Eterno VIII
El Dilema
(336 a. C)
Parmenión, General y Mano derecha de Alejandro Magno |
Parmenión, general macedonio y cercano
consejero de Alejandro Magno, mantiene un papel crucial en la vida de
Alejandro, y es cierto que en momentos importantes, como la muerte del rey
Filipo II, hubo conversaciones sobre el camino que el joven Alejandro tomaría.
Parmenión jugó un papel crucial en ayudar a consolidar el poder de Alejandro
después de la muerte de su padre, Filipo II.
Parmenión se encontró con Alejandro Magno
para discutir el rumbo a seguir tras la muerte de Filipo II. En ese momento,
Alejandro expresó su deseo de no solo continuar el legado de su padre, sino de
ir más allá, buscando conquistar Persia y expandir el imperio macedonio.
Parmenión, como un consejero experimentado,
ofreció su perspectiva y consejos basados en su experiencia militar y
conocimiento político. Aunque expresó ciertas reservas y preocupaciones sobre
los riesgos que implicaba la empresa, respaldó a Alejandro en su búsqueda de
gloria y expansión.
Finalmente, la valentía de Alejandro de
seguir adelante con su visión de conquistar Persia definió da una máxima
tranquilidad a Parmenión.
Parmenión expresó preocupación por la
incertidumbre tras la muerte de Filipo, señalando que la legitimidad del
heredero podría ser cuestionada. Alejandro, consciente de la delicadeza del
asunto, se pregunta si la gente aceptará su posición como sucesor legítimo.
Parmenión destaca el respaldo de muchos y sugiere consolidar el liderazgo con
acciones firmes, como ganar batallas para demostrar su valía como comandante y
silenciar cualquier duda sobre su derecho al trono. Alejandro reconoce la
importancia de ganar el apoyo popular y de los nobles, comprometiéndose a
liderar sin dejar lugar a dudas sobre su capacidad. Parmenión muestra confianza
en Alejandro y ambos se comprometen a prevalecer juntos para asegurar la
grandeza de Macedonia.
Parmenión llegó a plantear a Alejandro acabar
con la vida del heredero para afianzar su estabilidad en el trono a lo que
Alejandro le negó y le sugirió que enviara a su hijo Filotas para vigilar a la
madre y al bebé.
Calístenes, el Sabio |
Calístenes, conocido por su profundo interés
en la historia y la cultura, tiene un encuentro con Alejandro, el nuevo rey, y
sobre todo su amigo. Siempre han compartido momentos fascinantes inmersos en
estrategias y juegos bélicos.
–Alejandro, ¿te gustaría revisar este mapa de
Persia? –preguntó Calístenes– He traído
las figuras para representar nuestras fuerzas y las de los persas, podríamos
simular algunas estrategias, cómo en los viejos tiempos...
–¡Por supuesto! –Respondió Alejandro– Creo
que me vendrá bien despejarme un poco y charlar contigo, amigo.
Ambos se sentaron frente al mapa, moviendo
las figuras y debatiendo tácticas.
–Aquí, podríamos haber utilizado una
formación más cerrada en esta área montañosa para bloquear su avance, ¿no
crees? –Preguntó Calístenes señalando las tropas macedonias.
–Sí, eso habría funcionado. Pero también
podríamos haber flanqueado desde aquí, aprovechando la velocidad de nuestras
tropas. –Respondió Alejando sorprendiendo a Calístenes.
Continuaron ideando estrategias y maniobrando
las figuras en el mapa, simulando diferentes escenarios.
–Me maravilla cómo tus ideas transforman la realidad en el campo de batalla, Alejandro. Tu comprensión de la estrategia
es excepcional. –Dijo Calístenes impresionado por Alejandro.
–Aprecio tus palabras, Calístenes. –Respondió
Alejando muy sincero– Tu profundo conocimiento histórico siempre aporta una
perspectiva única a nuestras discusiones.
Se sumergieron en el juego, intercambiando
ideas y disfrutando de la simulación estratégica. Calístenes y Alejandro,
discutieron estrategias y simulando batallas las figuras sobre el mapa de
Persia.
–Alejandro, comprendo la delicadeza del
asunto del heredero, pero permíteme expresar una opinión. –Dijo Calístenes con
tono grave.
–Claro, Calístenes. ¿Qué piensas sobre el
heredero? –Preguntó Alejandro.
–Considero sabio explorar todas las opciones
antes de tomar decisiones drásticas. –Respondió Calístenes– Matar al heredero
podría desencadenar conflictos y socavar la estabilidad que tanto te esfuerzas
por mantener.
–¿Entonces sugieres que debería perdonarle la
vida? –Preguntó Alejandro con una figura de madera tallada de un jinete
macedonio en la mano.
–Exactamente, creo que deberías hallar una
solución que asegure la seguridad del reino sin recurrir a medidas extremas.
Mostrar clemencia podría ganarte la lealtad y el respeto de muchos. –Respondió
piadosamente Calístenes.
–Valoraré tu consejo, Calístenes. Busco tomar
la mejor decisión para el bien del reino. –Añadió Alejandro.
–Precisamente, mi rey. Considerar todas las
opciones antes de actuar demuestra sabiduría y grandeza. –Aduló Calístenes.
Dartmoorh desfigurada |
En medio de una profunda conmoción, Ptolomeo,
general de Alejandro, se encuentra frente a la cama de su amada, Darmoorh,
princesa de Babilonia, que desfigurada y ultrajada lucha entre la vida y la
muerte. Sin embargo, un impulso desde lo más íntimo de su ser lo revitaliza,
dotándolo de una fuerza inquebrantable ¿Set?
Con el peso de la sucesión real sobre sus
hombros, decide acudir a Átelo, el tío de Cleopatra, en busca de respuestas sobre
el futuro de la nación y el destino del hijo de la joven reina. Como figura
influyente en la corte egipcia, Ptolomeo entabla una conversación crucial con
Átelo, tejiendo un tapiz de intriga política y preocupación por la estabilidad
del reino.
En esta crucial reunión, Ptolomeo despliega su habilidad diplomática, tejiendo un tapiz de palabras cuidadosamente seleccionadas para explorar el espinoso tema del heredero al trono. Con maestría, logra desentrañar los pensamientos y temores ocultos en el corazón del tío de Cleopatra.
Átelo, tío de Cleopatra |
Átelo, con una perspicacia que denota una comprensión profunda de su sobrina, revela la verdadera magnitud de la joven Cleopatra. En sus palabras, destella la certeza de que no es una mera doncella indefensa, sino una figura de poder y astucia que merece atención y respeto. Sin embargo, el tío hábilmente se aparta de cualquier insinuación de conspiración o ambición por el trono, negando cualquier deseo de enredarse en conflictos o intrigas políticas.
A través de este intercambio, se esboza un retrato intrigante y sutil de las complejas dinámicas en juego, donde las lealtades se entrelazan con la prudencia y el discernimiento estratégico. En este tablero de juego político, cada palabra y gesto parecen ser cuidadosamente calculados, revelando capas de intenciones ocultas y preocupaciones latentes.
Filotas, el Salvaje |
Filotas, ascendido a General de confianza del
rey Alejandro, busca reclutar una guardia personal que refleje su propia
destreza y determinación. Para encontrar a los más capacitados, dirige su
atención a la cárcel de Pella.
La cárcel de Pella se erige como un símbolo
sombrío de la justicia y el castigo en la antigua Macedonia. Ubicada en el
corazón de la ciudad, sus paredes de piedra maciza y gruesas cadenas que
adornan las puertas imponen un aura de temor y desesperanza.
El exterior de la prisión está marcado por
altos muros de piedra gris, ennegrecidos por el tiempo y las inclemencias del
clima. Las almenas dentadas se elevan como vigilantes silentes, recordando a
los transeúntes que la libertad no es un derecho para aquellos que han
transgredido las leyes del reino.
Las puertas de hierro forjado, pesadas y
ornamentadas con intrincados diseños, se abren lentamente para dejar pasar a
quienes han infringido la ley. Al cruzar este umbral, el aire se torna denso
con una mezcla de humedad, moho y desesperanza. El sonido metálico de las
cerraduras y el eco de pasos entre pasillos oscuros crean una atmósfera
opresiva.
Los pasillos están iluminados por antorchas
colocadas estratégicamente, arrojando sombras danzantes que parecen susurrar
historias de vidas desgarradas por errores y desafíos. Celdas de piedra, frías
y húmedas, albergan a los detenidos, algunos de los cuales yacen en silencio
mientras otros expresan su frustración a través de gritos o susurros
desesperados.
Los guardias, vestidos con uniformes oscuros
y semblantes impasibles, patrullan los pasillos con una presencia que impone
respeto y miedo a partes iguales. Cada movimiento está marcado por la autoridad
y la vigilancia constante, recordando a los prisioneros que están bajo un
control estricto.
A pesar de la sensación de desolación y
opresión, también hay destellos de humanidad. Algunos prisioneros se dedican a
actividades cotidianas en los espacios asignados, desde tallar madera hasta
entablar conversaciones en voz baja con sus compañeros de celda. Sin embargo,
el peso del encierro y la incertidumbre del futuro se cierne sobre cada rincón
de este lugar.
Su búsqueda se centra en individuos robustos, con habilidades en combate cuerpo a cuerpo y destrezas con armas como espadas, lanzas o arcos. La lealtad, capacidad de seguir órdenes y habilidades tácticas son cualidades clave que valora en sus reclutas, junto con la experiencia militar previa.
Demetrio, criminal de Pella |
Durante su interacción, Filotas percibe la
astucia y la rápida comprensión de situaciones complejas por parte de este
hombre, así como su deseo sincero de redimirse y servir a una causa superior.
Cuando Filotas le preguntó que había hecho
para estar en la cárcel, el hombre le respondió con otra pregunta:
–¿Realmente importa?
Filotas cambió automáticamente de tema sin
pensarlo un segundo, dando la razón al preso.
–¿Cuál es tu nombre? –preguntó Filotas.
–Demetrio –respondió el preso.
–Demetrio, eres el primero en formar parte de
mi guardia personal –anunció Filotas, reconociendo en él un potencial valioso y
una lealtad digna de confianza.
Palacio de Pella |
Duelo por el reemplazo
En otro orden de asuntos, Parmenión, buscó un
reemplazo para un puesto importante dentro de su guardia personal después del fallecimiento
de uno de sus miembros en la última misión. Como estratega preocupado por la
seguridad y la eficiencia, Parmenión se involucró en la selección y el
reemplazo de personal clave a su mando.
Parmenión consultó con sus oficiales de
confianza para encontrar un reemplazo adecuado para un puesto vacante en la
guardia personal. Busca alguien competente y confiable que pudiera ocupar esa
posición clave.
En una sala majestuosa, Parmenión, un
respetado líder militar, enfrentaba una situación desafiante: la pérdida de un
valeroso miembro de su guardia personal. Reunió a sus oficiales, rodeados por
la atmósfera tensa y el peso del deber.
–Oficiales –comenzó Parmenión con voz grave–
mi guardia personal ha sufrido una dolorosa pérdida. Necesito encontrar un
reemplazo digno para este puesto crucial. ¿Alguno entre ustedes conoce a
alguien capaz y confiable para esta tarea?
El primer oficial, con una reverencia
respetuosa, se adelantó. –Mi señor, conozco a un joven soldado cuya valentía y
lealtad en el campo de batalla han sido destacadas. Antípatro es su nombre, y
su historial está marcado por el liderazgo excepcional y hazañas valerosas en
múltiples campañas.
Parmenión asintió con interés.
–Interesante. ¿Alguien más tiene alguna
recomendación? –preguntó, sus ojos buscando entre los rostros expectantes de
los oficiales.
El segundo oficial, con una expresión de
confianza, se adelantó. –Permítame, mi señor. Conozco a otro guerrero,
Lisímaco, un veterano cuya astucia táctica es simplemente extraordinaria. Su incorporación
sería invaluable para nuestra guardia personal.
La sala se llenó con un silencio respetuoso
mientras Parmenión reflexionaba sobre las recomendaciones recibidas.
–Vuestras sugerencias son apreciadas –declaró
con seriedad– Investigaré a fondo a estos valientes soldados para discernir
quién honraría mejor esta posición. Vuestra ayuda es fundamental en estos
momentos críticos –agradeció, reconociendo la importancia de la colaboración de
sus oficiales en la toma de decisiones cruciales.
Parmenión convocó a los dos valientes
aspirantes, Antípatro y Lisímaco, con la intención de reforzar la élite de su
guardia personal.
Con el porte sereno y la mirada firme,
Parmenión recibió a ambos contendientes en un claro estratégico. Entre la brisa
que mecía las hojas de los olivos, se erigió un escenario de pruebas. El
estratega, con su temple imperturbable, delineó los desafíos: a Antípatro se le
encomendó la exhibición de sus destrezas en el arte del combate cuerpo a
cuerpo, mientras que Lisímaco debía demostrar su maestría con el arco, en una
demostración de precisión y control.
Los candidatos, imbuidos de arrojo, se
sumergieron en sus respectivas pruebas, desplegando un espectáculo de habilidad
y fortaleza que parecía extraído de los anales de los dioses guerreros. Los
movimientos de Antípatro fluían con la elegancia de quien danza con la batalla,
mientras que los disparos de Lisímaco delineaban un camino de precisión en el
aire.
Satisfecho con sus actuaciones individuales,
Parmenión llevó la prueba al siguiente nivel. Con sagacidad, situó a ambos
contendientes en una simulación de peligro inminente. La situación demandaba
cooperación y astucia, elementos esenciales en la formación de una guardia
sólida y resiliente. Antípatro y Lisímaco se vieron inmersos en el desafío,
desplegando una armonía en sus movimientos que reflejaba años de camaradería y
entrenamiento conjunto.
Al término de la prueba, Parmenión, con una
mirada elocuente, expresó su admiración por la destreza y el trabajo en equipo
exhibido. Reconociendo las habilidades notables de ambos aspirantes, les
aseguró que pronto tomaría una decisión sobre su potencial ingreso a la selecta
guardia personal, una decisión que resonaría en los anales de la historia
militar de Macedonia.
Ptolomeo planteó una sugerencia intrigante a
Parmenión:
–¿Por qué no le asignas la misma misión a
ambos y evalúas quién la completa con mayor celeridad y excelencia? Sería una
forma objetiva de seleccionar al mejor candidato, ¿no crees?
La propuesta resonó con el estratega, quien
asintió con interés ante la sugerencia innovadora. Decidió adoptar el consejo
de Ptolomeo, reconociendo el valor de una competencia directa para determinar
quién sería el más idóneo para la encomienda propuesta.
Experimentando
Ya en su taller, Calístenes convocó a sus
hábiles artesanos, liderados por un carpintero experto y un herrero diestro,
esclavos de su propiedad, para poner a prueba unas armas mágicas de manufactura
sencilla. Ante este desafío, Alejandro no escatimó en ofrecer sus propios
hombres para colaborar en este intrigante experimento.
Bajo la dirección de Calístenes, el
carpintero y el herrero, respaldados por los hombres proporcionados por
Alejandro, se embarcaron en la titánica labor de forjar estas armas especiales.
Días y noches se consumieron entre chispas de metal y el resonar de martillos,
mientras exploraban nuevos materiales y técnicas inusuales.
Calístenes vigilaba con ojo crítico cada
detalle de la creación de estas armas, convencido de que su simplicidad
albergaba un poder sorprendente. El carpintero, lleno de esperanza, y el
herrero, confiado en su habilidad, trabajaron incansablemente con el objetivo
de cumplir con las expectativas.
La confianza de Alejandro en la visión de
Calístenes era evidente. Reconociendo el potencial de estas armas, sabía que
podrían revolucionar las estrategias de batalla. Calístenes, por su parte,
anhelaba el momento de ver el fruto de tanto esfuerzo y dedicación.
Cleopatra, viuda de Filipo II |
Ptolomeo, con la ayuda de Átelo, tiene un
encuentro secreto con Cleopatra.
Ptolomeo se acerca a la joven Cleopatra, en
su modesto hogar, para discutir el impacto de la reciente proclamación de
Alejandro como rey, que ha alterado su posición y la de su hijo en el reino.
El hogar de Cleopatra, aunque no tan
deslumbrante como los palacios legendarios, tenía su propio encanto. Era una
morada sencilla pero acogedora, donde la elegancia se mezclaba con la
funcionalidad. Las habitaciones, aunque modestas en tamaño, emanaban un aire de
nobleza con muebles simples pero cuidadosamente seleccionados. Los detalles
decorativos, aunque no extravagantes, revelaban un gusto refinado por lo
práctico y lo hermoso.
Un modesto jardín o un patio adornado con
plantas exóticas y fragantes podría haber sido su oasis privado, un lugar donde
la ex-reina encontraba paz y tranquilidad lejos de las intrigas y tensiones del
mundo exterior. En este espacio, quizás, se entretejían conversaciones íntimas,
decisiones significativas y momentos de reflexión en medio de la simplicidad de
la naturaleza.
Aunque no rivalizara con los palacios
fastuosos de otros líderes de la época, la casa de Cleopatra resonaba con la
esencia de la modestia y la elegancia, un lugar donde la grandeza no se medía
por la opulencia, sino por la calidez y la autenticidad que fluían en cada
rincón.
–Estimada Cleopatra –dijo Ptolomeo entiendo
que esta declaración de Alejandro de ser rey ha alterado drásticamente las
cosas para ti y tu hijo. ¿Cómo planeas enfrentar esta nueva realidad?
–Es una situación complicada, Ptolomeo.
–Aseguró Cleopatra– La seguridad y el futuro de mi hijo son mi mayor
preocupación en estos momentos.
–¿Qué medidas vas a tomar para asegurar el bienestar y el futuro de tu hijo en este nuevo escenario político? –preguntó Ptolomeo.
Ptolomeo, el Salvador |
–Exploraré todas las posibilidades para
garantizar que tu hijo tenga un lugar seguro en este nuevo orden. Juntos
encontraremos la mejor solución para asegurar su futuro. –Aseguró Ptolomeo.
–Haré todo lo que esté a mi alcance para
asegurar que mi hijo tenga un futuro digno, incluso si eso implica adaptarme a
esta nueva realidad política. –Dijo Cleopatra con el corazón en un puño.
Cuando Ptolomeo salió de su entrevista con la
viuda, le quedó clara la preocupación de Cleopatra por el bienestar de su hijo
y en la búsqueda de soluciones para asegurar un futuro estable en un entorno
político cambiante.
Diez hombres fueron responsables de dañar y
ultrajar a la querida Darmoorh de Ptolomeo. A pesar de que Parmenión ya los
había ejecutado por traicionar sus órdenes de no tocar a la espía persa,
Ptolomeo buscó reclamar el derecho a las vidas de sus familias.
Su objetivo era reclutar a un espía entre los
parientes de los traidores a Parmenión. Su interés radicaba en encontrar a alguien
con acceso a información valiosa sobre los movimientos y planes de aquellos que
se oponían a él.
Buscaba a alguien motivado y con la
oportunidad de obtener información privilegiada sobre conspiraciones contra
Alejandro, específicamente en el ámbito de Cleopatra, aunque cada vez parecía
más improbable encontrarlo.
Después de asegurar a las familias de los
traidores que perdonaba sus vidas, y al no encontrar a nadie con el perfil que
buscaba, decidió enviarlos fuera de Pella, a tierras familiares donde pudiesen
vivir en paz, al margen de la agitada capital.
Vigilando
Parmenión encomienda a su hijo, Filotas, la
tarea de vigilar a Cleopatra y su bebé. Confía en la capacidad de su hijo para
llevar a cabo esta tarea y le sugiere que comience personalmente, pero que
luego designe a alguien más para estar al frente del asunto, asegurando así un
seguimiento constante de la viuda y su hijo.
Filotas se encuentra vigilando junto a
Demetrio a Cleopatra cuando, en una ocasión, avista a Ptolomeo saliendo de la
residencia de la mujer. Sin explicaciones para Ptolomeo y dejando a Demetrio a
cargo de la vigilancia, Filotas finge sorpresa al encontrar a Ptolomeo, quien
no sospecha de su amigo.
Rey Alejandro de Epiro |
“Querido Rey
Alejandro de Epiro,
Espero que esta carta
lo encuentre en excelente estado de salud y ánimo. Permítame expresar mi más
sincero interés en establecer un contacto directo con su majestad en estos
tiempos de importantes acontecimientos políticos en nuestra amada Grecia.
Como bien sabrá, la
reciente proclamación de Alejandro Magno como rey ha desencadenado una serie de
reflexiones y consideraciones en el ámbito político que no pasan desapercibidas
para quienes, como nosotros, nos preocupamos por el futuro de nuestras tierras
y de nuestras ciudades.
En este nuevo
panorama que se nos presenta, con las implicaciones políticas que conlleva,
considero de suma importancia escuchar la opinión y contar con el apoyo de
líderes tan influyentes y sabios como usted. Vuestra perspectiva y experiencia
son invaluables en estos tiempos de cambio y transición.
Mi intención al
escribirle, estimado Rey, no solo es buscar consejo en cuanto a las dinámicas
entre los sucesores y las ciudades griegas tras la proclamación de Alejandro
Magno, sino también plantear la posibilidad de cooperación y colaboración
estratégica entre nuestras regiones.
Es fundamental, en mi
humilde opinión, trabajar en conjunto para mantener la estabilidad y el orden
en nuestra querida Grecia y en las regiones que han sido conquistadas por el
nuevo rey. Forjar alianzas que beneficien a ambas partes es una tarea que
requiere de diplomacia, visión estratégica y, sobre todo, la voluntad de
asegurar el bienestar de nuestros pueblos.
Me encantaría conocer
su parecer al respecto, así como explorar las posibilidades de colaboración que
puedan surgir en este nuevo escenario político. La historia nos enseña que la
unión y el entendimiento entre líderes pueden llevar a grandes logros y a un
futuro próspero para nuestras tierras.
En la espera de una
pronta respuesta y con la esperanza de que podamos entablar una fructífera
conversación, le envío mis más sinceros deseos de paz, prosperidad y
estabilidad para usted, su reino y nuestro amado territorio griego.
Con respeto y
consideración,
Ptolomeo Teoctonos, General de Alejandro, Rey
de Macedonia y Señor de Grecia.”
“Querido Ptolomeo Teoctonos,
Espero que esta carta
te encuentre bien. Respecto a la proclamación de Alejandro como rey, entiendo
que este nuevo desarrollo puede alterar significativamente el equilibrio político
en nuestra región.
Si bien la ambición
de Alejandro Magno no es una sorpresa, su ascenso al trono plantea cuestiones
sobre la estabilidad y el futuro de nuestras tierras y alianzas. Me preocupa
cómo este cambio podría afectar nuestras relaciones y el curso de los eventos
futuros.
Estoy dispuesto a
discutir estos asuntos más detenidamente en un encuentro cara a cara. Sería
beneficioso para todos nosotros, como líderes griegos, comprender mejor las
intenciones de Alejandro y cómo esto impactará en nuestras políticas y
estrategias.
Espero que podamos
encontrar una solución que garantice la estabilidad y el progreso de nuestras
tierras en estos tiempos inciertos.
Con respeto,
Alejandro Rey de Epiro”
Ciudad de Pella |
Alejandro heredó un reino marcado por la
envidia y las disputas. Calístenes convoca a los leales compañeros y generales
de confianza de Alejandro: Parmenión, Filotas y Ptolomeo.
Preocupados por una posible crisis, sus
consejeros debaten sobre la estrategia a seguir: mantener la paz con los
estados griegos o recurrir a la fuerza para retenerlos.
Tras un análisis exhaustivo, todos concuerdan
en la importancia de preservar la paz, aunque están preparados para la guerra
si alguno desafía la estabilidad. Calístenes aboga por un enfoque más
diplomático, mientras que Ptolomeo defiende la firmeza en caso de
incertidumbre, consejos que transmiten a Alejandro.
Los consejeros, inquietos ante una eventual
crisis, le recomiendan a Alejandro la preservación de la paz con los estados
griegos, evitando recurrir a la fuerza.
Calístenes, fiel a su costumbre, toma meticulosamente notas de todo para plasmarlo en su crónica sobre las hazañas de Alejandro.
Además, proponen que Alejandro invite a una
gran coronación a todos los estados griegos, una oportunidad para identificar
quiénes están a su favor. Calístenes sugiere que aquellos ausentes podrían
perder la oportunidad de ser parte de la conquista de Persia.
Parmenión considera que quienes no acudan
deben rendir cuentas; los percibe como traidores y defiende tratarlos como
tales.
Por otro lado, Ptolomeo insiste en que
Alejandro debería casarse pronto para asegurar su descendencia y el rey,
molesto, discute con él. Le sugiere a Ptolomeo que se case él mismo, ya que
tiene asuntos más importantes que atender que la búsqueda de una esposa.
Reino macedonio después de Filipo |
En ese momento, las ciudades-estado más
importantes, Atenas, Tebas y Esparta, mostraron resistencia a la hegemonía
macedonia. Había tensiones y desacuerdos con el liderazgo de Macedonia, ya que
estas ciudades temían perder su autonomía ante la creciente influencia de
Macedonia, lo que podría amenazar su independencia.
Otras ciudades-estado menos importantes si apoyan
a Alejandro y acudirán a la coronación, estas son: Corinto, Rodas, Bizancio,
Delfos y Olimpia, algunas bajo influencia directa de Macedonia y otras
conservando cierta autonomía.
En la coronación de Alejandro, habrá
ausencias significativas de ciudades-estado como Atenas y Tebas, que no
muestran su apoyo debido a sus tensiones previas con Macedonia.
Por otro lado, ciudades como Pella, Anfípolis
y Estagira, que tenían vínculos o favoritismos hacia Macedonia, muestran cierto
respaldo a la ascensión de Alejandro.
La situación de las ciudades-estado griegas
en ese momento era compleja, con tensiones entre aquellas que resistían la
influencia macedonia y las que mostraban apoyo o simpatía hacia el liderazgo de
Alejandro Magno.
Alejandro Magno destacó como líder por su
habilidad para combinar diplomacia y fuerza militar para mantener la
estabilidad y unidad en su creciente imperio. Su enfoque hacia aquellos que
desafiaban su autoridad variaba según las circunstancias.
Para asegurar la cohesión de su imperio en
expansión, Alejandro empleaba estrategias diversas. En ocasiones, optaba por la
diplomacia, buscando negociar alianzas o tratados con ciudades que mostraban
resistencia. Sin embargo, frente a una fuerte o directa oposición a su mando,
recurría a medidas más enérgicas como asedios, bloqueos comerciales o incluso
acciones militares para asegurar el control sobre esas regiones.
Es crucial destacar que las respuestas de
Alejandro a los estados o ciudades que no respaldaban su autoridad variaban
según las circunstancias políticas y estratégicas específicas, y no todos los
registros históricos detallan sus acciones precisas en estas situaciones.
Reino de Epiro |
Visita a Epiro
Ptolomeo emprende un viaje hacia Epiro, la
tierra ancestral de la madre de Alejandro Magno, la princesa Olimpiade. Su
propósito es reunirse con el rey Alejandro, con quien ha mantenido una estrecha
correspondencia desde los días del exilio compartido en Epiro, junto a
Olimpiade y el propio Alejandro.
En la tierra ancestral de Epiro, yacía
majestuoso el Palacio Real, hogar ancestral de la familia de Alejandro Magno.
Un monumento a la grandeza y la historia, sus muros erguidos se alzaban
imponentes, una amalgama de influencias arquitectónicas griegas que se
fusionaban en una sinfonía de piedra y elegancia.
Las columnas dóricas, jónicas y corintias
sostenían el peso del pasado, testigos silenciosos de una época de esplendor.
Los patios abiertos, bañados por la luz dorada del sol, invitaban a la
contemplación serena, mientras que sus espacios interiores resonaban con la
pompa y la grandeza de la realeza.
Los relieves tallados en mármol, aunque
erosionados por el tiempo, aún narraban historias de héroes mitológicos, gestas
heroicas y la grandeza de los dioses olímpicos. En cada esquina, en cada
detalle, se tejía la historia de una familia cuyo destino sería forjar imperios
y conquistar mundos.
Dentro de sus muros, salones de audiencia
revestidos de frescos ornamentados acogían a dignatarios y consejeros, mientras
que los aposentos privados ofrecían refugio a la familia real, envueltos en un
aura de poder y linaje.
Ptolomeo y el rey Alejandro de Epiro tuvieron
una conversación relevante. El monarca mostró una mentalidad estratégica y
práctica con respecto a aquellos que no respaldaban a Alejandro Magno. Según su
perspectiva, la gestión de relaciones con estos estados requería una táctica
diplomática. Es probable que haya intentado asegurar alianzas a través de
negociaciones, tratados o medidas destinadas a mantener la lealtad o
neutralizar cualquier posible amenaza. Aunque no hay evidencia clara sobre su
enfoque hacia los reinos o estados opuestos a su dominio, resulta desafiante
definir con certeza su estrategia específica en este aspecto.
Calístenes entre escritos
Calístenes enfocó su erudición en estudiar a
fondo las ciudades-estado griegas como Atenas, Esparta y Tebas, con la
intención de descubrir sus vulnerabilidades y utilizarlas en el ámbito político
y militar. Es muy probable que haya examinado cuidadosamente diversos aspectos
de sus estructuras políticas, sociales y militares para obtener información
estratégica.
Realizó investigaciones exhaustivas en áreas
clave:
Profundizó en la estructura gubernamental,
identificando divisiones internas, conflictos políticos y desafíos de liderazgo
que podrían ser explotados.
Analizó detalladamente alianzas o tensiones
con otras ciudades-estado para descubrir grietas en su diplomacia y posibles
puntos débiles.
Estudió minuciosamente la economía y los
recursos disponibles, buscando debilidades en el suministro de materiales
cruciales para la guerra.
Evaluó exhaustivamente el estado de los
ejércitos y las tácticas militares, identificando deficiencias en su
preparación o estrategia bélica.
Investigó posibles tensiones o descontento
entre la población que pudieran ser explotados para generar disidencia interna.
Como erudito y pensador reflexivo, Calístenes
empleó este amplio conocimiento para ofrecer asesoramiento estratégico a
Alejandro, proporcionándole información valiosa.
Olimpiade, Madre de Alejandro Magno |
Amor de Madre
Durante su visita a Epiro, Ptolomeo decide
encontrarse con Olimpiade, quien reside allí en exilio.
¡Ah, Epiro! Una tierra llena de encanto y
belleza. El encuentro entre Olimpiade y Ptolomeo sucedió en un florido jardín.
Olimpiade, la madre de Alejandro Magno, una
mujer de presencia imponente y aguda inteligencia, se encontraba paseando por
los exuberantes senderos de un jardín ornamentado con rosales y enredaderas
fragantes. Vestida con un elegante peplo bordado con hilos dorados que ondeaban
con cada paso, emanaba una mezcla de gracia y determinación.
Ptolomeo, el general y confidente de
Alejandro, era conocido por su competitividad. Se acercó a Olimpiade con un
aire de respeto reverencial, vistiendo su armadura pulida y portando el símbolo
distintivo de la realeza: un diadema que resplandecía bajo el sol de la tarde.
El jardín, un remanso de paz y serenidad, se
convirtió en el escenario de una conversación que mezclaba la diplomacia con la
intriga. Entre susurros y miradas elocuentes, se discutían alianzas y
estrategias políticas. Olimpiade, con su sagacidad característica, tejía
palabras que envolvían a Ptolomeo en una red de persuasión, buscando asegurar
la posición de su hijo y el futuro de su legado.
La luz del atardecer pintaba el cielo de
tonos dorados y rosados, creando un ambiente mágico que enmarcaba este
encuentro en el jardín de Epiro. Las palabras resonaban entre las hojas de los
árboles, y el viento llevaba consigo la promesa de una alianza que influiría en
los designios del mundo antiguo.
Durante la conversación, Ptolomeo revela su
propuesta de matrimonio para Alejandro, una idea que no agrada ni a Olimpiade
ni al propio Alejandro.
Olimpiade interpreta la coincidencia de la
visita de Alejandro como un designio divino, pues anhelaba ver a los compañeros
de su hijo y él apareció inesperadamente para visitarla.
En un giro inesperado, Olimpiade ordena la
ejecución del recién nacido hijo de Filipo, también llamado Alejandro, con la
intención de asegurar que su hijo sea el único heredero al trono de Macedonia.
Ptolomeo se opone firmemente, negándose a
seguir esa orden y declarando su determinación para impedirlo. Él argumenta que
Alejandro no desea esa acción y él se mantiene leal a los deseos del rey. Sin
embargo, Olimpiade defiende su decisión alegando que actúa por el bien de su
hijo, aunque él no esté al tanto, argumentando que solo una madre conoce lo
mejor para su hijo. A veces, afirma, se deben tomar medidas drásticas para
salvaguardar su legado.
Ptolomeo se niega rotundamente, y Olimpiade
le ruega que no se interponga ni lo comunique a Alejandro, aunque sí a sus
compañeros. Ptolomeo se compromete a no decirle a Alejandro pero insiste en que
no permitirá que el bebé sufra. Ante la amenaza de Olimpiade de ser enemigos si
él interviene, incluso pasando por encima de él si es necesario, Ptolomeo
rechaza convertirse en su enemigo pero se mantiene firme en proteger al bebé y
a su madre Cleopatra, quienes, según él, están comprometidos con Alejandro y no
buscan el trono.
Olimpiade menciona a Clito como alguien que
llevaría a cabo esa acción sin objeciones, pero Ptolomeo señala que eso
mancharía la reputación de Alejandro. La discusión llega a un punto álgido
cuando Olimpiade se enfurece al ser acusada de perjudicar a su hijo y expulsa a
Ptolomeo de su casa, airada por la situación.
Alejandro Magno, Rey de Macedonia |
La coronación de Alejandro Magno tras el
fallecimiento de su padre, Filipo II, marcó un hito crucial en su ascenso al
trono de Macedonia. Esta ceremonia, celebrada en la ciudad de Aigai (o Egas),
un centro político y ceremonial de gran importancia en el reino, fue un evento
de gran pompa y relevancia simbólica.
Las coronaciones en Macedonia tenían una
carga ritual profunda, fusionando elementos religiosos y tradicionales. Los
rituales implicaban la participación de sacerdotes y figuras religiosas
destacadas, así como gestos simbólicos que simbolizaban la transmisión del
poder real. Se llevaban a cabo sacrificios ceremoniales en honor a los dioses y
rituales destinados a validar el ascenso de Alejandro al trono.
El acontecimiento congregó a una audiencia
distinguida, que incluía dignatarios, nobles, generales y otros líderes
políticos y militares relevantes en el Reino de Macedonia. Esta coronación
representó un momento crucial para legitimar el poder de Alejandro,
fortaleciendo su posición como rey y consolidando el apoyo y la estabilidad
dentro de su reino. Esto fue especialmente significativo debido a la delicada
situación política y la posible oposición interna que Alejandro podría enfrentar.
El momento de la coronación de Alejandro se
convirtió en el escenario para un discurso trascendental que desafiaba las
convenciones. A pesar de los consejos prudentes de sus consejeros, que abogaban
por la preservación de la paz en Grecia, Alejandro optó por un enfoque
radicalmente distinto. Su convicción era sólida: la clave para asegurar la
estabilidad y prosperidad de su reino no residía en la pasividad, sino en la
audacia y la confianza.
Alejandro sostenía una creencia inflexible:
cualquier muestra de vacilación o debilidad sería interpretada como una
invitación por parte de sus enemigos para conspirar en su contra. Estaba
profundamente consciente de la volatilidad política y de los juegos de poder
que dominaban su era. Para él, la fortaleza y la confianza eran los pilares
fundamentales sobre los cuales se edificaría su reinado.
En su discurso, desafiando las expectativas y
sorprendiendo a sus oyentes, Alejandro proclamó su firme creencia en la
necesidad de una acción audaz. Expresó su convicción de que el estancamiento no
era una opción viable para asegurar la estabilidad de su reino. Argumentó que
estaba convencido de que cualquier muestra de debilidad sería aprovechada por
sus enemigos, quienes podrían unirse en su contra.
Su discurso, cargado de pasión y convicción,
resonó en la audiencia, desafiando las normas establecidas y dejando claro su
enfoque estratégico. A pesar de las preocupaciones planteadas por aquellos a su
alrededor, Alejandro abrazó la idea de que su reinado se basaría en la acción
decidida, en la demostración de fuerza y en el coraje para enfrentar cualquier
desafío que se presentara en su camino hacia la consolidación de su imperio.
Parmenión fue el primero en aplaudir el
discurso de Alejandro y, satisfecho, compartió sus impresiones con los otros
generales. En medio de la euforia popular aclamando al joven rey, Ptolomeo les
relató su fatídico encuentro con Olimpiade. Ante esto, Parmenión le aconsejó
apartar la mirada, aunque el general Ptolomeo afirmó que no lo haría.
El dilema está servido…