Preludio de Oded
Oded es descendiente
de judíos, hijo mayor de una familia acomodada de Babilonia que envió a su hijo
fuera como ayudante de un maestro pintor fenicio llamado Adon.
Oded, El Torturador |
Adon era un maestro
artista muy maleable y visionario y tuvo la intuición de que Persia era el
gigante que se comería a todos los pueblos colindantes, así empezó a ser,
mientras él y Oded trabajaban para adornar su arte Persa.
El arte persa recibió
influencias egipcias y, sobre todo mesopotámicas. Adon y Oded hicieron cerámicas
con toros androcéfalos pintados al igual
que tablillas de arcilla con dibujos de soldados empleando el arco o venerando
a sus sagrados caballos.
Entre las realizaciones
más notables en las que trabajaron estaban los adornos en palacios de recepción
y las esculpidas tumbas reales excavadas en acantilados y decoradas con
relieves que representan las diversas provincias del imperio.
Ayudaron a decorar
sus pirámides, los capiteles formados
por troncos de toro contrapuestos y la perfección de su cerámica vidriada. Adon sabía
que los Persas no estaban aportando grandes novedades a la ya existente
arquitectura del mundo mesopotámico.
(Realmente este fue
el Arte Persa del que podemos disfrutar en los museos en la actualidad)
Fue en la antesala
del Imperio Persa donde Oded aprendió un oscuro y secreto arte enseñado por los
mejores maestros persas especializados en el dolor.
Oded descubrió el arte que realmente le fascinaba y no era pintar arqueros ni amasar cerámica, si
no torturar carne viva y pintar con la sangre del torturado agonizante. No solo
aprendió de los mejores torturadores persas si no que tuvo la oportunidad de
practicar su arte en sus mazmorras con sus cautivos.
Adon murió de unas
fiebres contraídas por culpa de alguna tribu recién invadida y Oded decidió
regresar a Babilonia junto a su familia. Cuando lo hizo descubrió que su
familia había sido asesinada por la ambición de alguna familia noble Babilonia
solo por ser judíos.
Oded no lloró su perdida, pero si pensó que los Babilonios podrían ser buenos lienzos para su arte.
Oded no lloró su perdida, pero si pensó que los Babilonios podrían ser buenos lienzos para su arte.
Oded espera la señal
para empezar una nueva vida...