Capítulo 32: El resurgir de Yehud VIII, Tsor, Ciudad Roca (395-393 a.C.)


El resurgir de Yehud
Octava parte


Tsor, Ciudad Roca

(395-393 a.C.)



Innominat, Príncipe de Jerusalén
El viaje de Innominat
Hace dos años…

Innominat ha decidido viajar a Grecia en busca de Anat, Matusalén Brujah, para encontrar en ella ayuda contra su hermano Enki. Pero antes decide hablar con el Espectro:

–Innominat, ¿querías verme? pregunta en susurros el Espectro– Recibí con agrado su carta, en la que afirmaba haber acabado con los dos Baalis de su corte. Mis disculpas por abandonar el lugar tan toscamente. Soy un guerrero, no un cortesano –se disculpa sinceramente el Espectro.

No quiero que se repitan los acontecimientos de la última vez que me fui sentencia Innominat muy serio No vuelvas a darme la espalda ante mi corte y a faltarme al respeto jamás.

–Por mi parte todo está en orden dice el Espectro arrepentido.

–Quería hablar contigo porque he de partir de nuevo. Voy en busca de ayuda para lo que se nos viene encima. –dice Innominat– Mudji se quedará como Regente de Jerusalén. Después de lo que te conté sobre él, espero que le apoyes y le trates como es debido.

–Así será. responde el Espectro– Deseo que todo vaya bien en su viaje y regrese lo antes posible para gobernar adecuadamente Jerusalén.

–Gracias dice Innominat– Protege al gobernador con tu vida, comparto mi aprobación con Alamut en ese asunto. ¿Hay algo que necesites o quieras decirme antes de que me vaya?

–¡¡¡Que Haquim guíe tus pasos!!!  dice el Espectro con voz más firme en un tono más alto del habitual.

–Y los tuyos –concluye Innominat.

Tras dejar sus asuntos atados en Jerusalén y a Mudji de Regente, Innominat parte dirección Tiro para encontrarse con Kayhana y hacerle una propuesta para que le acompañe a Grecia, en busca de Anat.

Innominat contacta con la embajadora de Persia y quedan en verse en Tiro, Ciudad puerto de la satrapía vecina de Fenicia.

–Innominat, recibí tu misiva –dice la embajadora– aquí estoy. ¿Cuál es la razón de tu viaje?

–He estado pensando en la aparición de mi hermano Enki. Actualmente con la información y los apoyos de los que dispongo hacer frente a ese indeseable va a ser difícil. Sé que Anat, Matusalén del clan Brujah, otra Diosa de mi época, fue enemiga de Enki y voy a pedirle ayuda.

–Buena táctica... ¿y qué quieres de mi? –pregunta Kayhana.

–Quizás querrías venir conmigo, Ir a Grecia podría ser interesante para ti –dice Innominat.

–Grecia... sabes qué estamos en guerra, ¿verdad? pregunta la embajadora al Príncipe.

–Kayhana... El clan Assamita tiene el sagrado deber de proteger a la raza humana y de cazar a los demonios de la estirpe. Somos los protectores. Y desee hace tiempo con nuestras guerras hemos fracasado en ambos cometidos. No voy a dejar de hacer lo que un Assamita debe hacer porque al consejo del clan le parezca bien o mal guerrear con todos sus vecinos. –afirma Innominat claramente molesto.

–En mi ciudad hay un demonio llamado Belcebú; Mi hermano, otro ser maléfico con tres mil años de edad y alguna otra alimaña suelta por Persia. ¿Crees que me importa quién está en guerra con quien? –dice Innominat increpado– Si nadie se encarga de eso te aseguro que dentro de poco no quedara Persia por la que preocuparse.

Discuten el peligro de ser Assamitas en territorio griego y la embajadora, tras consultarlo con sus superiores decide ir con Innominat. Lo hará sutilmente, solamente presentándose si fuera necesario.

–De acuerdo Innominat, te acompañare, pero me gustaría hacerlo de forma discreta y en un segundo plano. –Responde Kayhana– Los Baali son un problema de toda la Estirpe y contra ellos sólo puede haber una respuesta...su completo exterminio.

–¿En un segundo plano? ¿Lo dices por tu seguridad? pregunta el Príncipe.

–Sin duda. Mi presencia puede interpretarse erróneamente. –Responde  Kayhana –no queremos crear más conflictos de los que hay.

–Yo ya te he dado mi punto de vista –dice Innominat– Si vas de cara diríamos que vas como miembro de la corte de Innominat. Si vas en segundo plano irías como embajadora del Alamut, mi opinión sobre ti no va a cambiar ni me voy a disgustar si lo haces como te dicen tus superiores. Eso sí, si vas a aprovechar el viaje para otros asuntos que no sean los que hemos hablado, no me los cuentes y ve como te han dicho ellos.

–Perfecto Innominat contesta la embajadora– Iré cómo embajadora de Alamut e iré en un plano discreto. Solo me presentare si lo ves conveniente y mis asuntos no interferirán en los tuyos ni te perjudicarán en modo alguno. Permanecerán en secreto por el bien de ambos.

Comienzan juntos el viaje, el segundo que hacen de esta envergadura. El primero fue a Alamut. Kayhana por el camino le cuenta a Innominat como está esta zona del mundo en particular.

Hace apenas un par de años en Grecia: Sócrates ha sido condenado a muerte bajo la acusación de despreciar a los dioses y corromper la moral de la juventud.

Llamado por los jonios para que los ayudara contra el rey persa Artajerjes II, el rey Agesilao II de Esparta lanza una ambiciosa campaña en Asia Menor.

Mientras en Cartago: Los cartagineses establecen la ciudad de Lilibeo en Sicilia para reemplazar Motia. Himilcón cruza a Sicilia desde Cartago con un ejército de refresco, conquista la costa norte, pone a la defensiva a Dionisio I, el tirano de Siracusa, y asedia Siracusa. Sin embargo, el ejército cartaginés sufre la peste. Los siracusanos contraatacan y derrotan por completo al ejército de Himilcón, quien tiene que escapar de vuelta a Cartago.

Sobre Bintanat, chiquilla de Anat, hace 8 años, Egipto se sublevo al morir Darío II dando fin a la primera ocupación persa. Bintanat, egipcia bien relacionada con los setitas, trato de obtener ventaja de la expulsión del poder persa poniendo a sus propios instrumentos mortales. Utilizó a su chiquilla Helena para convencer, amenazar o eliminar a alguno de ellos.

Innominat afirma saber la información sobre las Brujah, pero la agradece igualmente.

Kayhana le recuerda a Innominat que una vez lleguen a Chipre, dónde se encuentra Anat, ella se separará de él y volverán a encontrarse para regresar a Jerusalén.

En la costa fenicia tienen un encuentro con piratas que ambos Assamitas solventan con soltura. La hechicería atmosférica de Innominat y las espadas de Kayhana; La experiencia del Matusalén y la frescura de la embajadora son una combinación mortal y efectiva.

El capitán pirata al mando del barco que les ataca es un Brujah llamado Estimel, enemigo declarado de los comerciantes Brujah.

Una vez reducido, Kayhana lo envía empalado a los Señores Brujah Cartagineses para que lo juzguen debidamente. Esto hará que el clan sume puntos de diplomacia frente a una posible guerra.

Una vez en Chipre ambos vampiros se separan para intereses diferentes. E Innominat acaba en el templo a Zeus en Salamina.

Anat, Matusalén Brujah
Parece deteriorado, cómo si un seísmo lo hubiera quebrado ferozmente. En la escalinata esta Anat la Diosa Caldea... Anat o Anut, hermana y esposa de Baal, diosa semita de la fertilidad en la mitología caldea. Anat era una joven e impetuosa Diosa de la guerra. Su culto se extendió principalmente por Fenicia, Siria, Chipre, Palestina y Egipto.

Anat apareció por primera vez en el Antiguo Egipto junto con otras deidades semíticas del noroeste que pasaron a engrosar el panteón del país del Nilo. 

Salvaje, brutal. En su mirada la incredulidad al ver al niño…

–Buenas noches Anat, diosa vampiresa de la fertilidad y de la guerra. Yo Innominat, te saludo. y el hechicero Assamita hace una reverencia. –Vaya, después de tanto tiempo y con las cosas que están pasando, reconozco que tengo una mezcla de nostalgia y temor al verte.

–Innominat, ¿qué te trae a esta isla? pregunta Anat.

–Enki está vivo –afirma el Príncipe rotundidad– desconozco su poder actual pero me parecía un problema de suficiente magnitud como para venir hasta aquí en persona para hablar contigo.

–¿Y qué es exactamente lo que quieres de mi? –la expresión de la Brujah es de rabia contenida.

–En primer lugar darte mi pésame por la muerte de tu chiquilla Bintanat. –dice Innominat– Su asesina ya fue ajusticiada en Jerusalén. Y en segundo lugar quiero que me ayudes a destruirle.

–Tenía muchos planes que incluían a mi chiquilla Bintanat –dice Anat con rabia –Y murió en tu ciudad. Tú eras su antiguo responsable y después de tal tragedia… ¿vienes a mi Dominio para pedir mi ayuda? Dame una sola razón para que no acabe contigo aquí y ahora. –La mirada amenazante de Anat, que le saca más de un metro, se clava en Innominat.

–Escucha Anat –dice Innominat muy serio– Si tu chiquilla se busco enemigos que acabaron con ella, no creo que sea justo culparme a mí por ello. Di muerte definitiva a su asesina, mas no podía hacer. Si crees que enfrentarte a mí le devolverá a la vida o te hará sentir mejor, adelante. Pero aunque consiguieras matarme sentirías el mismo vacío interior... hice todo lo que estuvo en mi mano, sabes que yo nunca miento. –El Príncipe de Jerusalén la mira frío y sin emociones.

Anat da un golpe con uno de sus puños cerrados y tira una columna del dañado templo. Entre el polvo emerge su semblante.

Innominat se acerca y me sienta a su lado, con calma, sin mirarle a la cara.

–Lo siento de veras, la perdida de una hija es un dolor indescriptible. –dice Innominat con voz suave –Elsh también perdió a su hijo Lazarus a manos de tu chiquilla, no le he vuelto a ver desde entonces... Esta espiral de odio y culpabilidad no conduce a ningún lugar de provecho Anat. Y si no me ayudas. Muchos más Sires perderán a sus chiquillos...

Anat levanta la cabeza y mira a Innominat.

–Te ayudaré. Por qué si no ganará Enki, otra vez... –dice Anat.

–Bueno la otra vez él tenía ayuda y yo estaba solo. Ahora es distinto. –Continua Innominat– Te lo agradezco Anat.

–¿Que más apoyos tienes? –pregunta Anat.

Mi corte de Jerusalén. –dice el Príncipe– Todos ellos están dispuestos a luchar contra él. Abraham el Capadocio no lucharía, pero pondría su sabiduría a nuestro servicio si se lo pedimos. Y mi primera opción después de eso, has sido tú.

–Hormigas para Enki –dice Anat– ¿Tienes el apoyo de Alamut?

–¿El Alamut? No, no lo tengo. –responde Innominat– no estoy muy de acuerdo con como hacen las cosas últimamente.

–Tendrás mi apoyo –dice Anat– pero cómo legendarios asesinos que sois, deberás matar a alguien para mí. No tienes qué hacerlo tú, pero por el bien de todo un reino es necesaria la muerte de un Rey.

El silencio se alza entre ambos Matusalenes.

–Me parece de todas formas –dice Innominat contrariado– que pedir algo a cambio de un bien común no es correcto. Si tú me vinieses con el mismo problema te ayudaría de buen grado.

–La no vida es dura Innominat y la muerte forma parte de la noche amigo asesino –dice Anat– Lamentablemente para qué los fuertes prosperen los débiles deben morir. Ese es mi trato. A mí tampoco me emociona luchar contra Enki. Todo tiene un precio. Yo te ayudaré con tu hermano si tú me ayudas con mi regicidio. ¿O ahora un miembro del clan de los asesinos se niega a aceptar matar a alguien? Pensaba que erais los mejores en eso. Te lo pido por qué me interesa qué no haya rastro de su muerte. Si te consuela, Dios de la Verdad, su muerte es para un fin mayor. Es el paso a una línea de reyes que cambiará la historia... –Anat pierde su mirada en el infinito.

He de consultar las consecuencias que tendría esto para mi clan –responde Innominat– No quiero equivocarme en este asunto tan delicado, espero que lo entiendas. Debes saber que yo no soy un asesino. Soy de la rama hechicera, no guerrera. Y no creo que un rayo sea el método que buscas para matar a ese rey.

–¿Consecuencias?, ninguna –responde Anat– es el Rey de Macedonia, uno de los Estados de Grecia. Ayudaré a equilibrar la hegemonía Espartana sin volver de nuevo al tirano liderazgo de Atenas. Guerras griegas, nada que afecte a Persia. Por supuesto puedes consultarlo. Espero tu respuesta. Para empezar a mover hilos con el asunto de Enki.

–Seguro qué puedes hacer que uno de los guerreros de tu corte lo haga por ti –sugiere Anat.

–Imagino que si –dice Innominat.

Innominat se lo agradece y pide permiso para refugiarse en su dominio, Salamina, mientras hace la consulta.  Anat le da permiso, puede hacerlo tranquilo.


Kayhana, Embajadora persa, Assamita
La muerte de un Rey
A través de los contactos Capadocios de Abraham, Innominat consigue llegar a Kayhana. Y se encuentran en las cuevas de la Capadocia. Oscuridad, frío, humedad y un laberinto de túneles excavados en la roca.

Uno de los Capadocios de la zona, en silencio absoluto, le conduce ante la embajadora, ya embarcada en su misión diplomática. El ambiente es lúgubre y misterioso y la luz de las velas baila con las corrientes de aire.

El Principie cuenta a Kayhana el agridulce encuentro con Anat y le pregunta las consecuencias para el clan de matar al rey de Macedonia. Un trabajo perfecto para los asesinos legendarios, según Anat.

–Yo me encargo, Innominat dice Kayhana– tras tanta confianza en mí, creo qué es lo menos que puedo hacer. Tener mi camino de la humanidad demasiado elevado sería una seria dificultad para ejercer de embajadora de los «Asesinos legendarios». Viajare a Macedonia, evaluare la situación y si el beneficio es mayor qué el perjuicio, haré el trabajo sucio. Siempre hay bajas en las guerras.

–¿Te fías de qué Anat cumpla su palabra? Si no lo hace... –la embajadora desenfunda sus dagas– la siguiente puede ser ella... y mira a Innominat desafiante. Sin duda la Assamita espera una orden para ponerse en acción.

–Si te enfrentas a Anat acabaras durmiendo bajo tierra dice Innominat– No tengo ni idea de si va cumplir su palabra, hasta donde sé, odia a ese mal bicho desee hace mucho. Pero quien sabe, los tiempos cambian. Espero de corazón y realmente creo que cumplirá su palabra. Pero es imposible estar completamente seguro.

–Desconocía esta faceta tuya, aunque claro... –dice Innominat intrigado eres Assamita de la casta guerrera después de todo. Si te parece factible y poco peligroso después de evaluarlo sería un gran favor hacia mí.

Kayhana hace una reverencia y desaparece en la oscuridad.

Mientras Kayhana trabaja, Innominat es acogido por los Capadocios en su tierra y aprovecha para estudiar. Está interesado en continuar con un ritual muy especial en el que está trabajando. Mientras viaja, siempre aprovecha cualquier momento para avanzar en este conocimiento, aunque no es algo banal como leer un libro, requiere, muchísimo tiempo, dedicación y sabiduría ancestral.

Unas semanas después, la embajadora, envía una misiva a Innominat donde ve factible el asesinato, sin mayores repercusiones para el clan Assamita o el imperio Persa. El Príncipe de Jerusalén hace llegar una carta Anat, aceptando el trato y recibe, junto con Kayhana, la orden de ejecución.

El objetivo es: Orestes de Macedonia, hijo de Arquelao I y sucesor de su padre también asesinado. Reina junto con su guardián Aéropo II. Debe morir para nombrar rey a su guardián. Anat alega que solo matando al joven rey prosperara el reino de Macedonia frente la hegemonía de Esparta.

Unas noches después, el joven Rey es asesinado y nadie sabe quién lo ha matado. Las sospechas recaen sobre su guardián Aéropo II, qué a pesar de todo es nombrado Rey de Macedonia. Con él la historia de la estirpe de reyes de Macedonia toma otro rumbo, el que Anat desea.

Ha reinado solamente cuatro años y su tutor Aéropo ha asumido la corona con pesar... Su primera acción bélica cómo Rey será enfrentarse a Esparta actual estado líder en Grecia que se encuentra en lucha contra el Imperio Persa, acción que a priori beneficia a los persas.

Tras largos meses de estudio por parte de Innominat, Kayhana vuelve ante él.

Su semblante es diferente, más frío, tiene aspecto de haberlo pasado mal. Y no desea hablar de la muerte del joven Rey. Le entrega un papiro escrito por Anat con jeroglíficos qué traducidos dicen:


«Has cumplido tu parte del trato, yo cumpliré la mía. Espera noticias mías. Vigila bien Jerusalén, puede ser tu punto débil»


El regreso a Jerusalén Kayhana lo pasa en silencio. Está claro que el peaje a pagar ha sido caro y sin duda en disminución notable de su humanidad.

Innominat e ofrece a la alicaída embajadora cambiar de camino, explicándole que la senda de la humanidad para un Assamita es una vía demasiado dura de llevar.

El Príncipe le ofrece un puesto en su corte, si esta lo desea, para que pueda estar rodeada de gente que comparte el camino de la sangre. Innominat le explica  que el mismo tuvo que cambiar de camino tras tres mil años siguiendo el mismo.

Kayhana acepta cambiar de camino espiritual, asume que el futuro será más fácil siguiendo los dictados de Haquim, el primero de los Assamitas.

Comienzan las enseñanzas de regreso a Jerusalén. En cuanto a su labor de embajadora deberá seguir con ella, no se puede renunciar a Alamut, pero se asentara definitivamente en Jerusalén, formando parte de la corte de Innominat cómo su aliada.


Mudji, Assamita
Reencuentro y despedida
Ahora…

Innominat regresa de su largo viaje. Mudji ha regentado Jerusalén con firmeza y le cuenta a su Príncipe lo sucedido en su ausencia.

–¿Has acabado con el demonio Belcebú? pregunta satisfecho Innominat sin duda has superado todas mis expectativas. Y las de todo el clan te lo aseguro. A llegado la hora de la verdad Mudji, con tu gesta me has dado las herramientas necesarias para que el Alamut se plantee tu estatus en el clan. Es el momento de que conozcas al Gran Consejo y limpies tu nombre de una vez por todas. Davar un Matusalén del clan y la embajadora Kayhana, ambos aliados de mi gobierno, te respaldaran. No estarás solo. Ese es mi regalo por el gran trabajo que has hecho.

–Honrare tu nombre y no defraudare tu confianza mi señor responde solemne Mudji.

–Te pondrán a prueba incide Innominat– cabe la posibilidad de que no vuelvas de Alamut con vida. Yo solo te puedo conseguir la oportunidad, la decisión que tomen dependerá de ti.

El orgullo es evidente en el semblante del niño Innominat. Aunque se torna preocupado cuándo habla del futuro de su pupilo.

–Demostraré mi valía o encontraré la muerte definitiva responde Mudji orgulloso. Pero no voy a rehuir mi destino.

–Mudji, eres el chiquillo que siempre quise tener. –dice Innominat– Yo fui juzgado recientemente en Alamut, como bien sabes. Y salí fortalecido. No tengo ninguna duda, absolutamente ninguna, y sabes que jamás mentiría, de que no solo superaras las prueba del Consejo que de que te harás un nombre. Eres mi legado, cuando yo no este, tú serás digno de portar mi escudo. –El Príncipe le mira con orgullo y Mudji se inclina con reverencia.

–Mi señor me llenáis de orgullo. –dice Mudji Estoy deseoso de probarme en Alamut, para mi honra y mayor gloria de Innominat.

–Me enorgulleces chiquillo. Innominat agarra la cara de Mudji con sus pequeñas manos de niño Te esperaré pacientemente en Jerusalén. Usa los consejos que te de Kayhana y Davar en Alamut. Ambos son de mi entera confianza. Gloria y sangre de la luna roja para el chiquillo de Aleatsh y pupilo de Innominat… ¡Mudji el cazador de transgresores!

Mudji junto a Kayhana, la embajadora persa, va camino de Alamut lleno de orgullo bien merecido. El Assamita porta una carta de Innominat para Davar, donde le cuenta todas las novedades acontecidas.


Amal Faruk, Ancillae Ravnos
En nuevo propósito de Amal
El Ravnos le da la bienvenida a Innominat, que tras su encuentro con Mudji se siente francamente satisfecho.

El Príncipe agradece su ayuda ante la expulsión de Belcebú, su gran enemigo y le pregunta qué es lo que hará ahora, ya que su cometido era cazar y matar a su némesis.

–¿hay algo más que te retenga aquí? –pregunta Innominat al Ravnos.

–Mi Príncipe, he estado pensando en la respuesta a esa pregunta. –responde Amal pensativo –y por fin la tengo: quiero fundar una orden de cazadores.

–Eres consciente del riesgo que dicha idea conllevara –pregunta Innominat.

–Lo soy; Tengo todo pensado –responde con seguridad Amal.

Amal y le cuenta la elaborada idea que ha tenido para reorientar su Destino.

Esta nació en el momento de vacío dejado tras la muerte de Belcebú, el Demonio que le engañó y arrojó al abismo toda su vida pasada. El que dio sentido a toda su existencia. Por su culpa Amal se quedó sin familia y fue repudiado por los Vástagos de su propio clan.

Cuando murió dejó un sentimiento de paz que hizo que Amal pensara que era buen momento para crear su propia familia y decidió abrazar a un chiquillo.

Pero no iba a hacerlo de forma convencional, no tenía un clan detrás para corregir ningún comportamiento erróneo, así que ahora iba a hacer las cosas a su manera.

Su idea es crear una hermandad secreta, la llamará: Los hijos de Faruk. Su objetivo: cazar demonios y seres infernales.

Jerusalén será el epicentro de su organización y el reino de Judá su principal área de influencia. Su fin: Mantener Judá limpia de todo mal. 

Símbolos, pruebas, marcas y otros detalles rondan aun la cabeza de Amal, y todo estará orientado para acabar teniendo una estirpe de chiquillos que limpien la tierra sagrada de todo mal.

Su idea es que en el futuro sus hijos y la Torá Negra trabajen juntos, como una mezcla perfecta de saber y fuerza, orientados ambos hacia un mismo fin.

Solo la conocerá Amal y el Príncipe Innominat, ya que sin su apoyo y permiso nada de esto será posible. A él accederá para crear ghoules y abrazar vampiros, y todo a su debido tiempo, como dictan las Tradiciones.

Los Hijos de Faruk actuarán como brazo ejecutor de el Príncipe Innominat siempre que éste lo decida, ya que es el mayor enemigo de los poderes infernales y su maligna influencia.

La segunda persona a la que será revelado el secreto en su momento será a Meir, el Capadocio, fundador y Señor de la Torá Negra.

El Príncipe aplaude la iniciativa, pero siempre con criterio y orden, supervisado por él en todo momento. Le confiesa tener sus reticencias y temer que en el futuro la orden de cazadores que quiere crear se vuelva contra ellos y se dedique a cazar vampiros a diestro y siniestro.

Innominat pone como condición que el Ravnos respete las posesiones de los demás y la posición vampírica. Amal acepta sin tener problema alguno con ambas cosas y pregunta el por qué de su petición. Innominat dice haber visto indicios en el Ravnos que le pueden hacer sospechar que son dos conceptos a los que no les tiene el respeto necesario. Amal extrañado le asegura que no tendrá problema con esto. 

El Príncipe le otorga a Amal el regalo de aumentar su posición en Jerusalén, dejando de ser un Vástago del montón para formar parte de su corte como Ancillae.

–Es un regalo por vuestra colaboración con la caza del Demonio Belcebú dice Innominat muy orgulloso.

Para terminar el Príncipe pregunta por la actitud del Espectro en su ausencia y el Ravnos le responde que les ayudo y apoyó, aunque no reclamaron su espada.  

Amal agradece su gesto y se despide del Príncipe para encontrarse con el Senescal Meir. Ya ante él se despide del Capadocio y éste le dice que el viaje le vendrá muy bien para reencaminar su sendero, a él le ayudó mucho.

Antes de que el Ravnos se vaya Meir le pide que allí donde fuera, entable contactos mercantiles, para conseguir materiales de buena calidad para la construcción de un edificio para la Torá Negra. Este será el próximo objetivo de Meir.

Mezuzá de Meir
–Que Yahvé esté contigo y tu viaje sea propicio –desea Meir al Ravnos mientras le regala un relicario de bronce. Un cilindro que posee en su interior una Mezuzá, la palabra del Señor.

–Es un amuleto de protección dice Meir– si te ves en la necesidad de usarlo, ábrelo y aléjate de él. Ahuyentará al mal… 

Amal sale de Jerusalén guiado por sus visiones de Oráculo. Su destino Tiro, ciudad portuaria y capital Fenicia, satrapía persa llamada Phoenicia. 



El Viaje de Amal
Amal es un superviviente nato y en su camino, cuando lo necesita, se refugia en cuevas y lugares naturales. Protegiendo su entrada siempre con una ilusión permanente de una pared, que será lo que verá todo aquel que mire en su dirección.

Se alimenta de animales para no llamar la atención, excepto en los pueblos que en tabernas, se junta con mujeres de las que bebe y se satisface físicamente.

Aunque siempre tiene claro que su mayor prioridad es cazar al mal, en cualquiera de sus condiciones. Tiro es su destino, sus visiones de Oráculo se lo muestran una y otra vez…


Orión, Toreador griego
Griegos en Jerusalén
Tras beber con ansia la sabrosa sangre de su señor, al que no veía desde hace mucho tiempo, Umaskal informa a Innominat que una familia griega refugiada de la guerra ha llegado a Jerusalén. El Príncipe le pide que le informe sobre esto y que lo investigue durante el día para él.

La familia ha sido acogida por Orión, el Toreador, que al parecer se interesa por ellos y los apadrina con permiso de Innominat. Son panaderos y tienen una prole de hijos y sobrinos; Más de la mitad se han quedado por el camino. Son de Lampsacus, del Imperio Ateniense, enemigos de los Estados aliados de los espartanos, al que pertenece el Orión. Su aldea fue arrasada por la guerra contra los espartanos.

Orión, el Toreador griego a pesar de que sus pueblos son enemigos, no siente ninguna acritud hacia ellos y los cuida y protege como si fueran su familia. Adoran a los dioses griegos pero por imposición de Innominat a Orión, ahora lo harán en la mayor de las intimidades. Deberán integrarse en la comunidad judía y jamás adorar a sus Dioses en público o los judíos los rechazarán en el mejor de los casos.

Innominat deja muy claro a Orión, en persona, que no quiere problemas con este asunto. El Toreador le tranquiliza y se compromete a hacerles llegar el mensaje.

El Príncipe aprovecha para charlar con el Toreador, ya que cuando se conocieron fue en un ambiente de excesiva tensión. Innominat se disculpa por aquello y pregunta a Orión que es lo que va a aportar a Jerusalén. Sabiduría, conocimiento y arte, contesta el Toreador, todo aquel que necesite orientación en estas disciplinas será iluminado por Orión. Innominat satisfecho le da la bienvenida a Jerusalén, ahora de una forma más discernida.
  

Noticias de Kayhana
Kayhana envía una misiva a Innominat: ella debe abandonar su viaje con Mudji hacia Alamut. La envían urgentemente a Grecia, ha recibido órdenes del clan para tomar partido en la guerra de Persia contra los Griegos y perjudicar a Grecia. No cree en ello, pero debe cumplirlo. Ahora que había decidido asentarse en la ciudad, esto la alejara de su aliado y maestro Innominat. Confiesa desear volver a Jerusalén lo antes posible.

Se despide con miedo, no sabe si volverá. Va a un lugar muy peligroso. Muchos embajadores no han vuelto de esas zonas de conflicto. Matar un diplomático enemigo suele ayudar a avivar las llamas de la guerra.

Se despide de Innominat, quizás para siempre...

Innominat habla con Orión para ver si tiene algún tipo de influencia en su país natal, Grecia, para poder otorgar a Kayhana protección, en caso de necesidad.

El Toreador mueve fichas y hace que los afines a él, en su clan, le den paso franco a la Assamita para que ésta corra el menor peligro posible.

El Príncipe le envía una carta a Kayhana informando de este movimiento para que ella se sienta más segura y se aproveche de los refugios seguros de los Toreadores griegos afines a Orión. Seguramente esta decisión de Innominat la haya salvado la no vida. La embajadora debe estar muy satisfecha de tener a un Matusalén como mentor.


Yajil, Diacono ayudante del juez
El Príncipe ata cabos
Durante un par de años, en su escalada hacia la cima de conseguir influencia entre los sacerdotes que imparten justicia en la ciudad, Innominat da otro paso  consiguiendo un valioso contacto. Un diacono aprendiz de un sacerdote juez, llamado Yajil. Le ayuda la influencia del Senescal Meir, que dispone de un jurista entre los hermanos de la Torá Negra; Este sabio exjuez hace de puente para conseguir los anhelos del Príncipe.

Yajil tiene ambición por ascender a juez, algún día, y el jurista de Meir le ayudará en este cometido si a su vez él ayuda a Innominat. De momento se limita a conseguirle las sentencias de juicios e Innominat intenta orientar al diacono sobre cuál hubiera sido la mejor solución a cada caso.

Al mismo tiempo Innominat se dedica a continuar ampliando su conocimiento  sobre rituales, para ser más preciso en el estudio hacia crear sus propios ritos; En especial uno que le inquieta y en el que lleva trabajando varios años…

También aprovecha este momento de esparcimiento y visita al Espectro en persona para felicitarle por su apoyo en la expulsión de Belcebú. El guardián del gobernador niega haber tenido nada que ver en la acción, pero Innominat asegura que su actitud abierta y con ganas de ayudar al Regente Mudji, le honra, y más sabiendo su opinión negativa sobre el Regente.

Cada 15 días Innominat, visita en secreto las huertas de Oded, junto a su guardián Umaskal. Una vez allí, con su hechicería, hace que llueva para dar un poco de vida a sus cosechas. Ofreciéndoles más oportunidades de las que de por si les da la propia naturaleza. Esto forma parte de un acuerdo al que Innominat llegó con Oded, parte de las cosechas son recaudadas para el rebaño del Matusalén.

Otra cosa que hace el Príncipe, es vigilar que la salubridad del pozo principal de Jerusalén y sus fuentes, sean correctas y el agua sea potable. Intuye que su hermano Enki, Dios de las aguas subterráneas, podría atacar por este punto…


Abraham, buscador de las Revelaciones Sagradas
Antiguo Capadocio, Sire de Meir 
Erciyes y los Necromantes
Abraham, Sire de Meir, llega a Jerusalén y después de presentarse al Príncipe como dictan las Tradiciones. Visita a su chiquillo, con el que tiene un encuentro en la biblioteca de la Torá Negra. Dicha biblioteca se encuentra en el osario de Meir y consta de múltiples estantes de madera con grandes rollos de papel y papiros enrollados en su interior.

Recuerdan nostálgicos la muerte de Benshajar, compañero, sobrino de Meir, chiquillo de su hermana vampírica, Havva. El Capadocio honra con sus palabras su partida, pero celebra que ahora conozca los secretos de la muerte, igual que hizo su Sire hace años.

Viene de la reunión anual del clan, se hace cada solsticio de invierno. Es en el monasterio de Erciyes, una antigua ciudad construida por orden del propio Cappadocius, Antediluviano y padre del clan.

Allí, los Necromantes parlamentan unos con otros y examinan las valiosas colecciones de conocimiento Cainita que atesoran, incluyendo los Fragmentos de Erciyes, la versión más completa del Libro de Nod.

Por supuesto, no asisten todos los miembros, pues el viaje es complicado. Esto lleva a la idea de que la proximidad física con Erciyes otorga un favor adicional en los asuntos del Clan.

Meir pregunta si los escritos que le dio le fueron útiles en el monasterio. Abraham le agradece su aportación, le fueron muy provechosos para aportar conocimientos a la gran biblioteca de Erciyes.

–Algún día podrás viajar conmigo al monasterio de Erciyes –dice Abraham mientras desenrolla y ojea la profecía del Nazareno.

Meir aprovecha para enseñarle a su Sire, la reliquia corrupta del bastón de Moisés. Son dos trozos de madera sucios y deteriorados. Abraham le da la idea de que la guarde en un lugar secreto de sus dominios, la inmovilice y venere entre los suyos, para que se expanda y recupere su fe perdida. Podría convertirse en la reliquia de la Torá Negra. A Meir le gusta la idea y comienza a pensar cómo hacerla realidad.

El sacerdote Senescal pide consejo a su Sire sobre el abrazo de sus ghoules, Donna y Admiel. Abraham se lo desaconseja tajantemente, no tienen el perfil de Capadocio que busca inmortalizar el clan y son muy útiles para Meir. Debe pensar en el bien de la Torá Negra y en el de Yahvé. Meir cuenta como Orión, un Toreador de la ciudad está interesado en Donna, pero Abraham no aconseja que se la regale así como así. Una cosa es ayudar al prójimo y otra muy diferente regalarle en trabajo hecho con el sudor de tu frente. Meir lo piensa y le hará caso.

También pregunta a Abraham por las sendas de magia que su clan conoce y él niega saber de ellas pero en el monasterio de Erciyes podrá indagar sobre el asunto, si algún día lo visita.

Hablan amigablemente, Sire y chiquillo tienen una agradable conversación, donde al descubrir la cantidad de novedades de las que le habla su chiquillo,  Abraham le pide mantener correspondencia más a menudo.

 
La taberna del Cimerio
Segundo conclave de la Torá Negra
Meir hace la segunda congregación de los sabios de la Torá Negra. La convocatoria es en la reformada taberna del Cimerio, antigua taberna de Zikaron. Ya se encuentra abierta y no hay muchos parroquianos bebiendo.

Meir habla con el dueño y tabernero Te-ush-pa y el pálido e inocente sacerdote le dice ser amigo de Mudji y de Oded, sus benefactores. Acto seguido les consigue una habitación gratuita, para que puedan reunirse sin ser molestados.

Son quince con Meir. El lugar no es excesivamente grande, en la habitación hay un camastro viejo una cómoda desgastada y un espejo que ha vivido tiempos mejores. Aun así todo está limpio y la paja del suelo da un olor agradable al ambiente.

Todos los presentes recuerdan la última reunión, de la que tuvieron que escapar por orden de Meir justo antes de que uno de ellos estallase, literalmente. El miedo se instala en lo más profundo de las almas de todos los presentes, excepto en la de Meir, ya que es él quien lo infunde.

El lugar está muy oscuro, apenas un par de velas iluminan la sesión y el Capadocio comienza a hablar:

–Habéis acudido todos –dice Meir satisfecho– Y me alegro de ello. Os debo una explicación. En la última reunión tuvisteis que huir por que las fuerzas del mal campaban a sus anchas en Jerusalén. Hay algunos que son elegidos por Yahvé y otros no. Kosher fue un virtuoso, un descendiente de mi propia tribu pero su voluntad flaqueó y acabo quebrándose…por el Demonio Belcebú.

Samuel, Consejero y Mestro Fisico
Las palabras convincentes de Meir, comienzan a hacer su efecto y tranquilizan a los hermanos de la Torá Negra.

–Gracias a vuestra ayuda –continúa Meir– conseguimos desterrar al Innombrable al Infierno. Rescaté de la inmundicia de su templo sacrílego… ¡esta reliquia! –la destapa con mucho cuidado y deja ver el bastón quebrado y mancillado.

–El báculo con el que Moisés abrió las aguas del mar rojo para ayudar a liberar al pueblo de Israel, arrollando después al ejército del Faraón que pretendía su muerte. –continua Meir– Después llegó a manos de un compañero de la noche llamado Jacob, un amigo del Rey David. En sus melladas manos de éste Maestro cantero estuvo muchos siglos, hasta que le fue arrebatado por El Señor de las Moscas y ahora está aquí ante vosotros –lo muestra con mucha delicadeza.

–Conseguiremos limpiar esta reliquia de la corrupción absoluta y le daremos la gracia de nuevo –dice Meir orgulloso.

–Al igual que conseguiremos acabar con la corrupción en Jerusalén gracias a el conocimiento –continúa Meir– Con él impediremos que sucedan desgracias y vilezas dignas de nuestros mayores enemigos.

Najman, Gran Sabio y Maestro ocultista
No hay nada peor que el desconocimiento, esa es la razón de la Torá Negra a la que todos los presentes pertenecemos. –dice Meir haciendo una larga y tensa pausa tras estas palabras.

–Debo preguntaros algo esencial: ¿Queréis seguir en este viaje? –Meir mira a los presentes uno a uno y con mucha atención.

Todos acceden de buen grado, algunos con miedo y hay dos que el Capadocio percibe tienen un ímpetu especial, una implicación mayor, una capacidad de sacrificio, seguramente más elevada a la de los demás hermanos.

Estos dos elegidos, son Samuel, el Maestro físico (medico) y Najman, el Maestro ocultista.

–Ahora podéis ir a descansar, en breve tendremos mucho trabajo –dice Meir– juntos construiremos la primera escuela de Maestría de Jerusalén. Pensar en ello.

Siembra la esperanza en los sabios y la ilusión se dibuja en los rostros de los maestros de la Torá Negra. Uno a uno, muy agradecidos, se van despidiendo de su Señor Meir, Maestro fundador de la hermandad de la Torá Negra.


El saber escrito
La biblioteca de Torá Negra se deteriora bajo el cementerio y Meir decide buscar un lugar mejor. Uno donde poder guardar y proteger su biblioteca y el valioso saber que atesora. Debe ser un sitio idóneo para el estudio y el encuentro con otros hermanos y sabios. El Capadocio pone toda su influencia a funcionar para buscarlo.

Con gran éxito, encuentran una pequeña casa torre donde guardarán el todo saber escrito del que disponen. Una torre es el lugar idóneo para que la humedad de los sótanos no estropeen los pergaminos y documentos; Cómo Admiel dice a menudo, no son solo unos pedazos de papel, son pedazos de la Historia y el medio para transcribir todo el conocimiento que pueden atesorar.


Torre de la Torá Negra

Tras encontrar el emplazamiento idóneo, Meir comienza a mover hilos para conseguir financiación entre los adinerados y poderosos de la ciudad. Es un hecho y el vil metal empieza a pagar a quienes comienzan a restaurar la torre, por la prosperidad de Jerusalén, alimenta la mente y todo lo demás irá después.

El Senescal consulta su plan a Innominat, como es natural. El Príncipe expresa su preocupación por los fondos dedicados a la torre; Pero Meir le convence ya que esos recursos serán empleados de arcas de pudientes y no de necesitados que de otro modo solo serian monedas en un arcón.

Una de esas noches de traslado de la biblioteca de Meir, el Capadocio aprovecha para preguntarle a Donna, como que no quiere la cosa, por su relación con Umaskal. La ghoul ruborizada por la incómoda situación, le echa valor y le confiesa estar enamorada del guardián de Innominat. Es un amor puro y en gracia con Yahvé a lo que Meir responde con una sonrisa de agrado y aceptación.

Durante dos intensos años se hace la rehabilitación de la torre, el traslado de toda la biblioteca y el acondicionamiento de sus dos pisos, planta baja y sótano. Meir dedica absolutamente todo su tiempo, recursos y trasfondos para ayudar, incluso personalmente, en la tarea de preparación de la torre.

Abraham, el viejo Capadocio, aparece por allí de vez en cuando, tras presentarse a Innominat, por supuesto. Aporta todo lo que puede a la construcción de la biblioteca, ha visitado muchas en su larga no-vida.  Estas noches se le puede ver consultando también sus documentos y pasando noches enteras inmerso en la lectura de los rollos de documentos que descansan en las estanterías de madera importada del norte; Junto al bibliotecario Admiel, que pasa día y noche mejorando su amada biblioteca.

Donna y Admiel, ghoules de Meir, ayudan en el traslado y preparación de la biblioteca y rehabilitación de la torre. El bibliotecario decide que a partir de ahora vivirá en la propia torre, para estar más cerca de sus queridos escritos.

Así nace la primera biblioteca judía de Jerusalén, guardada por los sabios de la Torá Negra.

Aharon Yehuda, Maestro teólogo
Al margen de esta importante tarea, Meir comienza la búsqueda de un sustituto del nuevo Maestro teólogo. El idóneo debería ser uno de los aprendices de Kosher, ya que ellos no son culpables de los pecados de su Maestro. Son cinco y Meir personalmente se encarga de evaluarlos y elegir al mejor de ellos, Aharon Yehuda, al que ofrece un lugar en la Torá Negra, que acepta con gran orgullo. El Capadocio ayuda al nuevo hermano a integrarse en la hermandad de sabios y se lo presenta al resto, que lo acogen con los brazos abiertos.

El siguiente paso de Meir es elegir a los líderes de la Torá Negra. Nombra a Najman, Maestro ocultista, como Gran Sabio y a Samuel, Maestro físico, como su consejero. Estarán por encima del resto de hermanos en la toma de decisiones y serán el siguiente paso en la jerarquía después de él. La idea del Capadocio es que en el futuro el consejo forme parte de más hermanos, cuando se amplíe la orden.


Admiel, Bibliotecario de Meir
La inauguración de la torre de la Torá Negra
Meir decide que la biblioteca de la Torá Negra sea un lugar empleado por los sabios y cercanos a ellos, donde puedan consultar el conocimiento a placer. Al menos una parte de la biblioteca. Ésta se encuentra en el piso bajo. En el primer piso se encuentra una estancia habilitada con mesas y sillas para poder leer, escribir y estudiar en paz. En el piso superior se encuentran los documentos y libros a los que no tienen acceso todo el mundo, solamente los que Meir y los sabios de la Torá Negra decidan. Allí se encontrara todo el conocimiento sensible como la historia de los Vástagos o información sobre el Mundo de Tinieblas. En el sótano hay habilitadas estancias para refugio de Vástagos y un par de celdas para ghoules, donde duerme Admiel y en ocasiones Donna.

La noche de la inauguración Meir se ha encargado de invitar a todas las personalidades de Jerusalén: el Gobernador Bagohi en persona, acompañado por el Espectro, su guardián, los hermanos de la Torá Negra, las familias de inversores, los nobles de la ciudad, los sabios de las inmediaciones, sus ghoules, los sacerdotes y Yajil, el diacono contacto de Innominat, que por su ausencia de posición no debería estar aquí, pero como premio a su labor con el Príncipe ha sido invitado para que pueda codearse con la flor y nata de toda la satrapía de Yehud.

Meir ha pedido consejo a Najman, el Maestro ocultista, el ahora Gran sabio, sobre como presentarse él con su condición de vampiro en la inauguración. Najman, el Gran sabio, le desaconseja hacerlo en público, al igual que no invitar a ningún Vástago. La fe de los presentes podría causar estragos y acabar todo en cenizas.

Así pues, Meir observa el evento desde un segundo plano, teniendo cuidado con no mostrarse demasiado para no llamar la atención y no montar una escena por su paradójico temor a la fe de algunos de los presentes.

Meir se siente orgulloso y ve como el sueño que se imaginó con Benshajar se ha hecho realidad y esto hace sentirse bien, reconfortado y en sintonía con Yahvé.

El Capadocio saluda al Espectro, pero éste no le devuelve el saludo. Meir piensa que está haciéndolo para mantener su mascarada y que no los relacionen.

Innominat observa la velada desde el balcón de su palacete, a escasas manzanas de la torre. Las luces, la celebración, las voces, los carros y caballos que van y vienen dan fe de la magnitud de la inauguración. Es un gran acontecimiento para el pueblo de Jerusalén y hacía mucho tiempo que no había nada que celebrar.

Umaskal, al lado de Innominat, mira a Donna, allá en la lejanía de la inauguración de la torre. El Príncipe le pregunta si no quisiera estar con ella, habla de ello sin ningún tipo de sentimiento. Umaskal le responde que nunca sus obligaciones se inmiscuyen en sus asuntos personales. El guardián acaba diciendo que solamente se ven de día y en momentos que no tienen deberes para con sus señores. El Príncipe pregunta inocente, si le gusta la mujer, a lo que Umaskal solo puede sonreír sin mediar más palabra.


La ciudad de Tiro
Tiro fue la más importante de las ciudades de Fenicia, fundada en el III milenio a. C por Abibaal, rey de Tiro.​ Es una ciudad isleña fuertemente fortificada en medio del mar, con muros defensivos de 45 m de altura,​ originalmente llamada Ushu. Consiste en dos distintos centros urbanos, uno en una isla y el otro en la costa adyacente.

La ciudad se extiende en un espacio de unos 10 o 12 km, formado por una fértil llanura. La ciudad en la isla tiene unos 40 000 habitantes. En la isla, en especial, cabe mencionar una gran plaza pública y dos puertos que servían a la poderosa marina de Tiro, el del norte y el del sur.

Sur ó Tsor, Antiguo Tiro

El comercio del mundo antiguo era almacenado en Tiro. Los comerciantes tirios fueron los primeros que se aventuraron a navegar en las aguas mediterráneas; Fue un puerto importante de Fenicia, alcanzando gran prosperidad económica y múltiples colonias en el mediterráneo.

Mapa de Fenicia
Los mismos tirios llamaban a su ciudad Sor o Sur (que quiere decir ‘roca’), y los hebreos la llamaron Tsor que significa ciudad roca. En tiempos del rey David (1000 a. C.), se estableció una alianza entre los hebreos y tirios, que tiempo atrás eran gobernados por sus reyes nativos.

La ciudad de Tiro fue célebre por la producción de un tipo único de tinte púrpura, conocido como púrpura tiria. Este color era, en muchas culturas de la antigüedad, reservado para uso exclusivo de la realeza o, al menos, de la nobleza.

Fue conquistada por egipcios, asirios y babilonios que la asediaron durante trece años. De ella partieron algunos colonos para fundar Cartago.

Después de la conquista de Babilonia adoptó la forma republicana de gobierno. En el 538 a. C. pasó a depender del Imperio aqueménida. Continuamente se habla de rebelión hacia sus nuevos señores, los persas.


Amal en Tiro
Amal, ya en Tiro, con su visión feérica busca entre las auras de la gente, pero entre todo el ganado, solo uno será el elegido. Comparado con Jerusalén, tiro es una ciudad muy grande de imponentes murallas, grandes palacios y viejos templos de Dioses fenicios.

Las visiones de Oráculo le han advertido, ha visto fragmentos de su futuro. Amal ya sabe quién será su primer hijo, su nombre: Arang. Un hombre atormentado por las desgracias ocasionadas por culpa de los Demonios. Tras perder a todos sus seres queridos a manos de estos seres infernales, ha decidido dedicar su vida a cazar a estas criaturas del Averno. Pero antes será cazado por Amal Faruk, del clan Ravnos.

Ahinadab, un Nosferatu de Tiro, se presenta ante Amal. Lleva vigilándole desde que entró en la ciudad. El vampiro monstruoso le lleva al bazar nocturno donde conoce a Adon, un Ventrue que le pide amablemente que se presente ante el Príncipe. Sikarbaal, un fiero y bestial Gangrel, encapuchado para no asustar al populacho, le guía por los callejones de la ciudad vieja y le lleva al palacio Real, donde conocerá al Príncipe. Por el camino le pregunta por otros Gangrel en Jerusalén. Amal le contesta que no hay, él no los ha visto al menos.

Hyrum, Príncipe Toreador de Tiro
En plena opulencia del palacio real, Amal se presenta al Príncipe de Tiro, un Toreador llamado Hyrum. Se interesa por Jerusalén y mientras escucha cómo el Ravnos y sus compañeros mataron a un Demonio, al mismo tiempo escribe una carta delante de Amal. Es para que se la entregue a Innominat, su Príncipe, cuando regrese a Jerusalén, no es algo urgente. La sella y le pide por favor que no la lea.

Cuando Amal le cuenta por que ha venido a Tiro, el Príncipe le lleva a una bodega gigante donde ambos toman una copa de sangre … ¡¡¡de vampiro!!!

El Príncipe tranquiliza al Ravnos, la sangre que bebe es de un Vástago que está definitivamente muerto. Continua diciendo que está de acuerdo en que se quede en Tiro el tiempo que crea necesario, pero deberá pagar sangre para quedarse. El Ravnos pregunta extrañado el por qué de esta peculiar petición y el Príncipe le explica que colecciona Vitae, tiene una bodega de un valor incalculable y quizás algún día cuando Amal muera Hyrum pueda probar una copa de su feérica sangre.

Concreta con el Ravnos que una copa de sangre al mes será suficiente pago. Por supuesto deberá respetar las Tradiciones si quiere seguir en Tiro y no robar ni delinquir contra otros Vástagos, la fama de su clan le precede.

El Ravnos se ofrece a dar el primer pago de su sangre a Hyrum, pero este le dice que el primer mes no será necesario, podrá regresar para el segundo.  

Amal aprovecha para sacar el tema de los intereses mercantiles del Senescal Meir. El Príncipe explica al Ravnos que trate esos temas con Adon, el Ventrue ha hecho grande Tiro gracias a su comercio.

Amal termina la noche probando los placeres de la carne de una mujer tiria y todos sus encantos fenicios.


Carta de Abraham
Querido Meir,

Le escribo para interesarme por su salud y la de los suyos. ¿Cómo va la hermandad?

Yo continúo con mi búsqueda, cada vez estoy más cerca, lo presiento.

He sido invitado por un hermano Nosferatu a visitar Tiro, en el reino vecino de Fenicia. Me he informado y la ciudad dispone de numerosas fuentes de saber, así que puede qué mi camino deba transcurrir por este derrotero. YAHVÉ así lo quiere. Me instalare en alguno de sus cementerios y espero no tener ningún problema con el Príncipe, cómo lo tuve en Jerusalén.

Recuerdos a Admiel y a Donna.

Tu Sire Abraham


Sahytana, Baali
Despedida de Shaytana
Amal continua su búsqueda y su visión de Oráculo se activa, llevándole a un callejón donde había visto a un hombre dándole una vieja carta. Efectivamente horas después se encuentra en el mismo callejón con el que había entre-soñado y  se encuentra ante el hombre que vio en su visión.

El hombre no entiende que ocurre pero saca una vieja carta de su túnica y se la entrega muy despacio a Amal. Es uno de los egipcios recientemente expulsados de Jerusalén, los mismos que fueron con Shaytana buscando refugio desde la Isla Elefantina. Ahora viven en Tiro, deduce el Ravnos. Cuenta el hombre, que no pudo darle esta carta antes y que no sabe cómo le ha encontrado, pero su antigua señora Shaytana, le pidió que la protegiese con su vida y que solamente se la diera a Amal cuando él viniera a buscarle. El hombre la guardaba celosamente y había perdido toda esperanza de que ocurriera, pero no ha sido así, Amal está aquí, ante él.

Amal “culpa” de todo al destino, agradece al hombre su labor y le regala una esmeralda creada por sus poderes de ilusión, pero para el hombre es real como la vida misma. Se vuelve loco de contento y se va sintiéndose tremendamente recompensado, la espera mereció la pena.

El Ravnos, ya a solas, en la oscura habitación de una posada en la isla de Tiro, lee la misteriosa carta:


Amado Amal,

Si lees esto será que ya no estoy contigo, seguramente esté muerta y  al fin seremos libres, si lo piensas era lo que realmente queríamos los dos.

Le di esta información a uno de mis familiares de la isla Elefantina, espero que no hayan pagado muy cruelmente mis errores.

Sea como fuere dispón de esta venganza fría como desees, y ten en cuenta que mis fuentes son completamente fiables, ya que provienen de humanos que temían por su vida, jamás me hubieran mentido.

El Espectro, no es tan honesto como parece, para empezar esconde su verdadero nombre y eso ya dice mucho de una persona, ni siquiera yo deje mi nombre infernalista, Shaytana, la mujer de Satán, era demasiado obvio para que sospecharais de mi origen, estaba ante vuestras narices desde el principio.

Debéis saber que el gobernador, lleva años bebiendo de la sangre del Assamita, por lo tanto es su ghoul. No quiero ni pensar que de normas está incumpliendo al hacerlo, por no hablar de que el Gobernador de Jerusalén es su esclavo y moriría por él.

Tiene otro ghoul que porta su armadura, que es el que le suplanta de día, era lógico que algo así pudiera ser, pero ya contamos dos ghoules no declarados ante el Príncipe.

Por último hablemos de sus interesantes hábitos de caza, le gusta beber sangre de humanos aterrados, a los que caza y asesina sin piedad alguna para chuparles hasta la última gota de su sangre, es cierto que las víctimas no serán echadas de menos, ya que suele elegirlos entre los menos favorecidos de Jerusalén o los detractores y enemigos del Gobernador, influyendo directamente en la política de la ciudad, lo que tanta rabia le daba que nadie tocase.

Espero sea castigado por esto con la pena máxima o al menos que sea expulsado de su reino de confort, como lo fui yo por su culpa.

Y entonces mi venganza se habrá cumplido después de mi muerte, seguramente ocasionada por su maldito clan.

Mi amor, mi vida, mi eternidad…


Siempre tuya: Shaytana



Amal, nostálgico, recuerda su romance con la Baali sin sentimiento alguno, ya que tras su muerte definitiva desaparecieron los fuertes sentimientos que ambos sentían. Esta es una carta que deberá enseñar a Innominat en cuanto regrese a Jerusalén, piensa Amal con una sonrisa en sus labios morados.


Sikarbaal, Guardián Gangrel
Muerte de un Brujah
El Príncipe Hyrum, reúne a toda su corte e invita a Amal al Conclave. Quiere alertar de que hay un cazador peligroso en la ciudad y pide a los presentes que no llamen la atención, no quiere problemas. Ahinadab, el Nosferatu, aquí presente, lo busca y enviará a Sikarbaal, el Gangrel, también presente, a matarlo.

Lo han descubierto por que ha matado a un joven Brujah que vino a hacer negocios, Amilcare el Cartaginés. El clan Brujah de Cártago no está muy contento con lo sucedido y está pidiendo la cabeza del asesino. Todo este asunto puede afectar a las relaciones comerciales entre las dos ciudades. El comercio es la sangre de Tiro, sin ella morirá. De ahí la gravedad del asunto.

Amal se ofrece a ayudar a buscar al cazador, en nombre de su señor Innominat, el Príncipe de Jerusalén. Dice poder ayudar a Sikarbaal en su búsqueda, al fin y al cabo ambos son cazadores. El Príncipe se niega, no quiere que Amal se ponga en peligro, a lo que el Gangrel apunta que es solo un humano y podrá fácilmente con él, en cuanto lo localice.

Sikarbaal, el guardián Gangrel del Príncipe, hace buenas migas con Amal, ya que el Ravnos le trata como cualquier otro vampiro y le enseña conocimientos que jamás nadie se ha dignado a explicarle. El Gangrel en compensación le ayuda a buscar a su elegido, mientras rastrea también, cualquier pista sobre el cazador del Brujah. Amal empieza a sospechar que ambos pueden ser la misma persona, su elegido y el cazador del vampiro cartagiés.

Gracias a la ayuda del Gangrel, Amal encuentra a su futuro pupilo. Y repasa mentalmente su plan, que empieza con la primera marca.


Arang, el primogenito de Faruk
El primogénito de Faruk
Amal se encuentra ante Arang y éste parecía esperarle. El encuentro va como la seda y ambos congenian desde el primer momento. El humano acepta al Ravnos como su nuevo mentor, era justamente lo que necesitaba para no perder el norte.

Hablan sobre la caza, demonios y seres de la noche. Y el Ravnos le explica la diferencia entre algunos vampiros y los demonios que mataron a su familia. Arang entiende lo que Amal le dice y acepta ser su primer pupilo con orgullo.

Arang acepta y todo comienza, pero Amal se da cuenta de que el pasado no le deja vivir. Sufre muchísimo y tiene una sed de venganza que ahoga en violencia y cacerías que no llevan a ningún sitio. Le recuerda mucho a él mismo cuando despertó de su amnesia.

El Ravnos confirma que fue él quien mató al Brujah y cuando lo hace le pide que huya de Tiro. Al alba partirá hacia Jerusalén y allí deberá encontrarle. Esta será su primera prueba, para ganarse la primera marca deberá reencontrarse con Amal (Faruk para él) en la ciudad de Innominat.

Arang no quiere irse, sabe que hay una sociedad secreta tras el poder político y comercial de la ciudad. Pero Amal le pide que se olvide de ese asunto, él se encargará de solucionarlo. Ambos se despiden con cierta ansia de comenzar su instrucción en la hermandad secreta de Amal Faruk.

Amal busca a Sikarbaal y le cuenta que el mismo que buscaba él es el cazador de Brujas que buscan ellos. Le convence de que nunca más será un problema ya que Amal será su mentor. El Gangrel alarmado sabe que si vuelve donde el Príncipe esta información algo saldrá mal y uno o varios serán castigados por la osadía; Y habrá muertes.

El Ravnos persuade al Gangrel, siéndole más sencillo al haber tenido cierta complicidad con él, de que guarde el secreto, en Tiro nadie debe enterarse nunca.

Ambos hacen un pacto de sangre, les une un secreto siniestro, si se desvelase seguramente perjudicaría a ambos. Deciden verse en el futuro e intercambiar impresiones sobre ambas ciudades.


Salón del Trono, Jerusalén 
La primera carta
El Ravnos ha pasado en Tiro, un par de años y cuando regresa ve desde fuera la pomposa inauguración de un torreón cercano al palacete del trono.

La noche siguiente Meir está enseñando la torre de la Torá Negra, ya acabada, a Innominat, que la visita con orgullo. Es un gran logro de su Senescal Capadocio.

Cuando regresan al salón del trono se encuentran con Amal, hacía casi dos años que no le veían, desde que partió en busca de su primer elegido. 

Les cuenta su viaje y ofrece a Innominat dos cartas, una sellada del Príncipe de Tiro y la otra abierta firmada por la difunta Shaytana.

Comienzan por esta última, y tras leerla, el Príncipe pone en entredicho las palabras de una vengativa Baali, que intentaba a toda costa hacer daño a alguien que le había atacado.

Amal herido por las ofensas del Espectro, cree que es un asunto grave y pide a Innominat justicia, mientras Meir lee la carta de Shaytana cedida por el Príncipe.

Innominat le dice a Amal que lo investigarán, no pueden dar por hecho algo que no tienen confirmado. El Príncipe firma con su psicometría que el sentimiento que invadía el corazón de Shaytana al escribir la carta, era de pura venganza y negro odio.


La segunda carta
Para continuar Innominat abre con gran curiosidad la carta del Príncipe de Tiro, la lee con atención. Mientras lo hace su semblante se torna molesto.


Príncipe Innominat,

Le mando la presente, presuponiendo que ya ha llegado a su Jerusalén.

Hace un año pasó una noche en mi ciudad donde tuvo un encuentro con cierta joven de la diplomacia persa. Técnicamente no rompió la Tradición de la presentación, ya que estaba de paso, y no estuvo más que una noche, pero si me pareció un detalle muy feo por su parte, no venir a presentar sus respetos ante otro Príncipe de la zona.

Es cierto que mi reinado ha pasado desapercibido y mi coronación fue eclipsada por la suya en Jerusalén, así que difícilmente pudo oír de la misma.

No somos muchos Príncipes en la zona y menos con la Posición que nos distingue. La mayoría son antiguos polvorientos que llevan siglos en sus ciudades y no siguen protocolo alguno, mucho Nosferatu sucio y Gangrel pulgoso.

Le invito a que la próxima vez que visite la histórica, hermosa y prospera ciudad de Tiro se digne a presentarse, ya no tiene la excusa de que no sabía que Tiro tenia Príncipe.

Por supuesto no se lo tendré en cuenta, y aprovecho la misiva para presentarle formalmente mis respetos. Espero que pronto tengamos el placer de conocernos.

Amal, su Ravnos está en la ciudad, espero que se comporte, la fama de su clan le precede, si así decide hacerlo será acogido, cuidado y protegido como un ciudadano Fenicio más.

Espero que su búsqueda de Anat haya sido fructífera. Y un consejo, si alguna vez mantiene un encuentro secreto con alguien en un lugar que no conoce, debería asegurarse de que no haya nadie escuchando, podría haber llegado a oídos equivocados. Por suerte no es el caso, descuide, sus asuntos quedarán entre nosotros.
Sin más propósito.

Hyrum, Príncipe de Tiro



Tras finalizar de leerla prepara tinta, papel y pluma y comienza a escribir la respuesta, claramente airado y con cierto afán de dar una lección al impertinente Toreador.

Amal y Meir leen la carta de Hyrum y el Capadocio le quita hierro al asunto. Ve la clásica soberbia Toreador y cierto resquemor de un Príncipe eclipsado por la grandeza de Innominat. Amal coincide con Meir y no cree que sea para tanto.

Tras hablarlo con ambos Vástagos, Innominat decide escribir una carta, con un tono más diplomático y consensuada por los tres, que acerque posiciones más que alejarlas.

Y decide que sea Amal el que la lleve, en persona, para darle más importancia al mensaje. Aunque el Ravnos pide que sea Meir quien lo lleve, ya que él debe ocuparse de Arang, que si todo va bien, ahora mismo estará buscándole por Jerusalén.

Esta es la carta escrita y sellada por Innominat, apoyado por sus Vástagos, que porta Meir, como un valioso tesoro con el que acercar posturas con el antiguo reino vecino de Fenicia.    
   


Príncipe Hyrum,

Mis disculpas por no presentarme ante usted aquella noche. Obviamente no tenía conocimiento ni fui informado de que hubiera Príncipe en Tiro. De lo contrario tenga por seguro que aun siendo unas horas las que pase en su Dominio, me habría presentado. De ahora en adelante cualquier Vástago que parta de mi ciudad hacia Tiro, se presentará.

Amal es un Ravnos poco usual. Un joven de gran talento bastante sincero, lo que no quita que a veces su defecto de clan haga que quiera matarlo, pero hay que quererle como es.

Mi encuentro con Anat queda entre ella y yo, y agradeciendo su consejo. Le informo de que tampoco era un secreto mi paso por allí. Agradezco así mismo su preocupación y su disposición a guardar mis espaldas, yo haría lo mismo por vos.

Espero que, como bien dice, tengamos oportunidad de conocernos. La ciudad elegida por Yahvé tiene sus puertas abiertas para usted.


Innominat,

Matusalén Assamita

Señor de la noche de Jerusalén



El Espectro, Assamita
Interrogando al Espectro
Innominat hace llamar al Espectro, Amal y Meir también estarán presentes. El encuentro es en el salón del trono, ahora vacío. El Ravnos invoca su filo mágico y lo esconde por si hubiera problemas, no se fía del Assamita.

El Espectro muy tranquilo, responde a todas las incisivas preguntas de su Príncipe. Innominat no cree que hacer ghoul al gobernador sea una práctica sana para nadie. Sin embargo el Espectro alega no creer que hace nada malo y lo hace bajo el conocimiento de Alamut. El gobernador es un gran líder y como tal debe vivir más que cualquiera para poder aportar una estabilidad necesaria en Jerusalén, aunque sea bebiendo de su sangre.

Todo lo que ha hecho siempre ha sido por el bien de Jerusalén y jamás se plantea jugar a la política con el vinculo de sangre del gobernador Bagohi.

–¿Me matarías si Alamut te lo ordenase? pregunta Innominat de forma directa y sin miramientos.

–Sí. –responde el Espectro sin dudar ni un solo segundo y mirando fijamente a su Príncipe.

–¿Lo harías por la espalda o vendrías de cara? –vuelve a preguntar Innominat a su compañero de clan.

–De cara –responde fríamente El Espectro.

–Puedes seguir con tu cometido, pero cuida tus hábitos alimenticios – sentencia el Príncipe.

El Espectro pregunta si su fuente de información fue la Baali, que engaño y mintió a todos en Jerusalén. Innominat resta importancia al asunto y el Espectro le recuerda que están en guerra con los Baali y con los Setitas. El Príncipe no está de acuerdo con la guerra contra los Seguidores de Set, pero el Espectro le recuerda la deserción de Liezer y el posterior abrazo de sus ghouls fuera de Jerusalén para formar parte de una guerra contra el clan, si eso no es juego sucio…

Terminan la conversación aceptando que el Espectro no es un político y que Innominat quiere transparencia en todo lo que se haga en su ciudad.

Antes de que el Espectro se vaya, Innominat le alerta sobre su hermano Enki, Dios de los ríos y las aguas subterráneas, así que debe cuidarse de todo lo que emerja del subsuelo. Así promete hacerlo el Espectro y se despiden cordialmente.

Amal no se siente satisfecho con la decisión del Príncipe, cree que el Espectro está influyendo indirectamente, lo quiera o no, en el gobernador y que ahora mismo tiene más poder que el propio Innominat. Meir sin embargo cree que Innominat está actuando correctamente. El Príncipe zanja el asunto y ordena a los suyos que se olviden del tema.


La primera marca: El ofrecimiento
“Todos serán elegidos cuidadosamente por Faruk, que los buscará por todo Judá y comunidades vecinas. Serán potenciales cazadores, emparejados con las hadas o el mundo sobrenatural, ya que Faruk lo tiene más fácil para encontrarles por que también tiene sangre de hada.

Amal les propondrá formar parte de la hermandad secreta. Si aceptan, Faruk les contará en qué consiste y habrán pasado la primera prueba.

Esa noche serán marcados por el Ravnos con su espada “Espantosa cuchilla de los Demonios”. Sera en el pecho a la altura del corazón. La marca es parte de el dibujo de una runa ritual que podrán completar si pasan todas las pruebas antes de ser vampiros.

En ese momento adoptarán el apellido Faruk como propio. Ya pertenecen a la  familia de Amal. Amal, es como le conocen los Vástagos de Jerusalén, Faruk será como le conocerán sus hijos, los hijos de Faruk.”

Esta es la idea inicial que Amal tuvo para comenzar su hermandad. Ahora  la hace realidad cuando Arang, su primer elegido, le encuentra en su propio refugio.

–Mi Señor… –se arrodilla Arang ante Amal Faruk.

–Te estaba esperando –dice el Ravnos con impaciencia.

Amal cumple lo prometido y marca a su primogénito, creando al primer hijo de Faruk. La primera piedra de un gran templo de cacerías.

–El honor solo es el primer paso para la gloria –dice Amal mientras Arang se venda la marca para que no se le infecte. –Tu nombre será ahora Arang Faruk, mi primogénito, tal y como el Oráculo predijo.

–Comenzarás a vivir en la cabaña del enterrador, en el cementerio de Meir, mi compañero Senescal –le explica el Ravnos– Ese fue el refugio de un sabio Vástago que ayudó mucho a la construcción de la vieja Jerusalén. Te llevaré escritos y libros para que comiences tu instrucción. Ya tienes allí mismo los primeros que debes estudiar, son sobre nuestra cultura, sociedad nocturna y tradiciones. Admiel, ghoul de Meir te irá llevando material para que comiences con una base solida en tu conocimiento ocultista, es esencial para tu nueva vida como mi hijo .

Durante la instrucción Amal da importancia también al combate cuerpo a cuerpo y con armas blancas, al cultivo de habilidades que él considera importantes y al conocimiento de ocultismo, sobre todo relacionado con vampiros. A partir de ahora este será su mundo y debe conocerlo.         

Toda esta experiencia Arang la escribe en su diario. Es una forma de canalizar su dolor y expulsarlo de su cuerpo. A Amal le parece una práctica nostálgica y reparadora, con lo cual le permite continuar con ella.


Meir, Senescal Capadocio
La despedida de Meir
La noche siguiente Amal informa a Innominat y a Meir, que aun no ha partido,  del encuentro con su primogénito, Arang. El Príncipe asiente conociendo los planes del Ravnos y Meir sorprendido prefiere no preguntar, ya llegará el momento de que se lo cuenten.

Meir prepara su viaje y antes de marchar le enseña la torre de la Torá Negra a Amal. En ella pide un favor al Ravnos: que oculte con un muro ilusorio la puerta al último piso, donde esconde sus libros más sensibles. Amal lo hace y Meir enseña Najman, el  Gran Maestro, y a su consejero Samuel, como poder entrar a través de la ilusión, que no es de otra forma que traspasándola. Ofrece cierta resistencia pero es fácilmente evitable si sabes que es una ilusión mágica. De igual modo le pide que la torre por fuera, parezca que tiene un piso menos del que tiene, así el secreto estará completo y no levantará sospechas.

Antes de partir hacia Tiro, Meir comenta que irá a visitar a su Sire, que ahora vive allí. Amal pide que salude al Gangrel de su parte y que si puede comparta saber con él, se lo agradecerá.

El Senescal pide a Innominat llevar a Umaskal en su viaje, necesitará de sus habilidades y protección diurna. El Príncipe se lo concede y el ghoul se ilumina de alegría cuando descubre que Meir lleva también consigo a Donna. Aunque de cara a los presentes el secreto continúe, ya que no muestran sentimientos más allá de alguna mirada furtiva de complicidad.

Es tierno ver el amor en ambos sirvientes y les hace mucho más llevadero el viaje a Tiro, ya que deben convivir durante una semanas, día y noche, con el beneplácito de Meir, siempre y cuando no pequen ante Yahvé, Dios que todo lo ve y todo lo sabe. Donna le dice al Capadocio que puede estar tranquilo.

   
Meir conoce Tiro
El impacto del sacerdote cuando llega a Tiro es abrumador. Lleva tantos años sin ver una ciudad prospera y viva que le da pena por Jerusalén, apenas una aldea comparado con la grandiosidad de la capital Fenicia. Aunque la humildad es un valor que sería difícil de seguir en una ciudad como Tiro. Quizás por eso sea propiedad del clan Toreador.

Innominat le dice a Meir que alguien los vigila desde que han llegado a la ciudad. Se le presenta ante el Capadocio el horrible Ahinadab, Nosferatu habitante de Tiro. Sin mediar palabra les lleva ante Adon, un Ventrue propietario del gran bazar nocturno, donde la vida que da el comercio es espectacular, se siente, se escucha y se huele en cada puesto. Las especias, los comerciantes regateando, esto falta en Jerusalén, piensa Meir. Adon les lleva ante Sikarbaal, un grotesco Gangrel que encapuchado les conduce ante el último Vástago que conocerán hoy, el Príncipe de Tiro. Por el camino Meir aprovecha para saludar al Gangrel de parte de Amal y hablan de él, llegando a la conclusión de que no es un Ravnos al uso.



Umaskal, guardián de Innominat
Ya en el palacio Real, conoce al Príncipe Hyrum, rodeado de pompa, ostentosidad, criados y obras de arte. Olores a incienso, columnas de mármol, alfombras persas y estatuas de piedra de las mejores canteras de la zona.

Donna se encuentra abrumada y asustada por todo los estímulos nuevos y Umaskal siempre a su lado, se encarga de darle calma y seguridad. Meir, viendo su comportamiento agradece haberle traído.

Tras las presentaciones de rigor, Meir entrega la carta de Innominat en mano al Príncipe de Tiro, mientras hace un leve gesto con la cabeza, como muestra de respeto.
 
Allí mismo, Hyrum abre y lee la carta, e invita a Meir a pasar una noche bajo su protección en Tiro, mientras redacta una correcta contestación que podrá llevarle de vuelta a su Príncipe.


Criptas y mercaderes
Meir le pregunta con quien puede hacer tratos comerciales y Hyrum le contesta que con Adon, el Ventrue. Irá de su parte y tendrá todas las puertas del bazar abiertas de par en par. El Capadocio se lo agradece y pregunta por otro Capadocio en la ciudad. Efectivamente hay uno muy anciano y Meir dice ser su chiquillo, dato con el que el Príncipe se alegra de conocer y a partir de ahora ve a Meir con otros ojos, ya que el nombre de Abraham tiene un prestigio que le acompaña donde quiera que vaya.

El Capadocio pide encontrarse con su Sire y el Príncipe ordena a Sikarbaal que le acompañe personalmente al cementerio donde se encuentra. Hyrum ofrece su palacio como refugio seguro para Meir y éste lo rechaza con estilo, prefiere refugiarse junto a su Sire, para ponerse al día. El Príncipe lo entiende y le dice que estarán protegidos por Sikarbaal mientras estén aquí.

Meir, Donna y Umaskal, atraviesan la ciudad guiados por Sikarbaal, el Gangrel urbano, que se defiende como pez en el agua entre callejuelas. Debe cubrir su rostro con una capucha, pero por lo demás, se encuentra muy cómodo entre el populacho, parece que hubiera nacido en estas calles, posiblemente así sea.

Ya en la cripta del cementerio principal de Tiro, Meir se encuentra con su Sire y se dan un fraternal abrazo. Abraham besa con cariño a Donna y un poco más distante saluda a Umaskal, se alegra de que estén aquí. Sin duda es una inesperada sorpresa.

Meir le cuenta la razón de su visita y ambos intercambian conocimientos. Como dos niños jugando con juguetes nuevos, charlan amigablemente y hablan de religión, de la ciudad de Tiro y por supuesto de Jerusalén y de la Torá Negra, el tema favorito de Abraham. El amanecer llega entre libros y pergaminos y ambos se duermen en el osario, con ese olor a tinta fresca y a huesos húmedos.   

El Senescal Meir, aprovecha el principio de la noche siguiente para hablar con Adon y
Adon, Comerciante Ventrue
Sikarbaal le guía hasta el bazar donde ambos vampiros se encuentran en una trastienda de una tienda de telas. El olor de algodón y los diferentes tintes invaden el lugar y Meir rompe el hielo preguntando por el comercio sobre materiales de construcción.

Adon le explica que tienen las mejores materias primas y que puede conseguírselas a muy buen precio, viene recomendado por dos Príncipes, nada menos.  Así que el Ventrue le promete un precio final muy ajustado, por ser él. Se dan la mano y se mojan los labios en té del lejano oriente para cerrar el trato. Aunque sus estómagos están muertos, el aroma de la infusión es una sensación que les recuerda a sus años de humanos.

Meir le habla de Oded, su compañero Toreador y de sus aficiones con la tortura y la agricultura. Le cuenta que está muy interesado en el comercio en Jerusalén. Promete ponerles en contacto y Adon termina la conversación deseando conocer a ese peculiar torturador/agricultor de Jerusalén.


Bodega de Hyrum, Tiro
La bodega del Príncipe
Tras este fructífero encuentro Meir conoce la gran bodega de Vitae de Hyrum. Decenas de botellas y barriletes almacenados con tanto mimo como la biblioteca de Admiel. También colecciona vino, a su parecer es un bien que se revaloriza con el tiempo, en el que vale la pena invertir.

El Capadocio prueba sangre de vampiro brindando con el Príncipe de Tiro. Hacía muchos años que no bebía Vitae de Vástago, hay que tener en cuenta que Meir se alimenta de la insípida sangre de animales, o de fluidos de cadáveres incorruptos, a su lado la sangre de Vampiro es un exquisito manjar que hace que su bestia interior se altere sin consecuencias.

Ante el comentario de Meir sobre sus prácticas de alimentación, el Príncipe le dice que él bebe sangre de Vástago a diario, por supuesto siempre de vampiros fallecidos, no desea vincularse a nadie.

Hablan de los diferentes matices de sabor que pueden encontrar en las sangres de diferentes víctimas, miedo, culpa, condena…

Hyrum le da la carta sellada, donde ha escrito la respuesta para Innominat. El Príncipe de Tiro desea al Senescal de Jerusalén que esto sea el principio de una alianza. Meir no puede estar más de acuerdo.

El Senescal de Jerusalén agradece su hospitalidad y ante otra copa de Vitae, pedida por el Capadocio, brindan por un futuro prospero.

Se despiden y Sikarbaal les acompaña hasta la salida de Tiro, charlando con Meir sobre la acorazada isla. Meir pregunta por Elsh y dice conocerle en persona. Sikarbaal no le ha visto más que en un par de ocasiones y no ha tenido el placer de hablar con él.

En breve comenzaran su viaje de retorno a su querida Jerusalén. Meir se despide del Gangrel invitándole a su ciudad cuando quiera, allí está viviendo su conocido Amal que tiene muy buena impresión sobre él.

Con este buen sabor de boca y agradables recuerdos de diplomacia, Meir regresa carta en mano a su bendita ciudad, la villa elegida por Yahvé, capital de la satrapía de Yehud, la sagrada Jerusalén, su hogar.


Jerusalen, 393 a. C.
Mientras en Jerusalén…
Amal habla de Arang a Innominat y le pide hacerlo ghoul, se lo ha ganado tras haber cazado él solo a un Brujah en Tiro.

Innominat no se siente cómodo con la idea de que el humano haya matado a uno de los suyos. Tampoco conoce a ningún Brujah, más allá de lo conocido por su clan como comerciantes oscuros del Mediterráneo. Pero reconoce al Ravnos que tiene su merito haber matado a un vampiro siendo humano y le da permiso a Amal para hacerle ghoul.

Amal no pierde el tiempo para pasar al segundo grado de su ascensión. Este era su plan original y comienza a ponerlo en práctica en cuanto llega a su refugio.


La segunda marca: La prueba de fuego
“Hasta ahora solo eran humanos, para pasar a la siguiente fase y ganarse beber de la sangre de Faruk, deberán superar su primera prueba de fuego. Puede ser tan complicada como el Ravnos decida. En cada momento decidirá algo diferente, el destino hará el resto.

Si pasan la prueba serán ghoules de Faruk y deberán su vida a su señor, trabajando para él y demostrando por que han sido elegidos. Esa noche serán marcados por segunda vez por el Ravnos, esta vez será un a runa enlazada con la anterior marca.

En este momento son cazadores diurnos al mando de Faruk, con el poder que les otorga la Vitae de éste. Todos ellos harán méritos para ganarse ser abrazados. Solo Faruk decidirá quién y cuándo morirá para renacer como inmortal.”

Amal le explica a Arang su idea original y que ahora es su ghoul, mientras le da de beber de su sangre en un cuenco y le marca en el mismo lugar que la anterior vez pero añadiendo detalles a una especie de runa por completar. Aun le quedaría el paso final para ascender a ser un chiquillo de Faruk.

Arang se siente alagado y abrumado por el sabor y el poder de la Vitae de su Señor Faruk. El nuevo ghoul Arang, pregunta a Faruk cuál será su cometido ahora y el Ravnos le contesta que está a punto de saberlo.


Segunda carta del Príncipe de Tiro
Meir regresa de Tiro y comparte sus vivencias con Innominat, quien lee raudo la respuesta de Hyrum.


Príncipe Innominat,

Tras mucho sopesarlo y departirlo con mis cercanos, creo que he tomado la más acertada de las decisiones.

Me gustaría que nuestras ciudades fueran hermanas y aliarnos para ser más fuertes ante las adversidades del futuro.

Quiero empezar conociendo Jerusalén y a su corte. Estoy deseoso de hacerlo para poder afianzar este pacto en persona.

Cuando estime oportuno y haya efectuado los preparativos necesarios me acercaré a su ciudad y acordaremos los términos del hermanamiento.

Sin más propósito.


Hyrum, Príncipe de Tiro



Escudo de Innominat
Preparativos de la recepción
Innominat sonríe y da las gracias a su Senescal Meir por un trabajo diplomático bien hecho.

El Príncipe contacta con Hyrum para ofrecerse a ir ellos a Tiro, al no estar todos los Vástagos que pueblan habitualmente en la ciudad. Ofrecimiento que el Príncipe de Tiro rechaza, ya que no es su interés conocer a todos los vampiros de la ciudad, si no ver Jerusalén, su templo y conocer al Matusalén Innominat.  

Innominat acepta y comienza los preparativos para la visita del Príncipe de Tiro. El Príncipe de Jerusalén informa a Amal de las novedades y el Ravnos ya tiene otro reto para su nuevo ghoul Arang, proteger a los ilustres visitantes de Fenicia cuando lleguen. Mientras estén en la ciudad su ghoul deberá velar por su no vida, protegerá a Príncipe de Tiro y su séquito con su vida si fuera necesario.

Amal presenta a Arang a Innominat y le explica al Príncipe cual será su cometido. El cazador ghoul del Ravnos trabajará solo y en las sombras.

Tras su presentación Arang desaparece raudo, a Innominat le impresiona las armas que porta el ghoul, sin duda es una buena aportación para su corte. Los guerreros son necesarios para los tiempos de guerra.

Meir aprovecha para darle a Arang uno de sus cilindros con una Mezuzá dentro.  Le dice al ghoul que si hay una amenaza que lo rompa y lo arroje sobre su enemigo. Sin entender en exceso las palabras del Capadocio, Arang se lo agradece, lo coge y se lo guarda con cuidado.

Innominat invita a la recepción a Kothar, el Profeta, Nosferatu del valle de Hinnom, Ephraim su chiquillo, a Orión, el Toreador griego y al Espectro, guardián del gobernador de Jerusalén.

Se entrevista con Orión y le pregunta por sus “familiares” griegos. El Toreador le agradece de nuevo su comprensión para con ellos. Todo va bien, sin percances, hicieron lo que les pidió.

Innominat le pide a Orión que prepare una recepción digna del Príncipe de Tiro, de la satrapía vecina de Phoenicia.

El Toreador accede a hacerlo y comienza a dar ideas al Príncipe: visita al Templo de Jerusalén y a la biblioteca de la Torá Negra, diversión en el salón del trono…

Orión pregunta al Príncipe qué impresión desea dar. Innominat no quiere asustar a sus invitados pero deben saber que en Jerusalén hay poder y las cosas se hacen bien y con orden.

Mientras Orión hace los preparativos va confirmando con Innominat cada detalle para que todo esté a su gusto:

- Será imprescindible una visita al Gran Templo de Jerusalén, la fe dará ese incomodo mensaje que nosotros no podemos dar.

- La recepción deberá ser en el salón del trono ante toda la corte de Jerusalén.

- La visita a la biblioteca de la Torá Negra podría ser un buen momento para regalar un genuino presente al Príncipe de Tiro, un libro especial de la selección personal del Senescal Meir.

- Rebaño de humanos bellos para que puedan alimentarse de hombres y mujeres de buen ver, es Toreador.

- Música y festejos. Los mejores trovadores, malabaristas y bailarinas de la satrapía.

Orión se pone manos a la obra, dedicando todo su tiempo y recursos para que todo salga de la mejor forma posible. Si todo va bien en la presentación, baraja la posibilidad con Innominat de hacer fiestas periódicas con los vampiros de la zona, como forma de acercamiento y esparcimiento de vampiros, ghoules y rebaño.

Innominat lo ve muy peligroso, los encuentros especiales en Jerusalén siempre han acabado en muertes. Orión cree que no debe ser así, solo hay que elegir a los invitados adecuados. Innominat no está convencido y lo pensará, aunque confía en el criterio del Toreador.
  
El Capadocio ante idea de regalar un libro, propone escribirle un tratado personal con toda la información posible sobre la ciudad de Tiro, describiendo historia, construcciones, sociedad, reinados… A Innominat y Orión les parece una idea magnifica y Meir comienza a recopilar la información y a escribirlo junto a Admiel y al Maestro historiador de la Torá Negra.

Mientras el Toreador hace su trabajo, Innominat junto a Umaskal,  se encarga de vigilar la ciudad por si hubiera indicios de Enki, puede ser un buen momento pata un ataque suyo y el Príncipe no quiere estar en otros asuntos que le puedan parecer vulnerable. Todo parece en orden, incluso revisan los pozos y fuentes de la ciudad, la paranoia es latente en el pequeño Matusalén Assamita.

Sin venir a cuento, Innominat saca a Umaskal el tema de boda con Donna. El fiel ghoul del Príncipe no sabe que responder y el silencio reina incomodo. Umaskal no cree que sea fácil de compaginar la vida de ghoul con la de padre de familia habitual.

Amal tampoco cesa en el empeño de encontrar cualquier indicio maléfico que pueda dar a entender que algún demonio está tramando algo. Parece que todo está bien. Esto también es inquietante para el Ravnos.

Arang, ghoul de Amal, se familiariza con Jerusalén y los lugares que visitará la comitiva del Príncipe de Tiro, así tendrá todo controlado.

Pasan las noches y todo empieza a coger forma. La ruta de la recepción será la siguiente:

- Salón del trono, donde habrá presentación y música.

- Visita al Templo de Jerusalén, donde tendrán su dosis de fe y respeto.

- Visita a la biblioteca de La Torá Negra, donde se regalará “el códice de Tiro”.

- Regreso al salón del trono, donde habrá bebida, bailes y charlas.

- El rebaño más bello de Orión e Innominat serán el almuerzo.

- De la protección se encargarán: Umaskal de la visible y Arang de la invisible.

Además de los vampiros presentes, Innominat, Meir, Amal y Orión; Han confirmado su asistencia:

- Ephraim, Nosferatu chiquillo de Kothar. Su señor no está por la labor de acudir, pero al venir él quiere decir que se mantiene el contacto, que no es poco. 

- El Espectro, Assamita protector del gobernador Bagohi. No suele acudir a estos eventos, para él es toda una proeza.

 - Kayhana, Assamita Embajadora persa y aliada de Innominat. Actualmente en Grecia, hará un pequeño descanso para no perderse una de las famosas fiestas de Innominat. Donde siempre alguien pierde la cabeza.


La recepción de Hyrum, Príncipe de Tiro
Tras una organización del evento, impecable por parte de Orión, al fin está todo listo para la recepción del Príncipe de Tiro. El Toreador recibe la enhorabuena de Innominat que muy satisfecho se da cuenta de que es un experto en estos asuntos.

Kayhana, la embajadora llega a Jerusalén y en cuanto ve al Príncipe no puede reprimir abrazar a su mentor. No puede hablarle sobre sus cometidos en tierras griegas, pero todo va mejor de lo esperado y aquí está para asistir una vez más a una de las “famosas” fiestas de Innominat.

Amal y Meir se encuentran con el Príncipe en el salón del trono, esperando. Hay nervios y tensión en el aire. Todos están expectantes por ver a los visitantes de Tiro.

Reciben la noticias de Orión, ya ha llegado el Príncipe de Tiro pero no está siguiendo el itinerario establecido. Debía haber venido directo al palacete de Innominat, pero al parecer ha decidido visitar la ciudad él solo, con su acompañante Gangrel.

Innominat pide a Amal que vaya a buscarle y le proteja de posibles altercados en las calles.

Cuando el Ravnos llega donde los visitantes, ambos Vástagos están admirando el Templo de Jerusalén, que no es tan imponente como su predecesor pero la fe que surge de su altar es tan grande que se percibe incluso más allá de sus muros, hechas con las mismas piedras que edificaban el anterior templo de Salomón.

Sikarbaal saluda fríamente a Amal y éste le responde de la misma forma. El Ravnos les lleva al palacete donde comenzará su visita a los lugares más importantes de Jerusalén.

Hyrum comenta a Amal que el cazador que mató al Brujah, se fue de Tiro justamente cuando él regresó aquí a Jerusalén y le alerta pues teme que lo trajera a tras de sí…

Amal

Ya ante Innominat, el Príncipe de Tiro disfruta de la belleza recargada del salón del trono. Grandes escudos de piedra, mármol blanco, un gran trono de oro, banderas Assamitas y grandes balconadas desde donde se ve todo Jerusalén. Sin duda una muestra de poderío y control en toda regla.

Se presentan ante Innominat y éste les presenta a toda la corte presente. El Príncipe de Tiro solamente viene con Sikarbaal, su guardián Gangrel. No necesita a nadie más para protegerle de noche. Su corte diurna de viaje se encuentra acogida en una posada de la ciudad. 

Hyrum comenta que le llama la atención la sencillez de Jerusalén, al mismo tiempo que la fe de sus rincones y su famoso Templo, que no es tan grande como se lo esperaba.

Comienza a sonar la bella música, a manos de un grupo de trovadores que endulzan los oídos de los presentes. El rebaño más bello del que disponen hace las delicias de ambos vampiros y de los presentes. Y Umaskal se encarga de que todo en materia de seguridad esté en orden. Arang vigila desde las sombras, encargándose más del perímetro externo y de los accesos al palacete. Todo parece estar bajo control.

Los Vástagos presentes comienzan a hablar de forma desenfadada mientras ambos Príncipes se conocen. Innominat habla de su corte vampírica:

- Meir su Senescal y sacerdote Capadocio, chiquillo de Abraham, Señor de la Torá Negra, biblioteca y sociedad de sabios que visitarán más tarde.

- Amal, Ravnos cazador de Demonios, importante aporte al musculo de la ciudad y gran aportación a la vigilancia de la misma.

- El Espectro, Assamita guerrero soldado y guardián enviado por Alamut.

- Kayhana, embajadora persa Assamita, aliada y pupila de Innominat.

- Orión, Toreador venido de Esparta, en Grecia. Un sabio vampiro experto en tratos sociales y etiqueta.

- Ephraim, Nosferatu chiquillo de Kothar, un excelente informador.

Y él mismo, Innominat, Matusalén Assamita de la casta hechicera de Caldea, en Mesopotamia, nacido hace miles de años y ahora Príncipe de Jerusalén, capital de la satrapía de Yehud.

Hyrum impresionado no cree que sean pocos vampiros, como le comentó en su carta, más bien para el tamaño de Jerusalén, son demasiados.

El Príncipe de Tiro pasa lista de los residentes en su ciudad, sin dar demasiados detalles sobre ellos.

- Adon, Comerciante Ventrue. Un rico mercader que controla las rutas comerciales de Tiro. 

- Elsh, Anciano Maestro arquitecto. Adora Jerusalén pero le trae malos recuerdos. Innominat le cuenta que antes vivió aquí, pero perdió a un chiquillo y una nieta vampírica de forma dolorosa y fue muy duro para él, desde entonces no se le ha visto por aquí. Innominat le dice a Hyrum que el anciano tiene las puertas abiertas si quisiera regresar.
    
- Abraham, Anciano Capadocio que acaba de llegar a Tiro imbuido en una búsqueda de un libro ancestral, la Torá Negra. Innominat le dice que estuvo en Jerusalén, pero que le pidió aportar algo a la ciudad y decidió marcharse. En esta ciudad todos deben involucrarse en la prosperidad de la misma, explica el Príncipe de Jerusalén a Hyrum.

- Ahinadab, Nosferatu hasta ahora informador. Que recientemente ha decidido marcharse de Tiro, por miedo. Hubo un cazador de Brujas que asesinó a un Brujah cartaginés que visitaba la ciudad. Fue un lamentable incidente y se siente en parte responsable, pero como vino, se fue. Ya no saben nada del cazador… 

- Y su fiel Sikarbaal, su guardián Gangrel, vigilante y rastreador de Tiro. Aquí presente, simple y bestial como buen Gangrel, aunque inusualmente urbano, para alguien de su clan.

La conversación acaba con Innominat hablándole sobre la genealogía de los últimos Príncipes de Jerusalén, muchos de ellos Assamita. 


Segundo Templo de Jerusalén
El Segundo Templo de Jerusalén
Todos los presentes, conducidos por Orión, visitan el cercano Templo de Jerusalén, una firme construcción rodeada de fe y respeto. Mientras todos se acercan a sus murallas exteriores, dentro de la propia ciudad de Jerusalén, van sintiendo como el miedo se filtra por cada poro de su piel.

Todos son capaces de calmar a su bestia excepto Ephraim, el Nosferatu, que huye por miedo a morir ardiendo por el fuego purificador de Yahvé. Pasará mucho tiempo antes de que se acerque al templo.   

Se encuentran en un patio interior del propio templo desde donde todos sienten gran inquietud, no tanto por la estructura construida sobre la sangre del pasado, como por la importancia espiritual del lugar.

Innominat cuenta como Elsh fue el arquitecto del primer Templo de Salomón y esté segundo fue edificado sobre las ruinas del anterior. Altar y fuente de pura fe y poder divino.

Tras abandonar el templo, la calma regresa a sus almas y todos vuelven a poder pensar sin miedo en el cuerpo. La siguiente visita es a la biblioteca de la Torá Negra, un lugar más tranquilo.


La biblioteca de la Torá Negra
Todos se encaminan a la torre, cercana al lugar donde se encuentran, junto al palacete de Innominat. Es una construcción firme, austera y robusta. Sin demasiados detalles. Consta de dos pisos y tiene algunas troneras salpicadas en sus gruesos muros.

Meir toma el relevo como anfitrión y va enseñando el lugar que consta de un sótano de refugio para Vástagos y ghoules; Un piso de estudio y otro de biblioteca puramente dicho.

La bella Donna les recibe y abre todas las puertas enseñando el lugar a la sombra de su señor Meir.

El Capadocio cuenta que es una biblioteca a disposición de la buena gente de Jerusalén, ya que cree en un proyecto visionario por el cual el conocimiento debe ser guardado y transmitido para su buen uso; Asegura que el Conocimiento es el alimento del alma.

Una vez se encuentran entre las estanterías de madera llenas de rollos de papel. Enseña los documentos y manuscritos más vistosos. Admiel, su sabio y anciano bibliotecario, trae el presente para el Príncipe Hyrum.
  
Lo han llamado “el códice de Tiro”, documentado y escrito por Meir y Admiel con ayuda de un anciano sabio historiador de Jerusalén. Tanto la encuadernación como las imágenes interiores y los planos que posee están hechos con un mimo y una artesanía sublime. Es un trabajo esplendido y así lo articula el Príncipe de Tiro agradeciéndoles inmensamente el presente.

Tras un breve pero intenso aplauso de los presentes, iniciado por Orión, un grupo de criados de Hyrum, traen un pesado y rico cofre de madera, que dejan en el suelo y proceden a abrir.

Es de gran envergadura y mide un metro por un metro. En su interior tapada por seda
Purpura-tiria
violeta tiria, originaria de Tiro, representativa de la nobleza, hay una tabla de oro macizo bellamente enjoyada.

–Perfilada y escrita por los mejores Maestros orfebres. Traducida al Sumerio Caldeo por viejos lingüistas y sabios de todo el mundo. presenta su regalo el Príncipe Hyrum.

–Es el discurso de coronación del Príncipe Innominat. Un regalo para afianzar la amistad de nuestras ciudades, más allá de nuestros Principados. Extiende la mano y el Príncipe Assamita le corresponde con un fuerte apretón y todos aplauden de nuevo animados por Orión.


Discurso de coronación del Príncipe Innominat,
Matusalén Assamita de la estirpe de los hechiceros de Caldea


“En primer lugar quiero agradecer la asistencia a los presentes
y dejar constancia de que quien no ha venido
siendo invitado tendrá severas consecuencias.

Soy Innominat, del clan Assamita, con el apoyo del consejo tomo posesión del trono de Jerusalén.
Hay muchos asuntos sobre la mesa,
pero todos serán tratados a su debido tiempo según su importancia.

No soy un juez, soy un sirviente de las leyes de Caín. 
Mi consejo son: Jacob, Matusalén Nosferatu,
Oded Toreador, y Meir Capadocio.
Ellos son los que más posición tienen en la ciudad después de mí. Son mis ojos y mis oídos en Jerusalén.
Si hay hostilidad hacia ellos, la hay hacia mí.

Disfrutad del resto de la noche,
aprovechad este momento de paz para limar asperezas entre vosotros
y gracias a todos”


Todos regresan al salón del trono, donde hay bebida para vampiros y ghoules, danzas de mujeres exuberantes y charlas a la luz de las velas. Una agradable velada, donde los trovadores ponen su música, los malabaristas despliegan su destreza y los escupe-fuego dejan perplejos a los presentes.

No se recuerda en Jerusalén fiesta del tal magnitud, tan agradable y pacífica. Se palpa el buen ambiente entre los presentes, que ríen y conversan sin aparentes preocupaciones.

Hombres fuertes y mujeres bellas, ambos con poca ropa, dejando ver sus esculturales cuerpos, dan de beber a ghoules y vampiros. Amal no quita ojo a las féminas de la celebración, pero se controla por respeto a su Príncipe.

Kayhana habla con Innominat, que cada vez se encuentra más inquieto y nervioso, esperando que Enki irrumpa en la fiesta de un momento a otro. La embajadora quita hierro a la situación y ve muy positiva la alianza. Admira el regalo de Hyrum, expuesto en el centro del salón.

Innominat no deja de otear a los presentes a través de su espejo mágico por el cual ve la verdadera naturaleza de quien se refleja… e increíblemente no hay nada fuera de lugar. Todo está inquietantemente calmado, como cuando precede una tormenta.

Meir habla por primera vez con Kayhana. Conversan sobre Innominat, los presentes de esta noche y su decisión de residir en Jerusalén.

Todo acaba sin percances y la paranoia de Innominat se acrecienta, no puede creérselo, espera un ataque en el último momento.

Ambas cortes se despiden y los invitados se refugian en el palacete de Innominat.

Arang pide poder acompañar al Príncipe a Tiro de vuelta a su ciudad, para protegerle de día y Amal no le deja hacerlo, prefiere que vigile las murallas de Jerusalén día y noche si fuera necesario. El Ravnos también está inquieto por la actitud de su Príncipe.

Hyrum y los suyos salen de Jerusalén al ocaso de la noche siguiente. Dejan un buen sabor de boca en la corte de Jerusalén.   


Ahinadab, Nosferatu
Malas nuevas
Kayhana es reclamada urgentemente por un asunto secreto y debe abandonar Jerusalén, apenas tiene tiempo para despedirse de Innominat. Alamut la llama, algo importante ha debido pasar.  

Ahinadab, del clan Nosferatu, llega a Jerusalén pidiendo pasar un tiempo hasta que se calme la cosa en Tiro. No es un lugar seguro y desea pasar un tiempo en Jerusalén.

Innominat ofrece al Nosferatu refugiarse en el valle de Hinnom, con los de su clan. Éste rechaza el ofrecimiento, se siente más seguro en catacumbas bajo la cualquier ciudad que en cuevas con leprosos.  

Ahinadab cuenta que hay un cazador humano que mató un Brujah en su ciudad y ahora el Príncipe de Tiro ha desaparecido en su regreso de Jerusalén. Y se dice que ha muerto emboscado en el desierto.

–Es un asunto del que le incomoda hablar dice el Nosferatu muy nervioso quizás Amal pueda informarle más sobre ese peligroso cazador.

Innominat mantiene el tipo, pero no puede creerse que tras afianzar una valiosa alianza con Tiro, en su viaje de regreso, por casualidad maten a Hyrum, el Príncipe. Tampoco se sabe nada de Sikarbaal, su guardián Gangrel, así que suponen que también ha caído.

Las sospechas del Príncipe son que Enki está tras estas desapariciones. No tiene pruebas pero sabe que su hermano es capaz de cualquier cosa para hacerle daño y esto se lo hace y mucho.

El Príncipe permite al Nosferatu quedarse en Jerusalén y le ordena mantener el orden y seguir las Tradiciones al igual que aportar información a la corona.

Innominat busca a Umaskal para dejarle pendiente del palacete mientras el sale a investigar el asunto, pero no le encuentra. Algo muy extraño, nunca se ausenta de sus labores.

Reúne a Amal y a Meir y les cuenta la fatídica noticia. El Príncipe de Tiro, desaparecido o muerto, justo tras afianzar una alianza con él. Este es el peor golpe que podían recibir.

Les pregunta por Umaskal y ninguno lo ha visto. Es raro, ya que Arang, ghoul de Amal, tampoco da señales de vida. Meir cae en la cuenta de que Donna no estaba en el refugio esta noche, no le dio importancia, es muy libre en sus quehaceres, pero ahora se preocupa con razón. Tres ghoules importantes de tres vampiros importantes han desaparecido, además del Príncipe de Tiro y de su guardián Gangrel, demasiadas casualidades.

Innominat decide que irán a investigar el asunto los tres y hace llamar a Orión y al Espectro, que se presentan ante él.  

El Príncipe da a ambos Vástagos la fatídica noticia de la “muerte” del Príncipe de Tiro. Aun no está confirmada, pero se teme lo peor. Irá a buscar una respuesta en persona junto con Meir y Amal y ordena al Espectro que se quede a cargo de la ciudad. El guardián del gobernador declina la orden alegando que no tiene ningún conocimiento sobre como gobernar. Orión se ofrece a ayudarle, él se encargará de la escena social y el Espectro cubrirá en especial los pasos del gobernador Bagohi. Innominat está de acuerdo y les deja al mando de la ciudad.    

Antes de salir de Jerusalén Meir se acerca a la biblioteca de la Torá Negra para ver si Admiel supiera algo de Donna. Como era de esperar el bibliotecario ghoul no sabe nada de nada, la vio hace unas horas, ¿o unos quizás unos días? no lo tiene nada claro. El Capadocio se alegra por que Admiel esté bien y acrecienta su inquietud por Donna. Antes de irse le pide que tenga especial cuidado y no salga de la torre. El ghoul no tenía pensado hacerlo pero ante la preocupación de su Señor tendrá más cuidado.

Los tres vampiros atraviesan las murallas de Jerusalén. Amal rastrea la caravana del Príncipe de Tiro durante unas noches. El Ravnos con su supervivencia innata les conduce al lugar donde sucedió el ataque.

Hay una macabra pira negra, ya fría, donde quemaron los cuerpos de los criados y las bestias sobre las que montaban.

Meir ayuda con su investigación e Innominat con su psicometría. Entre los tres construyen la escena: un ataque diurno ejecutado por bandidos o ¿piratas?. Dejan empalados a ambos vampiros, Hyrum, el Príncipe de Tiro y a Sikarbaal, su Gangrel guardián.

Estimel, Pirata Brujah
Ya por la noche Innominat reconoce a Estimel, el Brujah que envió a ser juzgado en su viaje a Grecia. Al parecer él es el líder de los atacantes. Un misterioso y maléfico personaje aparece entre las sombras y se diaboliza a ambos vampiros sin pestañear, mientras Estimel se encarga de limpiar la escena y quemar los cuerpos.

Los personajes recogen las cenizas de ambos Vástagos y regresan a Jerusalén sabiendo ahora sí, que el Príncipe de Tiro  y su guardián han sido asesinados.

Cuando se encuentran en el salón del trono, Innominat reúne a toda su corte y les expone lo que ha podido ocurrir. Estimel es su enemigo, pero se ve claramente que no mueve los hilos. Hay alguien más poderoso detrás, dando la información y las ordenes. Cada vez está más convencido de que su malvado hermano Enki puede estar detrás de esto, pero solo es una superstición.

Innominat describe a Orión a los atacantes y éste los dibuja con gran destreza artística, sobre todo el del diabolista, que por sus rasgos parece claramente un infernalista Baali.

Innominat escribe una carta para Abraham, Sire de Meir, que se encuentra en Tiro, y le cuenta lo sucedido adjuntando los dibujos de los culpables que ha hecho Orión. También le invita a él y a Elsh a regresar a Jerusalén si quieren estar más seguros.


Noticias de Alamut
Innominat y los suyos preparan todo lo que tienen para un posible ataque y avisan a todos los suyos de que esperen lo peor.

Unas noches después Kayhana regresa de su viaje, ha sido ayudada por hechiceros del clan para acelerar mágicamente sus pasos.

De camino a Alamut estuvo en Tiro, allí Enki, del clan Caitiff, con el apoyo de los residentes, acababa de autoproclamarse Príncipe de Tiro. El nuevo Príncipe reclamaba a la embajadora de Persia para que ésta llevara en persona una carta suya al consejo de Alamut.

Kayhana trae consigo esa carta, ya que después de que el Consejo del Alamut la estudiara, la embajadora creyó que su aliado y mentor Innominat debía de leerla:


Mi nombre es Enki, Matusalén sin clan,

Recurro a la embajadora de Persia para enviaros esta valiosa información.

Soy el nuevo Príncipe de Tiro, he asumido tal posición tras la fatídica muerte del Príncipe Hyrum, del clan Toreador. Lo he hecho con el respaldo de la corte activa de la ciudad.

Defenderé la satrapía del Imperio Persa y gobernaré de forma firme y severa. Ningún enemigo de Persia será bienvenido ante mí.

Soy hermano de Innominat, Príncipe de Jerusalén. Vivimos en la antigua Mesopotamia y nuestras diferencias acabaron en disputas y el guerra.

Por supuesto que he cometido errores y mi Sire y sus dudosas amistades son en gran parte culpables de lo que me ocurrió. Ahora ya no se encuentra entre nosotros. Tuve que diabolizarle por el bien de todos.

No seré yo quien ahonde en el pasado y mi mayor reto en este momento será limpiar mis errores llevando a buen puerto el barco llamado Tiro.

Por último me gustaría dejar claro que temo que mi hermano emprenda acciones violentas contra mí. No es mi intención empezar una guerra, pero no dudare en defenderme si me atacan, y no creo que esto sea bueno para la estabilidad del imperio Persa con los Griegos esperando en la frontera.

Por último quería alertarles sobre la calumnia que Innominat, Dios de la verdad, intentará difundir para justificar el ataque contra mí. Dirá que soy Baali. No es cierto y puede que el mismo no sepa la verdad, me trae sin cuidado . La verdad es que soy Caitiff, no tengo clan, y claro que mi Sire pudo ser un Baali, igual que pudo ser alguien de cualquier otro clan; Incluso aunque lo fuera ¿soy yo culpable del legado de mi padre?

Mis deseos son de paz y de prosperidad para Tiro, quédense con ese mensaje.


Enki, Dios de los ríos y las aguas subterráneas    



Innominat no tiene palabras para expresar la rabia que siente en su interior. Su hermano está moviendo fichas en su propio juego y sus efectos comienzan percibirse. Cada vez lo tiene más claro, un Matusalén infernalista lo haría. Aunque sigue sin tener pruebas de ello.

Kayhana, muy seria, le cuenta a Innominat lo ocurrido en Alamut. Tras mucho deliberar han llegado a la conclusión de firmar la paz.

Ambas capitales de satrapías persas, Tiro y Jerusalén, son vecinas y por tanto aliadas tanto en la corte de día como en la de noche. El consejo ha sentenciado que no pueden mostrar debilidad teniendo una guerra interna entre hermanos Matusalenes, por mucho que se hayan odiado en el pasado. Los Toreador griegos aplastaran a los Assamita persas si ven una grieta como una guerra civil nocturna.  


El tratado de paz
EL Consejo de Alamut ha nombrado a Kayhana como responsable de la paz, acuerdo y cordialidad de ambas ciudades, Tiro y Jerusalén. La embajadora debe conseguir la firma de ambos Príncipes en un documento ritualizado por los hechiceros Assamita para asegurarse de que no haya guerra. Los intereses del clan están por encima de rivalidades ancestrales.

Este es el tratado de paz:



Tratado de paz

Todo el Imperio Persa está bajo la protección del clan Assamita.

Bajo ningún concepto se permitirán hostilidades entre satrapías.

Si se rompiera dicho tratado de paz, la ira de Alamut caerá sobre los infractores.



FIRMADO

Innominat de Jerusalén:

Kayhana, embajadora de persa:

Enki de Tiro:



Innominat, Amal y Meir discuten largo y tendido sobre el vital asunto. Hablan de guerra, de represalias, de chantajes y de rupturas de las Tradiciones.

Kayhana pide encarecidamente la firma de Innominat en el documento y después viajará a Tiro para conseguir la de Enki.

Amal la grita violentamente por que está intentando influir al Príncipe en su decisión. La embajadora se defiende ante el Ravnos diciéndole que si Innominat no firma, Alamut la matará y su muerte recaerá sobre la conciencia de todos los que tomaron la decisión, él incluido.

Kayhana pide una pluma y untándola con la sangre de sus venas firma en tratado ante los presentes. Tras un tenso silencio le pide a Innominat que lo firme también con la suya.

Después deberá ir a Tiro para que Enki firme, ahí se verá si sus intenciones son puras. Entonces Alamut sabrá la verdad de Enki. Hasta ahora, para ellos, todo son meras advertencias sin prueba alguna de su hermano y enemigo.

La embajadora, cree a Innominat sobre la maldad de su hermano. Pero ella está entre la espada y la pared. Debe hacer su trabajo de embajadora para Alamut y conseguir las firmas.

El Príncipe Innominat pide consejo a su Senescal Meir. El Capadocio le dice que políticamente debe firmar. Amal está en total desacuerdo, no cree que deba firmar ese papel. Enki debe pagar por lo que ha hecho y le dice al Príncipe que con esa firma se condenan a no poder hacer nada contra sus ataques, que los habrá. Meir sin embargo alega que sin el apoyo de Alamut en una satrapía persa no dudarían mucho. Y mucho menos si Enki firma e Innominat no lo hace, ya que sería él el que se negaría a firmar la paz frente a los designios de Alamut. 

Innominat con sumo cuidado, clava la pluma en sus venas y firma muy despacio el documento. Después pide a Kayhana que regrese de Tiro con las firmas antes de volver a Alamut, que lo haga por su amistad. Ésta le promete hacerlo si le es posible.

La embajadora, desencajada, se despide de Innominat, le guste o no debe cumplir su deber. Parte de Jerusalén junto con un grupo de mercenarios. Esta será la última vez que Innominat vea a su aliada.


La desaparición de la embajadora
Ephraim se entrevista con Innominat, ha ocurrido algo terrible y uno de sus hermanos Nosferatu del valle se ha encontrado con una escena desalentadora para el Príncipe.

Los mercenarios que acompañaban a la embajadora de Persia, han sido encontrados asesinados, robados y calcinados. Unos bandidos liderados por un Brujah al que llamaban Estimel son los culpables de dicha emboscada. Parecía tener algo personal contra la embajadora, por lo cruento del ataque y su sonrisa vengativa.
    
Estos bandidos, que más bien parecían piratas en tierra, atacaron durante el día y empalaron a Kayhana, no sin antes pagar un alto precio, cinco de ellos fueron degollados por la Assamita antes de caer.

Diabolista
–Apareció un ser oscuro, que parecía salido del averno y diabolizo a la embajadora –en esta parte del relato Ephraim se encoje de miedo y susurra– Las últimas palabras de la mujer fueron: Innominat te matará por esto y se deshizo en cenizas al viento de la noche­­­.

Innominat no puede creer que esté encajando un segundo golpe sin haberse recuperado aún del primero y el autocontrol domina la bestia que desea salir para destrozar a Enki con sus propias manos, pero solo mataría al pobre y asustado Ephraim que mira al Príncipe con absoluto pavor.

El Nosferatu da el pésame al Príncipe e Innominat pregunta si su Sire apoyaría esta causa. Ephraim le recuerda que su Sire odia la civilización, cree que todos serán castigados y cuando todo acabe los leprosos reinaran en la tierra, pero no será él el que mueva un dedo para adelantar ningún acontecimiento. Todo sucederá por la mano ejecutora de Dios todo poderoso.

El Príncipe advierte al Nosferatu de la llegada de su malvado hermano Enki al Principado de Tiro. Ephraim ve la jugada política como algo digno de un Matusalén y no le sorprende que lo haya hecho, aunque no le gusta nada, por supuesto.

En Nosferatu abandona al cabizbajo y asustado el salón del Príncipe, que se queda pensativo y sólo sobre su gran trono de oro. Hace unas noches que no sabe nada de Umaskal y estima su presencia tras el trono, estoico ante todo…


Lágrimas de Donna
Meir descubre una carta a los pies de su camastro:


(LAGRIMAS GOTEAN POR TODA LA CARTA)

Mi señor Meir,

Seguramente esta sea la decisión más dolorosa que he tomado en toda mi larga vida.

Me voy de Jerusalén. Lo hago dejando atrás a ti, mi Padre y a Admiel, mi hermano. Marcho para no crearos problemas. Ya sabemos por experiencia que los problemas suelen acabar en muerte para alguien.

Intentaré resumirle mis razones y deberá perdonar mi torpeza escribiendo a pesar de que Admiel me enseño muy bien y tuvo mucha paciencia conmigo.

Orión lleva tiempo espiándome, no quise molestarle, usted tiene cosas más importantes de las que ocuparse así que se lo conté a Umaskal, por nuestra confianza mutua. Se volvió loco de celos tuvo claro que el Toreador me rondaba para en un momento u otro abrazarme. Umaskal me dejo claro que nunca lo permitiría y cuando desenvaino su espada jurando que lo mataría sin importarle las consecuencias, supe que debíamos huir lejos antes de que hubiera sangre derramada.

Calme  la violencia de Umaskal y le sugiere huir. Le mueve la pasión pero lo hace por
Donna, doncella de Meir
el amor que me tiene. Créame, el Señor sabe que no hemos tomado la decisión precipitadamente, pero al final tuve que convencerle. él tampoco quería abandonar a su señor.

Con gran pesar y únicamente portando nuestro amor verdadero, mañana al amanecer abandonaremos Jerusalén, mientras lea estas palabras ya estaremos lejos, no nos busque por favor, seria todo más difícil.

No conocemos otra vida que la que nos regalasteis a vuestro lado durante tanto tiempo y aunque solo vivamos durante un mes, lo haremos juntos y libres, como hemos decidido.  

Solo espero que nos perdonen, a los ojos del señor somos unos pecadores, pero nuestro corazón ha decidido por nosotros. Umaskal dice que será capaz de encontrar Vitae para sustentarnos cada mes, confío en él.

Mañana será el comienzo de una nueva vida …

Le quiere y nunca le olvidará:

Donna

El Capadocio tras leerla por una parte se entristece pero por otra se alegra. El amor ha triunfado en una noche oscura llena de muerte y desesperación.


Visión de Oráculo
Amal busca a Arang, su ghoul. Hace unas noches que no sabe nada de él. No le dio importancia al principio pero ahora está empezando a preocuparse.

Innominat reúne en el salón del trono a sus vampiros más cercanos, para tratar detalles sobre la estrategia a seguir en esta difícil situación.

Meir tiene una mirada de esperanza y Amal otra de preocupación. 
  
Cuando de pronto Amal entra en trance y sus ojos se vuelven blancos.

Extasiado parece ver en otro lugar, en otro plano, en otro tiempo …


Donna, Umaskal y Arang, ghoules de los tres Vástagos, se encuentran encadenados, amordazados y narcotizados. Colgando del techo de una fría y sucia celda de piedra en una oscura y húmeda mazmorra con olor a sangre y orines.

Se escuchan pasos y aparece Enki, sonríe y lentamente desenfunda una enjoyada daga de oro. Canturrea satisfecho y muy contento degolla a los tres con sumo cuidado, vertiendo la sangre de cada uno en un gran cuenco de arcilla con símbolos arcanos en Caldeo. Ellos se resisten, pero no pueden hacer nada contra el Dios de las aguas subterráneas.

Los tres agonizan muy despacio y mueren desangrados mientras sus cuerpos van volviéndose pálidos como la leche.

Enki, baja los cuerpos con delicadeza pero deprisa y los deposita en el suelo, junto a él. Se rasga las vestiduras dejando su pálido pecho al aire y con la daga ensangrentada se corta el pecho dejando fluir su sangre negra y viscosa. Muerde su muñeca derecha, después la izquierda y colocando la boca de cada uno de ellos sobre cada herida los abraza al mismo tiempo. Todos ellos despiertan y beben de la ponzoñosa Vitae de Enki.

Ya son inmortales, son vástagos y han sido abrazados por el vampiro que los mira con orgullo, Enki el Dios de los ríos.

Mientras, abren la puerta metálica de la celda con un chirrido muy desagradable.

Un carcelero encapuchado empuja a un grupo de niños llorosos y asustados. Enki sale de la celda deseando buen provecho a sus tres chiquillos, cerrando la celda tras de sí.

Los gritos de los niños desgarran la noche, los rugidos y mordiscos de los neonatos hambrientos son audibles desde el pasillo y seguramente por todas las mazmorras. Chasquidos de huesos, lloros, golpes y después… silencio.

Enki, al otro lado de la puerta de frío metal, ha escuchado atentamente esta melodía de terror. Su risa parece surgir directamente de lo más profundo del infierno y la oscuridad se cierne sobre el lugar tiñéndolo todo de negro.


Amal arrodillado y con la cara manchada de lágrimas de sangre, se levanta muy frío y describe con pelos y señales la escena que se va a cumplir. El Oráculo se lo ha mostrado y no hay nada que hacer para cambiarlo, es una virtud y una maldición conocer el futuro, pero una cosa es clara, le guste o no es el destino, es como si ya hubiera ocurrido. Y esto enfurece aun más a los presentes, dejándoles impotentes y con la boca abierta…

Seguramente Enki esté bebiendo Vitae de la bodega del Príncipe Hyrum, sentado en su trono, mientras sonríe maliciosamente tras su tercer movimiento de dolor contra su hermano Innominat.