Josué el Maestro recaudador, Ventrue (724 a.C.)


Josué, Ventrue

Vida humana
Tres décadas después todos y cada uno de los cinco portadores del Arca, que formaron el consejo de Maestros del Rey David tuvieron descendencia.

Los primogénitos de estos fueron los elegidos para continuar con la labor de formar un consejo del Rey. Sus padres eran unos héroes y ellos habían sido educados y enseñados por maestros de buena posición. Ahora los cinco son Maestros del Consejo del Rey Salomón, segundo hijo de David, ya que su primogénito murió antes de poder reinar.

Hijo de “Mikeas el Infame”, explorador héroe de Jerusalén, toda su familia descendía de guías del pueblo de Israel. Josué sabe que su padre no amaba a su madre, pero nunca entendió porque, algo horrible le había ocurrido con los filisteos de lo que nunca quería hablar.

Una noche su padre se fue y les dejo a él y a su madre la pequeña fortuna que había amasado sirviendo al Rey David al igual que su posición en el consejo real. Igualmente le dejó un regalo divino que Josué atribuye al contacto que su padre tuvo con el Arca de la Alianza, y era un don divino por el que podía ver a los muertos a cambio de no poder ver los colores de la creación ya que solo veía en colores grises.    

Actualmente Josué recauda impuestos y tributos por todo el reino de Israel y es conocido por su agrio carácter.

Gracias a su política para recaudar impuestos y tributos por todo el reino de Israel Josué ha ayudado a construir el Templo de Salomón. Su ambición y gusto por el dinero y el poder ha hecho que Josué se obsesione con la influencia y los recursos que se le dan muy bien conseguirlos y sacarlos partido. Tiene la ambición de ser alguna vez gobernador de Jerusalén y para conseguir este objetivo está dispuesto a hacer cualquier cosa que esté en su mano o el dinero pueda pagar.

Tres décadas después los primogénitos de los portadores del Arca son sabios y experimentados maestros que fueron consejeros del Rey Salomón y ahora de su descendiente el impopular Rey Roboam. El consejo de Roboam ha terminado con éxito la difícil tarea de Salomón, la construcción del Templo de Jerusalén, donde ahora se guarda el Arca de la Alianza, segura en lo más profundo de la construcción.

Josué, Maestro recaudador, ambicioso y acomodado continua ahogando al pueblo a impuestos y tributos por todo el reino de Israel por orden de su Rey Roboam. 
El Rey Roboam de Jerusalén, aconsejado por sus consejeros más jóvenes decidió enviar a su embajador y a los Maestros más sabios y viejos de su consejo a pactar con los Israelitas.

Cuando el consejo se encontró con los Israelitas en sus tierras con su líder estaba Elsh, en Maestro Artesano, Elsh era ahora consejero de los Isrealitas como represalia a su éxito de Jerusalén.

El consejo fue encarcelado y por la noche un asesino visitó sus celdas matándolos uno a en el silencio de la fría noche. Murieron desangrados con su garganta cortada por el filo de este asesino enviado por Elsh que cumplía así su venganza para poder regresar a su amada Jerusalén. Mató a todos los consejeros excepto a Herodes el maestro esclavista y a Samael el embajador, que se encontraban juntos esperando la amenaza. Mordisquitos, el dientes de sable de Samael defendió valientemente a  su amo arrancando la cabeza de un mordisco al asesino, que misteriosamente cuando el cuerpo decapitado cayó al suelo comenzó a degradarse hasta que se convirtió en cenizas al viento. Samael y Herodes huyeron para ser capturados y lapidados por el ejército Israelí como mensaje al Rey Roboam.

Por la decisión de Roboam de subir los impuestos  los israelitas del norte se sublevaron ante los Judaitas de Jerusalén y tras amenazar a Israel y al Rey Roboam, el recién creado ejército israelí mató a su consejo enviado para mediar y lapidó a su embajador y a uno de sus maestros consejeros hasta matarlos, después amenazó con seguir adelante y entrar en guerra con Judá.

La división del una vez unificado territorio en dos naciones más pequeñas hizo a ambas más vulnerables a los ataques del exterior. En el quinto año de reinado de Roboam, se produjo la invasión del Jerusalén por el faraón Sheshonq I.


Abrazo y no-vida
Su ambición por adquirir recursos y su habilidad de amasar fortunas fue la razón por la que su Sire le abrazó como Ventrue. Su enseñanza fue correcta y Josué se dio cuenta rápidamente que había superado a su Sire, lo veía como una polvorienta reliquia que tuvo su apoca de grandeza en el pasado y que jamás volvería a tener. Josué no sería libre hasta que acabase con su Sire.

El Sire de Josué era un habilidoso espadachín y le enseño a ser un Maestro también a Josué. Este adquirió fama de gran espadachín y gracias a sus victorias en duelos nocturnos adquirió el sobrenombre de “El Espadachin”.

Esperó a haber terminado la formación y a saber todo lo que su creador podía enseñarle y cuando fue liberado lo primero que hizo fue matarle. Mandó prender fuego a su refugio durante el día mientras Josué se sentía liberado por primera vez en décadas. Al fin había podido liberarlo de su existencia pobre y ruin. Mientras Josué veía el refugio arder con su Sire dentro repetía una y otra vez: “Quien no sucumba al poder de mi presencia, sucumbirá al poder de mi oro”

Esta ambición de Josué era algo que su Sire no entendía y por eso tuvo que morir y su chiquillo ocupar su lugar, uniendo sus fortunas para un único fin: Ser el Primer Príncipe de Jerusalén.

Ahora la eternidad estaba ante él y la ambición de Josué era desmedida. Puso los ojos sobre Jerusalén, la ciudad por la que tanto había dado.

Ahora disponía de disciplinas con las que podía disponer del ganado humano como le antojase y comenzó a manipular las transacciones de recursos para enriquecerse, cosa que hizo amasando la mayor fortuna desde el tesoro del Rey Salomón. Con sus recursos era capaz de comprar un país o cambiar el rumbo de un comercio hundiendo a los rivales. Su fortuna era mayor que la que ningún mortal había sido capaz de amasar en una vida, ya que Josué disponía de siglos para agrandarla. Por fin estaba preparado para comprar Jerusalén.

Josué sabia que por posición debía reinar sobre Jerusalén, sin embargo los indignos Nosferatu ejercían influencia sobre la capital del Reino de Judá, sin compartir dicho poder con ningún otro clan. La ciudad necesitaba un líder poderoso, con recursos para llevarla a la gloria con rectitud y tomando las decisiones adecuadas Jerusalén será grande, no es motivo suficiente llegar primero para mantener el poder, hay líderes de nacimiento y Josué sabía que era el mejor líder para esta ciudad y este reino, pero no había que precipitarse ahora que estaba al alcance de su mano, su sentido común le decía que aun no era el momento, y debía hacerle caso, había salvado su vida en más de una ocasión.