Mikeas “Quien como Yahweh”, Gangrel (642 a.C.)

Mikeas, Gangrel

Vida humana
Aprendió el oficio de explorador de su padre y este del suyo, y así hasta que se puede recordar, su estirpe fue la que había guiado al pueblo de David por el desierto hasta Jerusalén.

Gracias a su actitud enérgica y a su sentido común que le salvaba de las múltiples situaciones de peligro se forjó en un buen explorador pero un oscuro secreto yacía en el interior de Mikeas, amaba a un hombre en contra de las leyes de Yahweh, era un compañero explorador como él, y fue un amor correspondido. Juntos mantuvieron este secreto queriéndose en la oscuridad de la noche. Los Filisteos mataron a su hombre y jamás los perdonaría por eso, juró venganza sobre la tumba de su compañero y amante asesinado.

Diez años después elegidos por el Rey David, grupo de héroes que ayudaron a la toma de Jerusalén en la gesta conocida como “la gruta del sinnor”. Ahora todos ellos han prosperado, tienen descendencia, buena posición y son los consejeros del propio David además de ser Maestros reputados en sus especialidades.

Ascendido a Maestro explorador por el Rey David y consejero de este en este campo. Mikeas asentado en Canaán aprende a equilibrar su calma con sus ansias de venganza hacia el pueblo filisteo, que tanto sufrimiento le había causado. Siempre que podía se apuntaba a alguna incursión contra los filisteos. En una ocasión tras una batalla en la que capturaron a un grupo de enemigos, él era el responsable de guardarlos y no pudo reprimir sus ansias de venganza y asesinó a sangre fría a todos los prisioneros ante el horror de sus compañeros que vieron la barbarie en sus ojos. Este oscuro capítulo de su historia lo marcó como alguien infame y sin escrúpulos, aunque él había encontrado la calma que necesitaba tras su venganza.

Durante estos diez años Mikeas ha vivido atormentado por su pasado y reprimiendo su verdadera naturaleza y el merito de su supervivencia se debe a su gran sentido común. A pesar de sus penurias su alma es pura y su energía siempre es positiva. En una de las incursiones contra los filisteos perdió un ojo que ahora lleva al descubierto para que nadie olvide con quien está hablando, con “Mikeas el Infame”.

10 años después de la toma de Jerusalén a los jebuseos, el pueblo judío asentado y afianzado en la capital del Reino de Judá. El Rey David reunió al grupo de héroes por los que tomaron Jerusalén y les pidió que trajeran en Arca de la Alianza a Jerusalén, donde debía estar.

Tras múltiples aventuras donde murió su guía Uzá exterminado por tocar el Arca, vencieron a un ejército con el poder del la reliquia y fueron purificando el camino de demonios en llamas, consiguieron traer el Arca a su nuevo lugar de descanso, en el monte Sion dentro de la capital de  Israel, Jerusalén.


Abrazo y no-vida
No había nada que atase a Mikeas a Jerusalén y bagó por el Reino de Judá aprovechando la menor ocasión para acabar con la vida de algún filisteo y así alimentar su sed de venganza insaciable.

Sus pasos lo llevaron a seguir a un grupo de odiosos Filisteos para darles su muerte merecida. La Bestia hizo el resto y todos murieron desgarrados sin piedad por Mikeas. Se había quedado solo rodeado de cadáveres pero en la gruta había alguien más, una sombra en un alto, sus ojos rojos no dejaban de vigilarle, su aspecto era animal y Mikeas era la presa. No esperó un segundo y tensó su arco e hizo un disparo certero, pero este misterioso ser no era un filisteo, y esquivó la flecha con un rápido e inhumano movimiento. Entonces el ser animal pasó al ataque y cargó contra Mikeas destrozando todo a su paso, dejando ver su aspecto bestial y haciendo inútil todo intento de defenderse de Mikeas. Esa noche Mikeas se convirtió en un Gangrel.

Como buen Gangrel, había sido abandonado por su Sire tras ser abrazado y sobrevivió como pudo a las inclemencias de su nueva condición de no-muerto.

Como uno de los mejores exploradores del Rey David, Mikeas aprendió a sobrevivir solo en el desierto, alimentándose de animales, ocultándose en grutas y viajando de noche.

Entonces el azar hizo que llegará al Valle de Hinnom, un lugar cercano a Jerusalén donde vivía una colonia de leprosos. Su Señor se hacia llamar Kothar y era más viejo que las piedras del desierto, ya que llevaba allí desde que se recuerda. Kothar adoptó al Gangrel Mikeas y los Nosferatus de la colonia pasaron a ser sus hermanos.

En agradecimiento Mikeas protegía la colonia de cualquier amenaza externa y vigilaba continuamente sus fronteras.

Durante siglos Kothar ejerció de Sire y Herodes, chiquillo de Kothar, fue un hermano para Mikeas.

Mikeas tenia dentro una llama aventurera que no podía apagar y tras escuchar en la colonia una historia sobre una fuente de poder que se encontraba en un templo funerario en Egipto, partió en su busca. Viajó por desiertos y llegó a su destino sorteando innumerables peligros y se encontraba delante de la cámara funeraria dentro de una pirámide en el corazón del Alto Nilo. Mikeas liberó a una milenaria momia que descansaba en la tumba y lucharon durante noches enteras, curando sus heridas por el día. Mikeas tuvo que huir aquella noche pero se encontraron durante los años en múltiples ocasiones hasta que una noche Mikeas mató a la momia, quedando tullido para siempre sin uno de sus ojos, que al haber sido dañado mágicamente no podía regenerar.

Mikeas escarmentado regresó al Valle de Hinnom, donde Kothar su Mentor lo recibió con los brazos abiertos. Pero su destino no estaba en el Valle y Herodes, chiquillo de Kothar, ofreció a Mikeas la posibilidad de ir a Jerusalén para vivir en la capital de Judá, y así poder aportar sus habilidades por el bien del reino. Mikeas acepto y junto a su hermano Nosferatu partió hacia la Santa Jerusalén sin saber que lo depararía el destino en aquella gran ciudad.