Mudji el camellero, Assamita (399 a.C.)


Mudji “el camellero”
Mudji creció en una pequeña aldea de montaña, en lo que aquel momento era el Reino de Judá (siglo V a.C.). Muchos hermanos y hermanas hacían que hubiese que ganarse un bocado del cuenco, su familia era pobre y estaba marcada, a pesar de acudir los Sabbath al Templo cómo los demás judíos eran señalados cómo extranjeros. Su familia había llegado unas generaciones antes a la aldea y se habían asentado y asimilado las tradiciones de sus vecinos, pero de puertas para dentro continuaban venerando a sus ancestros y sus tradiciones.

 
Mudji el camellero, Guerrero Assamita

La familia de Mudji recordaba cuando sus antepasados habían sido esclavos sirvientes de los sacerdotes mesopotámicos, contaban historias sobre los antiguos Dioses y su desaparición, incluso decían saber donde se encontraba la antigua tumba de uno de ellos, un Dios Caldeo de la antigua Sumeria.

Un día, contaba Mudji nueve años, se encontraba en el campo cuidando de las cabras cuando se le acercaron dos hombres. Lo siguiente fue un fuerte dolor en la cabeza y todo se volvió negro. Había sido vendido como esclavo al jefe de una caravana, dónde se ocupó de los camellos. Pasó los siguientes años viajando por todo el levante, desde Tebas hasta Persepolis.

Una noche la caravana fue abordada por un siniestro personaje que pagó un montón de oro por que transportasen un arcón. Las noches pasaban y una sombra ominosa se apoderó de la caravana. Una extraña debilidad atenazó a hombres y animales, los más supersticiosos culpaban al extraño personaje, pero los más avariciosos creían que en el arcón habría oro, mucho más del qué jamás habían soñado.

Imponiendose la codiciosa naturaleza humana trataron de abrir el arcón, pero por mucho que lo intentaron fue imposible. Hasta que cayó la noche, entonces se abrió y lo que descubrieron no fue montones de oro, sino al oscuro personaje y su diabólica sonrisa. Mudji fue el único que mostró la inteligencia suficiente para ocultarse y el valor para clavarle una daga en las tripas. Claro que no sirvió de nada, mas al extraño pareció gustarle las agallas del chaval, se presentó cómo Aleatsh.

Aleatsh, Sire de Mudji
Era un vampiro del clan Assamita y tomó al muchacho cómo su protegido, su nuevo aprendiz al que hizo ghoul

Los siguientes años los pasó acompañando a su nuevo maestro en sus encargos, aprendiendo sobre ese nuevo mundo recién descubierto. Sin embargo no sólo Mudji aprendía, las creencias de su familia mortal revelaron secretos olvidados largamente, Aleatsh intuyó que detrás de ellos había algo real, algo poderoso.

Se trasladaron a Damasco y con el paso de los años Mudji se ganó un puesto por derecho en el clan Assamita, pero también supo que su Sire se encontraba bajo una maldición de la sangre Baali que le impulsaba a devorar a sus propios congéneres. Quizás el interés de su Sire por las historias familiares de Mudji no se debía a simple curiosidad, así que siguió a su lado mientras buscaban a los antiguos Dioses. 

Al cabo del tiempo, encontraron el último refugio de un Matusalén, uno de los más viejos y poderosos, uno llamado Innominat. En su tumba la magia caldea hacia tiempo que había perdido su fuerza.

Mudji trato de detener a su Sire pero no era rival para él. Pelearon sobre la tumba del Matusalén hasta que perturbaron el sueño del anciano y esa noche su existencia cambió para siempre…