Isaac “El que ríe”, Nosferatu (724 a.C.)



 
Isaac, nosferatu
Vida humana
Siempre fue un amable niño en su juventud y fue formado como carpintero por su padre alguien influyente en el gremio. De el heredó un corazón que no le cabe en el pecho. Isaac venia de una familia de leñadores con cierta mala fama debido a un defecto heredado de padre a hijo, la tartamudez.

Un hombre humilde, simpático y sencillo y caritativo que siempre se ha guiado por el corazón. Esta forma de ser que le abre las puertas y le permite llegar hasta las puertas de Jerusalén. Su manejo del hacha era tan eficaz como su charlatanería que a pesar de su defecto en el habla, lo sacaba de todos los apuros.

Diez años después elegidos por el Rey David, grupo de héroes que ayudaron a la toma de Jerusalén en la gesta conocida como “la gruta del sinnor”. Ahora todos ellos han prosperado, tienen descendencia, buena posición y son los consejeros del propio David además de ser Maestros reputados en sus especialidades.

Su padre alguien influyente en el gremio de carpinteros esperaba que Isaac ocupase su puesto como Maestro carpintero y gracias a su trabajo y constancia Isaac lo había conseguido. Su vida se guiaba por las buenas acciones y al mismo tiempo la infamia de su defecto de palabra crecía por la envidia. Isaac no fue infeliz por su tartamudez, todo lo contrario le dio la fuerza para desarrollar más fuerza y coraje ante la difícil vida.

Estos diez años los ha pasado bajo la mayor de las humildades como Maestro carpintero odiado y envidiado por haber sido elegido por el Rey David tras su gesta en la gruta del sinnor, donde muchos dicen que jamás estuvo. Isaac sabe la verdad y sabe que gracias a él todos tienen una ciudad donde vivir seguros, es lo único que necesita y esto le hace sentir bien.

10 años después de la toma de Jerusalén a los jebuseos, el pueblo judío asentado y afianzado en la capital del Reino de Judá. El Rey David reunió al grupo de héroes por los que tomaron Jerusalén y les pidió que trajeran en Arca de la Alianza a Jerusalén, donde debía estar.

Tras múltiples aventuras donde murió su guía Uzá exterminado por tocar el Arca, vencieron a un ejército con el poder del la reliquia y fueron purificando el camino de demonios en llamas, consiguieron traer el Arca a su nuevo lugar de descanso, en el monte Sion dentro de la capital de  Israel, Jerusalén.


Abrazo y no-vida
Su Sire, le tenía vigilado desde hace muchos años, siguió toda su trayectoria. Decidió abrazarlo junto a su amigo Jacob, el maestro cantero, Jacob e Isaac sufrieron la dolorosa transformación a Nosferatu cuando la Fe de Jacob se volvió en contra del Sire Nosferatu que ardió en llamas purificadoras de Yahbeh. Jacob e Isaac eran unos neonatos Nosferatu y estaban solos.

Los Nosferatus de la comunidad le agradecieron a Jacob que hubiese matado a su anterior líder, ya que los trataba como animales. Merecía morir y Jacob los había liberado, esto añadido a la trayectoria de la vida humana de Jacob hizo que este forjara una posición entre los Nosferatu.

Aprendió de sus hermanos Nosferatu todo lo que había que aprender para ser vampiro. Isaac convivía en la comunidad Nosferatu y rápidamente su hermano de Sire Jacob decidió tomar el mando del clan e Isaac, como compañero y hermano Nosferatu hizo de consejero y compartió el peso de la posición y responsabilidad del clan, especializándose en el noble arte de la Disciplina de la ofuscación, que llegó a dominar metódicamente convirtiéndose en un maestro.

Isaac al vivir bajo tierra en agujeros infectos y siendo un monstruo, desarrollo una repulsión por la limpieza y pulcritud que hacía que solo se sintiese a gusto entre la porquería y la basura.

Su hermano Jacob necesitaba a Isaac para gobernar y este se dedicó a amasar influencia en Jerusalén entre los desfavorecidos de las calles, vagabundos, ladrones, prostitutas, asesinos, mendigos, leprosos, todos ellos eran su área de influencia, y en estos años eran la mayoría del pueblo.

Isaac era el que verdaderamente manejaba los hilos de la influencia para favorecer a los nosferatu, cosa que hacia siempre que era necesario. Su voluntad de hierro hacia que no se desviase de su recto camino y que nadie pudiese influirle negativamente ya que Isaac era un vampiro con estrella, siempre tenía suerte en todo lo que hacía, al menos hasta ahora así había sido.

En ocasiones, en la oscuridad de su húmedo y sucio refugio se ha sentido confuso en cuanto a su existencia y sin encontrar una explicación se ha cubierto de basura y ha dejado que llegue un nuevo día para continuar adelante.