideras.

Oded se dedicará a aprender política de su nuevo ghoul, además de enterarse, por medio de él, de los movimientos del gobernador y su corte. El regente mueve sus hilos para espiar en Mizpa, ciudad de Bicor, ahora que el embajador de Alamut se encontrará ocupado en la guerra de Chipre. Su ghoul, Melkart, se encarga de ello y está allí para ver lo que se cuece en el centro administrativo de la satrapía.

Desdémona comenzará a preparar su partida a la guerra de Persia para recuperar el perdido reino de Chipre.

Nahum permanecerá vigilante en la ciudad, como siempre ha hecho.

 

Astarté, Diosa de la Naturaleza,
Chiquilla Brujah de Desdémona
El viaje de Desdémona

La Brujah comienza a avisar a sus cercanos de su inminente viaje a la guerra y cuando se lo dice a Astarté, su chiquilla, se encuentran en pleno valle de Hinnom, rodeados de cavernas repletas de leprosos.

Astarté muestra mucho interés por ir a la guerra con Desdémona, quizás sea el sendero que esté buscando. La Sire se preocupa por su integridad y no quiere que muera en batalla por no saber luchar. Astarté le muestra su manejo de armas blancas con una daga y Desdémona se queda asombrada. Parece que sabe defenderse. Hay muchas cosas que no sabe de Astarté y una de ellas es que fue venerada por algunos pueblos como la diosa de la guerra, así que algo del tema si sabe.

Desdémona accede a la petición de su chiquilla y cuando van a despedirse de  Oded, este le da una de sus dos dagas rituales a Desdémona. Las consiguió en el pasado, eran las armas de un pagano Gangrel asesino al que ajusticiaron, y son tremendamente peligrosas. Su filo serpenteante está forjado de formas inimaginables, con magia pagana y el daño que produce a toda criatura es tremendamente mortal. Desdémona piensa en su lanza cuando coge la daga ritual y por esta razón se la da a Astarté, que agradece el detalle y la guardara a buen recaudo, le será útil en la lucha que se avecina.

La daga silba en la mano de Astarté mientras esta demuestra su destreza en su uso, cortando el aire de forma rápida y letal, dejando impresionados a los presentes.

–Sabes que puedes morir ¿verdad? –pregunta Desdémona a su chiquilla.

–Lo sé. ¿Cuándo partimos? –responde y pregunta Astarté guardando la daga en su cinto.

Ambas Brujah viajan en una caravana liderada por la mismísima Ava. Y de forma encubierta consiguen poner rumbo a Chipre, a bordo de un barco de suministros, su destino: la isla de Chipre.

 

Lanza de Artemisa,
Arma Sagrada de Desdémona
Sangre en el mar

Una vez en la flota persa, ambas Brujah, toman la temperatura del lugar y se topan de lleno con un inquietante rumor. El joven y temperamental rey de Chipre, Nicocles, de quince años de edad, es acompañado, cada noche, del espíritu de su asesinado padre Evágoras. Dicen que este le aconseja sobre cada estrategia a tomar. Nadie lo ha visto jamás de cerca; No se sabe si esta historia es cierta, pero desde que ha surgido este rumor, Nicocles pasa las noches a solas, paleando su estrategia de defensa contra el imperio persa, quizás aconsejado del espectro de su padre Evagoras.

Ambas Brujah, se encuentran en la flota persa, escondidas y en sigilo, en las bodegas de uno de los barcos de guerra, uno de los muchos de la gran flota de barcos aqueménidas. Saben que hay más vástagos en otros barcos, pero no los han visto en persona. Todos son hombres, pero entre ellos hay una sola mujer, una muy esquiva y discreta.

–¿Deberíamos presentarnos a nuestros compañeros no muertos? –pregunta Astarté a su Sire Desdémona.

–No. Es peligroso. Mejor no llamar la atención. Seguramente estén Assur, El Espectro, Bicor y Nerea sea la mujer… pero no necesitamos descubrirlos en persona. –Dice una prudente Desdémona a su neonata.

Los persas avanzan hacia la conquista de Chipre, con un ejército mucho más grande que ningún otro que pudiera reunir el rey Nicocles. Sin embargo, Nicocles consigue cortar los suministros de esta fuerza, y las tropas persas pasan hambre. Chipre empieza jugando bien sus cartas.

Nicocles está resistiendo gracias a siniestras fuerzas nocturnas que le ayudan. No obstante, la guerra se vuelve en favor de los persas cuando la flota de Nicocles es cruentamente aplastada. Misteriosos y certeros ataques de un guerrero enfundado en armadura y una dama pálida vestida con una túnica negra, que se disponen a hundir e incendiar, una a una la mayoría de las naves chipriotas. El pánico se extiende más rápido que el fuego y la flota del joven rey Nicocles es totalmente destruida.

–¿Cuándo podremos entrar en acción Sire? –pregunta Astarté inquieta, mientras ambas Brujah esperan su momento.

–Cuando haya batalla nocturna en tierra firme. Será lo más prudente. –Responde Desdémona– Estamos aquí, únicamente, para que los Assamita dejen en paz Jerusalén. Ni siquiera sería necesario entrar en batalla.

Comienza la invasión de Chipre, por dos flancos. Los persas aplastan a sus enemigos para recuperar la preciada isla. El rey Nicocles y su ejército poco pueden hacer ante semejante potencia bélica, muy superior a la suya. En su día, su padre Evagoras, sí que fue capaz de marcar la diferencia con menos fuerzas que los persas, pero eran otras circunstancias y el ya no está vivo, ¿o sí?...

Una noche, Desdémona y Astarté acompañan a las tropas nocturnas persas, en un ataque relámpago a la ciudad de Salamina. Ambas Brujah se desenvuelven en el campo de batalla como pez en el agua. La sangre salpica sus rostros y su certeros golpes desjarretan los cuellos de sus adversarios chipriotas. Valientes soldados mueren a daga y lanza manejada por estas dos ejecutoras, que no tienen piedad alguna en la guerra. Ambas mujeres, espalda con espalda, hacen alarde de una habilidad extraordinaria en el empleo de las armas de cuerpo a cuerpo. Desdémona con su lanza sagrada de Artemisa y Astarté con la daga ritual que les dio Oded.

Este baño de sangre es algo que une definitivamente a Sire y neonata. No hay nada como guerrear juntas para conocerse perfectamente y confiar tu vida a tu compañera de armas.

Finalmente los persas invaden Chipre. Su superioridad numérica les da la victoria de forma aplastante. Nicocles, rey de Chipre, huye y consigue concluir una paz que le permite permanecer nominalmente como rey de Salamina, aunque en realidad siendo un vasallo del rey persa.

 

Nerea, Señora de la Guerra Toreador,
Chiquilla de Orión
La señora de la guerra

Antes de regresar a Jerusalén, Desdémona quiere buscar a Nerea y se presenta en la tienda de Bicor para pedirle permiso. Sin mediar palabra, el embajador y Rey de Mizpa, le otorga a la Brujah una carta con el sello de Alamut y les agradece su participación en la batalla de Salamina.

Desdémona y Astarté siguen las indicaciones de uno de los generales de Bicor, y acceden a una alejada tienda de oficiales en la que se encuentra Nerea, enfundada en una túnica negra, tras ella, en la penumbra, el Espectro, siempre alerta. Solo los cuatro Vástagos, cara a cara.

Algo ha cambiado en la mirada de Nerea, parece más adulta, más experimentada. No tiene ese ímpetu provocador que Desdémona conoció hace años. Parece que la Toreador ha visto mucho más ahora que ha vivido otra guerra. La segunda para ella, y esta la han ganado. La anterior, contra Egipto, la perdieron, y con ella casi sus no vidas. Más de uno los daba por muertos ya que muchos Assamita perdieron la vida a manos Setitas en las arenas del Nilo.

Da la sensación de que Nerea se encuentra cómoda en este complicado ambiente bélico. Ha cambiado la puñalada por la espalda en la corte, por un espadazo de frente en la guerra. Nerea se ha convertido en una autentica Señora de la Guerra. Aun hay restos de sangre seca en su cara y agarra un gran espadón que tiene clavado en el suelo frente a ella, sin quitar su mano de la empuñadura. Imponente presencia que le da un empaque muy serio e inquietante. Es otra mujer.

Sin avisar, Nerea se abalanza sobre Desdémona, preocupado a Astarté, que no la ha visto venir, y le tiende la mano, como si hubiera olvidado los protocolos de la lejana corte de Jerusalén. Tras ella, el espectro no se mueve. Astarté con su daga ritual en la mano, lista para defenderse si fuera necesario…

–Esta es mi chiquilla Astarté –dice Desdémona mientras Nerea asiente–  Como sabes, nos encontrábamos por aquí y no quería irme sin saludar…

–Tengo una duda –dice Nerea– ¿Os habéis unido finalmente al bando ganador o simplemente no queréis que Alamut cercenase vuestras cabezas?

–No deseamos mal a nadie. –Responde Desdémona– Estamos aquí como muestra de buena fe. Sabes bien que tus acciones pasadas no estuvieron bien. Soy una guerrera y puedo pelear, por eso he venido y he matado para vosotros. Me interesa el bien de Jerusalén. No me preocupan bandos humanos ni clanes de vampiros…

– ¿Y la serpiente? –pregunta Nerea refiriéndose a Alara.

–Imagino que le dará igual. –Dice Desdémona mintiendo para que Nerea no sepa que están aliados con el Setita.

Nerea se percata de la torpe mentira de la Brujah y ríe a carcajada limpia.

–Mientes fatal Desdémona –dice la Toreador sonriendo.

–No es lo mío –responde Desdémona controlando su bestia.

–¿Por qué mientes entonces? –pregunta Nerea inclinándose hacia la ciega.

–Puedo tener la información, pero no quiero dártela –responde Desdémona– o puede que no sepa toda la verdad… No soy un animal político y si te oculto informaron, es únicamente  por el bienestar de los míos.

–Con tu respuesta ya sé que estáis aliados a Alara –dice Nerea sonriendo muy cerca de Desdémona, tanto que Astarté se siente incómoda– Gracias por todo y saluda a mi Sire Orión de mi parte.

–¿Quieres que le de algún mensaje de tu parte? –pregunta Desdémona pensando en el Toreador y su corazón.

–No es necesario. Simplemente dile que estoy bien –dice Nerea pensativa.

 

Satrapías persas
380 a. C.

Reyes de Yehud

Melkart, ghoul de Oded, ha estado espiando en Mizpa, ciudad de Bicor, embajador de Alamut, mientras éste no estaba, y ha conseguido información de valor.

Se cuentan un millar de vampiros en todo el Imperio persa ahora en su pleno apogeo. Es la mayor concentración de no muertos que el mundo haya visto jamás. Se extienden por toda Asia menor y lo hacen de forma peculiar.

Concretamente en la satrapía de Yehud, cuya capital es Jerusalén, lo hacen de este modo :

Se ha nombrado reyes en ciudades secundarias, Rey como posición superior a príncipe, para denostar al actual cargo de posición en Jerusalén, al menos nominalmente. Son ciudades menos pobladas de la satrapía, y seguramente condicionen al príncipe de la Capital. A priori, no darán tantos problemas, ni habrá tanto cainita merodeando para conspirar, y tendrán mucha más libertad para hacer lo que consideren oportuno. También es cierto que es más peligroso refugiarse en estas ciudades secundarias por tener menos recursos defensivos, es relativamente sencillo organizar un ataque mortal contra un único vampiro en una pequeña aldea.

Para fomentar este plan de expansión extrema, Alamut ha nombrado una serie de Reyes de la noche a gobernadores vampiros. Serán autosuficientes pero seguirán órdenes de Alamut. La mayoría de ellos serán persas y Assamita. Igualmente el nido de Águilas controlara al sátrapa humano, a los gobernadores, generalmente con un Assamita a su servicio y mediante la táctica de hacerlos ghoules, como en el caso de Bagohi en Jerusalén.

Los clanes de los sátrapas oscuros son variados en un porcentaje de: 60% Assamita, 20% Ventrue, 15% Toreador y 5% Nosferatu. Estos valores tienen que ver con la confianza de Alamut hacia el resto de clanes de la zona.

Dicen que la idea surgió de un comentario de un espía Nosferatu, durante la coronación de Tiro, la noche que Evagoras fue envenenado por Mudji.

Jerusalén no ha sido avisada y Yehud ya está siendo ocupada por vástagos. En todas y cada una de las ciudades importantes de la satrapía hay al menos un no muerto ordenado por Alamut.

La provincia de Yehud incluye las ciudades de Betel en el norte, Mizpa y Jericó en el este, Jerusalén y Beth-Zur en el oeste y En-Gedi en el sur.

- Norte: en Betel, Reina un Toreador y en Mizpa , Reina Bicor, Assamita.

- Sur: en-Gedi, Reina un Nosferatu.

- Este: en Jericó, Reina un Ventrue.

- Oeste: en Jerusalén, Gobierna Oded y en Beth-Zur, Reina un Assamita.

Y con esta valiosa información en las manos, Oded da la bienvenida a Desdémona y su chiquilla Astarté, que llegan victoriosas de la guerra, sanas y salvas, tras unos meses en ella.

Desdémona pone al día sobre todo lo acontecido en la guerra y Oded hace lo propio con lo acontecido en Jerusalén.

–El Espectro y Nerea saben que serpenteamos con Alara. A pesar de ello no se les veía demasiado molestos por ello.  –Dice Desdémona.

–Sobre el tema de los Reyes de las ciudades menores de Yehud –dice Oded preocupado– ya son bastantes… Nos van a intentar hacer daño.

–Me extraña que no hayan contado con Ava para ser Reina de una de las ciudades –dice Desdémona.

–Mi idea era haberle dado Mizpa a Ava. Nos ha ayudado mucho –dice Oded– Ahora ya, no se puede… estamos rodeados.

–El Ventrue que reina en Jericó, puede ser Ava –dice Desdémona.

–Si se lo han ofrecido lo puede haber aceptado. –Especula Oded– Pero no creo que sea ella. Aunque no se puede poner la mano en el fuego por nadie… El problema es que si atacamos a uno, alertamos al resto de que estamos en su contra… es complicado… somos menos. Me parece inteligente estar al tanto de lo que ocurre en cada ciudad menor. Intentaré espiar en todas ellas, como lo he hecho en Mizpa. Desdémona ¿alguna idea más?

–Supongo que esperar a invadir Egipto. –Responde la Brujah.

–La ciudad más importante de las menores que nos rodean es Mizpa. Necesitamos información de los vampiros que viven allí. –Dice Oded.

 

El pozo de Orión

Desdémona decide hacer una visita a Orión, y para su sorpresa el refugio del Toreador, senescal de Jerusalén, está hecho un basurero. Todo está sucio y desatendido y no hay criados que se ocupen de mantener aquello habitable.

Orión se encuentra completamente hundido, desaliñado, huele a demonios. Hay restos de sangre seca por los rincones, cadáveres podridos medio comidos por las alimañas. Vive en un agujero inmundo. Desdémona piensa que en la guerra había tiendas de soldados que olían mejor.

–Orión. Traigo noticias –dice Desdémona– Nerea está viva. Se encuentra con el Espectro y se ha convertido en una Señora de la Guerra. Te manda recuerdos. La he visto mucho más madura, más seria, mucho más centrada.

Sin mediar palabra, Orión llora de orgullo y cae de rodillas abrazando el aire como un demente, mientras lágrimas de sangre corren por sus mejillas.

–Ya que está viva… supongo que no querrá que verte así –dice Desdémona.

–¿Va a volver? –pregunta Orión arrodillado.

–Ni idea –dice Desdémona.

–Sinceramente, la vi muy a gusto en campo de batalla –dice Desdémona desalentando al Toreador.

–¿Crees que hay alguna posibilidad de que regrese? –pregunta Orión desesperado.

–A corto plazo, yo diría que no. –Responde Desdémona– igual estoy equivocada y regresa. Lo que si te puedo decir es que ya no es una neonata. Las guerras la han hecho una mujer hecha y derecha. Me impresiono para bien. Si decide regresar y se cruza con su Sire, ¡no creo que le guste ver a un despojo!  Debe sentirse orgullosa de lo bien que haces las cosas.

–Tienes razón Desdémona –dice Orión abriendo mucho los ojos y limpiando sus ojos de sangre y levantándose de un respingo– ¡No puede verme así!

Cuando Desdémona sale del refugio de Orión, escucha como este está moviendo muebles y se le oye canturrear a través de la ventana. La Brujah ha conseguido sacudir al hundido Toreador y parece que ha resultado.

 

Evágoras I, Ventrue, Neonato de Adón
Rey inmortal

La capital de Yehud, recibe una visita totalmente inesperada. Evagoras, difunto rey de Chipre y Tiro, con su porte real y un modesto grupo de cortesanos y consejeros, se presenta muy decidido en Jerusalén, ante el regente Oded. Tal y como dictan las Tradiciones.

–Me llamo Evagoras, y soy del clan Ventrue –dice el Vástago recién llegado postrándose con la cabeza baja– vengo de Tiro y me gustaría daros mis condolencias por la muerte del príncipe Mudji.

–Buenas noches Evagoras. Tus acciones te honran. –Dice Oded sorprendido–  Ha pasado mucho tiempo y la muerte de Mudji aun es algo que aun nos mantiene inquietos. Es curioso, te dimos por muerto, en propio Mudji te mató y ahora vienes como un Vástago. La no vida es una nueva oportunidad de resurgir del oscuro pasado.

–Mientras fui Rey –dice Evágoras elevando la cabeza y mirando al infinito, aun postrado ante Oded– reine de forma modélica. Siempre tuve por objetivo favorecer la felicidad de mis súbditos y el poder de mi estado, mediante la cultura y la mejora a través de la civilización helénica.

–Cuando morí, mi actual Sire, Adón, no pudo dejar que yo, un héroe para el pueblo, pereciera así, envenenado, y me abrazó, dándome la inmortalidad, como única solución para evitar mi muerte y el posible desmoronamiento de mis recientes conquistas. Además de para no perder mi influencia, dicho sea de paso. “Ya prepararíamos su muerte más adelante” pensó Adón, príncipe de Tiro.

–Ahora quería agradecer a Mudji mi muerte, de no ser por su asesinato, no me habrían abrazado dice Evagoras bajando su cabeza y en su lugar os lo agradezco a vos Oded, su descendiente en el trono y regente de Jerusalén.

–Siento de veras que los caminos de la guerra le hayan hecho perder la batalla a su hijo Nicocles en Chipre –dice Oded refiriéndose a la reciente guerra– pero seguro que seguirá ayudando a crecer a su descendiente y conseguís la independencia de vuestro reino de origen, de una forma u otra.

Evagoras se levanta y hace una reverencia hacia los tres Vástagos presentes.

–Se que eres sincero y tenemos en vos un posible aliado –dice Desdémona– como has dicho le debes tu vida inmortal a Mudji.

Nahum, el leproso, observa desde las sombras, sin mediar palabra, siempre observador e inquietante.

–Evagoras –dice Oded invitando al Ventrue– si algún día necesitas algún sitio donde refugiarte, las puertas de Jerusalén están abiertas para ti. Has venido solo, tu valor te honra. Aquí necesitamos guerreros con tu templanza...

–Aun no he sido liberado. –Dice Evagoras– Soy un neonato y me debo a mi Sire. Agradezco vuestra oferta, y no le quepa la menor duda de que llegado el momento, me lo pensaré.

–Los caminos del destino son misteriosos, seguro que en el futuro nos reuniremos –dice Oded esperanzado.

Evagoras y su séquito, regresan a Tiro tras su presentación y todo vuelve a la normalidad en Jerusalén.

 

El Espectro, 
Guardián del gobernador, Assamita
El regreso de los perdidos

Dos Vástagos han regresado a Jerusalén. Hace años que partieron a la coronación del nuevo príncipe de Tiro. Ahora tres años después, Nerea, chiquilla de Orión y el Espectro, Assamita, tras batallar en varias guerras, regresan victoriosos de Chipre.

Ambos se presentan ante el regente Oded. Nerea, claramente cambiada, viste con una larga y oscura túnica y en su mirada una recién descubierta sabiduría que la hace más madura. Por su parte el Espectro, sigue con su vieja armadura completa, ahora más mellada y desgastada que nunca, tras la guerra.

–Después de haber demostrado a Persia que Jerusalén está con ellos, creo que debíamos volver a nuestra nación de origen. –Dice Nerea desmontando completamente a los tres presentes, Oded, Desdémona y Nahum. Nunca pensaron que jugaría por mantener la fidelidad de Jerusalén ante Alamut, los Vástagos tras los persas.

–Este siempre ha sido tu lugar –dice Oded sentado en el trono– Orión estará encantado de ver que has regresado sana y salva. Me alegra que hayáis conseguido ganar la batalla. Se te ve mejor que nunca. Posees más templanza. Tu mirada me dice que has aprendido, aunque sea en batalla. Te has convertido en toda una vampiresa…

– Espectro que decir de ti…–dice Oded sin saber cómo continuar mirando al misterioso personaje.

El Espectro se acerca a Oded y le extiende una carta con sello de Alamut. Oded la abre, está firmada por el Embajador Bicor, Oded procede a leerla en alto:

En ella Bicor reconoce el reinado de Mudji como Assamita y pide disculpas por su error, ya que no tenían conocimiento de que el Espectro y Nerea luchaban en el frente junto a los persas representado a Jerusalén. La capital de Yehud es aceptada de nuevo en Alamut, y retoma su estatus de satrapía oscura de Alamut, gozando de su confianza.

Se retira la caza de Caza de Sangre contra Desdémona y Amal, este ultimo póstumamente, siempre es una lacra para su sangre mantenerla en vigor y que sus descendientes paguen por sus errores.

La carta concluye con la siguiente frase: “Habéis demostrado vuestra lealtad. Seguid así y construiremos un imperio”

Al fin y al cabo las acciones de Nerea y del Espectro han reconciliado la delicada situación con Alamut.

–Solicito volver a mis tareas cotidianas, –dice el Espectro con su voz amortiguada por el yelmo, que nunca se retira– protegiendo al gobernador Bagohi, deje a un ghoul en mi lugar. Pido permiso para retomar la normalidad cuanto antes.

–Te concedo ese permiso sin problema –responde Oded– lo único, debo alertarte de que debido a tu ausencia he decidido tener a alguien en el circulo de la corte del gobernador Bagohi.  No se inmiscuirá en asuntos del gobierno, ni espiará al gobernador. Simplemente me consigue la información necesito para saber que acontece en esa esfera.

–¿Y qué vas a hacer con el ahora? –pregunta el Espectro sabiendo que Oded ha movido una ficha prohibida ante la ausencia del Assamita.

–Seguirá ahí. –Responde Oded– simplemente me dará información de asuntos políticos, no se inmiscuirá en el gobierno. Necesito saber que ocurre allí.

El Espectro hace un ademan de asentimiento, cediendo parte de su espacio y sabiendo que al volver a ser aceptado en Jerusalén le costaría más de una concesión necesaria para regresar. El Assamita paga el peaje sin rechistar y ahora Oded tiene alguien de confianza donde antes era impensable.

 

La dicha de Orión

Orión, más arreglado que un novio en su primera cita, perfumado, impecablemente vestido y con su barba muy arreglada, aparece en el salón del trono, con lágrimas de sangre en sus ojos, y corre con los bazos abiertos hacia su querida chiquilla. La abraza con fuerza y la perdona todas sus “chiquilladas”. Como no hacerlo, ha ayudado a acercar Jerusalén a Alamut. Jamás se  apagara la llama que arde en su interior por ella...

Nerea, contenta, sonríe y abraza a su Sire. La expresión de la neonata parece ciertamente más adulta y más sobria que antes, acepta a su Sire y se une a su regocijo sin segundas intenciones.

Noches después, tras la emoción del regreso de Nerea, todo vuelve a la normalidad entre ellos y un exultante Orión pide una audiencia con el regente Oded.

–Mi regente Oded –dice Orión emocionado– como su senescal, sabe que siempre he sido leal al gobierno de Jerusalén. Y eso sumado a la victoria de mi chiquilla Nerea en Chipre, que ha hecho que nos reconciliemos con Alamut… creo que debería repercutir en la posición de mi chiquilla Nerea. Ambos sabemos que ya no es una neonata y que se ha ganado un aumento en nuestra Estirpe.

–Pido pues un aumento de posición para Nerea, que pasaría a ser Ancillae. Se lo ha ganado. Claramente el clan Toreador será el hegemónico en Jerusalén –dice Orión arrodillándose.

Oded mira a Desdémona y la pregunta: –¿Tu consejo Desdémona, que te parece?

–Por mí, creo que si se lo merece –responde la Brujah– yo no voy a juzgar nada político, pero la he visto en el campo de batalla y ya no es la neonata consentida que se escapó de casa... Me estoy ablandando…

–¿Y qué hay de eso de que ibas a castigarla con el vinculo de sangre cuando regresara? –pregunta Oded a Orión.

–No he podido. No se lo merece. Sus éxitos eclipsan sus errores. –Dice Orión aun de rodillas.

La ascenderé a Ancillae, se lo merece  –dice Oded ante la dicha de Orión que se levanta muy contento mientras sacude su túnica y abraza al regente Oded, claramente incomodo.

Orión organiza una celebración por todo lo alto para anunciar el ascenso de su chiquilla. El salón del trono reluce y no falta ni un detalle para la noche en la que Nerea va a ser nombrada Ancillae.

Todos los Vástagos de la zona son invitados y los habituales se presentan a una celebración digna de la coronación de una princesa. Todo está en orden, el servicio, la música, la Vitae. Todo está dispuesto como debe y entre flores y regalos caros, Nerea es nombrada Ancillae por Oded y arropada por un cálido aplauso de los presentes.

Ava aprovecha para compartir con los Vástagos de Jerusalén los avances de su larga investigación:

 

¿Qué ha ocurrido con Mudji?

Ava lleva casi cinco años investigando la desaparición del príncipe Mudji y de su Sire Samas, y llega a diferentes conclusiones, ninguna concluyente.

Hay diferentes rumores y teorías que pululan de una a otra corte de la Estirpe, sobre el misterioso asesinato del príncipe Assamita de Jerusalén. He aquí algunas de ellas:

El Alamut, clan Assamita

Una teoría muy lógica defiende que los Assamita se han quitado de en medio a tan molesto y rebelde príncipe. Ningún Assamita declara abiertamente ir en contra de las estrategias del clan y vive para contarlo.

Anat, Matusalén Brujah

Otra corriente de información dice que Anat, la Matusalén aliada del mentor de Mudji, acabó con él por venganza tras haber asesinado Mudji, a sangre fría, al Rey Evágoras, héroe y referente en la lucha contra los persas. No hay que olvidar que el rey había sido ghoul de Anat y  desde la coronación ésta se lo regaló como ghoul a Adón, el nuevo príncipe de Jerusalén.

Adón, Príncipe Ventrue de Tiro
Adón, príncipe Ventrue de Tiro

Varias fuentes aseguran que el que mandó asesinar a Mudji, mientras viajaba, fue Adón, el príncipe de Tiro. La razón: haber asesinado a su nuevo ghoul el rey Evágoras. A esto se añadiría el asesinato y desaparición de Samas, rival de Adón que abandonó la coronación poco antes que Mudji. 

Lupinos locales

Hay un rumor que dice que debido a la vulnerabilidad de viajar en grupos pequeños o en solitario, los lupinos, seguramente de otras tierras, egipcias por su indumentaria, habrían asesinado tanto a  Mudji como a Samas, y que limpiaron sus despojos para no llamar la atención de la Estirpe.

Alara, Matusalén Setita

Enlazando con este ultimo rumor, dicen que Alara, Matusalén Setita, pudo asesinar a Mudji por no posicionarse clara y públicamente contra los persas  a favor de Egipto, en un contacto ya iniciado. Completando este rumor, se dice que no lo hizo personalmente y pudo haber enviado a una manada de lupinos egipcios bajo su control.  

Los Brujah de Cartago

Un rumor dice que la última persona con la que habló Mudji antes de desaparecer fue con Ahirom, el Regente Brujah cartaginés. Puede ser que él le ofreciera una salida digna para toda la ponzoña política que lo estaba ahogando y Mudji hubiera acabado aceptando una muerte honrosa.

Huido o en sopor

Otra teoría dice que pudo cansarse de tanto juego político y como guerrero se marchó lejos de Persia, retirándose de la vida pública. Quizás a vivir sus propias aventuras, o puede que entrando en un placentero letargo voluntario para alejarse de tanta conspiración.

Alamut e Innominat

Al hilo de esta ultima especulación, hay otra que dice que Innominat, su mentor y Matusalén caldeo, llamó a Mudji a Alamut, o llegó allí por su propia voluntad, las fuentes no se ponen de acuerdo, para acabar a lado de Innominat, aquel que ahora forma parte del Consejo de los siete en Alamut. Si así hubiera sido, Mudji acabará sus días protegiendo la espalda de aquel que lo acogió como un hijo y le otorgó la iluminación necesaria para seguir su propio sendero, para acabar a su lado.

Algo es común en todas las teorías y rumores: Mudji nunca regresó a Jerusalén tras la coronación, y en Tiro fue el último lugar donde se le vio con vida.

Tampoco contactó con nadie cercano, al menos nadie lo ha confesado.

Mudji es ahora el nombre de un Assamita inconformista, protagonista de una historia que algunos Sires contarán a sus neonatos. Quizás algún día la historia de Mudji se convierta en leyenda…

 

Tras la celebración

Tras la celebración, Ava se queda con Oded, Desdémona, Nahum, Orión y Nerea, para darles detalles y conclusiones de su investigación.

–Lamento concluir que no hay salida para estos asesinatos… –dice Ava con impotencia en la mirada.

–Acabaremos sabiendo quien lo hizo y nos daremos de bruces con su asesino, alguien debió mandar a esos lupinos. –Dice Oded.

–Con ropajes egipcios… –aclara Desdémona.

–No estoy tan segura… –contesta Ava– Tras cinco años y todos mis esfuerzos, creo que es el momento de dejarlo

–Alabo los esfuerzos que has hecho –dice Oded– hemos conseguido cierta estabilidad para Jerusalén y seguramente cuando consigamos más, tendremos más herramientas para averiguar secretos como este. Te ofrezco residir en la ciudad y ayudar a hacer prosperar la capital, para así tener más medios para el futuro y evitar que cosas como las que mataron a tu Sire, ocurran de nuevo ¿Qué te parece?

–Deja que lo piense. Necesito tiempo para decidir mi destino –dice Ava pensativa mirando a Desdémona.

–El que necesites. –Dice Oded.

Para terminar la noche, antes de despedirse, Ava y Nerea, ahora ambas con la posición de Ancillae en Jerusalén, se lanzan una mirada tensa e inquietante que deja preocupado al bueno de Oded.