El resurgir de Yehud
Segunda parte: Cenizas en el Trono
(Mediados del 400 a.C.)
Dionisio, Dios griego de la Fertilidad y el vino |
La primera visión de
Helena
Helena, Regente
Brujah de Jerusalén se encuentra en el salón del trono, ahora vacío, contempla la oscura noche
de la ahora pequeña Jerusalén, lo hace a través de su gran terraza mientras el frío viento le da en la cara y mueve sus cabellos. Viene a su memoria
la primera vez que Helena vio a Jacob, el Anciano Nosferatu, hace unos meses
ya. En aquel entonces Helena entró en un profundo trance, con sus ojos en
blanco “miraba” hacia todos lados, como si viera cosas. De sus labios surgieron
frases inconclusas, palabras sin sentido, en varios idiomas, dirigidas hacia
personas inexistentes. Pero Helena, fue esto lo realmente vio:
“Dionisio, Dios Griego de la fertilidad y el vino, paró el tiempo y Helena
vio a Jacob y a Dorian paralizados. Ella y el Dios griego comenzaron a hablar
amigablemente. Dionisio rodeo a Jacob y dijo: -mírale, es guapo ¿verdad?, demasiado para ser un anciano de Jerusalén.
Me lo esperaba más alto, no me gusta…- Cuando de pronto el Dios se asustó y
el enfado se reflejó en su divina faz. Con gran cólera comenzó a gritar a
Helena - ¡¡¡Helena!!! ¡¡¡Es él!!! ¡¡¡El
que acabará con tu no vida!!!, ¡¡¡está escrito…!!!- y de pronto Helena
volvió a la realidad. Todo comenzó a moverse de nuevo “
Habían pasado unos
minutos, Helena volvió en sí y al preguntarle qué es lo que la había sucedido, la
Brujah explicó que había recibido la llamada de Dionisio, el Dios griego de la
fertilidad y el vino. Ambos interlocutores se quedaron extrañados y Helena no
le dio ninguna importancia. Dirigiéndose a Jacob le susurra: -Jacob, pensaba que eras más alto- a lo
que el Nosferatu no sabe que responder mirándola extrañado...
Fue hace unos meses y
aun sigue pensando que es lo que Dionisio quiso decir. Los mensajes de los
Dioses son esquivos y en ocasiones demasiado enigmáticos para ser comprendidos.
Fe y Paz
Año 400 a.C., entre
los humanos se respira esperanza y libertad. Aun siendo Jerusalén una conquista
Persa, una provincia (satrapía) llamada Yehud, la permisividad de los mismos para
rezar a su Dios y el fin de las disputas entre locales y retornados a causa del
paso del tiempo, hace que reine paz en estos días, en el gobierno de Bagohi.
Mapa con las provincias (satrapías) del antiguo Imperio aqueménida o persa. Se contempla la provincia de Yehud |
Soldados persas
pasean por la ciudad protegiendo el orden. En el Templo se hacen sacrificios semanales
a Yahvé, llamados Holocaustos. Se hacen los
domingos, tras el Shabbat, que significa “día de reposo“. Este día fue
instituido por Dios para que el pueblo encontrará descanso a su trabajo, y a la
vez, recobrase las fuerzas físicas, emocionales, espirituales y evocará a Dios
en su adoración. Ese día era una fiesta familiar de adoración y recordatorio
mesiánico.
Los domingos toda la
zona del Templo se llena de fe y los Vampiros no pueden ni acercarse por el
poder de ésta, incluso deben ausentarse de su refugio si éste está en el área
de influencia de la fe hacia el Dios Padre Yahvé.
Jerusalén
nocturna
En la comunidad vampírica se respiran aires nuevos con sabor
a rivalidad. Helena la nueva Regente de Jerusalén, recién nombrada por Cyra
Sire de Amara, Princesa de Jerusalén, comienza
su reinado con una incómoda rivalidad entre ella y Lazarus, héroe Toreador de todo
Persia, aliado de la propia Amara. Este a su vez es Sire por primera vez de una
esclava de las tribus de la estepa del norte llamada Bactria, la neonata no
acaba de encontrarse cómoda con su nueva situación, algo no acaba de encajar.
Hacía escasas noches había despertado un anciano Nosferatu
llamado Jacob que se tambaleaba entre su vía del cielo y su lado bestial, éste
a punto de ganar la batalla condenandolo a la muerte definitiva. Pero el azar
quiso que acabara formando parte del Consejo del nuevo gobierno vampírico de
Jerusalén.
Este nuevo Consejo de vampiros nombrado por Helena, La
Regente Brujah y reunido por Bintanat, su Sire, ante la ausencia de la Regente
y ante la insistencia de Jacob, en su primera reunión el viejo Nosferatu expone
su problema y lo hace extensible a la comunidad como un peligro para todos, ya
que ha quebrantado varias de las Tradiciones. Este viejo enemigo de Jacob, un
cazador ahora inmortal, llamado el Nazareno. Suponiendo que es Cainita, El
Consejo de Jerusalén declara una Caza de sangre contra el Nazareno y esto
implica que todos los Vampiros de la ciudad deben cazarlo y ajusticiarlo.
Mientras, a oídos del consejo llega un misterioso descubrimiento,
un guerrero formidable guarda día y noche las espaldas de Bagohi, actual Gobernador
de Jerusalén. Le llaman El Espectro.
Amara, Princesa de Jerusalén, Ventrue |
Aprendiendo a
gobernar
La Nueva princesa de
Jerusalén, obligada por Cyra, su Sire, abandona su propio trono la misma noche
en la que es coronada y durante los últimos meses se encuentra aprendiendo en ciudades
cercanas como se debe y no se debe reinar. Visitando gobiernos, cortes y
comunidades donde sus éxitos y fracasos los han hecho prosperar o desaparecer.
Aprende su política, sus argucias, sus juegos y entresijos, tan necesarios para
gobernar. La importancia de la agricultura, del comercio, del poder de la FE. En
definitiva aprende cómo dirigir y gobernar ciudades, a llevar el peso de la
corona, donde cada decisión tiene una consecuencia y en ocasiones si la
decisión es errónea la consecuencia es fatal.
Jacob, Anciano Nosferatu |
El anciano se asienta
Jacob, el anciano
Nosferatu, tras el robo de su reliquia por parte de su enemigo el Nazareno,
decide cambiar de refugio y buscar uno más seguro. Siempre bajo el suelo de la
ciudad, en los estratos de viejas civilizaciones. Él de joven, hace siglos, fue
el Maestro cantero del Rey David, además de su amigo y consejero. Ahora este
conocimiento le es útil para construir un dominio, tan seguro como sus manos
puedan crearlo. Por supuesto con trampas de pesadas piedras que impedirán el paso
de extraños y curiosos.
Un gran inconveniente
asola la nueva no vida de Jacob y es el hambre, la vitae de los humanos ya no
le sacia como antes, la edad ha hecho que durante sus generaciones su sangre se
diluya y no le alimente como lo hacía hace siglos. Esto es un grave problema ya
que cuando antes necesitaba un odre para alimentarse ahora necesita tres.
El sabio Nosferatu
decide idear una trampa para que las ratas que pueblan la zona puedan acudir a
comer durante el día y por la noche una gran piedra aplaste sus míseros cuerpos
y exprima la preciada Vitae que Jacob ha consumido durante el sueño del día. Con
esta acción diaria se da cuenta de que va a acabar con toda la población de
roedores de la ciudad acabando con su alimento y teniendo que salir a la
superficie a cazar presas más grandes, así que decide criar ratas
alimentándolas con su sangre para que estas se multipliquen más fuertes y con
más velocidad.
Oded, Torturador Toreador |
Sangre y tierra
Oded del clan
Toreador, fue en su vida de humano un reputado torturador para los babilonios.
Ahora en Jerusalén, su nueva no vida no puede ser más diferente. En lugar de
vivir en cárceles lo hace en un pequeño campamento de agricultores a las
afueras de la ciudad.
La tierra es árida,
el agua es escasa y los conocimientos de los agricultores humanos son
limitados. Con estas dificultades el Toreador se afana en labrar una influencia
entre ellos y gracias a sus poderes de Presencia consigue ser su consejero para
que el fruto de la tierra sirva para algo más que para alimentarse.
Hay una faceta más
oscura que la comunidad agricultora no conoce de Oded, y es su pasión por el
arte del dolor. Con sus conocimientos de medicina, se encarga de curar y sanar
a esta pequeña comunidad pero no sin antes ofrecerles algo de tortura gratuita
disfrazada de necesidad para curarse: “si no duele, no sana”. Y con su sangre
mientras ellos están febriles, Oded pinta sus lienzos de muerte y dolor.
Lazarus, Héroe Toreador |
Sire y chiquilla
Lazarus se vuelca en
su papel de Sire y dedica todo su tiempo a instruir, entrenar y formar a su
chiquilla Bactria. Todas las noches comienzan igual, Lazarus cuenta historias
de sus vivencias en la Estirpe y enseña Tradiciones y lecciones vampíricas para
su supervivencia; conceptos como los lazos de sangre, los clanes, la diablerie,
la cazas de sangre o las Tradiciones de Caín, son comunes en estas noches de
saber oscuro. Tras cultivar la mente siempre acaban entrenando el cuerpo y
luchan hasta el amanecer; cuerpo a cuerpo, combate a espada, con lanza, a
caballo. Bactria y Lazarus disfrutan de una primera época en la que ambos se
sienten bien, siguiendo el camino del guerrero pero sin olvidar la importancia
del conocimiento.
Lazarus como padre comprometido,
decide interesarse por la preocupación de su chiquilla Bactria, algo no
funciona y ella no es capaz de contárselo. Para el Toreador esto es un campo de
batalla nuevo, ya que los sentimientos no son algo que cultive un guerrero, al
menos no uno como él. Parece ser que su faceta fraternal le hace desarrollar
una empatía hacia su hija vampírica que consigue
que ambos se entiendan mejor. Ahora
Lazarus empieza a darse cuenta de que su chiquilla viene de una dura y lejana
sociedad en la que las mujeres son las dueñas y señoras de todo y al ser él un
hombre, todo en lo que Bactria cree, comienza a desmoronarse, comenzando por
que ella misma siente tal atadura por Lazarus que no puede explicar; es porque
él la abrazó con su vitae y ese sabor es inolvidable, y ata para siempre, él le
dio la inmortalidad y esto choca de frente con sus valores humanos.
Bactria, Toreador chiquilla de Lazarus |
Bactria es enviada en
ocasiones por Lazarus ante su Sire Elsh, el Constructor de Templos, y cuando
regresa, Bactria nunca habla de sus encuentros con su abuelo. Lazarus sospecha
que algo ocurre y que no le está gustando a ella. El Toreador lo achaca a que
su anciano Sire está alejándose de la senda de la humanidad y en ocasiones es
bastante violento y sangriento, pero nada más lejos de la realidad…
Abraham, Capadocio, buscador de las Revelaciones Sagradas |
La Torá Negra
Meir, sacerdote judío Capadocio, chiquillo del anciano
Abraham se encuentra reunido con su pequeña hermandad de sabios, ya superan la
decena, debaten sobre varias materias, ciencias, religión, ocultismo, herbolaria
y múltiples saberes. Ellos son los llamados La Torá Negra, en homenaje a la
legendaria búsqueda de estos antiguos escritos por parte de su Sire Abraham, el
buscador de las Revelaciones Sagradas.
Meir se vuelca en la búsqueda de más sabios para que formen
parte de su hermandad. El objetivo de la misma es recopilar la mayor parte del
saber escrito y hablado de la zona, para velar por él, que no se pierda en el
tiempo y poder emplearlo para beneficio del pueblo elegido por Yahvé.
Meir, sacerdote Capadocio |
Desde su refugio en una cripta del cementerio, en plena
tierra santa, todas las noches, El Capadocio pone a prueba su coraje ante la fe
del único Dios Padre, ya que él es el todopoderoso, él ha decidido el camino de
Meir y solo él puede ayudarle en este sagrado lugar llamado Jerusalén. Cada
noche recita pasajes de las santas escrituras y reza en nombre de Yahvé Dios
Padre.
Meir se encuentra con Admiel, su ghoul bibliotecario para
ver cómo va la clasificación de la escasa biblioteca inicial de la Torá Negra.
Danna, la doncella Ghoul de Meir acompaña a Admiel para casi cualquier tarea
que haga que se salga de su especialidad.
Admiel,
el bibliotecario
Ghoul de Meir, un
diestro documentalista, guarda, clasifica y ordena todo el saber escrito de
forma impecable. Meir no puede pedirle nada más, si no fuera por Danna la
doncella, Admiel se moriría de hambre.
Sus anteojos, son un
invento único otorgado por un sabio egipcio que aseguraba que en su
civilización
se había inventado absolutamente todo lo que conocemos.
Admiel, Bibliotecario de Meir |
Es tímido, es
callado, carece de inteligencia emocional, es ingenuo y tras tantos años centrado
en papiros, pergaminos y tablillas es como una rata de biblioteca. A causa de
esto no le gusta el exterior y su piel es tan sensible a la luz que si camina por
el día se lastima con solo exponerse ante el más tenue sol, aunque esté
nublado.
Es un hombre que no
sabe socializar y puede levantar sospechas, e incluso poner a su señor en un
apuro si sale de sus tareas, aunque sean simples y sencillas. Es un absoluto
desastre y entre sus últimas gestas están: hace poco se torció un tobillo yendo
por agua; hace unos años fue engatusado por una mala mujer y lo emborrachó para
robarle todo lo que llevaba, libros, dinero y botas; la última primavera se
indigestó comiendo demasiado, el mes pasado cayó exhausto al no acordarse de
comer. Hace un par de días le robaron la bolsa del dinero mientras iba a
comprar tinta…
Danna, Doncella de Meir |
Meir le brinda todo el saber escrito y oral que encuentra
para qué él lo documente, de momento en una sencilla y pequeña biblioteca.
Liezer, Seguidor de Set |
La búsqueda
Liezer el Seguidor de Set, idea un maquiavélico plan y
decide ir por las espadas de un antiguo príncipe persa llamado Amir, del clan
Assamita, que murió a manos de Lazarus en la tumba del Niktucku, la noche en la
que todos los vampiros locales de Jerusalén, junto con Teispes el Príncipe de
Persepolis, hermano y enemigo de Cyra, perdieron la no vida a manos de el recién
despertado Matusalén Nosferatu. No se puede confiar en utilizar un Niktucku
como arma contra tus enemigos y esta soberbia se volvió contra ellos y los
exterminó a todos, dejando a los retornados como únicos supervivientes y a
causa de esto actualmente en el poder. Benshajar, capadocio sobrino de Meir,
también pereció aquella fatídica noche.
El plan de Liezer es recuperar las espadas de este príncipe,
hechas del valorado acero de Damasco por los mejores herreros y artesanos, para
regalarselas a Lazarus y que éste portándolas tenga problemas con posibles
Assamitas que vengan a Jerusalén de visita.
Lo último que el Setita recuerda es que tras la masacre,
toda la cueva se derrumbó sepultando la tumba y los restos de los fallecidos.
El Niktucku, también se quedó allí, pero Liezer espera que ya no se encuentre en
el mismo lugar.
Dicho y hecho, Liezer entra de la misma forma en la que huyó la terrible noche de la matanza, en forma de serpiente, entre los pedruscos que
tapaban la entrada de la cueva de la Tumba del Niktucku. Entre los restos y las
cenizas de los vampiros que allí encontraron la muerte definitiva está una de
las espadas de Amir, de la otra no hay ni rastro. Liezer la engulle y sale de
la cueva con gran dificultad y algún que otro rasguño y herida interna, pero ha
conseguido una de las obras de arte ante las que Lazarus, como Toreador, quedó
paralizado en más de una ocasión. La belleza de la hoja es abrumadora, las
filigranas y joyas que adornan la espada tienen tal calidad que es fácil pensar
que no ha sido fabricada por artesanos humanos. Liezer la envuelve en los
restos de una capa de algún difunto de la masacre y se dispone a llevársela de
regalo a Lazarus.
Helena de Lyth, Regente Brujah |
La Regente Brujah
Nueva en la ciudad y nueva en la Regencia, máxima autoridad
en un lugar que no conoce, así que la joven Brujah decide saber más de la
ciudad de la que ahora es responsable. Tampoco conoce su idioma así que su primera
tarea será aprender judío mientras conoce Jerusalén.
Camina por la ciudad, sobre sus murallas, puestos de
vigilancia y Templo. Deambula entre los soldados persas y allí conoce al
capitán de la guardia, no quiere ser conocida, simplemente que la vean como una
señora de la corte que se interesa por su ciudad y se mancha las sandalias de
barro, para variar.
El encuentro
Amara regresa a Jerusalén, ahora más sabia y con los
conocimientos necesarios para afrontar esta nueva etapa de su no vida. A partir
de ahora ha decidido llevar siempre caros vestidos que dejen al descubierto su
espalda, y así mostrar orgullosa las cicatrices de los diez latigazos con los
que la castigaron en Babilonia, hace ya casi dos siglos, cuando solo era una
cantinera humana y nadie creía en ella excepto su Sire Cyra.
Lo primero que hace la Ventrue es encontrarse a solas con
Helena, la Regente Brujah que cuida su trono en su ausencia. El encuentro se da
en la sala del Trono de oro de Amara, ante los ventanales que dejan ver la
rejuvenecida Jerusalén.
La Brujah da la bienvenida a la Ventrue y le hace una
pequeña reverencia. -Aquí tienes tu
ciudad mejor que cuando te fuiste, como te prometí- Exclama Helena orgullosa. Amara mira el trono
y agradece a la Brujah su labor. Ambas se cuentan lo sucedido en su ausencia y
la Brujah insiste a la Ventrue que no ansia gobernar la ciudad. Tras esto Amara ordena a Helena
reunir a la corte ante ellas. Helena mueve sus hilos y las invitaciones llegan
a todos los vampiros de Jerusalén.
Reunión de la corte
Meir decide encontrarse con su Sire Abraham y enseñarle el
pergamino que encontró en la tumba del Niktucku. Ambos Capadocios admiran el
antiguo escrito y Abraham se encamina para perderse en la oscuridad con él en
las manos, al despedirse pide a Meir que excuse su presencia a la invitación de
Amara, y que a partir de ahora será él, su chiquillo Meir, quien acuda a
asuntos de gobierno y política de la ciudad, en representación del Clan
Capadocio. Meir acepta tal responsabilidad y parte hacia el palacio del Trono.
Elsh declina amablemente la invitación y pide a su chiquillo
Lazarus que le excuse y que se ocupe él. Lazarus lo entiende, nunca su Sire
estuvo interesado por la política, y ahora no iba a ser menos.
Oded se encuentra a las afueras de la ciudad, iluminado por
la luna y en medio de un terreno arado y rodeado de agricultores. Con sus
conocimientos de agricultura les explica
cómo deben hacer para que el grano crezca de forma más firme. Cuando de pronto
dos figuras encapuchadas llegan a buscarle. Son Lazarus y su chiquilla Bactria.
Ambos Toreadores se abrazan efusivamente y Lazarus le presenta a su nueva
chiquilla. Oded se acicala y se cambia para asistir a la invitación que
Lazarus le trae, se encontrarán ante la Princesa Amara, amiga de ambos desde
que eran humanos hace casi 200 años. Mientras Oded se prepara pregunta a Lazarus
muy animado si quiere ver sus obras y éste declina amablemente su invitación.
Hablan del arte de Oded, que es el dolor y pintar cuadros con la sangre de los
torturados y Lazarus explica que su arte es la guerra y el combate. Bactria
confundida se pregunta cuál será su arte y si como Toreador debe tener uno, si
es así aun no ha encontrado el suyo. Los tres Toreadores se encaminan hacia el
salón del Trono, en un palacio cercano al Templo.
Helena, imponente, con su presencia real, a pesar de su
apariencia mundana, recibe a los tres Toreadores en el salón del trono y se
presenta ante Oded, que la saluda elegantemente vestido pero con tierra entre las
uñas.
Meir y Jacob se encuentran en la entrada del salón, pero no
se conocen aun, además, el Nosferatu está utilizando máscara de las mil caras y
su aspecto ahora es el de un humano normal, con cojera y con un olor a humedad
fuera de lo común.
Por fin se encuentran todos ante un trono vacío y Helena la
Regente los recibe con amabilidad uno por uno. Jacob, se encuentra inquieto
ante tanta limpieza y pulcritud, él ama la suciedad y el desorden.
Meir y su aura de santidad hace que los presentes se apiaden
de su alma y Helena que no lo conocía piensa despectivamente al ver sus hábitos
de sacerdote judío, sin embargo su apariencia de qué es alguien puro e inocente
hace que la Brujah baje la guardia ante él, no parece culpable de nada.
Lazarus se encuentra incómodo y su chiquilla Bactria tensa, aunque
mira con ojos de interés a Helena la Brujah, como si le gustase. Por supuesto
su Sire no se ha percatado de dicho detalle, sin embargo Helena sí, y la sonríe
maliciosamente.
Lazarus saluda a Meir y presenta a su chiquilla Bactria a su
compañero. Meir charla amigablemente con ellos y se exculpa por no haber estado
en la coronación, tenía mucho trabajo con la Torá Negra.
Jacob se presenta ante Oded y Meir, no se conocen, y lo
hace explicando que es un Anciano Nosferatu de más de 500 años que ha despertado
hace poco. Pertenece al consejo junto con Lazarus y Liezer. Cuenta orgulloso como
conoció al Rey David y fue su amigo. Él mismo fue portador del Arca de la
Alianza, y explica cómo su hijo ayudó a construir el Templo de Salomón. Todos
escuchan las historias del viejo Nosferatu, que parece más bien distante del
mundo actual. Su olor es horrible, mezcla de podrido y humedad, pero los
vampiros no se sienten molestos ya que no tienen que respirar para vivir.
Amara hace su aparición, imponente, reluciente y a su
espalda el peso de su pasado, en las marcas de latigazos al descubierto. Un
vestido azul cielo con acabados de oro y plata le encaja como un guante y tras
saludar y presentarse ante todos se sienta en el trono. En este instante
Lazarus comienza un improvisado aplauso que secunda la corte confusa, a pesar
de la ruptura del protocolo y la etiqueta. Oded y Helena no aplauden, no
encuentran vulgar y fuera de lugar.
Amara se presenta correctamente y retoma el poder, como
Princesa de Jerusalén. Pregunta por la creación del consejo y por la razón del
mismo; cuando le ponen al día y le explican la primera decisión del mismo, una
caza de sangre, aún en vigor, la Ventrue escucha atentamente.
Lazarus encuentra el momento para presentarla a su chiquilla
Bactria, abrazada en el momento en el que aún nadie era Príncipe, después de la
muerte del anterior Príncipe Tattenay, a manos del Niktucku y antes de la
coronación de Amara y Regencia de Helena. También aprovecha para disculpar a
Elsh ante Amara por no venir. La Princesa pregunta por Liezer y nadie sabe
dónde está.
Amara pregunta por la tensión entre Helena la Brujah y
Lazarus el Toreador, es más que evidente que ambos no se soportan, sus miradas,
su actitud, sus gestos. La Princesa pide a la neonata Bactria que le cuente que
es lo que ocurrió en la coronación para encontrarse ambos en esta situación.
La neonata Toreador inquieta, mira a su Sire Lazarus y este
asiente permitiéndole que hable sin tapujos. Bactria se adelanta tímidamente y
dice cabizbaja -Mi Sire se comportó como
un chiquillo malcriado con Helena, desautorizando a la Regente- Tanto
Amara como increíblemente Lazarus se encuentran satisfechos de la intervención
de Bactria ante la corte, es la primera vez que lo hace y ha sido para poner en
evidencia la impertinencia de su Sire. Amara pide a Lazarus su palabra de que
no creará rivalidades innecesarias y que este inconveniente será olvidado;
Lazarus firme, le da su palabra.
Amara orgullosa y sonriente mira a su corte y de pie ante su
trono dice -Llevaremos Jerusalén a lo más
alto. Quiero que todos aportéis para que esto prospere. Aquí y ahora declaro inaugurado
el nuevo consejo, ya no será por representantes de cada clan, ya que tenemos
varios Toreadores presentes, pero será como sabios y expertos en diferentes artes,
Lazarus, Meir, Oded, Jacob y Liezer, aunque no esté presente, todos le
conocemos.- gira ligeramente su sonrisa -Helena pasa de Regente a consejera y Bactria como Neonata aún no podrá
formar parte del mismo.- en este mismo instante Lazarus pone mala cara por
su decisión de incluir a la Brujah y Amara continua -Vuestras responsabilidades serán: Meir los eruditos, Oded la
agricultura, Lazarus la guardia de la ciudad, Liezer se encargará de los bajos
fondos y Jacob … ¿Cuál es tu especialidad?- Pregunta curiosa Amara al viejo
Nosferatu. Jacob responde con voz vibrante -Puedo
crear una red de información y ponerla a su disposición y soy Maestro Cantero,
trabajé para el Rey David en los inicios de Jerusalén.- Amara pensativa
responde tras unos segundos -Te
encargarás de obtener recursos de canteras cercanas y crearás esa red de
información para mí- Jacob asiente satisfecho.
Jacob aprovecha para pedir a Amara el título de Primogénito
Nosferatu, para estar por encima de todo Nosferatu que venga a partir de ahora
a Jerusalén. Ya ostentó ese título en el pasado y cree que es justo tenerlo también
ahora. Amara lo acepta y explica a todos los presentes que ellos también
tendrán posición ante cualquier nuevo visitante de la ciudad, ya que son la única
autoridad en Jerusalén después de ella.
Helena explica a Amara que poco puede aportar, es una
extranjera de un clan que no existía en Jerusalén. Amara le pide que sea el
enlace entre ella y el pueblo, la Brujah accede a la petición de la Princesa
Ventrue.
Amara pregunta a Meir sobre un juicio que sus informadores
en la corte le han hablado. El Capadocio sorprendido por sus canales de
información le corrobora que el Gobernador Bagohi va a hacer un juicio público
en la plaza central, un asunto familiar sobre rupturas de las leyes de Dios.
Todos intervienen dando su punto de vista y mostrando su interés por asistir.
En este momento, más discernido, Meir y Helena hablan de
Dioses, claramente tienen posturas enfrentadas, el monoteísmo judío frente al
politeísmo griego. Meir le cuenta a Helena como al famoso Lazarus se le empezó
a llamar “la Espada de Miguel” porque
él lo hizo por primera vez siendo aún humanos, en la lejana Babilonia y
recuerda la primera pelea pública en la que el Capadocio conoció al Toreador, cuando
Lazarus acabó con un gigante babilonio, el mejor y más fuerte de sus soldados, y
el héroe judío ya había sido tocado por la gracia de Yahvé. La conversación
lleva a las historias más viejas del inicio de los tiempos con Caín, el primero
de los condenados de la Estirpe y Helena lo rebate exponiendo que los Dioses y
las historias judías estaban basadas en las egipcias, ya que tienen el mismo
origen geográfico. Meir no está de acuerdo, pero no hay tensión en sus palabras,
simple desacuerdo.
El siguiente tema de conversación es sobre aquel al que
llaman “el Espectro”, y de su interés
por verle, ya que seguro que acudirá con el Gobernador Bagohi al juicio de esta
noche.
Concluyen la conversación con la Caza de Sangre hacia el
Nazareno y los involucrados le explican bien a los presentes por qué se hizo,
Jacob lidera este debate muy dolido por la intromisión de su némesis, el
Nazareno, el odio nubla su razón, pero eso no quita que sea un peligro para
todos, es el argumento central del viejo y maloliente Nosferatu.
El juicio
El Gobernador Bagohi, severo y firme hombre de fe. Lleva
diez años gobernando, y con él se ha logrado una relativa armonía y una tímida
prosperidad. Es un hombre justo, sus juicios son ejemplares y violentos. Es
valorado y respetado de igual modo por el Rey Persa y por el pueblo judío, algo
difícil de conseguir. Es conocido por implicarse personalmente en los problemas
y soluciones de su pueblo. Se sabe que tiene múltiple descendencia y respeta
las leyes de Dios.
Todos se encaminan hacia el escenario del juicio público,
situado en la plaza central de Jerusalén, donde antaño se comerciaba en un
bazar nocturno, cuando solamente había ruinas en lugar de casas.
La noche es fría, el viento corta y silba a su paso. El
pueblo judío rodea el lugar, presidido por el Gobernador Bagohi y su consejo de
sabios, tras él a unos pasos, en las sombras, el Espectro, impasible cual
estatua. El silencio es abrumador y en el centro del círculo de gente hay tres
figuras, una joven llorosa y asustada, que cubre su cabello oscuro con una tela
negra; un joven magullado, cabizbajo arrodillado y atado de manos; y el cuerpo
sin vida de un varón, aún caliente, tendido en unas mantas, amortajado por un
sudario blanco.
Los sabios exponen escuetamente el caso: un hermano ha
matado al otro por yacer con su mujer. Preguntan a los acusados como se
declaran ante la máxima autoridad de Yahvé en la tierra y ambos se declaran
culpables entre amargas lágrimas y lamentos desesperados.
El Gobernador Bagohi se levanta despacio, y con contundencia
en sus palabras condena al hambre a morir decapitado por matar a su hermano y a
la mujer a ser lapidada por adúltera.
"El Espectro" |
Si más dilación un grupo de soldados inmoviliza al asustado
joven y uno de ellos lo decapita con una gran espada, con un fuerte y certero
golpe a su cuello. La sangre salpica a los presentes de la primera fila que ansían
justicia. Acto seguido la multitud descubre un montículo de piedras de las que
los presentes van cogiendo y arrojan fuertemente a la mujer lapidándola entre
sollozos, gritos, sangre y huesos rotos. Es un castigo tan cruel como común, sin
duda es ejemplar para todos aquellos que osan cuestionar las leyes de Dios,
esculpidas en piedra para el bienestar del pueblo elegido.
A medida que el juicio avanza la fe lo hace con ella y los
personajes se encuentran en un segundo plano viendo la escena, aun así no
pueden evitar temer el poder de la fe y el aura de este vasto influjo va
extendiéndose alrededor del Gobernador Bagohi, incluso el Espectro tiene que
apartarse unos metros del mandatario.
Meir, temeroso del poder de Dios, tiene un don, una
habilidad sobrenatural proveniente de su tribu original de cuando era humano,
puede percibir a los muertos y en este caso ve como los que acaban de perecer
gritan hacia el más allá, arrastrados hacia el infierno, el eco de sus lamentos
inquieta al Capadocio. Dios así lo quiere, el es la ley.
Jacob, asustado, viendo tal violencia, pone en duda la
veracidad de la ley de Dios, en la que tanto ha creído siempre, parece que nada
ha cambiado y se cuestiona el precio del alma, “¿no estaré siguiendo el camino equivocado?”, piensa el viejo
Nosferatu.
Las catacumbas de Meir
Para mantener cierta
discreción y hablar de lo acontecido, Meir lleva a los vampiros presentes a su refugio,
en pleno cementerio, bajo un viejo templo, en las catacumbas enmohecidas que
ahora le sirven de Dominio. Comenzó a utilizarlas tras la muerte de un
Nosferatu local que pereció en la masacre del Niktucku.
Mientras bajan por
unas viejas escaleras de piedra, se encuentran una pica con una calavera con
las cuencas de los ojos y la mandíbula empapadas en sangre. Meir les explica
que es un viejo ritual Capadocio que sirve para alertar si alguien no deseado
intenta entrar en su refugio, si así fuera, la calavera gritaría fuertemente.
Ya en las catacumbas,
ven criptas llenas de huesos y una serie de cuerpos incorruptos tumbados en el
suelo, es inquietante ya que parecen recién muertos. Todo está iluminado por
velas, una mesa llena de manuscritos, hay pergaminos y tablillas escritas con
símbolos en cada rincón.
Meir coge un puñal y
abre con delicadeza uno de los cuerpos por el costado y lo desangra en vasos
hechos de hueso mientras explica que es sangre de ahorcado y que por supuesto
era culpable de reiterados robos. Los presentes prueban la sangre que para su
asombro es extrañamente sabrosa, tiene un matiz que Meir dice que es el sabor
del miedo y de la culpa.
Jacob aprovecha para
exponer su problema con la Vitae, ya que no le nutre igual y debe beber mucha
más cantidad para no perecer, pide a Meir un cuerpo entero y este se lo
desangra para que pueda beber de él. Una vez han terminado un extraño moho de
color verde comienza a comerse la carne hasta que en cuestión de instantes deja
el esqueleto limpio para que Meir pueda aprovecharlo más adelante. Al parecer
es otro de los rituales Capadocio.
Mientras hablan
Helena introduce la mano en el pecho de uno de los cuerpos tendidos y le
arranca el corazón. Está negruzco pero la Brujah lo mira y comienza a comérselo
a mordiscos, masticando explícitamente. Jacob y Meir están horrorizados y le
piden que no lo haga, pero ella sigue degustando su exquisito manjar diciendo
orgullosa -Mi Dios me lo permite- El
Capadocio le pregunta que le aporta la carne muerta, a lo que Helena responde
que nutrientes igual que la Vitae para ellos.
Mientras todo esto
ocurre, Oded, excitado, coge un papel y un carboncillo de entre los
manuscritos de Meir y comienza a dibujar un boceto de la macabra escena sin
perder detalle. Es música para sus oídos, la musa de su arte se manifiesta
siempre en el lugar más insospechado.
Amara, pide centrarse
en el asunto que les ha traído aquí y hablan del Espectro. Meir vio su aura durante
el juicio y era claramente un vampiro, muy tranquilo por cierto. El Capadocio
ha preguntado entre sus sabios y comparte con sus compañeros la información que
le han dado sobre este misterioso vampiro.
“Es un incansable guardián que protege al Gobernador
Bagohi. Hombre de pocas palabras, nunca enseña su rostro y un halo de misterio
rodea su figura. De aspecto oscuro siempre lleva puesta una elaborada armadura,
excesiva para la batalla en estos tiempos. Se le atribuye acabar con más de una
decena de asesinos enviados para acabar con la vida Bagohi el Gobernador de
Jerusalén. El Espectro lleva diez años con el gobernador, y no se ha presentado
a la Princesa Amara ni a la Regente Helena.”
Meir explica que si
lo han visto por el día como dicen puede tener un poder inconmensurable, se
baraja que pueda ser el Nazareno. Amara decide no actuar y eso mismo les ordena
con el llamado Espectro -nos mantendremos
al margen y le vigilaremos sin interactuar aún con él.-
Concluye Meir recordando
en voz alta cómo el Gobernador se ha mantenido férreo en el juicio. Amara, ensimismada por la entereza del Gobernador afirma -Así me gustaría reinar a mí en el futuro.-
Seth, Dios Egipcio del Mal y las Tinieblas |
La segunda Visión de
Helena
Helena, masticaba el
corazón del muerto cuando todo se detuvo de nuevo:
“Helena ve a Seth, el Dios Egipcio del Mal y las Tinieblas, camina
alrededor de ella como una serpiente y habla con voz cavernosa y aliento
pútrido, augurando la caída de Helena. En ese momento la Brujah comienza a caer
en un oscuro pozo y cuándo impacta sobre el fondo del mismo miles de serpientes
devoran su carne. Entre tremendo dolor Helena ve un enorme lobo blanco que
lucha contra las serpientes venciendolas y con su aliento congela el dañado
cuerpo muerto de Helena.”
Con frio en sus
huesos Helena se despierta, parece que nadie se ha percatado de su trance. La
Brujah piensa en cómo esquivar el aciago destino augurado por Seth. Cuando de
nuevo es consciente habla en voz alta interrumpiendo la conversación de los
demás, y dice con tono tétrico - … Sus ojos eran como llama de fuego, y
había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno
conocía sino él mismo- Meir se sorprende al escuchar estas palabras de la
pagana Brujah, sin duda hablan del fin de los días augurado en las sagradas
escrituras de los ancianos de su propia religión, la de el Padre Dios Yahvé.
Meir pregunta a Helena por estas palabras al reconocerlas y la Brujah le dice
que ha visto a Seth, Oded pregunta: -¿Esto
es lo que te pasa cuando comes corazones?-
La noche llega a su
fin y cada uno se recoge a su refugio, mañana al anochecer se encontrarán de
nuevo en la sala del trono tras sus tareas nocturnas.
Encuentro
secreto con Bintanat
Cuando
Helena se recoge al refugio en el Palacio del Trono, acogida por Amara, la
sorpresa se apodera de ella cuando ve a su Sire en la habitación. No se lo
puede creer, partió hace meses y no dijo que volvería tan pronto.
Anat, Diosa Caldea esposa de Baal, Anciana Brujah |
Bintanat, su Sire,
Hija primogénita y esposa del Faraón más importante de Egipto, Ramses II, el
Rey Guerrero. Se encuentra silenciosa en la oscuridad y mira con intensidad a
su chiquilla. -Helena, el tiempo acucia,
vengo a fraguar una alianza, y tú debes ayudarme. Auset, hechicera egipcia
Seguidora de Set, Sire de Liezer es consejera del actual Gobernador de Egipto,
actual provincia del Imperio Persa, al igual que Yehud, Judá. Si conseguimos la
alianza de Auset, haremos una alianza entre Grecia y Egipto para atacar a los persas
por dos frentes y hacerles perder fuerza en dos fronteras comenzando así su
caída. Para ello necesito que contactes con Liezer y le convenzas de que somos
de fiar para que su Sire Auset se pueda encontrar con Anat, mi Sire, tu abuela,
Diosa Caldea esposa de Baal. Confío en ti Helena, gánate a Liezer y consíguenos
ese encuentro, es vital para el futuro de la prosperidad de nuestro reino.-
Tras la rápida
intervención de Bintanat, esta se despide y sale rauda del lugar, como siempre
sin dar explicación alguna. Helena queda sola y pensativa.
La
visita de Elsh
Elsh hace una visita
sorpresa a Lazarus deja de lado a su chiquilla Bactria, se encierra a solas con
su chiquillo y con cara de pocos amigos le grita: -Lazarus, te enfrentaste a la Regente Helena públicamente, me dejaste
en evidencia y a todo el clan, no estoy nada contento con tu comportamiento, tú
eres mi chiquillo y yo tu mentor, aun lo sigo siendo.¡¡Eres un chiquillo malcriado!!, debes respetar a tu Mentor, a quien te lo ha enseñado todo. Me
avergüenzas, nunca debí abrazarte. ¿Este es el ejemplo que quieres dar a tu
chiquilla? ¿La deseas la muerte definitiva?- Según avanza en sus palabras,
lo hace en su enfado y Elsh va acercándose a su chiquillo de forma amenazante.
Lazarus avergonzado y
emocionado se acerca a su Sire y… lo abraza. Elsh no puede creerse lo que
sucede y por supuesto no se lo esperaba. El Sire de Lazarus se queda sin
palabras y descolocado. A partir de este momento cambia el tono de su
reprimenda y se convierte en una charla severa de un padre preocupado y
molesto, pero a partir de ahora sin elevar la voz.
- Esta actitud tuya es nueva para mí y parece que tu ego
ha desaparecido por una noche, te lo agradezco. Lazarus debes entender que no
tienes talento artístico, únicamente tu cuerpo y la guerra, todo inútil, lo
contrario de lo que predico, construir y no destruir. Y en vez de abrazar la
oportunidad de prosperar, te meas en ella. Cyra es la única oportunidad de que
Jerusalén vuelva a ser grande. ¿Cómo crees que le ha sentado a ella tu
comportamiento hacia su elegida como Regente?- Lazarus responde con
voz baja, -Mal, lo sé. Lo lamento Sire,
mi relación con Helena ha mejorado y lo hará a partir de ahora.-
Elsh prosigue con un
tono firme -Eso espero Lazarus, mucho
musculo pero poca inteligencia, piensa de vez en cuando, chiquillo mío. Soy tu
Sire y tu Mentor, fuiste liberado, pero nunca has dejado de venir a mis faldas
para pedir consejo y permiso, a tu manera, pero lo has hecho. Puedes redimirte
y ser útil, cambia tu espada por tu astucia. Adáptate o muere Lazarus. Tu vida
humana murió contigo hace más de un siglo. Ya no eres un soldado, compórtate
como un Toreador. Es lo que eres te guste o no. Solo hay un camino, y es a mi
lado en Jerusalén. Nunca te he dado un ultimátum Lazarus, pero debo hacerlo: O
estas a mi lado para reconstruir Jerusalén y pones de tu parte o no vuelvas a
dirigirme la palabra y puedes olvidarte de mí para siempre. Piensa que quieres
hacer con tu no vida. Deberías pensar que fuiste creado solamente con un fin:
Ayudarme a edificar templos en Jerusalén, de la mejor forma posible, al mando
de un ejército protegiendo la ciudad o a mi lado como aprendiz de Maestro
Arquitecto. Pero no puedes destruir lo que yo construyo, para eso mejor no
existas, o vete de la ciudad. No contestes ahora si no quieres. Espero que tu
respuesta esté a la altura de tu nombre. Oh gran Lazarus, héroe de Persia y
piensa que tu fama no ha sido ganada limpiamente y eso tiene su precio. Nada que
no cueste sudor de tu frente es beneficioso y se volverá contra ti con furiosa cólera…
cuando menos te lo esperes. Te lo dice Elsh, el Constructor de Templos.- Los
ojos de Elsh están ensangrentados de lágrimas.
Lazarus avergonzado
se dirige a su Sire -Tienes razón Elsh, mejoraré, no
te defraudaré, tienes mi palabra. En cuanto a mi fama tampoco estoy orgulloso
de ello, prefiero ganármela limpiamente, como siempre lo ha hecho- Elsh, serio pero satisfecho le pide a Lazarus
-Chiquillo debes centrarte en tu
chiquilla y en cómo ambos podéis ayudarme a construir Templos en Jerusalén, metidos en
la política junto a los que mueven los hilos. Pero a partir de ahora, dejaremos
de vernos por un tiempo, Bactria hará de enlace entre ambos, será lo mejor para
no interferir en nuestros trabajos.-
Lazarus acepta las
condiciones de su Sire y Mentor, de otro modo seguramente lo perdería. Poco
después Elsh se marcha y Bactria se acerca a su Sire Lazarus. Este le cuenta lo
sucedido y la chiquilla de Lazarus se siente orgullosa de él, cree que este es
el verdadero camino y no el que siguió con anterioridad. Lazarus se siente
mejor tras hablar con Bactria. Hace mucho que ambos no tienen una familia y son
lo más parecido a una que jamás tendrán, deben cuidarse mutuamente.
Meir se ausenta
El sacerdote
Capadocio se dispone a investigar a solas sobre planes de reconstrucción de la
ciudad. Tras mover su influencia entre los sabios de la ciudad descubre que no
hay ningún plan de expansión ni de reconstrucción y si lo hubiera está en manos
de los persas, ellos son los que administran los recursos al Gobernador Bagohi.
Tras esto Meir busca
un escriba que sepa idiomas y encuentra uno egipcio. El Capadocio observa al sabio
y evalúa la posibilidad de abrirle las puertas de la Hermandad de la Torá
Negra. Vigilará sus pasos para ver si es digno.
Limando diferencias
Lazarus sabe que
Helena ha estado conociendo la ciudad y le pregunta si conoce al capitán de la
guardia, para poder hacerlo ghoul y así comenzar el primer paso para tener
influencia sobre la guardia de Jerusalén como le ha pedido Amara. El Toreador
pide a Helena que le presente a dicha personalidad y de esta forma comienzan a
trabajar juntos, dejando sus diferencias a un lado, por el bien común de la
ciudad.
Una vez en presencia
del capitán, Lazarus busca vino y lo mezcla en secreto con su sangre para
brindar con él. En el mismo instante que bebe del vino con Vitae de Lazarus se
convierte en su ghoul y su confianza en el recién conocido y encapuchado héroe
anónimo se acrecienta a niveles insospechados, uniendo su existencia de forma
sobrenatural. Dos sorbos más y dará la vida por él, sin pensarlo dos veces.
Lazarus para dejar a
un lado sus diferencias decide invitar a Helena a pelear y de ese modo liberar
tensiones. A Helena le parece una buena idea, siempre le ha gustado una buena
pelea. Ambos deciden luchar a las afueras de Jerusalén para no llamar la
atención de miradas indiscretas.
Duelo a la luz de la
luna
Ya en pleno desierto,
en lo alto de un escarpado risco iluminado por la luna llena. Deciden luchar
cuerpo a cuerpo sin armas. Lazarus propone no utilizar Disciplinas que no sean físicas,
descartando la celeridad y sin infligir daños letales. Helena está de acuerdo y
pactan que el final del combate, lo decidirá el qué se vea vencido perdiendo el
duelo.
Se encuentran
preparados, uno frente al otro, sus miradas se cruzan y ambos cargan con furia uno
contra el otro para atestar el primer golpe sobre el rival. Lazarus es el
afortunado y de un certero puñetazo rompe la nariz de Helena qué sangra por
ella dolorida mientras se levanta de la arena. Se ha derramado la primera
sangre.
Helena sonríe y
vuelven a embestirse furiosamente. De nuevo Lazarus golpea fuertemente y con su
potencia y de una tremenda patada rompe varias costillas de la Brujah que cae
al suelo por segunda vez, ahora incapacitada y humillada. No hay nada más
peligroso que azuzar a la Bestia de un Brujah y esta noche ambos lo descubrirán.
La Bestia de Helena
posee su cuerpo que tras la humillación ésta ansía la sangre de quien le ha apaleado
y arrojado al suelo. Los cuatro colmillos afilados se despliegan amenazantes en
la boca de la Brujah y poseída por un frenesí aullante se lanza contra el atónito
pero preparado Toreador. Ambos chocan enfrentados y Lazarus, experto en pelea,
es capaz de inmovilizar a la descontrolada Helena apenas sin esfuerzo. Los ojos
de la desbocada mujer están llenos de odio y grita de impotencia, fue una buena
idea alejarse de la civilización, aunque sus gritos se escucharan en la noche
desde muy lejos, helado la sangre de los frágiles mortales que los escuchan.
La inmovilizada
Brujah grita y patalea dando dentelladas mortales al aire y lejos de
tranquilizarse se enerva más. Su odio crece por momentos, Lazarus no sabe cuánto
tiempo durará ésta pesadilla y por su cabeza pasa la debilidad del desconocido clan
Brujah: no pueden controlar a la bestia, ¿Y si no se calma nunca?...
La Bestia de Lazarus
se pone a prueba por la tensa situación, el héroe Toreador no es conocido por
su autocontrol, así qué un fracaso en su contención hace que su bestia le
posea y ambos vampiros sucumban a una lucha a muerte dirigida únicamente por
sus instintos más profundos violentos y peligrosos.
La lucha es bestial, ambos
con sus colmillos al aire, fauces abiertas y aullando de ira se enfrentan cara
a cara. Lazarus arranca el brazo de Helena de una potente dentellada y su
cuerpo ya herido por el daño anterior no puede soportarlo. Helena la Brujah
muere sin piedad alguna, asesinada por la bestia de Lazarus.
No conforme con esto
aún en frenesí, Lazarus, el Héroe de Persia, descuartiza brutalmente a
mordiscos el cuerpo ya fallecido de Helena.
Lazarus despierta del
frenesí, bañado en sangre pero ya calmado, sin recordar nada desde qué perdió
el control y el espectáculo a su alrededor es dantesco. La arena manchada con
charcos de sangre, cubierta de restos de las vísceras de la Brujah y «adornada»
con los restos despedazados de su cuerpo.
Lazarus no se cree lo
qué acaba de ocurrir, espera qué todo sea una horrible pesadilla, pero no es así,
sigue ahí, arrodillado en la fría arena, cubierto de sangre de Helena y sintiéndose
tremendamente culpable. Ha roto la Tradición más importante de los cainitas, la
eliminación. Y ha causado la muerte definitiva a una compañera de la corte de
su amiga y Princesa, Amara.
No se imagina un
escenario peor. Abatido y sin fuerzas, Lazarus recoge los restos ensangrentados
de Helena en la capa de la misma y haciendo un siniestro hatillo se encamina
cómo un espectro en dirección al Palacio del trono. Está dispuesto a asumir las
consecuencias de sus actos, a pesar de qué nunca quiso llegar a este extremo. Tiene
bien claro que la condena por romper la Tradición de la Eliminación, es la
muerte.
Lazarus culpable
Lazarus cubierto de
sangre seca irrumpe en el salón del trono mientras Oded y Jacob se encontraban
explicándole a Amara sus avances y dificultades para transportar agua de los
pozos hacia los regadíos de las tierras cultivables.
La cara del Toreador
y su hatillo goteando sangre lo dicen todo, es algo tremendamente grave. Amara
ordena a Jacob y Oded que se vayan no sin antes insistirle estos que les avise
si necesita algo de ellos.
Ya a solas, Lazarus
cabizbajo explica a Amara lo sucedido. Amara pregunta -¿Qué debo hacer?- A lo que Lazarus responde -Asumo mi responsabilidad por haber roto las Tradiciones- Amara muy
enfadada responde -Es absurdo, no voy a
perder a mi mejor guerrero por una tontería semejante- Lazarus espera su
sentencia a lo que Amara responde -ya he
perdió a una aliada, no quiero perder a otro- y Lazarus afirma -Vendrá su Sire, pedirá explicaciones y
tendrás problemas por mi culpa, no quiero que eso suceda- y Amara concluye -Demos un entierro digno a Helena, hazlo
según las costumbres de su pueblo. Y cuando venga su Sire asumiremos
consecuencias. Tendrás que vivir con la vergüenza y la culpa, si es que la
tienes… yo no puedo pagar por tus chiquilladas- dice Amara muy enfadada y Lazarus termina la conversación -Prefiero morir que vivir avergonzado-
Lazarus deambula
hasta las mazmorras del palacio, olvidándose de enterrar el cuerpo de Helena
como Amara le ha ordenado y él solo se encierra hasta que las autoridades
pertinentes lo juzguen. Mientras se encuentra en la fría celda piensa como se
le ha podido ir la situación de las manos de tal forma. Podría morir por su
arte: La Guerra.
La gran venganza de Bintanat
Llega la noche
siguiente y Amara no puede creerse quien se presenta ante ella en el salón del
trono. Bintanat la Sire de Helena, con expresión calmada saluda con una
reverencia y presenta sus respetos a la Princesa de Jerusalén. Bintanat pide
disculpas por no haberse presentado antes, lleva aquí desde ayer, y sintió el
presentimiento de venir a presentarse antes de marchar, aunque no iba a
molestarla.
Amara agradece a
Bintanat sus palabras y le dice con gran pesar que debe contarle algo
importante. -Helena ha muerto- La
noticia cae como una gran roca que aplasta la cabeza de Bintanat. La bestia de
la Brujah ruge por salir y destrozar a Amara, pero Bintanat es capaz de
controlarla a pesar de que el autocontrol es la debilidad de este clan.
Los ojos de ambas
vampiresas se cruzan y comienza un duelo de miradas que Amara aguanta con
fuerza y decisión durante varios segundos, incluso por un instante parece
resistir fuertemente la ira y la voluntad de la Brujah pero se derrumba ante la
intimidatoria mirada y poco antes de quedarse inconsciente del esfuerzo, la
Ventrue Amara aparta la mirada perdiendo el duelo y aceptando la voluntad de
Bintanat.
La antigua Brujah
exige que traigan al culpable del asesinato ante ella. Amara ordena que saquen
a Lazarus de su celda y que lo presenten ante ella.
Lazarus camina
despacio y cuando entra en el salón del trono hace aparecer de la nada a “Legendaria”, su espada mágica invocada
a voluntad, regalo de su Sire Elsh. La lleva en su mano derecha y se arrodilla
con la cabeza baja y eleva la espada sosteniéndola en ambas palmas de sus manos
elevadas sobre la cabeza, esperando claramente su castigo. Amara se sitúa a su
lado, apoyando a su mejor guerrero y asumiendo su parte de responsabilidad como
máxima autoridad de Jerusalén.
Bintanat al ver a
Lazarus se controla para que la bestia no salga y le destripe como se merece
tras matar a su chiquilla. Siendo Brujah es mucho más difícil auto controlarse,
pero a pesar de esto lo hace y se acerca poco a poco ante el Toreador.
Bintanat la antigua Diosa
Brujah coge la espada de Lazarus, “Legendaria”,
y le eleva el cuello con su mano para que este la mire. La expresión del
Toreador es de abatimiento completo, ya que es evidente que asume su muerte. La
Sire de Helena pregunta -¿a quién de los
dos debo ajusticiar, a ti Lazarus por matar a mi chiquilla o a ti Amara por
permitirlo como Princesa de Jerusalén?- Lazarus responde con voz firme sin
dudarlo: -A mí, asumo mi culpa, no quiero
que esto afecte de ningún modo a Amara, a mi Sire, ni a mi chiquilla.- Bintanat
le mira muy seria cuando en ese momento Amara responde con la voz quebrada –Yo, debo morir como responsable de la muerte de
tu chiquilla Helena-
Bintanat decapita a
Lazarus de un certero tajo en el cuello, y lo hace con su propia espada, que
corta la carne de Vampiro como un puñal una hoja de papel. “Legendaria” ha sido el arma utilizada para acabar con el héroe de
Persia, el Gran Lazarus de Babilonia.
Su cuerpo comienza a
pudrirse rápidamente y se convierte después en cenizas dejando las ropas del
Toreador en el suelo. Amara se abalanza sobre la espada cuando Bintanat estaba
a punto de matarla a ella y con su movimiento se clava la hoja de “Legendaria” en el pecho, que la
traspasa violentamente mientras ésta dice a Bintanat: -Ahora eres tú la responsable de la muerte de la Princesa de Jerusalén-
y en ese instante la Brujah mira a los ojos de la Ventrue y tira violentamente de
la espada hacia arriba partiendo literalmente por la mitad a Amara, que se
deshace en cenizas a la misma velocidad que Lazarus.
Bintanat, loca de
ira, suelta la espada y sale de la escena del crimen atravesando un ventanal y
arrojándose al vacío, y desaparece como alma que lleva al Diablo. No solo ha
matado al asesino de su chiquilla, si no que ha acabado con la no vida de la
Princesa de Jerusalén, chiquilla de su hasta ahora aliada Cyra de Persia. Esto
puede traer funestas consecuencias para los planes de su Sire Anat, Diosa
Caldea de la Guerra.
El último pensamiento de Amara antes
de morir fue: “Un buen líder está hasta
el final, mejor morir con honor que vivir siendo marionetas. Ninguna
desconocida va a decidir mi muerte. Es un acto de libertad y de poder” y
esta es la verdadera razón por la que Amara se dejó matar.
La réplica de Cyra
Quiso el destino que
Bintanat estuviera presente la noche después de la muerte de su chiquilla y también
ha querido que Cyra espere sentada en el trono de Jerusalén, con los restos de
su chiquilla Amara y de Lazarus esparcidos por el suelo de mármol rosa. Ha sido
mucho tiempo y recursos invertidos en ella para que consiguiera su legítimo
Principado de Jerusalén, para que ahora quien haya matado a Amara quede sin
castigo. Eso no ocurrirá, piensa Cyra de Persia.
Jacob y Oded,
vampiros del consejo, llegan al salón del trono buscando una explicación de lo
que ayer noche presenciaron y se encuentran a Cyra sentada en el trono de oro,
jugueteando con “Legendaria”, la
espada de Lazarus. Se extrañan y al ver los restos de Amara y Lazarus en el
suelo y no pueden más que quedarse petrificados.
Cyra se levanta del
trono muy lentamente y pide explicaciones a los presentes pidiendo que antes se
presenten debidamente ante ella. Cuando la explican que son consejeros de
Amara, Cyra se mofa de ellos señalando con la espada los restos de su chiquilla
la Princesa -Sois consejeros de Amara, ¡¡¿y
así le habéis aconsejado que está muerta?!!, Explicadme porque…¡¡ahora!!- Ambos
vampiros muy nerviosos explican lo sucedido la noche pasada y Cyra no parece
conforme ya que se acerca a ellos y utilizando su presencia les asusta de tal
modo que se sienten incapaces de levantarla la voz en su contra. -Tengo dos opciones- continua Cyra con
un hilo de voz que sale de sus dientes apretados con furia -Buscáis y ajusticiáis al asesino de mi
chiquilla o morís aquí y ahora- y lo dice mientras sujeta firmemente la
espada y la mueve cerca de las cabezas de los atónitos consejeros. Sin duda
parece dispuesta a utilizarla y está esperando que la den una excusa para
hacerlo. Jacob y Oded se prestan a para encontrar y ajusticiar al culpable. El
miedo habla por ellos, solo quieren no pagar los platos rotos y una palabra
fuera de tono podría desencadenar más muertes.
Cyra se va expresando
que espera tener noticias de ellos lo antes posible. Seguramente le sirvan más
vivos que muertos, pero lo que queda claro es que sus amenazas no parecen banales. Se lleva a “Legendaria” y los restos de su chiquilla que coge con mimo
y mucha rabia contenida ante los paralizados Jacob y Oded.
Ambos vampiros están
en shock y comienzan a discutir por la intensa situación. Jacob se siente
utilizado y no quiere enfrentarse a la asesina de Amara, que a todas luces
parece la Sire de Helena. Ambos vampiros no tienen aun claro que ha sucedido
pero su responsabilidad de consejeros de la Princesa les ha puesto en la senda
de este duro destino, nadie dijo que fuera sencillo.
Liezer el Seguidor de
Set llega en este mismo momento e irrumpe en el salón del trono, viene con lo
que parece una espada envuelta en unas telas, era un regalo para Lazarus, pero
parece que no va a ser posible dársela. Ve el percal, con restos y cenizas de
algunos de sus compañeros y se da cuenta de de una buena se ha librado.
Cuando Jacob y Oded
le cuentan lo que saben, Liezer hace una hipótesis bastante certera de lo que
ha podido ocurrir: “Lazarus ha matado a
Helena, su Sire ha ajusticiado a Lazarus y a Amara y la Sire de esta ha
aparecido clamando venganza”. Los tres vampiros comienzan a ser conscientes
de la magnitud de los hechos y en consecuencia el trono de Jerusalén se
encuentra vacío.
Los tres vampiros
discuten sobre sus posibles líneas de acción y no tienen nada claro que hacer.
Liezer se desmarca de la situación alegando que él no estaba ante Cyra a lo que
Jacob le asevera que él también pertenece al consejo.
Tras las tensiones
Liezer bromea ante la ausencia de Meir, el sacerdote Capadocio, propone a Jacob
y a Oded gastarle una broma: -… y si ahora
me siento en el trono y le digo a Meir cuando venga y vea el percal: "Todo
eso de la Torá Negra me lo quemas... y ahora apunta Set: "-los vampiros ríen por no llorar
dada la tensión acumulada.
Pésames
Tras acordarlo con el
resto Liezer investiga si alguna caravana reciente ha salido de Jerusalén, y
así poder rastrear a Cyra o a Bintanat. Descubre que una caravana griega ha
pasado por la ciudad coincidiendo con la visita de Bintanat, se encuentra a dos
noches y sería fácil rastrearla y dar con ella. Pero esta información no solo
no la comparte con sus compañeros si no que cuando estos preguntan por ella,
les miente diciendo que no ha encontrado nada, parece que Set está guiando sus
pasos hacia el caos, donde las serpientes se encuentran a gusto.
Jacob y Oded recogen
los restos de Lazarus, meten las cenizas en una urna, y los llevan ante su Sire
Elsh, que se encuentra en el Templo admirando su obra. Cuando le dan la mala
noticia de que Lazarus ha muerto, Elsh se queda callado como una estatua,
aprieta los puños durante momentos de tensión y ante el peligro de su reacción
violenta, ya que claramente está reprimiendo a su bestia, ambos consejeros
deciden dejarle solo con su duelo. Poco después escuchan un grito de Elsh que
desgarra la noche. Esta noche nadie rezará en el templo.
Jacob y Oded deciden
dar la nefasta noticia a Bactria, la chiquilla de Lazarus y sin más dilación
van a su refugio. Solamente se muestra Oded, Jacob está ofuscado por si acaso
hiciera falta reducir a la chiquilla por su posible reacción violenta.
Bactria está triste
sentada en el suelo del refugio de Lazarus, al morir este ha sentido que su
vínculo con él ha desaparecido, pero ella no sabe que ha ocurrido, solo sabe
que sus sentimientos hacia su Sire se han esfumado, pero sin explicaciones, se
siente muy confundida y desorientada, al fin y al cabo solo lleva unos meses de
neonata. Oded le da la mala noticia y Bactria entra en frenesí poseída por la
bestia, Jacob ofuscado la empala con una estaca y la inmoviliza hasta que se
calma. Una vez está mejor, la desempala Oded y Jacob vuelve a ofuscarse por si
las moscas, en ese instante Bactria vuelve a entrar en frenesí pero esta vez
Jacob tiene que reducirla a golpes antes de empalar su corazón de nuevo y
dejarla fuera de combate. Por último cuando está más calmada, la vuelven a
quitar la estaca de madera del corazón y Bactria sin mediar palabra llorando
sangre se va desapareciendo en las oscuras calles de Jerusalén.
Es una neonata que
acaba de perder a su Sire, la tragedia vuelve a invadir su existencia y el
destino vuelve a jugarle una mala pasada, su alma de esclava superviviente sale
a flote pero se siente perdida y sola en la noche…
Reflexiones sobre los
caídos:
La verdadera
debilidad de Lazarus no era su ego, si no su autocontrol.
Tal era el peso de la
corona de Amara qué le rompió el cuello.
¿Vio Helena un lobo blanco
justo antes de morir?.